Informe de la Secretaría de DDHH de
A.D.U.M.
y la Comisión del Juicio por la Verdad de Mar del Plata
En la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del
Plata, ante sus integrantes, los Dres. Roberto Atilio Falcone, Mario Alberto
Portela y Néstor Rubén Parra prestaron declaración testimonial la Sra. Graciela
Daleo, socióloga, la Sra. Sunilda Sara Allamanda, y el Sr. Marcelo Garrote
López, docente y licenciado en Economía.
Testimonio de Graciela Daleo
Declaró que fue secuestrada el día 10 de octubre de 1977, en la estación de
subte Azcoite, por un grupo de tareas de la ESMA. Reconoció entre ellos a
Ernesto Simón Weber alias "22", al oficial de la Policía Federal Carlos Pérez,
al Agente Salvia y al Teniente de la Armada alias "Ernesto". La arrastraron
hacia la calle, la encapucharon, y la subieron a un Falcon beige, siendo llevada
a la ESMA. Al bajar del coche, la llevaron al sótano del casino de oficiales, a
la sala 13, destinada a la tortura. Fue desvestida parcialmente, atada a un
canasto, torturada con picana por el teniente Mario Antonio Pernías "Rata" y por
Francis William Whamond "Pablo" ó "Duque". Alrededor de las 7 de la tarde, la
desataron y la vistieron. Fue sacada esposada del sótano y llevada al playón,
adonde la subieron a un automóvil. Dieron vueltas dentro del mismo predio de la
ESMA y la bajaron en un lugar con pasto. Pernías le dijo que iba a ser fusilada
si no hablaba, y también le dijo que manifestara su última voluntad. Dispararon
en tres oportunidades y en la cuarta la hicieron acostar y dispararon
nuevamente. Luego la felicitaron por su actitud de valentía y la volvieron a
llevar a las sala 13 continuando el interrogatorio. A la medianoche la llevaron
al tercer piso, a "Capucha", y pasó a ser la nº 008 y la metieron en la "cucha"
. Estuvo casi 1 año y medio en la ESMA. Los guardias eran alumnos de la escuela,
les decían los "verdes", tenían entre 15 y 21 años de edad y estaban a cargo del
oficial "Pedro Bolita". Al mes la seleccionaron para integrar el grupo de
detenidos destinados a trabajar en lo que llamaron "Proceso de Recuperación de
los valores morales occidentales". Comenzó a tener contacto con sus compañeros
de cautiverio. La ESMA trabajaba en coordinación con otros centros clandestinos
de detención pertenecientes a la Armada en otros puntos del país, como el BIN 13
de La Plata o la Base Naval de Mar del Plata. Tuvo contacto con prisioneras
embarazadas que habían sido secuestradas en Mar del Plata, alojadas en la Base
Naval de esta ciudad, y trasladadas a la ESMA para dar a luz. Estuvo con Susana
Pegoraro, a quien conoció en el cuarto de embarazadas de la ESMA cuando estaba a
punto de parir. La vio dos veces mientras iba al baño. Estima que a principios
de noviembre tuvo una nena. Con Liliana Pereyra también se conocieron en ese
lugar a fines de Noviembre de ese año, tuvo un bebé en febrero de 1978, un
varón, después se la llevaron. También vio a Patricia Elizabeth Marcuzzo, quien
estuvo en los tres cuartos de embarazadas de la ESMA, por ella se enteró que
ellas habían sido secuestradas en Mar del Plata y alojadas en la Base Naval,
donde las torturaron, que las tenían todo el día sentadas contra la pared y
encapuchadas. También estuvo allí su compañero. Cree que el 6 de abril de 1978
fueron periodistas extranjeros, entre ellos Héctor Sallago muy amigo de los
militares, y hubo entonces todo un movimiento interno. Varios fueron
"trasladados", otros fueron llevados a una quinta, y ella fue a su primer visita
familiar. Patricia Mancuso fue llevada al segundo piso, al dormitorio de los
oficiales. Una semana después, el 15 de abril de 1978, dio a luz a Sebastián,
actualmente restituido. Pocos días después avisaron que se llevaron a Sebastián.
