Careo entre
Osvaldo Sertorio 
y María Isabel Chorobick de Mariani


La Plata, 29 de Septiembre de 1999


  

Dr. PACILIO.- En la Ciudad de La Plata a los 29 días del mes de Septiembre del año 1999, comparece ante la Cámara Federal de Apelaciones del Circuito, encontrándose presentes los señores Jueces: Julio REBOREDO, Carlos Nogueira , Leopoldo SCHIFFRIN, y el que habla: Antonio PACILIO en ejercicio de la Presidencia, con la presencia del Señor Defensor Público Oficial Dr Ricardo GONZALEZ. Con la asistencia asimismo de la representante legal de la Señora Chorobick de Mariani, y a los fines de practicar un careo que ya fuera proveído en autos, comparece la Señora María Isabel Chorobick de Mariani, cuyos demás datos de filiación obran en autos a quien se noticia que en ese acto se le mantiene la misma condición procesal revestida en autos con anterioridad, es decir, su condición de testigo. Razón por la cual se le hace saber las penalidades de la ley por el falso testimonio y se le requiere juramento o promesa de decir verdad. Jura o promete decir la verdad?.

María Isabel Chorobick de Mariani: Absolutamente sí.

Dr. PACILIO.- Asimismo concurre el Señor Osvaldo Sertorio, cuyos demás circunstancias obran en la causa, a quien también se noticia que en este acto se le mantiene la misma situación procesal revestida en autos con anterioridad, es decir, su calidad de testigo. Razón por la cual se le hacen saber las penalidades de la ley sobre el falso testimonio y se le requiere juramento o promesa de decir la verdad. Jura o promete decir la verdad?.

Osvaldo Sertorio: Juro totalmente decir la verdad.

Dr. PACILIO.- Bien. En primer lugar voy a leer la parte pertinente de la declaración de la Señora Chorobick de Mariani de fecha 7 de Abril de 1999, en aquello que se contrapone con la testimonial rendida por el Señor Sertorio en el día de la fecha. Es así que en la parte pertinente de su declaración del 7 de Abril del año 1999, la Señora Chorobick de Mariani manifestó textualmente. “En la Comisaría Quinta, que tiene mucha importancia en mi búsqueda, nos dijo un escribiente de allí que había hecho el Sumario y que a Diana no la podían entregar a mi consuegra porque estaba totalmente carbonizada, que ellos se encargaban del cuerpo. Pregunté por mi hijo y me dijeron que solo habían quedado los cristales de sus anteojos en el patio y que también había muerto carbonizado. Pregunté por la nena y muy asombrado el hombre me dijo qué nena?, si no había ninguna nena, ahí no había ninguna criatura”. Más adelante la Señora Chorobick de Mariani manifestó lo siguiente “En el momento en el que yo estaba buscando las cosas en mi casa recibo el llamado de una amiga, si ustedes me permiten no daré el nombre de las dos personas que me ayudaron en esto porque tienen miedo. Ellos me citaron en un lugar a escondidas en el centro, en una oficina pública en el sótano. Fui y muy asustadosme dijeron que mi nieta estaba viva porque el Comisario Sertorio de la Comisaría Quinta le debía mucho a este Señor que yo mencioné, en realidad lo había criado, le habían ido a preguntar y le dijeron que mi nieta estaba viva . Con esto fui a la Comisaría Quinta sin conocer nada, yo no sabía lo que era una Comisaría. Fui y previniendo que no me recibiera, llevé una carta mencionando a este Señor que me mandaba. A punta de ametralladora, expresa más adelante la Señora Chorobick de Mariani en su declaración testimonial, me recibió el Comisario Sertorio que me parece un hombre que, extraño, con los ojos tristes, en realidad eran ojos de reptil, me dijo en voz baja que me recibía no por mí sino por el Señor que me mandaba a quien él le debía todo. Me decía que mi nieta estaba viva, que la buscara, no por el nombre porque quizás ya tuviera otro, que ya habría cambiado de familia, si conocía su ropa me preguntó. Le dije que yo había tejido su ropa de manera que la conocía muy bien. Me dijo corra y búsquela ya por su ropa. Me dijo que fuera a la Regional, le pregunté donde quedaba y me respondió que yo lo averiguara. Allí terminó la entrevista y me sacaron otra vez a punta de ametralladora”. Por su parte usted Señor Sertorio en el día de la fecha manifestó no recordar si se había labrado una actuación con motivo del hecho acontecido en la calle 30 al que sí mencionó efectivamente rememorar, pero puntualmente dijo que no recordaba si con motivo de ese acontecimiento que incluso usted dijo recordar que duro unas cuantas horas había algún tipo de actuación memorial. Luego preguntado por el Tribunal a cerca de la existencia de la entrevista con la Señora Chorobick de Mariani, a la que ella alude en su testimonial, uste dijo concretamente que no lo recordaba. Sin embargo después al ponersele de manifiesto la declaración por usted brindada en el año 1984 en la causa que corre por cuerda en el Hábeas Corpus radicado con motivo de la desaparición de la menor, usted dijo que efectivamente había tenido esa entrevista con la Señora Chorobick de Mariani. También así reconoció un instrumento donde se aludía a una actuación sumarial. En el contexto posterior de la declaración efectuada en el día de la fecha, usted dijo que lo que manifestó en el año 1984 seguramente era en respuesta a lo relativamente reciente de los hechos y que del 84 a ahora usted lo que relató en aquella oportunidad ya no lo recordaba. Bien. Desde tal perspectiva le voy a ceder la palabra en primer término a la señora Chorobick de Mariani y en segundo término al Señor Sertorio, para que en primer lugar manifiesten si ratifican o rectifican los dichos que les acabo de mencionar y para que en su caso efectúen algún tipo de ampliación o aclaración al respecto. Señora Chorobick de Mariani.

