Bettini Francese de Devoto, Marta María

La Plata, 17 de Febrero de 1999


  

En la ciudad de La Plata , Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los diecisiete días del mes de febrero de 1999, hallándose reunida la Cámara Federal de Apelaciones del circuito, encontrándose presentes el Señor Presidente, Dr.Alberto R. Durán, y los Señores Jueces.Dr. Julio V. Reboredo, Dr. Leopoldo H. Schiffrin, Dr. Antonio Pacilio, Dr. Carlos A. Nogueira y Dr. Héctor G. Umaschi, con la asistencia del Secretario Actuante, y dejándose expresa constancia que también se encuentran presentes el Sr Fiscal General Subrogante ante la Cámara, Dr Carlos Dulau Dumm, la Sra. Defensora Oficial Subrogante, Dra María Inés Spinetta, en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata, la doctora Elizabeth Rivas y el doctor Roberto Bugallo, comparece una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley castiga el falso testimonio de acuerdo al art. 275 del Código Penal (conforme art. 295 C.P.M.P), quien seguidamente presta legal juramento de producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse Marta María Mercedes Bettini, ser de nacionalidad argentina, de estado civil viuda, con profesión u ocupación abogada, quien se domicilia en la calle 50 nro 378 de la ciudad de La Plata, Pcia de Bs. As.., acreditando su identidad mediante cédula de identidad de la Policía Federal argentina N° 5.660.400 , haber nacido el día 6 de enero de 1949, en la ciudad de La Plata, Provincia de Bs. As. , resulta ser hijo de Antonio Bettini y de Marta Francese - Acto seguido se le entera de las generales de la ley, las que explicadas manifiesta que ........................................ - A continuación se le entera del contenido de esta causa y MANIFIESTA: Voy a tratar de hacer algunas precisiones sobre algunas cosas que no han quedado muy claras o se han omitido o no le correspondía a mi madre relatarlas. En el caso de la muerte de mi hermano Marcelo Bettini, quería aclarar que el nombre completo del oficial de marina que le comunicó a mi marido que mi hermano había sido muerto en un enfrentamiento -creo que lo preguntó el señor Fiscal- era el Teniente Eduardo Llorens, teniente del Cuerpo de Infantería de Marina, no del Comando general. Por otra parte quiero aclarar, porque me parece que no se ha dicho, que en el caso del secuestro del chofer Alfredo Temperoni fue allanada la cochera, propiedad de mi padre, de 50 esquina 4 en la que se encontraba él a cargo. Esta cochera fue clausurada durante muchos años con una franja que decía “Comando operacional 113". Con respecto al secuestro de mi padre los hechos se desarrollaron como lo dijera mi madre, cuando él iba acompañado de mi marido, Teniente Devoto, a la sede de la Jefatura de la Policía Federal, aquí en La Plata. Quiero destacar el siguiente hecho: ellos tuvieron que esperar varias horas antes de ser recibidos por el Jefe de la Federal que, como ha dicho mi madre, lo recibió rodeado de gente fuertemente armada. Pero antes que lo recibiera, mientras transcurría esa cantidad de horas de espera, vino un oficial de la marina especialmente enviado desde la Base Naval Río Santiago a entrevistarse con mi marido. No recuerdo el nombre de ese oficial, pero recuerdo que mi marido dijo que se presentó diciendo que venía de parte del capitán Estevez de la Base Naval Río Santiago. Recuerdo que el allanamiento a mi casa -nosotros vivíamos en la calle 53 N° 638, a una cuadra de acá- se realizó unas horas después de que hubiera sido secuestrado mi padre. Según los dichos del portero de ese entonces, a la persona que buscaban era al teniente Devoto. Mi marido no lo supo, pero parece en cierta manera sintomático que lo tuvieran en su poder unas horas antes y sin embargo posteriormente lo fueron a buscar. También quiero resaltar un hecho, no se si ocurrió en forma simultánea o un tiempo después del secuestro de mi padre y de mi marido, referido a que fuerzas del ejército se constituyeron en una quinta de fin de semana que tenían mis padres y que todavía conservamos nosotros, cuyo nombre es Los Aromos, situada cerca del cruce entre el distribuidor de Etcheverry y Ruta 2. Sucedió que estas fuerzas se introdujeron en camiones del ejército como en un gran operativo. Dos personas de sexo masculino y una persona del sexo femenino, fueron llevadas dentro del chalet, entonces los miembros del ejército ametrallaron la casa, destruyeron cencerros, rompieron todo lo que encontraban y ametrallaron a esta gente. Digo que los ametrallaron porque esto consta en una película que hizo la televisión española que se llamó “Todo es ausencia”, según el testimonio del encargado de esta quinta, quien narró la forma en que luego fueron trasladados los cuerpos. Los llevaron en camiones y en ambulancias del ejército, y el hecho macabro es que este hombre relataba que había quedado una parte de la oreja con el aro de esta chica. No supimos cuál fue el motivo de este operativo pero quería consignarlo y por otra parte decir que durante muchos años concurrieron allí comisarios y policías a pasar el tiempo o a pasarlo bien. Continuando con esto, quiero agregar que una vez producido el secuestro de mi padre, mi marido teniente de fragata de la marina de guerra argentina del cuerpo general, especializado en el control de armas antisubmarinas, hizo una serie de gestiones, tal como lo dijera mi madre, concurriendo al Edificio Libertad a averiguar el destino o paradero de mi padre. En este tren de averiguaciones y en el lapso que va desde el viernes a las 9 y media de la noche al día lunes, es decir entre el 18 y 21 de marzo, mi marido toma contacto con familiares suyos perteneciente a las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, el capitán de corbeta Lovato, el contraalmirante Larinio y el oficial inspector de la Policía Federal Argentina, Devoto, para averiguar e interesarlos sobre la situación de mi padre y por la pronta liberación y aclaración de esta confusión. El capitán Lobato se pone en contacto con oficiales amigos del servicio de inteligencia naval del Edificio Libertad y planean una reunión que a último momento fue suspendida. La versión del Servicio de Inteligencia es que no había ningún problema para que se presentara donde creyera oportuno para denunciar el secuestro de mi padre. Es así que Lovato dice que lo va a acompañar a la reunión el día lunes 21 de marzo. Como mi marido va al Edificio Libertad y no regresa, yo tomo contacto con Lovato y le pregunto qué había pasado y me dice que a último momento cambió de idea y que no lo pudo acompañar. Todo fue muy rápido. Vuelvo a hablar con Lobato, quien me ofrece su casa para que nos hospedemos con mis hijas y me dice que efectivamente mi marido había estado en el Edificio Libertad reunido con algunos marinos, y que me quede tranquila que mi marido estaba protegido por la Marina. Yo le pregunto protegido de qué, y me dice que estas cosas nunca se saben, pero que me quede tranquila. Me dice que seguramente pedirán un rescate ya que mis padres poseen una sólida posición económica y que esté muy atenta a la forma en que me lo comunican. Insiste en que la institución lo protegía. Ojalá hubiera sido así. Entre las variadas gestiones que nosotros hicimos por mi marido y por mi padre, también puedo citar -disculpen quizás sea un poco mezclado mi testimonio porque no puedo seguir el hilo muy sincronizadamente- también puedo citar al capellán de la marina Carlos WaGenfhürer, un gran amigo de la familia. También lo interesamos para hacer gestiones porque ahora no era sólo mi padre sino también mi marido. Nosotros, ante la