De Patricia pudo despedirse, y en ese momento ella le entregó un pañuelo de seda
que había bordado allí. Graciela Daleo se lo entregó a Sebastián cuando lo
conoció en 1990. También estuvo en la ESMA Cristina Greco, quien estaba
aterrorizada porque ya había estado antes allí, en marzo de 1977, habiendo sido
secuestrada nuevamente en Mar del Plata. Ella no mencionó que ya había estado,
pero el guardia suboficial "Pedro Bolita", la reconoció. Dio a luz una nena,
actualmente restituida. Daleo afirmó que todos los represores sabían que en la
ESMA había embarazadas, incluso los "verdes". El médico naval que asistió, por
lo menos, a los partos de Susana Pegoraro, Liliana Pereyra y Cristina Greco era
Jorge Luis Magnaco. Otros médicos que identificó eran Capdevilla, dermatólogo
que asistía en las sesiones de tortura e intervenía en los operativos de
secuestro, y Arias Duvall. A los médicos les decían los "Tomis". Otro que tenía
relación directa con las embarazadas era el Prefecto Antonio Febrés "Selva",
"Daniel" u "Orlando", quien estaba a cargo de las embarazadas. Se encargaba del
ajuar de los bebés que después entregaban a los marinos que no podía tener hijos
y que estaban en una lista de la ESMA. El 24 de diciembre de 1977, los
prisioneros del grupo del "Proceso de Recuperación", prepararon regalitos para
las demás prisioneros, hicieron libritos con chistes de Inodoro Pereyra y
Mafalda y también con jugadas de ajedrez. "El verde" que estaba de guardia los
dejó entrar al cuarto de embarazadas y ellas también habían preparado regalos:
eran tarjetitas de navidad con un pingüino y un igloo que adentro decía "el amor
derrite cualquier hielo". Los detenido en "Capuchita" eran dominio del SIN, y
uno de los torturadores más temidos era Francisco Lucio Rojas alias "Fibra", que
fue trasladado a la Base Naval de Mar del Plata en octubre o noviembre de 1977.
Era muy temido, tan terrible era, que en las sesiones de tortura la descarga
eléctrica era tan fuerte que se prendían y apagaban las luces del lugar. En 1978
llevaron a los detenidos a los puestos de frontera para que marcaran a los
compañeros que pasaran por allí; a ella la llevaron a Paso de los Libres unos 15
días, alojándose en un Hotel. Un día llegó Astiz y regresaron por avión a Bs.
As. En la ESMA los recibió el capitán Jorge Perrén quien anunció la fuga de
Jaime Drin. También recuerda a dos personas que estuvieron en la ESMA y que
asocia como de Mar del Plata": Julia", secuestrada en La Plata y detenida en el
Bim 13 y "Manuel", flaco, de bigotes, y cara angulosa. Las Dras Nudelman y
Murgier le exhibieron una foto de Gaspar Onofrio Casado. Daleo afirmó que podría
tratarse de "Manuel", sin poder asegurarlo. Los partos se realizaban en varios
lugares, en la enfermería ubicada en el sótano, en la pieza de embarazadas del
tercer piso y a Susana Silver le practicaron una cesárea en el Hospital Naval.
Quien estuvo presente en todos los partos fue Sara Soler de Osatinsky, que
actualmente vive fuera del país. Estima que hubo alrededor de 16 a 18 mujeres
embarazadas en la ESMA, sólo en tres casos lograron sobrevivir.
Testimonio de Sunilda Sara Allamanda
Luego de un cuarto intermedio por diez minutos; se reanudó la audiencia y el Sr.
Presidente, Dr. Portela, convocó a prestar declaración testimonial a la Sra.
Sunilda Sara Allamanda, quien declaró que en septiembre de 1976 llegaron a su
casa un grupo de personas encapuchadas y de civil, y se llevaron a su pareja,
manifestando que volverían enseguida. Recorrió todas las comisarias pero en
todos lados negaban saber algo. Ambos tenían 6 hijos, a quienes ella se dedicaba
exclusivamente. Su esposo era cementista y ella no sabe porque se lo llevaron.
