desaparecidos

Sin Marco

Testimonios



Por
Walter Roberto Docters
Juicio por la Verdad de La Plata - 10 de Marzo de 1999







En la ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, a los diez días del mes de Marzo hallándose reunida la Cámara Federal de Apelaciones del circuito, encontrándose presentes el Señor Presidente, Dr Antonio Pacilio, y los Señores Jueces doctor Carlos Alberto Nogueira , Leopoldo Héctor Schiffrin y Julio Reboredo, con la asistencia del Secretario Actuante, y dejándose expresa constancia que también se encuentran presentes el Sr Fiscal General ante la Cámara, Dr Julio Amancio Piaggio, el Sr Defensor Oficial, Dr Ricardo Alberto Gonzalez,  en representación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata, los Dres Elizabeth Rivas y Roberto Bugallo, comparece una persona previamente citada a quien en este acto se la impone por secretaría de las penas con las que la ley  castiga el falso testimonio de acuerdo al art. 275 del Código Penal (conforme art. 295 C.P.M.P), quien seguidamente presta legal juramento de producirse con veracidad en todo lo que supiere y le fuere preguntado. Interrogado por sus circunstancias personales manifiesta llamarse Walter Roberto Docters, ser de nacionalidad Argentino, de 43 años de edad, de estado civil casado, con profesión u ocupación como trabajador en un plan  de desocupados de la Provincia de Buenos Aires, quien se domicilia en la calle (...) , acreditando su identidad mediante D.N.I. Nº 11.995.198 , haber nacido el día 23 de Octubre de 1955, en la ciudad de La Plata , Provincia de Buenos Aires resulta ser hijo de Guillermo Roberto  y de Irma Teresa Samperi  - Acto seguido se le entera de las generales de la ley, las que explicadas manifiesta que - A continuación se le entera del contenido de esta causa y  MANIFIESTA:

Sr. DOCTERS.- El 20 de septiembre de 1976, me dirigía a mi trabajo en la Escuela de Suboficiales y Tropa de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En frente de la terminal de ómnibus, por la calle 41, cuando bajé del colectivo fui secuestrado por dos autos que frenaron, personal de civil con pelucas, fui esposado, vendado y fui trasladado a la División de Cuatrerismo de Arana. Por la distancia recorrida y por el modo del camino, sabía que era la División de Cuatrerismo de Arana y así lo hice saber ni bien llegué, porque trabajando en la Policía de la Provincia, era conocido y común el modo de represión en la ciudad de La Plata.

Creo que todo el mundo sabía, por lo menos de algunos lugares muy marcados, que eran centros clandestinos de detención. Llegué a Arana, estuve ahí tirado, después me separó una persona que me dijo "vení que vas a hablar con el coronel". En realidad, hablé con el subcomisario Nogara, que me dio la oportunidad de que hable de todo lo que tuviera que hablar  para no ser torturado porque él era amigo personal de mi padre. Yo le dije que no tenía nada de que hablar, que no entendía cuáles eran las circunstancias por las cuales había sido secuestrado, que sí sabía que estaba en un centro clandestino de detención y que no tenía más nada que hablar.

