Lunes 13 de Agosto de 2001 

Juicio por la Verdad, Mar del Plata.

 

 

En la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata ante sus integrantes los Dres., Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto Portela, juntamente con el Sr. Secretario, Dr. Facundo Luis Capparelli prestaron declaración testimonial el Sr. Juan Carlos Mujica y la Sra. Mónica Roldán.

 


Informe de la Secretaría de DDHH de A.D.U.M. 
y la Comisión del Juicio por la Verdad de Mar del Plata
 

 

Declaración del Sr. Carlos Alberto Mujica

El Sr. Mujica manifestó que el día 23 de septiembre de 1976 a las 23 horas un grupo de varias personas armadas lo esperaba en la puerta de la casa de sus padres en calle Belgrano 4952 de esta ciudad, lo detienen y lo meten encapuchado en un automóvil marca Ford. Durante el operativo se robaron cosas de valor y fotos de su casa. Luego de un recorrido por la ciudad lo llevaron a un lugar que pudo establecer se trataba de la Base Naval de Mar del Plata. Allí había mucha gente, se escuchaban ruidos y murmullos y pudo distinguir la voz de Alberto Dubaz, desaparecido, que se quejaba por tener el tobillo lastimado. Fue dejado en una silla playera de mimbre frente a una pared y en varias oportunidades fue llevado a un recinto utilizado para los interrogatorios, en varios de los cuales fue sometido a tortura con picana eléctrica. Durante los mismos le preguntaban por sus compañeros de la Facultad. También fue alojado en una especie de calabozo muy pequeño, de dos por uno, con puerta de chapa y una mirilla. En una ocasión, estima que los primeros días de octubre de 1976, fue sometido a identificación por una persona que lo miró por el agujero detrás de una cortina y él pudo reconocer que se trataba de Liliana Retegui, quien continúa desaparecida. En otra oportunidad lo sacaron en un auto para marcar casas de compañeros, pasó por la casa de Alejandro Logoluso en Jujuy y Alvarado y por la casa de un chico que vivía a una cuadra de su domicilio, en Don Bosco entre Belgrano y Moreno. En la Base Naval le daban de comer con cubiertos y se secaba con toallas con logos e insignias de la Armada Argentina. Al poco tiempo limaron los escudos de los cubiertos. En una ocasión en la que se sentía mal le dieron una aspirinaval. Recuerda que a uno de los represores lo apodaban "El Cura".

Al tiempo fue trasladado con otras personas, encapuchado, hasta el E.S.I.M. Allí los controles eran más flexibles pudiendo los detenidos conversar entre sí. Pudo reconocer a Fernando Yudi, desaparecido, Alberto Cortez, Alejandro Sánchez, Pablo Mancini y también a una pareja de chicos muy jóvenes, siendo el padre del chico portero en el colegio de Lobería. Allí no supo que se torturara con picana, al menos en lo que a él respecta. El cuarto en el que estuvo detenido tenía paneles acústicos y equipos de comunicación. Los apodos de los secuestradores en el E.S.I.M. eran "La voz", "Legui", "Gran Valor" y "Sapucai"

A principios de diciembre lo trasladaron nuevamente a la Base Naval pero el lugar ya estaba prácticamente vacío. Un día uno de los guardias le dijo que iba a traer a alguien a verlo: se trataba de Rosa Ana Frigerio, quien estaba descalza. Se conocían porque habían sido compañeros en la facultad de Ciencias Agrarias. Ana Rosa lo alentó y le dio una naranja pelada. Nunca más la volvió a ver. Este episodio habría ocurrido en los primeros días de diciembre. Mujica estuvo detenido hasta el 21 de diciembre de 1976. El día de su liberación lo subieron a un Peugeot 504 y lo hicieron bajar en un lugar a metros de la Avenida 39, desde donde se tomó un taxi y volvió a su casa. Previamente y durante el trayecto de su liberación le recomendaron que no jodiera más, que se dedicara a estudiar, que no viajara y que fuera a trabajar. Durante su detención sus padres presentaron Habeas Corpus en la Justicia Federal y nunca obtuvieron resultados, aunque siempre tuvieron la sospecha de que él estaba en la Base Naval.