situación planteada, me encontraba con las nenas muy pequeñas y familiares uruguayos me contaban horrorizados de la situación imperante en la Argentina, que era siniestra y lo mejor que se podía hacer era tomar distancia. Viajé al Uruguay, allí hicimos todo tipo de gestiones, un poco más distantes, en la confianza de que si no se solucionaba hoy se solucionaría mañana. Pero no se sabía nada. De ahí embarcamos a Brasil y luego a Europa. Hay un hecho interesante, importante, que sucede en Uruguay -no puedo precisar la fecha- y yo me enteré estando ya en Europa de que fuerzas conjuntas de la marina y creo del ejército argentino con fuerzas uruguayas se presentaron en distintos domicilios de Montevideo y el Barrio Presidencial de Carrasco. Allanan los domicilios de varias familias, primos, tíos, parientes lejanos, por supuesto sin ningún tipo de orden judicial. En estos allanamientos, los soldados acampaban dentro de los pisos y domicilios de mis familiares -tres o cuatro domicilios diferentes- donde los soldados con ollas de comidas se preparaban su alimento. Preguntaban insistentemente a los familiares sobre las nenas del teniente Devoto. Tanto familiares como personas amigas que concurrían a estos domicilios ignorando que estaban los soldados adentro, eran atrapados en espera de encontrar a las nenas. Ellos no sabían dónde estábamos en consecuencia, no podían dar ningún dato. A otros de los familiares los llevaban y los torturaban. Gente conocida, de prestigio, los torturaban en dependencias de la marina, entre Carrasco y Montevideo, la pregunta constante era dónde estaban las nenas del teniente Devoto. Me parece que un hecho a consignar era que yo supiera por mi marido que las fuerzas del cono sur trabajaban en conjunto y otra cosa era vivirlo en carne propia. Este hecho es un elemento que encaja en la denominada Operación Cóndor en el cono sur. Con respecto a la situación de mi padre, tuvimos algunos datos que pueden resultar de interés a esta Cámara en busca de la averiguación de la verdad. Voy a proceder a dar lectura al testimonio de una persona que integró el comando que secuestró a mi padre. Cabe aclarar que también, por supuesto, están los testimonios de la señora Falcone y de Patricia Pérez Catán respecto de que mi padre había estado detenido en el centro denominado La Cacha. Este testimonio fue presentado por un suboficial del ejército argentino ante la Conadep. Es un testimonio muy largo, pero pienso que puede ser de interés no sólo para nuestro caso sino también para muchas otras personas y para la Cámara en general. El testimonio dice así: “ En la ciudad de Buenos Aires a cuatro días del mes de abril de 1984, se constituye en el Juzgado Nacional, sentencia letra “s”, Secretaría Barrionuevo, los funcionarios de la Comisión Nacional , doctores Raúl J. Ralles y la doctora Susana Aduar, a los fines de receptar la declaración testimonial del señor Orestes Estanislao Vaello, argentino, casado, nacido el 19-9-1946 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, número de DNI 7.785.296, quien había manifestado su voluntad de producir una declaración relativa a la desaparición de personas y solicitado hacerla en el Juzgado donde se tramita su causa. El señor Vaello manifiesta que es suboficial del ejército argentino, perteneciente al ejército nacional, figurando actualmente en situación de retiro; que se desempeñó como primer destino en la Agrupación Comando de Servicios del Estado Mayor General del Ejército; que a partir de fines de 1973 se reclutaba para prestar servicios en el Batallón de Inteligencia 601, con cabecera en Callao y Viamonte de Capital Federal. Durante 1974 y parte de 1975 se desempeñó como agente de penetración en la ciudad de Córdoba capital; que allí realizó funciones en el barrio Alberdi y Clínicas contactándose en la oportunidad con activistas, a fin de investigar a la extrema izquierda. En septiembre e 1975 es comisionado para desempeñar funciones encubiertas en la zona sur del gran Buenos Aires, más exactamente dentro de los bomberos voluntarios de Avellaneda, por orden directa del entonces teniente coronel Almeira, siendo el jefe del batallón Arias Duval, alias “el gato”. De este modo, a partir aproximadamente del 20 de diciembre de 1975 se le ordena defender una cabecera que se encontraba en el batallón Depósito de Arsenales 601 Domingo Viejobueno, sito en la zona de Bernal. Los jefes fueron en ese entonces -la fotocopia es bastante mala por lo que hay que tener reparos- el mayor Bansur y el teniente primero González Chipó. Se forma en ese batallón un grupo para reprimir acciones subversivas llamados de interfuerzas, para prestar servicios a dicho grupo y estar afectados al mismo personal de Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina, Policía de la Provincia de Buenos Aires y un oficial de la policía federal. Que por tener contacto con los grupos de extrema derecha y haber pertenecido a ella en la década del ‘60, le fue ordenado ser el nexo a fin de entregar informes y realizar operativos con los llamados grupos paramilitares o parapoliciales. En esos grupos actuaban civiles perteneciente a la entonces llamada Concentración Nacional Universitaria -CNU-, que a su vez se le ordenó ponerse en contacto y también realizar operativos con personal policial, militar y civil pertenecientes a la triple A; que de este modo se operó en dicha zona desde aproximadamente fines del año ‘75 hasta los primeros días de septiembre del ‘79. Todo esto en la zona sur, área operacional 113. Preguntando en qué hecho participó, bajo las órdenes de quiénes, dijo que él, a finales del ‘75 actuaba bajo las órdenes coronel Arias Duval, el capitán Newman y una persona de apellido Rojas del Batallón de Inteligencia 601. Ellos le ordenan contactarse con una persona que había sido de su amistad, pues había militado conjuntamente en la década del ‘60 en el entonces Movimiento Nacionalista Tacuara. Dicha persona se llamaba Miguel Angel Tarquini y desempeñaba el cargo de coordinador general de prensa y difusión del ministerio de Bienestar Social, y figuraba como jefe de la zona sur del CNU. Dicho señor Tarquini pertenecía y era uno de los fundadores de la triple A. Al contactarse con dicha persona llega a la ciudad de Bernal donde tenían el comando CNU que se encontraba en el sindicato o federación del papel sito a una cuadra y media de la estación de Bernal. Esa misma noche se hizo una reunión con los integrantes de dicho comando y se les comunica que a partir de ese momento van a depender operacionalmente del ejército para ser más exactos, del batallón de inteligencia y que recibirían órdenes por intermedio de Vicente, se les piden los datos filiatorios completos para proveerlos de credenciales y armamento, aunque esta persona Tarquini expresa que el comando se encontraba, de todas maneras, perfectamente armado y que inclusive contaban con tres ametralladoras con silenciador marca Stanley. Estas ametralladoras las había comprado con dólares a través del ministerio de Bienestar Social. Tarquini pone en conocimiento a los integrantes del comando que era también una orden del jefe nacional del CNU, Patricio Fernando o Fernández Rivero. Dicho comando estaba integrado por José Díaz, alias El Petiso, Díaz trabajaba con el sindicato de papeleros a las órdenes directas de Fernando, Oscar Sinefa, alias El Negro, otro individuo que se llamaba Eduardo y trabajaba en Peugeot, Carlos Carioso, alias Carlitos o Capicúa, Eduardo Saavedra, alias El Gato, cabo primero del ejército Ríos, alias Nene, sargento Sánchez, alias Cocinero, oficial principal de la provincia de