Me hicieron desvertir y me empezaron a torturar. Me torturaron con picana eléctrica y con submarino seco. Todas las preguntas rondaban acerca de actividades políticas mías y la supuesta relación mía con las organizaciones armadas de resistencia a la dictadura militar que había en ese momento. Después de ser torturado durante un tiempo determinado, me dejaron en una especie de celda. Digo una especie de celda aunque efectivamente era una celda, porque estaba abarrotada de gente y las condiciones eran especiales. Lo aclaro porque ustedes se pueden imaginar una celda común, pero en realidad era más un chiquero que una celda. A partir de ahí, fueron dos o tres días de tortura intensiva, es decir que me torturaban un tiempo y después me dejaban descansar para luego volver a hacerlo. En una oportunidad no sé si me desmayé o perdí el conocimiento, pero lo cierto es que perdí totalmente el sentido y alguno de los que estaba ahí, al rato, cuando volví a tomar sentido, dijo que me dejaran descansar un rato y que después podían seguir. Dentro de ese campo de concentración, del pozo de Arana  -yo estuve dos veces ahí- había obviamente otros detenidos. Nosotros, entre los detenidos, tratábamos de hablar pasándonos los nombres, apellidos y direcciones. Incluso había algunos detenidos a los que les decían "quedate tranquilo que vos vas a salir", entonces era una desesperación dentro de nuestra ingenuidad creer que esa persona que salía podía avisar a los familiares de uno para que hicieran algún tipo de reclamo legal y decir "mirá lo que está pasando". Nosotros en realidad teníamos un alto grado de ingenuidad con respecto a la implementación del terrorismo de estado. Así en el centro de detención en la primera oportunidad que estuve ahí -ahora voy a aclarar por qué estuve dos veces- había otras personas, de las cuales hablé en mis declaraciones anteriores y de ello se tomó nota. Allí estaban Emilce Moler, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Pablo Díaz, Patricia Miranda, Francisco López Montaner, María Claudia Ciachini, Víctor Treviño, Daniel Alberto Rasero, José María Yunk y en esa misma fecha aproximadamente estaba Marlene Kreguer Krug. A los tres días de estar en el campo de concentración de Arana, me sacan de la celda, me lavan, me lavan como a un animal, y me llevan a la división de investigaciones de la Policía de la Provincia. Ahí en una sala más pequeña que esta pero tal vez con más gente, eran todos policías, tuve una entrevista con mi padre, ya que era amigo personal del comisario Etchecolatz y del subcomisario Nogara. Cuando llego, le dicen a mi padre: viste que está vivo, que está bien. Lo veo a mi padre, mi madre y mi hermano, hablo dos palabras o nada porque además no me permiten hablar, mi madre se había hecho la idea de una detención de comisaría por un error, así es que me había llevado como cuatro millones de cosas y entonces le dicen que lamentablemente no podía llevar nada de lo que me había traído, entonces ella pidió autorización para que me cambie la ropa ya que estaba toda rota y ensangrentada, ellos le dicen que sí, que me podía cambiar la ropa entonces le pido a mi hermano que dé vuelta a mi madre para que no me vea porque estaba todo quemado por la picana eléctrica y me cambié. De ahí me llevan a Arana de vuelta, y ni bien llegué me hicieron desvestir y me torturaron con la picana. Al otro día o a los dos días, no recuerdo bien el lapso de tiempo, soy trasladado con un grupo de gente que después me entero que es la Brigada de Investigaciones de Banfield, me bajaron ahí, quedé muy poco tiempo, unas horas habré quedado y me volvieron a trasladar a Arana. En Arana me dicen que volví en virtud de que se había aclarado una supuesta célula policial o algo por el estilo. Ahí estoy con Badel y con Osvaldo Buceto, este último era un oficial de policía que había sido detenido en Plaza San Martín en un hecho muy conocido y comentado dentro de la Policía provincial, él tenía una cantidad importante -cuando digo importante me refiero a entre veinticinco y treinta- de disparos en el cuerpo, tantos eran que con una ráfaga prácticamente le cortaron una pierna que había quedado agarrada por un pedazo de carne y por eso luego fue operado en el hospital Naval de Río Santiago.

