Miércoles 14 de Septiembre de 2005

Secretaría de Prensa de la APDH La Plata - Juicio por la Verdad

 

 

El represor "arrepentido" Vaello vive en Paraguay bajo un nombre falso.
Lo encontró un periodista de Misiones, que hoy brindó datos sobre el paradero del ex militar, a quien la Justicia busca desde hace años. En 1984, el suboficial retirado había admitido ante la CONADEP su participación en la represión ilegal, pero luego se retractó y se fue del país.


Por Francisco Martínez y Vanina Wiman

 

LA PLATA (14 sep05).- Un periodista reveló hoy en el Juicio por la Verdad que el represor "arrepentido" Orestes Estanislao Vaello, a quien la Justicia llevaba años tratando de localizar, reside en Paraguay y se mueve bajo una identidad falsa. En los '80, Vaello —un suboficial retirado del Ejército— había dado ante la CONADEP detalles sobre operativos represivos, pero luego se retractó de su declaración, y nunca más se supo de él. El periodista misionero Marcelo Ameri lo identificó este año en el barrio Mboí Caé de la localidad de Encarnación, en Paraguay, en donde el represor se hace pasar por "el doctor Orestes Ferreyra" y participa de foros de organizaciones ambientalistas.

En una ocasión, el hombre le mostró su credencial del Ejército Argentino, en la que figuraba su verdadero nombre. "Volví a la redacción, puse su nombre en el (buscador de Internet) Google, y salieron páginas de desaparecidos y de la dictadura", relató el testigo, quien publicó su investigación en dos diarios de Misiones en febrero pasado.

Ameri contó que entró en contacto con Vaello por primera vez en 2002, a través de un amigo en común, Jorge Urusoff, quien estaba alojando en su casa al ex militar. "En ese momento no tenía conciencia de su identidad, me lo presentaron como el doctor Ferreyra", indicó el periodista, que empezó a verlo con frecuencia mientras cubría los encuentros de ambientalistas por los damnificados de la represa Yacyretá.

"Siempre aparecía con una cámara de video y filmaba las reuniones", describió, y agregó que el hombre pertenecía a una ONG llamada "Tají". Esa situación se prolongó hasta que "un día en la casa de Jorge se produjo un incidente (entre el militar y el periodista) y Vaello me echó de la casa". A partir de ese momento, los encuentros entre Ameri y el represor fueron tensos: "Las últimas veces que lo encontré, se ocupó de amenazarme de muerte cada vez que me veía", puntualizó el testigo.

Fue en uno de esos encuentros que Vaello le exhibió su credencial del Ejército, a modo de amenaza. Ameri retuvo el nombre completo que leyó en ese documento, e inició la búsqueda informática que lo llevó a identificarlo. Pudo comprobar el dato gracias al área de Documentación del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en donde chequearon que el número de DNI de la credencial coincidía con el del represor "arrepentido" que había declarado ante la CONADEP en 1984: "Confirmé que no era un caso de homonimia, que era él", contó.

El periodista publicó esa información en dos artículos, en el diario digital Misiones On Line y en El Territorio de Misiones, "incluso con una fotografía que yo le saqué en uno de esos eventos a los que iba con su cámara de video".

"El tema tuvo repercusión en Paraguay, sobre todo en las radios —señaló el autor de la investigación—. En las organizaciones sociales no cayó muy bien que estaban siendo frecuentados por un represor o por alguien que podía ser un agente de inteligencia en actividad, sobre todo porque nunca supieron qué hacía con los videos que filmó durante años".

El represor "fue al diario y armó un escándalo, me amenazó con llevar el caso a Tribunales. Yo le dije: 'Bueno, vamos. Quisiera ir ahí contigo'", recordó el periodista.

También señaló que la relación entre Vaello y su amigo en común, Jorge Urusoff, siempre le pareció extraña: "Aparentemente, Urusoff había sido perseguido en la Argentina durante la dictadura y en ese transcurso lo conoció a Vaello. No sé si hubo algo así como un síndrome de Estocolmo entre ellos", sostuvo.

Agregó que Urusoff actuaba de manera "totalmente diferente" cuando estaba en presencia del militar: "Cuando íbamos a la casa a verlo a Jorge y estaba Vaello presente, asumía una actitud absolutamente pasiva y se llamaba a silencio. Y el que hablaba por él era Vaello".

El represor, hoy "reciclado" como ambientalista en Paraguay, estaba siendo buscado por la Justicia para establecer si ratificaba su declaración de 1984 ante la CONADEP, en la que admitió, "arrepentido", su participación en secuestros durante la última dictadura, y aportó datos concretos sobre desaparecidos, entre ellos Laura Carlotto y su bebé Guido.

El militar estuvo detenido en el penal de Caseros por su responsabilidad en violaciones a los derechos humanos. Pero, junto a otros de sus ex compañeros de la represión ilegal que también se habían "arrepentido", pidió declarar nuevamente y se retractó de sus afirmaciones. Cuando en 1987 salió en libertad gracias a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, se le perdió el rastro.

