Orellano, Consuelo Eufemia

La Plata, 18 de Octubre de 2000

 

DR. DURAN: En el día de la fecha, hoy 18 de octubre del año 2000, comparece ante el Tribunal integrado por los señores Jueces doctores Julio Víctor Reboredo, Antonio Pacilio y Alberto Ramón Duran, con la presencia del señor Fiscal ante la Cámara el doctor Julio Amancio Piaggio, del señor Defensor Público Oficial ante la Cámara, doctor Ricardo Alberto Gonzalez, en representación de la Asamblea permanente por los Derechos Humanos La Plata, la doctora Elizabeth Rivas, en Representación de la Asociación de Ex-detenidos-Desaparecidos, la doctora Mónica Gonzalez Vivero y con la presencia de la Secretaria del Tribunal, doctora Mariela Tenembaum. Una persona previamente citada a los fines de prestar Declaración Testimonial, a quien se le hace saber que debe producirse con veracidad respecto a todo lo que supiere o le fuera preguntado, ya que de lo contrario eventualmente podría resultar condenada por el delito de Falso Testimonio, razón por la cual en primer término, se le va a requerir que preste Legal Juramento o Promesa de decir verdad de acuerdo a sus creencias, ante lo cual responderá sí lo Juro o sí Prometo?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, prometo.

DR. DURAN: Acérquese al micrófono usted, porque la Audiencia es grabada entonces... Póngase cómoda por favor. Su nombre completo?

ORELLANO EUFEMIA.- Consuelo Eufemia Orellano.

DR. DURAN: Bien. 

ORELLANO EUFEMIA.- Orellano no Orellana.

DR. DURAN: Orellano. Bien. Su documento de identidad?

ORELLANO EUFEMIA.- 3.900.534

DR. DURAN: Nombre de su padre?

ORELLANO EUFEMIA.- Sacarías Orellano.

DR. DURAN: Vive?

ORELLANO EUFEMIA.- No.

DR. DURAN: Nombre de su madre?

ORELLANO EUFEMIA.- María de la Consolación Salvador de Orellano.

DR. DURAN: Vive?

ORELLANO EUFEMIA.- No.

DR. DURAN: Bien. Lugar de nacimiento?

ORELLANO EUFEMIA.- La Plata el 3-3-40

DR. DURAN: Su ocupación o profesión?

ORELLANO EUFEMIA.- Maestra.

DR. DURAN: Su estado civil?

ORELLANO EUFEMIA.- Estado civil?. Esposa de un secuestrado desaparecido.

DR. DURAN: Su domicilio actual?

ORELLANO EUFEMIA.- 53, Nº528, 4º piso "A".

DR. DURAN: Señora usted ha sido convocada en el día de la fecha, a los fines de prestar Declaración Testimonial, en la Causa Registrada bajo el Nº 909 de la Secretaría Unica de este Tribunal, la cual se investiga los motivos de la Desaparición de Ardeti Néstor Enrique quien resulta ser su esposo.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. DURAN: Razón por la cual usted se haya comprendida dentro de las Generales de la Ley, ello no obsta, no empece, a que usted tenga la obligación de producirse con veracidad...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí...

DR. DURAN: Correcto, usted me entiende lo que le digo...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, comprendo.

DR. DURAN: Entonces, el Tribunal en primer término la va a escuchar para que usted narre todo aquello que usted nos pueda informar, a los fines de esta Investigación y posteriormente le formularemos las preguntas que sean de rigor. 

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, muy bien. En el año 79 un sábado, el 4 de agosto, eh, mi esposo al regresar de su trabajo, él trabajaba en un negocio que teníamos junto con un compañero y amigo, Raimundo Villaflor, en Florencio Varela, ese sábado cuando regresa a casa, comenta, porque nosotros éramos cuatro en la familia, mis dos hijos, mi esposo y yo, y éramos de comentar todo lo que nos pasaba. Comenta que vio preocupado al Negro Raúl le decíamos nosotros, pero que no sabía por qué, había llegado un momento al taller y se había ido, pero no le contó lo que le pasaba, el lunes 6 de agosto, mi esposo se va como lo hacía habitualmente a la mañana hacía Florencio Varela, hacia el negocio, hacia el local, y llega la hora que habitualmente regresaba, cuatro y media, cinco de la tarde y no regresó, yo le tenía mucho miedo a la ruta, y bueno, con mis hijos nos quedamos esperando, llegó la hora de cenar y no había regresado, llegó la hora de dormir y tampoco, y bueno, decidimos este, acostarnos, a las dos de la mañana, a las tres, no habíamos dormidos, nos levantamos los tres, y decidimos ir hacia la casa de un, en ese momento compañero, José Arbaizeta, para que nos ayudara a salir a buscar a mi marido, él tenía una citroneta, y bueno, según yo, le había pasado algo en la ruta, así que fuimos al Hospital de Gonnet, ahí había habido un choque, un Peugeot, nosotros dijimos que andábamos buscando a un hombre, bueno, tuvimos, tuve que ir a reconocer, era una mujer la accidentada, la fallecida. Después fuimos a la Caminera a preguntar si había habido algún choque o algún accidente y así llegamos a Florencio Varela, alrededor de las seis y media de la mañana, mis hijos eh, como lo acompañaban al padre al taller, sabían la dirección de un señor mayor, jubilado de la zona, que iba habitualmente al taller, así que nos dirigimos hacia ahí porque en el negocio supusimos que no iba a estar a esa hora, el señor éste se llamaba Villanueva, y bueno, en una casita muy humilde, golpeamos las manos, este, cuando la señora salió, la casa era a varios metros de la puerta y nos miró, nos hizo pasar, y el esposo nos contó lo que había ocurrido el día anterior. Alrededor de las cuatro, mi esposo ya iba a cerrar el negocio, llegaron tres hombres, mi esposo estaba en la trastienda porque le habían traído, él hacía reparaciones de electricidad, le habían traído una plancha a último momento, ésta gente entra y le preguntan a Villanueva que estaba al lado del mostrador, eh, si él era el encargado o el dueño, mi esposo escucha y sale, y le comentan éstos señores que son de la Municipalidad, y que venían por una denuncia que ahí se había, se cobraban, no se respetaban los precios máximos... Les piden los Libros del negocio, mi esposo se los entregan y ellos se acercan a la vidriera simulando leer algo en los Libros, lo llaman a mi marido para que les aclare algo, él se acerca, esto todo relatado por Villanueva, y le dicen: bueno, nos tiene que acompañar, salen y le dicen que cierre el negocio y que Villanueva lo espere el regreso de él en la vereda. Cuando sale él ve que hay tres autos, a mi marido lo ponen en uno de ellos, en el asiento de atrás entre dos hombres, y éste señor ve que atrás del auto este arrancan otros dos más, y en uno iba una mujer entre dos hombres en el asiento de atrás. El se queda esperando, le resultó ya extraño, va a la Municipalidad que quedaba a unos metros del local, y pregunta, y ahí le dicen que no, que no había habido ninguna inspección. Va de un señor que quedaba al costado de, en una mueblería, en la esquina del local, don Elías, un señor italiano, y le comenta lo que había pasado, preocupados los dos se van al taller donde mi marido dejaba el auto a ver si ya se había ido, y no, el auto estaba ahí. Con el señor del taller se van los tres a la Comisaría de Florencio Varela, porque les resultaba muy extraño, además el señor del taller había sido Policía, y él comentó como me comentó después a mi, que era muy raro, que a él le parecía que era un asunto pesado. Fueron a la Comisaría de Florencio Varela, y ahí bueno, este, no, le dijeron: quizás se fue con una minita, déjense a ver si todavía meten la pata... Bueno, con la insistencia de éstos vecinos, dicen que hacen un Radio llamado a todas las Comisarías, y dicen que no, que no pasó nada, que no se preocuparan. Al salir Villanueva, un Policía joven que, medio pariente de él, le dice: mirá viejo, no te metás porque esto es muy pesado. Eso me transmite Villanueva al otro día a la mañana.

DR. DURAN: Perdón, eso le transmite Villanueva?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. DURAN: Cuándo le transmite eso Villanueva?

