Saidler de Mellibovsky, Matilde

Buenos Aires, 5 de Septiembre de 2001
(Comisión Israelí por los Desaparecidos Judíos en Argentina)



  

- I.K: Empezamos con su nombre, el nombre de la víctima y las circunstancias de la desaparición.

- Matilde: Me llamo Saidler de Mellibovsky, soy casada, vivo con el padre de Graciela Mellibovsky que en este momento tendría 53 años y yo nunca puedo ir a ningún lugar sin llevarla con migo. Era una muchacha economista, licenciada en economía política de la Universidad de Buenos Aires, y estaba trabajando en el ministerio de comercio, trabajaba para el área de comercio exterior, cuando fue despedida, despedida no era la palabra, declara prescindible, esa palabra significaba una sentencia de muerte, eso fue en el año 1976, y ella luchó inmediatamente para pedir que le cambien la presindibilidad. La renuncia se la aceptaron, a cambio después de su desaparición, esto a grandes rasgos. Pienso que se seguía muy perseguida, me ha dicho en una oportunidad: “yo, mamá, en cualquier momento”. Han pasado 25 años y después de la primera parálisis que produce el terror, no hemos dejado de averiguar o preguntar por ella, jamás. Estas averiguaciones, estos pedidos de ayuda se trasladaron inmediatamente al sector de la embajada de Israel, de la DAIA, de la AMIA. No solamente los judíos, cada nacionalidad cada familiar recurrir a las embajadas de sus países, los italianos fueron asistidos por la embajada de Italia, a y así la idea que nunca se dejó de averiguar e insistir, es que la colectividad alemana, recién hace tres años organiza un tribunal y por sorteo justamente le toca al tribunal de Nuremberg, es una cosa histórica, estamos en histórica del tiempo pero sin embargo para nosotros es una situación distinta, es como si recién hubiera sucedido. Estoy harta de oír a los psicólogos que dicen que no elaboramos el duelo, y un montón de frases que utilizan los periodistas. Para mí y para todas las madres hay una situación: han secuestrado, han torturado, y han asesinado a mi hija, y después de asesinarla escondieron su cuerpo. En 1976, 24 de septiembre, he visto a mi hija en una plaza de Buenos Aires, en la calle Libertad frente al teatro Coliseo, nos encontramos en la plaza, porque ella por precaución no venía a mi casa, charlamos especialmente sobre la familia y nos despedimos. Nos despedimos cerca de las 12 del mediodía, y el día comenzó a ponerse muy denso, un día de mucho nervio, sobre las cuatro de la tarde, hubo un llamado telefónico, y me preguntaron si en esa casa vivía Graciela, y yo insistí en saber quien llamaba pero nunca lo supe, lo mismo a pesar de los años, pienso que podría ser el servició de inteligencia o algún contacto alguien que la controlaba, una amigo, entonces creo que esa fue la hora que se produjo el secuestro. No tuvimos mas noticias, sólo en la casa Santiago Mellibovsky y yo, él fue a una exposición industrial y ya fui a un espectáculo de teatro, y por la noche, era una noche muy calurosa, fuimos a dormir y nos despertaron a las tres de la mañana, entonces estamos hablando del día 25, fue un timbre muy fuerte, yo salté de la cama, le dije a mi marido que haga rápido y fue a la puerta de atrás del departamento, yo estaba en camisón, prácticamente desnuda y golpearon la puerta, la abrieron, pero creo que la abrí yo con la llaves y sentí inmediatamente una toma del brazo, me llevaron el brazo a la espalda y me produjo mucho dolor, vi un montó de gente, no usaban uniforme, todos vestían de civil, tipo deportivo, me dijeron “somos las Fuerzas Armadas Conjuntas, venimos a buscar a su hija, que es una subversiva, usted sabe que es una subversiva” todo eso me dijeron “cuando la encontremos usted la va a encontrar en la morgue”.