Buenos Aires,- otro nombre que no entiendo- alias El Rubio. Un tal Rueda, que era el encargado de la custodia personal del general Camps y después este general lo lleva como un hombre de gran confianza. También había un suboficial de prefectura Méndez, alias El Gordo, María de las Mercedes Raniero, encargada de prensa y difusión del CNU, viuda de un oficial de policía muerto en 1974 por subversivos; oportunamente daré el nombre de este oficial. A partir de mediados de 1976 pasó a integrar este comando como subencargado un suboficial de la Gendarmería Nacional de nombre Daniel Ruiz, otro suboficial de la misma con apellido Soria y un suboficial de policía de apellido Casiotti que pertenecía a la comisaría de Florencion Varela y pertenecía al servicio de inteligencia de la provincia de Buenos Aires. Dicho Casiotti era el encargado junto con Soria de las cuevas, lo que en la jerga del grupo en ese entonces era lo que se denominaba a donde se dejaban detenidos a los subversivos y como nexo para recibir las órdenes del CNU para detención se encontraba el agente de inteligencia Andrés Francisco Valdez que se encargaba exclusivamente de la inteligencia y de la interrogación de los detenidos. El técnico en torturas y manejo de la picana era Casiotti. El usaba picana, submarino en seco, submarino mojado, picana sónica que se trajo de Estados Unidos, que trabajaba con sonido porque se le ponían auriculares a los detenidos. Aquí se relata otra serie de torturas. Estas se empleaban en secuestros extorsivos importantes. Es decir, cuando se trataba de aquella gente por la que se pedía dinero por su rescate, de los que había muchos. Al grupo operativo se le entregaban los paquetes que en el jerga se denominaban triple cero cuando eran importantes. Estos últimos no podían ser torturados sin una orden expresa que siempre era dada por Valdéz. En el grupo no se sabía si se trataba de extremistas o extorsivos pero después con el tiempo se enteraban. Cuando se le preguntó cómo se expresaban las mismas, dijo que las órdenes se recibían por intermedio de Valdéz y dichas órdenes estaban expresadas en hojas tamaño oficio con o sin la foto del subversivo. Esos datos eran fundamentales, dirección y teléfono. Que las órdenes escritas eran firmadas por el jefe del batallón de Inteligencia o bien por el jefe de la compañía que hacía acción psicológica, y también en otros casos por asuntos políticos o gremiales. En la parte inferior de la hoja o bien se pedía completar información a Inteligencia o bien venía con la orden de detención. Que algunas de estas cosas figuraba con una cruz bajo la firma no sé de qué y esto significaba la detención inmediata. Caso contrario, venía con dos cruces con lo cual se indicaba que se trataba de alguien de extrema peligrosidad a quien no se debía interrogar sino aplicarle la muerte en forma inmediata. Preguntado sobre la composición del grupo creativo al que hacía referencia dijo que dicho grupo estaba formado por cuatro subgrupos, de los cuales tres de ellos eran los operativos y el último con dedicación de seguridad en los lugares en que se mantenía a los detenidos . Preguntado sobre los hechos en los que le tocó participar, comienza a aclarar varios hechos y comienza también a explicar su vinculación con Aníbal Gordon , es decir, con gente de la SIDE, encabezada por Aníbal Gordon. Por este motivo, ellos comienzan a hacer una serie de operativos y aquí comienza a relatar una serie de casos que por no cansar al Tribunal, porque creo que la Cámara podrá tener acceso a la declaración sobre un original un poco más legible, paso a leer algunas otras cosas que me parecen que son de interés. Dice por ejemplo que uno de los enlaces entre los grupos y la Marina con el Batallón de Infantería III, era el teniendo de navío, Alvarez. Preguntado sobre cuáles eran los lugares a donde llevaban a los detenidos no reconocidos, dijo que uno de ellos era el llamado Coti Bernal, en la zona de don Bosco, que era la zona de influencia de su batallón, y otro era la subcomisaría de Arana, algo de cuatrerismo; se sabía también que había un médico de la Universidad de La Plata. Preguntado sobre otros sitios, habla de la antigua Brigada de Investigaciones de Quilmes , los calabozos que servían de centros de detención. Que entre Don Bosco y Bernal se encontraba un sitio denominado Coti Bernal y que supone que en ese momento, durante la declaración, se llamaba el “pozo de Quilmes”. Preguntado sobre cómo se denominaba concretamente el grupo de tareas que integraba, dijo que trabajaba con el grupo de tareas 3.2, que es un código para reconocimiento entre los grupos efectivos que eran SUN 1. Que para reconocimiento entre los grupos había que agregar una clave: 7/2/4, conocido comunmente como grupo de CNU porque trabajaban civiles y militares. Preguntado sobre si conoce si en la Brigada de Investigaciones de La Plata funcionaba un centro de detención clandestino, dijo que sí, que allí se llevaban detenidos que eran golpeados con ... y que se trabajaba a la gente, pero cuando se amontonaba demasiada gente en este sitio, se los trasladaba a las comisarías 7a. y 8a.,como así también a Infantería de Policía de la provincia de Buenos Aires, sita en la calle 1 y 60. Que en varias oportunidades estuvo en la Brigada para llevar y retirar gente. Que en el momento de llevar gente, se encontró con una pareja que la mujer se encontraba embarazada y que había sido detenida en la zona de Villa Elisa. Que entre las personas que formaban parte de ese grupo se encontraba el comisario mayor Pacheco. Este Pacheco, a su vez, comandaba un grupo de tareas que estaba integrado hasta mayo de 1976 por gente del CNU, cuyos nombres son los siguientes: jefe del grupo, Castillo, alias el Indio, blanco, de 24 años...su domicilio se encuentra en la calle 4 entre 74 y 75; él cree incluso que actualmente vive allí; Arana, alias el Zorro...Este último vivía con su madre en la calle 44, frente a la terminal de ómnibus y actualmente es propietario de un chalet, sito a media cuadra de los Ciudad de los Niños, en Gonnet; Antonio de Jesús, alias Toni, calle 19 y 64, aproximadamente; los dos hermanos Massota, que vivían en diagonal 74, oportunamente dará la exacta dirección. Quinteros, alias “el gordo”, que vive en calle 33 esquina 4; Tralaman, alias “el turco”, que vivía por calle 80 y 122; suboficial de policía Fernández, alias “el gallego”, este hombre prestaba servicios en la comisaría segunda; Lofeudo, alias “el conejo”, corredor de automóviles, posee un chalet en camino General Belgrano, en la parada Carlos Gardel, a 50 metros hacia la izquierda viniendo de La Plata, además posee una casa de compraventa ya que era reducidor de las alhajas que se les sustraían a los subversivos. Oportunamente completará este listado. Los jefes de este grupo eran los siguientes, todos activos miembros, en su momento de la triple A, que después del golpe se denominaron comando Buenos Aires: coronel Campoamor, jefe del Destacamento de Inteligencia de La Plata, alias “Duval”; comisario mayor Pacheco, alias “el mono”, jefe de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que luego va de jefe del Cuerpo de Camineros; oficial Osterrier de Infantería, jefe del grupo “Puma”; teniente de navío Alvarez, del Batallón de Marina III; mayor de ejército Apablás, alias “el flaco”, pertenecía al Servicio de Inteligencia de Penales. Se le continúa preguntando por otros sitios de detención. Es interesante que la Cámara tenga este testimonio porque enumera muchos casos posiblemente muchas personas nunca hayan tenido indicios sobre el paradero de sus familiares.