ORELLANO EUFEMIA.- El día, a mi esposo lo llevan el 6, el 7 a la mañana que yo llegué a la casa de él a las siete de la mañana, este relato sería hecho a las ocho más o menos. Eh, José Arbaizeta se vuelve a La Plata y por decisión mía, me quedo con mis hijos, este, cerca del local, del negocio, esperando al Negro Raimundo Villaflor, porque pensaba que él iba a venir a trabajar y que bueno, le podía pasar algo, y que teníamos que tratar de detenerlo antes de que se acercara al negocio. Eh, mi hijo más chico que había estado el sábado con el padre ordenando la vidriera y el negocio pasa, porque lo resolvemos así, y ve que hay cosas que faltan, desde afuera, y que las cosas no están como las habían dejado el sábado. Estando ahí eh, vemos que llega un compañero Rubén, Rubén, el Cabezón, el Cordobés... Este, que venía a verlo a mi marido, de casualidad, yo cuando lo veo bueno, parece que se había, que se hubiera abierto el cielo, y le digo: viste lo que pasó, y bueno, no sabía nada, y dice: voy a llamar a la casa del Negro, y bueno llama y dice: está pinchado y hay voces de gente desconocida y bueno, este, voy a ir a ver a los padres, a los padres, a la familia Villaflor para ver qué pasaba, que viven en Avellaneda, y nosotros con mis hijos nos venimos a La Plata. Mi hijo, cuando digo mis hijos, mi hijo mayor Daniel, que en ese momento tenía 15 años, mi hijo menor Marcelo, que en ese momento tenía 13 años. Nos venimos a La Plata y nos vamos a la casa de José, nuevamente de José Arbaizeta, le cuento, porque él se había vuelto sin saber nada, le cuento lo que había pasado y estando ahí, estaba él, estaba la esposa Marita que no sé el apellido, estaba su hijo mayor Pablito, que tenía tres años en ese momento, y un bebé que no, no sé el nombre. Estamos ahí y bueno, golpean, yo estoy en la cocina con mis hijos, y siento que golpean, que hay murmullo, y le digo a mi hijo, mi hijo Marcelo, cerrá la puerta de la cocina, y él me dice: mamá es la Policía, le digo no, cerrá la puerta. Bueno, él me hace caso y cierra la puerta, cuando la está por empujar entran como siete u ocho hombres, golpeando, con armas largas, y cortas, gritando, pateando las cosas que había cerca de ellos, y gritando todos contra la pared, todos contra la pared. Todos éramos, mis dos hijos y yo. Nos hacen poner las manos en alto contra la pared, nos patean las piernas para que las abramos, y traen a Marita, la esposa de José y a Pablito, el bebé queda solo en el dormitorio que lloraba muchísimo. Eh, arriba de la mesa de la cocina estaba mi cartera, un maletín donde había toda documentación de la familia, y había también unos bolsos, porque Marita se estaba yendo para la casa de los padres. Este, buscan ahí, encuentran unos documentos que eran los míos, preguntan Quién es Consuelo Orellano?. Le digo soy yo, y uno de ellos, bajo, bajo, así como el cuello hacia adelante, como si tuviera una pequeña giba, medio jorobado, es decir, pequeño, más que nada el cuello hacia adelante, debido a que, cabello negro, petiso. Este, me agarra y me empuja, me saca de la cocina y me lleva hacia un lugar que era el garage. Y ahí me empieza a preguntar por mi marido, por los fierros y por los verdes. Yo le digo que no le entiendo, qué es los verdes y qué son los fierros?. También me pregunta, porque me hace todas las preguntas juntas, dónde vivo?. Yo trato de ordenarme y empiezo a decir que yo que en Berisso me conocen, porque yo prácticamente nací en Berisso, fue circunstancial que nací en La Plata, pero siempre viví en Berisso. Podía preguntar, bueno, y él me dice que si me hago la viva y no respondo lo que me está preguntando la voy a pasar mal, y levanta la mano, estábamos cerca, levanta el puño así y me pega, me pega en la boca, que después me doy cuenta a la tarde que había perdido un diente, en ese momento no sentí ningún dolor, no me di cuenta, nada... Y yo le digo: Claro cuando me pega, le digo: no, no, pregunteme que yo le voy a contestar todo lo que quiera, y bueno, me dice de los verdes, me dice de los fierros, yo le digo, me dice que son armas, yo le digo que armas no hay en mi casa, y que vivo en la calle 46, 1827. En eso entra uno corriendo y no sé qué dice, la verdad que no sé, no entendí, luego me doy cuenta que le avisa que viene gente, de los pelos me lleva, de los pelos me lleva, yo tenía el cabello largo, me lleva hacia la cocina, y nos dice que nos quedemos todos en silencio. Ahí entra José desprevenido, venía de la calle, había ido a su trabajo, era una imprenta que quedaba en 66 y 168 por ahí, que había ido a avisar que no iba a ir a trabajar, José entra, ellos lo tratan bien, se sorprende muchísimo. Le dicen que se tiene que fijar, con quién, quién éramos nosotros, entonces él le dice, bueno, el marido fue compañero mío de trabajo, y me vino a pedir ayuda, entonces ellos le dicen: que se fijara, porque él era una persona trabajadora y nosotros éramos unos Subversivos. Bueno, en ese ínterin le dicen que bueno, que mis hijos van a quedar a cargo de él y que él iba a tener que responder ante ellos, así que los iba a tener que cuidar, en eso ellos sacan de mi cartera dinero, eh, yo no quiero mentir, no puedo hacer la relación de cuánto dinero era, pero era dinero, porque habíamos vendido una propiedad, porque no tiene nada que ver el valor de eso ahora, mi hijo el otro día dio un valor, pero yo no me acuerdo. Me sacan el dinero, y bueno, me esposan, con las manos en la espalda, me hacen despedir de mis hijos, y me suben a un auto, y me acuestan en el piso del asiento de atrás, y ellos ponen los pies arriba mío, y salimos, salimos, este... Y bueno, cuando íbamos uno que estaba sentado adelante, al lado del chófer que le decían Daniel, que era gordo, que parecía, eh, qué sé yo, para graficarlo así como, uno se imagina gente de una barra brava de un equipo de fútbol, con esos sombreros, esas gorras, esos gorros, este, pelo largo, desaliñado, saltando, gritando, síganme los malos constantemente, síganme los malos, y riéndose, cuando íbamos en el auto se reían, se reía de mi, me preguntaba cómo me sentía ahí abajo, y me hablaba de mi marido, y yo le decía que ellos averiguaran quién era mi marido, que fueran al barrio, que fueran a la escuela de mis chicos, que fueran al Albert Thomas, donde mi marido había hecho cursos. Y bueno, éste se reía y me decía: vos negra, tenés más verso que el gordo al final. En una de esas, éste que le decían el Jefe, éste petiso que luego lo identifico como Peyón (fon) (sic), pregunta por el dinero, y ellos le dicen cuanto habían agarrado, cuanto habían tomado de mi cartera, y éste dice: Pero falta plata, y yo le digo: no, este, si usted dice que falta, falta, y en mi cartera estaba, así qué no sé. Y ahí hay una pequeña discusión, inclusive el Jefe dice: no habrán empezado el reparto antes de tiempo no?. Y éste Daniel dice: No jefe. Bueno, hay una discusión y me dicen: que peso que falta se lo van a cobrar a mi marido. Entonces yo les pido que volvamos a la casa, porque si estaba esa plata que él decía, tenía que estar ahí en mi cartera, y si no se había caído. Volvimos a la casa de José, por supuesto no había dinero... Este, y bueno, volvemos a salir de nuevo, yo pensaba que me llevaban no sé, me imaginaba, quería ver, porque yo digo, cuando regrese le voy a decir a los compañeros por donde me llevaron, trataba de imaginarme por donde iba. En un momento, me doy cuenta que llaman por, no sé cómo se comunican y ellos empiezan a decir, éstos tarados nos van a hacer enfrentar con la Cana, dando vueltas por La Plata. Y bueno, en un momento me dicen que me siente y que mire para adelante. Y me doy cuenta que doblamos de la 44 y tomamos la 132 y yo veo que estamos en mi barrio, y yo les digo, vamos a mi casa?. Y bueno, llegamos, y doblamos en 132 y después agarramos la 46 y ahí yo veo toda la cuadra de 131 a 132, prácticamente todos los vecinos en la puerta, mucha gente, muchos coches, y en la puerta de mi casa, veo un grupo de hombres y me, así como que sobresalen, una persona alta, con pantalón, bien vestido, con raya, zapatos bien lustrado y una camisa impecable, blanca con mangas cortas, y yo, por esas cosas que uno tiene en la cabeza que no sé de dónde, quién se las mete, digo: es un militar, estamos salvado, es un militar. Eh, llegamos ahí a la puerta de mi casa y en la entrada para coches, veo, hay un coche y veo una cabeza que me doy cuenta que es mi marido. Esto que estoy contando serían las, del día 7 serían, las cinco de la tarde, se baja Peyón (fon), se queda el otro del otro lado, se baja el gordo Daniel Febre, y se queda el chófer. Este que yo pensé que era un militar, se acerca, sube, se sienta al lado mío y se enoja, se enoja porque me ve esposada, entonces pide las llaves y me saca las esposas, y me toca, me dice: señora, le hicieron mal, pero por qué esposaron a la señora, todo ese teatro que después lo viví tantas veces no, que hacen la, desde Jueces, Abogados, Militares, Policías, que hicieron y siguen haciendo. Eh, entonces me dice, yo le digo escucheme?. Esa persona que está ahí es mi marido, porque no me deja verla, le empiezo a pedir, y él me dice, sí señora, usted va a ir a verlo, pero escuche lo que él le dice, haga lo que él le dice y ningún escándalo dice, porque no tenemos ningún problema en armar nosotros también un escándalo, entonces me ayuda a bajar y me voy y me siento al lado de mi marido, en el auto que estaba estacionado... Mi marido tenía la misma ropa, tenía un pantalón de corderoy marrón y una campera marrón que tenía piel acá en el cuello, en el, sí bien digo en el cuello. Estaba totalmente mojado, los cabellos, todo, la ropa mojada, le faltaban dientes, yo me había sentado en el lado derecho de él, le faltaban dientes, tenía toda la cara hinchada y doblaba totalmente la cara para verme, porque tenía los ojos hinchados también. Eh, bueno, ahí me dice que me vaya a la casa de mi mamá con los chicos, me dice: negra, vos te vas de la vieja, andate de tu vieja. Yo le digo no, eh Quito, a mi también me llevan... No, no, vos tenés... Y como yo le vuelvo a decir que a mi me llevan, mi esposo muy pocas veces, creo que dos veces, yo estuve con él 20 años, dos veces lo vi enojado, jamás levantaba la voz y menos tener una actitud este, así como agresiva, por eso a mi como que me dolió, porque me agarró de los hombros y me dijo: vos hacés lo que te digo, te vas de la vieja con los chicos. Yo ahí es como que me asusté por lo que estaba pasando, y no le dije nada, bueno, me abrazó y este, me dijo que lo habían picaneado, y yo le dije: y vos dónde vas?. Me llevan para matarme me dijo. Eso fue lo que me dijo en ese momento. Bajamos, bajé mejor dicho, me llevaron de nuevo al otro auto, y en caravana, porque atrás del auto que yo había llegado, había dos autos y en caravana salimos, de la 46, tomamos 132, 134, iban los dos autos que estaban atrás iban primero, después iba donde estaba yo y atrás iba el de mi esposo, que yo me daba vuelta a cada rato porque ahí me llevaban sentada, ya era de noche, y como estaban prendidas las luces de los autos yo me quería imaginar que mi marido me estaba mirando, fuimos así ocho coches por lo menos, hacia la casa de nuevo, hacia la casa de José Arbaizeta, que queda por el Dique, la verdad que yo no la tengo precisa, ahí llegué porque mis hijos me orientaron y no tengo bien claro dónde queda. Llegamos ahí y me dijeron, que no me metiera en líos, que no anduviera averiguando, que mucho menos fuese a ver una Comisión que iba a venir, bueno, un montón de, que la iba a pasar mal mi marido, que mis hijos, que me acordara, yo lo único que les pedía mientras ellos me decían, que lo dejaran bajar, o que dejaran que acercara a mis hijos al auto para que lo vieran, por supuesto no me lo permitieron, y me dijeron: ahora baja, entra corriendo y cierra la puerta. La calle donde vivía José era una calle cortada, así que ellos tuvieron que ir y volver, yo llegué y les grité a mis hijos que vinieran, que el padre iba en uno de sus autos, y prendí la luz del porche, me acuerdo que la casa tenía un porche... Bueno, después de eso, fui con los chicos...

DR. DURAN: Un segundito por favor, un segundito... Sí, puede continuar.