Inmediatamente invadieron la casa, calculo que eran 25 tipos, los llamamos en el término nuestro, en Derechos Humanos “patota”, sin embargo después he visto que en la calle, que había uno o dos camiones del ejército. Me dijeron que apostaron gente con ametralladora en la casa de la vereda de enfrente. Nosotros vivíamos en una calle bastante importante, la calle de la embajada de Israel éramos vecinos a la embajada de Rumania, no se veía mucho movimiento pero la patota, había declarado zona libre, eso nos lo dijo un policía amigo, significaba que nadie podía transitar por ahí, la policía se tenía que retirar, así que todo el territorio quedaba en manos de esa patota.

Uno de ellos jugaba a que era el bueno, culto y educado. Había también chicos jóvenes como del servicio militar, acá los llamamos colimbas, toda esta experiencia de lo que ellos hacían, lo fuimos recorriendo con los años, porque quedamos completamente pegados a los organismos de derechos humanos. Inmediatamente revisaron toda la casa, revolvieron la habitación donde supuestamente vivía Graciela, ella ya no estaba en la casa, tampoco estaba mi hijo, muchas familias de Buenos Aires temían y esperaban esas visitas, a mi marido lo trataron relativamente bien, lo dejaron sentado en una cama apuntándolo y no lo dejaron mover, hasta ese momento yo pensé: la están buscando, ojalá que haya podido salir, ojalá que esté en alguna parte escondida, pero no sé por qué fue el operativo, a ella ya la tenían secuestrada, me preguntaron por un departamento, ellos venían con un listado de lugares, yo lo negué dije que no conocía esa dirección entonces me encañonaron en la cabeza, insistieron y me dijeron “vamos o la llevamos muerta, vístase rápido” les comenté que hacía mucho calor, saqué un abrigo de cuero y unas zapatillas y con eso salimos de la casa.

Al salir descubrí que tenía un poco de confusión que estaba el portero y le hicieron una seña para se retire, me sentaron en un coche que supongo que haya sido un Ford Falcon, era un coche grande y detrás nuestro un montón de autos, ellos se comunicaban entre ellos con walkie talkies, hablaban de blanco tal, o blanco tal. Me llevaron a una casa que ahora les voy a contar, luego a la casa de mi hermana y mi cuñada familia Etkin donde hicieron otro allanamiento y luego me devolvieron a mi casa, en el ínterin en un momento me pusieron esposas.

- I.K: ¿Cómo sabía que su hija ya estaba secuestrada cuando fueron a su casa?

- Matilde: No, no lo sabía, fue a través del tiempo, otros testimonios, pasó que después de 10 o 12 días se acercó a mi casa mi consuegra, Celia se llamaba y nos dijo que ella sabía como había caído Graciela, conocía a otra gente del grupo ese. Nunca más hablamos del asunto y ella se negó a hablar, lo que nos dijo que era el sábado posteriror a la tarde Graciela iba al cine pero primero se encontraba con unos compañeros en el barrio de Almagro y de ahí los llevaron con una ratonera, esa es la idea que tenemos porque Graciela llamó por teléfono de unos 8 días, pero la violencia mas grande del operativo fue cuando llegamos y yo le dije donde quedaba el departamento, tendrá que revisar papeles, es un departamento que está en la calle Arenales y Beruti.

- I.K: ¿De qué departamento está hablando?

- Matilde: De ese que me exigían que les informe

- I.K: ¿Pero era la casa donde Graciela vivía?

- Matilde: No, no. Era una propiedad de los Mellibovsky donde había vivido mi hijo Leonardo con su mujer que estaba desocupado. Parece por lo que dijo el portero de esa casa, que ahí la noche anterior hubo gente.

- I.K: Antes que todo cuando ella llamó ¿que dijo?

- Matilde: Dejemos lo de Graciela porque es muy importante en ese departamento, lo de Graciela es posterior. Ya estamos hablando de 25 de diciembre.

- I.K: ¿La llevaron de su casa?