María Isabel Chorobick de Mariani: Sí, yo ratifico lo que dije, pero además voy a agregar pequeñas cosas que he ido recordando, que aquel día no me pareció conducente expresar. Sobre todo ante la reticente memoria del ex Comisario Sertorio, yo quisiera hacerle acordar, si el Presidente me lo permite, como fue aquella entrevista y de donde vino... Teniendo siempre el cuidado de que yo no quisiera mencionar a las personas que me ayudaron porque tenían mucho miedo y además yo no sé si este Señor ha muerto o no, el que me dio los datos.

Dr. PACILIO.- Le pido que se exprese con toda libertad, Señora.

María Isabel Chorobick de Mariani: Sí, perfecto. Lamentablemente voy a tener que ir un poco más atrás...

Dr. PACILIO.- No importa...

María Isabel Chorobick de Mariani: Yo fui...un Jefe de Departamento de Educación Estética del Liceo Víctor Mercante durante muchos años, por lo tanto la designación de profesores caía pore mi cuenta para después ser presentadas las propuestas. En un momento dado en el año... yo no me acuerdo muy bien si fue en el 76, creo que en el 75 no me acuerdo bien, se produjo una vacante en Historia del Arte de quinto año, de cuarto año, y yo estaba buscando porque me preocupaba mucho que fueran bien cubiertas las cátedras. Por supuesto jamás acepté insinuación de nadie sobre quien podía ser nombrado, no estaba en mí eso. Había un Señor que lo habían designado Vicedirector en el Liceo, creo que es la única vez que hubo un hombre allí, de manera que... no seguramente el subconsciente me hace olvidar el nombre de este hombre, no lo recuerdo... Un Señor, muy bien, que tenía como currículum haber escrito un libro sobre Rosas, no recuerdo otro currículum, lo comentamos justamente allí... y este Señor pasando por el pasillo, que no era muy querido allí yo lo saludaba... Lo saludaba buenos días, y buenas tardes, nada más... me paró y me dijo que dado que había esta posibilidad de ocupar una cátedra y estaba esta cátedra vacía, si yo podía tener en cuenta a una persona que él conocía de mucho valor. Por supuesto yo me encrespo ante una cosa así pero bueno, lo escuché, le dije de quién se trataba, y cuando me la nombró era una persona que yo apreciaba y quería mucho, y que aprecio y quiero mucho, hermana de una de mis mejores amigas. Por supuesto, en cuanto me la nombró a mi se me iluminó la cabeza y dije bueno... acá está el nombre, es la persona que necesito. Pero no porque el Señor me lo hubiera dicho sino porque yo creí que valía la pena. Y efectivamente la propuse, la Señora entró en la Cátedra, y se acabó esto. Pero cuando ocurre toda esta desgracia mía, como yo lo conté acá, yo creí que la nena había muerto... O sea que estaba en un estado de desesperación absoluta y no buscándola. Recibí un llamado de esta amiga tan querida y tan valiosa, que prefiero no nombrarla, y me dijo si podés venir tenemos una noticia que te va a devolver la vida... Fui corriendo a este lugar donde ya describo, que usted acaba de leer Señor Presidente, y allí me dijeron que el Señor Sertorio les había comunicado que mi nieta vivía, yo no me acuerdo si les dije que iba a ver al Señor Sertorio o no y me fui sola, eso no me recuerdo. Pero en cuanto pude averiguar donde era la Comisaría Quinta y quien era el Señor Sertorio me fui como describo ahí con una carta. No dije, por lo que escuché recién, que cuando yo entré en la Comisaría, hace poco estuve presente cuando se hizo un allanamiento y se mantiene tal cual era la entrada, entré por la