ORELLANO EUFEMIA.- Después de eso fui con los chicos a y con un cuñado que yo había llamado, este, a ver a un Abogado, eh, un Conservador hijo de su madre, Carlik (fon), Carrik (fon)... Eh, por qué fui ahí, porque yo sabía de que él había sacado gente, Militantes, compañeros, por dinero había sacado de adentro de la cárcel, de la 9, es decir, entonces fui ahí a ver qué podía hacer por mi marido, me acuerdo que estaba la sala de espera llena y eran como las siete u ocho de la noche. Todos después al transcurrir los días, todas esas personas, madres, esposas, que había ahí, íbamos por lo mismo. El, bueno, me hicieron pasar enseguida, una banda de, de, de facinerosos que tenía ahí como colaboradores, me hicieron pasar enseguida al verme toda con sangre. Y bueno, me pregunta qué había pasado, los nombres, y yo les digo que quisiera hacer un Hábeas Corpus, y él me dice que no, que éstos perros, hablando de los militares, de los Policías, él decía que a éstos perros no había que ladrarles de frente, que él tenía otros caminos para llegar y saber. Y bueno, ahí pidió una suma de dinero, mi cuñado le dijo, que él estaba dispuesto a conseguir ese dinero si él lograba recuperarle al hermano. Bueno, Carrik (fon) nos tuvo hasta septiembre con mentiras, yo me di cuenta a los tres o cuatro días, que él había ubicado a mi esposo, me di cuenta por ciertas preguntas que él me hacía a mi. Este, y bueno, después me dijo que vaya a ver a una Comisión de Derechos Humanos que había venido y que presentara un Hábeas Corpus. Si me permiten para no perder... Bueno, todo eso que fue mucho, pasó el 7, el día 8 de agosto al otro día, bueno ese día nosotros, esa noche mejor dicho, eh, nosotros anduvimos los tres, mis dos hijos y yo caminando, con una valija me acuerdo, sin saber a dónde ir, hasta que al final bueno, nos fuimos a la casa de mi mamá que queda en Berisso y yo viví 20 años en ese lugar. A la tarde del día 8 yo me encuentro con Pocho, este, Rubén, voy a dar el apellido Palasesi (fon), porque la verdad que siempre lo conocí por Pocho, el Cabezón, Palesesi. Y me comenta la conversación que tuvo con los padres del Negro. Los padres del Negro, de Raimundo Villaflor, le dicen que el día 4 unas personas de civil, llegaron a la casa de la hermanita de Raimundo, Josefina, y la habían secuestrado y estaba desaparecida, no sabían dónde estaba, a ella y al esposo José, que después voy a decir el nombre porque no me acuerdo en este momento, lo voy a leer, Jasan creo que es, se lo habían llevado, lo habían secuestrado y estaba desaparecido. Eso había sido al principio del mes de agosto y que el 4 de agosto a Raimundo y a su esposo, "la Petisa" Elsa Martinez, también habían sido secuestrados y no sabían a dónde estaban. Ellos estaban en una camioneta, que suponen los padres que venían para La Plata con las dos hijitas, la mayor que tenía tres años y la pequeñita que tenía meses. Por dichos de vecinos, lo sacaron a patadas, a golpes al Negro y a la Petisa, y a las chiquitas las dejaron contra la pared, la más pequeña como era chiquita se cayó, se deslizó y una vecina la levantó después que vio que se habían ido todos éstos tipos, este... El Cabezón, Rubén, nos dice, me implora prácticamente que nos fuéramos con él a Córdoba, allá estaba la esposa Anita y los tres hijos. El tenía que regresar, yo le digo que no, que me voy a quedar, porque tengo que tratar de ubicar a Quito, a Enrique a mi marido. Bueno, el Cabezón regresa a Córdoba y quedamos que a la semana yo voy a llamar para ver qué hacemos, qué noticias tiene él, qué noticias tengo yo. Cuando llamo a la casa de Anita, me atienden unas voces extrañas que me doy cuenta que algo pasa, y cuelgo. Después me entero, lo secuestran a Rubén y a la esposa. El papá de Ruben enseguida se mueve para ubicarlo y le dicen que está, el Ejército lo tenía, cuando él va a verlo ya estaba muerto, según le dijeron él fue a señalar a una casa, de la casa repelieron, tiraron, lo mataron a Rubén, y no solamente eso, sino que después tiraron una bomba en el coche en que iba Rubén, y murier... se incendió el coche, el único que quedó calcinado fue él, que los padres después, casi no lo podían reconocer, creo que lo reconocieron por la dentadura. La esposa Anita estuvo desaparecida 9 meses, después la blanquearon, pasó al PEN y en el 84 logró su libertad, estaba en la cárcel de Caseros. Esto lo digo porque no solamente quiero Testimoniar por mi esposo, sino por toda la gente que conozco y que por ahí, porque... Porque no soy yo la única damnificada en todo esto... En relación con lo que pasó en mi casa, esto me lo cuentan los vecinos, en la casa donde vivíamos con mi esposo y mis hijos, en 46 Nº1827. Me dicen que vinieron, me contaron después que vinieron personas de civil en varios autos, con armas cortas y largas, que rodearon la cuadra, usaron las cocheras porque es una cuadra que casi en ese momento no tenía cubierta, sino entrada para coches, de los vecinos este, aceptaran los vecinos o no, ellos se metieron, y me decían también que un médico, que vivía en la esquina de mi casa, un médico pedíatra que trabajaba en Mater Day, no recuerdo el apellido, no quiso dejarlos entrar y ellos le mostraron una credencial de la Policía Federal, a los vecinos que quedan a la par, lindando en mi casa, los invitaron a entrar, porque les iban a mostrar lo que estaban, lo que iban a sacar de mi casa, porque este, varios vecinos, fundamentalmente la señora de enfrente, comentó: pobre gente, qué está pasando, no puede ser. Y ellos les dijeron, ésta pobre gente tenía, tiene ahí adentro explosivos que podían haber hecho volar toda la manzana. A ésta gente que vivía al lado de mi casa le dicen que son del Ejército... Bueno, de mi casa no sacaron nada, este, no encontraron nada, lo que sí hicieron robaron, estuvieron tres días ahí adentro, desde los cubiertos hasta un Magiclick, un Magiclick se llevaron también, es decir, después todo, lo poco que teníamos. Rompieron, teníamos una hermosa biblioteca, rompieron, hasta una Biblia, mi esposo era Ateo, pero leía la Biblia con mis hijos, era Ateo. A fines de septiembre sin saber a dónde ir, eh, me voy a la Curia de acá de La Plata y pido hablar con Monseñor Plaza, me atiende ahí un señor que era Secretario, era rengo, me acuerdo que tenía como un zapato ortopédico, algo así. Le digo que quiero hablar, y él me dice para qué?. Y yo le digo que quiero hablar, a ustedes por ahí le va a causar gracia, pero, le digo: en secreto de confesión. Porque me parecía que así, si yo decía algo que no debía Monseñor Plaza no iba poder decirlo. Este, me hace ver, conversar con un Capellán, que luego me entero que era del Ejército, no sé el apellido, no me acuerdo, me lo, en un momento lo supe pero ahora no me acuerdo. Me pide informes, dónde habíamos vividos los últimos años, bueno una serie de datos, me dice que regrese a la semana, vuelvo y logro hablar con Monseñor Plaza, éste cura me dice que lo ubicó a mi esposo, que lo tienen ubicado, que mi esposo está vivo. Entonces yo le digo por qué?. Qué pasó?. Por qué, qué pasó, que pasó todas estas cosas que yo le había contado a él?. Y él me dice que el Comunismo, estas son palabras textuales porque yo las he escrito, en ese momento cuando volví a mi casa, como tantas otras cosas las tengo escritas. Que el Comunismo había entrado a nuestro país, y se había metido en todos los Estamentos y aunque yo no lo creyera, inclusive hasta la Iglesia me dijo... en la Iglesia, en la Escuela, en todos lados... y que este Gobierno, por el Gobierno militar, había entrado con una guadaña para sacar esa maleza dañina. Yo le dije "Padre, yo... mi marido no es una maleza dañina". Y él me dice "bueno, hija, pero no podemos levantar y bajar la guadaña", eso me dijo a mí Monseñor Plaza. Me dijo también que él no era como se había pensado, que él iba a estar un tiempo de reeducación donde estaba y yo pregunté "por qué reeducarlo?", no entendía... y él me dice "para que sea un mejor padre, un mejor vecino, una mejor persona" y que iba a volver, "que él en este momento, dice, está cumpliendo un deber con la Patria, esperemos que él sepa comprenderlo" y que iba a volver un día, después dos, después más días y se iba a quedar definitivamente. También me dijo que esto que estábamos hablando que no lo comentara, porque sino los compañeros iban a enterarse que él estaba vivo y si él estaba vivo es porque estaba colaborando, entonces entrábamos en peligro mis hijos y yo. Y que cuando mi marido saliera lo iban a matar, entonces que esto yo no lo contara a la gente conocida mía y también me dijo que no fuera a la Justicia porque si él tenía que ir a declarar por eso le iban a creer a él y no a mí, y era verdad eso. También me dijo que por este asunto no volviera más a la Curia, que si yo necesitaba comida o necesitaba trabajo que volviera pero por esto no... Yo volví a la Curia casi al año porque no tenía noticias de mi marido, no lograba saber nada, y pedí de nuevo... no estaba más ese Secretario que estaba antes, no sé quién me atendió, pedí hablar con Monseñor Plaza y me atendió otra persona que después me enteré que era un Inspector, un Comisario Inspector retirado y me trató muy mal, cuando le dije a qué iba y por qué... porque le dije además vengo porque acá me dijeron, me dieron datos, él me dijo que ahí no era Interpol, que yo si no tenía problemas, si no tenía nada que esconder que fuera a la Comisaría y que él no estaba de acuerdo que me hubieran dado antes información, que estuvo mal eso. Bueno, por supuesto, no volví más porque pensé que iba a quedar detenida... Hay algo que me olvidé, a las dos semanas de secuestrado mi marido, con tres hombres vestidos de civil fueron al taller mecánico donde él había dejado su Peugeot en Florencio Varela, el mecánico como tenía una relación así con mi marido, al verlo le dijo Enrique qué pasó?... y bueno, mi marido le dijo no pasó nada, hubo una confusión. "Bueno, le dice, me alegro, pero cuál fue la confusión". "No, le dice, ya te voy a contar porque dentro de unos días ya abro de nuevo el negocio". Y bueno, retiró el auto, y uno de los que iba con mi marido le pagó el arreglo al mecánico... eso fue como a las dos semanas. También me enteré después que mi marido también con personas de civil había ido a la imprenta donde trabajaba José Orbaiceta (fon), que acá tengo la dirección escrita, 66 y 118. Cuando llegan preguntan por José y el dueño de la imprenta les dice que no está, que hacía unos días que estaba faltando, uno de estos tipos le dijo dígale a José que no sea pelotudo, que no se haga el misterioso, que siga como siempre trabajando porque si queremos nosotros lo podemos ubicar" y se fueron, porque esa era una de las cosas que le habían dicho a José, que él siguiera haciendo la vida normal, que no comentara... que dijera que lo habían metido en problemas esta gente, por nosotros, que fuera a trabajar y que se quedara en la casa, en el barrio... Es decir, ellos se mostraban evidentemente con mi marido, y en lugares que había gente sin ningún problema. En eso de andar rastreando, buscando, preguntando, me encuentro con una amiga Celina Rodríguez, una gran persona... le cuento lo que estaba viviendo, lo que estábamos pasando a nosotros... y ella me dice que el 11, el día 11 también de agosto ella, su esposo y uno de sus hijitos estaban por una calle de La Plata y que paró un auto, y bueno, a los empujones, documentos, en un momento los estaban llevando, los metieron en el auto y los llevaban, ella no sabía adonde los llevaron. Eh... el marido quedó ahí donde los llevaron y a ella la sacaron en un auto, iban no recuerdo si tres o cuatro hombres ahí con ella y en un momento ella me cuenta sin saber nada de nuestro negocio ni nada, ella me dice que pasan por adelante de un Taller de electricidad en Florencio Varela y uno de estos tipos dice "antes de ayer, o anteanoche, nos llevamos al tipo de este negocio" y otra cosa que también escucha es que están enojados porque hace varios días que andan rondando, dando vueltas y van a la Comisaría de Florencio Varela a informar, a comunicar que hay un grupo de tareas en la zona... A ella la pasean por Florencio Varela y la regresan donde estaba el marido, al que habían torturado y le preguntaban por un hermano de él y luego los traen nuevamente a ella y al esposo a La Plata. Cuando Celina me cuenta esto me doy cuenta que está hablando del negocio de mi marido, es decir, que esos tipos que los levantaron a ellos, eran también los que habían estado llevándose a mi esposo. Con mis hijos estuvimos un tiempo viviendo sin documentación, pasábamos todo el día acá en la Plaza San Martín, me acuerdo el 17 de agosto que había un desfile, un despliegue terrible, estábamos sentados en un banco, caminando por el bosque durante el día y unas noches nos fuimos a Buenos Aires en unos Hoteles de infimas categorías, porque nos permitían estar sin documentación. Bueno, no teníamos plata así que decimos dónde nos vamos a ir, y nos fuimos a Berisso, a vivir en un quincho cerca de un hermano mí, un quincho que queda cerca del Monte... y ahí estuvimos, pensando que estábamos resguardados, yo conozco todo Berisso y en Berisso todos me conocen a mí. Cuando estábamos una noche en el quincho llega un sobrino mío corriendo, eso fue el 24 de octubre del 79 y dice que mi esposo está en el teléfono, en la casa de mi cuñada que estaba al lado de la casa de mi mamá... Vamos corriendo y sí, era mi esposo que estaba... era el día de su cumpleaños... Bueno, habla mi marido, me dice... tranquilo habla, me dice que me quede tranquila, que está todo bien, que es por un tiempo nomás, que después vamos a estar los cuatro juntos... y en la conversación, siempre que hablé con mi esposo intervenía otra voz, no sé si en el mismo teléfono o qué, otro hombre interviene y me dice que me deje de andar preguntando, buscando, yendo a al CELS porque es una de los lugares... el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) que teníamos los que no teníamos dónde ir a preguntar, donde encontrábamos una palabra, un gesto, una sonrisa, una actitud humana... toda esa gente del CELS, todos... y me dicen que deje de ir al CELS y de preguntar, y que deje de ir al taller porque yo seguía yendo al taller de mi esposo de Florencio Varela porque ahí había muchos artefactos eléctricos que no eran nuestros, y eran de gente muy humilde; entonces una plancha... yo puse un cartel "los sábados se devuelven" y bueno, venía alguien a veces y yo le daba las cosas. Bueno, ellos me decían por teléfono que no fuera y que no sacara nada, yo le decía que sí que iba a sacar las herramientas porque es una cosa que mis marido en los peores momentos yo le decía "vendé, vendé la máquina tal, la agujereadora..."... y él decía "No, negra, porque si tengo las herramientas tengo posibilidad de trabajo". Así que a mí me quedó eso y yo le dije "yo voy a ir a sacar las herramientas y así fue, con mis dos hijos fuimos y trajimos todas las herramientas". Y bueno, me decían que me dejara, que no fuera a verlo a Carrique, que no hiciera Hábeas Corpus, que mi marido estaba ahí que lo tenían a él pero que a mí también me tenían, nada más que estaba afuera. Después de eso en Octubre, en noviembre llamó y no tenía... yo no sabía cuándo iba a llamar, llamaba a la casa de mi cuñada, Edith Esther Rojas... eh, así que yo había empezado a trabajar de enfermera en el Hospital Italiano y salía, que salía a las dos de la tarde, y me iba para la casa de mi mamá y me quedaba hasta las once, once y media, doce... porque en algún momento pensaba que iba a llamar mi marido... En Navidad mi marido llamó, llamó para saludar, nos dijo que estaba bien, que la pasáramos bien y llamó también para año nuevo, llamó a la casa de mi cuñada y llamó también a Santa Fe, a la casa del hermano que fue la única vez que llamó para saludar a los padres y al hermano, pero no estaban, habló con una sobrina. La noche del 31 de ese año él me dice "no lo vas a poder creer, pero esto es una cosa de locos, tenemos una mesa que seguramente ustedes no la tienen ahí, con todo lo que te imagines"; pero yo le digo "Pero con quién estás ahí?"; "y después te voy a contar"; "pero hay conocidos". Me dice "sí, sí, varios, varios conocidos, dice, y vino un tipo importante a desearnos felicidades; así que pasala bien, negra, con los chicos, con la vieja"... eso fue el 31 cerca de las doce de la noche... Después de eso no... llamó menos, llamó menos, y en enero... el 25 de enero...

DR. DURAN.- Un segundito por favor... 

DR. DURAN.- Sí, puede continuar Señora. (cassette 2)