Sr. PRESIDENTE.- Le pedimos que nos entregue una fotocopia de lo que está leyendo.

Sra. BETTINI.- Continuando con el tema de las órdenes que recibía, dice: en muchos casos las órdenes podían estar firmadas por el coronel Adias Duval, en algún momento también las firmó Suarez Mason, el coronel Gatica y Campoamor. En algunos casos las órdenes reservadas venían firmadas por Harguindeguy y también por el coronel Saspe, además de Rospide, teniente coronel Ferretti y Gatica, asesor de Inteligencia de Camps. Pasa a dar algunos detalles de donde se encontraba situado un centro de detención que luego se dio en llamar “la cacha”, a raíz de que entregaba personas allí. Manifiesta que había entregado a Maria Cañas, en el casco, chalet de atrás de la cárcel de Olmos, al lado de la antena, que se conoce con el nombre de “la cacha” pero que en realidad nunca se llamó así, sino el casco, porque era el antiguo casco en el predio de la cárcel. Además había caminos para entrar. El casco funcionaba de la siguiente manera: era para interrogar gente, como depósito y centro de interrogación por plazos. Eso fue al principio, luego se degeneró y prácticamente como después no había lugar se tenía a la gente allí por largo tiempo. Murieron personas, algunas porque se les fue la mano en la máquina y otros murieron allí directamente. Allí se violaban mujeres, cosa que cree que no era frecuente que ocurriera tanto en otros lugares. La gente que operaba en el casco, puede citar, comando La Plata del CNU, que trabajaba en combinación con la Infantería de La Plata, cuyo jefe -vuelve a repetir- era un comisario mayor de apellido Pacheco alias “el mono”y el oficial de enlace se llamaba Osterrier, que era un asesino sádico incalificable. También operaba un grupo del Batallón de Infantería de Marina de La Plata que solía ser denominado “los descolgados”, que no se sabía si operaban por su cuenta. Ellos también llevaban gente a “puente 12" y a la base de Punta Indio. También operaba en el casco la Brigada de Investigaciones de La Plata que se encontraba en la calle 55 y 13 de esta ciudad. Había asimismo un grupo del Servicio de Inteligencia de Penales de la Provincia de Buenos Aires, en cuanto a estos últimos pasa a dar sus nombres: Acuña, alias “el oso” o “cara de goma” o “el boxeador”; oficial de Penales Blas, actualmente en prisión, alias “el flaco”; Cuchet alias “el turco”, todos ellos pertenecientes al Servicio Penitenciario. Además estaba el francés, cuyo nombre desconoce. Físicamente el francés era tirando a rubio, de un metro setenta, contextura mediana y tenía una cicatriz en el hombro izquierdo que se la había hecho un preso común. Villalba, alias el gordo o el correntino; Otamendi hasta el año 82 estuvo preso, este último tenía el alias del pajarito o el abuelo; José Díaz, alias el petiso que trabajó en el Batallón 601 y en Penales; también había un tal alias el amarillo, morocho, de 40 años y con bigotes. todos operaban en El Casco y respondían al Primer Cuerpo y la dependencia era la Esma. Camps fue allí una o dos veces y el dicente lo vio personalmente y lo conocía además por haber estado en la Argentina en oportunidad de estar en la Escuela de Policía cuando juntaron a todos los jefes de la zona de calle, todas las comisarías de la zona sur para dar directivas porque no querían que salieran de las comisarías sino solamente los grupos. Continúa con otros casos. Aquí llegamos al caso Bettini. Continúa haciendo la enumeración de diversos casos y operativos donde se entregaban a la gente. Continuando con los casos de La Plata pasa a referirse al caso Bettini, Antonio. Esto ocurrió aproximadamente en marzo de 1977. Fue entregado en El Casco, La Cacha y luego pasa a la Esma por orden de la Marina, vía Massera; quien fue a hablar con el grupo fue un alto con un alto oficial de la Marina. Bettini era un abogado mayor de unos 60 años y tenían la orden de no tocarlo. Así fue entregado. Aclara que el caso no quería hacerlo la Marina y es por eso que fueron citados por un alto oficial de la Marina en la base de Río Santiago. Concurren a la reunión el indio Castillo, Carlos Castillo, el comisario mayor Pacheco y Vicente. estos son los únicos tres que se reúnen con el alto oficial de la Marina. No recuerda el nombre pero intentará recordarlo. Respecto al caso Bettini quiere agregar que alias Duval estaba enloquecido al enterarse de lo que había ocurrido y dijo que sí, que había sido el servicio de inteligencia de la Marina quien debería encargarse de sus propios asuntos. Declara que quien los entrevistó para realizar el operativo era el jefe de operaciones de inteligencia de la Marina de la zona sur, quien era el que manejaba todo. Como resultado del éxito del operativo les dieron municiones y armas y es allí donde comienza el enlace, el desprendimiento de los cuerpos en el Río de la Plata por intermedio de una lancha de la Prefectura Naval perteneciente a la División de Patrullaje y Salvataje. La lancha era la número 48, que en la jerga de la Marina se llamaba Gold Charlie. El enlace entre la Marina y el Ejército era a nivel de los grupos y no de los jefes, que tienen que haberlos pese a que estuvieran directamente en el asunto. No agrega más sobre el caso de mi padre y continúa con otros casos que recuerda y autoriza a la Comisión de la Conadep a elevar esta declaración ante los tribunales federales competentes con remisión de copia al Ministerio de Defensa con lo que termina el acto, previa su lectura y ratificación. Quiero aclarar que entre las múltiples gestiones que hicimos, en una oportunidad monseñor García Alonso -aludido por mi madre-, se entrevistó con Camps y éste le dijo que había intervenido al jefe de inteligencia de la zona sur, que vendría a ser esta persona aludida por Vaello quien decía que el apellido era Martínez Subiría y que el enlace con la Marina había sido el teniente de Navío Ulises Pereyra. Con todo lo dicho doy por terminada la lectura del testimonio del suboficial Paello. Como queda dicho en el relato de los hechos, hicimos gran cantidad de averiguaciones, pero ciertamente sobre mi marido, con los compañeros del arma o con sus familiares se reconoce que lo tenía la Marina, pero no tuvimos datos ciertos como no fuera éste del capellán Vagenfhürer que decía que estaban a la espera de un proceso o como aquellas gestiones de monseñor Plaza que