Watts, Jorge

La Plata, 4 de Noviembre de 1998


  

En la ciudad de La Plata , Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los cuatro días del mes de noviembre de 1998, hallándose reunida la Cámara Federal de Apelaciones del circuito, encontrándose presentes el Señor Presidente, Dr.Leopoldo H. Schiffrin, y los Señores Jueces .Dr. Julio V. Reboredo, Carlos A. Noguiera y Dr. Antonio Pacilio., con la asistencia del Secretario Actuante, y dejándose expresa constancia que también se encuentran presentes el Sr Defensor Oficial, Dr Ricardo Alberto González, en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata, el Dr. Jaime Glüzmann y Claudio Abalos comparece una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley castiga el falso testimonio de acuerdo al art. 275 del Código Penal (conforme art. 295 C.P.M.P), quien seguidamente presta legal juramento de producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse .Jorge Federico Watts, ser de nacionalidad argentino, de 49 años de edad, con profesión u ocupación analista de sistemas y comercial, quien se domicilia en la calle Maure 3748, planta baja, de la ciudad de Buenos Aires, acreditando su identidad mediante L.E. N? 7.374.897, haber nacido el día 15 de enero de 1949 en la ciudad de Buenos Aires, resulta ser hijo de Federico René Watts y de María del Carmen Vidal - Acto seguido se le entera de las generales de la ley, las que explicadas manifiesta que le comprenden - A continuación se le entera del contenido de esta causa y MANIFIESTA:

Sr. WATTS.- En primer lugar, me parece muy importante la investigación que se hace sobre estos casos para el conocimiento de la verdad y, aparte de ello, para que contribuya a hacer justicia, con todas las limitaciones del caso. Yo fui secuestrado el 22 de julio de 1978 al salir de mi lugar de trabajo en la fábrica Bagley, en la Capital Federal. Fui llevado directamente por mis captores a El Vesubio, que es un campo de detención clandestina que funcionó en Riccheri y camino de cintura. Según algunas versiones que tenemos que tenemos, por personas que han declarado, desde 1975 funcionaba el centro clandestino con el nombre de “La Ponderosa”. Mientras estuve allí, el 22 de agosto de 1978 los guardias y personal que estaba a cargo del campo hacían un asado porque celebraban el tercer aniversario del campo. Ese predio pertenecía al Estado nacional y fue donado , por un decreto de Presidencia, al, Servicio Penitenciario Federal, que durante bastante tiempo lo utilizo como una casa de recreo. Eran tres casas, donde había una gran pileta de natación y campo arbolado, todo lo cual fue destruído por personal del Ejército en setiembre de 1978. Fueron demolidas las paredes. Esto consta en dos causas donde se investigó el tema con profundidad. Una causa es la 35.040, tramitada en el Juzgado de Instrucción 3, de Capital federal, a cargo del doctor Carlos Oliveri. Luego, el 10 de diciembre de 1983, el gobierno electo de la Provincia de Buenos Aires me convoca a La Plata, a una reunión de la cual participa el señor Gobernador y su gabinete, en la cual se comprometen a investigar los delitos cometidos en el Vesubio, como primer acto de gobierno. Efectivamente, el Dr. Benet, envió un radiograma al juez Dr. Alfredo Ruiz Paz, a cargo del Juzgado en lo Penal n? 6 o 7 de Morón, solicitando se inicie una investigación respecto de los tales ilícitos, ya denunciados públicamente, inclusive a través todos los medios de prensa. Esa causa tiene el número 1800, y en la misma se realizaron diversos tipos de medidas investigativas, tales como pericias arquitectónicas -reconstrucción de los planos de los tres edificios que componían El Vesubio-, excavaciones donde se encontraron ropas, documentos , medicamentos del ejército, blocks de motor de automóviles -que posteriormente se comprobó que provenían de robos de vehículos producidos por el personal que actuaba en el Vesubio, la mayoría de ellos en la avenida Richieri-, testimonios, identikits, etc, etc.

Normalmente, salvo en la última etapa, El Vesubio tenía una población de entre 30 0 40 detenidos o más. En las cuchas para una persona llegamos a estar 3 y prácticamente había lugar físico para una sola persona. En esas condiciones había 3. Las cuchas eran construcciones precarias de tres paredes de ladrillos de canto, de una altura de 1,50 o 2,00 metros que no llegaban al techo. Había varias filas de estas cuchas y permanecíamos engrillados a la pared, en la que había unas argollas. Teníamos esposas en la mano y en el pie.