La Cámara Federal de La Plata quiso localizarlo en numerosas oportunidades, para que declare en el Juicio por la Verdad, pero nunca pudo obtener datos sobre Vaello, hasta que Ameri dio con él en Paraguay e hizo público su paradero en los medios de comunicación. Según informó hoy el periodista, se enteró de que hace pocos días el represor "arrepentido" estuvo en Capital Federal, declarando en una causa en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría.


Desaparecidos de Luján

La Cámara también trató los casos de dos desaparecidos de Luján, Ricardo Luis Palazzo y Juan Carlos Barroso. En primer término, declaró Rosa Sierra, la mamá de Palazzo.

La mujer relató que su hijo fue secuestrado en la casa de su novia, en Capital Federal, el 16 de septiembre de 1976, por un grupo de personas armadas que dijeron ser de las "fuerzas de seguridad".

Sierra inició gestiones en diversos ámbitos para pedir información sobre el destino de su hijo. El noviembre de 1976, se entrevistó con Monseñor Emilio Graselli. "Yo creo que fue un colaborador de la dictadura, creo que asistía a detenidos en el sótano del Comando de Zona I (del Primer Cuerpo del Ejército)", sostuvo la madre del desaparecido. Y recordó que vio el famoso fichero del prelado: "Lo tenía sobre su escritorio".

El fichero de Graselli está actualmente en poder de la Cámara Federal, y el juez Leopoldo Schiffrin leyó a Sierra el contenido de la ficha correspondiente a Ricardo. "¿Esa es la ficha de Graselli? ¡No lo puedo creer!", se sorprendió la testigo. El magistrado le ofreció una copia. "Sí, podría ser, es anecdótico", reflexionó la madre del desaparecido.

La mujer contó que en aquella época también se contactó con un abogado, Aníbal Ocampo, quien recibía a familiares de desaparecidos para, supuestamente, darles información sobre los secuestrados. "Él nombraba a un 'teniente Durán', que era el que le traía los datos. Yo creo que (Ocampo) sabía en dónde estaba Ricardo y los desaparecidos de Luján", aseguró Sierra.

"Nos sacó dinero. Me decía: 'Prepárele comida que hoy viene'. Fue una tortura psicológica la que nos hizo pasar", evocó la testigo, y añadió que el abogado, en una oportunidad, le mostró un informe firmado por el jefe del Primer Cuerpo del Ejército, Carlos Suárez Mason, en el que decía que Ricardo Palazzo había estado detenido en Campo de Mayo.

En aquel entonces, la denuncia de la familia dio origen a una causa penal para investigar la desaparición de Ricardo. La tomó el juez de la dictadura Eduardo Marquardt, que derivó el expediente a la justicia federal de Lomas de Zamora. "Fuimos a declarar a (la Brigada de Investigaciones de) Banfield varios familiares, ante el comisario Adamo. Me tuvieron declarando nueve horas", indicó Sierra, y agregó que nunca supo qué sucedió con esa causa.

Por su parte, el ex detenido Santiago Manuel Lazzarini, actual secretario de Derechos Humanos de Luján, relató su propia detención. En un testimonio que no estaba previsto, el hombre dijo que estuvo secuestrado con el joven Palazzo en el centro clandestino "El Vesubio".

El sobreviviente indicó que lo secuestraron también el 16 de septiembre, a las 5 de la mañana, en su casa de Luján: "Me pusieron una venda, me pegaron, le pegaron a mi madre y a un sobrino de 6 años". Indicó que en un primer momento lo llevaron a Capital Federal, al centro clandestino Garage Azopardo. Después, lo trasladaron a "El Vesubio".

"Me llevaron a un campo, había una tranquera y un camino de tierra. También había un chalet, me da la impresión que con tejas", describió Lazzarini, que entonces era un estudiante de Veterinaria que militaba en la Juventud Peronista.

Dijo que en ese lugar escuchó gritos de torturas a mujeres y que se encontró con Ricardo Palazzo en un sótano. "Nos llamaban por números. Yo era el 19, y él, 20. Había como 30 personas", precisó.

El joven le contó que había estado secuestrado en la comisaría de Luján, entre el 19 y el 20 de septiembre de 1976. Lazzarini recordó que en octubre de ese año la madre de Palazzo había concurrido a esa seccional para denunciar la desaparición de su hijo ante el comisario Franklin Leonetti: "O sea que cuando (el policía) le toma declaración a Rosita (Sierra), seguro que sabía que Ricardo había pasado por ahí".

El ex detenido aseguró que en "El Vesubio" los detenidos estaban "tirados en el piso, con las manos atadas atrás y que él siempre estuvo vendado". Se salvó de ser torturado porque "justo cuando me llevaban a interrogar, había otro detenido que gritaba más y lo llevaron a ese".

Señaló además que cree que un policía de Luján estuvo implicado en su operativo de secuestro.

También declaró Alicia Inés Montiel, esposa de Juan Carlos Barroso, también secuestrado en la madrugada del 16 de septiembre de ese año en su casa de Luján.