ORELLANO EUFEMIA.- En enero, el 25 de Enero me acuerdo que yo estaba de franco... no me quería acordar el día de la semana, pero no me acuerdo, me parece que era un martes, andábamos con mi hijo mayor por Los Hornos, y yo le digo la voy a llamar a la tía, a ver si papá llamó... y mi cuñada me dice sí, llamó dice y llamó uno de esos tipos también, dicen que "mañana 26 lo van a llevar a tu casa"... "uy le digo, bueno le avisaste a mi mamá", porque mi mamá le tenía mucho, mucho cariño y mi esposo a mi mamá también, a veces pensaba que la quería más a ella que a mí... sí dice, pero nos dijeron que "no, no, no, estuviera nadie, que estuviera vos y los chicos, que no hubiera gente, que no avisaras a nadie, que tu mamá va a tener oportunidad en otra vez que lo iban a traer de, de verlo, y también me dijeron que hagas una torta" y que otra cosa, bueno no me acuerdo que otra cosa más y que iban a venir después de las 18 horas, el 26 de Enero del 80. Bueno, estee... yo, rápidamente nos fuimos para mi casa de 46 y le a los vecinos, le avise a los vecinos de la cuadra, porque tenía una alegría, era una gente, la gente de ese barrio, es una gente trabajadora, bárbara, no tengo palabras para elogiar lo que son esos vecinos, les avise que iba venir mi marido al otro día, que lo iban a traer, así que cuando nosotros estábamos, nosotros tenemos un comedor y una ventana que da a la calle y hay una puerta, pero esa puerta estaba inutilizada porqué cuando ellos vinieron rompieron la cerradura y yo no la podía cambiar, así que estaba con un cerrojo y no se usaba, estaba con un candado, esa puerta no se usaba, nosotros estábamos con mi hijo sentados mirando por el ventanal, cuando vimos que para un Falcón verde, bueno corremos por atrás de la casa y salimos por el pasillo, no alcanzamos a llegar a la vereda porque el tipo estaba muy nervioso y nos así con la mano, un gesto que nos detuviéramos en el pasillo y a mi marido lo traía del brazo y una vecina, Aída Delamarfa (fon y así se expresa) una señora italiana muy gaucha le grita, Enrique le grita y mi marido levanta la mano y la saluda, entran a casa, este muchacho, si este muchacho, este muchacho, entramos a la cocina, mi hijo mayor, porque mi hijo menor no estaba, esta en Santa Fe, estaba en la casa de los abuelos, estaba mi hijo daniel, él le dice a mi marido que se siente en un extremo de la mesa dando la espalda a las puertas, a mí me dice que me siente en el medio y él se sienta en el otro extremo de la mesa... mete la mano así y pone una cuatro y medio al alcance de la mano... sin funda, sin nada y bueno nos habían pedido cigarrillos y nos habíamos olvidado de comprarlos, así que mi hijo mayor, pobre, estuvo poco tiempo ahí, porque estuvo tratando de conseguir cajas de cigarrillos. Bueno ahí mi marido cuando lo detuvieron pesaba más o menos 88 ó 89 kilos... ahí 50, 50 kilos tendría y no solamente, era como, yo cuando lo imagino y lo quiero describir, era como se hubiera reducido... bueno así estuvieron dos horas, llegaron 8:20 y se fueron 10:20 de la noche, pero era verano, entonces era cuando vinieron, fue claro la llegada de ellos, todo el mundo vio, porque todavía estaba el sol y bueno durante todo el tiempo, este joven que mi marido le decía "Teniente Marcelo", y que después yo reconozco, bueno yo hago un identikit prácticamente en el Cels, un joven de 26, 28, 29 años, difícil 29 años, menos, alto, atlético, manos blancas de una persona que nunca ha trabajado, yo me acuerdo que dije alimentado a leche, cabello castaño claro y con esa actitud de soberbia, de fuerza... estuvo prácticamente hablando toda la hora él. Y bueno del Proceso de Reorganización Nacional y bueno para no reiterar, palabras más, palabras menos, me dijo lo mismo que me había dicho monseñor Plaza de que estaba reeducándose, de que iba a volver, de que sí él se portaba como debía... eh, me dijo también que él iba a volver y yo con mi actitud estaba dificultando las cosas, porque yo estaba diciendo que estaba secuestrado, que estaba desaparecido, que lo había llevado el Ejército y después como íbamos a retomar la vida normal con todo eso, entonces que tenía que volver a todos los lugares y decir que había sido una confusión, que mi marido estaba trabajando en El Chocón y que nosotros en cualquier momentos íbamos a ir también para el Chocón y yo hice eso, yo hice eso, fui y a todo el mundo que antes había estado tratando de averiguar por él, inclusive fui a este señor Acarrique, yo creo que él se estaría riendo porque el sabría todo, yo le dije y él también hizo la dramatización, ahh "señor me alegro, pero claro, que bien, bueno, más vale así y demás", también fui a Deliel (fon así expresa) a la gente de Florencio Varela y le dijo lo mismo que había sido una confusión, que no había pasado nada, éste, este Marcelo es Miguel Angel o Ricardo Angel Cavallo, yo lo reconocí cuando... con ese nombre, lo identifiqué con ese nombre cuando, cuando veo las fotos que saca Víctor Basterra y un compañero viene me dice "negra hay un diario, en un diario esta el gordo"; Bueno nos fuimos a Buenos Aires a los talleres del Diario La Voz, que me lo dieron y ahí lo veo a mi marido en una foto dentro de la Esma, la veo a Elsa Martinez y a la "negrita" a Josefina Villaflor. Bueno, mi esposo, discúlpeme, este Cavallo cuando estaba ahí en la cocina, mi marido no hablaba nada, yo lo miraba y no hablaba nada, nada, nada, nada, ni me miraba mi marido a mí... en un momento él me pregunta si sigo haciendo la quinta, porque él era como buen hijo de italiano, donde estábamos siempre sembraba algo y por unas gallinas que teníamos y yo le digo "no, no, no, no hice", además a mi nunca me gusto hacer la quinta y las gallinas no están se las di a mi mamá y yo digo "querés que vamos a ver el fondo", entonces él le pide permiso y este Cavallo, dice que sí que podemos ir, entonces nos levantamos y va mi marido y yo adelante y este tipo atrás, caminamos unos metros y es un terreno grande, largo, hasta a una altura tiene edificación, pero luego esta, estaba el alambrado, entonces cuando él pasa la edificación y se da cuenta que esta el alambrado se queda este tipo y nosotros seguimos caminando y ahí mi marido con una cara y una voz que... nada que ver con el estaba en la cocina, me dice "estos hijos de puta hablan de moral y tienen las manos llenas de sangre", yo me acuerdo con el tono y con la fuerza con lo que lo dijo mi marido, a mí me asustó, porque yo tenía miedo que se diera cuenta este tipo de lo que estaba hablando él y no le dije nada, seguí caminando y no le dije nada y ahí él me dijo "estoy en la Esma, pero no le digas a nadie, ni a la vieja", siendo que nosotros a mi mamá le contamos muchas cosas y él me dice "no le cuentes, porque en eso va mi vida y la vida de los compañeros que están ahí adentro", además me dijo que "a Raimundo Villaflor lo habían matado a patadas, a patadas", bueno regresamos y ahí Cavallo dijo que mi marido iba a volver, además me dio días, me dijo "señora los miércoles vaya a la casa de su cuñada, no vaya todos los días, usted trabaja, viene tarde", todo preocupado por mi situación "vaya los miércoles que él va a llamar los miércoles y si algún miércoles que seguro que no va a pasar, no llama, no se preocupe vuelva el miércoles siguiente, pero él va a llamar", mi marido me dijo que en ese momento habían cambiado la administración, yo no entendí ni le pregunte, pero me dijo eso... y que él pensaba que ea para mejor, que iban a ir a un campo de deportes y me pidió que le comprara un pantaloncito y ropa, porque el vino con un jean y una campera nueva prácticamente y yo le dije que linda ropa que tenés y el me dice "sí, pero no es mía y cuando nos pasan revista" me dijo, que yo pensé en el Ejército, estee, "no estoy en condiciones, no tengo ropa, compráme ropa", así hicimos con mi hijo, pero no vino nunca más mi marido... y fui al miércoles siguiente, nunca más hable con mi marido... desde el momento que vino Cavallo y ahí me dijo él que me iban a llamar... que iban a venir por la casa de Florencio Varela, que yo tenía que firmar algo, este Teniente Marcelo me dijo, yo no le pregunte ni nada, se fueron. Mi marido de ahí en más, desde el 26 de Enero del 80...llamó muy pocas veces y llamo a la madrugada, después de las 12 de la noche, apurado, nervioso, cortaba, mi cuñada le quería decir... "Quito está preocupada la negra porqué usted..." y él le decía "bueno, bueno, Coca no me diga nada dígale que estoy bien, cómo están los chicos" y cortaba. A fines de Marzo, sí a fines de Marzo llamo y dijo que "al sábado siguiente iban a venir dos personas a buscar un poder, que le tenía que hacer un poder a él por la casa de Florencio Varela y por el auto" y bueno mi cuñada le pregunta "Quito, usted también va a venir", se hace un silencio y después él dice "bueno Coca no me pregunte nada, no me pregunte nada y cuelga". Vienen estos señores, yo no tenía el poder porque no... hay que pagar eso y yo no tenía plata para pagar y entonces no había podido hacerlo y bueno, están mis suegros en ese momento, en mi casa, habían venido de santa Fe y mi suegro se arrodilla en la vereda, mi suegro era una persona muy creyente, pobre, se arrodilla y le pide clemencia por el hijo... y estos señores le dicen "no, por favor señor levantese, que le pasa", medio que se burlan del pobre viejo y dicen que "no saben nada de lo que estaba hablando, que ellos vienen a buscar un papel y que van a volver el sábado siguiente"..., vuelven, yo pienso los voy hacer entrar, los voy a hacer entrar para sacarle algo, para preguntar, para darme cuenta, para sacarle a ellos, bueno cuando yo siento que golpean, voy a salir, ellos ya entraban y ya estaban en la puerta de la cocina y ahí había uno que se hacía de bueno y el otro que se hacía de malo y bueno también me hablaban de la familia, porque ellos a la familia la ponían, no sé era algo muy importante y bueno, yo les pido que me lleven, que me lleven con mi marido, porque si ellos saben todo, todo, como yo creo que ustedes saben yo le decía, ustedes saben que hace 20 años que estoy yo con mi marido, yo y mis dos hijos y si mi marido está donde está, nosotros también tenemos que estar ahí y el que hacía de malo, se hacía el impaciente... me dice "sabe porque señora no la llevamos a usted, porque usted es la señora, la esposa, me dice, no la compañera"... cuando yo le digo ojalá que haya sido también la compañera, bueno el tipo me agarra de un brazo, y ahí sale mi hijo que estaba en el dormitorio y el tipo dice "lo que va lograr es que la llevemos, no vea a esas ideas comunistas que tiene en la cabeza", el que hace de bueno me pregunta "señora qué le pasa, porqué se pone así, qué es lo que tiene miedo usted?", y yo le digo sabe de que tengo miedo, de que ustedes no vengan más, que no los vea más y no voy a tener a nadie para poder lograr llegar a dónde esta mi marido... y él me dice algo, que es lógico, que "señora, dice se toca así, yo vine a cara descubierta acá, nosotros bajamos del auto que quedo del otro lado de la vía", porque en la 131 había vía en esa época... "nos vieron los vecinos, usted se cree que si nosotros pensáramos matar a su marido, vamos a venir así...". Bueno, se fueron y nunca más, nunca más vinieron estos tipos, nunca más mi marido... después por gente que estuvo adentro en la Esma me enteré que en Abril, para mí, me dicen algunos que no, que fue para fines de Marzo, yo no sé porque, pienso que fue los primeros días de Abril, bueno pero no importa, lo importante es el hecho, lo sacaron a ellos engrillados, unos atrás del otro, el grupo, porque mi esposo, ahhh ese día que vino con Cavallo, disculpen, porque me acuerdo, yo le pregunto qué haces, porque yo le cuento que estoy trabajando, que me levanto temprano, porque trabajo de enfermera a la mañana, yo le digo me levanto como a las cinco y él me dice "yo más temprano que vos", le digo porqué, que haces y dice... lo mira a Cavallo, yo le digo qué es lo que haces... dice "leo los diarios", los diarios le digo... "sí" dice, "las noticias políticas" y para qué le digo... " y, porque tengo que hacer un resumen dice y después lo entregamos dice, es un trabajo que estamos haciendo"... Él por dicho de gente que estuvo adentro, ellos estuvieron en un lugar, ya estaban, ya estaban bien, ya parecía que habían pasado esa prueba en donde tenían que hacer un mea culpa, no sé y luego, no sé porque motivos, un grupo vuelve de nuevo a la sala, digamos de la tortura... y un compañero que estaba en otro lugar por donde ellos pasaron, se dio cuenta un día por comentarios de los Pablos, Pablos eran los cuidaban, que bueno que habían limpiado ese lugar y bueno después no estaban más... y en unas cajas de galletitas había esas cosas que tenían ellos, muy de ellos, la fotos del hijo, otra compañera de la hija, ciertas cositas que hacían, estaban en esa cajas, es decir los habían llevado para tirarlos en el Río de La Plata... Bueno, en, en, no recuerdo con precisión, pero fue en el año 83, no se quién me presenta, aunque yo lo conocía, pero no lo había tratado, me presenta a Torres Molina y ahí presentamos un Hábeas Corpus en el Juzgado Federal Número 3, el Juez Adamo, Secretaría creo que es Número 8... y se abre una casa caratulada Ardetti Néstor Enrique, sobre Hábeas Corpus, el número es 20.996... y hay otra Ardetti Néstor Enrique, sobre privación ilegítima de la libertad, el número es 21.224, que se tramitaba en el mismo Juzgado y Secretaría. Yo siempre seguí las causas, a pesar de que traté de no quedarme, además ellos no lograron en "Punto Final" guarecerse con esa ley, ellos seguían expuestos con las cosas y por eso yo seguía, yo estaba segura que lo iba a lograr porque además tenía gente que podía reconocerlos, no era las fotos de la voz, por eso yo había pedido una rueda de presos, de identificación, no sé como se llama y bueno ellos fueron citados en dos oportunidades, Peyón y Capdevila, que Capdevila es, no sé si lo dije... ese militar de camisa blanca que ví en la puerta de mi casa... ehhh...

DR. DURAN.- Perdón, cómo es el nombre completo?

ORELLANO EUFEMIA.- Capdevila, es el apellido... ehhh, y el nombre del otro del petiso que me pegó y me sacó un diente, Peyón... En dos oportunidades yo, me, me citaron para ir, porque se iba hacer el reconocimiento, yo en esas oportunidades recuerdo que como que tomaba precauciones, porque bueno... ninguna confianza, lo mismo que ahora ninguna confianza, ni en la Justicia, ni en los Jueces, ni en nada, y no porque soy una renegada, sino que lo han demostrado con sus actitudes y su conducta... ehh, pero ellos no se presentaban, no se presentaban porque mandaban notas, no recuerdo como era la cosa, que se comunicaban diciendo que estaban en alta mar, que no se podían presentar ante la Justicia Civil... en una oportunidad leo en el diario, que lamentable no lo traje, no sé si sirve para algo... pero en el Diario La Razón, que en ese momento se editaba acá en La Plata, que se iban a ser presentes solicitados por la Justicia, dos marinos... leo Peyón y Capdevila, bueno me sorprendo muchísimo que no, no, en esa oportunidad no me citara nadie a mí, porque era uno de los principales personajes ahí en la cosa, porque si venía al reconocimiento, uno de los que los iba a reconoce era yo. Bueno, me voy sola, en esa oportunidad no le dije ni a mis hijos, vengo acá, me acuerdo que había un despliegue terrible, cortadas las calles, en las esquinas había ese grupo Swat, que sé yo como se llama, pero un despliegue terrible y yo venía caminando, me había bajado del micro 7 y por supuesto me agarro miedo, pero seguía caminando porque yo tenía que llegar acá y me acuerdo que había kioskito de panchos en la esquina y se me cruzo la idea de decirle al hombre quién era yo y que yo iba a entrar ahí, por si acaso no salía, bueno no le dije, las puertas de acá estaban cerradas había una sola que estaba entornada, había policías, policía femenina también y le digo que yo, quién soy Consuelo Orellano, que van a hacer un reconocimiento porque esas personas se llevaron a mi esposo, que sé yo una cosa de locos, me lleva la policía femenina para adentro y bueno ahí se empiezan a burlar... yo estaba muy nerviosa, no tenía la citación, entonces se hacían que dudaban de mi palabra, me preguntaban a cuál oficina había venido, yo no me acordaba bien, les decía déjenme subir al ascensor que yo voy a ir a la oficina, pero no me acuerdo el número... hasta que al final subimos y vamos a la oficina de Blanco, del Juez Blanco. Bueno, Blanco me dice "señora parece que vamos a lograr lo que usted tanto quiere" y bueno el verso de la Democracia y todas esas cosas, entonces yo le pregunto, mejor dicho le digo que me preocupa toda esa fuerza que hay ahí afuera, esos militares y él me dice "no señora, ahora, ahora cuando vea así éste despliegue no se tiene preocupar", dice, "porque esto, esta ellos están bajo el mando de la Justicia Civil", me dió a entender que era como una demostración de fuerza, por estos tipos que iban a venir, por supuesto que yo no le creía nada a Blanco, nada de nada... por supuesto, también por supuesto no me iba a poner a discutir. Bueno, me dijo que, el Secretario, que era un muchacho joven, que tenía más miedo que yo, me lleva a un cuartito, porque estaba en receso, no sé como se dice en ese momento... era su oficina, me lleva a un cuartito y Urdanco (así se escucha) me dice que me quedé ahí porque si yo llego a ver a estos marinos, se va a... no va a ser posible que, hacer esa ronda de... de identificación, bueno me lleva ahí este muchacho y me dice señora quédese acá hasta que la vengamos a buscar, bueno y yo... cierra la puerta, al momento que estoy me doy cuenta que la oficina tenía una pastilla de gammexane que casi reviento, pero había un ordenanza que gentilmente me atiende y bueno este ordenanza es el que me traía la información, yo le digo llegaron los marinos "no, hasta que al finame dice "sí llegaron unos, que sé yo"... y yo digo y que pasa...

DR. DURAN.- Un segundito... 

DR. DURAN.- Sí, puede continuar...