DR. SCHIFFRIN.- ¿Las manos esposadas a la pared?

Sr. WATTS.- El pie y la mano con esposas. Una en la mano, otra en el pie y ambas a la pared.

DR. SCHIFFRIN.- ¿Eso le permitía sentarse en el suelo?

Sr. WATTS.- Nos permitía muy poco movimiento. Había una distancia de unos cincuenta centímetros, lo que nos permitía movernos muy poco. El lugar físico era para el tamaño de una persona. Llegamos a estar tres personas. Teníamos que estar encimados porque no había forma de estar acostados. En el año 78, en la última etapa, en agosto o setiembre, en el Vesubio estaba la gente del Servicio Penitenciario Federal de guardia. Esto está comprobado en dos causas. El doctor Rossi interventor del Servicio Penitenciario Federal en 1984, aportó como testigo en la causa 1800 legajos del personal de inteligencia del Servicio Penitenciario Federal que hacía la guardia interna. Esta gente, normalmente, no intervenía en los secuestros, aunque había excepciones. Una de las personas que intervenía era el oficial del Servicio Penitenciario Federal Néstor Norberto Cendón, que dio su testimonio ante la CONADEP. Tengo copia de su testimonio y es muy interesante el testimonio de este represor. Tuve oportunidad de hablar con él. Me fue a buscar a la casa de mis suegros. Me contó detalles que solamente podía saber una persona que estuvo presente en el lugar en ese momento. El estaba detenido en Caseros por delito de robo. Presentó un informe muy completo que me gustaría aportar una copia al tribunal porque detalla toda la documentación en forma muy manifiesta detallando cada secuestro realizado. Se detalla la documentación previa, cómo se procedía a confeccionar la documentación en forma posterior y cómo se hacían los informes de los interrogatorios de cada uno de los secuestrados. Recuerdo que cuando ingresamos nos dijeron que no podíamos usar nuestros nombres. Teníamos una letra y un número, el mío era V (corta) 19. Esa era mi denominación. Era parte de la cosificación del ser humano. Este represor señala que había una serie de informes, pero les voy a entregar una copia para no extenderme mucho. Había diapositivas de cada una de las partes en que se componía la parte previa de la búsqueda de la persona y de lo que tenía que ver con el testimonio y la información sobre cada uno de nosotros. Esto también lo pude comprobar porque todos los días yo estaba en una de las primeras cuchas y había una reja que separaba de la cocina. Había una caja con fichas y todos los días pasaban las listas y hacían partes. En algunos casos la tarea de escribir estas fichas a máquina era realizada por mujeres secuestradas anotando las altas y bajas. Es decir, la población día a día de todos los que estaban ahí adentro.

Dr. SCHIFFRIN.- En la sesión anterior del Tribunal, escuchamos la declaración de un ex empleado policial que había cumplido funciones administrativas. En su propia declaración, entre otros centros clandestinos, se refería a Arana donde el tema de las listas era muy importante. El nos explicaba que al cambiar la guardia, el oficial que salía destruía la lista porque se volcaba a una lista nueva que quedaba en manos de quien quedaba y luego se volvía a destruir. Insistía mucho con el tema de la destrucción. Usted sabe cómo era este tema en el Vesubio ?

SR. WATTS.- Se hablaba de listas que hacían a máquina y en ningún momento hablamos de destrucción, pero es evidente que toda esta información estaba almacenada en varios lugares. No creo que se haya destruido, pero no me cabe ninguna duda que existe. Dividían en dos grupos. Uno iba a ser liberado y otro sobre el cual habían decidido su muerte, estos no aparecen nunca más. A las 35 personas que van a liberar la dividen en 5 grupos de entre 6 y 8 personas que en 5 noches sucesivas son llevadas en el mismo vehículo a 5 unidades militares diferentes. En mi caso esto sucedió el 12/9/78. En el caso mío, cuando me liberaron, primero me hacían todo un simulacro de liberación y nos dividían en dos grupos de 35 personas que salían del Vesubio hacia distintos lugares. Después nos enteramos que habían otros grupos. Nosotros fuimos los últimos liberados. En mi grupo había 7 personas y nos pusieron el 12 de setiembre en una camioneta con una declaración que nos la hicieron firmar sin haberla leído, que la habían hecho ellos, y nos habían puesto en el bolsillo. Nos ponían adentro de una camioneta que era la que se usaba para sacar gente. Para este procedimiento nos ponían ropas de civil que correspondían a otras personas secuestradas porque durante nuestra estadía allí utilizamos el viejo uniforme marrón terroso del ejército

Dr. SCHIFFRIN.- Tenía alguna identificación ?