puerta principal, había hacia la izquierda una perta que daba a un pequeño salón donde había un escritorio detrás del cual había una persona que supongo que era policía o soldado no sé, con una de esas armas que yo digo allí creo que ametralladora, en realidad de armas no entiendo nada, era un arma larga y mucha gente con cara de desesperados pero yo a esa altura no sabía lo que pasaba a fondo... me acuerdo sí una Señora alta muy bien puesta, que lloraba sin consuelo... es la nica imagen que tengo, y el marido al lado pálido. No sé quienes eran. Y yo ahí con mi cartita. Entonces cuando vimos que se ponía muy violento todo, muy feo, yo le di al Señor este, policía o militar, mi cartita y le dije que se lo acercara al Señor Sertorio. Perdón por tanto detalle, pero creo que es necesario para refrescar la memoria del Señor Sertorio. Entró con mi cartita, salió y dijo “se retiran todos y queda la Señora de Mariani”, yo contenta sin pensar que me podría estar exponiendo... Me hizo pasar de este lugar a la derecha, por ese pasillito que va hacia un escritorio que creo que es el último del lugar o el penúltimo a la derecha, que era el Despacho del Señor Sertorio que era completamente distinto al Señor de hoy. Yo si lo encuentro en la calle no lo reconozco honestamente. No sé si... me parece que tenía bigote pero no estoy segura, pelo oscuro... Y me recibió allí, el soldado o lo que fuere se fue, y yo le expliqué a lo que iba y me dijo levantando y bajando la voz, me habló correctamente... a mí me pareció muy incorrecto de parte de él que no estaba acostumbrada a ese trato que se quedara sentado y a mí no me ofreció sentarme, en esa tontería me fijé en ese momento. Bueno, yo parada ahí delante de él y me dijo que no me recibía por mí porque yo para él... bueno, lo que significaba para él en ese momento; pero que me recibía por ese Señor que si mal no recuerdo, esto no lo puedo asegurar pero creo que me lo dijo, que era un padre para él el Señor que me había mandado al cual yo no quise nombrar para no comprometerlo. Ahora no lo quise nombrar. Y me dijo que sí, que la nena estaba viva, que la buscara, que si conocía su ropa, como digo ahí... le dije que yo la había tejido, y me dijo “bueno, búsquela porque ya tiene que haber cambiado de identidad, no debe tener el mismo nombre, no debe pertenecer... debe estar con otra familia...”. Yo le agradecí en lo más íntimo de mi alma, porque fue como que revivía, porque yo me estaba muriendo de angustia en ese momento. Y me hizo un gran bien en ese momento eso, todo lo mal que me hizo después tanta reticencia y tanto silencio de parte del Comisario. Después lo desmintió. Bueno, me dijo que nunca iba a decir la verdad, que siempre iba a mantener esa posición le preguntara quien le preguntara iba a negarlo. Me hizo notar que yo estaba... no significaba nada para él, le pregunté dónde quedaba la Regional y qué era eso, y me dijo que lo buscara yo y dio por terminada la entrevista y me fui. No sé si esto le va a refrescar la memoria al Comisario Sertorio, yo apelo a su memoria y a su conciencia, es una niña que estoy buscando hace 23 años y usted lo sabe Señor Comisario, y sabe que es cierto esto porque no puede haberse olvidado de eso. Sobre todo porque se trataba de una persona que habló muy bien de usted en aquel momento y a quien seguramente por lo que usted me dijo quería mucho. Le pido si puede hacer memoria y si puede recordar, y seguramente sabe también donde está mi nieta. Nada más que eso.

