Balboa, Eduardo Jorge

La Plata, 14 de Octubre de 1998


  

En la ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los catorce días del mes de octubre de mil novecientos noventa y ocho, hallándose reunida la Cámara Federal de Apelaciones del circuito, encontrándose presentes el Señor Presidente, Dr. Schiffrin, y los Señores Jueces Dres. Durán, Reboredo, Umaschi, Pacilio y Nogueira, con la asistencia del Secretario Actuante, y dejándose expresa constancia que también se encuentran presentes el Sr Fiscal General ante la Cámara, Dr Julio Amancio Piaggio, el Sr Defensor Oficial, Dr Ricardo Alberto Gonzalez, en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata, los Dres. Glüzmann, Bugallo, Rivas y Vedio, comparece una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley castiga el falso testimonio de acuerdo al art. 275 del Código Penal (conforme art. 295 C.P.M.P), quien seguidamente presta legal juramento de producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse Eduardo Jorge Balboa, ser de nacionalidad Argentino, de 47 años de edad, de estado civil ........................, con profesión u ocupación chofer, quien se domicilia en la avenida España N° 1129, de la ciudad de Quilmes , Provincia de Buenos Aires , acreditando su identidad mediante .............. N° ........................ , haber nacido el día 10 de septiembre de 1951, en la ciudad de Quilmes , Provincia de Buenos Aires , resulta ser hijo de Eduardo Ernesto Balboa y de Blanca María Zevé de Balboa. - Acto seguido se le entera de las generales de la ley. - A continuación se le entera del contenido de esta causa y MANIFIESTA: Yo estaba en mi casa preparándome para presentarme a la fábrica, que estaba tomada, golpearon la puerta y entraron seis policías.

Venían en una camioneta de la comisaría de Florencio Varela, me preguntaron si era Eduardo Jorge Balboa, les dije que sí, y me dijeron que los tenía que acompañar porque había una denuncia de la fábrica de Alpargatas.

Me fui con ellos, me llevaronn a la comisaría de Varela y no me hicieron ninguna pregunta. Me tuvieron hasta las tres o cuatro de la tarde, vino un oficial -no recuerdo su nombre en este momento- y me llevaron esposado en un auto hasta la comisaría octava de La Plata.

Me metieron en un calabozo, no me consultaron nada, pregunté porqué motivos me llevaron detenido y no me contestaron nada. A las ocho y pico de la noche me llamaron para rendir declaración y firmar mi libertad, cuando fui a recoger mis pertenencias me metieron en un cuarto, me encapucharon, me esposaron y me llevaron unos qquince o veinteminutos en el baúl de un auto.

Después estuve unos días encapuchado y esposado en el piso hasta que de alguna manera me sacaron y me volvieron llevar ala octava. Ahí estuve quince días más y me dieron la libertad.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Qué circunstancias recuerda de su captura, cuando estaba encapuchado?

Sr. BALBOA.- No recuerdo nada. Si teníamos que hacer nuestras necesidades teníamos que ir con la capucha puesta y esposados atrás, teníamos que pasar a siete u ocho personas que estaban en el suelo, bajar ocho escalones y en la primera o segunda puerta estaba el baño. No nos podíamos sacar la capucha para comer, la levantábamos y comíamos de costado.

No pude ver la cara de nadie cuando me interrogaron. No me torturaron, nada más me dieron una pequeña paliza.

Sr. SCHIFFRIN.- No lo torturaron pero sí le pegaron.

Sr. BALBOA.- Sí, algunos mamporros me sacudieron.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿En el momento del interrogatorio?

Sr. BALBOA.- Sí.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿Lo interrogaban todos los días?

Sr. BALBOA.- Más o menos siete días y después no más.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿No reconoció ninguna persona conocida de los que estaban con usted?

Sr. BALBOA.- No, ninguno. Lo único que sentí nombrar es ‘la cacha’, que es el lugar en que estábamos. Eso es todo lo que escuché.

Sr. DURAN.- ¿Usted fue privado ilegítimamente de la libertad por personal de la comisaría de Florencio Varela?

Sr. BALBOA.- No, yo salí en libertad por la 8va.

Sr. DURAN.- Pero cuando fue detenido ¿fue trasladado por personal de la comisaría de Florencio Varela?

Sr. BALBOA.- Sí, correcto.

Sr. DURAN.- ¿Puede identificar a alguien, recuerda el nombre de algún oficial o suboficial?

Sr. BALBOA.- No, pregunté el nombre pero me dijeron que me callara la boca, no podía decir nada.

Sr. DURAN.- De volver a ver a las personas que lo detuvieron y que lo estuvieron cuidando mientras estaba en cautiverio en el interior de la comisaría ¿podría reconocerlas?