SR. WATTS.- No. Era una camioneta de caja cerrada y tomaban la precaución de cerrarla con un candado y el oficial del ejército , que le decían El Francés, nos decía que nos iban a liberar en inmediaciones de la unidad militar y nos iban a encontrar. Teníamos que quedarnos callados y no decir nada porque nos iban a someter a un consejo de guerra y estaríamos de dos a cuatro años presos. Efectivamente nos dejan en un trayecto relativamente corto en inmediaciones del batallón de logística en Villa Martelli, General Paz y Constituyentes. Nos recibe un oficial en ese momento, creo que estaba vestido con uniforme militar, y los soldados abren con una llave el candado. Ni siquiera hacían una comedia, sino que era muy burda, y nos hacían salir , nos sacaban las capuchas, nos ponían contra la pared , después nos hacían pasar al interior del cuartel y nos reunían a todos para darnos instrucciones. En ese momento estaba un oficial que me estuvo interrogando en El Vesubio. Yo estaba muy mal de mi rodilla derecha, como consecuencia de la picana y de un episodio ocurrido después, en el mismo Vesubio: en un momento se asesinó a patadas a un compañero que era delegado del Banco de Tokio de nombre Luis Pérez. Estábamos Martín Vázquez, otro desaparecido y yo . Lo que intentamos, que se nos ocurrió en ese momento, era cantar el Himno y nos dieron patadas . A mí me destruyeron la rodilla quedando a mi lado un charco de sangre y soy llevado a curarme a un lugar donde estaban alojadas la mujeres y fui atendido por una persona que era estudiante de medicina de apodo cebolla cuyo nombre está en la causa. Quien me patea la rodilla es el subjefe de guardia, de apodo “el paraguayo” y cuyo apellido era Matos. Este oficial del Ejército me había interrogado cuando estaba en el Vesubio y nos mostró un identiquit para efectuar el reconocimiento de alguno. Me pareció en ese momento que era un oficial de policía, gordo y que después hallándome en la unidad militar cuando se suponía que el me veía por primera vez, me preguntó por lo bajo como andaba de mi rodilla. Antes en el Vesubio había tenido una conducta histriónica reprochando a los torturadores por las heridas en mi rodilla. Quiero aclarar también que mientras me estaban torturando con picana eléctrica me habían puesto un fierro redondo en la boca, que al morderlo me produjo la ruptura de tolos los dientes superiores. Era toda una arenga donde cada uno cumplía diferentes roles en la clandestinidad y en la parte nos mezclaban impunemente. Este militar está procesado en una causa por robo de dos menores María Sol y otro varón por la cual estuvo preso el año pasado. Es una causa que se inició hace casi doce años. La misma tramita en Buenos Aires y se ha comprobado que las menores no eran hijos de él y se sigue sin ubicar a los padres. .Ese personaje fue careado en la causa 1800 y amenazó al juez en el despacho del doctor Ruiz Paz en el año 1984. Le dijo que ahora tenemos tecnología y podemos escuchar las llamadas sin tener que tocar nada. Esa persona que profirió la amenaza era el tte. coronel Hernán Teetzlaf, quien en 1984 se desempeñaba como jefe de comunicaciones de campo de mayo. Este último negó conocernos y se acordó de mi rodilla, nos confundía con un grupo anterior de estudiantes secundarios de los cuales hay unos cuantos sobrevivientes y también desaparecidos . Esta persona operaba en el Vesubio y era llamado el gordo José, o por lo menos así se hacía llamar. Puedo aportar muchos datos de Marta Brea y de otras personas que estuvieron durante ese tiempo de tres años que funcionó en el Vesubio. En esa primera etapa estaba como jefe del Vesubio el jefe de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal de apellido Neudendorff y alias Neuman o el alemán que fue reemplazado en el año l976 por el Coronel Pedro Alberto Durán Sáenz, del cual hay testimonios variados. A raíz de problemas -no precisamente de conducta- por casos de desórdenes administrativos y otros como el trato y abuso a que eran sometidas las mujeres, ya que había armado una especie de harén en casa 1 donde mantenía relaciones con las víctimas. Luego fue reemplazado por otro oficial del ejército el cual se lo conoce por el nombre de “el francés”, que venía de La Plata., del cuál los sobrevivientes confeccionaron identiquits, que obran en la causa 1800, pero que entrego una copia al Tribunal . Lamentablemente no hemos podido constatar la identidad de esta persona, que estaba en La Plata y si tuvo participación en el caso del hermano de Mona Moncalvillo que tuvo una entrevista en la Unidad 9, el la oficina del Prefecto Dupuy director de la U9 con uno de los detenidos. Podemos hacer la descripción de una serie de casos que pudimos conocer de los hechos ocurridos en el Vesubio hasta nuestra salida, que somos los últimos que salimos con vida del Vesubio. De todo esto podemos aportar elementos. Me comprometo a alcanzar una lista de victimas y una de represores para poder llegar a una conclusión.. Todo esto era parte de un organigrama que, en algunos casos, se describen con total claridad, y era manejado por el Primer Cuerpo de Ejército, al cual también pertenecían el Consejo permanente de Guerra 1.1 en el cual terminamos los treinta y cinco que salimos esa vez. Yo quería ...

