Tamburrini,
Claudio Marcelo
(Licenciado
en filosofía) -
Juicio a las Juntas, 07-06-1985
Dr. López:
Dr. Arslanian:
¿Fue usted privado de su libertad personal?
Tamburrini:
Sí, señor.
Dr. Arslanian:
¿En qué circunstancia?
Tamburrini:
El día 23 de noviembre de 1977, en la madrugada de ese día,
se apersonó un grupo al domicilio de mi madre, en O'Higgins 150, Ciudadela,
requiriéndome; yo no me encontraba y mi madre tampoco; se quedaron toda la
noche en ese sitio; van a buscarla a ella a su lugar de trabajo a la mañana
siguiente, aproximadamente a la 9; yo ya no residía ahí desde hacía dos
meses, o sea que vivía con mi mujer a 60 metros de ese sitio; van a buscar a mi
madre, como dije, la traen hacia la casa en la que residía; bajo amenazas y
golpes la obligan a que dé mi nueva dirección, adonde se trasladan
aproximadamente a las 11 y adonde yo llego aproximadamente a las 12.30 del día
23 de noviembre de 1977.
Dr. Arslanian:
Su madre, el lugar donde la fueron a buscar -lugar de
trabajo-, ¿dónde quedaba?
Tamburrini:
En la calle Amaretti 55, Liniers, en el confín de
Ciudadela y Liniers.
Dr. Arslanian:
¿Y el domicilio en el que usted residía?
Tamburrini:
Maldonado 332, Ciudadela; en ese momento, cuando llego a
casa, suena el timbre apenas llego, y se presentan dos personas armadas que me
preguntan por mi identidad, respondo positivamente y me suben a una camioneta
diciéndome que tienen que hacer averiguaciones; pregunto sobre qué se trata y
me dicen que ya van a explicarme más tarde, volvemos con la camioneta...
Dr. Arslanian:
Perdón, ¿esas personas que concurrieron á su casa,
estaban de civil o vestidas de uniforme?
Tamburrini:
De civil las dos.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Ante mí no, ante mi madre sí.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
Usted dijo que fue subido a un vehículo, ¿qué características
tenía?
Tamburrini:
Camioneta blanca con techo negro, si bien creo recordar,
camioneta tipo pick-up, con parte posterior cubierta.
Dr. Arslanian:
¿Tenía alguna insignia, algo que la identificara como
perteneciente a algún organismo?
Tamburrini:
No, señor. Volvemos
al domicilio de mi madre, a 600 metros de donde yo residía, donde se
encontraban dos automóviles más, al menos uno que yo pude ver de marca
Peugeot, en ese mismo momento se comunican por radio con los restantes miembros
de ese grupo que se encontraban en el interior de la casa de mi madre, comunicándoles
que el pájaro había caído; como consecuencia de esta consigna salen los otros
miembros de ese grupo, se suben a los coches, uno de ellos ya me golpea y me
tiran al piso de la camioneta; partimos, recorrimos un trecho que demandó 20 a
30 minutos, llegamos a un sitio en el que se notaba que se trataba de una
superficie verde con árboles, me bajan a los golpes.
Dr. Arslanian:
Señor, ¿usted estaba vendado, tenía ... ?
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
¿Y, no obstante, pudo ver con la capucha algo de eso
verde?
Tamburrini:
Solamente el piso y el césped, el pasto.
Dr. Arslanian:
Adelante, señor.
Tamburrini:
Me introducen en una casa, creí sentir piso de madera; a
los golpes me suben por una escalera, amenazándome, y me hacen preguntas sobre
supuestas conexiones, sobre mis supuestas actividades de índole política; en
el primer piso me atan a una cosa que pude sentir como un elástico de cama y ya
comienzan a torturarme el mismo día a la tarde, aproximadamente a las 14.
Dr. Arslanian:
¿De qué modo se le torturaba?
Tamburrini:
Ese día se me aplicó repetidas veces la llamada picana eléctrica,
durante un lapso que no podría precisar con exactitud, porque no tenía noción
del tiempo, por todas partes del cuerpo, previamente se me había desvestido
para tal efecto.
Dr. Arslanian:
¿Recuerda usted si las personas que le aplicaron la picana
eléctrica eran las mismas que intervinieron en su detención?
Tamburrini:
Algunos de ellos sí, por las voces; se me torturó durante
un cierto lapso, al cabo del cual pararon de improviso de torturarme, se acercó
una persona que me desató y me dijo que me iban a llevar a una pieza, tras lo
cual me condujeron a tal pieza, hice un trecho de 5 a 10 metros; en esa pieza,
siempre con una venda puesta sobre los ojos, se me deja durante todo el resto de
la tarde; al cabo de llegar a esta pieza noto, subiéndome un poco la venda para
ver en qué sitio estaba, que había otra persona; en esa pieza y durante todo
ese día miércoles, conversamos unas pocas palabras con este otro habitante de
la pieza; pasamos juntos el jueves, viernes; este chico era Gustavo MENSI, con
quien luego pasé, posteriormente, aproximadamente 10 o 15 días en esa pieza,
con quien conversé más tarde, de quien supe su nombre, su situación civil, en
ese entonces era casado, con un hijo de meses escasos, y que se hallaba, por lo
que pudimos conversar, en situación similar a la mía...
Dr. Arslanian:
¿Cuánto tiempo hacía que Gustavo MENSI se encontraba en
ese lugar?
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
Señor, esas dos oportunidades en las que fue sometido a
picana y la conversación que tuvo con esa persona de la guardia que le explicó
que se estaba llevando a cabo una investigación sumaria, ¿cuáles eran los
motivos del interrogatorio, qué se le preguntaba, qué se pretendía saber y si
le dijeron en qué consistía la investigación sumaria, investigación de qué?
Tamburrini:
De mis actividades políticas en el Centro de Estudiantes
de la escuela secundaria, en donde terminé mis estudios de la escuela
secundaria, en donde terminé mis estudios en el año 72, esto era 5 años más
tarde. En el interrogatorio se presentó ante mí a Jorge INFANTINO, hoy aún
desaparecido, compañero de escuela secundaria en el año '72.
Dr. Arslanian:
¿En la segunda oportunidad se le presentó a Jorge
INFANTINO?
Tamburrini:
Sí.
Dr. Arslanian:
¿Usted era amigo de Jorge INFANTINO?
Tamburrini:
Eramos conocidos de la escuela secundaria; nunca tuvimos
una relación de amistad sólida. Termina la sesión de tortura del día lunes,
me meten en la pieza por segunda vez, no me dan agua, repitiendo lo que había
sucedido el día miércoles, yo pedí agua, me decían que era contraproducente
para mi estado de salud; el día martes, al promediar el día también, viene
este mismo grupo a buscarme a la pieza por tercera vez, me sacan y entre
comentarios jocosos y risotadas, me anuncian que me van a dar un baño, porque
estoy sucio; me llevan al baño; me hacen desvestir, cada vez que terminaban las
sesiones de picana, se me devolvía la ropa para que yo me vistiera; me hacen
desvestir el día martes, llenan la bañera -cuando yo llego estaba casi llena-
con agua fría, me meten en la bañera y me hacen sentar en ella; paulatinamente
me van hundiendo la cabeza, primero por espacios reducidos de tiempo, y seguían
preguntándome por mis actividades: que confesara conexiones subversivas, a lo
cual yo me negué; me hundían cada vez más frecuentemente y cada vez por
espacios más prolongados de tiempo, a punto tal de, digamos, de terminar por
provocarme asfixia; esto se prolongó por un espacio de 20 a 30 minutos, al cabo
de los cuales me llevan a mi pieza nuevamente, se me entrega mi ropa y me dejan
dormir; al día siguiente, día miércoles, me sacan por cuarta vez de la pieza
y me carean, ya sobre el elástico de tortura eléctrica, con Jorge INFANTINO;
nos hacían preguntas a ambos para tratar de establecer una cierta vinculación
entre nosotros; nos atan a los dos juntos a la cama o al elástico y nos
torturan con picana alternativamente, a uno y a otro, por un espacio prolongado
de tiempo, también; en esa oportunidad se me introdujo un objeto metálico en
el ano y se me transmitía corriente eléctrica por él; se me torturó en los
genitales y en la boca, en las órbitas de los ojos, es decir, en todas partes
del cuerpo; concluido el interrogatorio llevan a INFANTINO para su pieza y a mí
a la propia, y así concluye el día miércoles que es el séptimo de mi
cautiverio.