- Matilde: Sí me llevaron de mi casa, mi esposo se quedó sentado, a mí me llevó el bueno y el malo del grupo, durante el viaje me trataron con respeto pero me preguntaron continuamente “conteste esto, esto”. La preguntas eran de las actividades de mi marido, de las actividades de los maridos, todo muy mezclado. Cuando bajé de ese coche me pusieron esposas, también me pusieron, algo que se llama “capuchita”, sin embargo discutieron entre ellos y de pronto me sacaron las esposas. En esa casa pusieron una bomba o algo porque destruyeron totalmente la entrada. En la casa de Arenales. Cuando salí he visto la fachada de la casa, totalmente destruida como la bomba de Israel, pero tengo una confusión no me acuerdo si lo hicieron cuando entraron o cuando salieron, era un segundo piso y todos ellos se fueron apostando junto a la escalera, después me llevaron ante la puerta del departamento y me dieron que toque el timbre fuerte y rápido, me dejaron frente a la puerta y todos ellos huyeron rápidamente del lugar. Me acuerdo bien que yo pensé si Graciela estaba del otro lado de la puerta en este momento morimos juntas, eso lo recuerdo bien, porque no habría otra alternativa porque el departamento era pequeño, pero por suerte para ella y para mí no había nadie. Por el relato de otra gente hemos visto que ponían granadas por todas partes, en los timbre en los teléfonos, ese departamento fue realmente destruido pero además fue saqueado, y nosotros teníamos muchas cosas de nuestra propiedad, se llevaron la heladera, un montón de cosas, me volvieron a poner en el coche entre ellos y dijeron ahora vamos a la casa de tu hermana. La idea de ellos era que buscaban a Graciela, la idea mía era que ya la tenían secuestrada. Estos tipos dijeron que eran de las fuerzas Armadas Conjuntas, pienso que era el primer cuerpo de ejército, pero no tengo ninguna seguridad y me llevaron a casa de mi hermana. Mi hermana y mi cuñado eran gente que yo no veía desde hacía tiempo porque ellos tenían mucho terror y miedo de las actividades estudiantiles, y sabían que Graciela y Leonardo activaban. Entramos a ese departamento con mucha violencia. Arrancaron de la cama a mi hermana y mi cuñado, mi cuñado estaba muy enfermo; yo les avisé no asusten a mi cuñado porque tenía un problema de circulación, eso resultó cierto, ellos vieron que la cama estaba colocada como terapéutica, hicieron saltar de la cama a mi cuñado a mi hermana y a mi sobrina Adriana Etkin. Cuando yo entraba seguida de ellos al dormitorio, les hice una seña a mi cuñado como que mantenga silencio que esté tranquilo, pero el patota que estaba atrás mío lo supo y me puso el cañón en la nuca y me dijo: si haces una seña más esta bala te sale por la boca. A mi sobrina la pusieron contra la pared y comenzaron un interrogatorio con ella. Los desarmó totalmente la actitud de mi hermana, los calmó. Mi hermana que dormía únicamente con Valium, cuando la arrancaron de su sueño en medio de la noche, ella estaba totalmente dormida y no entendía la realidad y les preguntaba simplemente; ustedes ¿cómo entraron? Si estaba con llave se emperró con esa pregunta, mi cuñado también tuvo una actitud muy serena. Ese departamento no lo saquearon y me dijeron: “ahora vamos a casa”. En ese momento mi hermana empezó a llorar y mi hermana le dijo que me dejen con ellos y el patota dijo; no la tenemos que llevar a la casa. Las cosas que decían entre los coches, yo trataba de grabar algo pero... lo que más se decían era “blanco tanto, blanco número”. Y era conversaciones entre ellos, ya se hacía la madrugada, y siguió el interrogatorio conmigo. Después hemos visto con Santiago, que las mismas cosas que me preguntaron en el coche, le preguntaron a él en la casa.

No sé por qué tengo la idea de que me llevaban a mí arrestada, como que me llevaban a mí también, así como me ponían y me sacaban las esposas, pienso que es una decisión que no tomaron. Los nazis estos, a lo mejor, es aventurado decirlo pero posiblemente estaban cansados.

- I.K: quería interrumpirla para pedirle por favor si se puede concentrar en los hechos, en algo que se pueda actuar sobre eso.

