Lunes 4 de Marzo de 2002 

Juicio por la Verdad, Mar del Plata.

 

 

Informe de la Secretaría de DDHH de A.D.U.M. 
y la Comisión del Juicio por la Verdad de Mar del Plata
 

 


Mar del Plata, 4 de marzo de 2002. En la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata sus integrantes Dres. Roberto Atilio Falcone, Mario Alberto Portela y Néstor Rubén Parra, prestaron declaración testimonial Beatriz Elisa TOKAR, Maria Inés IORIO y Pablo José Arias.

 

Testimonio de Beatriz Eliza Tokar

La Sra. Beatriz Elisa TOKAR, cédula federal nº 11.175.097 quien manifestó que fue secuestrada el 21 de septiembre de 1977, caminando por la calle Maipú, en Olivos. En esas circunstancias 4 hombres la agarraron de atrás, le pegaron y la tiraron arriba de un automóvil. Cuando la bajaron, la encapucharon y la llevaron casi en andas, bajaron una escalera y la metieron en una pieza donde había una cama metálica y un escritorio. Le sacaron las vendas y la capucha y comenzaron a interrogarla. Luego entró en escena el capitán Francis Whamond, quien empezó a golpearla fuertemente e interrogarla. Ni bien empezaron a torturarla la dijeron que estaba en la ESMA. Dijeron que a sus compañeros desaparecidos los tenían ellos y trajeron a dos, a Ricardo Coquet y a Daniel Lastra. Le preguntaron por Norma Arrostito, y luego la trajeron encapuchada, engrillada y con anteojitos. Le sacaron la capucha y le preguntaron cómo la trataban allí. A lo que ella contestó “estoy bien”. Luego la llevaron a otra habitación desde adonde escuchaba los gritos de quienes eran torturados por el Prefecto Febres y el Capitán Schering. A los 2 días la llevaron a “Capucha”. Previamente la engrillaron y le asignaron un número, el 481. A partir de ahí empieza otra historia. La sala de torturas estaba en el sótano del edificio del casino de oficiales. En el tercer piso estaba “Capucha”. Había separaciones con tabiques de aglomerado, que delimitaban espacios de 2 por 1,5 m. En esos espacios estaban tirados los detenidos, con grilletes y capuchas. Para ir al baño concurrían todos juntos formando un tren. Los guardias eran alumnos que cursaban para ser suboficiales de la armada y se los apodaba “los verdes”. Una vez se encontró con Susana Silver, quien le dijo que su marido estaba también allí. Estaba en el cuarto de embarazadas. Al poco tiempo la llevaron al sótano porque sabía escribir a máquina, la sentaron frente a una Composer para que tipeara lo que llamaban el “informe cero”, que buscaba cambiar la imagen de Argentina en el exterior, pues el Capitán Vildoza que era el Jefe del Grupo de Operaciones de la ESMA, el Capitán Jorge Acosta y Chamorro tenían en mente el proyecto político de Massera. Usaban a los secuestrados para hacer sus discursos e informes, el informe cero se traducía al inglés y al francés. Al tiempo habilitaron “la pecera” donde estaban los detenidos que ellos decían en “proceso de recuperación”. Luego de un tiempo comenzó a tener más flexibilidad de movimientos y empezó a entrar al cuarto de embarazadas en noviembre/diciembre de 1977. Estuvo con Susana Pegoraro, Susana Silver y María José Rapella; tambien con Liliana Pereyra y Patricia Mancuso quienes le contaron que habían sido secuestrada en Mar del Plata y estuvieron en Buzos Tácticos de la Base Naval Mar del Plata junto con sus maridos. Que las llevaron a la ESMA para que tuvieran familia. La siguiente vez que entró al cuarto de embarazadas Susana Pegoraro había tenido a Laurita. Su esposo Guillermo ya había sido trasladado. Mientras tenía en brazos a la bebé aparació Febrés con un moisés y ropa nueva de bebé y dijo que la madre tenía que hacer una carta designando a la persona a la que tenía que entregar el bebé y el nombre del bebé. Al poco tiempo trasladaron a Susana Pegoraro y al día siguiente a Laurita. En febrero de 1978 se llevaron a María José Rapella. También vio a Cristina Greco, quien estaba atemorizada porque era la segunda vez que caía. La secuestraron en Mar del Plata y la llevaron ahí porque estaba en término. No la volvió a ver más, pero sabe que dio a luz una nena que a los dos días de nacida se llevaron. Hace pocos meses se enteró que se llama María Isabel y fue restituída a su abuela materna. Luego trajeron a otra embarazada, Alicia Alfonsín de Cabandíe, que tenía 18 años pero aparentaba menos. Ella tuvo un bebé, “Juan”, entre febrero y marzo de 1978. Había caído junto a su esposo en el centro clandestino “El banco”. A la ESMA la llevó el coronel o capitán Minicucci. En esa época Liliana Pereyra tuvo a “Federico”. En la ESMA circulaba la versión de que cada fuerza se encargaba de sus detenidos y que el ejército se había llevado a Alicia y Juan. Al tiempo Patricia tuvo a Sebastián, quien fue restituído a su abuela materna. 