Dr. Arslanian:
¿Por entonces, usted estaba compartiendo el cuarto con
Gustavo MENSI?
Tamburrini:
Sí, siempre, al menos Por espacio de 10 a 12 días compartí
mi sitio de albergue con Gustavo MENSI.
Dr. Arslanian: ¿Dijo INFANTINO, le dijo en algún momento si había mencionado su nombre en interrogatorio; es decir, usted pudo conectar su conexión según datos suministrados por INFANTINO?
Tamburrini: INFANTINO tenía en su poder una libreta telefónica en la cual yo figuraba; el grupo quería establecer, mediante tortura, una cierta vinculación frecuente, periódica, entre INFANTINO y yo; a él yo no lo veía desde el año '72, cuando terminé la escuela secundaria; yo no podía aceptar bajo tortura una cosa así.
Dr. Arslanian: Le dijo INFANTINO desde cuándo
estaba en ese lugar?
Tamburrini:
En ese momento, no.
Dr. Arslanian:
¿Se lo dijo en otro momento?
Tamburrini:
Con posterioridad, sí.
Dr. Arslanian:
¿Cuándo?
Tamburrini:
Desde el 23 de diciembre de 1977, la víspera de
Nochebuena, fecha en la que se inicia mi segundo período en la que puedo
reconocer como la Mansión Seré, Atila para los internos, porque fui trasladado
a la segunda pieza en la cual viví durante los 120 días de cautiverio.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
El 23 de diciembre de 1977, luego de la noche del 22 de
diciembre de ese mismo año, fue liberado mi nuevo, o sea mi último compañero
de pieza, Saverio CINQUEMANI.
Dr. Arslanian:
¿Puede aclarar esto? ¿En la pieza Nº 1, vamos a llamarla
así, usted estuvo con MENSI y también con el señor Saverio CINQUEMANI?
Tamburrini:
CINQUEMANI, actor de profesión, con quien compartí los últimos
15 días, tal vez, de cautiverio en la primera pieza, vale decir 2, 3, 5 de
diciembre del año 1977 hasta el 22, noche en la cual CINQUEMANI fue liberado;
hubo otro tercer compañero de pieza, siempre en la pieza 1. Bepo de apodo, un
chico de aproximadamente, en la época, 19 años, de apellido URSO, residente en
Ciudadela, que era interrogado, en iguales condiciones que he contado sobre mi
caso particular, por supuestas actividades políticas que habían sido
realizadas cuando URSO contaba con 14 ó 15 años de edad, en el año '73,
aproximadamente.
Dr. Arslanian:
¿Hay alguna razón, por lo menos conocida por usted, para
que el 23 de diciembre del '77 lo trasladen de la pieza Nº 1 a la Nº 27?
Tamburrini:
En ese momento no; con posterioridad sí pude deducir
alguna razón, y hoy creo verlo con claridad; pasaba a formar parte del grupo
"viejos huéspedes de la Mansión Seré", grupo de los no liberables,
al menos en el futuro cercano.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Sí, señor presidente.
Dr. Arslanian:
¿Quiénes eran?
Tamburrini:
Guillermo Marcelo FERNANDEZ, Carlos GARCIA, Alejandro
ASTIZ, y yo fui el cuarto ese día.
Dr. Arslanian:
¿Y qué ocurrió allí?
Tamburrini:
Allí pasé a gozar -también en sentido irónico- de otro
tipo de condiciones de cautiverio; esta pieza de los viejos gozaba de ciertas
prerrogativas que los de la pieza uno no habíamos conocido; con ciertas
guardias, por ejemplo con la M ya nombrado Lucas, se nos proporcionaba escobas
para que barriéramos el sitio, una pieza y otra; en ciertas oportunidades se
nos sacó en grupos de a dos a ver televisión a la cocina, siempre con esta
misma guardia y con otra comandada por una persona que se hacía llamar el
Tucumano; en esta pieza, al tiempo, nombro esto porque mi primer contacto con
Carlos GARCIA, uno de los habitantes de esta pieza 2, fue a las 24 horas de mi
secuestro, cuando el guardia Lucas nos saca para ir al baño, acompañado por
Carlos GARCIA, ese trecho entre mi pieza y el baño, que serían 5 o 6 metros,
yo alcanzo a preguntarle a mi acompañante: ¿Qué es esto, qué pasa aquí? ¿Qué
es lo que me va a suceder? Y me dice este chico Carlos que me tranquilizara; me
dijo que no me pusiera nervioso, que tratara de dormir, y yo le pregunté: ¿Quién
sos? y me dijo: yo también estoy detenido, preso secuestrado: ¿cuánto
tiempo?, le dije -yo estaba muy preocupado por el tiempo que podía estar ahí,
24 horas me parecía una barbaridad-, y yo recuerdo mi desesperación cuando él
me respondió: 2 meses; yo creo que lloré y él se dio cuenta de eso y se
apresuró a aclarar: Bueno, pero con vos no necesariamente va a suceder lo
mismo: ése fue mi primer contacto con Carlos GARCIA, a quien reencontré en la
pieza 2, cuando pasé a formar parte de ella; en la pieza 2, a la hora, reúnen
con nosotros a Jorge INFANTINO, y casi simultáneamente, con una diferencia de
horas, a Jorge COSIELO, un recién llegado que había sido secuestrado una
semana más tarde que yo...
Dr. Arslanian:
¿Vale decir que en un momento determinado llegaron a
compartir la habitación seis personas?
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
Es decir las cuatro que usted mencionó más INFANTINO y
COSIELO.
Tamburrini:
Sí, señor presidente, fue durante ese lapso; pasamos la
Navidad juntos, pasamos Nochebuena juntos esas seis personas; Año Nuevo también
y parte del mes de enero.
Dr. Arslanian:
¿Había algún elemento común entre ustedes?
Tamburrini:
Nuestras condiciones de detención, o de secuestro, es lo
único.
Dr. Arslanian:
Continúe, señor.
