Falco, Mario Roger

Causa Palomitas - 26 de Diciembre de 1983 

   
 

Mario Roger Falco, D.N.I. N° 6.982.056, 58 años de edad, divorciado, de profesión Médico, con domicilio Sarmiento esq. Entre Ríos, 2° P. Dpto. 27.

Que 20 o 30 días antes de procederse al traslado de quienes después resultarán muertos, tomó conocimiento en forma indirecta que estos, los trasladados, se iban a producir, según comentarios del o de un tal Bujovich, que visitaba el penal, con frecuencia. Añadió que el día del traslado, después de la cena, se produjo un oscurecimiento, aclarando antes de él estaba en el baño, encontrándose encontrándose en el calabozo al producirse este, según cree que fue Puppi que lo traslado desde aquel lugar a la celda. Que a raíz del ruido de las celdas, de las puertas de las celdas, se dio cuenta de que empezaron a sacar compañeros detenidos, entre ellos Outes que estaba en el calabozo de al lado. Recuerda que mientras sacaban a éste, uno de los agentes o mejor dicho persona que lo sacó, le expreso que se abrigara bien, porque iban a un lugar que era frío. Que cuando el declarante estaba tanto en el baño como en la celda escucho ruido de vehículos hacia la entrada del penal, pero no llegó a verlos a tales rodados. Que el declarante intentó mirar por la ventana de su celda que estaba cubierta por un plástico, levantándolo, pero no puede proseguir en ese afán debido a que uno de los guardias se percató de ello, metiéndole un palo, que le dio en la cara, por lo que se vió imposibilitado de tratar de seguir observando. Que días siguientes los carceleros sacaron todas las pertenencias que los supuestos trasladados habían dejado en sus respectiva celdas. Que el declarante observo que de Outes sacaron todas las cosas por lo que el declarante deduce que solamente salió en la noche con lo puesto. Que luego que los sacaron a quienes iban a ser trasladados, el declarante escucho motores que se ponía en marcha y andaban o echaban a andar, de camiones y jeeps, pero no oyó que los agentes "trasladadores" dijeran algo. Que el día siguiente escucho por la radio, en el penal que había un intento de fuga de los trasladados apoyados por otros elementos subversivos, produciéndose la muerte de algunos de tales. Que se recuerda o cree, escucho estas noticias a través de una radio que tal vez llevó uno de los guardiacárceles Que el declarante poco muy poco conversaba con los carceleros que los cuidaban. Que las pocas veces que el declarante pudo escuchar algo de los agentes que trasladaban a sus entonces compañeros de prisión, puede decir que dichas voces correspondían a Soverón, Rodríguez, crespo, el hijo de Pérez, Sanguino. Que debe agregar que escucharon por comentarios la muerte de los ex-compañeros y luego confirmaron la noticia a través de la radio. En cuanto hace al declarante debe decir que fue sacado tres veces, la primera de las cuales ocurrió luego de producirse el golpe de estado. Le pusieron algodones en los ojos y lo vendaron, lo subieron a un jeep, que estima el declarante es del ejercito y también cree que fue llevado a un campo militar. Que al declarante lo sacaron de noche, es decir que al declarante el mismo día del golpe lo devolvieron, vendado lo llevan a lo que cree es un galpón militar, donde con otra gente, cree que estuvo durante dos días sin ser interrogado, luego lo pasan a la cárcel. A los dos o tres días fue que lo llevaron a lo que piensa es un campo militar, siendo esta la primera vez a que hacía referencia anteriormente en ocasión a que sacado de la cárcel. Que cuando se efectúa este traslado y llevado al campo militar, estuvo en un pastizal, a la interperie. Recuerda que se le acercaron varios policías y militares que al oído le decían que al otro día se iba en libertad . Que al día siguiente por el contrario lo empiezan a torturar, interrogatorio de por medio, luego de hacer un corto recorrido, en un jeep. Que las preguntas consistían en interrogarlo sobre el lugar en que tenía las armas. Comenzó todo con