En marzo de 1978 la Sra. Tokar fue llevada a trabajar a Chancillería, en la oficina de prensa y difusión que funcionaba en el sótano del palacio San Martín. El canciller era Montes. La marina había armado esa oficina para contrarrestar la campaña de la imagen argentina en el exterior. También había otras compañeras detenidas trabajando allí. Volvió a encontrar al capitán Francis Whamond, que pasó a ser su jefe directo en cancillería. Los primeros 2 meses la llevaban y la traían a la ESMA, luego quedó a merced de ellos. Algunos días la llevaban a su casa y otros a “Capucha”. En octubre/noviembre de 1978 ya la dejaron ir a su casa a vivir con sus padres. En enero 1979 entró a Cancillería Aeronáutica y recién entonces le asignaron un sueldo. Se casó en enero de 1980 y tuvo a su hija Cecilia en diciembre, razón por la cual presentó la renuncia en enero de 1981. En la primera salida que hizo con su hija apareció un auto en contramano, del cual bajaron 2 torturadores “Paco” Naya y “Fragote” Generoso; ambos penitenciarios. Le hicieron un cronograma de su vida, sabían todo. Fue un llamado de atención. En la ESMA había médicos que controlaban a las embrazadas y también las sesiones de tortura: eran el Capitán Magnaco, ginecólogo; el Capitán Arias Duval, ginecólogo y el Capitán Capdevilla. Los torturadores en la ESMA eran Manuel Venazzi, Alfredo González Menotti, el Teniente de navío Antonio Pernía, el Teniente de Navío Alfredo Astiz, que fue el jefe operativo de su secuestro, el Prefecto González Sánchez, el policía Roberto González, alias “Federico”, el policía Juan Carlos Linares y el comisario Weber alias “220”. La Sra. Tokar relató que Sara Soler de Osatinsky presenció 17 partos y Graciela Daleo muchos también. 


Testimonio de María Inés Iorio

Luego de un cuarto intermedio de 15 minutos se reanudó la audiencia con la declaración testimonial de Maria Inés IORIO, quien declaró que su hermana Liliana fue secuestrada el 19 de septiembre de 1976 a las 2.30, tenía 22 años y era estudiante de Ciencias Económicas y militante de la JUP. Alquilaba un departamento cuya dirección no conocían, dadas las circunstancias. Se enteraron del secuestro porque llamaron por teléfono a la casa de una familia amiga en horas de la mañana, y más tarde un joven llamó a su casa y dijo que se la habían llevado en un procedimiento, que la buscaran. Sus padres al principio se aliviaron pensando que estaría más segura detenida por la Armada que en la calle. Comenzaron a buscarla, su madre fue al Juzgado Federal y la atendió la Dra. Teodori quien llamó por teléfono a la Base Naval y habló con mucha confianza con alguien que negó todo conocimiento sobre el tema. También presentaron notas en GADA y se interpusieron 8 hábeas corpus. Se entrevistaron con el Ministro del Interior, y comenzaron a sumarse al movimiento de madres de Plaza de Mayo. Nunca tuvieron información concreta. En 1978 su madre se entrevistó con un sacerdote de Pompeya para que averiguara algo. A los pocos días el sacerdote la citó y le dijo, llorando, que “Liliana ya no estaba, que la habían tirado al mar, que no había sufrido porque le habían dado una inyección”. En época de democracia le entregaron a su madre copia de una declaración de dos jóvenes, Nancy Carricabur y Stella Maris Nicuez, que fueron secuestradas en el mismo procedimiento que su hermana pero que fueron liberadas una semana después. El procedimiento se hizo en calle Don Bosco 875, la dueña del lugar era Bernardina Baccidú. Allí vivían también Gloria León, Patricia Lazzeri y Liliana Retegui. Fueron encapuchadas, atadas, subidas a un automóvil y llevadas a la Base Naval. Allí las bajaron del auto y fueron subidas por una escalera exterior a un edificio. Las sentaron atadas contra la pared y las interrogaron en una sala donde había una mesa alta, de tablón. Les preguntaban los nombres y les mostraron los documentos de las otras detenidas. Estas 2 jóvenes no tenían ningún tipo de militancia y a la semana fueron liberadas. Les dijeron que tenían suerte porque eran las primeras en salir vivas de allí y que no contaran nada.