Tamburrini:
Aproximadamente a fines de enero -mediados o fines de enero
se empieza a correr la versión en la casa, lanzada por guardias que tenían un
trato especial con nosotros, en cuanto a que los podíamos ver, nos permitían
sacarnos las vendas y tenían ciertas atenciones, tipo... traemos cigarrillos,
conversar con nosotros; eso simplemente ya era una atención valiosa que
nosotros valorábamos; empiezan a comentamos estos guardias, estas 2, 3 o 4
personas de dos guardias distintas, que en nuestro caso se estaba arribando a
las conclusiones finales, que estaban por ser cerrados; se empieza a rumorear en
la casa que íbamos a ser trasladados a un penal algunos, a casa otros; en ese
lapso, en ese período de tiempo, enero siempre, se produce un simulacro de
situación pretraslado, para definirlo de cierta manera; de modo tal que prácticamente
viene el grupo al que nosotros llamábamos "la patota", y nos castiga
varias veces con golpes, botellazos, parten una botella de sidra en la cabeza de
Carlos GARCIA, nos dejan marcas, y a las 48 horas se acerca el que capitaneaba,
el que digamos comandaba esta banda, este grupo, que se hacía llamar Hugo...
Huguito, y se lamenta ante nosotros de los golpes que nos han dado, por las
marcas que nos han dejado con este trato; recuerdo como hecho anecdótico que
nos pasó "Merthiolate" en las heridas, porque "éstos están por
ir a un penal" -según, digamos, expresiones textuales de este tal
Huguito-; al terminar este trato que duró una semana, se vuelve a repetir el
endurecimiento de las condiciones de secuestro, a punto tal de hacernos perder
las expectativas, relacionadas con la posibilidad de pasar a una situación de
detención que pudiera ser calificada -digamos- de "legal". Esta...
ese sistema, este método fue aplicado sistemáticamente por el grupo al que
llamábamos "la patota" y aun por ciertas guardias que parecían tener
una unidad de funcionamiento en cuanto a este tema con el grupo torturador; nos
creaban expectativas, ya sea en forma grupa¡ o en forma individual, para luego,
a las horas, destruirlas torturándonos o negándonos lo que nos habían
prometido, es decir, un poco destruyendo las expectativas que ellos mismos nos
habían creado, formando parte de un método tendiente a hacemos desesperar y
torturamos psíquicamente.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Aparentemente, y por lo que pudimos aprender acerca del
funcionamiento de la Mansión Seré, existía un grupo bien caracterizado como
"la patota" -término que inclusive era empleado por alguna guardia-,
sobre estos sujetos, nosotros llegamos a establecer, a -conocer con bastante
claridad, sobre todo los viejos de la casa, recuerdo al Tribunal que Carlos
GARCIA estuvo secuestrado 180 días, Guillermo FERNANDEZ 150, y yo 120, este
lapso nos permite esta familiaridad en el trato con ciertas guardias, nos
permitió conversar con ellas, y hacer la limpieza del sitio, bajar inclusive a
la planta baja para ir a abrir la puerta cuando uno de los dos guardias volvía
con el coche con la comida para el mediodía o para la cena; la prolongación de
nuestro cautiverio, de nuestro secuestro, nos permitió conocer con bastante
lujo de detalles la mecánica de funcionamiento de la Mansión Seré; las
guardias estaban perfectamente identificadas y cambiaban sistemáticamente cada
3 días, al mediodía; se quedaban 3 días y luego venía la nueva guardia...
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Había una guardia, a la que yo nombré previamente, la de
Lucas y Tino, estaban juntos siempre y eran dos; las otras 3 guardias estaban
siempre compuestas por 3 individuos; de estos cuatro turnos, 2 eran fijos, o sea
que volvían cada 9 días; la de Lucas y Tino 1, y la del Tucumano otra; las
otras dos eran movibles, es decir que no se repetían los guardias. Nosotros sabíamos
qué día y a qué hora se iba uno de los tres, o los dos n el caso de la
guardia de Tino y Lucas-, uno de los dos o tres se iba con el coche para ir a
buscar la comida; cuánto tiempo tardaba -aproximadamente 1 hora, 1 hora y
cuarto- en hacer ese viaje ¡da y vuelta; y vimos repetidas veces, desde las
ventanas, el sitio circundante: era como yo había sentido la primera vez, un
amplio espacio de césped, plantas y árboles, y luego una calle bastante
transitada por automóviles a unos 100 metros.
Dr. Arslanian:
Cuando estaban estas guardias compuestas de tres personas,
¿la función primordial de ellas era la seguridad interna, digamos? ¿El hecho
de que ustedes no se escaparan, eran sus cuidadores, sus celadores, sus
guardianes, por así decirlo de alguna manera?
Tamburrini:
La función específica de estas guardias era evidentemente
controlar el sitio, cuidar el sitio y ver que los secuestrados no salieran del
sitio; en cuanto a la aplicación práctica de estas instrucciones generales
-para decirlo de una cierta manera-, la aplicación práctica dependía mucho de
la interpretación personal que hiciera el sujeto encargado de la guardia; había
guardias que eran peores que Ia patota", había guardias que nos pedían
perdón por lo que estaba sucediendo y que nos expresaban con convicción que
ellos con Ia patota" no tenían nada que ver, y que lo único que tenían
que hacer ahí era cuidar, simplemente, para que no nos escapáramos.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Sí.
Dr. Arslanian:
¿Sobre qué versaban esas conversaciones?
Tamburrini:
Sobre lo que se haría cuando saliéramos de ahí; uno de
ellos me invitó a ir a jugar al fútbol con él, cuando yo saliera de ahí -un
poco recordando el hecho de, que yo fui jugador de fútbol profesional-; otro
nos trajo en un momento -digamos, recuerdo- otro nos trajo "azúcar",
un poco de "azúcar", para que comiéramos un poco de
"glucosa" porque nos notaba flacos; yo perdí 10 kilos durante esos 4
meses; gente que nos preguntaba sobre -por ejemplo- nuestra situación civil, si
nosotros teníamos familia, nos hacían un poco hablar de ella. Con una guardia,
con uno de los integrantes de, esta guardia, llegué a conversar, me llegó a
manifestar su desacuerdo con tal metodología y me confesó su pertenencia a la
Fuerza Aérea; en otra oportunidad, 1 mes... 1 mes y medio antes de nuestra
fuga, habían traído al sitio... --esto habrá sido en el mes de febrero- tres
personas, que según versiones corridas en la casa luego, pertenecían al
barrio, "Carlos Gardel"; como la casa estaba atestada, subieron a uno
para interrogarlo y a los otros dos los dejaron en la dependencia de la planta
baja; a los 15 minutos estos dos secuestrados se lanzaron por la ventana, o
sea... salieron simplemente al campo se produjo un gran revuelo en la casa,
porque Ia patota" estaba ahí, interrogando al otro tercer miembro de ese
grupo que estaba allí en el piso superior donde estábamos nosotros. Un gran
revuelo se produjo, idas y venidas por la escaleras, y por una radio -sentí yo
desde una pieza- "Palomar, Morón, Palomar, Morón, se escaparon dos
paquetes, manden gente". Otro hecho que yo recuerdo, fruto de nuestra
intimidad, o con ciertas guardias fue... es el hecho de que había teléfonos en
esa casa, que... (ininteligible) en afirmar para recoger expresiones vertidas en
testimonios anteriores, era inhabitable, pero estaba habitada. Las condiciones
de la casa la hacían inhabitable; nos mostraron un teléfono desde el cual habló
Jorge INFANTINO, que se manejaba con un sistema de conmutador; es decir, había
un vecino en la zona que había cedido, había prestado la línea telefónica a
este grupo; cuando sonaba el teléfono, si la llamada cesaba era signo de que la
llamada era para el dueño de la línea, de la casa vecina; si a los 15 segundos
sonaba nuevamente, era que la llamada había sido pasada para la casa. En el mes
de febrero se produce un cambio en la población de la pieza dos: llevan una
tarde a Jorge INFANTINO y Alejandro ASTIZ diciéndoles que iban a ser
trasladados a un penal, lo cual para nosotros era un signo positivo, que creaba
expectativas y en nosotros era señal de que la cosa se movía, los casos se
decidían y los rumores anteriormente sentidos en la casa parecían concretarse.