Dr. PACILIO.- Sertorio. Lo primero que usted tiene que manifestar es si usted ratifica o rectifica sus dichos.

Osvaldo Sertorio: Ratifico totalmente los dichos, Señor.

Dr. PACILIO.- Ahora quisiera que usted de alguna manera se exprese en relación a lo que la Señora Chorobick de Mariani acaba de mencionar recién.

Osvaldo Sertorio: Como primera medida debo aclarar que padre tuve uno solo y fue mi ídolo. Ninguno lo tuve como padre, eso es respondiendo al comentario que usted hace. Segundo que no recuerdo el detalle a pesar de que en aquella declaración que yo leí en el añ ochenta y tantos...

Dr. PACILIO.- 84.

Osvaldo Sertorio: 84, la ratifiqué; pero en este momento no recuerdo exactamente si yo atendí a la Señora. Y quisiera agregar algo más mi estimada Señora, digo estimada, yo sé que usted no me va a creer, pero no importa. De ese lugar infernal, Señora, trato de recordar... no creo que puede haber salido alguien con vida...

María Isabel Chorobick de Mariani: No le oigo...

Dr. PACILIO.- Hable más alto Sertorio. Acérquese al micrófono ...

Osvaldo Sertorio: No creo que pueda haber salido alguien con vida, pero yo a usted la admiro Señora, y lo hago públicamente, la admiro porque a una nieta o a una hija se busca hasta el fin de la vida, hasta el fin de la vida.

Dr. PACILIO.- Silencio en la sala...

Osvaldo Sertorio: Yo sé que aquí... hay partes inclusive interesadas, y estas palabras caen en un vacío, porque creeran que yo soy un monstruo...

Dr. PACILIO.- Silencio.

Osvaldo Sertorio: Un monstruo, pero Dios quiera que la pueda encontrar si es que está viva, Señora. Yo otra cosa no puedo decir porque no tengo consistencia como para decir algunas cosas...

Dr. PACILIO.- Usted cuando dijo recién a ese lugar infernal, a qué se refería?.

Osvaldo Sertorio: Cuando me hicieron recordar en la declaración que yo había ingresado...

Dr. PACILIO.- Ahora se acuerda de eso, que ingresó en la calle 30?.

Osvaldo Sertorio: Sí, no se podía caminar por ahí adentro...

Dr. PACILIO.- De eso se acuerda?.

Osvaldo Sertorio: Sí, de eso sí...

Dr. PACILIO.- Qué otro recuerdo tiene de eso?.

Osvaldo Sertorio: No, otro recuerdo no tengo... otros recuerdos no tengo... Le llamará la atención de que yo quiero colaborar, pero yo en lo más íntimo del corazón quiero colaborar... más con la justicia colaborar.

Dr. PACILIO.- Si usted quiere colaborar sería una excelente colaboración el hecho de que haga un esfuerzo de memoria, realmente...

Osvaldo Sertorio: Pero no. Y no es porque yo esté retaceando algo que yo sé y lo estoy retaceando, no... Porque así le daría mayor expectativa inclusive a usted, más vida le daría a usted, mucha más vida, pero cosa que no es así...

Dr. PACILIO.- Quiere agregar algo más Señora Chorobick...

