Barbieri, Rafael Daniel

La Plata, 7 de Octubre de 1998


  

Sr. PRESIDENTE.- El señor Barbieri ha concurrido a este recinto ofreciéndose como testigo, en lugar de Cármen Zelmira Allevato de Andrade. Si bien no se había convocado al señor Barbieri, nosotros aceptamos su presentación espontánea. Esto debe constar en actas.

Sr. UMASCHI.- A modo de aclaración, antes de comenzar el testimonio del señor Barbieri el presidente informa que el mismo se ofrece a prestar declaración espontáneamente en reemplazo de la madre de Marta Zelmira Andrade, que debería estar presente si no fuera porque falleció hace aproximadamente un mes.

El Tribunal acepta el ofrecimiento del señor Barbieri, lo cita a prestar declaración y luego comienza la declaración testimonial.

Sr. PRESIDENTE.- Quisiera agradecer la colaboración que nos está prestando y, al mismo tiempo, manifestar que estamos tratando de dilucidar todos estos hechos que tienen que ver con la desaparición de personas y que han ocurrido hace tanto tiempo.

Si bien usted se ha ofrecido espontáneamente a prestar declaración, el acto debe tener una forma legal, por cuyo motivo solicito preste promesa de decir verdad.

 

En la ciudad de La Plata , Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los siete días del mes de octubre de mil novecientos noventa y ocho comparece ante esta Excma Cámara Federal de Apelaciones y Secretario Actuante, dejándose expresa constancia que se hallan presentes el Sr Fiscal General ante la Cámara, Dr Julio Amancio Piaggio, el Sr Defensor Oficial, Dr Ricardo Alberto Gonzalez, en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata- los Dres. Jaime Glüzmann y ..............Rivas, una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley castiga el falso testimonio de acuerdo al art. 275 del Código Penal (conforme art. 295 C.P.M.P), quien seguidamente presta legal juramento de producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse Rafael Daniel Barbieri, ser de nacionalidad argentina, de 62 años de edad, de estado civil ........................, con profesión u ocupación actor y director de teatro., quien se domicilia en la calle........................... de la ciudad de ....................... , Provincia de .............................. , acreditando su identidad mediante .............. N ........................ , haber nacido el día 17 de setiembre de 1936 en la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, resulta ser hijo de Rafael Barbieri y de María Teresa Pedrido - Acto seguido se le entera de las generales de la ley, y dice el

Sr. PRESIDENTE.-¿Qué relación tuvo con la víctima, Marta Zelmira Andrade?

Sr. BARBIERI.- Con Marta Zelmira Andrade fuimos desde 1968 hasta su desaparición definitiva, compañeros, pareja, de la cual hay un hijo que da constancia de esa situación.

Sr. PRESIDENTE.- Si bien usted tiene hecha una presentación desde hace tiempo ahora le pedimos que nos narre los sucesos de los que usted también resultó víctima. Hágalo con total libertad.

Sr. BARBIERI.- El 21 de setiembre de 1976, a las dos de la mañana, estando en nuestro domicilio golpearon violentamente. Primero tocaron el portero eléctrico de la casa y luego golpearon violentamente diciendo “el ejército, el ejército”.

Después de reflexionar unos segundos, no puedo definir con exactitud cuántos en este momento, decidimos abrir. Naturalmente estábamos durmiendo, nuestro hijo y nosotros dos. Cuando abrí entraron muy violentamente no unas personas sino bestias vestidas como seres humanos, de civil y encapuchados, con armas largas.

De esta manera, con esta misma violencia nos pusieron boca abajo en el living, nos taparon con alguna manta y -no tengo idea del tiempo que pude haber estado tirado- violentamente, sin tener ningún tipo de ciudado revisaron, abrieron, tiraron y posteriormente me entero de que además habían comido en la cocina de mi casa.

Perdonen el silencio pero me embarga demasiado odio por la impunidad y por la omnipotencia.

En un momento dado, por supuesto nos habían vendado los ojos, nos ponen esposas de las que usa la Policía con las manos en la espalda y nos llevan. En ese momento nos separamos, a mí me meten en un auto que se va y escuché el motor de otros autos. Después, a las horas o a la hora me entero que nos han llevado al mismo lugar. Me llevan a un lugar donde después vuelvo a encontrar a Marta, la escucho nada más, no la veo nunca más.