decía que nos lo iban a entregar aquí o en Europa. Creo que es interesante hacer una puntualización con respecto al capitán de corbeta Lovato, su primo hermano y que, como manifestó en el juicio a los comandantes en jefe donde fue llamado a declarar, eran más que primos hermanos porque se habían criado juntos y que manifestó tener un gran aprecio no sólo por Jorge sino por mi familia y una gran preocupación por la suerte que hubiera podido correr ya que aunque a él le reconocieron que lo tenía la Marina, pasaba el tiempo y nada sabía al respecto. No obstante, en la declaración del ‘85 hizo una puntualización interesante que es que un tiempo después del secuestro de mi marido, lo encontró por la calle en Buenos Aires, por Esmeralda y Santa Fe, cerca del Centro Naval. Y preguntado por los fiscales sobre cuál fue su reacción, ya que se encontraba tan desesperado y preocupado por la suerte de su primo tan querido, dijo que nada hizo porque el teniente Devoto iba acompañado de una mujer y con cara de gran picardía. Entonces la Cámara se mostró ciertamente asombrada porque le preguntaron si en algún caso el teniente Devoto, aunque se hubiera ido durante muchos años con una mujer y dado que Lovato había resaltado sus grandes cualidades humanas, si era posible pensar que hubiera podido abandonar a sus hijas clamando por su padre. Lo digo porque no sé si esta persona entregó a mi marido, tuvo más conocimiento del caso y luego hizo esta declaración para lavar o exonerar de culpas a él y a todos los integrantes de la Marina de Guerra. Nada supimos de la suerte corrida por mi marido hasta el año 1997 cuando, a raíz del sumario que se instruyó en España por el juez don Baltasar Garzón a cargo del Juzgado de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional con sede en Madrid, sumario 19/97 “Terrorismo y Genocidio”, se presentó a declarar Adolfo Schilingo. Voy a leer al Tribunal parte de la declaración, de transcripción literal tomada por la Guardia Civil de la Policía Judicial en la diligencia de fecha 9 de octubre de 1997, cinta 2 cara A. Se refiere Schilingo a los “vuelos de la muerte” y al hablar de la forma en que eran arrojadas las personas desde los aviones, dice que a la gente se la tiraba en forma inconsciente. Le preguntan si en algunos de los viajes había sucedido algún tema extraño; él dice que no, que estaban totalmente inconsciente. Lo que ocurre es que en algunos casos hubo, según los médicos, determinadas reacciones pero que las denominaban actos reflejos. Esto es según los médicos que los acompañaban y arrojaban. Entonces el juez lo insta a que continúe y dice que el único caso que a nivel naval se sabe que fue arrojado consciente es por traidor a Devoto. El juez Garzón dice “¿sí?” y Schilingo dice: “el teniente Devoto”. Este tipo de manifestación también la hizo en un programa de la televisión española, pero pienso que lo importante es que lo haya dicho ante el juez. Continuando con la cinta 2, cara B, dice que tiene conocimiento de la situación del teniente Devoto, entonces el juez para dar mayor verosimilitud al testimonio le pide que aclare algunos datos sobre el tema del lanzamiento o traslado del teniente Devoto. Dice que es información naval en los siguientes términos “quiero decir que a nivel naval tengo que pensar en el nombre de algunas personas que me lo hayan comentado, pero esto es sabido dentro y fuera de la ESMA. Por ejemplo mi señora lo sabe y no por boca mía”. Preguntado sobre quiénes pueden haber sido las personas que hablaron y dijeron tener conocimiento del asunto del teniente Devoto, él pasa a dar una serie de nombres que creo interesante puntualizar, como por ejemplo el capitán Roca o el capitán Cobas. En esta declaración que es del 10 de octubre de 1987 dice que le parece importante citar al contralmirante Deganz, ya que aludiendo a sus problemas en la armada dice “el contralmirante me citó estando yo ya de licencia extraordinaria y viviendo en Puerto Belgrano, en qué época fue no lo recuerdo exactamente pero estaba próximo a retirarme, y me informa que él es autor de un pedido de observación mío y considera que un oficial de la armada no puede tener dudas con respecto a la actuación de la armada en la ESMA”. El dice que en ese momento no podía tener ninguna duda y alude al caso Devoto, porque alude al caso de la promoción 98 que era a la que pertenecía mi marido. Entonces continúa dando los nombres de una serie de compañeros y oficiales de la marina de guerra argentina que según él son los que tienen conocimiento del asunto. Y menciona a Comilovich, compañero aviador naval que participó en vuelos de la muerte; también a Debaldi que conocía bien el caso Devoto. Luego enumera: “Komilovich nació el 3/1/47, ingresó en la armada como promoción 95 el 4/2/63 y egresó el 29/12/67; Debaldi Héctor, nació el 28/9/46, ingresó el 4/2/63 y egresó integrando la promoción 95 con la misma fecha que el anterior; Vara Julio, nació el 29/8/47, ingresó el 4/2/63, promoción 95 y egresó en la misma fecha que los anteriores. Quiero rescatar de la lista para que no se me olvide de ser nombrado a Carlos Alberto Ale del servicio de inteligencia naval, que actuaba en las mismas condiciones que Fernández y Rioja. A estos últimos todavía no los nombré pero quiero decir que iban a ir a más, eran de un grupito que yo he dicho varias veces que era un grupo operativo y llevaban a algunos que participaban en actividades tratando de meterse en el tema.También puedo mencionar a Pallarola Esteban, actualmente agregado Naval en Italia quien conoce muy bien el caso Devoto porque era amigo íntimo, nacido el 28/10/45, la misma promoción. Nada más, mueve papeles, habla para sí mismo. Sí, aquí hay otro, Neves, Carlos con fecha de nacimiento 7/6/48. Otro, Rescio, Jorge Horacio, nacido el 19/6/47. Ingresados a la Escuela Naval Militar el 24/1/66. Estos son y conocen el caso. Juan Carlos Olí, nacido el 27/2/49 con la misma fecha de ingreso. Todos egresados el 30/12/69. Denazi Cagliolo, Alejandro, nacido el 6/4/49; Furtado, Alejandro, nacido el 10/12/47; Vargas -hay signos de interrogación- nacido el 16/8/49; Puzoni, Horacio Gustavo nacido el 6/8/48, Mazoni, Pablo Oscar -hay signos de interrogación- 13/5/50. Scianzio, Juan Carlos, nacido el 4/10/49; Ivón, Luis Esteban, nacido el 22/1/48. Toda esta gente puede atestiguar lo que pasó con Devoto.”