DR. SCHIFFRIN.- Antes de continuar con su relato, me interesaba ver la ubicación funcional de este campo clandestino, porque, tengo entendido, la Policía de la Provincia de Buenos Aires aparentemente no tenía una vinculación tan estrecha con el Vesubio, por ejemplo, en la ciudad de La Plata había otros centros clandestinos, pero este parece que pertenecía al Ejército. ¿tenía alguna influencia allí el General Camps?

SR. WATTS.- No, que yo sepa, no. El Vesubio dependía de una Central de reunión de Inteligencia (CRI) en La Tablada, del 601 y allí operaba gente del Primer Cuerpo y de distintos lugares, la mayoría estaba relacionada con la Brigada X de Infantería a cargo del General Sassaiñ y la guardia estaba a cargo del personal del servicio penintenciario federal, que cumplía turnos de 24 por 48 horas de descanso. Había adentro lo que ellos denominaban “las patotas”, con personal del Ejército y algún integrante de la Policía Federal. Esta persona que menciono, que era oficial de la Brigada de Explosivos, me llevó hasta Barrancas de Belgrano y en un momento dado, durante el trayecto -estos personajes tenían diversos “rayes”-, me cuenta esa historia, que a mí, personalmente, no me consta..Viviendo en el barrio de Belgrano, los Montoneros le pusieron una bomba en el auto. En el momento en que él sale a la mañana se olvida de algo, y es la esposa la que pone en marcha el auto. Estaba con el hijo y la suegra del oficial. Explota el auto, muere la esposa, la suegra, a la que tenía internada y debía cuidar, queda loca y el hijo queda internado en el Hospital Churruca con heridas en las extremidades a raíz de la explosión. Autorizado por alguien, estaba trabajando en “El Vesubio”que al principio había operado contra el ERP, luego contra los Montoneros y finalmente contra los que quedaban. Este oficial había encontrado a uno de los cuatro que le habían puesto la bomba, a quien mató personalmente, y estaba buscando a los otros tres para matarlos. Supongo que se los podría identificar. Otro de los integrantes de las patotas era el oficial Néstor R. Cendón, del cual aporto el testimonio de la CONADEP....pero en el caso del Vesubio no conozco que ninguno tuviera que ver con la Policía de la Provincia de Buenos Aires. El blanqueo de los liberados se hacía de dos maneras diferentes: una en relación a la gente que se habían equivocado, la dejaban en la calle, por la noche, en un auto que después lo dejaban en algún lado. Había otros casos en donde se procedía de una manera más formal: se lo llevaba a un Regimiento, como podría ser el 7 de Infantería de La Plata o el Batallón de Logística 10, en Villa Martelli, el regimiento 3 de infantería de la Tablada, el 6 de infantería de Mercedes y otros, en los que se hacía el mismo circuito.

- A las 9 y 50 se incorpora a la Sala de Audiencias el señor Fiscal General Dr. Julio Piaggio.

después de estar allí entre dos o tres días, en el Batallón de Logística 10 en calidad de secuestrado, porque seguía sin ningún contacto con mi familia.

DR. REBOREDO.- ¡Recuerda dónde queda eso?

