Rodino de Cobo, Carmen Isabel
Videoconferencia en
Buenos Aires, 18 de Diciembre de 2001
(Comisión Israelí por los Desaparecidos Judíos en Argentina)
- Carmen: Me llamo Carmen Rodino de Cobo, el testimonio que
voy a relatar también se ha enviado al [Juez] Dr. Baltazar Garzón. Yo he tenido
dos hijas, la mayor fue secuestrada desaparecida aún permanece en esa situación.
- Efraim :¿Cuál es el nombre de su hija mayor?
- Carmen: Inés Adriana Cobo, y mi hija menor en ese entonces tenía 18 años Noemí
Cobo estaba estudiando en la casa de una compañera de la facultad, cursando la
carrera de Biología. La joven dueña de casa se llamaba Graciela Fainstein, las
dos acababan de iniciar la carrera, eran muy jovencitas. El día 26 de octubre
estaban estudiando en la casa de Graciela en 1976, era la una de la mañana, ella
estaba muy cansada y pidió permiso para reposar una hora aunque sea. La
despierta un desconocido y la apunta con una ametralladora, entonces se entera
en ese momento que la casa donde ella estaba estudiando había sido allanada,
estaban haciendo un operativo ahí. Reúnen a los tres jóvenes que estaban
estudiando, que era Graciela, el novio y mi hija. Y comienzan a preguntarle los
nombres, cuando escuchan que dos de los apellidos eran judíos que eran Graciela
y el novio.
- Efraim: ¿Cómo se llamaba el novio?
- Carmen: No lo sé, pero cuando escucharon que era apellido judío, le dicen: -
“Ah, así que esta es una casa donde son los dueños judíos. Entonces van a venir
con nosotros”. Eso nos hizo pensar que el operativo lo estaban haciendo en un
lugar equivocado para ellos, no era ese el lugar donde tenían su misión. Como la
casualidad lo habían puesto en una hogar de familia judía, aprovecharon las
circunstancias. Se trataba de mas de diez individuos vestidos de civil, armados
con armas de guerra. Los tres jóvenes fueron vendados los ojos y maniatados
despojados de sus efectos personales, relojes, anillos, colgantes. Los
introdujeron en un coche que los estaba esperando abajo. Las dos jóvenes en un
coche y el novio en otro. Le dijeron que se acomoden en el suelo del coche.
Recorrieron un lugar que mi hija no pudo precisar porque estaba en esas
condiciones, ojos vendados estaba maniatada, pero tuvo la sensación en un
momento por el ruido, que sentía, que estaban entrando en un lugar donde se
descendía como una explanada, el auto descendía. Los sacaron del coche y los
llevaron a un recinto, donde les prohibieron bajo pérdida de vida quitarse las
vendas de los ojos. Hasta que en un momento dado, mi hija apenas levantó como
pudo la venda de los ojos y observó el lugar, era como un sótano, que había
boxers, en cada boxer había distintas personas. No eran los únicos que habían
introducido en ese lugar. Sin excepción todos tenían que estar tirados en el
suelo, porque estaban encadenados en una cadena que estaba amurada prácticamente
al ras del suelo. Y esto los obligaba a no ponerse de pie. Se sentía una música
muy fuerte, estridente y no obstante a través de esa música se escuchaban gritos
desgarradores. Vino un individuo, retiró a Graciela primero y se la llevó,
cuando la devuelven a Graciela nuevamente al recinto, le dicen a mi hija Noemí:
Bueno ahora te toca a vos. Ingresa a una habitación donde había una cama
metálica, lo primero que hacen es pedirle no solamente su apellido, sino que
comience a dar el apellido de sus ancestros a ver si había algún apellido judío
entre los ancestros. Comprueban que no había aparentemente ningún ancestro que
buscaban. De cualquier manera le dijeron que la próxima vez que la sorprendieran