Recuerda que preparaba engrudo para pegar carteles con letras rojas, junto a un
tal Hugo, Raúl y una mujer rubia apodada Picky. Tras 40 días de secuestro, su
esposo volvió a la casa. Lo habían dejado en un descampado y le habían entregado
una bolsa de nylon con ropita para bebé, pero ella nunca la utilizó. Cuando
regresó estaba muy flaco, encorvado, casi no podía caminar y le suturaba el pie;
no podía ver ni el sol y de noche no podía dormir. Sólo le contó que estuvo
encapuchado y de rodillas, que lo torturaron con picana eléctrica en el pie. Por
temor se mudaron al domicilio actual, hasta que el 19 de abril de 1977, una
noche que regresó de la iglesia cerca de las once de la noche, tras acostarse,
rompieron la puerta y entraron personas encapuchadas, de civil pero con
borceguíes. En un momento ella sacó la cabeza por la ventana y observó la
presencia de una persona morocha, con uniforme color verde oscuro, gorra de lana
y arma larga. La Sra. Allamanda recordó que durante el operativo, le pegaron a
su pareja todo el tiempo y delante de los chicos. Le preguntaban por Hugo, y a
ella le dijeron que si iba Hugo avisara en cualquier comisaría, que se lo
cambiaban por su marido. A los pocos días del secuestro, Hugo pasó por su casa y
ella le contó lo ocurrido. Le aconsejó que se fuese, dado que lo estaban
buscando. Nunca lo hubiera entregado porque "no podía hacer semejante cosa". A
su marido lo encapucharon y lo metieron dentro de un Falcon, y a ella le dijeron
"Ahora olvidate de él y encargate de tus hijos". En todos lados le negaron que
estuviera detenido. A ella nunca la molestaron. Hace poco se enteró en la
Comisión del Juicio por la Verdad, que una persona declaró haber estado con su
esposo en "La Cueva". Seguidamente el Dr. Cazeaux hizo entrega al Tribunal, de
copias simples de las declaraciones ante Conadep del Sr. Gustavo Soprano y de la
madre del desaparecido Allamanda, Dorothy Raquel Silva.
La Sra. Allamanda relató que todo esto afectó muchísimo a sus hijos, incluso
hasta la actualidad. Su hijo Ramón había cumplido años por la fecha del
secuestro, y su padre le había prometido regalarle un autito de colección. Todas
las noches lo esperaba al papá, y todas las noche preguntaba cuando iba a
volver. Todas las noches rezaban para que volviera y todas las noches, cuando se
iban a dormir, le dejaban el plato en la mesa con la comida servida. Ninguno lo
pudo superar, y el hijo que ahora tiene 35 años hasta hace poco seguía esperando
a su padre.
Testimonio de Marcelo Garrote López
Concluida la declaración, el Sr. Presidente, convocó a prestar declaración
testimonial al Sr. Marcelo Garrote López, docente y licenciado en Economía,
quien declaró que fue secuestrado el 9 de octubre de 1976 en el domicilio de sus
padres. Fue militante de la UES junto a Eduardo Britos, Eduardo Miranda y
Federico Monjeau, entre otros. Egresó en 1973 de la secundaria. En 1974 empezó a
estudiar Ciencias Políticas y comenzó a militar en la Juventud Universitaria
Peronista (JUP). Entre junio y septiembre de 1974 se enfermó de hepatitis, lo
que lo alejó de la actividad política. En esa etapa Montoneros pasó a la
clandestinidad. En noviembre de 1974 rompió con la organización y en 1975 cambió
de carrera y empezó a estudiar Ciencias Económicas. Se vinculó nuevamente con la
JUP, pero como periférico, siendo su contacto Liliana Iorio, quien se encuentra
desaparecida. A principios de 1976, a ruego familiar, rompió por completo con su
militancia. Cree que eso le salvó la vida. El 8 de octubre de 1976 fue asesinado
Cativa Tolosa y el viernes 9 de octubre de 1976, las radios recomendaban a la
gente regresar temprano a su hogares. Esa noche salieron con todo y le tocó a
él. Alrededor de las 2 de la madrugada varias personas jóvenes menores de 30
años, a cara descubierta, portando armas largas y cortas y en 2 automóviles con
sus patentes tapadas, ingresaron a la casa de sus padres, lo ubicaron a él en su
habitación, le hicieron salir de su casa, se abrazó con su madre, le pusieron
una capucha, lo subieron a un automóvil, le ataron las manos por detrás, y le
preguntaron "¿sabes porqué te llevamos?", a lo que él contestó "porque estudio".