En ese lugar había otra gente, otros capturados tal cual yo y sentados contra la pared uno al lado del otro, en un lugar con piso de mosaico del que no puedo dar datos de la dimensión pero era una especie de sala grande o living grande. No sé, pero estábamos unos al lado del otro contra la pared sentados como alrededor, parecía como alrededor. Después me entero que esto es Arana.

A las pocas horas , no sé calcular, no quiero caer en falso testimonio porque no sé si eran horas o una hora, me llevan, me desnudan y me toman declaración con tortura en una cama, en un colchón, no sé si de madera, seguramente, donde me atan de pies y manos, me aplican la picana, serían dos o tres que castigaban y uno, mientras aplicaba la picana me tiraba algo que supuse era una especie de goma en el estómago. Y mientras me castigaban manualmente a los puñetazos en el estómago, me aplicaron la picana, que no recuerdo bien, pero creo que salvo los ojos no quedó lugar donde aplicármela.

Esto se vuelve a repetir creo que en tres o cuatro oportunidades más en los días subsiguientes.

- Se incorpora a la audiencia el doctor Hemmingsen.

No sé si voy a mezclar las cosas. Me interrogan y posteriormente escucho otras declaraciones y torturas -porque se escuchaban- y entre ellas, la de Marta que fue posterior a mi. Y digo en las mismas condiciones por lo que escuchaba. Además, desde este lugar del que hablé se escuchaba al principio absolutamente todo lo que hacían con los otros detenidos.

Posteriormente me traen. Recuerdo detalles como por ejemplo el hecho de yo pedir agua porque no daba más y alguien que estaba sentado al lado mio y en mis mismas condiciones decía que no me dieran agua porque recién había estado en la máquina. Entonces no me daban agua. Primero lo odié, pero luego me enteré que me había salvado la vida.

La radio constantemente estaba prendida y se torturaba las 24 horas del día. Los interrogatorios y las torturas se sucedían constantemente con las otras personas.

Por otro lado, había gente que se iba o que llevaban y gente nueva que llegaba. Todo eso se escuchaba.

Dos o tres días después, no recuerdo bien, separaron a los varones de las mujeres. No sé si eramos diez o quince varones en ese momento, porque no podíamos hablar entre nosotros. Sólo manteníamos, con terror y miedo, algún cuchicheo mínimo.

Nos separan, no sé qué sucede con las mujeres, pero a los varones nos meten en un espacio que por las condiciones parecía un calabozo grande. Digo que parecía por la puerta metálica, por el ruido del cerrojo y porque había -no la vi, pero la toqué- una especie de mirilla.

Nos traen de comer, aunque en el otro lugar también nos daban de comer.

Torturaban con la picana, con el submarino, con golpes.

A los 3, 4, 5 días viví la situación de que alguien me saca de ese calabozo y me lleva afuera, al otro espacio, digamos al aire libre. Y había una camioneta donde estaban subiendo a otros y en el momento que me van a subir a mí a la caja, alguien dice “no, este no”, “por qué no?” le preguntan y discuten entre ellos. Entonces, el que había dicho “este no” dice “Lito”-es como me llaman prácticamente desde que nací- “no es nombre de guerra, pasalo para adentro”. Y en esa circunstancia me salvo una vez más porque esta gente iba seguramente a la muerte.

- Se incorpora a la audiencia el doctor Nogueira.

Se burlan, se burlaban constantemente de mí. Lo vejaban a uno de tal manera... Creo que el que interrogaba -digo creo porque no puedo dar seguridad de esto- es alguien al que le decían “el coronel”.Después me dijeron, entre las averiguaciones que hice, que este “coronel” era el comisario Vides. El fue el que más se burló de mí con la palabra.

Posteriormente me tomó declaración por escrito. Yo no entendía, ya no entendía para qué declaración por escrito en esa situación. Y mientras declaraba con el que escribía a máquina, este mismo personaje que había estado en mi tortura en más de una oportunidad, se burlaba y me decía “pensar que alguna vez, si salís vivo de esto, vas a estar sobre un escenario” -y se reía- “nosotros vamos a estar mirándote en la platea y no vas a saber nunca quiénes somos”.

Se equivocó este señor, afortunadamente.

De mi compañera sé que está viva porque la escucho ir al baño en diversas oportunidades. O sea, escucho la voz cuando pide la guardia para ir al baño, cuando va o vuelve del baño porque para ir al baño pasaban por frente a nuestro calabozo.