María Isabel Chorobick de Mariani: Sí. Le preguntaría entonces... Yo no alcanzo a comprender los mecanismos de la mente, a pesar de mis años, qué lo indujo a decirme que la nena estaba viva y que la buscara por la ropa y todo lo demás... Además me dijo que él, el Señor Sertorio, al Señor que me mandó, que debe saber bien de quién se trata. Lo fueron a ver a su casa poco tiempo después... debe haber sido diciembre del 76, esta Señora amiga y este Señor a quien usted le debía mucho. Yo lo nombraría a pesar... no estoy segura si es este el apellido, porque no lo retuve pero hemos buscado el Liceo Víctor Mercante, fue Vice Rector o Vice Director en el 75, 76, y se llamaba Osvaldo Antonio Languelotti (fon). Le dice algo ese nombre Comisario...

Osvaldo Sertorio: No, no me dice nada...

Dr. PACILIO.- Un momento. El Tribunal deja constancia que la Señora Chorobick de Mariani acaba de hacer uso de una memoria escrita para dar cuenta del nombre que acaba de mencionar. Repita el nombre Señora por favor...

María Isabel Chorobick de Mariani: Que quizás sea... porque a mi...

Dr. PACILIO.- No tiene convicción de que sea esta persona ...

María Isabel Chorobick de Mariani: Pienso que debe ser porque hubo un solo hombre vicerrector así que tiene que ser este Señor: Osvaldo Antonio Languelotti. Cómo se llama el Señor Comisario, Osvaldo también?.

Osvaldo Sertorio: Así es...

Dr. PACILIO.- Señor Sertorio usted conoce a esta persona que mencionó la Señora recién?.

Osvaldo Sertorio: No me dice nada el apellido.

Dr. PACILIO.- No le pregunto si no le dice nada, le estoy preguntando si lo conoce...

Osvaldo Sertorio: Yo no lo conozco, por ese apellido no lo conozco...

Dr. PACILIO.- Por el nombre. Cómo es el nombre de pila...

María Isabel Chorobick de Mariani: Osvaldo como el Señor.

Dr. PACILIO.- Osvaldo, conoce a algún Osvaldo...

Osvaldo Sertorio: No Señor...

Dr. PACILIO.- Nunca conoció a ningún Osvaldo?

Osvaldo Sertorio: Y habría que pensarlo...

Dr. PACILIO.- De su íntima amistad, tiene alguna persona que se llame Osvaldo?

Osvaldo Sertorio: No, amistad no.

Dr. PACILIO.- Alguna vez tuvo a alguna persona de su íntima amistad que se llame Osvaldo?.

Osvaldo Sertorio: Que yo recuerde no.

Dr. PACILIO.- Algo más Señora...

María Isabel Chorobick de Mariani: Sí, a mi me dijo el Señor Sertorio que él le debía todo lo que era. En ese momento, bueno, yo no le lleve mucho el apunte... después cuando supe lo que había pasado en la Comisaría quinta, dije bueno, que formación... así que tengo muy claro esto...

Dr. PACILIO.- Usted no nos puede asegurar que se trate de este nombre?

María Isabel Chorobick de Mariani: Diría en un 90... Lo puedo asegurar después porque tendría que corroborar, este es un dato que me dieron ahora... pero creo que debe ser porque todas eramos mujeres allí, muy poco profesores y rector no me acuerdo de ninguno en 25 años que estuve en el Liceo... Así que debe ser este Señor.

Dr. PACILIO.- Le reitero. Conoce a un hombre con este nombre?.

Osvaldo Sertorio: No Señor.

Dr. PACILIO.- Algo más, Señora.

María Isabel Chorobick de Mariani: Lamento esto.

Dr. PACILIO.- Algo más?.

María Isabel Chorobick de Mariani: Nada más.

Dr. PACILIO.- Usted Sertorio quiere agregar algo más?.

Osvaldo Sertorio: Que si la niña vive Dios quiera que la pueda encontrar...

María Isabel Chorobick de Mariani: Usted me tendría que ayudar, Señor.

Dr. PACILIO.- Silencio. La diligencia ha concluido. El Secretario va a dar lectura del acta pertinente.