Declaración testimonial de Mónica Roldán

La Sra. Roldán relató que el día 18 de septiembre de 1976 fue secuestrado su hermano Tristán Roldán, de diecinueve años, y su cuñada Delia Elena Garaguso, embarazada de tres meses al momento de su detención. El secuestro se produjo en el domicilio, Marcelo T. de Alvear 1400 . Alrededor de las tres de la mañana un grupo armado ingresó a la casa de su hermano ubicada en el fondo del terreno y los detienen. Al dueño de la casa de adelante lo hicieron intervenir como testigo. Quien dirigía el procedimiento manifestó que dejaran todo como estaba, que se llevaban la llave porque iban a regresar. Cuarenta y ocho horas después, a las 13 horas y delante de todo el vecindario llegó un camión verde con soldados y gente de civil. Quien comandaba el grupo ingresó al departamento de su hermano sin forzar la puerta pues utilizó la llave que el grupo anterior se había llevado. Se llevaron todos los objetos, pertenencias, muebles y retratos de Eva Duarte y de Juan Domingo Perón. La dueña de la casa de adelante ofició como testigo y observó que el camión venía cargado de muebles y enserese provenientes de otros procedimientos. Su hermano y su cuñada militaban en la J.U.P.

El 26 de noviembre de 1976 su familia recibió una carta de Juan Carlos Malugani en la que afirmaba ignorar el paradero de su hermano y su cuñada. Que el 26 de enero de 1977 reciben una carta de la Base Naval firmada por Roberto Pertucio, que por orden de Malugani, reconoce que la Armada hizo el procedimiento pero manifestando que la casa se encontraba deshabitada. Se dejó expresa constancia que copias de estas cartas se encuentran adjuntas a la presentación. Sus padres presentaron varios Habeas Corpus en la Justicia Federal. También pidieron entrevistas a Monseñor García pero jamás fueron recibidos. Los familiares de los desaparecidos conocieron dos Iglesias: una cómplice y la otra, representada entre otros, por Monseñor Novak y Hesayne, la cual fue solidaria en su apoyo a las madres y familiares.

En un comienzo, en Mar del Plata los familiares se juntaban en el pasaje de la Catedral y se reunían con el Padre Pérez a quién le entregaron una lista de nombres a fin de obtener alguna información, pero nunca consiguieron nada. Un día las fuerzas de seguridad rodearon la Iglesia Catedral y tuvieron que irse. Comenzaron a reunirse entonces en otro lado y recibieron gran apoyo de la Iglesia metodista. Perdieron contacto con el Padre Pérez. En la primera quincena de septiembre de 1976 secuestraron militantes de la J.U.P. y luego militantes del partido Socialista de los Trabajadores. Ella fue secuestrada el 5 de mayo de 1977 a las veinte horas del domicilio de sus padres. En ese entonces ella era estudiante de Historia. El operativo fue realizado por varias personas de negro quienes se identificaron como "Grupo de Coordinación Federal", y quien lo comandaba era rubio, de ojos claros y con ropa azul. El resto de las personas vestía de negro. Se la llevaron en un Ford Falcon bordó sin encapucharla y luego de un recorrido llegan a una casa por la zona de Playa Grande o Los Troncos donde la cambian a una camioneta blanca, a bordo de la cual había conscriptos muy asustados. La llevaron a la Base Naval, la hicieron subir por una escalera exterior y luego la ingresaron a una pequeña celda donde la sentaron en una silla de mimbre redonda. No escuchó nombres ni voces. Al ir al baño pudo escuchar el sonido de olas suaves. Luego la llevaron a otro recinto a declarar, donde la subieron a una mesita muy fría, tuvo dos interrogatorios: le preguntaban por los nombres y apellidos de las personas que integraban la organización de familiares. Le pegaron porque no nombraba a Tomasa Wilson, madre del primer desaparecido de la ciudad. El segundo grupo que la interrogó tenía otra forma de actuar, e incluso sabían que ella era militante del P.C. La hostigaban diciéndole, "si salís de acá vas a dejar de estar con familiares y vas a dejar de buscar a tu hermano". En ese momento contestó que sí, porque lo único que se busca en esa situación es poder salir. A las horas vino un sacerdote, que le dijo que la iban a liberar, pero que tenía que dejar de buscar a su hermano. Le devolvió unos aros y pudo observar que tenía manos muy pequeñas. La llevaron a un playón donde le sacaron la capucha y vio a la hermana de una amiga. La subieron a un Ford Falcon y la dejaron a tres cuadras de su casa. Eran alrededor de las 21 horas. Sus padres estaban serenos, esperándola porque previamente habían ido al diario junto con otras sesenta personas para pedir por ella y otra amiga, y el Dr. Llan de Rosos recibió un llamado telefónico al diario comunicándole que ya habían sido liberadas.

 

Ver el acta original de esta audiencia

Ir a la Página Inicial del Juicio por la Verdad