Sr. WATTS.- En General Paz y Constituyentes. Había un autocine muy cerquita. En la celda veíamos inscripciones en las paredes donde, luego pude comprobar, había sido hecha por un joven detenido en la misma de nombre Claudio Niro, que hoy está en libertad. Después de estar dos o tres días en ese regimiento nos llevaron a una comisaría de Lanús, donde estamos una noche y después estamos veinte días o más en la comisaría de Monte Grande perteneciente a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Estábamos en una celda de castigo donde no podíamos ver al exterior. Los mismos policías nos comentaban, ya que terminaron siendo enlace con nuestra familias y demás por dinero, que allí habían estado detenidos ex ministros de la provincia de Buenos Aires en la época de Calabró. Es decir que el circuito estaba integrado por Ejército, Policía Federal y Policía de la Provincia de Buenos Aires. SR. WATTS.- Teniendo en cuenta la pregunta del doctor Schiffrin, quisiera decir que, en cuanto al circuito Camps, ustedes conocen y ya me habían preguntado sobre el caso de Isabela Valensi que la llevaron al hospital de Quilmes. El médico que la atiende se llamaba doctor Blanco y no dejó entrar a los policías a la sala de partos. Entonces, esta muchacha tenía la oportunidad de hablar con la enfermera y con la partera llamadas Martínez y Generosa Fratasi, dándoles los datos de sus familias. Tiene un bebé varón, posteriormente, a los pocos días que avisan a la familia, la enfermera Martínez y la partera Fratasi son secuestradas y llevadas al Vesubio y nunca más aparecen. El caso de Isabela Balensi ocurrió en Quílmes pero la tarea de asesinarlas le toca al ejército porque estaban conectados. Una cosa que me parece importante mencionar también, por lo desgraciado de la situación, es el caso de las mujeres embarazadas. En el Vesubio hubo muchas y en el caso que estuve yo presente, una señora Ester Gersbergde Díaz Salazar perdió su criatura a raíz de las torturas. En determinado momento ella o alguien se dio cuenta y la llevaron al Hospital de Campo de Mayo para hacerle un aborto del feto que ya estaba muerto. Después la trajeron de vuelta y pude hablar con ella unas palabras en un pasillo en que nos encontramos. Me comentó dónde la habían llevado. Sé que esto se produjo también en otros casos. Eso me parece de interés porque ni ustedes ni nadie tienen todavía la lista de todas las personas que han pasado por el Vesubio. es muy grande la lista de sobrevivientes, pero es incompleta. En muchos casos se ha repetido esta situación. Me parece que no tiene mucho sentido explayarme sobre el tipo de torturas y demás, pero si hacer una aclaración que me parece especialmente cruel y que habla de la mentalidad de estos delincuentes que gobernaron el país. En el Vesubio, aparte de las cosas tradicionales que hubo, como el submarino, la picana y los golpes, en la época en que yo estaba -como dije era un predio arbolado muy grande- habían cazado un cuis y de algún lado habían traído un jaula con un pajarito que después murió. En esa jaula metieron al cuis y lo tenían allí en una de las casas, la casa 2, que era donde torturaban a los detenidos. A varias personas, en el momento en que estábamos estaqueados, desnudos en lo que ellos llamaban la parrilla, además de pasarle la picana eléctrica le metían el cuis entre las piernas a las mujeres. El pobre animal estaba tal vez más asustado que nosotros. En un momento dado -no sé por qué razón- se pusieron a picanear al cuis adentro de la jaula hasta que lo mataron, eso habla un poco de la bestialidad que tenía esta gente que nos gobernaba.

Dr. SCHIFFRIN.- Usted ha presentado al Tribunal un panorama muy completo y nos dió indicios de cómo podríamos tener más datos acerca de las víctimas cuyo destino concretamente investigamos. Lo que voy a hacer a esta altura es cederle la palabra a los colegas fin de que puedan ampliar las preguntas como consideren conveniente.

Dr. REBOREDO.- Ha sido tan explícito el testigo, que solamente quisiera preguntarle: durante su permanencia en los distintos lugares en que estuvo confinado, ¿estaba permanentemente vendado o encapuchado?