"En ese momento estábamos con nuestros tres hijos. Recuerdo que llovía torrencialmente", evocó la mujer. "(A Juan Carlos) lo sacaron afuera y yo no lo volví a ver", agregó.

La esposa del desaparecido dijo que su marido había estudiado contabilidad y que en ese momento trabajaba en la fábrica de tractores Deutz. También señaló que en la mañana de ese día secuestraron a una amigo de su esposo, que se llamaba Pedro Núñez.



"Tu mamá te manda un beso"

La primer testigo de hoy fue Gabriela Beatriz Martínez, hija de los desaparecidos Marta López Martínez y José Martínez. La joven tenía tres años cuando presenció el secuestro de sus padres y, con una memoria notable, aportó importantes datos a la investigación.

La chica recordó que el 13 de diciembre de 1977 un grupo de represores llegó hasta la casa en la que vivía con su familia, en Longchamps, partido de Almirante Brown (suroeste del Gran Buenos Aires).

"Mi papá estaba arreglando una radio, y mi mamá, cocinando arroz", rememoró la joven. "Recuerdo que (los secuestradores) decían que si no salíamos, quemaban toda la casa", agregó.

Dijo que los represores se llevaron vendados a sus padres en un Ford Falcon y que tanto ella como otro pequeño, Martín Mortola, fueron llevados a la comisaría de la zona. "Ahí nos dieron sopa con Coca-Cola", recordó.

Martínez señaló que durante ese mismo operativo fue asesinado un matrimonio que vivía con sus padres: Raúl "El Vasco" Mortola y Estela "Marcela" Oesterheld, los padres de Martín.

También dijo que un hermano de su mamá, José Osvaldo Martínez, fue secuestrado un día después en la Isla Maciel, frente al Riachuelo.

La testigo relató que de allí en más ella se crió con su tía. "A los 10 años me preguntó qué me acordaba. Yo le dije lo de la sopa y la Coca-Cola".

Tiempo después, Gabriela volvió al barrio, y los vecinos le contaron lo que vieron. "Un vecino me dijo que uno de los militares me pisaba la cabeza y que yo gritaba muchísimo", aseguró la hija de desaparecidos.

Una sobreviviente de la represión ilegal, Mercedes Jolowdosky, que era amiga de sus padres, le dijo que estuvo detenida con ellos en "El Vesubio". Esta mujer fue secuestrada en febrero de 1978, y podría aportar datos de interés a la causa. Luego de ser liberada, cuando se encontró con la hija de los desaparecidos, le dijo: "Tu mamá te manda un beso y dice que te quiere mucho".

La testigo recordó especialmente a un secuestrador que tenía unos anteojos negros cuadrados de sol, y que cree haberlo visto años después en la casa de un familiar. Pero no sabe de quién se trata.


Ex detenido

Por último, declaró Justo Romelio Palacio, quien fue secuestrado el 20 de noviembre de 1976 y estuvo en cautiverio en uno de los centros clandestinos de Arana y en un segundo lugar que no pudo identificar.

"Yo pertenecía a una Unidad Básica en La Plata, era el secretario", contó el ex detenido, que fue detenido ilegalmente en su casa por un grupo de secuestradores que se presentó como "del Ejército Argentino". "Me ataron los brazos para atrás, me vendaron los ojos y me llevaron", recordó, y añadió que ese día también fueron secuestrados varios trabajadores del sindicato de Luz y Fuerza que estaban en huelga.

Todos fueron llevados a uno de los campos de concentración que funcionó en la zona de Arana. "Cuando llegamos nos dieron una paliza, nos pegaron bastante —señaló el sobreviviente—. Cuando no daba más, me sentaron en una silla en un corredor, y cada uno que pasaba me daba un cachetazo o me ajustaba más las vendas".

Palacio indicó que constantemente escuchaba gritos de personas que estaban siendo torturadas, y que sufrió varios simulacros de fusilamiento. Estuvo una semana en ese centro clandestino, y luego fue trasladado a un segundo lugar que no pudo identificar. "Estuve diez días en una celda, solo, sin nada de comer. Después me pasaron a otra celda con otras diez personas, y allí nos dieron algo de comida. En 30 días, bajé 20 kilos", remarcó.

El testigo contó que en aquel sitio los represores "pegaban como especialistas, eran profesionales". "Nos hacían piquete de ojos a través de la venda para ver si veíamos, o nos mareaban y nos golpeaban contra la pared", relató.

Después de ser liberado, Palacio siguió bajo la vigilancia de los represores, que hasta lo seguían cuando iba a trabajar. "Adentro (del centro clandestino) decíamos que cuando saliéramos nos íbamos a comer un asado. Pero no, afuera era otra la realidad, estábamos vigilados", contó, y agregó: "Hasta ahora tenemos miedo, y a veces no salgo de mi casa"


Participantes

De las audiencias de hoy participaron los jueces Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo; el representante de la Unidad Fiscal Federal, Hernán Schapiro; los abogados de la APDH La Plata Alicia Peralta y Jaime Glüzmann; y el representante de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Emanuel Lovelli.
 


  

 

Página Inicial del Juicio por la Verdad

Página Inicial del Sitio