Lunes 17 de Octubre de 2005 

Juicio por la Verdad, Mar del Plata.

 

 

Informe Carmen Segarra y Mailena Martínez Crovetto
(Comisión de Prensa Juicio por la Verdad)

 


Finalizado el receso impuesto por el Tribunal, se reiniciaron las sesiones del Juicio por la Verdad.
 


Hoy se reiniciaron las sesiones del Juicio por la Verdad, luego del receso impuesto por el Tribunal, con la presencia del los jueces Robero Falcone y Néstor Parra y el fiscal Gutiérrez. Prestaron declaración testimonial el Sr. Ituarte, enfermero, y los médicos Di Lorenzo y Lorenzi.

En primer término declaró el Sr. Dionisio Emilio Ituarte, quien fuera enfermero del Cuerpo Médico Regional de la Policía de la Provincia de Buenos Aires desde aproximadamente 1966 hasta 1992. Estaba encargado de tareas asistenciales a detenidos y personal policial. Cuando se lo solicitaban iba a las seccionales, a sacar sangre o tareas de de ese tipo. Indicó que en el Cuerpo Médico se llevaba un libro de guardia, aunque no sabe dónde se guardaba. El no ayudaba en las autopsias ya que los encargados eran otros: Ortiz y Roberto Gasso. Para levantar cadáveres no se usaba la ambulancia de la Policía sino que se utilizaban vehículos particulares. Dijo que nunca vio detenidos torturados.

En cuanto a haber tomado contacto con personas NN o muertos por causas violentas, recordó muy especialmente la noche en que se incendió la Tienda “Los Gallegos”. Se encontraba en una ambulancia en la calle Catamarca con el Dr Carlos Petri, cuando escucharon claramente un estruendo, “algo parecido a un trueno”, a eso de las 3 de la madrugada. Media hora más tarde aproximadamente, fueron convocados por los bomberos al lugar en donde había ocurrido una explosión: una casa en el balneario “Luna Roja”. El lugar era, según sus palabras, “un desastre”. Había restos humanos destrozados y quedó tan impresionado que, al ver que no se requería su ayuda, se retiró sin observar demasiado. El encargado de entrar fue el Dr Petri. No recordó quién conducía la ambulancia ese día. Los choferes de esa época eran David Sánchez y otro de apellido Santos. En el lugar, muy oscuro por la hora, había muchas personas, bomberos, policías, personas de civil, incluso unas 30 personas de las Fuerzas Armadas con ropa de fajina, no sabe de qué fuerza , aunque cree que por la jurisdicción, serían de la Marina. Supone que los bomberos fueron los encargados de levantar los restos. Por los diarios de días subsiguientes, se enteró de que el hecho había sido causado por la manipulación de materiales explosivos por parte de las personas que habitaban la casa. Según sus dichos, ni esa noche ni posteriormente, se comentó nada sobre las causas posibles del hecho. Tampoco recuerda la ubicación exacta de la casa, sólo que estaba bajando hacia la playa, donde había varias construcciones. Ante el requerimiento del Tribunal, dijo que parecía que la explosión se había producido dentro y que no vio armas tiradas, aunque no observó si en las paredes había marcas de disparos. Supone que las personas debían haber estado cerca unas de otras.

Uno de los abogados patrocinantes le leyó una noticia aparecida en el diario “La Opinión” del día 8/3/79 en donde se transcribe un comunicado del Ejército respecto a un hecho ocurrido en Mar del Plata, en la zona del balneario “Luna Roja” en el que murieron 5 NN durante un enfrentamiento. El mismo dice se produjo durante un procedimiento de registro domiciliario en la zona, aclarando que dos de ellos murieron cuando intentaban escapar y el resto dentro de una habitación que se derrumbó por efecto de “un proyectil de grueso calibre”.

 

El siguiente testigo fue el Dr. José María Di Lorenzo, facultativo del Cuerpo Médico Forense de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entre 1969 y 1996. El año 1975 fue destinado a la seccional 4ª de esta ciudad para desempeñar tareas asistenciales y médico legales a detenidos y fallecidos. Concurría a lugares dentro de la jurisdicción de la comisaría. Nunca vio personal del Ejército allí. En una ocasión tuvo que ir al GADA 201 para hacer la autopsia de Cativa Tolosa en el año 1975. A veces las realizaba en el Cementerio Parque, pero tampoco allí vio personal del Ejército. No recordó haber visto cuerpos con señales de tortura, aunque sí víctimas de muerte violenta. Una vez tuvo que concurrir al barrio “El Grosellar” donde vio 5 cuerpos, en un descampado cerca de la entrada, todos acribillados a unos 20 m uno de otro. Fue en marzo de 1975 y recordó que eso ocurrió al día siguiente del secuestro del Dr Piantoni. Unos de los jueces le preguntó si ese no era también el hecho en que fue muerto el Dr Goldemberg, pero respondió que eso ocurrió en jurisdicción de la comisaría 3ª.