ORELLANO EUFEMIA.- Y, yo le digo: que pasa que no me vienen a buscar ?, y él dice: "mire me parece que se están yendo o que se van a ir", bueno me vienen a buscar, me llevan a la oficina de Blanco y me dice "señora lamentablemente no se va poder realizar porque vinieron vestidos de militares" y yo le digo, "Doctor, usted no sabía que iban a venir vestidos de militares, para abortar esto, yo que soy una neófita que no sé nada, de nada, de nada"... sabía que esa era una de las tácticas que estaban utilizando y él me dice, porqué es muy educado el doctor, el Juez Blanco, me dice "señora yo soy Juez, yo soy juez, yo no puedo, ahora estos señores, usted no se preocupe, el viernes que viene van a venir y van a venir vestidos de civil, porque yo ya le dí la orden, lo que pasa que ellos también recibir la orden de sus superiores... bueno ahora por favor se queda porque no quiero que usted salga con ellos, no quiero que haya ningún problema y Peyón y Capdevila salieron y dieron sus mejores perfiles para los diarios y la televisión, porque estaba toda la televisión, pero no estaban para venir a buscar la verdad, sino eran parte de la tramoya, junto con las Justicia de lo que luego sucedió... sus caras salieron en la televisión, salieron en el diario, cuando yo salgo detrás de ellos, ellos habían subido a un auto, no sé, se había ido, estaba la televisión y también me preguntaron a mí, no sé que me preguntaron y qué pensaba de lo que estaba ocurriendo y yo le dije que era lógico, esto era algo previsible, yo pensé que está vez no, que está vez no iba a ocurrir, no porque era yo, porque se había hecho muchas veces, entonces de nuevo actuar así, el Juez, me parecía que no como vergüenza , la cuestión es y esta en el Diario La Razón, que yo dije eso, que era previsible que era su manera de actuar, está registrado, está escrito, está el recorte que lo tengo yo... Bueno, al viernes siguiente vengo yo de nuevo a reconocer a estos tipos, voy de nuevo a ver a Blanco, Blanco me recibe en esa oportunidad, vine con mi hijo mayor Daniel, me recibe, muy atento, unos sillones todos mullidos y me dice "Señora lamentablemente esto no se va a poder realizar, porque yo, por algo que ha pasado, ahora yo le voy hacer una pregunta y usted recuerde que esta bajo juramento, que si usted no dice la verdad...", sí le digo Juez, ya sé acá voy a terminar presa yo y esos asesinos hijos de su madre, no va a pasar nada, ya sé lo que me va a preguntar, `porque yo sabía lo que me iba a preguntar, todo sabíamos... y bueno me pregunta "usted vió a estos señores por la televisión o por el diario" y yo le digo qué quiera que le diga juez... qué quiere que le diga, pero después no sé porque todavía hasta el día de hoy me llevo al Canal 2 a ver el, la filmación esa, no sé... cuando yo le recrimino a Blanco esa actitud, porque el sabía, él me dice "que él actua como juez, que no es abogado y que ahí de lo mucho que ocurrió, era según la muñeca o la calidad del abogado, como dándome a entender que él que me representaba a mí era un tarado, que tendría que haber hecho alguna presentación", no sé, no sé, la cuestión que se inválido y se abortó ahí la posibilidad de identificar y los vecinos también a identificar a estos, a estos, a estos sujetos. Bueno, luego de eso, ellos... vino la Obediencia Debida y bueno ahí sí, ahí todo el mundo... toda esta gente quedo liberada de culpa y cargo y lograron también sacarse esa papa caliente, ese carbón que tenían acá encendido y remitieron las causas a la federal. que allá en el año 87, igual yo acá tengo fotocopia, me llaman para declarar, a pesar de que estaban bajo la Obediencia Debida y todo eso, evidentemente era tan terrible, que me llevan a dar testimonio, yo llego en una oportunidad, ya estaban deliberando, que sé yo que quedo todo abortado y ahí me dicen no sé quién era el que me dijo allá, en Tribunales que bueno no había posibilidad seguir las causas, que yo hasta ese momento, hasta el 87, Julio del 87 pensaba que, que no había ninguna posibilidad de que volvieran las cosas para atrás... Después de esto, paralela a la causa esa que me preocupaba a mí, era la cuestión de la desaparición y la cuestión política me preocupaba, política en el sentido de que mi marido había sido desaparecido, había sido secuestrado y lo negaban, se arma una causa por los bienes, porque nosotros, cuando yo entrego ese poder... nos roban la casa, a mi marido, nos roban la casa de Florencio Varela, el primero comprador de esa casa... perdón lo voy a leer porque no quiero, tengo tantos nombres en la cabeza, no quiero involucra a nadie que no... el primer comprador de esa casa, que queda en Avenida Vazquez 375, fue vendida por primera vez a Barrios Victoriano, un señor analfabeto, esto yo de dónde lo saco, esto lo saco de datos que me da un suboficial de acá, un muchacho, una persona, que bueno excelente, lamentablemente era suboficial de la policía, pero era una persona excelente y él estaba a cargo de la investigación y, yo como le tenía un asco visceral... y él me fue demostrando que no, que era persona, que también era una persona y bueno me dió ciertos datos y otros los copié de la causa, una vez que puede entrar en dos habitaciones que había allá en Buenos Aires que estaban forradas en causa de la Esma. La primer persona que compró fue barrios Victoriano, analfabeto, que era quintero, jardinero no sé bien, de un tipo de la Armada, se firmó el boleto el 23 de Marzo del 76, el 23 de Marzo del 79, el 23 de Marzo del 79, a mi marido lo llevaron el 23 de Agosto... el 06 de Agosto del 79, ingresó, esto lo tengo en un papel de puño y letra mía, en una hoja de libretita que cuando yo pude entrar allá, con mucho miedo, un pibe gaucho, un pibe de ahí de la oficina me dice "señora tome lea con tranquilidad" y se fue, yo estaba muerta de miedo porque esas dos habitaciones estaban custodiadas por la Policía Federal y yo no tenía permiso para entrar ahí, entonces anoté en una libretita que tenía estos datos. Ingresó este boleto el 29/04/80 y la escritura se hizo el 15/04/80, escribana de esto era Cerrutti Raquel, Cerrutti Raquel, quiero aclarar algo que el otro día le preguntaron a mi hijo menor Marcelo, si la escribana era Amalia Minetto, esta señora fue escriban de un boleto nuestro, pero de un boleto cuando compramos esa propiedad, no tiene nada que ver con ésta situación. El segundo que compró la propiedad fue Pugliese Juan y Mamulia Alberto Luis, estos lo compraron el 2 ó el 12, yo... no está claro lo que puse ahí, si fue 02 ó 12 de Enero del 81 y el escribano de esta compra fue Alfonso fue M. Ruiz. El tercero que compró esa propiedad, fue Rando Juan y este señor lo compró el 14/11/81. Es decir, en el mismo año hubo dos ventas y la escribana de esta venta, fue Marta. R. Lopez. En una oportunidad, que yo fui a Florencio Varela y fui... porque quería ver si veía a alguien ahí, para preguntar, en un negocio, qué sé yo... porque siempre, siempre, traté de encontrar alguna punta. Veo que hay una edificación, un edificio torre en el terreno, que habían volteado la casa y estaba ahí y se acerca Don Elías, el mueblero este que yo comento de la esquina, y me dice: señora, cómo le va, y Enrique, qué sé yo; entonces yo ahí le cuento la verdad. Y me dice: y cómo vino y me dijo que había sido un error ?. Y le cuento, le digo: me dijeron que diga eso y yo pensé que con eso ayudaba a mi marido volviera con nosotros. Y me dice: y cómo, y esta propiedad ?, y le cuento y él me dice: pero ahora es mía, la compré yo. Es decir, este señor compró de buena fe... DELIAS se llama. Los anteriores no, supongo yo, pero este señor compró de buena fe. Esta causa, esto que yo digo, que pueden ustedes pensar que es invento mío, hay una causa, que es la que yo quiero rescatar, pero hasta ahora no lo he logrado, no sé porqué motivo está allá en Capital, y hoy mirando las cédulas que me enviaban citándome, en la última que me citaba la Cámara Federal de la Capital Federal, me dicen que me notifican que tengo que ir... me notifican que los autos caratulados ESMA, Nro 761, por eso me notifican que tengo que ir, creo que las dos causas quizás están acá, es un dato para tratar de rastrearla... no sé, esto se me ocurre a mí, porque no se puede ser que se pierdan, supongo yo, dos causas. Porque esto que yo digo, yo lo copié algunas cosas de ahí... esta causa de las bienes, estaba muy adelantada, ya estaba casi... porque iba a recibir, no sé, una indemnización como que... no me acuerdo, no quiero mentir. Pero a mí lo que me importaba era la otra causa, la causa de la desaparición de mi marido. Cuando yo fui a Buenos Aires, me dijeron que eso no me caminaba más, bueno, yo dejé de ir... me acuerdo que Parilli, Marcelo Parilli, un abogado de Buenos Aires, siempre que me veía en las marchas me decía: señora, retome esa causa de los bienes... y yo qué sé yo, no sé, no la quise retomar. Pero ahora sí la quiero retomar, porque quiero que estos, estos tipos, estuvieron en el afano de esto; en las ventas fraudulentas en todas estas cosas. Bueno, como Al Capone, no por lo que hicieron, por lo impuestos, bueno, lo vamos a buscar por cualquier lado, pero los tenemos que buscar. Yo quiero nombrar y pedir que se cite a declarar a testigos, que yo me hecho una lista y que he diferenciado los testigos... quiero que se cite al señor José Obaiceta, porque él estuvo y puede atestiguar algo de lo que yo he narrado acá. Que se cite a la esposa, a Marita, que no sé el apellido.

DR. DURAN.- El domicilio lo tiene ?

ORELLANO EUFEMIA.- No. Yo sé que José Orbaizeta tiene una imprenta, Ferobrá, no sé si es dueño, creo que sí, o socio; además es dirigente del Frente Grande, por lo menos en estos últimos días he leído en el diario, dos o tres el nombre de él. Y creo que trabaja también en Suministro de Judicial... bueno, no sé, no creo que sea difícil, está en La Plata... de ubicar, es una persona pública. También quiero que cite a una vecina de mi barrio, a la señora Aida de La Malta... bueno, para que cuente lo que vio ella en la calle, es decir... que se cite a, Mario Villani, que es un ex-detenido desaparecido, que lo vio a mi esposo en la Esma. Que se cite a Osvaldo Barros, que también es Ex-detenido desaparecido y que también estuvo con mi esposo, porque en una movilización que yo fui en Buenos Aires, él se acercó y me contó cosas de mi casa, que mi marido le había contado a él, así que evidentemente él estuvo con mi esposo. A Carlos Muñoz, también detenido desapa... es decir, detenido, no desaparecido estos compañeros, perdón. Enrique Fucman, Ex-detenido desaparecido, y también a Daniel Oviedo, que está en suecia este señor y estuvo en una fiesta de fin de año y empezó a contar de la Esma, y había una señora que me conoce a mí, se dio cuenta que hablaba de mi marido... yo lo ubicó antes que él se fuera nuevamente a Suecia y le pedí que me contara y era mi marido del que estaba hablando él; él no nos conocía, nosotros tampoco a él. Y también, otra persona que habló con... Ramirez, un arquitecto de La Plata, que falleció ya. Alberto Bonicato, un señor de acá de la Plata, habló con este y se dio cuenta que estaba hablando de mi marido y le preguntó: es el gordo, el gordo Enrique ?. Sí. Estaba ahí y este Ramirez venía de otros Pozos, y estaba en la Esma y lo vio a mi marido. Eso se lo confió a Bonicato. Bueno, estos son una calidad de testigo, y en esta calidad de testigos quiero agregar al Oficial Carreiras, que yo digo que es este muchachito que tanto se preocupó para averiguarme cosas. Trabajaba en el año 84, en la Dirección Sumarios Judiciales, que nunca más lo vi, pero me ayudó. Y quiero también que se cite como testigos y culpables, responsables, al Director de la Esma, al Capitán de Navio Supisichio... al que luego es, en el momento en que mi marido lo matan. Al Director de la Esma del 80, al Capitán de Navio Otero. También que se cite a Miguel Angel o Ricardo CAVALLO. En febrero del 80, el Jefe del Grupo de tareas, era el Capitán de Corbeta... yo el dato que tengo y la foto y lo reconozco, es Horacio Gurati... y bueno, y vamos a ver si en esta oportunidad no se arma una tramoya entre varios y podemos también tenerlos acá, a Fernando Enrique Pellón y que no se puedan guarecer en nada, de que salieron en la televisión o no, Capitán de Corbeta, a Carlos Capdevilla, Capitán de Corbeta y el Gordo Daniel Febre. Me olvidé en esto de decirles algo más, porque tengo que dar un nombre y tengo que explicarle de donde lo saco. En el año 83, yo estaba parada en una esquina frente a la plaza Moreno y baja de un micro un hombre alto, atlético, el micro no paró, él casi con el micro en marcha y un bolsito, zapatillas, baja, da unos saltitos y yo lo veo. Y veo que es uno de los que vinieron a buscar el poder que lo le tenía que hacer a mi marido. Me quedé quieta, parada, y veo que él hace unos pasos así y agarra la diagonal, y ahí qué sé yo, también, me fui para el lado de la Diagonal, pero ya corriendo un poco, porque este señor tiene piernas largas y unos poquitos pasos hacía... una distancia mucho mayor que las mías. Y bueno, lo veo que va y después dobla y ahí corro, porque me da como una desesperación de que lo voy a perder, y doblo y no lo veo, no está; entonces camino y me sorprendo, está la Comisaría, hay una Comisaría ahí... había una garita, que después me entero que era la Federal... yo soy muy despistada, casi siempre en esas cosas o no sé, como autodefensa. Hay una garita y el policía estaba del lado de afuera y yo le digo: perdone, señor, mire, del micro vi un muchacho así y así y lo describo, y es un conocido mío le digo. Puedo entrar a ver ?, y me dice: sí, sí, es Pitana me dice, Pitana. Sí, si, le digo. Yo no sabía que se llamaba Pitana en ese momento. Entro y está así un mostrador, me acuerdo... fui la única vez que yo entré ahí, medio como redondo me parece y había un Policía. Le digo: quiero ver a Pitana, que recién entró. De parte, me dice ?. Una conocida, le digo, hace mucho que no lo veo. Y así a mis espaldas, mirando al mostrador a mis espaldas, hay una puerta que la imagen que tengo, no es una puerta normal, es como más angosta, más chica, no sé, no es el tipo las medidas... y él entra ahí, este señor que estaba en el mostrador y sale. Me dice: ya viene, señora. Entonces yo voy y me acerco a esa puerta, dos metros, tres metros, ahí nomás, y este hombre abre y yo al verlo... le digo: se acuerda de mí ? Se acuerda, usted estuvo en mi casa, en 46, 1827. Se acuerda ?. El me miraba, porque es mucho más alto que yo, me miraba así para abajo y no me decía nada. Le digo: se acuerda que usted se llevó a mi marido; mi marido es un desaparecido. Cuando yo digo esto, él levanta la vista sobre mí y lo mira... yo digo que lo mira, porque yo sentí, al que estaba ahí, y yo ahí recién me di cuenta de lo que estaba haciendo. Entonces agarro y le digo: discúlpeme, me confundí... no, no, me confundí, usted no es. Y me fui. El no me dijo en ningún momento señora, cálmese, que está diciendo. Nada. A mí me agarró mucho miedo... bah, además le había dicho mi dirección, que él la sabía, supongo yo, pero bueno, la reafirmaba... y bueno, a la nochecita me fui del abogado este, y me dice: y, señora, qué quiere que hagamos ?. Le digo: no sé, doctor, está ahí trabajando, es el que se llevó... no sé. Y, señora, no sé, si quiere haga un escrito, una presentación y fírmelo y haga una denuncia. Yo me acuerdo... yo voy a hacer una denuncia ?, cómo, doctor...?. Bueno, por supuesto, ni escribí nada ni nada. Pero este señor, Claudio Pitana estaba trabajando ahí y fue el tipo que vino a buscar el poder que yo firmé para mi marido... con otro hombre vino. Bueno, creo que no me he olvidado de nada, no sé... no sé. 

