Informe Carmen Segarra y
Mailena Martínez Crovetto
(Secretaría de DDHH de
A.D.U.M. y Comisión de Prensa Juicio por la Verdad)
Nuevos testimonios acerca de inhumaciones de nn en el Cementerio Parque de Mar del Plata.
En la audiencia del día de la fecha prestaron declaración testimonial los señores Jorge Ricardo Sommi y Próspero Daniel Pepe, empleados del cementerio local.
En primer lugar declaró el Sr. Jorge Sommi, quien ingresó como empleado a
la Municipalidad de General Pueyrredón en 1976, siendo trasladado al cementerio
Parque en agosto de 1977 como supervisor administrativo.
El Sr. Sommi relató que luego del golpe militar de 1976 el Cementerio Parque fue
intervenido, quedando su dirección en manos de los comisarios Del Villar y Ruiz.
También aclaró que en esa época la presión a la que eran sometidos los empleados
fue muy grande. Los empleados hablaban poco, ya que entre ellos había personas
de las que no se sabía bien que función cumplían. Según palabras de Sommi eran
épocas en las que la vida humana valía muy poco.
Sommi fue interrogado acerca de los procedimientos habituales para inhumar
cuerpos nn, por lo que detalló que la documentación requerida incluye el pedido
de inhumación realizado por asistentes sociales o fuerzas de seguridad según el
caso, una licencia de inhumación otorgada por el Registro Nacional de las
Personas, previa presentación a dicha repartición de un certificado de defunción
firmado por un médico, y una orden de inhumación emitida en el propio cementerio.
Sommi también relató que en el caso de los nn, antes de la inhumación deben
tomarse las huellas dactilares, y que en muchos casos posteriormente llega al
cementerio la identificación de la persona fallecida.
Cuando se lo interrogó particularmente sobre las inhumaciones ocurridas durante
la dictadura, declaró que los cuerpos llegaban a la morgue de día y de noche.
Las fuerzas intervinientes eran la Policía de la Provincia y el Ejército, no
recordando que participaran otras fuerzas. Los cuerpos eran transportados por
ambulancias, aunque ocasionalmente vio algún camión de los que habitualmente
transportan personal militar. El personal que recibía los cuerpos (que
ingresaban por la morgue), no firmaba ningún documento a las fuerzas de
seguridad. La dirección del cementerio les pasaba un informe acerca del lugar
adonde habían sido inhumados y esta información también era anotaba por el
interventor de turno en un cuaderno. Para todos estos casos también se contaba
con la licencia de inhumación otorgada por el Registro Nacional de las Personas
y resaltó que los certificados de defunción eran firmados en la mayoría de los
casos por dos médicos de policía, aunque no podría aclarar en que lugar físico
dichos médicos realizaban la constatación del fallecimiento. Sommi recordó haber
vistos médicos en el cementerio, pero nunca haciendo reconocimiento de cuerpos.
Todo el procedimiento, desde la llegada de los cuerpos hasta la inhumación era
muy rápido. No supo que hubiera sido inhumada ninguna mujer embarazada.
Pese a que posiblemente un enfermero de policía les tomaba las huellas
dactilares a estos nn, no recordó que durante la dictadura militar llegara
información alguna acerca de la identidad de los inhumados. Aclaró que a pesar
de las irregularidades de la época, la documentación respecto de estos casos fue
bastante completa y aseguró que siempre se inhumó un sólo un fallecido por
sepultura. Aunque aclaró que en los legajos que actualmente hay en el cementerio
no figura la planilla con las huellas dactilares de estos nn. También recordó
que los comisarios tenían un cuaderno en el que volcaban todos los detalles
respecto de estos casos, incluyendo la vestimenta que tenían los fallecidos. Esa
información era aportada por el capataz del cementerio, que era quien procedía a
inhumar los cuerpos. Cuando se le preguntó acerca de dicho cuaderno, aclaró que
el mismo desapareció cuando finalizó la intervención en el cementerio.
Con respecto a la localización física de estas inhumaciones relató que
ocurrieron en el sector D, que recién se inauguraba, y el B, lindante con el D.
Ante un requerimiento respecto de inhumaciones que ocurrieron en el sector E,
Sommi aclaró que ese sector no estaba inaugurado oficialmente en el año 1977,
pero que el capataz pudo haberlas realizado ahí de todas formas.
Sommi relató que en varias oportunidades llegaron al cementerio familiares con
fotos, pero dado que sabían que los interventores eran comisarios, sólo hacían
preguntas a los empleados. Sin embargo él nunca pudo aportar ningún dato, ya que
por el tipo de tareas administrativas que realizaba, nunca estaba en contacto
con los cuerpos de los fallecidos.
Cuando se le preguntó acerca de si existieron otros lugares donde pudieron
ocurrir enterramientos, Sommi dijo que no le constaba. Pero que se corrían
rumores acerca de que los cuerpos que luego eran llevados al Cementerio, eran
levantados en el Monte Terrabusi, predio lindante al cementerio.
Al cesar la intervención se hizo cargo de la dirección el Sr. Moncada, quien era
empleado desde 1968.
Aclaró que debido a una orden judicial de no innovar ocurrida en el año 1986 ó
1987, muchas tumbas nn de aquella época no fueron exhumadas, por lo tanto Sommi
sugirió que para avanzar en esta investigación debería pedirse la exhumación de
las mismas y que su localización puede ser en los sectores B, D o E. También
sugirió analizar los certificados de defunción, ya que los mismos están firmados
por médicos.
A continuación prestó declaración testimonial el Sr. Pepe, quien ingresó
a la Dirección Municipal de Cementerios en el año 80 y al cementerio de La Loma
en 1982. Pepe volvió a describir cual es el procedimiento habitual para proceder
a la inhumación de nn y que la documentación exigida consta de un pedido de
inhumación, una licencia de inhumación y de la orden emitida por el cementerio.
También aclaró que en aquella época la morgue judicial funcionaba en el
cementerio de La Loma, pero que actualmente funciona en el Cementerio Parque.
También aclaró que tanto los médicos como los enfermeros de la morgue no
pertenecen al cementerio sino que son personal policial. Los certificados de
defunción habitualmente son tramitados por las cocherías, pero en los casos de
los nn, los mismos se realizan en la morgue judicial y siempre deben estar
firmados por un médico.
Frente a algunas preguntas que le fueron realizadas acerca de lugares en los que
probablemente se levantaban cadáveres en la época de la dictadura, dijo que
había rumores de que esto ocurría en el Monte Terrabusi, el parque Camet y Playa
Grande.
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