Miércoles 7 de Septiembre de 2005

Secretaría de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

"Mi papá me dijo que participó en La Noche de los Lápices", declaró la hija de Pretti.
La joven que quiere quitarse el apellido de su padre represor dio nombres y apodos de oficiales de Policía que visitaban su casa. "Me duele no haber retenido más datos", se lamentó, cuando le leyeron una lista de desaparecidos.


Por Francisco Martínez, Vanina Wiman y Mónica Cofré.

 

LA PLATA (07sep05).- Ana Rita Pretti Vagliatti, la hija del represor Valentín "Saracho" Pretti, declaró hoy en el Juicio por la Verdad que su padre le confirmó que participó en el operativo represivo conocido como "La Noche de los Lápices".

"Me confirmó que participó. Me lo dijo cuando se lo pregunté, después de haber visto la película", reveló Ana Rita ante los jueces de la Cámara Federal, en referencia al secuestro de siete estudiantes secundarios en La Plata el 16 de septiembre de 1976.

Ante la prensa, después de la audiencia, la joven reseñó: "Yo le pregunto por La Noche de los Lápices porque vi la película cuando era adolescente y (me dijo) que murieron, que los tuvieron que matar, esa es la respuesta que me dió".

En su declaración de esta mañana, que duró poco más de una hora, la mujer que busca quitarse el apellido de su padre represor mencionó a algunas de las personas "que visitaban mi casa".

Los identificó como Jorge Cotrone, otro de apellido Sardón, Alvarez, y dos "servicios" de inteligencia: Miguel y "El Bocha". También mencionó al chofer de su padre, Roberto Francetti, y al cabo represor Norberto Cozzani, quien "entraba y salía de mi casa".

"Mi papá comentaba que ellos le traían información", dijo la joven, en referencia a esos oficiales de Policía.

También señaló tener "la sensación de haber estado «a upa» de Bergés, Etchecolatz, Camps", al manifestar que los máximos represores de la Policía de la Provincia de Buenos Aires también visitaban su casa.

Cuando comenzó la dictadura en 1976, la joven tenía cuatro años. Por eso, la audiencia giró más en torno a qué supo por comentarios de su padre, sobre lo que él hizo durante la represión ilegal.

Ana Rita se puso a llorar cuando le leyeron una lista de desaparecidos con el objetivo de saber si su padre —fallecido el pasado abril— le había hablado de ellos. No supo de ninguno. "Me duele no haber retenido más datos", se lamentó la hija del represor.

Al único que recordó fue al ex detenido y luego fallecido periodista Jacobo Timerman. "Él me habló de Timerman. Se compró el libro", dijo Ana Rita, en referencia a la autobiografía "Preso sin nombre, celda sin número".

"Mi papá vivía muy paranoico porque temía que lo vinieran a buscar por el secuestro de los chicos (bebés desaparecidos). Por eso se fue a vivir al campo, a Spegazzini", relató la hija del represor. "El sabía que aparecía en los listados de Abuelas", agregó más tarde.
No obstante, la testigo señaló que "él me decía que no había participado en secuestros de chicos".

En otro tramo de su declaración, señaló que padre "estuvo en la Triple A".

Ana Rita contó la historia del joven Gabriel Goldstein o Borenstein, quien un día de 1976 llegó a su casa y vivió allí durante un tiempo. "Mi papá lo sacó del Pozo de Banfield y lo llevó a casa. Sé que mamá tuvo una especie de fascinación o enamoramiento con este chico. Y cuando papá se enteró, lo sacó de casa. Ahí fue la primera internación de mamá en el psiquiátrico", recordó la testigo.
Más tarde, añadió: "Mi padre me dijo que estaba vivo en Israel, que era marino". "A Gabriel lo tengo presente porque simboliza el comienzo de la locura de mi mamá", recordó la joven.

Acerca del sobrenombre de su padre, aseguro que está segura que se apodaba "Saracho". "Entre ellos se llamaban «Saracho». Era una forma de insulto, en referencia a un oficial de policía de quien decían que era homosexual. Pero además mi papá es «Saracho»", ratificó Ana Rita.