con judíos no iba a contar el cuento, porque los judíos no servían ni para
jabón. De cualquier manera la ataron a la cama y le aplicaron la picana para que
supiera que la próxima vez iba a ser mucho más intenso. La volvieron otra vez a
ese recinto, donde había boxers y cadenas amuradas a la pared, e
imprevistamente, porque ya sabían la suerte que iban a correr, los entran a un
furgón cerrado a los tres jóvenes y ellos vendados escuchan la voz de dos
personas más que estaban en ese furgón donde le preguntan si sabían en qué día
estaban. Con lo cual dedujeron que esas dos personas con una voz masculina y
otra femenina eran también prisioneros que los acababan de dejar también en ese
furgón, pero que habían pasado mucho más tiempo, porque ellos habían perdido la
cuenta del tiempo. No sabían qué destino iban a tener y luego de andar un trecho
se detienen en un lugar, que luego mi hija reconoció que se llama Dock Sud, ahí
los bajan y le dicen que no se quiten las vendas hasta dentro de mas o menos
diez minutos. Así hicieron con los cinco jóvenes, esperaron los diez minutos y
no sabían si iba a haber una ejecución ahí. Bueno, se sacaron las vendas y
vieron que no había nadie, que estaban ellos solos, empezaron a caminar y
preguntaron que zona era esa, un vecino le dijo que era Dock Sud, y que con el
primer teléfono que consiguió se comunicó con nosotros diciendo que venía para
nuestra casa, pensado que ya estábamos enloquecidos porque ya mi hija mayor
había desaparecido hacía más de un mes, y no sabíamos qué suerte había corrido
también Noemí. En el transcurso del viaje que hicieron los jóvenes en el taxi,
Graciela le preguntó a Noemí: ¿te torturaron? Noemí le dijo: un poquito. –
Graciela le dijo:- A mí me torturaron muchísimo y me violaron. Pasaron 25 años y
Noemí nunca mas quiso hablar de este episodio, pidió que le pusieran ayuda
psicológica no por mucho tiempo por el trauma, era muy joven, no estaba
preparada para pasar por esta experiencia, ella no militaba. Cuando Graciela
regresa a su casa, su casa ya estaba completamente destruida, había sido
saqueada y lo que no se pudieron llevar, con las culatas de las armas lo
rompieron todo. El detalle que obvié es que cuando llegó el operativo los papás
de Graciela estaban paseando por Europa, a la abuela que era ciega la habían
encerrado en una habitación. No pudieron habitar más esa casa y a la semana ya
estaba en Europa, de donde no regresó nunca más. Señalo que todo el tiempo que
los interrogaron simularon tener la voz de Hitler. Nos da la impresión de que
esta gente cayó o porque hubo una denuncia vecinal porque eran judíos, hay mucho
antisemitismo en la Argentina, o bien porque se equivocaron de departamento
porque había muchos departamentos, y se deben haber equivocado y les tocó
ingresar en este lugar, pero después de esa noche la vida de la familia cambió
para siempre.
- Pinjas: ¿Su hija mayor desapareció antes?
- Carmen: Mi hija mayor desapareció el 1 de septiembre de 1976.
- Pinjas: Dado que nosotros estamos interesados nos sólo por los desaparecidos
judíos, sino también todo el tema de los desaparecidos, nos gustaría escuchar
que pasó con su hija mayor.
- Carmen: Con mi hija mayor tuvimos menos datos que los que tuvimos con Noemí.
Ella trabajaba con mi esposo en una revista, era periodista, mi esposo dirigía
la revista, y mi hija se ocupaba de la promoción publicitaria.
- Entrevistador: ¿Qué revista era?
- Carmen: Era “Nuestro Holando”, una revista ganadera especializada en el ganado
argentino.
- Pinjas: ¿Cómo fue la desaparición?
- Carmen- Bueno, mi hija salió de la revista a la hora de almorzar y no volvió a
aparecer nunca más.