Sr. WATTS.- Inicialmente, cuando me secuestran en la fábrica, se hizo un operativo enorme, totalmente desproporcionado , para un trabajador que sale de su lugar de trabajo. Cortaron el tránsito en la calle Hornos, única vía de salida hacia el sur (no estaba todavía la autopista).Vinieron en varios autos, con armas largas, unas 15 personas. Salí con un grupo de compañeros, que intentan defenderme. Empiezan a golpearme y me ponen en la parte trasera de un Renault 12 blanco. Me tapan la cabeza con mi propia campera, hasta llegar a El Vesubio. Después de eso, prácticamente estuve seis días en la sala de torturas. Cuando me llevan a la zona de las cuchas -lugar de alojamiento-, me ponen una especie de capucha, que era de una tela azul oscura, como si fuera una especie de terciopelo, medio peludita, medio engrasada, muy sucia. No se podía ver nada. Eso lo tuve todo el tiempo. Me dejaba ver las piernas; no era una venda en los ojos. Había compañeros vendados. En mi caso, era una capucha hecha ex professo. La tuve durante todo el tiempo. Eso me provocaba irritación en los ojos. Me hizo caer el pelo que tenía en ese momento. No se podía ver prácticamente nada; podía ver solamente lo que tenía en los pies.

Dr. REBOREDO.- ¿Usted confeccionó identikits...?

Sr. WATTS.- No porque soy bastante mal fisonomista. Si a ustedes los veo dentro de tres días, no podría describir sus caras. Tengo los identikits hechos por peritos de la Policía de la Provincia en la causa 1800; voy a dejar copia, si ustedes las quieren.

Dr. REBOREDO.- Es decir, no estaría en condiciones de reconocer las fotografías del personal implicado.

Sr. WATTS.- Podría eventualmente reconocer algunos guardias. Uno me levantó la capucha; no tenía ningún problema en darse a conocer, pero la mayoría de ellos, no. En mi caso, no soy muy útil en ese sentido.

Dr. REBOREDO.- En relación con Marta Brea, ¿puede ampliar algo más?

Sr. WATTS.- Lo que sé es que la secuestraron del hospital donde trabajaba, y estuvo allí. Una de las cosas que me contó una de esas tres personas, que son Hugo Pascual Luciani, Elena Alfaro y Ana María Di Salvo -que espero que venga al Tribunal porque tuvo una relación muy directa con Marta Brea- es que pudo tejer con sus manos una especie de bufanda, que se la llevó otra psicóloga, Ana María Di Salvo, que fue puesta en libertad y se llevó ese elemento como una muestra de cariño y de recuerdo. Me lo contó Luciani, quien está muerto. No puedo agregar nada más al respecto. Seguramente lo pueda decir otra gente que estuvo con ella.

Dr. REBOREDO.- ¿Ese Tribunal Militar se constituyó?

Sr. WATTS.- Se constituyó y estaba a cargo del coronel Bazilis. Estaban integrado por oficiales de las tres fuerzas. Era una parodia de justicia. Ellos se basaban en una declaración mía. Para acusarnos, se basaban en declaraciones, que tenían nuestra firma, que teníamos puestas cuando nos llevaron encapuchados adentro de un camioneta a la que antes me referí. El 12 de Septiembre de 1978 nos llevan al Batallón de Logística, nos llevan a una celda y nos llaman a declarar. Me ofrecí para ser el primero en declarar de los que estábamos allí. Me encuentro con un capitán, que era odontólogo, llamado Arquímedes García, quien pretendía transcribir en un papel membretado del Ejército la declaración que yo traía en el bolsillo. Le dije que no iba a hacer eso y que si quería tomarme una declaración, que lo hiciera, pero yo le iba a decir lo que yo quería. Me negué a declarar. Llamó a un cabo, con quién reprodujeron esa declaración, tomando el cabo mi rol, es decir actuando como si fuera yo. Es decir, que hicieron una parodia. Cuento eso en el Tribunal de Guerra, el que ni se mosquea. Todos seguimos el mismo recorrido.

Dr. GLUZMANN.- Cuando la secuestran a Marta Brea, uno de los testigos presentes en el Policlínico de Lanús, dice que reconoce, por elementos, que había participado personal militar perteneciente al Regimiento de “La Tablada”. En su declaración, usted dijo que el Regimiento de “la Tablada” formaba parte de este circuito de represión, por llamarlo de alguna manera. ¿Usted tiene algún conocimiento acerca de quién fué o quienes fueron los captores de Marta Brea y quienes la llevaron a “El Vesubio”?

Sr. WATTS.- No lo sé.