Dijo que a partir de marzo del 76, hubo dos zonas de celdas en la seccional 4ª: un sector destinado a presos comunes y otro, de celdas individuales donde había “otro tipo de detenidos”. El aseguró que no sabía nada de lo que allí ocurría ya que nunca iba a ese sector. Si algún preso manifestaba algún problema, él lo atendía en una habitación que daba al patio, así como cuando debía hacer el examen médico obligatorio a cualquier detenido. Dado que estos no eran presos comunes, no se les realizaban. Estos exámenes se asentaban en hojas, de las cuales él hacía duplicado. No había libros.

Mientras estuvo en la 4ª concurrió todos los días de 10 a 12hs o cuando se lo solicitaban y sólo él estuvo a cargo. A pesar de eso, sorprendentemente jamás vio a ningún preso en malas condiciones, ni con señales de picana. Tanto es así que declaró no haber sabido de Amílcar González, detenido en ese lugar y que por su estado, fue asistido con medicamentos por Marcelino Blaustein, policía destacado en la seccional quien también declarara en este Juicio (26/11/01). Tampoco vio a personal del Ejército, aún cuando muchos testimonios dan cuenta de que había guardia militar permanente en los techos de rejas de las celdas. No vio a ni supo del Dr Loyarte, detenido allí. Curiosamente no se enteró de que hubiera mujeres, a pesar de que numerosos testigos indican que un sector de celdas estaba destinado a ellas y que según declarara la Sra Marta García de Candeloro (cuyo testimonio se leyó), en ocasión de su libertad y al ser llevada ante un médico de la seccional, éste le dijo: “no la voy a revisar, acá no pasó nada, lo que le ocurrió fue en otra repartición. Ante tan asombroso desconocimiento de los hechos antedichos, los abogados patrocinantes pidieron al Tribunal consideren realizar un careo entre la Sra. de Candelero y el Dr. Di Lorenzo.

 

En último término, se presentó a declarar el Dr. Alberto José Lorenzi quien se desempeñó en Mar del Plata desde el año 1968 como médico en la Unidad Regional que funcionaba en Gascón y Entre Ríos. Luego fue destinado a la seccional 4ª y finalmente a la Brigada de Investigaciones, alrededor del año 1972 ó 1973. En esa época no hacía autopsias y estuvo a cargo de un gabinete de Toxicomanía e hizo difusión en escuelas privadas de la ciudad y otras localidades. Dentro de la Brigada tenía como función revisar a los detenidos e informar sobre su estado.

Durante la época del terrorismo de estado, revisó a personas detenidas allí a disposición de las Fuerzas Armadas. Indicó que en ese lugar había pocos calabozos, dos o tres, que eran para detenidos del GADA, y luego estaban los presos comunes, en total unas 10 celdas. Destacó que “en las primeras dos o tres puertas no había que mirar”, además de que “ahí había orden de no hablar y si uno preguntaba, todos tenían cosida la boca”. Entraban como NN y no se dejaba constancia, sólo se hacía un informe a máquina que quedaba, aunque no puede precisar qué se hacía con eso. Los examinaba en un sitio aparte, no iba a los calabozos y no sabe de donde procedían. No vio signos de tortura en ese tiempo pero recordó que una vez tuvo que revisar a alguien vendado por completo. Tampoco vio a personal del GADA, “aunque siempre se decía que el GADA era quien tenía los detenidos y que la 4ª era el depósito”. No supo que sacaran a los presos de ese lugar para torturarlos en otra parte. En ocasión de ser detenido el Dr Loyarte, él concurría a visitarlo a la 4ª y le llevaba cosas. Lo sacaban de la celda cuando él iba. Una vez tuvo que salir rápido para que no lo vieran los que lo custodiaban. Recordó el caso de una pareja de jóvenes de Tandil que habían sido detenidos en la calle y el muchacho resultó con una fractura por impacto de bala. Fue internado en el Interzonal y ella quedó detenida en la Brigada. Posteriormente le enviaron una carta de agradecimiento. Salvo ese caso, a pesar de que hubo mujeres en la Brigada, no vio a ninguna. También recordó a “Pachu” Lizagaray quien estuviera allí en finales de 1972 o principios de 1973.

 

 

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