- Matilde: En la habitación de Graciela revisaron todos los libros, hicieron una montaña de libros, nos pidieron una valija para llevarse, se llevaron desde los cuadernos del primarios hasta las carpetas de la facultad. Lo que mas buscaban eran libretas, me robaron algunas cosas de valor, pocas. Y se fueron, ya empezaba el día, cuando se fueron. Las horas siguientes fueron la angustia por saber donde estaba Graciela. Al día siguiente, el domingo cuando vino el hermano, le dije muy enojada: “acá vino la policía”, los teléfonos estaban pinchados, no podías hacer ninguna llamada a ningún pariente, con eso evité que el hermano de Graciela se acercara a mi casa, pero Graciela en ese momento estaba viviendo en la calle Melo 2973, con otra mujer que estudiaba medicina, habían alquilado un departamento muy pequeñito y llegaron a vivir ahí dos meses. Después de esta noche del allanamiento, que pasaron tres o cuatro días, y tengo el control del diario Clarín de ese momento, la patota fue al departamento de la calle Melo, y ese el cuarto departamento que van. Ese departamento lo reventaron, en el diario El Cronista, decía que las dos subversivas que vivían ahí, el comentario del ejercito era que dos subversivas dejaron una bomba engañabobos y cuando entró la policía, pobrecita la policía fue herida, y tenemos cuatro allanamientos. La desesperación era averiguar donde estaba Graciela, no podíamos saber por ningún amigos. Comenzamos a movernos mucho e ir a la casa de la abuela, la madre de Santiago Mellibovsky, y ahí estábamos una tarde, no recuerdo si 5 días habían pasado, cuando hubo una llamada de teléfono y yo levanté el tubo y una voz de mujer que reconocí: “hola tía, hola tía” muy alegre. Yo le dije “no soy tía soy mamá, dónde estas?” y ella me dijo “muy lejos” y el tono de la voz cambió rápidamente, le pregunté simplemente: “¿te vamos a ver? Y ella me contestó exactamente: “no, nunca más” “te quiero, te quiero, te quiero”. Yo le dije: estoy con vos estoy haciendo fuerza. Y la voz de ella estaba completamente desmayada, entonces en breves segundos yo pensé cincuenta mil cosas juntas pero de una cosa estaba segura que la tenían arrestada. Las horas siguientes fueron desesperación por saber que significaba una persona que llame desde la desaparición. Bueno sobre esto hay millones de teorías, y hoy sabemos que hay prisioneros que llamaron hasta un año, ella llamó esa vez y fue la despedida. Las horas siguientes traté de ir... Tenía relación con algunos curas fascitas. Yo era amiga del organista de la iglesia Santo Domingo, así que fui allí a averiguar. Una de las ideas que surgieron es que ellos, los curas de la iglesia católica le dijeron al ejército: avisen a las familias que los tienen.
Eso lo aseguró un cura vasco, que se llamó Iñaki Diaspiazu.(...) hay una cosa que me enloqueces, realmente en el barrio de Palermo, hizo todo el primario en Villa del Parque fue alumna del Colegio Nacional Buenos Aires. Ah! Debo recordar que cuando me llevaron de vuelta a la casa, en el interrogatorio me preguntaron dónde estudió Graciela. Yo dije en la Universidad Buenos Aires y antes en el Colegio Nacional de Buenos Aires.(fin de la cinta).

(...) El patota bueno y el malo se miraron entre sí y largaron una carcajada, pero esta es una historia que no es anecdótica, hay mucha relación, en los movimientos guerrilleros había gente practicante católica del Colegio Nacional de Buenos Aires.