Este traslado de Jorge INFANTINO y Alejandro ASTIZ a un penal tratamos de
confirmarlo nosotros, en comentarios o en preguntas directamente a ciertas
guardias con las que conversábamos, esto habrá sido a principios del mes de
febrero; a fines del mes de febrero -aproximadamente- nos comunica una persona
de la guardia la noticia alentadora de que Jorge INFANTINO y Alejandro ASTIZ habían
pasado ese día a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, que estaba la
noticia en el diario, figuraba en una lista de no sé cuántas personas. Carlos
GARCIA le pide el diario a esta guardia para que nos confirmara la noticia y se
lo niega. Esa primera sospecha, ese primer elemento nos hizo sospechar acerca de
la veracidad de ese traslado, esa legalización de la situación de secuestro.
Dr. Arslanian:
¿Con relación a los demás?
Tamburrini:
RUSOMANO -por ejemplo-, Daniel RUSOMANO trabajaba ---según
lo manifestó- en la Caja Nacional de Ahorro y Seguros; Guillermo FERNANDEZ
trabajaba con su padre -que es escribano-; Carlos GARCIA nos contaba sobre su
padre que tenía un reparto de chacinados, a quien ayudaba en esta tarea;
Guillermo FERNANDEZ había estudiado durante cierto tiempo pedagogía -si mal no
me acuerdo- en la Universidad de Buenos Aires...
Dr. Arslanian:
Continúe.
Tamburrini:
Con simultaneidad, o una diferencia de horas a este anuncio
en el diario que no pudimos confirmar, se produce el cambio periódico de los
guardias y le toca el turno a la guardia de Tino y Lucas; recuerdo el día que
Tino entra a la pieza y dice con bastante soltura: "Qué lástima, ¿se han
enterado de la mala noticia?". No, no, ¿qué es lo que sucede?
"Mataron a ASTIZ". Esta versión que nos tiraba en la pieza Tino -uno
de los dos guardias- nos preocupó mucho porque habíamos notado que no se nos
interrogó más, que nuestros casos no eran tomados en cuenta; cuando requeríamos
noticias concretas sobre el curso de la investigación -como eran llamadas por
ellos- nos respondían con evasivas o no nos daban respuesta, o nos golpeaban
simplemente como respuesta, y el único punto de luz que teníamos, concreto,
era el traslado que los cuatro de la pieza vimos 3 semanas antes de INFANTINO y
ASTIZ, y nos preocupaba mucho el hecho de que no se nos hubiera permitido ver en
el diario la confirmación de la legalización de estos dos secuestrados y nos
terminó de destruir toda esperanza la indiscreción del guardia Tino; uno tiene
en esas situaciones una gran fuerza de voluntad, y la esperanza de salir con
vida nunca se pierde, pero es muy fácil desesperarse cuando se le tiran a uno
elementos tan negativos, y se le apaga a uno la última luz de esperanza que
nosotros teníamos; yo recuerdo esos dos o tres días posteriores al anuncio de
este guardia como muy negros y muy pesados en la pieza, estábamos realmente
destruidos.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Guillermo FERNANDEZ, Carlos GARCIA, Daniel RUSOMANO y yo.
Dr. Arslanian:
¿Qué pasó, señor, con posterioridad a eso?
Tamburrini:
Queríamos seguir creyendo en la posibilidad de una
legalización o de nuestra libertad, pero al mismo tiempo teníamos que tomar en
cuenta este comentario vertido por este guardia y teníamos mucho miedo; a
partir de entonces -yo diría fines de febrero o principios de marzo- comenzó a
gestarse en nosotros la idea de buscar una alternativa a la mera espera; yo diría
que fue imposibilidad de continuar en esas condiciones; intentamos buscar un
final a esta situación y un intento de fuga parecía ser el final, aun cuando
no tuviera éxito; fue gestándose en nosotros la idea de intentar una fuga de
este centro de detención, todo comenzó, al menos a tomar forma, con un clavo,
con un tomillo que Guillermo FERNANDEZ descubre flojo en la cama sobre la
cual estaba tirado; en la casa había ventanas antiguas, con vidrios
rectangulares pequeños, faltaban las manijas -evidentemente- para que no se
pudieran abrir, y tenían persiana afuera, de madera; en ésta... ya que faltaba
la manija había una especie de chaveta donde iba encastrada la manija que tenía,
un orificio donde iba la manija para hacerla girar; probamos el clavo, el
tornillo en el orificio de esa chaveta, y haciéndolo funcionar según los
principios de una llave cruz, se podía girar la chaveta de la ventana; se podía
abrir la ventana que estaba pintada con cal desde afuera para que no se pudiera
ver hacia afuera, en ciertos espacios estaba descascarada la cal y por esos
sitios era por donde mirábamos nosotros. Mirando para afuera por esos puntos
donde la cal estaba descascarada, y algunas veces bajando a abrir la puerta a la
guardia que volvía con la cacerola de la comida para los secuestrados, pudimos
ver que el campo que circundaba el casco, la casa, parecía no estar custodiado;
se escuchaban ladridos de perros, pero no daban la impresión de ser ladridos de
perros fornidos o de policía, que -digamos- pudieran cumplir tareas de
vigilancia, sino que más bien sonaban como perros callejeros, y con el clavito
teníamos solucionado el acceso al balcón que se veía desde la ventana por los
espacios de pintura descascarada; la persiana estaba atada, las dos hojas de las
persianas estaban atadas con lo que identificamos un cable de plancha, esto fue
una feliz coincidencia porque nos permitió elaborar un plan en el cual el
segundo aspecto de la fuga, el de alejarse del sitio, pudiera ser solucionado de
una forma más o menos rápida; un cable de plancha, pelándolo en la punta,
sirve para hacer un puente en un coche y ponerlo en marcha; así fue tomando
forma este plan, esta fuga. Teníamos colchas, mantas muy, muy viejas con las
que nos cubríamos, y a partir de la fuga de estas dos personas del barrio
"Carlos Gardel", supuestamente, que yo nombré hace unos instante se
habían endurecido las condiciones de cautiverio a punto tal que nos hacían
dormir con las esposas puestas --como siempre las habíamos tenido-, pero
desnudos; nos habían sacado la ropa hacía 1 mes o 1 mes y medio ---cuando se
habían querido fugar estas dos personas de la planta baja- y nos ataban los
pies con unas correas de cuero para que durmiéramos casi en una posición de
cuclillas; las colchas podían ser reforzadas, entonces... unidas previamente
con nudos marineros y reforzadas en los sitios débiles o roídos con las
correas que nos ataban los pies durante la noche. Así fue tomando forma este
plan; abrir la ventana con el tomillo y soltar lo más rápidamente posible, y
lo más silenciosamente posible el cable de plancha; abrir la persiana, salir al
balcón, anudar las colchas, reforzarlas con las correas, atar las colchas a un
pilar del balcón, deslizarnos por las sogas y ganar el campo. Calculábamos que
la altura del edificio debía ser de entre unos 6 y 8 metros; medimos la
longitud añadida de las colchas, llegaba aproximadamente a 5 metros, contábamos
con el largo de nuestros cuerpos que nos podían dar dos metros más, nos
quedaba por salvar solamente 1 metro, que era una caída más o menos liviana.