SR PRESIDENTE.-¿Toda esta gente ha prestado declaración de alguna manera?

Sra. BETTINI.- Lo ignoro. Con respecto a las gestiones legales referentes a los secuestros hay un recurso de hábeas corpus interpuesto por mi padre, firmado por mi marido. El nombre del Abogado es Luis Angel Tau, con dirección en la calle 64 N 537, y con número de teléfono 4834803. Por otra parte, quería decir que el 7 de diciembre de 1982 fue presentado un recurso de hábeas corpus por mi marido, el teniente de Fragata Jorge Alberto Daniel Devoto, ante el Juzgado Federal N6 del doctor Fernando Zabalía, secretaría 18, doctor González del Solar. Este recurso fue denegado y posteriormente apelado en su momento ante la Corte. También promovimos una querella por Antonio Bautista Bettini iniciada el 5/3/84 ante el Juzgado de Instrucción 18 de la Capital Federal, secretaría 154. En cuanto a los temas legales quiero agregar que he prestado testimonio ante el Juzgado de Instrucción N5 de la Audiencia Nacional de España ante el Juez Baltazar Garzón, en la que no me he limitado a prestar testimonio de lo ocurrido sino que me encuentro acreditada personalmente como parte en el sumario que se sigue en España por esta causa.

SR. PRESIDENTE.- Además de la valiosa declaración que usted acaba de prestar, quisiera saber si puede citar a la persona que actuaba como portero en la calle 53.

SRA BETTINI DE DEVOTO.- ¿En mi casa? No sabría decirle quién estaba en esa época.

SR. PRESIDENTE.- ¿Y el encargado del campo del distribuidor y el cruce con la ruta 2?

SRA BETTINI DE DEVOTO.- Tengo entendido que este hombre ha fallecido. Están sus hijos. Quizás sirva para el tribunal la película que yo mencioné donde aparecen grabadas sus declaraciones. Otra cosa importante que no mencioné de las muchas gestiones que hice por mi marido es con respecto al secretario general de la OEA, entonces el doctor Orfila, habló personalmente con el almirante Massera. Mi marido era un oficial muy conocido en el Arma y había sido felicitado por Massera por su brillante actuación. No era un oficial absolutamente desconocido en el Arma. La respuesta de Massera que yo recibí directamente de Orfila fue que mandaba a decir que las cosas no eran como yo las contaba. Lo que significa claramente que él sabe ciertamente cómo fueron las cosas. Tal vez Massera nos pueda aclarar algo algún día.

DR. PACILIO.- De la declaración anterior de su madre, dijo que usted realizó determinadas gestiones en el cementerio de La Plata, con motivo de la exhumación del cadáver de su hermano. Quisiéramos saber si usted intervino de alguna manera o si tiene conocimiento ó abundar más sobre el particular, sobre todo en lo que atañe, fundamentalmente, al tema administrativo llevado acabo en el cementerio de cómo se realizó todo.