DR. DURAN.- Usted me dijo que a José Arbaiceta...

ORELLANO EUFEMIA.- Arbaiceta.

DR. DURAN.- Es correcto el apellido ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. DURAN.- Arbaiceta.

ORELLANO EUFEMIA.- Yo casi siempre digo Orbaiceta, pero es Arbaiceta. José Arbaiceta.

DR. DURAN.- Los otros dos que lo acompañaban en el primer momento a buscar a su marido, cuando usted se trasladó a Florencio Varela, quiénes era ?

ORELLANO EUFEMIA.- Mis dos hijos: Alejandro Daniel Ardeti y Marcelo Ardeti.

DR. DURAN.- Que ya declaró. Villanueva tenía un familiar Policía ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, algo cercano a él era; yo creo que era el novio de la hija o algo así era... era un muchachito joven, pero no tengo...

DR. DURAN.- No sabe quién es ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no.

DR. DURAN.- A Villanueva cómo lo podemos ubicar ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, lamentablemente Villanueva falleció, pero por ahí la podemos ubicar a la señora, no sé.

DR. DURAN.- La señora de Villanueva sabe cómo se llama ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no.

DR. DURAN.- Sabe dónde vive ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, pero mi hijo seguramente... ni en ese momento sabía, yo fui porque mis hijos me orientaron, quizás ellos recuerden.

DR. DURAN.- Si después pudiera lograr ese domicilio y esa identificación...

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno.

DR. DURAN.- Sin tener que concurrir acá, simplemente con un escrito...

ORELLANO EUFEMIA.- Perfecto.

DR. DURAN.- El escrito se lo entrega a la Secretaria del Tribunal.

ORELLANO EUFEMIA.- Muy bien.

DR. DURAN.- Cuándo usted habla de Rubén, a quién se refiere ?

ORELLANO EUFEMIA.- Ya le digo... Palazzesi es... 

DR. DURAN.- Le decían Pocho ?

ORELLANO EUFEMIA.- Pocho, sí, El cabezón, El Cordobés.

DR. DURAN.- El Cordobés... está bien, es lo mismo. Alasesi es el apellido ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. P-A-L-A-Z-Z-E-S-I. 

DR. DURAN.- Palazzesi, entonces.

ORELLANO EUFEMIA.- Palazzesi. 

DR. DURAN.- Un segundito, por favor.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. 

DR. DURAN.- Un segundito, por favor.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Discúlpenme, faltaba agregar que quiero que se cite también a Víctor Bazterra, porque es otra persona que lo vio a mi esposo en cautiverio, cuando los dos estaban "chupados", bueno, lo vio a mi esposo adentro de la Esma y le hizo una poesía a él, así que quiero que, también, que sea citado.

DR. DURAN.- Correcto. Anita, que resulta ser la esposa de Rubén.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, vive en Mar del Plata... no sé el apellido yo.

DR. DURAN.- No sabe el apellido ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, pero puedo precisarlo.

DR. DURAN.- Lo puede precisar ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. DURAN.- Simplemente lo acompaña también en el mismo escrito, si es posible, a la Secretaria...

ORELLANO EUFEMIA.- Perfecto.

DR. DURAN.- Estuvo detenida en Caseros hasta el año 84 ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. DURAN.- Usted dijo que aparte de una señora Malfasia, era la que lo vio a su esposo.

ORELLANO EUFEMIA.- Lamalfa, lamalfa.

DR. DURAN.- Lamalfa. Aída... 

ORELLANO EUFEMIA.- Aída de Lamalfa. El apellido de ella no sé, pero el del esposo sí, Lamalfa.

DR. DURAN.- Muy bien. Aída de Lamalfa. Usted cuándo hizo su narrativa, explicó que ella era uno de los vecinos... una de las vecinos, que lo vieron a su esposo llegar a su casa.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. DURAN.- Cuando lo traía este Teniente Marcelo ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. DURAN.- Usted puede identificar a otros vecinos que lo hayan visto también ?

ORELLANO EUFEMIA.- Y sí, yo creo que la vecina de al lado...

DR. DURAN.- Cómo se llama ?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, el apellido no lo sé... es una docente también, Cristina... es maestra también.

DR. DURAN.- Qué vive dónde ?

ORELLANO EUFEMIA.- Eh... de mi casa, del lado derecho, digamos, lindando... en 46 entre 131 y 132.

DR. DURAN.- Me repite la calle, por favor.

ORELLANO EUFEMIA.- 46 entre 131 y 132, al lado de mi casa.

DR. DURAN.- Su casa tiene el número ?

ORELLANO EUFEMIA.- 1827.

DR. DURAN.- 1827. Al lado, para la derecha o para la izquierda ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, para...

DR. DURAN.- Número que sube o que baja ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sube.

DR. DURAN.- Muy bien. Cuando usted hace referencia a... perdón, y Malfesi nos podría dejar el domicilio...

ORELLANO EUFEMIA.- Lamalfa.

DR. DURAN.- Lamalfa. El domicilio ?

ORELLANO EUFEMIA.- Y, también, en 46 entre 131 y 132... para el otro lado, o sea, para el lado de 131...

DR. DURAN.- Para los números que bajan.

ORELLANO EUFEMIA.- Hay una casa entremedio y después está la casa de Aída.

DR. DURAN.- La segunda casa, número que baja...

ORELLANO EUFEMIA.- Perfecto.

DR. DURAN.- Después de la suya.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. muy bien.

DR. DURAN.- Usted dijo que había sido atendida por un Comisario Inspector en la Catedral... Comisario Inspector Retirado.

ORELLANO EUFEMIA.- En la Curia.

DR. DURAN.- Sí, en el Arzobispado.

ORELLANO EUFEMIA.- En la Curia.

DR. DURAN.- Usted sabe quién es ese Comisario Inspector Retirado ? 

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, el apellido no... tampoco sé el cura, este Capellán, no sé como le llamaba. No.

DR. DURAN.- Lo dijo hoy. Carlos.

ORELLANO EUFEMIA.- Eh ?

DR. DURAN.- Lo dijo hoy, el Padre Carlos. 

ORELLANO EUFEMIA.- No, yo no he dicho nada de Padre Carlos... no me quiera hacer decir a mí lo que no dije, señor.

DR. DURAN.- No, yo no le quiero hacer decir. Pensé que había sido Padre Carlos, por eso le pregunto.

ORELLANO EUFEMIA.- Bue...

DR. DURAN.- Yo no le voy a hacer más preguntas. Voy a suspender el interrogatorio.

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, me parece bien.

DR. DURAN.- A mí me parece bien, por eso lo dejo de hacer.

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno.

DR. DURAN.- Doctor REBOREDO.

DR. REBOREDO.- Señora, el poder que en la primera visita no lo entregó a las dos personas que fueron, porque no tenía dinero.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, no lo tenía yo.

DR. REBOREDO.- Pero a la semana siguiente fueron a buscar el poder.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, señor.

DR. REBOREDO.- Quién fue el encargado de gestionar ese poder ?

ORELLANO EUFEMIA.- Yo... ante una escribana pública.

DR. REBOREDO.- A qué escribana concurrió ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no recuerdo. Eso no le puedo decir porque no lo recuerdo.

DR. REBOREDO.- No recuerda ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no recuerdo.

DR. REBOREDO.- El poder...

ORELLANO EUFEMIA.- Es decir, era alguien desconocido...

DR. REBOREDO.- El poder tiene una gran importancia, porque según dijo usted, era para vender ni más menos que...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Pertenencia de un inmueble.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Era para eso ?

ORELLANO EUFEMIA.- Era para eso.

DR. REBOREDO.- Y a quién le otorgaba el mandato ?

ORELLANO EUFEMIA.- A mi esposo... a mi marido.

DR. REBOREDO.- Porque el bien era propiedad de quién ?

ORELLANO EUFEMIA.- De nosotros, de los dos.

DR. REBOREDO.- Ah, es decir, lo que necesitaba ellos, era la conformidad...

ORELLANO EUFEMIA.- Claro.

DR. REBOREDO.- Suya para vender.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Pero no era el hogar conyugal ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, le dije que era el local de Florencio Varela.

DR. REBOREDO.- El bien ese lo habían adquirido siendo casados ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Así que usted no sabe...

ORELLANO EUFEMIA.- Y yo... perdón, doctor...

DR. REBOREDO.- No, digame.

ORELLANO EUFEMIA.- En el boleto... en la escritura, figuro yo y mi esposo, y tengo, lamentablemente no lo traje porque mi hijo se lo dio a una abogada, que quizás está en el edificio, vio la escritura anterior, cuando se hace una nueva que al final se pone los nuevos compradores, yo tengo eso donde dice que mi esposo y yo somos compradores de ese inmueble, que luego ellos revendieron y nos robaron.

DR. REBOREDO.- Le corresponde. Pero es de los vendedores, no de los compradores.

ORELLANO EUFEMIA.- Cómo ?. No entiendo.

DR. REBOREDO.- Usted se refiere a la parte de la escritura que dice correspondió a fulano de tal por compra a fulano de tal, el día tal... a eso se refiere ?. Pero eso se le pone a los vendedores, no a los compradores... usted no dice que habían comprado con su esposo ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Y nosotros teníamos la escritura anterior y la escritura nueva, donde estábamos...

DR. REBOREDO.- Está bien, está bien.

ORELLANO EUFEMIA.- Como propietarios nosotros.

DR. REBOREDO.- Está bien.

ORELLANO EUFEMIA.- Hizo...

DR. REBOREDO.- Testimonio de la escritura del dueño anterior, que le venden a ustedes.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Está bien, sí, sí. Pero usted no recuerda, entonces, de donde era la escribana ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, sí, de donde era sí, doctor.

DR. REBOREDO.- Recuerda ?

ORELLANO EUFEMIA.- De acá de La Plata era... pero no recuerdo el nombre.

DR. REBOREDO.- Pero recuerda el domicilio ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no lo recuerdo.

DR. REBOREDO.- Bueno, usted lo había omitido, pero después ya lo dijo, lo del arquitecto Ramirez.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Roberto creo que es, no lo aseguro, pero creo que es Roberto Ramirez.

DR. REBOREDO.- No, del legajo del Conadep surge que es Omar Ramirez.

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno...

DR. REBOREDO.- Bueno, no importa.

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno...

DR. REBOREDO.- De todas maneras falleció.

ORELLANO EUFEMIA.- Le doy un dato, sí, que se fue a Suecia y falleció allá... y mandó, esto estaba yo presente, al CELS, un testimonio completo donde nombraba a mi marido; ahí yo me enteré que este señor lo había visto y además porque él había comentado a este otro hombre, Alberto Bonicato, de que lo había visto. 

DR. REBOREDO.- Otra pregunta le hago. Ese señor DELIA...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, señor.

DR. REBOREDO.- Sería el cuarto comprador ?

ORELLANO EUFEMIA.- Cuando yo fui en una oportunidad...

DR. REBOREDO.- Usted mencionó tres y después de DELIA, que sería el comprador...

ORELLANO EUFEMIA.- El tercero, y DELIA no sé si había otro... yo tengo tres y después DELIA me dice que él es el dueño y que ese edificio lo estaba haciendo él.

DR. REBOREDO.- Bueno, muy bien. Usted mencionó o pidió la comparecencia de un testigo, cuyo nombre no alcancé a captar bien, Estrigman, Estigman...

ORELLANO EUFEMIA.- Ya le digo doctor, para no equivocarme... porque son personas que estuvieron detenidas en la Esma y puede dar testimonio sobre mi marido que estuvo ahí. Eh, nombré a un tal Villani, un tal Barros, Muñoz.

DR. REBOREDO: Barros o Barrios?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, Osvaldo Barros yo tengo.

DR. REBOREDO: Barros.

ORELLANO EUFEMIA.- Que le decían Anteojitos. Con éste señor yo hablé en una Movilización y él me contó cosas de mi casa, yo nunca lo había visto a él.

DR. REBOREDO: Muñoz, Carlos Muñoz...

ORELLANO EUFEMIA.- Eh, Enrique Fukman...

DR. REBOREDO: Ah, éste es. Cómo se?

ORELLANO EUFEMIA.- Fukman (lo deletrea).

DR. REBOREDO: Enrique.

ORELLANO EUFEMIA.- Y Daniel Oviedo.

DR. REBOREDO: Sí, los demás...

ORELLANO EUFEMIA.- Y Víctor Paster (así se entiende por superposición de voces...

DR. REBOREDO: Los demás están, los demás están. Cuando usted mencionó varias veces, hablando de su marido, compañeros, compañeros...

ORELLANO EUFEMIA.- De qué?

DR. REBOREDO: De qué?

ORELLANO EUFEMIA.- De Militancia...

DR. REBOREDO: De Militancia en qué... Organización?

ORELLANO EUFEMIA.- Del Peronismo de Base. Una Organización Política, el Peronismo de Base.

DR. REBOREDO: Es decir, y algún Organismo Gremial no?

ORELLANO EUFEMIA.- No le entiendo la pregunta, era una Organización Política donde...

DR. REBOREDO: El Organismo, lo que usted me está diciendo es una Organización Política...

ORELLANO EUFEMIA.- Política.

DR. REBOREDO: Bueno, hay Organizaciones Políticas y otras Organizaciones Sindicales, Gremiales...

ORELLANO EUFEMIA.- Claro, por eso, ahora le entiendo, era una Organización Política donde fundamentalmente había trabajadores, que en los lugares de trabajo militaban también gremialmente.

DR. REBOREDO: Eh, su esposo era metalúrgico, cuál era, el taller de qué?