Durante todo este período de secuestro, de todos estos días, sentíamos ruido
de automóviles, de tránsito proveniente de una avenida concurrida, por lo que
se sentía, por el tránsito que se sentía; y el ruido de un ferrocarril que yo
asociaba con la sensación de haber traspasado una vía de ferrocarril con el
coche y la pick-up cuando fui secuestrado; este ferrocarril hacía sonido de 8
vagones al golpear las ruedas contra el riel, se sentían 8 vagones; los que
residíamos en la zona, FERNANDEZ, por ejemplo, en la zona de Morón, y yo en
Ciudadela, sabíamos que el Ferrocarril Sarmiento tiene ocho vagones, y es eléctrico,
por lo cual nosotros teníamos la certeza de que estábamos en un sitio paralelo
a la vía del Ferrocarril Sarmiento, y teníamos la certeza casi por el
recorrido que nosotros habíamos hecho con los coches: 20, 25 minutos yo desde
Ciudadela, 5 minutos FERNANDEZ desde la zona de Morón, que era en las
inmediaciones de Morón, Castelar, Ituzaingó; por la salida del sol deducíamos
que estábamos del lado sur de Rivadavia y las vías del Ferrocarril Sarmiento,
calculábamos que teníamos no más de 300, 400 metros, por la cercanía del
ruido de tránsito, hasta ganar Rivadavia y la vía; en el ínterin se repiten
los cambios sistemáticos de guardia; cada 3 días al mediodía se iba la
guardia; uno de los integrantes o 2 de la guardia saliente, con el coche, y volvían
los tres integrantes de la nueva guardia y uno de ellos llevaba después al que
se había quedado de la guardia saliente; cuando yo estuve secuestrado, alojado
en la pieza número 1, con Saverio CINQUEMANI, una tarde entró "la
patota" presumiblemente en la pieza, mientras nosotros estábamos
cuchicheando -porque no se nos permitía hablar- y nos castigó muy duramente
aduciendo que estábamos intentando una fuga; a partir de ese momento, que habrá
sido a mediados de diciembre, luego CINQUEMANI se fue, fue liberado el 22 de
diciembre, como dije anteriormente; a partir de ese momento, quedé
estigmatizado como el que se había intentado fugar, y periódicamente era
custodiado por Ia patota que entraba a la pieza una o dos veces por semana, un
poco extra, para disuadirme, como un método -según expresión propia-, como método
disuasor de mi intención de fugarme; llega una guardia que me trató
correctamente, ésa fue una de sus características, que no formaba parte de las
dos guardias fijas, sino que era una guardia móvil, era más movible;
inesperadamente se quema la bombita; la lámpara de luz de la pieza estaba
prendida las 24 horas del día, por lo tanto era bastante frecuente que se
quemara la lamparita; en esa guardia notamos que tenían un método sistemático
de cambio de guardia interno sobre todo a la noche, que era lo que más nos
interesaba; servían la comida entre las 9 y media, diez- de la noche, nueve o
nueve y media, retiraban los platos cerca de las once, y pasaban a eso de las 12
de la medianoche haciendo, lo que se sentía, por los gestos y por la actitud de
contar que el que abría la puerta tenía, un recuento de los presos, lo que
indicaba que era un cambio de guardia; durante los tres días que estuvo esta
guardia notamos que realizaban el nuevo cambio de guardia aproximadamente a las
3 horas; pensábamos a eso de las 3 de la mañana, ahí pensamos que podíamos
tener una chance en esas 3 horas; sin embargo, esa guardia pasó, porque no nos
atrevimos; fundamentalmente creo recordar que se debió al hecho de que el último
día, la última noche de esta guardia sistemática, con cambios de guardia
interno de doce a tres, en la última noche cambiaron la lamparita de luz y el
hecho de habernos iluminado a la noche nos quitó el coraje o nos quitó
desesperación para abrir la ventana; pasaron nueve días y llega esta guardia
nuevamente, lo cual era una casualidad, porque no era guardia fija, como ya dije
anteriormente; en el momento en que entran los reconocemos por la voz, y
coincidimos en que era una casualidad que esta guardia volviera, y que no podíamos
dejar pasar la oportunidad como habíamos hecho nueve días antes; los
estudiamos la primera noche y se cumplió lo acostrumbrado; reparten la comida,
o sea repartieron la comida a las nueve y pico, retiraron los platos a la diez y
pico, once, nos recontaron a las 12, hicieron el cambio de guardia a las tres,
abrieron la puerta y nos volvían a contar a las 3 de la mañana
aproximadamente; seguimos observándolos; la segunda noche hicieron lo mismo, y
la tercera noche fue la noche del 23 de marzo de 1978; la noche previa a la
madrugada del 24 de marzo de 1978; era la última noche de esta guardia y no
quisimos jugar a la posibilidad de que a los nueve días volvieran, porque era
improbable; además se habían sentido rumores en la casa de un posible traslado
o una mudanza como la llamaban ellos, a un sitio, a otro sitio de detención
ilegal mejor, según expresiones de ciertas guardias, con más seguridad desde
el punto de vista de los captores, según la interpretación que nosotros hacíamos
de este comentario; la noche del 23 de diciembre, del 23 de marzo, perdón, de
1978, reparten, la comida a las nueve y media, diez, retiran los platos a la
once, nos atan con correas, como ya dije antes, como todas las guardias hacían,
los pies, y nos recuentan aproximadamente 48 horas antes con esta misma guardia
entró "la patota" al cuarto, que se apersonaba en la casa casi todos
los días, o día por medio cuando tenía algo que hacer en cuanto a
interrogatorios o en cuanto a torturas en la casa; 48 horas antes de la noche o
la madrugada del 24 de marzo del año'78 entra Ia patota" en la pieza
haciendo mucho escándalo, como ellos hacían, con el fin de crear un clima de
terror y de pánico a su alrededor, nos golpean como lo hacían periódicamente
y se acerca una persona a mi cama, me nombra, me pregunta si yo era quien era,
contesto afirmativamente; me dice que me pare; yo me paro esperando el golpe en
el estómago o en la cara, pero no me pega, me pone un arma en la sien y me
dice: "Nosotros sabemos que vos estás planeando una fuga, pero te estamos
dejando hacer para aplicarte la ley de fuga; a vos y a los otros 3 los vamos a
estar esperando abajo"; 48 horas antes de la madrugada del 24 de marzo del
añer78, este comentario suscitó en la pieza un debate interno acerca del
origen de este comentario; yo afirmaba que era casualidad, GARCIA y RUSOMANO que
no, FERNANDEZ estaba de acuerdo conmigo; esto ocasionó que en la madrugada del
24 de marzo aproximadamente a la hora cero, la medianoche de paso entre el 23 y
24, FERNANDEZ y yo nos despojáramos de las correas de cuero que teníamos en
los pies, FERNANDEZ sacó el tornillo de la cama, donde lo tenía oculto, se sacó
las dos esposas, porque se las podía sacar, de delgado que estaba le salían ya
sin ningún problema, y despertamos un poco con este ruido a los otros dos, que
estaban adormilados ya o estaban, digamos, reposando; cuando notaron lo que estábamos
haciendo, no estuvieron de acuerdo inmediatamente en concretar la acción esa
noche; discutimos aproximadamente unos 5, 10 minutos en la pieza, sin las
correas ya, y FERNANDEZ ya con las esposas sacadas, lo cual era perder un tiempo
valioso, y en un momento dado Guillermo FERNANDEZ introdujo el clavo en la
ventana y abrió, lo cual, les presentó a los otros dos compañeros un poco el
hecho consumado; no se discutió más y nos pusimos a desatar el nudo del cable
de plancha; mientras hacía esto, Guillermo FERNANDEZ anudaba las colchas y las
reforzaba con las correas de cuero; salimos al balcón, Daniel RUSOMANO llevó
consigo, conservó consigo el cable de plancha, él tenía nociones de mecánica
y era el encargado de hacer el puente en los coches que encontráramos al salir;
FERNANDEZ salió al balcón, ató las colchas anudadas a un pilar del balcón, o
a un pie del balcón, bajó RUSOMANO primero, bajé yo después con las dos
manos esposadas, porque no me salían a mí las esposas todavía; bajé los 5 o
6 metros de las colchas anudadas con las dos manos esposadas; luego bajó Carlos
GARCIA, yo hice un poco de ruido al caer, por, digamos, torpeza para moverme por
el hecho de que tenía las manos esposadas y luego tenía que bajar Guillermo
FERNANDEZ, y se retrasaba; pasó medio minuto y no se asomaba al balcón; él se
había quedado custodiando la puerta para que, si en ese momento se abría,
poder ofrecer un poco de resistencia, e inclusive tirarse por el balcón, y
tardaba; tardó aproximadamente 30 segundos, 60 segundos, y luego salió al balcón,
bajó, y se reunió con nosotros 3, que lo estábamos esperando abajo; años más
tarde, cuando me reencontré con Guillermo FERNANDEZ, pude saber cuál fue la
razón de su retraso; se debió a que con el mismo tornillo con el cual se había
abierto la ventana, se entretuvo en escribir sobre la pared la leyenda
"Gracias, Lucas", y nos fuimos; salimos al campo, pasó un coche, nos
tiramos al césped, recuerdo que en ese momento, mientras pasaba el coche,
escondido entre el pasto...