Quisiera que se me permita agregar algo. Pero hay una condición que quiero poner -esta condición se puede comprender o no- porque quisiera relatar un hecho sin decir el nombre de la persona involucrada en el hecho, porque no lo he consultado para tal fin.

Sr.DURAN.- Un segundo, por favor.

Sr. PRESIDENTE.- Estamos conformes. Yo no participé de la primera audiencia pero se dio el caso y fue resuelto por el Tribunal que usted en público mantiene reserva y luego, reservadamente nos comunica quién es la persona. Pero esto queda como dato secreto.

Entonces, estamos conformes porque esto ya se resolvió.

Usted no tiene que nombrar a nadie, pero le pedimos que reservadamente al Presidente o al Vicepresidente se lo manifieste para que mantengamos el dato.

Sr. BARBIERI.- De acuerdo.

Sr. PRESIDENTE .- Gracias.

Sr. DURAN.- Por si no lo entendió bien, usted le tiene que entregar al Tribunal ese dato que posteriormente constará en actas. El nombre que usted le entregue al Tribunal quedará reservado solamente en la actuación del Tribunal debido a su solicitud, pero en el día de hoy vamos a tener que contar con el nombre de la persona referida en el hecho que va a contar. De todos modos queda liberado de decir en voz alta el nombre de la persona a la que hará alusión.

Sr. BARBIERI.- De acuerdo.

En el segundo día de estar todavía en aquel primer espacio físico contra la pared, se produce un cambio de guardia y el oficial que se presenta y toma la guardia de ese lugar, va caminando y observando a los “despojos” que estábamos ahí. Cuando llega a mí dice una expresión como “no, carajo, la puta madre” y sigue.

Dos días después, cuando ya estamos en esta especie de calabozo, alguien viene, me saca y me sientan afuera del calabozo. Escucho que la traen a Marta y la sientan también, me ofrecen un cigarrillo -un cigarrillo que acepté en aquel momento- y un té.

Viene esta persona a quien yo había escuchado expresarse de esta manera, persona a la que inmediatamente reconocí al escuchar su voz, y no se identifica ni nada, me trata como a un desconocido pero pregunta “qué puedo hacer, qué podemos necesitar” o algo así. A lo que Marta le dice: “mire, señor, lo único que le pido es saber de mi hijo” y le da el número de teléfono de la madre, la señora que acaba de fallecer, para que pregunte. Pasa esa situación.

Dos días después, se vuelve a repetir la misma situación y esta persona que está un segundo en el lugar, en ese lugar con nosotros, dice: “señora, quédese tranquila que su hijo está muy bien” y desaparece. Después se le escuchó hablar con otra gente y con otros policías. No sé.

Esta persona a la que me estoy refiriendo es un oficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, con el cual a partir de los 10 ó 12 años, convivimos juntos la mayoría de nuestra infancia y de nuestra juventud.

Posteriormente, salido yo, lo voy a ver en su casa, estaba durmiendo, porque era de mañana. Me atiende su mujer, me ve, se pone a lagrimear sin razón alguna y me dice: esperá que lo despierto. Se despierta y me da un abrazo. Nos sentamos en el living, tomamos un Wisky y le dije: “Mirá Jorge -hacía uno o dos años que no nos veíamos- vengo por esto, esto y esto y me ocurrió esto y yo sé que sos vos”.

Él lo empezó a negar con muy poca convicción. Para esto la mujer lloraba desconsoladamente cada vez más.

Si bien esto parece un teleteatro y me da hasta pudo relatarlo, se me tiró encima, me abrazó y lloró como un chico desconsoladamente, diciendo: sí, sí, es así.

Después me dijo la mujer que el vivía en base a lexotanil. Esto quedó ahí.

Posteriormente lo vi una vez más, dos o tres días después que él retomó la guardia y cuando volvió me dijo que Marta ya no estaba más en ese lugar. Si esto es verdad o mentira, no lo puedo asegurar. Por esto, por una profunda lealtad que le tengo, no voy a dar públicamente el nombre de esta persona, porque en todo caso, me permití creer en ella.

Les voy a pedir que me ayuden haciéndome preguntas.

Sr. PRESIDENTE.- Su testimonio ha sido muy claro. ¿No tiene mayor información acerca del paradero de su pareja?