ORELLANO EUFEMIA.- Mi marido era electricista, electricista.

DR. REBOREDO: Ah, era un taller de electricidad.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí señor.

DR. REBOREDO: De electromecánica.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. El era recibido.

DR. REBOREDO: Y entre los compañeros de militancia, hay desaparecidos también?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Quiere que se los nombre?

DR. REBOREDO: Bueno.

ORELLANO EUFEMIA.- Juan Carlos Anzorena, José Jasan que éste muchacho no militaba, era esposo de Josefina Villaflor, la hermanita del Negro, Elsa Martinez, la esposa de Raimundo Villaflor, Rubén Palacesi, Josefina Villaflor, Raimundo Villaflor el hermano... Y Nora Wolfson (fon), que nosotros le decíamos Mariana.

DR. REBOREDO: Cómo se deletrea, me lo deletrea por favor?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, como no. WOLFSON Nora

DR. REBOREDO: Wolfson. Bueno. Muy bien, la última pregunta, la esposa de Arbaizeta...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, se llama...

DR. REBOREDO: Marita...

ORELLANO EUFEMIA.- Marita, sí.

DR. REBOREDO: El apellido ya dijo usted que no lo recuerda?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, no es que no, nunca lo supe...

DR. REBOREDO: Ah, nunca lo supo...

ORELLANO EUFEMIA.- Nunca me preocupé tampoco, porque no había necesidad de saber...

DR. REBOREDO: En tondo caso si usted lo pudiera aportar...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, creo que sí que puedo, sí. Si es necesario...

DR. REBOREDO: Bueno bien, gracias.

DR. DURAN: Doctor Pacilio?

DR. PACILIO: Hay tres personas que van a preguntar por su marido, en principio cuando, al principio de su Declaración, usted nos hace mención a la Comisaría. Uno fue Villanueva que lamentablemente ya no vive, nos comentó.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Otro fue un ex-policía que no recuerda el nombre.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Lo que yo sé bien, eso me lo, es que era, perdón, tenía un taller mecánico, era mecánico, y como Villanueva me dijo que había sido Policía, ahora yo no puedo dar fé que había sido Policía...

DR. PACILIO: Correcto.

ORELLANO EUFEMIA.- Digo lo que me contó Villanueva.

DR. PACILIO: Pero no sabe, no nos podría precisar el nombre de esa persona...?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, no.

DR. PACILIO: Y la tercer persona un comerciante, don Elías nos manifiesta usted...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, sí...

DR. PACILIO: Vive este don Elías?

ORELLANO EUFEMIA.- No sé. Yo la última vez que fui hace unos años, vivía.

DR. PACILIO: Dónde estaba el comercio, lo puede ubicar?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, el comercio en Avenida Vazquez estábamos nosotros, el taller estaba casi a mitad de cuadra, el taller nuestro y ellos tenían la mueblería en la esquina justo.

DR. PACILIO: El apellido no lo recuerda de éste hombre no es cierto, de Elía?

ORELLANO EUFEMIA.- De Elías le decían, yo no sé si era el nombre o era el apellido...

DR. PACILIO: De Elía?

ORELLANO EUFEMIA.- D´Elía (lo deletrea). Era una persona italiana que tenía un hijo adolescente...

DR. PACILIO: Nos interesa ahora volver a su relato acerca del Abogado Carrique.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Eh, usted nos dijo que éste Abogado sacó gente de la Unidad Nº9.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Que fue en una oportunidad con su cuñado a verlo...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Y que, usted nos dijo que usted cree que ubicó a su esposo.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Qué le hace creer que ubicó a su esposo?

ORELLANO EUFEMIA.- Yo ahora, eh, tendría que, no sé, yo me acuerdo que sentí la sensación, porque él después me preguntaba a mi, pero no me acuerdo bien con precisión, pero yo dije, éste lo ubicó. No me acuerdo qué me preguntó.

DR. PACILIO: Fue una sensación que tuvo...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, sí...

DR. PACILIO: No un dato concreto que él le haya suministrado.

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, no porque él me decía: que bueno, que hay que esperar...

DR. PACILIO: Vive, éste Abogado?

ORELLANO EUFEMIA.- Carrique, no. Pero deben de vivir las hijas que también estaban en el Estudio ese, y otra gente también, había gente joven ahí, así que ellos deben de vivir.

DR. PACILIO: Usted nos comentó también señora, de un Procedimiento y de un robo incluso que se produjo en su casa...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO: Después de los sucesos que también, a los cuales hizo mención, y nos dijo que los vecinos le contaron que esto había sucedido. Usted puede individualizar los vecinos que le dijeron esto?

ORELLANO EUFEMIA.- Y no sé, si la llaman a Aida por ejemplo ella, yo no sé si ella me lo contó, pero seguramente que lo vió, porque ella había estado en casa, nosotros habíamos estado, habíamos pasado unos días en Córdoba, en la casa de Rubén y habíamos hecho embutidos, salamines y demás y trajimos, y Aida había estado en casa adentro, y dice: que rico, qué sé yo y ella vió hasta cuando se robaban los salamines, envueltos en una sábana.

DR. PACILIO.- Dentro de las personas que usted pide que citemos a declarar, algún otro vecino además de esta señor Aída ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, porque no recuerdo los apellidos y no quiero mentir. Hay... el médico me gustaría...

DR. PACILIO.- El pediatra ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, el pediatra, que era de Mater day.

DR. PACILIO.- No dio el nombre del pediatra ?... no suministró el nombre ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no.

DR. PACILIO.- Bueno, si usted puede suministrar después, lo puede aportar.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. PACILIO.- No, no, pero...

ORELLANO EUFEMIA.- No vive más en el barrio, pero...

DR. PACILIO.- Le quiero explicar, que no perdemos la oportunidad ahora, si usted lo puede aportar...

ORELLANO EUFEMIA.- Está bien. Perfecto. 

DR. PACILIO.- Posteriormente. Monseñor Plaza, le dijo que había ubicado a su marido. Le dijo dónde estaba ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí... no, no, no, me dijo que estaba vivo, donde estaba no.

DR. PACILIO.- Donde estaba no le dijo ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, para nada.

DR. PACILIO.- Celina Rodriguez y su esposo, viven ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí... sí, como no.

DR. PACILIO.- Los dos ?

ORELLANO EUFEMIA.- Los dos viven ?

DR. PACILIO.- Sabe dónde viven ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, puedo llegar, pero si usted me da... viven por Gonnet, por donde está la República de los Niños, pero...

DR. PACILIO.- Correcto.

ORELLANO EUFEMIA.- Yo llego...

DR. PACILIO.- Después... son todos datos importantes...

ORELLANO EUFEMIA.- Para citarlo. Muy bien.

DR. PACILIO.- Para citarlo. Después usted suminístrenos esos datos. 

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. PACILIO.- En el momento que los obtenga.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. PACILIO.- Bien. Muchas cosas que usted ya contestó...esto me llama la atención, particularmente. Usted hace mención que el diario La Voz, usted en el diario La Voz...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí... lamentablemente...

DR. PACILIO.- Vio una foto de su marido.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. PACILIO.- Con otras personas de la Esma ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Mi marido...

DR. PACILIO.- Dónde ? En qué... cuéntenos un poco. Dónde vio esa foto, en qué oportunidad la vio ?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, a mí, le vuelvo a reiterar, Alberto Bonicato llega a casa y me dice: negra, en un diario...

DR. PACILIO.- El tenía algo que ver, Bonicato, con ese diario ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no.

DR. PACILIO.- No.

ORELLANO EUFEMIA.- Era un conocido nuestro.

DR. PACILIO.- Conocido.

DR. PACILIO.- Que siempre estábamos alerta a cualquier dato, para ver si podíamos conseguir alguna información. Hay un diario donde lo vi al gordo... y bueno, me dice: se llama La Voz me dijeron... yo con mi hijo mayor me fui a los talleres, no sé por donde quedaba, en un barrio de Capital, no me acuerdo, y estaban las fotos de los represores, de varios represores, y fotos de gente detenida. Ahí estaba en una foto, estaba la petisa... sola, eh, no con mi marido. Una foto de la Petisa, había otra foto que estaba muy clarita y que se identificaba muy bien, porque la Petisa estaba muy mal de aspecto, se ve que estaba mal físicamente. 

DR. PACILIO.- Cómo eran fotos ? Tipo carnet o fotos de... ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, de frente y de perfil.

DR. PACILIO.- De frente y de perfil.

ORELLANO EUFEMIA.- Mi marido está de frente y de perfil... hasta con esa campera...

DR. PACILIO.- Con un fondo liso, digamos, no se ve nada atrás ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí... no, es una foto, vio cuando uno saca para carnet...

DR. PACILIO.- Entiendo.

ORELLANO EUFEMIA.- En el barrio o en la escuela...

DR. PACILIO.- Y ahí el aspecto de su marido cuál era ? Ya había perdido kilos... ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, era reciente... porque estaba con la campera esa que yo le digo también.

DR. PACILIO.- Es decir, esa era una foto contemporánea al secuestro de su marido ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, yo pienso que sí... pienso yo, eh. Además no se lo ve delgado.

DR. PACILIO.- Usted pidió algún tipo de explicación acerca de esas fotos, como obtuvieron esa foto ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Cómo llegó al diario ?

DR. PACILIO.- Sí.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO.- Y qué le dijeron ?

ORELLANO EUFEMIA.- Quién la trajo ?, y, Víctor Bazterra, que estaba todavía detenido. El estuvo, hasta varios meses de democracia... y él declaró en las Juntas y presentó todo esos... es decir, lo que yo estoy diciendo acá no es nada nuevo.

DR. PACILIO.- A usted le avisan a fines de marzo, de que tenía que otorgar un poder por la casa, que ya nos enterámos que lo otorgó, y por el auto. 

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO.- Por el auto también otorgó el poder ?

ORELLANO EUFEMIA.- Usted saber que yo no sé, creo que estaba todo incluido... no hice los papeles, de eso me acuerdo seguro. Y lo que sí, también me acuerdo, que este Suboficial, este muchachito, Carit, Carriqui, me parece, lo tengo por acá al apellido, me dijo que lo habían ubicado al auto.

DR. PACILIO.- Usted nunca lo recuperó ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, nunca me lo entregaron.

DR. PACILIO.- Hay dos personas que van a buscar ese poder. A uno usted ya lo individualizó...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO.- Claudia Pitana. Incluso nos pide que lo citemos.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO.- El otro ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, era alto también como él, corpulento, más que Pitana, porque Pitana era atlético, era de un metro ochenta y algo...

DR. PACILIO.- De qué edad en ese momento ?

ORELLANO EUFEMIA.- Y, hombres jóvenes...32, 28...

DR. PACILIO.- Cabello rubio, cabello oscuro ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no. Pitana, cabello oscuro... un castaño oscuro y tenía bigotes. Y el otro es como que era más robusto, pero más tirando a gordo... alto también.

DR. PACILIO.- Alguna seña física que le llamara la atención ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, del otro señor no. No, no. 

DR. PACILIO.- Esto por ahí usted lo dijo ya señora, pero...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí, pregúnteme.

DR. PACILIO.- Fue muy larga la declaración...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, por favor, pregúnteme.

DR. PACILIO.- Quién le dio la información, quiénes fueron las personas que le dieron a usted la información posterior, sobre el cautiverio de su esposo en la Esma ?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, una él, cuando vino con Cavallo... y luego, Víctor Bazterra. Es decir, él cuando sale, que todavía estaba detenido... yo creo que lo supe antes de que saliera, cómo fue... lo que pasa que en ese momento, no estoy inventando, todos tratábamos de traer información de donde viniera, es más, por ahí algunos podían relacionarse con gente de México o porque algún primo... o de España, porque allá se sabían las cosas más que acá, y no sé, pero con precisión, por Bazterra y por esta gente que yo le nombré recién, que las he visto en las movilizaciones. 

DR. PACILIO.- El nombre de su cuñado que fue con usted a verlo a Carrique, quién era ? Cómo se llama ?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, yo no tengo ningún drama de dárselo, además son excelentes... lo que no quisiera que fueran molestados, porque...

DR. PACILIO.- Usted prefiere darlo en privado al nombre ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, no tengo problemas. Se llama Edgar Ardeti, una excelente persona. 

DR. PACILIO.- Usted nos aludía que su esposo llamaba mucho a la casa de su cuñado. 

ORELLANO EUFEMIA.- Sí... Edith Ester Rojas. Lamentablemente, mi cuñada está fallecida.

DR. PACILIO.- Fallecida.

ORELLANO EUFEMIA.- Pero tengo acá, una cédula, yo voy a dejar acá... Tengo cédulas de citación a ella también, que la citaron a ella, que no se entiende porqué la citan a ella, a una cuñada, que no ha militado; era una ama de casa, una persona... es decir, el que nos citó sabía que él llamaba a la casa de mi cuñada... supongo yo.

DR. PACILIO.- Una última pregunta, señor. Usted declaró en la causa caratulada Esma, hechos ocurridos en el ámbito de, que tramita la Cámara Federal de Capital ?

ORELLANO EUFEMIA.- No sé... cuándo ?... acá en La Plata ?

DR. PACILIO.- Le pregunto, porque muchos de esos hechos que usted nos menciona, están investigados concretamente en esa causa. En la causa Esma o Hechos ocurridos en el Ambito de.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, por eso yo le digo...

DR. PACILIO.- Es la causa Setecientos y pico.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sesenta y uno.

DR. PACILIO.- Usted depuso en esa causa ? Declaró ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, yo fui... recién conté yo, quizás no me hago entender bien...

DR. PACILIO.- No, no, lo que pasa que fue muy larga la declaración y tal vez...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí... un poco monótona también. Yo fui, pero era un día que había mucha convulsión ahí adentro. Y me dicen que espere, que me van a atender... acá tengo la cédula de citación de ese día que yo le estoy hablando... bueno, y después me dicen que no, que me van a volver a citar y era cuando se estaba decidiendo la ley de Obediencia Debida. 

DR. PACILIO.- Año ochenta y pico.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PACILIO.- Recientemente no declaró allí usted.

ORELLANO EUFEMIA.- No, no.

DR. PACILIO.- Nada más. 

DR. DURAN.- Doctor REBOREDO.

DR. REBOREDO.- Señora, para aclarar, usted comentó el episodio ocurrido con Claudio Pitana...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. REBOREDO.- Pero me confunde un poco la expresión que le hizo usted cuando lo vio aparecer, cuando abre la puerta y usted le dice: usted secuestró a mi marido.