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Dr. Arslanian:
¿Siempre estaban los cuatro juntos, no se habían
separado?
Tamburrini:
Los cuatro juntos; seguimos corriendo hasta que llegamos a
un coche estacionado, creo que era un Peugeot 504, son detalles, creo
recordarlos correctamente pero no puedo estar seguro en esto, en eso,
evidentemente; eh, y ahí las puertas de este coche estaban abiertas; nos
subimos nosotros tres y el encargado de¡ puente mecánico, que era Daniel
RUSOMANO, nota en ese momento que se había olvidado el cable de plancha en el
Fiat 600, en el segundo coche que intentamos hacer mover, hacer arrancar; a
pesar de eso, consiguió hacer, eh, arrancar el coche, presumiblemente haciendo
puente con las esposas; el coche amagó arrancar dos o tres veces, pero no salió
y ya habíamos hecho mucho ruido en ese sitio, con el ruido del motor del coche
que estaba por salir, y después se paraba con el abrir y cerrar las puertas a
ver qué pasaba, entonces lo dejamos; seguimos corriendo los 4 juntos siempre y
en ese momento tuvimos que cambiar la segunda parte del plan, que era la de
salir de la zona; evidentemente la posibilidad del coche se cerraba; seguimos
corriendo y llegamos a un garaje, a una casa en construcción; yo me había
rezagado un poco en la carrera, a punto tal que era el último de los 4, un poco
los veía s in ser visto, cuando corrían, sin ser visto; me habían nevado unos
50 metros y veo que se meten en el garaje de esa casa en contrucción, que también
estaba en construcción; yo consideré prudente separar, o digamos separarme de
los otros tres compañeros de fuga y salté la ligustrina... entré a un jardín
de una casa enfrentada a este garaje, enfrente, un poco en diagonal, de la
vereda de enfrente, y me escondí en la ligustrina que daba a la calle; desde
esa ligustrina donde estuve oculto hora y media aproximadamente, entre hora y
dos horas, vi a los pocos minutos que salía Guillermo FERNANDEZ de ese garaje
en que estaban ocultos los tres y tocaba el timbre en la casa contigua a este
garaje; veo que por la ventana, me parece recordar, le habla una señora; le
dice qué pasa, y él explica algo, la señora se tranquilizó un poco, ya no
gritaba o ya no estaba tan, tan asustada y veo que él vuelve al garaje; sale
por segunda vez, de la casa le hablan por la ventana nuevamente, y luego veo que
le alcanzan por la ventana un pantalón que él se pone, ya tenía la camisa
sobre su torso, y se va corriendo; ahí me quedé en ese jardín, escondido,
hasta aproximadamente las dos y media de la mañana o tres, más o menos 3 y
media, dos horas.
Dr. Arslanian: A todo esto, ¿no se había iniciado una persecución, no
se había advertido la fuga?
Tamburrini:
Ya se iba cumpliendo el plazo que, según nuestras
observaciones, teníamos a nuestra disposición para salir de la zona; considerábamos
que la fuga debía ser descubierta aproximadamente entre dos y media, tres de la
mañana; yo diría que aproximadamente a esa hora vi pasar un coche, a baja
velocidad, casi a paso de hombre; lo vi a 3 metros, el espacio que había entre
la calzada y la ligustrina adentro del jardín donde yo estaba, digamos
escondido, estaba a la calle yo, casi; un coche a paso de hombre; dudé si salir
a pedirle ayuda pero tuve temor que fuera un guardia y no salí; ése fue un
signo que puede ser interpretado como el comienzo de la persecución; más
tarde, luego, sí sentí claramente ruido de helicópteros que con focos de luz
rastreaban la zona; afortunadamente a los 5 o 10 minutos del revoloteo de los
helicópteros comenzó una tormenta torrencial, a punto tal que los helicópteros
tuvieron que volver a su base, e interrumpir la persecución; 3 y media de la mañana,
o 4, o 3 y media, o 3, 3 y media, cruzo el garaje y me reúno con Carlos GARCIA
y Daniel RUSOMANO, que estaban ahí, ahí me entero de que Guillermo FERNANDEZ
había tocado timbre, como yo había visto desde enfrente, en la casa contigua,
había manifestado al vecino que lo atendió que había sido asaltado en la vía
pública y despojado de todas sus pertenencias e inclusive de su ropa, salvo la
camisa que llevaba en el torso, y había pedido a este vecino o esta señora que
llamara a su tío, un familiar de FERNANDEZ; la señora volvió, según lo que
me contaban los otros dos que estaban en el garaje, y le dijo que no había
nadie en la casa, que no sabía qué es lo que podía hacer por él, él insistió
un poco en que no tenía ropa, no tenía cómo volver a su casa y la señora
trajo entonces desde el interior de su casa un pantalón y le dio dinero para
que se trasladara; esto le había contado FERNANDEZ en el garaje cuando había
vuelto para avisarles a ellos que se iba con el pantalón y con el dinero y que
iba a mandar a algún familiar, o él personalmente si no, con un coche para
sacarnos de ahí; pasaron las horas, dos o tres horas más, se hicieron las 6,
nosotros estábamos escondidos en este garaje en construcción, yo conseguí
sacarme las esposas de una de la manos, y aproximadamente a las 6, 6 y pico, ya
de madrugada, ya de día, era de día en el mes de marzo, sentimos un coche que
se para en las inmediaciones, podía ser el coche que venía a sacarnos, o podía
ser la guardia o el grupo, un operativo que estaba buscándonos; nos quedamos
callados y en ese momento Carlos GARCIA empieza a decir en una voz un poco más
alta de lo que la prudencia aconsejaba; "Me parece que es mi papá";
nosotros le hacemos señas para que baje el tono de la voz y él en lugar de
hacemos caso repite la misma frase, todavía en voz más alta; "Me parece
que es mi papá" y una tercera vez casi a los gritos, abre la puerta del
garaje, sale a la calle y lo vemos saltar, casi dar un grito: "¡Papá, papá!"