En 1976, María Inés Iorio comienza un curso de Buceo en la Base Naval, organizado por un Convenio entre la Universidad y la Armada. Entre abril/Noviembre concurrió a la Escuela de Buceo en la Base, todos los viernes a la tarde y los sábados a la mañana. Observó la existencia de un edificio de forma de caja de zapato, de dos pisos, que tenía una custodia muy fuertemente armada, con centinelas arriba apostados detrás de bolsas de arena y soldados en la puerta, era el único edifico en esa situación en toda la Base. Estaba justo enfrente del edificio de la Escuela de Buceo, era el lugar de los Buzos Tácticos y tenía una rampa que bajaba la mar. Una tarde un compañero suyo le dijo que había visto que bajaban personas encapuchadas y atadas de un camión. Luego del secuestro de su hermana habló con los instructores de su curso Pedernera y Tosetti para dejar el curso, pero le dijeron que no. A la semana siguiente ellos dos y Falque la llevaron a una oficina y la interrrogaron sobre la actividad de su hermana. Querían nombres. Dos veces más la apretaron para que entregara algo y entonces inventó 2 nombres y se los dio el sábado siguiente. A fines de octubre, estando en la Base, le dijeron que tenía un llamado telefónico, le dijeron “María Iorio somos del CNU, sabemos en que andás, te vamos a matar”. Ella consideró que fue un apriete porque el curso ya terminaba. 



Testimonio de Pablo José Arias

A continuación el Sr. Presidente convocó a prestar declaración testimonial a Pablo José Arias, quien declaró que a fin de corroborar sus dichos hace entrega de copia de una carta náutica de la rada del puerto de Mar del Plata donde figuran las instalaciones de la Base y de un certificado del Curso de Buceo que realizó en la Base Naval local en 1976. En 1968 había tenido acceso a la Base Naval, mediante varios cursos de buceo deportivo con el C.A.S.E. y conocía bastante bien las instalaciones de la Escuela de Buceo y de Buzos Tácticos. En 1976 hizo el mismo curso que María Iorio. Los viernes las clases eran teóricas y los sábados eran prácticas. Un sábado, mientras trotaba, observó a una distancia de 200 metros alguien con uniforme militar con un arma larga, un fusil, sobre la espalda de otra persona encapuchada y atada con las manos detrás. Por su silueta parecía una mujer. Otro sábado fue a salir de la Escuela para hacer la práctica y observó un camión abierto con un grupo numeroso de personas que bajaban y otras ya abajo, alineadas y encapuchadas. Custodiaba la escena una camioneta de la marina con un ametralladora. Los metieron nuevamente dentro de la escuela con diversas excusas. Este suceso se repitió una segunda vez. El conoció la agrupación de Buzos Tácticos mucho antes. En 1976 estaba modificada la construcción, tenía revoque y una losa y bolsas de arena, con personal militar armado apostado. En los años que entró en la Base esta situación no se veía. Era notorio que allí había algo particular. Otra cosa que le llamó la atención fue que había autos nuevos, de todos colores, pero con patentes viejas. La gente de la Armada y de la Escuela de Buceo sospechaban de que él concurriera al curso dado que había realizado varios con anterioridad. Le allanaron la casa donde vivía en la época en la que hacía el curso y sintió que lo siguieron durante algún tiempo. El testigo marcó en la carta náutica los lugares y situaciones referidos durante su declaración.

 

 

Ver el acta original de esta audiencia

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