SRA BETTINI DE DEVOTO.- Lo que yo creo recordar es lo siguiente: el cuerpo nos fue devuelto por gestiones personales del comisario Pochelú, que era el jefe de la Federal acá en La Plata. Cuando nos comunican que debemos dirigirnos al cementerio de La Plata, un día determinado, mi marido decide reconocer el cuerpo y lo esperan dos o tres policías -no sé su rango- pero pienso que eran de la policía de la provincia de buenos Aires y son ellos quienes los acompañan a la parte posterior del cementerio donde -según mi marido- se encontraban esos cuerpos y ellos eran quienes sabían, supuestamente, en qué lugar o en qué posición se ubicaban los cadáveres. Mi marido firmó un acta de reconocimiento en el mismo cementerio y en ese momento fue cuando se lo pasó al cajón para ponerlo en la bóveda familiar. No tengo otros datos que aportar.

Respecto a las gestiones de altas jerarquías de la Armada, me dirigí en su momento al almirante Lambruschini, porque él era el presidente del Centro Naval, que es el club social de los marinos y que está ubicado en la ciudad de Buenos Aires. No todos los oficiales de la marina son oficiales del Centro Naval y mucho menos sus esposas, pues a ellas la única posibilidad que les cabe es el acceso al restaurante. En nuestro caso tanto mi marido como yo éramos socios. Por lo tanto, en mi carácter de socia y esposa de un socio me dirijo al almirante Lambruschini denunciando el secuestro de mi marido y rogándole la intervención al presidente del Centro para lograr la aclaración de los hechos y su libertad. El almirante Lambruschini me contesta -en la calle 53 N 638- diciéndome que a los efectos de la aclaración del secuestro de mi marido debo dirigirme a la Armada Argentina. Esto también lo declaré en 1985, porque no podían alegar que no tenían conocimiento del caso de un efectivo, de un oficial de la Armada. En el cuarto intermedio que se ha producido se me ha acercado una persona del público, entendí que su nombre es María Laura Bretal, no será difícil confrontarlo, y me ha hecho saber que escuchando la declaración de mi madre, ha relacionado su estancia privada de libertad en el Centro La Cacha, donde estuvo según me dijo en mayo del ‘78. Allí tomó conocimiento por otras personas que se encontraban secuestradas, que entre noviembre del ‘77 y marzo del ‘78, había secuestrada en La Cacha una persona muy mayor, de setenta y pico de años largo, a quien le decían la abuela, la que era permanentemente interrogada. Eso era lo que comentaban personas que habían estado allí, antes de lo que me manifestara esta persona llamada María Laura. No es que ella lo haya visto, pero piensa que puede ser mi abuela, María Mercedes.

DR. DULAU DUMM.- Esta última apreciación que hace ¿la realiza con referencia a qué lugar?

Sra. Bettini de Devoto.- A La Cacha.

DR. DULAU DUMM.- Hoy le pregunté a su señora madre si tenía alguna referencia sobre certificaciones, registraciones, o libros en el cementerio de La Plata con relación a los NN. Le traslado esta pregunta a usted. Ustedes tuvieron oportunidad de concurrir al cementerio de La Plata en algún momento y la pregunta es si pudieron visualizar registros, certificaciones o alguna documentación inherentes a los NN.

Sra. Bettini de Devoto.- Me dirigí al cementerio de La Plata a fines de febrero de 1984.Puedo hacer referencia a ese entonces. Existía en el cementerio de La Plata registros y no hubo que hacer ninguna gestión especial para verlos. Me presenté en el cementerio para ver cómo era el mecanismo y ver si había alguna historia de aquella época. Hacía mucho calor como hoy y el encargado me pareció que estaba bastante extenuado y cansado. Había como cuatro o cinco tomos de libros donde figuraban NN. El me dijo que había gran cantidad de NN. Que yo no tenía idea de la gente que estaba enterrada. Tampoco quería aludir mi situación, porque en este país nunca se sabe con quien se está hablando, por lo que no expliqué, pero tampoco me pidieron explicación alguna. Me facilitó esos tomos y ojeé uno. Eran unos tomos encuadernados, muy viejos, con páginas más bien apaisadas. El hizo gestos de que había muchos más.

DR. DULAU DUMM.- ¿Qué quiere significar con que él hizo gestos?

Sra. Bettini de Devoto.- Me refiero al empleado que me atendió, que estaba detrás de un mostrador muy largo, con mucho calor.

DR. DULAU DUMM.- ¿Tenía un nombre y apellido?

Sra. Bettini de Devoto.- No sabría decirle, porque entré directamente y pregunté por ver los libros de la época, porque decían que allí había gente, NN. Dije eso y no dí detalles sobre mi situación personal. Tampoco dije quién era. A nosotros nos lo han facilitado con toda normalidad.

DR. DULAU DUMM.- Marcos Lovato, que era capitán de Corbeta, ¿vive?

Sra. BETTINI.- Supongo que sí.

DR. DULAU DUMM.- Con referencia al testimonio que leyó respecto de las declaraciones de Scilingo ante el juez Baltasar Garzón, concretamente con referencia a la expresión de que fue arrojado consciente, del lugar de las aguas adonde su marido podría haber sido arrojado...

Sra. BETTINI.- Lo único que dice Scilingo es lo que leí.

DR. DULAU DUMM.- De acuerdo, pero lo que querría saber es de dónde salían estos vuelos.

Sra. BETTINI.- Las declaraciones de Scilingo en España son muy extensas, yo pensé que la Cámara tenía conocimiento de ellas. En uso de los tratados de cooperación internacional de la justicia, esta excelentísima Cámara podría pedirle las declaraciones de Scilingo al Juez Garzón.

DR. DULAU DUMM .- En este caso pido disculpas al tribunal porque soy el fiscal subrogante y tengo esta inquietud.

Sr. PRESIDENTE.- El capitán Scilingo por orden de la Cámara tiene, en la Dirección de Migraciones, un pedido de presentarse no bien arribe al país, a prestar declaración.

Sra. BETTINI.- Me parece muy bien, pero se puede adelantar si hay alguna forma de cooperación internacional, para que se acerque toda esa documentación. Lo que lamento es que tengamos que recurrir a tribunales internacionales. La Justicia está muy necesitada de prestigio, sobre todo para mantener la esperanza de las futuras generaciones.

DR. DULAU DUMM.- En ese orden de ideas y habiendo declarado Scilingo estas circunstancias puntuales ¿el aviador que efectuaba los vuelos era de apellido Comilovich?

Sra. BETTINI.- Sí. Lo nombra puntualmente. Scilingo reconoció en España que participó en una serie de vuelos, pero éste no era el único aviador.

