Centros Clandestinos de Detención dependientes de la Fuerza Aérea

 

Numerosas denuncias registradas en la Comisión señalan la existencia de varios centros clandestinos de detención dependientes de la Fuerza Aérea, localizados en la zona oeste del conurbano bonaerense.

Las referidas a los centros de igual naturaleza que habrían funcionado en las Bases de Palomar (I Brigada Aérea) y de Morón (VII Brigada Aérea), no han podido ser precisadas en cuanto a su exacta ubicación ya que no se realizaron inspecciones en el interior de las mismas. Sin embargo, los testimoniantes coinciden en afirmar el control por personal perteneciente a la Aeronáutica. También es coincidente la descripción de los sitios internos de los lugares de cautiverio clandestinos, así como el tratamiento sufrido por las víctimas, que en nada difiere al aplicado en centros de detención dependientes de las otras Fuerzas.

Orlando Llano (Legajo N° 1786), secuestrado el 26 de abril de 1978, proporciona elementos sobre este campo:

«Me sacaron del automóvil, por una rampa ascendente me arrastraron, entramos en un recinto donde me hicieron desnudar y comenzaron a golpearme. Los torturadores vestían uniforme azul grisáceo. A las tres semanas durante las cuales fui torturado, me introdujeron en el baúl de un auto, y a otra persona en el asiento posterior. Nos condujeron a ia Comisaría de Haedo, donde permanecí vendado tres días más en una celda de dos por un metro. Sólo me dieron agua. Se me informó que estaba a disposición del PEN, por intermedio de una persona que se presentó como integrante del I Cuerpo de Ejército, quien me dijo que se me iba a formar Consejo de Guerra. El 7 de julio fui trasladado a la cárcel de Villa Devoto. Mi causa pasó a la Justicia Federal, la cual ordenó mi libertad...»

 

Arnoldo Bondar (Legajo N° 756), trabajó como personal civil en la Base del Palomar:

«En reiteradas oportunidades vi llegar camiones de la Policía de la provincia de Buenos Aires cargados de jóvenes de ambos sexos que eran posteriormente embarcados en aviones, generalmente de la Armada. Desconozco el destino de los mismos. Esta operación se realizaba al costado de la pista principal y casi siempre llegaban antes algunos patrulleros para montar guardia alrededor del avión».

 

La relación de la Fuerza Aérea con el C.C.D. «El Vesubio» surge del testimonio de Luis Pereyra (Legajo N° 4591):

«Me detuvieron el 16 de septiembre de 1976, permanecí primero dos días en la VII Brigada Aérea de Morón, donde fui torturado. Luego pasé a la Comisaría de Castelar, donde estuve cinco días. De allí me sacaron para llevarme a un lugar que no puedo precisar, donde permanecí una tarde; después a otro donde había 30 ó 40 personas, en una sala de madera. Luego supe que era "El Vesubio".

...A fines de marzo de ese año fui conducido al Penal de Devoto y luego de una semana a la cárcel de La Plata. Me dejaron en libertad vigilada el 1° de febrero de 1979 y me controló la VII Brigada Aérea te Morón, hasta mi libertad total».

 

Alicia Carriquiriborde y Graciela Dellatorre (Legajo N° 4535) aportan algunos datos más sobre las conexiones de la represión dentro de ese circuito, así como también sobre las rivalidades entre los diversos Grupos de Tareas:

«La madrugada del 19 de mayo de 1976 fui sacada de mi casa en La Plata. Me llevaron a un lugar donde me desnudaron.y me torturaron con picana eléctrica. Después supe que se trataba del campo clandestino "El Vesubio". Uno de los guardianes me dijo que nos había llevado allí la Aeronáutica, que yo "era de ellos" pero que a otros compañeros "los atendía el Ej´rrcito y la Marina, según la organización a que los vincularan". En julio nos retiraron de allí a Graciela Dellatorre y a Analía Magliaro, secuestratas juntas el mismo día y a mí. Me dejaron en la Comisaría 28 de la calle Caseros, donde permanecí hasta que me sacaron a la superficie, que fue el Penal de Devoto. Alli reencontré a Graciela Dellatorre; al poco tiempo ambas nos enteramos que a Analía Magliaro la habían matado en un "enfrentamiento"».

 

Graciela Dellatorre, por su parte, relata:

«En ese lugar - El Vesubio - habían separado a los detenidos del sector donde yo estaba en tres grupos. Cada uno pertenecía a determinado Grupo de Tareas. En una oportunidad una chica fue interrogada por la patota encargada de otro grupo. Cuando los que la tenían a su cargo se enteraron del suceso hubo un gran malestar, e incluso encargaron a esta joven que si se repetía algo similar "no les contestara" ».

 

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