Cuando Graciela era muy chiquita vino a casa y contó que un alumno del Buenos Aires estaba diciendo “cuando agarremos a los judíos”, y le pregunté quien es ese tipo, y ella dijo se llama Firmenich, era una alumno del Buenos Aires. De Graciela lo que puedo decir es que en el año 80 o 81, pusimos un aviso apadrinado o tutelado por una sociedad americana Avance de la ciencia, ellos dijeron pagaron el aviso, preguntamos si alguien había visto a Graciela Mellibobsky. Contestó un torturador desde la cárcel, pedía plata, 5000 dólares, él estaba preso pero no por torturador, estaba preso porque había robado a un oficial. Es decir que la gente que pusieron presa, y mucha gente no están no es porque hayan sido asesinos o torturadores, sino por otras cosas. La gente de Derechos Humanos del CELS, hicieron averiguaciones y tramitaciones, me dijeron que no les preste atención porque talvez estaba imaginando o porque entre ellos se pasaban información. Lo único concreto que tenemos es que el torturador decía haber conocido a Graciela, que ella lo molestaba mucho a él, porque cuando la torturaba gritaba, mucho. Esta historia viene encadenada con otra muy importante pero muy larga, donde aparece la señora Meijide que fue miembro de la CONADEP, parece que obsequió informes privados de un grupo de familias, ella le dio información a una profesora de Harvard, era una pobre tipa que aprovechó esa historia creo que estuvo tres años, sin que nosotros las familias supiéramos nada, dando cátedra en Amnistía Internacional, luego salió parte de la conferencia de ella en una revista española, la revista se llama Topo Viejo, alguien la leyó en España, pero esta es una historia conectada pero separada.

- I.K: En el material que nos llegó por escrito, figura que ella está enterrada en el cementerio de Ezpeleta, nos podría explicar por qué piensa que ella está enterrada ahí?

-- Matilde: La idea de que esté enterrada ahí sale a raíz de que habló ese torturador. Lo que es seguro es que fuimos a Ezpeleta, es un cementerio donde habían tirado la pared del fondo, y por ahí tiraban en fosas comunes, a los prisioneros asesinados. Siempre insistimos mucho con los antropólogos, no han tenido pautas, o cosas exactas para poder empezar a buscar.

- I.K: ¿Pero su familia entregó una muestra de ADN?

- Matilde: Sí, yo entregué sangre al equipo de antropólogos, pero no tengo claro que hace la comisión de Zadoff que hacía la policía de Israel, eso no lo explicaron bien, me parece muy interesante.

- IK: No fue la policía de Israel sino que entregaron aquí las muestras de sangre al banco de ADN.

- Matilde: Mi hija nació, vivió trabajó en Buenos Aires, estudió en la Universidad de Buenos Aires, ha tenido montones de amigos, y esta es la situación de los desaparecidos de esta Buenos Aires, que ya pasaron 25 años, bueno nada más, todo lo demás se refiere a todas la indagaciones que hemos tratado de hacer. Y les quiero decir que desde el año ochenta o antes, hemos comenzado a buscar nombres, o datos de los chicos de las familias judías, porque lo hacían también con las otras colectividades, hay una persona que me gustaría que testimonie, que es la suegra de Bronsel, que el cuerpo se encontró hace tiempo.

- I.K: ¿Tenemos los datos de ella?

- Matilde: No, la suegra de Bronsel quiere venir a declarar.

- I.K: ¿Cómo se llama?

- Matilde: Señora Aurora Morea, y la hija se llama Marcela Pedrini, los antropólogos encontraron su cuerpo, lo entregaron, pero está desaparecida la madre de Bronsel que es una mujer que tenía en ese momento 50 o 60 años. En algunos casaos se han llevado a la familia, como es el caso de Tarnopolsky.

- IK: - Como conclusión, sabemos que para las familias el dolor sigue como que si fue ayer, pero haremos todo lo posible para encontrar el cuerpo.

- Matilde: Pero la identificación de los que tiraron a agua no podrán hacer.

- I.K: Lo que no se puede no se puede, pero lo que se puede se puede.

- Matilde: Dos cosas es seguro, los testimonios de 25 años de experiencia, esas fuerzas armadas eran particularmente tan antisemitas, furiosamente antisemitas. Es muy importante el trabajo de esta comisión, porque ahora muchos países que empiezan a entrar en el tema. Yo denuncia que esto no es sólo antisemitismo sino que estoy pensando que en el Santo Oficio de la Inquisición.

- I.K: Muchas gracias.-