- Pinjas: ¿Nunca escuchó que alguien haya testimoniado o algo respecto de ella?
- Carmen : - Sí, el día de cumpleaños de Noemí treinta y tres días después de
haber desaparecido, el 31 de octubre cumplía los años Noemí, ese fin de semana
fue el 27 de octubre, el 31 de octubre llama Inés para saludar a la hermana por
su cumpleaños. Ella había desaparecido el 1º de septiembre. Por lo que escuché
usaron la misma metodología que con los prisioneros, los hacían llamar para una
fecha muy significativa, bueno llamó unas veces más.
- Pinjas: ¿A Noemí le preguntaron cosas respecto de su hermana mayor?
- Carmen: - No, no le preguntaron nada.
- Pinjas: ¿Aparentemente no sabían nada de la relación?
- Carmen: El grupo que se llevó a Noemí evidentemente no tenía relación en ese
momento.
- Kaufman: - ¿Usted había contado que la familia de Graciela se fue a Europa una
semana después volvió a la Argentina? ¿Usted tomó contacto con ellos?
- Carmen: No, Graciela no volvió más a la Argentina, hace poco vino para el
fallecimiento de su mamá, quedó muy traumatizada, Graciela era muy jovencita.
- Kaufman: ¿Dónde vive ella?
- Carmen: En España.
- Kaufman: ¿Tiene la dirección o datos de Graciela?
- Carmen: La última dirección la tenía mi hija, pero después por muchos años no
se escribieron más, así que no sé si está en vigencia.
- Kaufman: Agradecemos en forma muy especial su testimonio porque justamente
muestra el antisemitismo y tiene una importancia muy especial.
- Carmen: Ahí nos dimos cuenta que mi hija Inés quedó en manos de los nazis.
Hasta ese momento no sabíamos qué era lo que pasaba, no entendíamos nada. La
experiencia reveló lo que estaba sucediendo, pero la diferencia en el trato que
se le dio a Noemí y el que se le dio a Graciela era absolutamente distinto.
- Pinjas: Cuando terminemos la investigación se va a publicar un informe y va a
estar incluido su testimonio que es sumamente importante. ¿Usted piensa que
podemos hacer algo respecto de Inés?
- Carmen: Sí, Inés estaba embarazada, estoy buscando un nieto o una nieta que en
este momento tendría 24 años.
- Pinjas. ¿Usted consultó en abuelas?
- Carmen: Sí, y a Madres, línea fundadora.
- Pinjas: Como Comisión no sólo nos vamos a dedicar al tema de los
desaparecidos, sino también al tema de los nietos.
- Carmen: Gracias, yo le agradezco mucho porque después de tantos años que siga
habiendo un marco de la memoria, es tan importante para nosotras.
- Irith: Como mujer lo siento mucho, es importante que la mayoría de los que
dieron testimonio eran judíos, y también algunos no judíos, es muy importante de
gente que no era judía que pudo comprobar como era diferente el trato al judío y
a los no judíos por eso es tan importante su testimonio. El pueblo judío
aprendió a no olvidar y le prometemos que este tema se va a recordar y se va a
enseñar en el futuro.
- Carmen: Quería agregar un detalle, a los pocos días que se llevaron a Noemí y
Graciela, consulté con la doctora Angela Wesser Katz, es la esposa de un físico
atómico argentino muy conocido en el mundo científico argentino Federico Katz,
que viajaba para Estados Unidos y me dijo si le daba permiso para denunciar lo
que había sucedido, yo le dije que sí.
Eran pocos testimonios, eran poca gente los que volvían a la superficie. Cuando
Angela regresó de Estados Unidos me dijo que había transmitido la denuncia, pero
no sé a que organismo lo hizo. La denuncia se hizo inmediatamente en el '76,
porque en nuestro país no teníamos a quién reclamar lo que sucedía.
- Pinjas: Muchas Gracias.-