En otra parte de su testimonio, la hija del represor señaló que su padre participó en un operativo represivo en Villa España (sur del Gran Buenos Aires) en el que se asesinó a una militante del ERP. Afirmó que ocurrió en junio o julio de 1977, y que consistió en "esperar a esta chica en una casa".

Cuando la joven llegó, según Valentín Pretti, se tomó una pastilla de cianuro e intentó matar a su hijo pequeño. El nene quedó mal herido y Pretti ordenó a sus subalternos que lo asesinaran. Pero no le respondieron y entonces el represor lo ejecutó.

Este operativo es muy parecido al que describió en el Juicio por la Verdad el ex detenido Alberto Maly, en julio de 2004 (ver informe del 7 de julio de 2004). Este sobreviviente contó que mientras estaba secuestrado lo llevaron a su casa para hacer la emboscada contra una joven, esposa de Eduardo Rosen.

Luego de terminada la audiencia, Ana Rita Pretti Vagliatti dijo ante la prensa que se sentía "impotente porque me gustaría tener más datos". "Contar que mi papá era capaz de darme nombres y no poder recordar, eso me desesperó un poco. Pero bueno, quizá pueda averiguar algo más", aseguró.

Sobre sus hermanos —tiene dos mayores y uno menor— la joven señaló que "se les hace muy difícil recordar los datos, fechas, personas. También hay que darles tiempo a ellos. Soy la que más recuerdo pero también para recordar hay que tener coraje".

 

Vivía frente a la SIDE y la visitó su nuera desaparecida

Por otra parte, Beatriz Margarita Poggio —quien tiene a su hijo asesinado, y a su hija y su nuera desaparecidas—, contó que vivía frente a la sede de la SIDE en La Plata y que vio cómo de ese lugar sacaban "bolsas con personas muertas" y las cargaban en camiones del Ejército. También relató que, estando secuestrada durante la dictadura, su nuera la visitó dos veces para ver a sus hijos, que sobrevivieron a la represión.

Poggio, de 80 años, hizo un relato de todo lo vivido por su familia durante la dictadura. El 8 de noviembre de 1976, su hijo, Luis Eduardo Bearzi fue asesinado en La Plata. La testigo contó que la familia pudo recuperar sus restos, pero no dio más datos, pues no fue interrogada con detalle al respecto.

Luego habló de la desaparición de su hija, Alicia Estela Bearzi, quien fue secuestrada en Rosario, en donde vivía desde que, a comienzos de 1975, escapó de la situación represiva que ya se vivía en La Plata. Hoy, su madre no pudo dar más información sobre las circunstancias en que Alicia fue detenida: "Después de que se fue no la pude ver más", contó, y dijo que supo por conocidos que el secuestro "podría haber sido cerca de Navidad" en 1976.

De quien pudo aportar la mayor cantidad de datos fue de Graciela Quesada de Bearzi, la esposa de Luis, quien fue secuestrada el 17 de marzo de 1977 y estuvo en cautiverio en "La Cacha" y en la Brigada de Investigaciones de La Plata.

En dos oportunidades, Graciela fue llevada por sus captores a la casa de su suegra, en calle 55 entre 7 y 8, para que visitara a sus dos hijos, de pocos años de edad. "Nos costó mucho tener la tenencia provisoria de los nietos, nos decían que no, porque supuestamente la madre estaba viva", recordó la testigo.

La suegra de la desaparecida vivía frente a la SIDE, y estando en la puerta de su casa "la vi (a Graciela) bajando de un auto militar en la SIDE. Bajó corriendo del auto a ver a sus hijitos y a verme a mí. Después el militar la llamó para que volviera". En ese momento, Graciela no pudo decirle a su suegra en qué sitio estaba detenida. Pero contó que luego "mi nuera se comunicó dos veces conmigo desde ese lugar".

