Eder, Rodolfo Mario

El Escuadrón Perdido, por José Luis D'Andrea Mohr.
  
 


Nació: 15 de diciembre de 1955 
Desapareció: 1º de agosto de 1976
Unidad: Escuela de Suboficiales "Sargento Cabral"
Director: Coronel Nolberto Juan CHIAPPARI
Jefe de Agrupación Comando y Servicios: Teniente coronel Alberto ROMERO
Jefe de Personal: Capitán Andrés LARPIN
Jefe de Compañía: Teniente primero Jorge Luis Amaro ETIENOT 
Actuante: Sargento primero Humberto GONZALEZ 
Encargado de Compañía: Sargento primero Cayetano PEÑA 
Comandante de Subzona (domicilio paterno): Coronel Félix CAMBLOR
Jefe de Area (domicilio paterno): Teniente coronel Angel GOMEZ POLA
Jefe de Area (domicilio de¡ soldado): Coronel Rodolfo WEHNER
Comandante de Institutos Militares: General Santiago RIVEROS


Mientras cumplía con el servicio militar en la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral", Rodolfo Mario EDER compartía un departamento de la calle Cabildo con un amigo. Sus padres vivían en Ameghino, provincia de Buenos Aires, de donde Rodolfo regresó el 1º de agosto de 1976 después de pasar unos días de licencia. Cuando el soldado llegó al edificio de la calle Cabildo, el portero le advirtió que la noche anterior cinco hombres con los rostros desfigurados por medias de mujer habían destrozado el departamento y se habían llevado a la rastra al amigo de Rodolfo.

El conscripto se comunicó de inmediato con su padre y éste le aconsejó presentarse en la Escuela de Suboficiales para informar lo ocurrido a sus jefes. Pero el joven se mostró firme en su decisión de desertar para no correr la suerte de su amigo.

Luego de cuatro días de angustiosa falta de noticias, un grupo de civiles armados y encapuchados allanó el domicilio de los padres de Rodolfo, destrozó muebles y robó lo que encontró a su alcance.

En octubre, durante la celebración del Día de la Madre, los padres de Rodolfo, ya dado de baja por desertor, se encontraron con él en la Capital Federal e intentaron infructuosamente convencerlo para que se presentara. Esa fue la última vez que vieron al muchacho. Dos días después del encuentro, la casa de Ameghino volvió a ser allanada y destrozada, mientras los padres de Rodolfo eran amenazados para que confesaran dónde estaba el desertor.

A fines de 1976, en un tren que iba de Moreno a Once, Rodolfo entregó a un amigo unas líneas escritas para sus padres con motivo de las fiestas de fin de año. Ese papel fue lo último que el matrimonio EDER supo de su hijo, aún desaparecido.

 

 

 

 
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