Lunes 29 de Octubre de 2001 

Juicio por la Verdad, Mar del Plata.

 

 

En el Tribunal Oral de esta ciudad prestaron declaración testimonial los ex detenidos José María Musmeci y Jorge Pablovsky.

 


Informe de la Secretaría de DDHH de A.D.U.M. 
y la Comisión del Juicio por la Verdad de Mar del Plata
 

 

Declaración testimonial del Sr. José María Musmeci

Inició el relato el Sr. José María Musmeci, quien previamente al golpe de estado del 24 de marzo de 1976 se desempeñaba como agente marítimo en el Puerto de Mar del Plata. El 25 de marzo de ese año su casa fue allanada por fuerzas militares no identificadas. En ese momento él no se encontraba presente, por lo que después de deambular varios días sin saber que hacer decidió entregarse a la Prefectura. Motivó tal decisión el temor de que, tal como había ocurrido con la familia Baez, su familia fuera víctima de una represalia al no encontrarlo a él. 

Fue a la Prefectura acompañado por su padre y un líder de la Cooperativa de Pesca local, quedando constancia escrita de este episodio. Inmediatamente fue llevado a una celda en la que permaneció durante varios días. Ahí se encontró con otros detenidos: Pablovsky, Molina, Battaglia y Lencinas.

El trato en Prefectura fue muy distinto según las personas que los tuviesen a su cargo. Recuerda al oficial Silva, ideólogo y encargado de Inteligencia así como a un suboficial de apellido Benítez quien le dio una gran paliza por un tema menor. 

En varias oportunidades lo trasladaron a la Base Naval hasta que en mayo lo trasladan definitivamente. Fue alojado en lo que él supone aulas dada la presencia de pupitres. Ahí fueron sometidos a juegos macabros: las 10 ó 15 personas con las que compartía el cautiverio eran atadas entre sí con una única soga. Los hacían caminar y dar vueltas hasta que se asfixiaban al enredarse esta soga. 

En la Base pasó por dos etapas: una encapuchado y otra sin capucha. En los interrogatorios le preguntaban por personas que él desconocía y le mostraban fotos que habían sustraído de su domicilio durante el allanamiento. Entre las fotos estaba la de una amiga suya, Nora Vacca, quien se encuentra desaparecida. En ese momento también había mujeres detenidas. 

Cuando le sacaron la capucha, en junio aproximadamente, fue llevado a una zona de celdas ubicadas en las cercanías de la sala de radio. Había 3 calabozos muy pequeños en los que se encontraban Pablovsky y Lerner. Posteriormente llegó el sindicalista Celentano. De esa etapa recuerda al Capitán de navío Eguía, con quien discutían mucho y al odontólogo Hoffman, que tuvo un trato muy humanitario hacia su persona. Al poco tiempo Hoffman pidió la baja en la Marina. Estando en la Base su familia lo visitó una vez llevándole ropa. 

En el mes de septiembre fue trasladado desde la Base Naval al aeropuerto de Camet, encontrándose con personas que habían estado detenidas en otras dependencias militares: Félix Gutierrez, Abdul Saravia, Mario Cámara, gente de Necochea y de Miramar. Fueron subidos a un avión encadenados y en el vuelo abrieron la portezuela amenazando con tirarlos. Finalmente llegaron a La Plata y fueron llevados a la Unidad Penitenciaria 9. Si bien el trato era duro –requisas y castigos permanentes- a él le pareció un infierno menor con respecto a lo vivido en la Prefectura y la Base. 



Declaración del Sr. Jorge Pablovsky

A continuación declaró el Sr. Pablovsky, quien en la época de su detención trabajaba como maquinista en los barcos. El 28 de marzo de 1976, luego de un embarque, llegó al puerto y al día siguiente fue allanado su domicilio. Cuando a la madrugada golpearon la puerta personas que se identificaron como de la marina, él pensó que habría ocurrido algo con el barco, por lo que abrió inmediatamente la puerta. Sin embargo lo apuntaron a la cabeza y durante una hora y media allanaron su domicilio. Las tres personas que realizaron el operativo estaban maquilladas y con pelucas. Posteriormente él las reconoció durante su detención en la Base Naval. Finalmente lo subieron en un auto y lo llevaron al Golf, adonde le hicieron un simulacro de fusilamiento. 

Luego continuaron camino a la Base. Al ingresar a este lugar fue inmediatamente golpeado para posteriormente ser alojado en unas aulas. Cuando los llevaban al baño debían atravesar un patio y en una oportunidad escuchó que un profesor – así lo llamaban los oficiales- se quejaba con respecto a que los alumnos veían estos traslados. 

Pablovsky fue torturado varias veces durante los interrogatorios. Le preguntaban por gente que desconocía y también por gente del sindicato. Permaneció siempre encapuchado y atado. 

En determinado momento fue trasladado a Prefectura. Por vez primera le sacaron la capucha y lo desataron. Había otros detenidos: Battaglia, Lencinas, Musmeci, Sotelo.

Cuando fue trasladado desde la Base a la Prefectura, llevaron sus pertenencias en una bolsa con su nombre. La esposa de Lencinas, que se movía mucho por su marido avisó a su familia que, estando en la Prefectura, había visto un traslado de prisioneros encapuchados y un bolso con el apellido Pablovsky. Finalmente su familia logró hacerle llegar comida en 3 ó 4 oportunidades. 

En una oportunidad fue brutalmente castigado por un suboficial de apellido Benítez, pero Pablovsky señaló que si bien el que golpeaba era Benítez, los demás oficiales no hicieron nada para detener la golpiza con garrotazos. Después de este episodio fue llevado nuevamente a la Base, yendo a parar a unas celdas muy pequeñas en las que se encuentró con Lerner y Musmeci. Ahí eran custodiados por los cabos principales Guanteleu, Salazar y González. Había otros cuyos apellidos no recuerda. 

Estando en esas celdas Lerner recibió la visita del capellán de la Base, quién al pasar por donde ellos estaban detenidos miró para otro lado. También recuerda la visita de un grupo de oficiales quienes eran llevados a ver los calabozos como si se tratase de una visita guíada. 

Posteriormente fue visitado por el oficial Ullot quien lo sacó sin capucha por los pasillos de la Base. Pablovsky recuerda que los demás oficiales y suboficiales se tapaban la cara para no ser reconocidos. Ullot lo llevó al Casino de oficiales, adonde lo esperaba la escribana Molina y una conocida suya, Olga Cosac. Le comentaron brevemente que estaban ahí para que anulase un poder a nombre de su esposa y firmase otro a nombre de su padre. Para él esto fue un acontecimiento. Supo después, que en respuesta a un Habeas Hábeas presentado por su familia, la Prefectura había reconocido su detención hasta el 16 de junio, aclarando que a partir del 18 de junio se encontraba detenido en la Base. El 18 de junio fue puesto a disposición del P.E.N. En la Base llegó a recibir visitas de su familia dos veces. 

Finalmente lo llevaron al GADA 601 en un vehículo al que subieron más prisioneros, y luego al aeropuerto de Camet. Todo el tiempo estuvieron custodiados por miembros de la Marina y de la Aviación. En el avión fueron amenazados con ser arrojados desde el aire. Cuando llegaron a La Plata fueron recibidos por gente del Servicio Penitenciario, que en doble fila le pegaron a todos los prisioneros.

 

Ver el acta original de esta audiencia

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