Thomas Molina, Alfredo Mario

El Escuadrón Perdido, por José Luis D'Andrea Mohr.
  
 

Nació: 6 de febrero de 1954
Desapareció: 1º de julio de 1976
Unidad: Grupo de Artillería Blindada 1
Jefe: Teniente coronel Pedro Pablo MANSILLA
Comandantes de Subzona: 
General Edmundo René OJEDA (hasta julio de 1976)
General Arturo A. CORBETTA (desde julio de 1976)
Comandante de Zona: General Carlos G. SUAREZ MASON
Jefe de Area del domicilio: Coronel Alberto Pedro BARDA


El 1º de septiembre de 1976 la madre del soldado Alfredo Mario THOMAS MOLINA recibió una nota firmada por el teniente coronel Pedro Pablo MANSILLA, jefe del Grupo de Artillería Blindada 1, unidad donde prestaba servicios el conscripto. En la nota, el oficial comunicaba que el ex soldado Alfredo Mario THOMAS fue dado de baja por licenciamiento final de la clase el 30 de junio de 1976".

Con esa comunicación, el jefe MANSILLA parecía desligarse de la desaparición del conscripto, denunciada como acaecida el 1º de julio de 1976.

Alfredo Mario fue incorporado junto a otros jóvenes de Mar del Plata en el Grupo de Artillería Blindada 1 de Azul en abril de 1975. Pasó el tiempo y, en junio de 1976, a más de un año de incorporado, tuvo diez días de licencia, que pasó en la casa de sus padres. Durante ese permiso, el 5 de junio de 1976 a las ocho de la noche, la vivienda familiar fue allanada por personal del Ejército perteneciente al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 60 1, unidad al mando del coronel Alberto Pedro BARDA. Los del grupo operativo dijeron buscar al soldado THomAs y, al no encontrarlo, se retiraron (Alfredo Mario regresó tres horas después). Se presentó personal del Comando Radioeléctrico de la Policía de Buenos Aires para entregarle al soldado una orden de presentación en el Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 firmada por su jefe, el coronel BARDA.
Alfredo Mario se vistió de uniforme y partió hacia la unidad militar acompañado por su hermana, quien debió regresar sola ya que el joven quedó en el cuartel, de acuerdo a las instrucciones del jefe de la guardia.

Al día siguiente, los padres fueron atendidos en el cuartel del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 por un teniente coronel, COSTA, quien les comunicó que el soldado estaba detenido e incomunicado, listo para ser trasladado a Azul por una comisión de ese sitio al mando del teniente Guillermo DURET. Así ocurrió, y los padres pudieron visitar a Alfredo Mario dentro del cuartel.

Regresaron a Mar del Plata convencidos de que el muchacho saldría de baja en días, dada su inocencia. Pero el 12 de julio les contestaron telefónicamente que ya había sido dado de baja, como repitiera por escrito el jefe MANSILLA el 12 de septiembre.

Desde ese momento, la familia THOMAS no tuvo más noticias del ausente.

Pasaron años de búsqueda y reclamos hasta que en 1984 un compañero de detención de Alfredo, también conscripto del Grupo de Artillería Blindada 1, narró las penurias sufridas por ambos. El y THOMAS fueron conducidos al Grupo de Artillería de Defensa Aérea 601 y alojados en calabozos; allí les informaron que la detención había sido ordenada desde Azul por el jefe MANSILLA. En los calabozos de Mar del Plata vieron a otro soldado con muestras de haber sido brutalmente torturado, que alcanzó a decir que era de Pinamar.

De acuerdo a la declaración testimonial del ex soldado sobrevivierte, él y Alfredo fueron subidos a una ambulancia donde permanecieron maniatados, con los oídos taponados y los ojos vendados hasta llegar a Azul. En el Grupo de Artillería Blindada 1 los arrojaron a un calabozo y allí comenzaron los tormentos: los intimidaban con pistolas o fusiles en la cabeza y dentro de la boca; los rociaban con líquidos inflamables y amenazaban quemarlos; les advertían sobre la presencia de vidrio molido en la comida (práctica utilizada por el oficial que los amenazaba para eliminar perros en la unidad).

No les dieron agua y tampoco les permitieron ir al baño durante los dos primeros días de los veinte a veinticinco que duraron el cautiverio y los interrogatorios sobre actividades políticas de los detenidos. Entre los interrogadores, el sobreviviente recordó a un mayor alto, de apellido IANNACCONE, hermano del cantor Roberto YANES, y al teniente Guillermo DURET.

Cuando terminó el suplicio, el teniente GOMEZ CENTURION le entregó al sobreviviente la libreta de enrolamiento firmada y un pasaje a Mar del Plata, le ofreció las debidas disculpas y reflexionó: "...y váyase rápido, que estar vivo ya es suficiente". No ocurrió lo mismo con Alfredo, que continúa desaparecido.

No obstante la insistencia de las autoridades militares para "lavarse las manos", el 3 de febrero de 1978 el secretario privado del presidente de facto VIDELA, teniente coronel Mario Jaime SANCHEZ, comunicaba por nota a la madre de Alfredo:
"Al respecto debo manifestarle que, de las averiguaciones practicadas, surge el desconocimiento del paradero de su hijo Alfredo Mario, desde que desertó de la unidad militar a la cual pertenecía".

Pese a lo evidente del secuestro y desaparición, además de las contradicciones entre SANCHEZ Y MANSILLA y el hecho de que el sobreviviente tenía su libreta firmada con fecha de diez días antes de su liberación, el 8 de mayo de 1979 el habeas corpus fue rechazado por la jueza federal subrogante de Mar del Plata, Ana María TEODORI.

 

 

 
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