sentimos desde adentro del garaje: "¡Hijo! ¿Qué te ha pasado?";
vemos el coche que se mete de culata en el garaje, abre la puerta del baúl, ahí
se introduce RUSOMANO; GARCIA y yo nos subimos al asiento trasero del coche,
arrancamos y salimos de la zona; así terminó mi detención ilegal, mi
secuestro, en la Mansión Seré, Atila, de la que salí caminando o al menos
corriendo, la que vi con mis propios ojos y a la que volví meses después, a
principios del año '79, para reconocerla porque necesitaba enfrentarme a una de
esas cabezas del monstruo ya derruido; volví en enero, febrero del '79 a ver
ese sitio donde había pasado 120 días secuestrado y torturado y la habité; la
casa ésa la habité desde el 23 de noviembre de 1977 hasta la madrugada del 24
de marzo de 1978 en condiciones inhabitables.
Dr. Orgeira:
Sí, por favor, señor presidente: para que diga el testigo
dónde vive actualmente.
Tamburrini:
Sr. Orgeira:
Para que diga cómo se enteró de la existencia de este
juicio.
Tamburrini:
Por la prensa.
Dr. Orgeira:
¿En Suecia?
Tamburrini:
Dr. Orgeira:
Para que describa a las personas que ha nombrado, como el
Tucumano, Huguito, Tino, Lucas.
Tamburrini:
INFANTINO, durante el tiempo que compartió la pieza número
2 conmigo, me manifestó antes de su traslado final, del cual todavía no regresó,
que un miembro de "la patota" apodado el Tano era amigo de
adolescencia de INFANTINO; vivía INFANTINO en la calle Pilar 1033 del barrio de
Mataderos; éste, el Tano, amigo de adolescencia de INFANTINO, vivía a 300, 400
metros de la casa de INFANTINO y era suboficial de la Fuerza Aérea; yo mismo
presencié charlas en la pieza entre INFANTINO y el Tano de Ia patota" en
este estilo: "Hola, Jorge", "Hola, INFANTINO, ¿qué tal? ¿Cómo
te están tratando o cómo te estamos tratando?", "Bien, Tanito,
bien" "Ya hablé por tu caso -decía el Tano de "la patota"
estoy tratando de ver si puedo hacer algo por vos ya que somos amigos de la
infancia"; el Tano era rubio, pelo crespo, ojos azules, según
descripciones del propio INFANTINO.
Dr. Arslanian:
¿Las demás personas?
Tamburrini:
Lucas, es muy borrosa la imagen que yo pueda tener de él,
han pasado siete, casi ocho años; personaje alto, fornido, morocho; Tino, su
compañero de guardia, gordinflón, alto, morocho, de bigote negro, es salteño
de acento; otra persona de la guardia, "el Tucumano", "el
Gringo", un chico muy alto, atlético, cabello rubio, ojos celestes; son
solamente descripciones muy superficiales las que yo puedo dar de la guardia y
del Tano de 1a patota".
Dr. Orgeira:
Sí podría también describir a las personas, los demás
integrantes de "la patota" a los que vio o a las personas que lo
detuvieron.
Tamburrini:
No, porque yo jamás los vi, porque siempre estuve vendado
o tabicado, como se decía en la jerga de ese lugar, cuando "la
patota" entraba.
Dr. Arslanian:
¿Y los que lo detuvieron?
Tamburrini:
Un señor muy rollizo, cabello negro corto, tez oscura,
ojos negros; y otro rubio, pero la imagen que tengo de ese momento es muy
confusa; los vi cinco minutos mientras subimos al coche y ya llegamos a la casa
de mi madre en la cual estaba esperándome el grupo y ya después me bajaron al
piso de la camioneta, me encapucharon y las imágenes se sucedieron, en ese
momento, con mucha confusión y con mucho nerviosismo y no las tengo claras,
evidentemente, sobre todo, por el paso del tiempo.
Dr. Orgeira:
Tamburrini:
Dr. Orgeira:
Tamburrini:
Dr. Orgeira:
¿Esto también vale para el caso de este señor ASTIZ?
Tamburrini:
Yo no lo conocía al señor ASTIZ; lo que puedo agregar
sobre las condiciones de cautiverio de ASTIZ es que no fue torturado con la
picana eléctrica, no se le aplicó submarino, se le aplicaron solamente golpes
y a juicio de la propia 11patota" -según lo manifestaba en la pieza ante
nosotros-, su caso era leve y no debería haber mayores problemas con él, esto
lo corrobora un poco el hecho de que "la patota" o el grupo no
consideró necesaria la aplicación de tortura más dura para sacarle información;
no obstante esto, no apareció con vida.
Dr. Arslanian:
Señor, una pregunta, ¿de quiénes supo que hayan sido
torturados y cómo le consta?
Tamburrini:
CINQUEMANI; Gustavo MENSI; Alejandro ASTIZ en las
condiciones descriptas con las salvedades ya señaladas; URSO; Daniel RUSOMANO;
Carlos GARCIA; Oscar ABRIGO; Alberto GARRITANO; Jorge COSIELO; una tal
"Silvita", presumiblemente Silvia GENOVESE, secuestrada con
posterioridad a Jorge COSIELO o simultáneamente con él, y muchas personas más;
Mario MARINELLI, otro de los habitantes de la pieza 2 que estuvo unos pocos días
con nosotros y después fue sacado; era, según confesión propia ante nosotros
y en la jerga que él usaba, levantador de quiniela y ése parecía ser su
delito; Mario MARINELLI también fue torturado; jamás se le hicieron preguntas
vinculadas con la subversión, no era precisamente el caso.
Dr. Arslanian: ¿FERNANDEZ fue torturado?
Tamburrini:
Guillermo FERNANDEZ salvajemente, fue el más torturado de
toda la casa en la época en que yo estaba ahí; tres semanas antes de la fuga,
coincidentemente con el anuncio por parte de Tino de que Alejando ASTIZ había
sido asesinado por el grupo, lo sacaron de la pieza a Guillermo FERNANDEZ y lo
torturaron salvajemente mucho peor que las primeras veces; eso también incidió
en nuestra decisión para elaborar un plan de fuga y realmente ponerlo en práctica.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Que en este momento recuerde, no.
Dr. Orgeira:
Si el testigo habló de que sintió hablar por radio como
relató, si alguna vez vio ese aparato de radio.
Tamburrini:
Lo vimos en la cocina cuando salíamos a ver televisión y
vi algo similar en el coche en el que me fueron a buscar el 23 de noviembre del
año '77 cuando dijeron, como yo ya declaré anteriormente.
Dr. Orgeira:
Si puede describirlo.
Tamburrini:
Un aparato rectangular tipo walkie-talkie como los que comúnmente
se conocen.