Sr. BARBIERI.- No. Fue a partir de que yo salí, o que me dejaron libre junto con otro jovencito, que me entero de todo esto.

Después me entero -pasa que no puedo recordar apellidos- que era el hermano de un joven que fue muerto en plaza Moreno, que lo dejan libre también pero con simulacro de fusilamiento, con tortura psicológica en el transcurso del tiempo que nos llevaron, con vejámenes como martillar las armas, hacernos cantar el himno nacional, pedir perdón, castigarme porque no pude evitar putearlo.

Después, primero a él, lo dejan en un lugar que desconozco, en el radio de la ciudad de La Plata por lo menos, y después a mí amenazándome con quitarme la venda y las ataduras que tenía en las manos porque ya no eran las esposas. Ahí quedé y después empecé a moverme.

A partir de ese momento me reencuentro con mi hijo en la casa de la abuela. Había sido entregado por un vecino a la abuela y conjuntamente con la abuela, la mamá de Marta, nos ponemos a averiguar por Marta.

Se hizo todo lo que hizo el común denominador de nosotros, desde los hábeas corpus -todos negativos-, hasta ir a los cuarteles, ir a ver a los malditos curas colaboracionistas y todo mentira, mentira, mentira.

Mi primera declaración la hice en la Liga por los Derechos Humanos en Capital, en la calle Suipacha o Esmeralda y Rivadavia. Se mudó y no recuerdo bien.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Sin resultados?

Sr. BARBIERI.- Sin resultado positivo alguno.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Después de cuánto tiempo fue liberado?

Sr. BARBIERI.- Calculo que pudieron haber sido de ocho a diez días.

Sr. PRESIDENTE.- Aproximadamente entre ocho y diez días.

En segundo lugar, usted dijo que siempre estuvo en Arana. ¿Cómo supo que era Arana?

Sr. BARBIERI.- Fue el único lugar donde me llevaron. Lo supe después que quedé libre, cuando se empezó a analizar todo esto, las organizaciones, los partidos. Ahí empezamos a “descular” toda esta situación con lo que yo recordaba auditivamente y se llegó a la conclusión de que yo había estado en Arana, por el camino, por la salida del camino, por el pedregullo, por los aviones que se escuchaban.

Sr. PRESIDENTE.- El nombre de aquel compañero de detención que fue liberado junto con usted, ¿no lo conoce?

Sr. BARBIERI.- No. Por eso doy como dato que su hermano había sido muerto en plaza Moreno para ver si existe el dato. Sé que existe pero no lo recuerdo. Mejor dicho, no lo conocí en su momento y ahora no lo recuerdo.

Sr. PRESIDENTE.- Le voy a hacer dos o tres preguntas a los efectos de algunas averiguaciones. De Marta Andrade, ¿ han quedado fichas dentales o tuvo alguna fractura o lesión? ¿Podemos tener algún elemento?

Sr. BARBIERI.- No recuerdo que haya tenido fichas dentales. La mamá de Marta era la que tenía en cuenta estos aspectos, pero no tuve la prevención de guardar ningún registro de esto.

Marta era dentista, por lo tanto se hacía atender la dentadura por colegas. El que podría llegar a tener una ficha porque la atendió o puede tener algún dato de cómo era la dentadura de Marta es un colega de ella, el odontólogo Matehuequi.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Dónde lo podríamos ubicar?

Sr. BARBIERI.- Hace muchos años que no lo veo, tendría que averiguarlo pero no sé si todavía está en La Plata.

Sr. PRESIDENTE.- Lo que puedo averiguar al respecto acérquelo al Tribunal. Tenga en cuenta que podemos consultar en el Colegio de Odontólogos, o si fueron socios, o si estudiaron juntos la fecha en que lo hicieron.

Sr. BARBIERI.- Sí, estudiaron juntos y vivía en la calle 54 entre 11 y 12, aproximadamente.

Sr. PRESIDENTE.- Trate de acercarnos cualquier elemento que pueda aclarar la situación. Recuerde que va a tener que dar en privado...

Sr. BARBIERI.- No me lo recuerde porque me va a costar enormemente, ya lo sé. Gracias.

Sr. DURAN.- El secuestro suyo y de su mujer se produjo en la calle 49 N 1917 ½, el 21 de setiembre a las 2 horas, aproximadamente.

Sr. BARBIERI.- De 1976. Mi hijo Martín contaba con 6 años de edad.