La segunda visita de Graciela se produjo el 15 de noviembre de 1977, para el cumpleaños de su hija, de dos años. La trajeron dos hombres de civil que "se presentaron como el teniente Aguirre y el teniente Campo". "Yo presumo que eran del Ejército", puntualizó.
Uno de ellos, Aguirre, "venía muy agarrado de la mano de mi nuera, como si fuera una relación que tenían", contó la testigo, y agregó: "Mi marido les sirvió una copa a cada uno (de los represores) y estaban muy alegres y conversadores, pero mientras, yo me tomaba una pastilla de Lexotanil porque no podía creer lo que estaba viviendo".

En esa ocasión, los dos militares le dijeron a la familia que a la joven "le iban a dar la salida del país, a Montevideo". La testigo recordó que en ese momento creyó la versión de los represores, "tanto que la llamé a la madre de ella a España y le dije: 'Alegrate, que vas a tener a tu hija en libertad'".

Durante aquel segundo encuentro con Graciela, Poggio advirtió que la joven "tenía señales de embarazo". "Con mi marido calculábamos que estaría de cuatro meses", indicó. La familia nunca supo si Graciela llegó a dar a luz en algún centro clandestino de detención. "A mis nietos los mandé para que se hicieran el ADN, por si hubiera nacido un hermanastro", señaló, y dijo que calcula que la fecha probable del parto tendría que haber sido enero de 1978.

Según el Trabajo de Recopilación de Datos correspondiente a "La Cacha", confeccionado por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, Graciela fue vista en ese centro clandestino entre marzo y noviembre de 1977.

Además, su paso por la Brigada de Investigaciones de La Plata en septiembre de ese año fue reconocido por el ex Jefe de la Policía bonaerense durante la dictadura, Ramón Camps, en una nota que le elevó al entonces jefe del Primer Cuerpo del Ejército, Carlos Suárez Mason, y que consta en la "causa Camps".

Casi hacia el final de la audiencia, Poggio relató un episodio que sorprendió: "En noviembre o diciembre de 1976, se apagaron todas las luces de nuestra manzana y de la de enfrente, en donde estaba la SIDE: vimos cómo sacaban bolsas que indudablemente tenían personas muertas".

Cuando se le pidió que amplíe su relato, agregó que suponía que aquellas bolsas contenían cadáveres por la forma y el tamaño que tenían. "Las cargaban en camiones del Ejército y se las llevaban —describió—. Nosotros lo vimos eso, fueron dos noches del mismo mes".

 

Militantes de Mar del Plata, secuestrados en Capital

En otro orden, Susana Stremis declaró sobre la desaparición de su marido, Carlos Alberto Moreno, detenido ilegalmente el 28 de marzo de 1977, y sobre su propio secuestro, ocurrido seis meses después.

Stremis contó que tanto ella como su marido militaban en el Partido Socialista de los Trabajadores en Mar del Plata, y que durante la dictadura tanto ellos como sus compañeros empezaron a ser perseguidos. "Los seguimientos se iniciaron en el '76 en Mar del Plata", recordó, y enumeró la cantidad de militantes de ese partido que fueron secuestrados y desaparecidos durante ese mismo año.

Stremis y su marido terminaron mudándose a la ciudad de Buenos Aires. Allí fue que, el 28 de marzo de 1977, Moreno fue secuestrado en la casa de un primo suyo. "Ahí recibíamos la correspondencia. Carlos llamó, le dijeron que había correspondencia, y cuando fue lo estaban esperando", indicó la esposa del desaparecido.

"Yo, en mi calidad de militante del PST, también estaba siendo buscada, así que no podía hacer ningún trámite para buscarlo", narró Stremis. La única noticia que tuvo de él en ese momento fue un artículo publicado en el diario Clarín el 10 de mayo de 1977, en el que Moreno figuraba como "muerto en un enfrentamiento". La nota periodística citaba un comunicado del Comando de Zona I del Ejército.
Los padres de Moreno fueron al Ministerio del Interior a pedir información sobre el supuesto destino del cadáver. "De ahí lo mandaron a Palermo (sede del Primer Cuerpo del Ejército), y de Palermo los mandaron a la morgue judicial. Allí les dijeron que no tenían a nadie de esas características". La familia nunca pudo recuperar sus restos.

Tanto en los registros de la Conadep como en trabajos confeccionados por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, figura detenido ilegal llamado Carlos Alberto Moreno que fue visto en "La Cacha" el 6 de mayo de 1977.