Dr. Orgeira:
Si tenían algún método especial para determinar las
horas.
Tamburrini:
Teníamos plena conciencia del día y hasta de la hora que
era; además, no perdía la cuenta de los días; sabía cuándo iba a ser
Navidad, cuándo era Año Nuevo; además era muy fácil corregir eventuales
equivocaciones mediante, por ejemplo, los festejos; si nos hubiéramos podido
equivocar en el mes de diciembre en cuanto a un día; bueno, en cuanto llegó el
día 24 y cuando se supo que era Navidad eso nos permitía reubicar la fecha,
pero, o sea, repito, nunca fue necesario, sabíamos que nos escapábamos, por
ejemplo, el día 24 de marzo; fue un tema de discusión en la pieza en cuanto a
la conveniencia táctica hacerlo un día 24 de, marzo, aniversario del golpe
militar del año '76, si era tácticamente conveniente hacerlo, si no iba a
haber más control en las calles, etc., etc., en ningún momento perdimos
conciencia de la fecha exacta y la hora la teníamos cada tanto, la podíamos
corroborar con un guardia al que le preguntábamos qué hora será ahora y nos
decía tal hora, tal otra, y la salida, la puesta del sol, infinidad de métodos.
Dr. Orgeira:
Tamburrini:
En ese momento me pareció la voz de Lucas, pero no podría
afirmarlo concretamente.
Dr. Orgeira:
Si pudo saber el nombre y el apellido del Tano por
intermedio de INFANTINO.
Tamburrini:
Dr. Orgeira:
El testigo ha mencionado que un guardia le comentó que era
de la Fuerza Aérea.
Tamburrini:
Sí, señor.
Dr. Orgeira:
¿Fue sólo uno o hubo algún otro que le reconoció la
misma circunstancia?
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
A mí uno; me enteré por otros prisioneros, por ejemplo,
Guillermo FERNANDEZ, que otro guardia también le había reconocido que era de
la Fuerza Aérea.
Dr. Orgeira:
Si de entre todos los que ha nombrado como guardias los
puede identificar.
Tamburrini:
En un careo persona a persona creo que sería posible hoy,
a pesar de los años transcurridos; de otra manera me parece improbable.
Dr. Orgeira:
Cuando se descolgaron desde el balcón y llegaron hasta la
calle, ¿advirtieron algún tipo de guardia exterior?
Tamburrini:
Ningún tipo de guardia exterior, de ser así yo no estaría
aquí contando lo que estoy contando.
Dr. Arslanian:
¿La había durante el día?
Tamburrini:
No puedo responder a eso, yo nunca la vi.
Dr. Orgeira:
El testigo ha relatado que pasaron un alambre de púas, si
mal no recuerdo, ¿cuántos hilos tenía y cuáles eran sus condiciones?
Tamburrini:
No lo recuerdo, señor defensor.
Dr. Orgeira:
¿Dónde estaba ubicado ese alambre, si lo puede ubicar
dentro del terreno?
Tamburrini:
A los extremos del terreno, casi lindando con la calzada,
en el límite exterior del predio.
Dr. Orgeira:
¿Con la calle Parera?
Tamburrini:
No podría responderle porque no me detuve a ver el nombre
de la calle.
Dr. Orgeira:
¿Con la diagonal o la calle que veía que tenía tránsito?
Tamburrini:
Reitero la respuesta.
Dr. Arslanian:
Usted dijo observar desde una ventana --si mal no recuerdo
una calle que era transitada, que tenía un tránsito fluido. ¿Ese alambrado
daba sobre esa calle?
Tamburrini:
No recuerdo.
Dr. Orgeira:
Si puede identificar quién era el jefe de ese lugar o el
encargado, el que daba las órdenes y directivas
Tamburrini:
Mis apreciaciones en este sentido podrían ser muy
superficiales y sobre todo auditivas, basadas en lo que yo sentía; la voz
mandante parecía ser -al menos según lo que yo sentía- la de Huguito, o Hugo,
pero en algunas oportunidades fui interrogado en una mesa no precisamente por
Hugo, sino por otras personas que parecían o que tenían actitud de manejar los
casos y no era Hugo; por lo cual, digamos, deduzco que Hugo era el jefe
operativo, pero no...
Dr. Orgeira:
Sí, doctor. El testigo acaba de mencionar que personas
distintas a Hugo lo interrogaron sentados en una mesa; que relate un poco en qué
circunstancias.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
Dr. Rodríguez Palma:
Para que diga el testigo si en el país hizo alguna
denuncia por privación de libertad o si alguno de sus parientes hizo hábeas
corpus.
Tamburrini:
Sí, señor defensor; mi madre presentó dos hábeas
corpus, tengo la copia de uno de ellos aquí, ante el Juzgado Nº 3 de San Martín.
Dr. Arslanian:
Tiene usted la constancia en su poder, apórtela.
Tamburrini:
Sí. Luego, mi madre hizo la denuncia en la comisaría de
Ciudadela con fecha 25 de noviembre de 1977; con posterioridad, con fecha 21 de
setiembre del año '78, requirió una copia de la denuncia efectuada por ella,
10 meses más tarde, la que le fue remitida por el entonces comisario en la
comisaría de Ciudadela, Luis VERHAS, en la que reconoce que realizaron una
extensa compulsa en el libro de entradas y salidas de dicha comisaría y se
encontraba una denuncia con orden 1.156, folio 57, caratulada "Privación
ilegal de la libertad y daño", debido a que en el domicilio de O'Higgins
150 y en el de Maldonado 332, habían sustraído numerosos objetos de valor,
producido hechos de saqueo, habían matado al perro de la casa, habían tirado
disparos al aire, habían pernoctado durante toda la noche del 22 de noviembre
al 23 de noviembre esperándome, habían robado diversos efectos, aparatos eléctricas
y la copia de tal denuncia le fue remitida a mi madre.
Dr. Arslanian:
Tamburrini:
El mismo comisario, Luis VERHAS, en la copia de la denuncia
que le remitió a mi madre, hace constar que el mencionado hecho está bajo la
intervención del señor juez pena!, doctor Santiago HERRERA PAZ, del
Departamento Judicial de la localidad de San Martín, siendo su instructor el
comisario Alí SAMBRO; secretario, oficial subinspector GALLARDO; luego tengo la
copia de una carta que mi madre envió al decano en ese entonces de la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, el doctor BERENGUER
CARISOMO, fruto de una consecuencia, de una conversación, de un encuentro
previo de mí madre y el mencionado decano a los efectos de dejar constancia de
que mi ausencia a las clases se debía al hecho de estar secuestrado y no al de,
digamos, querer, o sea, perder la condición de alumno regular; luego mi madre
también se entrevistó con el periodista PARDO, que en ese momento estaba
trabajando en Casa de Gobierno, quien hizo de nexo entre ella y el doctor
GARCIA, ése es el nombre que ella me manifestó; por intermedio de dicho
periodista, mi madre entregó al doctor GARCIA, que trabajaba en Casa de
Gobierno, dos cartas al ministro del Interior, HARGUINDEGUY, y sin recibir ningún
tipo de respuesta.
Dr. Orgeira:
Tamburrini:
Esto fue en el '77, yo había cumplido 23 años, el 18 de
noviembre del año '77, 5 días antes de mi secuestro; era jugador de fútbol
profesional y estudiaba Filosofía y Letras. Estaba haciendo la licenciatura de
Filosofía.