Dr. GLUZMANN.- ¿Sabe de alguien que pueda saberlo?

Sr. WATTS.- Soy fundador de la Asociación de ex detenidos desaparecidos. Los objetivos que nos propusimos en 1984, cuando empezamos a funcionar, eran los de dar testimonio ante la justicia y ayudarnos entre nosotros. Naturalmente se fue dando conocimiento y debido a la relación entre las personas que estábamos en el mismo campo nos propusimos juntar esta información con la idea de ir a la justicia. Fuimos testigos en el juicio a los comandantes, como el caso de Elena Alfaro, que podría aportar datos sobre esta situación por que estaba en el momento que trajeron a Marta Brea. Y fuimos reconstruyendo quienes eran los represores y las funciones de cada uno, tanto en lo que hace a las guardias como a las patotas. Y en este caso el responsable del campo era Durán Sáenz, que en 1984 era agregado militar en la embajada Argentina en Méjico y está en libertad por la ley de Obediencia Debida. El era el responsable, incluso en la época que estaba Marta, y creo que también en esa época estaba detenido un niño con la madre, llamado Pablo Miguez, que tenía 13 o 14 años y recuerdo que lo llevaron a la ESMA. Hay una periodista que hizo una nota en Página 12 el año pasado, Lila Pastoriza, que estuvo con él y lo tenía al lado cuando estaba detenida. La madre estaba en el Vesubio y sabemos que no ha salido de allí con vida. El padre del muchacho que no estaba secuestrado posteriormente por relaciones y pudo hablar con Durán Sáenz y le ratificó la muerte del hijo. Tiene pleno conocimiento de lo ocurrido. En esa lista que me comprometí a darle de los represores, algunos pueden ser que sean los responsables del secuestro de Marta Brea . No cabe duda de que el responsable principal era el mayor Durán Sáenz.

Dr. SCHIFFRIN.- A raíz del cariz que tomó esta última parte de la declaración, quería aprovechar sus conocimientos porque cuando estaba en el Vesubio había gente que era liberada y los que no eran liberados qué destino tenían ?

SR. WATTS.- No lo sabemos. Tenemos distintas versiones. Hay una cosa importante que sería bueno que lo tengan en cuenta como testigo. Me refiero al único detenido de la causa 35040 que era miembro del Servicio Penitenciario , de apellido Zeoliti, detenido en el año 1982 por el doctor Oliveri a raíz de la denuncia de Hugo Pascual Luciani pues Zeoliti había sido su carcelero y ademas era vecino de su mismo barrio. Pudo identificar la vivienda de este hombre que luego planteó que había sido comisionado en El Vesubio. Le había dado instrucciones de que no podía hablar de ello porque sino lo iban a matar pero pienso que debe tener conocimiento. Lo que sé es que normalmente lo que regía allí hasta la última época, era que los primeros que entraban eran los primeros que salían. Antes dije que era un centro de tortura, un lugar transitorio, y los 3 primeros que secuestra el grupo nuestro Martín Vázquez y Juan Tanhauser, de 19 años y Guillermo Moralli, son trasladados a los pocos días y después esto se para porque había mucho debate.

Había mucho debate que pudimos escuchar a través de la reja, sobre si se podía trabajar de esa manera. Hay un cambio en la Jefatura de Ejército, y están hablando de que era inminente la llegada de la comisión de derechos humanos de la O.E.A, cosa que se postergó después, pero de todos modos decidieron levantar el Vesubio. Entonces empezó a acumularse gente y pararon los traslados. Recuerdo el caso de un traslado totalmente atípico, el de Luis Díaz Salazar, un ciudadano español con la esposa embarazada que antes mencioné. En el momento en que la llevan a la esposa al Hospital de Campo de Mayo lo trasladan a él solo, y los comentarios de los guardias eran que se lo llevaban porque por ahí empezaba a hacer algún lío cuando se entera de que su hijo había muerto. Lo que pudimos saber por distintos testimonios, incluso el de Cendón y por las excavaciones que hicieron allí, donde encontraron huesos no humanos, aparentemente los llevaban a Campo de Mayo y los trasladaban en aviones del Ejercito similar a lo que ocurría con los de la Marina en la ESMA. Otra versión indica que en el Regimiento 6 de Mercedes los quemaban en un horno, pero no tengo certeza. Quería mencionar también el tema de los psicólogos, porque hubo muchos que pasaron por El Vesubio, y uno de ellos fue compañero mío de celda en La Plata. En la época en que yo estaba la llevaron allí y quedó desaparecida la presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. La fueron a buscar a su lugar de trabajo y la torturaron muchísimo. Había un ensañamiento en particular con los psicólogos. Eran algo parecido a ser subversivos.

