DERECHOS HUMANOS Y POLITICA EXTERIOR ENTRE LA
REPUBLICA FEDERAL DE ALEMANIA Y ARGENTINA
(1976 - 1983)
LA DIPLOMACIA TACITA Y LA SIMPATIA TACITADiscurso del Dr. Konstantin Thun de Friburgo
en el marco de la Audiencia Pública (Hearing)
contra la Impunidad en Argentina
Bonn, 7 de Mayo de 1998.Discurso del Dr. Konstantin Thun de Friburgo en el marco de la Audiencia Pública (Hearing) contra la Impunidad en Argentina Bonn, 7 de Mayo de 1998. Después del sangriento golpe militar de los militares argentinos bajo el General Videla, más de 30.000 personas fueron secuestradas por las Fuerzas de Seguridad en aquel país entre 1976 y 1983; siguen estando desaparecidas. Miles de personas fueron asesinadas. La política económica de los militares, especialmente determinada por los altos gastos militares y una deuda externa sin precedentes, condujo tanto a una situación extremadamente agudizada de crisis social como al empobrecimiento de mucha gente. Incluso de amplios sectores de la clase media. La política exterior del gobierno alemán de aquel entonces (Schmidt/Genscher) estaba caracterizada por la simpatía tácita frente a la dictadura militar de Argentina y por una diplomacia tácita completamente estéril cuando se trataba de la defensa de los Derechos Humanos. El punto de partida para las relaciones era el contacto históricamente amistoso e íntimo entre Alemania y Argentina. A final del siglo pasado, socialistas perseguidos de la Alemania de Bismarck y a mediados de este siglo judíos perseguidos fueron acogidos en Argentina como refugiados. Además de ellos, numerosos políticos y militares de la dictadura de Hitler se refugiaron allí después de 1945. Debido a la estrecha relación económica existían intereses y posibilidades para ejercer influencia mutuamente. En el año 1998, o sea 20 años después, tenemos que reconocer que la política exterior de la República Federal de Alemania sigue dando una importancia insuficiente a los Derechos Humanos. La historia se repite. El golpe militar de marzo de 1976 en Argentina con las graves violaciones de los DD.HH. fue claramente previsible desde meses antes. La política exterior de Alemania fue demasiado insuficiente como para evitar el golpe o proteger a la gente. Actualmente es previsible que en Kosovo habrá violaciones de los DD.HH. aún más graves contra la mayoría albanesa, ejercidas por las Fuerzas de Seguridad serbias. La política exterior de Alemania se esfuerza muy poco como para evitar estas violaciones a los DDHH y para proteger a las personas. Por el contrario, cada semana se expulsan de Alemania a personas pertenecientes al pueblo albanés con aviones especiales de la R.F.A. a Kosovo. Hace 20 años, el canciller Schmidt y el Ministro de Relaciones Exteriores Genscher constataban reiteradamente que la llamada diplomacia tácita era la mejor política para defender los DD.HH. en Argentina. Incluso después de comprobar que esta política no pudo salvar a ninguno de los 76 desaparecidos alemanes o de ascendencia alemana, tampoco la cambiaron. Mientras que en 1977 la administración de EE.UU. bajo el presidente Carter ordenó un amplio embargo de armas, la R.F.A. se convirtió al poco tiempo en el suministrador principal de armas para la dictadura militar de Argentina. La República Federal de Alemania concedió a la dictadura militar argentina préstamos para la exportación de plantas atómicas, que aumentaron la deuda externa y a las grandes empresas alemanas amplias ganancias. En el ámbito económico y social de las relaciones entre Alemania y Argentina no se tomó en cuenta las consecuencias de las violaciones de los DD.HH. las cuales se agravaron. Después del secuestro y del asesinato de su hija Elisabeth, el catedrático de teología de Tubinga, Ernst Kaesemann, criticó la política exterior de Alemania reprochándole lo siguiente: Un Mercedes Benz vendido
vale más que una vida humana. Debido a las declaraciones de sobrevivientes, que habían sido detenidos junto con Elisabeth Kaesemann, sabemos hoy que ella probablemente podía haber sido salvada durante la detención de dos meses que pasó en una carcel clandestina donde sufrió torturas, si la política exterior de Alemania hubiera dado más importancia a los DD.HH. en el ámbito de las relaciones políticas. Ni siquiera después de que los gobiernos de Francia, Australia y EE.UU. protestaron en contra del asesinato de Elisabeth Kaesemann, ciudadana de nacionalidad alemana, el gobierno de Bonn fue capaz de actuar de la misma manera. Como muchas veces antes, sólo exteriorizaron mucha preocupación. El mero hecho de mostrar preocupación o mencionar el número de gestiones diplomáticas no basta para defender los derechos humanos de manera efectiva. Lo que importa es el contenido y la calidad de la política y su firmeza. Para formar las relaciones hay que conceder suma importancia tanto a los DD.HH. políticos como a los sociales. Los pequeños avances logrados en el ámbito de los DD.HH. durante los pasados 20 años son insuficientes. 50 años después de la aprobación de la Declaración Universal de los DD.HH. por las Naciones Unidas y de varias convenciones sobre DD.HH. con el objetivo de crear una política exterior orientada en los DD.HH hay que constatar lo siguiente: 1. Cada política de DD.HH.tiene que tener como máxima que los DD.HH. tanto políticos y cívicos como económicos, sociales y culturales son de la misma importancia y además mutuamente dependientes. 2. Es necesario que los ciudadanos y las organizaciones no-gubernamentales se comprometan con los DD.HH. para que los gobiernos se atengan efectivamente al compromiso nacional e internacional en cuanto a la defensa de los DD.HH. Este compromiso es posible a todos los niveles. Por ejemplo en Friburgo la Asociación de Jueces y Fiscales junto con la Asociación de Abogados crearon una comisión para los DD.HH. Estas organizaciones también apoyan la iniciativa de la Coalición contra la impunidad para delitos contra los DD.HH. 3. Hay que ampliar el control del respeto a los DD.HH., tanto desde el punto de vista parlamentario como judicial. Las respuestas -en gran medida sin contenido- del gobierno federal a interpelaciones parlamentarias en cuanto a las violaciones de los DD.HH. en Argentina entre 1976 y 1983 muestran que no se tiene debidamente en cuenta el papel del parlamento. Esto lamentablemente sigue ocurriendo con frecuencia hoy cuando se trata de preguntas planteadas sobre la política exterior del gobierno federal en el parlamento. Hay que agotar las posibilitades internas existentes para la persecución penal. La R.F.A. tiene que seguir apoyando activamente la creación de un Tribunal Penal Internacional Permanente a través de la Conferencia de Estados que tendrá lugar en Roma. 4. Hay que crear comisiones con amplia competencia para fortalecer la defensa de los DD.HH. frente a otros intereses tanto en el gobierno como en el parlamento. El entristecedor alto número de víctimas de las violaciones a los DD.HH. en Argentina entre 1976 y 1983, igual que en otras partes del mundo, nos obliga a todos nosotros a aumentar infatigablemente a todos los niveles el compromiso para la defensa de los derechos humanos. Una política exterior de la R.F.A. que tenga en cuenta estos criterios hallaría mucha aprobación a nivel mundial. Bonn, 7 de mayo de 1998 Traduccion: Iris Schoenauer Coalicion contra la Impunidad verdad y Justicia para los alemanes desaparecidos en Argentina