Sr. DURAN.- ¿Fue dejado con sus vecinos?

Sr. BARBIERI.- Exactamente, vivían dos casas más allá.

Sr. DURAN.- ¿Podría explicarnos más hacia dónde?

Sr. BARBIERI.- Sí, vivían dos casas más hacia 34, hacia arriba..

Sr. DURAN.- ¿Podría identificar a su vecino? ¿Recuerda su apellido?

Sr. BARBIERI.- Eh...

Sr. DURAN.- Puede ser de apellido Villegas?

Sr. BARBIERI.- Sí. Era un muchacho de mi edad o un poco mayor, podría tener 40 años, morocho, no recuerdo más, he perdido un poco la idea de las alturas. Su mujer era rubia, tenían hijos chicos y creo que eran comerciantes.

Sr. DURAN.- ¿Sabe a qué rubro comercial se dedicaba?

Sr. BARBIERI.- Creo que al alimenticio. pero sólo me parece.

Sr. DURAN.- ¿ Tiene conocimiento si el señor Villegas sigue viviendo en el lugar?

Sr. BARBIERI.- No sé.

Sr. DURAN.- En el momento que su hijo fue dejado por las personas que lo secuestraron con sus vecinos ¿alguien conversó con ellos para saber a qué fuerza pertenecían las personas que lo secuestraron? ¿ Cómo fue el hecho y el procedimiento? ¿Cómo fue la entrega del niño?

¿ Llegaron en un móvil o en un patrullero?

Sr. BARBIERI.- A mi casa llegaron en autos particulares. De acuerdo con lo que dijeron los vecinos, llegaron en seis, cinco u ocho autos con gente. Hicieron basante ruido y los vecinos -por ser una zona alejada del centro de la ciudad- se dieron cuenta enseguida. Primero, tocaron el portero eléctrico, después como me demoraba, golpearon.

Sr. DURAN.- ¿Podría identificar los vehículos? ¿Podría decirnos si tenían identificación oficial o de alguna fuerza?

Sr. BARBIERI.- Cuando bajo , desde el primer piso, era una planta alta, abajo hay un negocio,una farmacia, pero ya tenía los ojos vendados. Los vecinos decían que eran autos particulares.

Por otro lado, me entero posteriormente por mi suegra y por los vecinos que no llevaron a mi hijo a la casa del vecino. Llamaron a su casa, le dijeron que quedaba un chico y nada más.

El vecino,posteriormente de haber pasado por ese terror infinito, entró a la casa, recoge a mi hijo y lo llevó a su casa..

Sr. DURAN.- Durante el tiempo que estuvo secuestrado, ¿estuvo siempre vendado?

Sr. BARBIERI.- Estuve vendado constantemente. Solamente me podía sacar la venda dentro del baño y me la tenía que volver a poner antes de salir, cuando pedía que me abrieran la puerta Por esa razón nunca vi a nadie.

La única persona que supe que estaba era Walter Doxter; nos conocíamos desde hae mucho tiempo y ambos reconocimos nuestras voces. Esta es la única referencia que les puedo dar de alguien conocido.

Sr. DURAN.- Aparte de la persona a la que usted hace referencia ¿pudo identificar a alguna de las personas que lo secuestraron?

Sr. BARBIERI.-No, porque los que entraron a mi casa estaban encapuchados.

Sr. DURAN.- ¿Sabe si Waler Doxter se encuentra desaparecido?

Sr. BARBIERI.- No, porque Walter Doxter fue pasado posteriormente al Poder Ejecutivo y luego de haber estado en la Unidad Carcelaria 9, quedó en libertad.

Sr. DURAN.- ¿En qué lugar lo dejaron?

Sr. BARBIERI.- No recuerdo la calle. Pero creo que fue por 122 y 70 y pico, en el medio de un descampado. Cuando empecé a caminar, pasé por el Policlínico. Hice un largo trayecto pero supongo que antes de dejarme, dieron muchísimas vueltas. Ese fue el motivo por el cual tardamos tanto para llegar desde Arana.

Sr. DURAN.- Cuando usted se sacó las vendas ¿vio quién lo seguía?

Sr. BARBIERI.- No, porque fui obediente, me pidieron que no lo hiciera hasta que dejara de escuchar el ruido del motor.

Sr. REBOREDO.- Yo voy a puntualizar en los hechos que quizás usted menos quiera recordar, me refiero a las torturas. ¿Bajo qué condiciones le realizaron las torturas? ¿estaba vestido?