Sr. BALBOA.- Pienso que sí. No sé. No sé si estarán, porque cuando salí de ahí, salí mal y anduve recorriendo para ver si podía ver a la gente que me había detenido, para saber por qué me habían llevado y sacarme la duda. Los militares no me decían nada y quería saber por qué motivo me habían llevado, por qué me habían tenido tres horas en un ascensor sin decirme por qué. Me pusieron abajo del sol, atado a un palo...

Sr. DURAN.- En el interior de la comisaría de Florencio Varela.

Sr. SCHIFFRIN.- No entendí bien la última referencia al ascensor...

Sr. BALBOA.- Cuando me llevaron a Florencio Varela, lo único que preguntaron fueron mis datos. Pregunté por qué motivo me habían llevado detenido y no me dijeron nada.

En el medio de la comisaría había un palo, me esposaron y me dejaron tres horas.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿Dónde estaba el palo?

Sr. BALBOA.- En el medio del patio de la comisaría.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿Después lo llevaron?

Sr. BALBOA.- Sí.

Sr. SCHIFFRIN.- Eso es lo que no había entendido del episodio.

Sr. BUGALLO.- Usted dice que lo llevaron a un lugar que no conocía que sitio era, pero que lo nombraron como ‘la cacha’.

¿Hasta el momento que estuvo detenido y durante los días que estuvo detenido, qué impresión tiene usted de las personas que estaban detenidas en el mismo lugar?¿qué cantidad de gente había detenida?

Sr. BALBOA.- No tengo idea, sé que había muchas personas. En el lugar por el que pasaba caminando, que sería de acá a la puerta, supongamos que había catorce personas de ese lado, pero del otro lado no sé. Sé que eran muchas porque todos los días trasladaban, se sentían varias personas, lloraban, pero la cantidad exacta no la sé porque no me pude levantar la capucha.

Sr. BUGALLO.-¿Eran voces de hombre y de mujer?

Sr. BALBOA.- Todos hombres.

Sr. BUGALLO.- ¿Sobre qué interrogaban?

Sr. BALBOA.- Si tenía algo que ver con la subversión, si conocía alguno de los que eran subversivos en la fábrica. Yo no conocía a nadie, iba a trabajar y nada más.

Sr. BUGALLO.- ¿Le preguntaron algún nombre en particular?

Sr. BALBOA.- No.

Sr. BUGALLO.- ¿Tuvo posibilidad de hablar con alguna de las personas detenidas?

Sr. BALBOA.- No, porque no me dejaban hablar. Una noche empezamos a hablar, lo vimos al guardia cerca y nos hicieron callar la boca.

Sr. BUGALLO.- ¿Alguien le dijo algún nombre?

Sr. BALBOA.- Ninguno.

Sr. BUGALLO.- Usted dijo que escuchaba algunos interrogatorios...

Sr. BALBOA.- Se escuchaba cuando llamaban a fulano, lo levantaban, después se escuchaba llorar y gritos, pero los interrogatorios no se escuchaban.

Sr. BUGALLO.- Cuando llamaban a fulano...

Sr. BALBOA.- Fulano de tal, lo llevaban pero no daban nombres.

Sr. BUGALLO.- ¿Cómo lo llamaban a fulano? ¿Por un número?

Sr. BALBOA.- No. Venían y decían “a éste”, lo esposaban y lo llevaban; se escuchaban los gritos, pero no se escuchaba nada de lo que hablaban.

Sr. PRESIDENTE.- Si mal no recuerdo,en el testimonio de su hermana dijo que había cuarenta y siete detenidos a raíz de la huelga de Alpargatas. Entre ellos estaba usted. ¿Usted donde estaba?

Sr. BALBOA.- En la octava.

Sr. PRESIDENTE.- Los que fueron trasladados eran usted y otro compañero suyo ¿quién era su compañero?

Sr. BALBOA.- Yo digo compañeros porque trabajábamos en el mismo lugar. Pero yo estaba de un lado y él del otro.

Sr. PRESIDENTE.- El nombre de él no lo sabe.

Sr. BALBOA.- No lo sé. Creo que era Luis o Juan, no me acuerdo.

SR. PRESIDENTE.- ¿No era una persona conocida por usted?

Sr. BALBOA.- No.

Que no tiene nada más que agregar con lo que se da por finalizado el acto, previa íntegra lectura que el Sr Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser el fiel reflejo de sus dichos, luego del Sr Presidente, Dr Schiffrin y Jueces, Dres Umaschi, Durán, Reboredo, Pacilio y Nogueira; al igual que los demás intervinientes en el acto y mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.-