un simulacro de fusilamiento, con la confesiones a un cura, previamente. Que este cura le pidió que dijera todo lo que sabía y que rezará; como el declarante no sabe rezar, el rezó por él. Que luego vino otra persona que le preguntó cual era su última voluntad, respondió el declarante que lo dejarán sólo por unos minutos, lo cual le fue concedido. Pasado el tiempo, que en lugar de fusilarlo lo llevaron a una camilla de médico, en donde lo acostaron boca abajo con la cabeza al aire. En la punta había un balde que estima era de cuero, con agua, en donde lo sumergieron durante varios ocasiones, hasta prácticamente ahogarlo, para volverlo a sacar cuando no daba más y repetir la operación. Que no le hicieron preguntas en tales sesiones conocidas como el "submarino". Que después lo comenzaron a golpear distintas personas, por diferentes partes del cuerpo. Que aquí nuevamente le preguntaron donde tenía las armas, a lo que el diciente respondía que no sabía nada de armas, lo cual era verdad. Ante esto repetían los golpes. Luego de eso la tortura consistió en ponerle un plástico que se ataba al cuello, como una bolsa abierta de las dos puntas, la de abajo se ataba al cuello y la superior, por esta parte le echaban agua, un médico presente en el lugar lo iba auscultando, tomándole en dicha acción en lo pulmones de forma tal que no se llenara completamente de agua. Que no sabe como se llamaba ese médico. Que a más de la pregunta de las armas lo hacían sobre una tal Cristina, la que para el declarante es una persona desconocida. Que a su regreso al penal, fue atendido por los médicos Carrizo, el "Sordo" Alvarez, Haddad, que lo medicaron de forma tal que aquello le permitió recuperarse. Que Alvarez, el Dr. Alvarez solía trabajar en el instituto médico. Que como le habían hecho la tortura conocida como el "teléfono", que consiste en aplaudirle las orejas, le desencastraron un tímpano, a raíz del cual tenía y tiene actualmente zumbidos en ambos oídos. Que a raíz de esto que fue revisado por los médicos antes citados que entre otras cosas le medicaron suero. Que se acuerda que le preguntaron por una Dr. Garros, enterándose luego el declarante que se trataba de una abogada, cuyo nombre era Cristina. Que la siguiente vez que lo sacaron, esta vez se hizo junto con dos presos comunes, Toro, Sayon, Rulli e Ivanoff. Que a este lo metieron en el baúl del auto en que fueron trasladados, en mala posición, de forma tal que esto le produjo una lesión en el brazo izquierdo, con tal gravedad que luego no podia moverlo, ignorando si se habrá recuperado. Que Ivanoff era administrador del casino de Rosario de la Frontera. Que el traslado no fue en un solo auto, sino varios. Se le ordeno que se tirarán al piso, y, como ya lo dijera Ivanoff, marchaba en el baúl de uno de los rodados. Que para el dicente los condujeron al mismo campo donde había estado anteriormente. Allí estuvieron tres o cuatro días. Que allí no hubieron interrogatorios. Que al regresar al penal se enteran que había estado de visita en la cárcel la Cruz Roja, circunstancia que el declarante hace que estima que fue sacado de la cárcel cuando se iba a producir esa visita, en razón de tratarse de un preso que estaba detenido arbitrariamente, es decir sin estar ni siquiera a disposición del P.E.N.. Agrega que entre otras cosas recuerda que José Median de Giuseppe, otro detenido político, fue sacado de la cárcel así como lo habían sacado al declarante y trasladado a un centro de detención clandestina, según lo comentó él a su regreso, fue apremiado y pudo contactarse en ese lugar con el detenido político Russo, a quién lo habían "liberado" supuestamente días antes desde el penal. Que por el tiempo que ha transcurrido y ante el hecho de haber reingresado hace muy poco al país, cualquier cosa que recuerde y que sea de interés para la investigación lo va aportar a ese efecto. Con lo que terminó el acto, previa lectura y ratificación firma el compareciente después de S.S. por ante mí que doy fe.