ORELLANO EUFEMIA.- Claro, yo le digo: usted se acuerda... no, enseguida no le dije, doctor.

DR. REBOREDO.- No ?

ORELLANO EUFEMIA.- Le vuelvo a contar cómo fue ?

DR. REBOREDO.- A ver... no, pero le digo cual es la causa de confusión.

ORELLANO EUFEMIA.- Ah, bueno, bueno.

DR. REBOREDO.- Porque Claudio Pitana fue uno de los dos que le fueron a requerir el poder.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, sí.

DR. REBOREDO.- Pero no tiene nada que ver con los que ingresaron a...

ORELLANO EUFEMIA.- Claro...

DR. REBOREDO.- Ah, bueno. 

ORELLANO EUFEMIA.- Pero sabe qué ?, yo también conté, que en la segunda oportunidad que ellos entran, que vienen a buscar el poder, ellos entraron a mi casa...

DR. REBOREDO.- Sí.

ORELLANO EUFEMIA.- Estuvimos hablando y ellos hablaron... es decir, adelante de mi suegro ellos dijeron que ellos eran dos empleados que venían a buscar un papel y que no sabían que contenía ese papel. Cuando entraron a mi casa sí, estuvimos hablando... es más, uno se hacía el bueno y el otro se hacía el malo; yo lo conté esto.

DR. REBOREDO.- Sí, sí, pero la...

ORELLANO EUFEMIA.- Y bueno, entonces...

DR. REBOREDO.- La confusión puede... para mí, mi confusión deriva del episodio de la Comisaría... de la delegación de la Policía Federal.

ORELLANO EUFEMIA.- Y yo creo que él es parte de los que llevaron a mi marido. Yo no sé si físicamente estuvo en el hecho del 7 o del 6 de agosto; pero que fue parte, fue parte... porque cuando estuvieron en mi casa, que estuvieron los dos, estuvimos hablando sobre ese tema. 

DR. REBOREDO.- Está bien.

ORELLANO EUFEMIA.- Que no me llevaban porque era la esposa, todo eso que yo ya conté.

DR. REBOREDO.- Perfecto.

DR. DURAN.- Señor Fiscal General.

DR. PIAGGIO.- Yo le pediría a la testigo que hiciera un esfuerzo mayor de memoria, a más del que ha hecho, haber si puede recordar el lugar donde usted extendió el poder a favor de su esposo en la ciudad de La Plata.

ORELLANO EUFEMIA.- Mire, creo que no hay nadie más que yo que quisiera recordar, pero yo lo saqué, creo, que hasta del diario, y aunque a usted le parezca mentira, hay cosas... yo un poco quiero que ustedes se ubiquen, que uno las hace... por ejemplo, ir y decir que mi marido está bien... hasta mi mamá decirle, que fue una confusión, cualquier puede preguntar; pero por qué hicistes eso. Yo no recuerdo, sino sería... porque todos los datos que tengo, yo los estoy dando. Todo. Porque soy la más interesada de que esto... logremos llegar a la verdad y que los culpables sean condenados. No, no, le puedo asegurar... inclusive, sí era una mujer... sí, era una mujer, pero no recuerdo ni el nombre ni la calle... y fui yo.

DR. PIAGGIO.- Ni la zona tampoco ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, doctor, no.

DR. PIAGGIO.- Yo quiero hacerle una pregunta puntual, de acuerdo a lo que usted declaró. Usted dijo que el Teniente o Capitán Marcelo, cuando fue a su casa...

ORELLANO EUFEMIA.- Sí, Teniente le decía mi esposo.

DR. PIAGGIO.- Le dijo que debía firmar un papel sobre una casa o un inmueble en Florencio Varela.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí... que iban a venir. Que iban a venir.

DR. PIAGGIO.- Esa fue la orden ?

ORELLANO EUFEMIA.- No una orden, me dijo nomás que íbamos a estar comunicados, que mi marido iba a venir... perdón, miento. Que mi marido iba a hablar todos los miércoles; que me fuera del trabajo y que me fuera hasta las ocho, que no me quedara más, y entre todas esas cosas, además, van a venir, usted va a tener que firmar una autorización... eso fue.. es más, yo en ese momento no lo tomé... como el otro, que mi marido me dijo que le compre ropa, que iba a hacer ejercicios, es decir, fueron datos que después sí los fui armando. 

DR. PIAGGIO.- Pero usted en ese momento no reaccionó ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, para nada.

DR. PIAGGIO.- No preguntó para qué, por qué ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, no...

DR. PIAGGIO.- Para quién ?

ORELLANO EUFEMIA.- No. Es más, cuando mi marido me dice: estos hijos de puta tienen las manos llenas de sangre, yo no le digo nada a mi marido, me comporto como... no sé...

DR. PIAGGIO.- Cuando su hijo Marcelo declaró, mencionó como el jardinero que habría comprado, en primera oportunidad, la casa a un tal Barrionuevo. Es una confusión... ?

ORELLANO EUFEMIA.- Yo creo que es una confusión. Yo tengo estos datos que yo doy, los escribí... pero eso sería fácil de verificar, doctor, buscando la causa.

DR. PIAGGIO.- Dónde está la causa ?

ORELLANO EUFEMIA.- Y, está en Capital... ahí están los datos.

DR. PIAGGIO.- Usted tiene los datos de la causa ?

ORELLANO EUFEMIA.- Yo tengo los número de la causa, sí, y están acá también.

DR. PIAGGIO.- Con el permiso de la Presidencia, yo solicitaría la remisión de testimonio, porque estuve buscando los antecedentes en La Plata, no los pude encontrar; porque este es uno de los delitos que escapan de la aplicación de la ley de Obediencia Debida y Punto Final, y quiero saber si hay acción penal vigente... (finaliza lado "A").

ORELLANO EUFEMIA.- Es más, no sé, no quiero... pero bueno, lo pienso. Yo creo que sería necesario encontrar esa causa, porque muchos de los dichos que yo digo, pueden ser que no sean así; entonces estoy incurriendo en una mentira o en un error, quizás no quiero mentir... porque yo lo copié, ya le vuelvo a reiterar, en una oportunidad, a partir de un amigo mío, me permiten entrar a dos habitaciones que estaban tapizadas, en el piso, en las paredes, en las cuatro paredes, hasta en el techo, de causas de la Esma; era algo horroroso pensar que ahí, estaban datos de personas que estaban desaparecidas. Puede entrar ahí pasando dos guardias de la Policía Federal y en la puerta de ese lugar había una mesita y había dos Policías. Yo entro y este muchacho, que yo no lo conocía a él tampoco, me dice: señora, tome, vea con tranquilidad y anote lo que quiere. Y así saqué los datos. Así que quizás alguna fecha, puede estar equivocada, no sé... la causa dirá. 

DR. PIAGGIO.- Yo voy a completar la frase que estaba esbozando.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PIAGGIO.- La acción penal pública está abierta, con relación a asociación extorsiva de inmuebles y sería conveniente de dilucidar si, en la Capital Federal, está siendo investigado este delito. Porque acá, evidentemente, habría un autor identificado, que usted ya asignó. Su hijo Marcelo también, dijo que se había comprobado que la firma de su marido no era la auténtica.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PIAGGIO.- El de dónde sacó ese dato ?

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno. Ese dato nosotros lo tuvimos por este Suboficial... este muchachito que yo digo, que estuvo en la causa, tratando de investigar... por la causa de bienes, sobre los bienes, sobre el auto, que él me dijo que lo ubicaron, pero a mí no me lo dieron... que no quiero equivocarme con el apellido de este muchacho... y él nos dijo, que bueno, que la firma de la escritura, le parecía que no era la de mi ma... si yo tenía una firma, miento, si yo tenía una firma de mi marido y no teníamos. Y teníamos un boletín de Marcelo o de Daniel, donde mi marido había firmado y yo se lo leí a este... y bueno, él me dijo que se había comprobado que no era la firma de mi marido la que estaba en la escritura.

DR. PIAGGIO.- Retomando una pregunta que le hizo el doctor REBOREDO... o no sé si el doctor REBOREDO o el doctor PACILIO.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí.

DR. PIAGGIO.- Usted nunca declaró sobre este tema en Capital Federal ?. Nunca le interrogaron concretamente, sobre este tema ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sobre los bienes y eso ?

DR. PIAGGIO.- Sí.

ORELLANO EUFEMIA.- No, ni me acuerdo. No.

DR. PIAGGIO.- Porque aparece todo como investigación dispersa, autónoma, que no se centraliza en un lado; entonces eso es lo que lleva un poco a confusión.

ORELLANO EUFEMIA.- No, la vez que fui, es con esta cédula, que nadie me interrogó ni hablé con nadie. 

DR. PIAGGIO.- Y ahí está citada para qué objeto ?

ORELLANO EUFEMIA.- Y... se lo leo, doctor ?

DR. PIAGGIO.- Sí, por favor.

ORELLANO EUFEMIA.- El ujier de esta excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, de la Capital Federal, notifica a usted que: en los autos caratulados Esma (hechos que se denunciaron como ocurridos en el ámbito de la Escuela de Mecánica de la Armada), Nro 761, el Tribunal ha dictado la resolución de... y hay un número, 4020/1. Por la que se dispone que usted debe concurrir a este Tribunal establecido en Talcahuano 550 PB, a prestar declaración testimonial el día 4 del mes de mayo del 87, a las 17:00 Hs. Yo lo hice y fui, me atendieron y parecía que me iban a atender a decirme... bueno, pero después me dijeron que me iban a volver a llamar, y bueno, después al otro día creo, no sé... la cuestión que no me llamaron más, y bueno, se acogieron a la Obediencia Debida y eso quedó ahí. Fue lo último que...

DR. PIAGGIO.- No tengo más preguntas. Gracias.

DR. DURAN.- Doctora RIVAS.

DRA. RIVAS.- El doctor REBOREDO le preguntó ya a la señora, por el nombre del Capellán que ella dice no recordar. Yo quisiera, si fuera factible que la señora hiciera una descripción física de esa persona.

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. No era alto, era menudo... y bueno... era de cutis... no era blanco, no era morocho tampoco, pero no era blanco... cara pequeña, no era carón... y no era alto, era... qué sé yo, no tenía nada relevante, esa eran las cosas... que no era una persona alta, era más bien tirando a bajo; estaba sentado... pero me daba esa impresión.

DRA. RIVAS.- No me queda claro, a pesar de todas las veces que se habló sobre el tema, si la señora tiene el Juzgado, el número de causa si fuera factible, o el Juez interviniente, en el juicio por los bienes. 

DR. DURAN.- Causa Esma, 761-4020.

DRA. RIVAS.- Está incorporado a la causa general o es una causa en particular aparte ?

DR. DURAN.- Es una causa... es una investigación que está haciendo la Cámara Federal de Capital, bajo el Nro 761 de Esma.

DRA. RIVAS.- Bien.

ORELLANO EUFEMIA.- Si me permite, la 4020 es una resolución, es una foja.

DRA. RIVAS.- Correcto. Si en la fotos que salieron en los diarios en el último tiempo, la señora identificó la persona Cavallo, que estuvo en su casa con su esposo, con la persona detenida en México.

ORELLANO EUFEMIA.- Bueno, yo le voy a hacer sincera. Yo a Cavallo identifico, al que trajo a mi marido, cuando veo la foto en la voz, yo dije: este es el que lo trajo, porque lo veo igual, igual. Cuando lo veo en televisión, como que sorprende porque era una persona delgada y es como que tuviese hinchado los cachetes; entonces, eh... ahora, la altura, todo...y gestos, gestos, cuando se movía así o miraba, que a mí me da la impresión que es Cavallo el que fue a mi casa... la altura... lo que sí, del Cavallo aquel, tiene como hinchada la cara... 

DRA. RIVAS.- Señor Presidente, quisiera solicitar en este habeas Corpus, que la Cámara pida un informe al registro de la propiedad, donde tiene que existir el nombre de la escribana que otorga el poder, en un estudio de títulos, y, las circunstancias del traspaso del bien. 

DR. DURAN.- Doctora, más allá que digamos en este momento que le hacemos lugar, usted sabe que sería mucho más conveniente, si la petición la hace en un escrito por separado.

DRA. RIVAS.- Correcto. Después que la señora dio el poder, a partir de ese momento, nunca más supo de su esposo. Es así ?

ORELLANO EUFEMIA.- No, él...

DRA. RIVAS.- En forma directa.

ORELLANO EUFEMIA.- No, no, habló por teléfono... es decir, la última vez que mi esposo habló; habló con mi hijo menor como a la una de la madrugada... él llamó a la casa de mi cuñada y dio la casualidad que mi hijo estaba en la casa de mi mamá que son pegadas, y mi cuñada le grita a mi mamá, que estaba... y bueno, mi hijo logra hablar y le dice: papá, queriéndole decir que pasa... bueno, él lo que le dice en esa oportunidad, que nos quiere mucho, que los quiere mucho a ellos, a mí, y corta. Es decir, después... por eso yo siempre tengo esa duda, de que fue a principio de abril de los mataron, no a fines de... qué sé yo, se me ocurre. 

DRA. RIVAS.- Bien. Gracias, señor Presidente. No tengo más preguntas. 

DR. DURAN.- Doctora GONZALEZ VIVERO.

DRA. RIVAS.- Sí, una pregunta. Señora, yo no sé si le entendí mal, pero cuando usted pidió que citen gente, entre otros, a Horacio Burati... Burati, puede ser ?

ORELLANO EUFEMIA.- Sí. Ese señor, estaba al frente del grupo de tareas, cuando lo matan a mi marido, en esos días. 

DR. RIVAS.- No, no escuché.

ORELLANO EUFEMIA.- Ah, perdón. Ese señor, estaba... Horacio, estaba dirigiendo, era jefe del grupo de tareas en la época, en el momento, en que desaparecen... en que lo matan a mi marido.

DRA. RIVAS.- Está.

ORELLANO EUFEMIA.- Entonces por eso, creo que él debe saber algo.

DRA. RIVAS.- Ya le entendí. Nada más.

DR. DURAN.- Señor Defensor Oficial, va a hacer alguna pregunta ?. Bueno, vamos a dar por finalizada la audiencia, entonces, previa lectura del acta por la Secretaria.