Informe Carmen Segarra y
Mailena Martínez Crovetto
(Comisión de Prensa Juicio por la Verdad)
Nuevo testimonio de un empleado del Cementerio Parque.
Ratifica la existencia de inhumaciones NN durante 1978.
En el día de la fecha testimonió el Sr Angel Marcos Aguilar, empleado del
Cementerio Parque, quien entrara a prestar servicios en el establecimiento en
noviembre de 1977 como parquero. Declaró que en ese momento en el Cementerio
había fuerte custodia policial y militar, siendo el personal controlado
estrictamente durante su ingreso y fichaje. Aguilar declaró que durante el final
de 1977 y los meses de verano de 1978 no vio movimiento de cadáveres NN,
probablemente porque su horario era de 6 a 13hs y él supone que este tipo de
actividad se hacía durante las horas de oscuridad. En el otoño y durante el
invierno del 78, pudo constatar que personal policial y militar bajaba cajones
de camiones de ambas fuerzas. Ellos mismos los llevaban hasta el lugar donde
serían enterrados. Había oficiales y soldados. Allí se hacía cargo de la tarea
el personal del cementerio. Nunca vio ambulancias ni aún de la empresa “San
Marcos”, sólo camiones (blancos de la Policía y los usuales del Ejército). Los
cadáveres estaban siempre dentro de cajones, por lo que no puede precisar si
eran hombres o mujeres jóvenes. Estos procedimientos fueron muy frecuentes
durante ese año y disminuyeron al año siguiente. Aguilar también observó que
eran muchos los NN que se inhumaban cada día, siempre en los sectores D y E. No
sabe nada acerca de la documentación pertinente ya que de eso se hacía cargo el
personal administrativo y nunca tuvo acceso a papeles de esa índole. Si bien ya
funcionaba la morgue, no supo que llevaran los cadáveres a ese lugar. Indicó que
no había una fosa colectiva abierta para recibir cadáveres NN hacia el final del
cementerio. Destacó que el personal estaba muy controlado por las fuerzas de
seguridad y que las mismas sabían todo acerca de ellos (domicilio, familia,
etc.). El capataz, Raúl Espinosa, les había indicado “no hablar” por
recomendación del mismo personal militar y policial. Además relató que durante
el 78, en épocas del mundial de fútbol, dado el mal estado de los caminos (eran
de tierra y había llovido mucho), él y otros compañeros se veían obligados a
entrar por la parte posterior del cementerio, siendo encañonados y acompañados
hasta la entrada principal por personal que estaba apostado allí. Supo que en la
zona de la torre de ENTEL había un destacamento militar pero no sabe si había o
se movían cadáveres desde allí. Sólo vio camiones de la fuerza, nunca
ambulancias.
No le fue requerida información por familiares de víctimas en ningún momento.
No recuerda que hubiera habido exhumaciones a cargo de personal de las fuerzas
en esos tiempos. Posteriormente, ya durante la democracia, destacó que hubo
exhumaciones con identificación posterior, hecha por personal muy idóneo, con
quienes habló.
Aclaró que las tumbas no tenían identificación y no recuerda si los números
correspondientes estaban o no en esa época.
Dado que los dos restantes testigos no pudieron ser localizados, los abogados
patrocinantes pidieron al Tribunal se arbitren los medios para averiguar el
paradero de ambos, lo que fue aceptado.
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