Sr. BARBIERI.- Creí haberlo dicho antes. Lo primero que hicieron fue desnudarme, tirarme sobre ese camastro y atarme con gomas. Digo con gomas porque lo sentía, no porque lo viera. Concretamente me estaquearon.

Sr. REBOREDO.- ¿Cuál era el objetivo de la tortura? ¿era una rutina o perseguía otra cosa?

Sr. BARBIERI.- Era entre rutina y buscando un objetivo claro. En ese momento yo era secretario general del Sindicato de Actores Delegación La Plata y querían averiguar la filiación política de la dirigencia, es decir de mis compañeros dirigentes, y de algunos actores de aquí de La Plata. De algunos ya la conocían y para con otros insistían con mucho fervor en preguntar.

Por otro lado, en un momento dado me preguntaron -a veces cuando uno está desesperado, por lo menos intenta no delatar a nadie y yo lo pude lograr- y dí el domicilio de alguien a quien le habíamos levantado la casa días antes, o sea, dí el domicilio de una casa vacía. Por supuesto esto me costó una venganza bastante fuerte de parte de ellos una vez comprobada mi mentira.

Sr. REBOREDO. ¿Podría deterrminar si esas sucesivas sesiones de tortura que padeció fueron practicadas por la o las mismas personas?

Sr. BARBIERI.- No. Sí era siempre el mismo el que me interrogaba pero lo otro no lo puedo confirmar.

Sr. REBOREDO.- ¿Ese era el coronel?

Sr. BARBIERI.- Exactamente, así lo llamaban.

Sr. REBOREDO.- ¿Usted a él o los torturadores podría reconocerlos por la voz actualmente, si no la hubieran cambiado mucho?

Sr. BARBIERI.- No puedo aseverar esto con total certeza. Seguramente pondría todo de mí para reconocerlo pero no puedo aseverarlo y después caer en falso testimonio.

Sr. REBOREDO.- Ese coronel, ¿era un alto oficial de la Policía?

Sr. BARBIERI.- Por conversaciones con otra gente y por esto que uno se relaciona con organismos, supe que esta persona era el comisario Vides, pero no lo puedo afirmar.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Usted sabe si este comisario Vides vive?

Sr. BARBIERI.- Murió el 17 de setiembre. Afortunadamente murió el día de mi cumpleaños para gratificarme de esta manera.

Dra. RIVAS.- El testigo habló de que en alguna instancia ulterior se le tomó una declaración formal. ¿Podría precisar el tipo de declaración, si hubo acta de esa declaración y los detalles?

Sr. BARBIERI.- Podían haber estado escribiendo en una máquina de escribir tocando una sola tecla y con la máquina vacía. Si hay un acta, lo desconozco.

Dra. RIVAS.- ¿Lo obligaron a firmar?

Sr. BARBIERI.- No me obligaron ni tampoco lo firmé.

Dra. RIVAS.- ¿ La declaración fue hecha en el mismo edificio?

Sr. BARBIERI.- Sí, en el mismo espacio, en el mismo edificio. No me trasladaron a ningún otro lugar.

Dra. RIVAS.- ¿Qué le preguntaban en esa circunstancia?

Sr. BARBIERI.- No lo recuerdo.

Sr. GLÜZMAN.- Cuando se retira el testigo Walter Docters en una presentación de la Asamblea Permanente, hay un listado de personas que han estado detenidas en campos clandestinos de detención, muchos testimonios incluso fueron ya retenidos en la junta de los comandantes y nosotros lo ofrecimos como prueba.

De manera que están los datos de domicilio y demás por si el Tribunal los quiere llamar a declarar.

Sr. PRESIDENTE.- Mientras se confecciona el acta taquigráfica, el Presidente Segundo de la Cámara con el Secretario van a efectuar con usted un acta reservada aparte.

Que no tiene nada más que agregar con lo que se da por finalizado el acto, previa íntegra lectura que el Sr Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser el fiel reflejo de sus dichos, luego del Sr Presidente, Dr . Leopoldo H. Schiffrin. y Jueces, Dres Alberto Durán, Julio Reboredo, Antonio Pacilio, Carlos Alberto Nogueira, Jorge Hemmingsen y Héctor Umaschi.; al igual que los demás intervinientes en el acto y mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.-