Dra. RIVAS.- Los libros que le fueron mostrados en oportunidad de estar en el cementerio de La Plata, ¿eran todos del período 1976-1982, o era un listado general de los NN que podían estar en el cementerio de La Plata?

Sra. BETTINI.- No sé exactamente el período que comprendía, sí estaban los años 1976 y 1977 que ví claramente. No sé si respondía sólo a los NN víctimas del accionar represivo de las fuerzas armadas o si también estaban incluidas las personas que se encuentran en la calle sin documentación. Estaba todo mezclado y no sabía exactamente bien lo que buscaba. Pero no parecía que estuvieran ocultos. No sé si pasó posteriormente pero por lo que ustedes me están preguntando, esa documentación ha sido destruida.

Sr. PRESIDENTE.- Los libros todos fueron vistos por la Cámara, porque fueron secuestrados.

Dra. RIVAS.- Si su esposo le manifestó en oportunidad de la exhumación de los restos de su hermano si él había visto los restos o alguna particularidad que hubiese notado.

Sra. BETTINI.- La particularidad era que estaban en una fosa común y la gente estaba mezclada. Algunos tenían cajones y otros, no. Las numeraciones estaban confundidas Creo que para el caso de gente normal y documentada era bastante particular el hecho en sí. No recuerdo, señora esa cosa que usted me preguntaba y que él me haya comentado al respecto.

Dra. RIVAS.- ¿Usted dice numeradas?

Sra. BETTINI.- Ellos lo sabían efectivamente. Es decir no fueron a remover la gran cantidad de cadáveres que parece que existían allí enterrados en ese momento. Por lo que yo recuerdo, ellos tenían una idea, sabían que era el número seis o el número dos.

Vieron un cadáver y pensaron que era él; no lo era; luego sacaron una y otra persona y mi marido dijo que era mi hermano y así fue como apareció el cadáver del doctor Bearzi.

Dra. RIVAS.- Quería preguntarle si frente al pedido de rescate que en alguna oportunidad me manifestaron que podía ocurrir, ¿le dieron cifras concretas o bienes concretos a pagar o, simplemente, fue una mención al pasar?

Sra. BETTINI.- No me dieron ninguna cifra concreta, porque me dijeron que serían otros los que se iban a poner en contacto conmigo. Ciertamente, lo decían muy convencidos lo del pedido de rescate. No fue una cosa al pasar. Era lo que yo tenía que esperar.

Dra. RIVAS.- Para mí, es suficiente.-

Dr. SCHIFFRIN.- Señora Bettini: referente al cementerio. Fuimos muy recurrrentes porque es de gran importancia y constituyó objeto de investigación hasta las últimas audiencias de diciembre y, ahora, vuelve a serlo, tanto que las próximas van a referirse a eso. Nosotros tenemos esos libros como que fueron secuestrados, se trajeron fotocopias auténticas y también hay otra documentación que habla sobre los cementerios. En cuanto a las sepulturas hay un hábeas corpus de 1982, en el cual un juez de La Plata, el doctor Soria, dicta una medida de no innovar sobre todas las tumbas NN, pero inmediatamente el cementerio responde que una cantidad muy grande habían sido dados como ciertos en cumplimiento de los reglamentos que disponían cinco años en tierra, habían sido desocupadas y enviados esos restos al osario. Pero había casi sesenta. Eso era una nueva medida destacada para que no se le toque y se hiciera posteriormente una investigación. Las hemos inspeccionado y son realmente tumbas individuales y en la mayoría de las que vimos hay cruces que dicen NN y la fecha de la muerte. Seguimos trabajando sobre eso. En La Plata me ha dicho gente que conoce muy bien los acontecimientos de aquel tiempo, que también había una fosa común. Esto, los enterradores que han sido interrogados y que han proporcionados muchos datos, sobre todo algunos de ellos, dicen también que todas las sepulturas de NN llevados por la Policía, en circunstancias que han explicado muy bien, eran hoyos individuales. Usted, en cambio, vuelve a mencionar el tema de la fosa común. Si su marido se lo dijo, quiere decir que ya habría un elemento más para investigar. Quería que usted precisara si realmente había una fosa común, si su marido se lo había comentado.

Sra. BETTINI.- Era una fosa común, lo que no significaba que todos los cadáveres que estuvieran enterrados, ni individualmente ni mezclados, estaban en cajones. Ellos fueron a un sitio determinado y sabían que el cajón número tal era el de mi hermano. El cajón estaba en un sitio común donde estaban todos. Eso es lo que puedo aseverar hasta lo que yo recuerdo o hasta lo que creí entenderle a mi marido.

Dr. SCHIFFRIN.- Ese dato es importantísimo y se lo agradezco.

Dr. DULAU DUMM.- Dr. Durán: el testimonio de Orestes Vaello se encuentra en la documentación con la que cuenta la Cámara. Doctora: usted mencionó que en la conversación que habían tenido con el marino Marcos Lobato, éste le había manifestado que se había entrevistado con una persona llamada Alberto Ramos Varela, ¿hubo posibilidad de convocar a esta persona a alguna audiencia para que testimoniara?

Sra. BETTINI.- ¿Usted se refiere al juicio de 1985?

Dr. DULAU DUMM.- Así es.

Sra. BETTINI.- En el juicio de 1985 comparecieron el almirante Lariño, el oficial inspector de la Policía Federal, Devoto, Lobato, pero no recuerdo que se hubiera citado a declarar a Ramos Varela.

Dr. DULAU DUMM.- Así es que solamente la indicación de este nombre había sido dada por Lobato.

Sra. BETTINI.- Efectivamente, porque aparentemente era amigo de Lobato.

Dr. NOGUEIRA.- Pido que se agregue, luego que la doctora termine su declaración, fotocopia de ambas lecturas.

Sra. BETTINI.- De todos modos los testimonios de Adolfo Scilingo son muy extensos, ocupan varios tomos. Lo que he traído aquí son solamente dos o tres hojas en las que se refiere a mi marido. Que no tiene nada más que agregar con lo que se da por finalizado el acto, previa íntegra lectura que el Sr Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser el fiel reflejo de sus dichos, luego del Sr Presidente, Dr Alberto Durán y Jueces, Dres Leopoldo H. Schiffrin, Dr. Julio V. Reboredo, Dr. Antonio Pacilio, Dr. Carlos A. Nogueira y Dr. Héctor G. Umaschi; al igual que los demás intervinientes en el acto y mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.-