Pasaron seis meses entre la desaparición de Moreno y el secuestro de su esposa. Hoy, Stremis contó que fue detenida ilegalmente el 3 de octubre de 1977 junto a su amigo Osvaldo Manuel Alonso, en la habitación que alquilaban en la calle Artigas, en Capital Federal. "Suponemos que fue por una denuncia de la persona que nos alquilaba la habitación", señaló la testigo.

Esa misma noche, Stremis y Alonso fueron trasladados al centro clandestino conocido como "El Atlético", y estuvieron allí hasta el 8 de octubre, cuando fueron liberados. "Reconozco el lugar por los planos que he visto", remarcó.

"Esos días fuimos torturados con picana, con golpes, con vejaciones —recordó la sobreviviente—. La identificación era por números, yo era E-58". Stremis indicó que todos los prisioneros en ese lugar estaban vendados y engrillados, y que calculaba que allí había alojadas más de cien personas.

También recordó la presencia de un médico entre los captores: "En un momento yo me desmayé y vino un médico a asistirme", afirmó. También recordó a una chica apodada "La Turca": "Ella tomaban interrogatorios y también estaba engrillada. Decían que había sido del ERP", recordó la ex detenida, y agregó que "La Turca" estuvo presente en uno de sus interrogatorios, y que era la persona encargada de limpiar las celdas de los detenidos ilegales.

Antes de liberar a Stremis y Alonso, los represores les tomaron una última declaración y les sacaron una fotografía.

 

Policía con una hermana desaparecida

También declaró en el Juicio el suboficial mayor de Policía Norberto Andrés Gutiérrez, quien tiene a su hermana Rosa Esther desaparecida y a varios primos más en la misma situación. Todos ellos fueron víctimas del operativo represivo en City Bell que fue tratado en las audiencias del miércoles pasado.

Guttiérrez afirmó que las investigaciones sobre el destino de sus familiares las hizo Pablo Rodríguez, un tío suyo, también policía de la comisaría 10° de City Bell, que está fallecido.

Igualmente, señaló: "Nunca tuvimos un resultado positivo de dónde estaba Rosa".

Además, manifestó que cree que el operativo se produjo por un trabajo barrial incipiente que se estaba dando en una Unidad Básica de 480 entre 10 y 12. "Secuestraron los cuadernos con los nombres y pienso que en base a ello secuestraron a todos los chicos", evaluó Gutiérrez.

 

Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el fiscal general Carlos Dulau Dumm; los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta, Jaime Glüzmann y Elizabeth Rivas; y el representante de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Emanuel Lovelli.



"Mi fantasía era estar yo, papá y un juez en el medio"
Luego de declarar en el Juicio por la Verdad, Ana Rita Pretti Vagliatti habló con la prensa. Señaló que durante mucho tiempo "mi fantasía era mi papá, yo y un juez en el medio. Esta situación con mi papá enfrente, poder mirarlo a los ojos. No sé si se hubiese animado a decirme la verdad pero al menos poder yo exigirle".
Añadió que en las últimas semanas, cuando anunció su decisión de cambiarse el apellido, se distanció de su familia. Cuando se le preguntó por la gente más grande, que podría tener información, señaló que "están con muchísimo miedo. La palabra es pánico, y eso te paraliza. Es un problema social en la Argentina".

El documento de Cozzani
Ana Rita Pretti Vagliatti confirmó que tiene en su poder "un intento de libro" escrito por el represor Cozzani, actualmente detenido en Marcos Paz. Y se comprometió a aportarlo a la Justicia.

"Pepita, la Pistolera"
La hija del represor señaló que su padre tenía una amante, a quien entre sus hermanos apodaban "Pepita, la Pistolera". El mote era porque la mujer, según le contó su padre, lo había "salvado" cuando alguien intentó matarlo, mientras ambos hacían el amor en un auto. "Se llama Carmen López. Mi papá comentaba que era una informante. Y ella estuvo intentando cobrar una pensión", manifestó. Agregó que su papá la conoció "en 1977 o 1978".


  

 

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