Dr. SCHIFFRIN.- ¿Querría precisar otra vez cómo fue el periplo que usted recorrió desde el momento del secuestro en Bagley hasta que lo dejaron en libertad?

SR. WATTS.- La persona que mencionaba recién como presidenta de la Sociedad de Psicólogos es Beatriz Perosio. A mí me secuestran en Bagley y me llevan por caminos de tránsito rápido hasta El Vesubio. Allí permanezco, salvo una vez que me sacan en un operativo a identificar a alguna persona por una agenda que yo tenía, pero no sé quién era. Me llevan a Barrancas de Belgrano con otro detenido para que corrobore, por si yo no lo podía identificar, pero no había nadie, y si hubiera habido tampoco lo hubiera identificado. Este oficial de la Policía me lleva en una camioneta, con unos anteojos con algo pegado adentro que después me los hace sacar. Nos tienen ahí un rato y nos llevan de vuelta a El Vesubio. Después que me sacan de Vesubio estoy en Batallón de Logística 10, dos días nada más y me llevan a una comisaría de Lanús. Allí estamos una noche cuatro personas, Daniel Wejchenberg, Faustino Fernández, Darío Machado y yo. Nos llevan a la Comisaría de Monte Grande, creo que la 60, frente a la plaza. Ahí estamos casi un mes, y nos traslada el mismo mayor Teetzlaf de la comisaría de Monte Grande a La Plata, a la Unidad 9, era un importante represor. Cuando nos llevan a La Plata, nos trae este mayor del Ejército y nos mandan a la celda de castigo , comúnmente llamada “El Chancho”. Inclusive, estando en La Plata se siguen contestando los hábeas corpus negativamente. No se reconoce formalmente la situación por parte del Consejo de Guerra 1.1 .

DR. SCHIFFRIN.- Los hábeas corpus se dedujeron en La Plata?

SR. WATTS.- No, en Buenos Aires. Hay una nota del Ministerio de Interior firmada por el general Harguindeguy del 13 de octubre del 78 donde decía que no estaba detenido y que no había nada contra mí. Por eso, digo que es una situación bastante irregular pues desde el 10 de Octubre ya estaba formalmente preso en La Plata. Este es uno de los casos que ha ocurrido y yo dije que iba a volver con posterioridad al tema de la documentación. Cuando nos sacan de la Comisaría de Monte Grande y nos llevan a la La Plata en Richieri y General Paz con un Unimog, paramos para que sea recogida nuestra documentación en El Vesubio que era la libreta de enrolamiento. Esa documentación, luego me la devuelven en el Consejo de Guerra... Ahí vemos la desprolijidad . De la Unidad 9 me llevaron al Consejo de Guerra que está ubicado en Palermo y recuerdo que una noche la paso en Devoto porque se hizo tarde y faltaban algunas cosas. Fui dos o tres veces más y luego me llevaron me traen hasta la Unidad 9 hasta que tenemos la entrevista con el juez federal.

DR. SCHIFFRIN.- Recuerda quién era el juez federal?

SR. WATTS.- No recuerdo. Eso está inserto en la causa. Nos daban la libertad en forma inmediata, nos llevan a Coordinación Federal hasta que aparecieran los prontuarios en la calle Moreno.

DR. SCHIFFRIN.- No tengo más preguntas que formular. No sé si alguien quiere formular alguna pregunta. Le agradezco mucho lo que ha podido aportar y le solicito que aguarde en la sala destinada al público o donde usted lo desee hasta el momento de la lectura del acta para luego si está conforme proceda a firmarla.

Que no tiene nada más que agregar con lo que se da por finalizado el acto, previa íntegra lectura que el Sr Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser el fiel reflejo de sus dichos, luego del Sr Presidente, Dr Leopoldo Héctor Schiffrin y Jueces, Dres .Dr. Julio V. Reboredo, Carlos A. Noguiera y Dr. Antonio Pacilio.; el Sr Fiscal General ante la Cámara, Dr Julio Amancio Piaggio, al igual que los demás intervinientes en el acto y mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.-