Socarronamente le dijeron "Si fuera por eso tendríamos que llevarnos a muchos
más, pensá mejor". En la recorrida secuestraron a alguien más y los llevaron a
un lugar que luego supo que era "La cueva", centro de detención que funcionó en
el aeropuerto local. Al llegar, bajaron por una escalera, lo llevaron por un
pasillo y lo metieron en un cuarto de 4 por 4, un nivel más bajo. Había una
especie de vidrio, por lo que cree haber estado en el mismo lugar que describe
Leda Muñoz en su testimonio. Al rato se le acercó una persona que se llamaba
Jorge Máximo Vázquez, quien le dice "yo soy el Negro Alegría". Le dijo que
estaba allí junto a "Alicia", Alicia Nora Peralta, que era su novia. Ella tenía
ojos azules, morocha de rulos, bajita y con cara alargada. Estaban encapuchados,
con las manos atadas, comían 1 ó 2 veces por día. La comida ere inmunda, comían
en platos y jarrones de aluminio. En los 6 días que estuvo secuestrado, adelgazó
6 kilos. Les daban muy poca bebida, a veces mate cocido.
Su capucha estaba muy gastada, por lo que podía ver siluetas, borceguíes y
pantalones abuchonados, de fajina militar. Al cuarto día de su detención, lo
llevaron a torturar. Le pusieron dedales metálicos en los dedos. Durante el
interrogatorio reconoció haber militado, entonces le dijeron "viste que no era
porque estudiabas". Era difícil dormir porque se torturaba de noche. En una de
esas oportunidades, un compañero empezó a quejarse, era un cura de Bahía Blanca,
y empezó a tener una discusión teológica-política con uno de los secuestradores.
Al rato escucharon un ruido, aparentemente el padre empujó al secuestrador y
salió corriendo, le dispararon y lo hirieron, llevándoselo al rato. A Eduardo
Miranda lo obligaron a ver como se desangraba una persona. Esa noche los ataron
fuerte, con las manos atrás y les sacaron las frazadas. A los pocos días lo
tiraron en una cama elástica, desnudo, atado de pies y manos y le pusieron
electrodos en los pies, en los genitales, en los hombros y en las muñecas. Lo
interrogaron acerca del "Pájaro" porque suponían que era quien había matado a
Cativa Tolosa, pero el problema era que había 2 "Pájaros", uno de la UES, de
nombre Bernardo Ignace, y el otros de la JP, yerno de Hugo Guangiroli. Durante
la tortura, que duró aproximadamente una hora, fue interrogado por un cuadro.
Garrote se dio cuenta de que lo conocían, dado que sabían que en 1975 se había
opuesto a los militantes que manejaban el Centro de Estudiantes. Luego lo
llevaron a un lugar donde le sacaron una foto, le colocaron algodón en los ojos,
una cinta y luego lo encapucharon. Al rato lo subieron a un automóvil, junto a
una mujer, en el piso trasero. Primero la soltaron a ella y a él le dijeron "tu
fin va a ser distinto, la próxima vez que quieras militar, hacelo en la CNU". El
sólo conoció a dos personas de su facultad que militaban en la CNU, pues el
feudo de esta agrupación era la Facultad de Derecho. El nombre de una de ellas
prefirió darlo a conocer en audiencia privada. Lo dejaron en la zona sur, cerca
de los globos de gas. Desde allí llamó por teléfono público a su familia y su
padre pasó a buscarlo, era el 14 de octubre de 1976.
El asesor letrado del Banco, el Dr. Castro Martínez, le permitió retomar su
cargo en el Banco Hipotecario, aunque le advirtió que los 6 días en los que
"había faltado", le iban a ser descontados. Por otra parte, le cortaron toda
posibilidad de ascenso. De las 120 personas que trabajaban en el banco, al menos
6 tuvieron problemas. En algunos casos se trató de secuestros directos y en
otros de secuestros o asesinatos de familiares.
Al tiempo de haber sido liberado, se encontró en la playa con Alejandro Canaves,
quien le contó que había estado en "La cueva". Sus padres eran panaderos y sería
la persona a la que se refirió Miranda en su testimonio. Finalmente Garrote hizo
entrega de originales y copias, a certificar por secretaría, de su legajo
personal en el Banco Hipotecario y de la nota enviada por su padre a Barda.
Ver el acta original de esta audiencia
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