Ahí vuelvo a ser torturado, supuestamente por un complot o cosa por el estilo. Finalmente, después de varios días de tortura, incluso con varios personajes conocidos, que se daban a conocer, que no tenían ningún problema, por ejemplo, el comisario Vides, que estuvo horas -seguramente no fueron horas, pero fue mucho tiempo, sobre todo para mí- exclusivamente sentado al lado mío pegándome con una goma en la cara y en la boca. Me decía ‘sos un traidor' y me golpeaba permanentemente, tenía toda la paciencia del mundo para eso. El subcomisario Nogara también me llevó a varios interrogatorios con tortura a mí y a otras personas, como el caso de José María... y de Marlene..., que tenían una actitud heroica de vida y a pesar de las condiciones trataron de repudiar todo lo que fueron la dictadura y la tortura. Con ellos se ensañaron mucho más, por supuesto, en el caso de Marlene estaba tirada en un pasillo, sumamente ensangrentada y ellos mismos decían que se deleitaban con cortarla y hacerles cosas así. Después de estar en Arana siete días más, fui trasladado a la Brigada de Investigaciones de Quilmes. En la segunda oportunidad en que estuve en Arana, también estaban Gustavo Caloti, Badel  y Osvaldo Buceto y es como que estaban ensañados con nosotros en una forma particular. Finalmente, nos terminamos enterando que a los dos hermanos Badel los mataron . Cuando fui trasladado a la Brigada de Investigaciones de Quilmes, los varones estaban en un segundo piso, la mujeres en el primer piso y había presos comunes en la planta baja. Durante un tiempo fue bastante difícil mantener una comunicación, a no ser por los gritos, para saber cómo estaban las mujeres y demás. Después fue más fácil porque a Emilce Moler y Patricia Miranda las trasladaron a una celda que estaba enfrentando la celda en que estábamos nosotros. Las celdas eran como una ‘ele' y enfrentada había una celda mucho más grande. En el primer piso nosotros podíamos ver a través del hueco del patio y utilizábamos esa instancia para poder comunicarnos, concretamente, hablábamos con las manos y manteníamos una comunicación más o menos constante respecto del estado de las mujeres. Ahí estuve un tiempo, en realidad no me torturaron con elementos eléctricos, ahí la tortura era la condición infrahumana en la que vivíamos. Como dije antes, yo cumplo años el 23 de octubre, Emilce tuvo la buena fortuna de cantarme el feliz cumpleaños y no les cayó bien, digo esto porque me dejaron tres días atado a una reja sin poder comer y estaba colgado. Ahí tuve otra entrevista de mi familia, con mis padres, creo que no fue mi hermano, no lo recuerdo. La entrevista fue conseguida por mi padre que era comisario retirado y era amigo personal de los represores que me tenían a mí. Después de estar en Quilmes durante tres meses y algo, inclusive estuve un tiempo importante con Osvaldo Buceto que se encontraba en muy malas condiciones físicas, fui trasladado a la Comisaría Tercera de Lanús, en Valentín Alsina donde permanecí uno o dos días en las mismas condiciones o un poco menos. Después fuimos legalizados por el comisario que nos dijo que nos había traído para la Brigada de Investigaciones de Quilmes, con el supuesto de que nos habían detenido hacía 24 horas en la esquina de la Brigada y que nos legalizaba ahí en la comisaría. Nos dice que íbamos a ser puestos a disposición del P.E.N. pero que no sabía cuándo, cosa que ocurrió el 28 de diciembre de 1976. En todo esto, evidentemente, quedan un montón de huecos míos, por eso preferiría algún sistema de preguntas, tanto sea en lo que tiene que ver con el sistema anterior a mi secuestro como en lo que respecta a lo que pude llegar a conocer del manejo legal de esto que yo... cometí el pecado el fin de semana anterior, en una reunión de la Escuela de Suboficiales y Tropa, de aclarar que el general Camps había conformado una banda de delincuentes al servicio de la corrupción a la tortura y que en eso usaba a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Tampoco tengo inconvenientes en responder preguntas de lo que se refiere a los momentos posteriores a mi detención.

Sr. PRESIDENTE.- Entiendo que usted mencionó una serie de personas que vio en Arana.

Sr. DOCTERS.- En Arana y en Quilmes.

Sr. PRESIDENTE.- Todas las que nombró las vio en Arana.

Sr. DOCTERS.- De algunos tuve la oportunidad de saber, porque nosotros estábamos vendados y lo que hacíamos era pasarnos los nombres. En otros casos tuve la oportunidad de ver porque podíamos ver por debajo de las vendas.

Sr. PRESIDENTE.- No recuerdo si mencionó a María Claudia Falcone.

Sr. DOCTERS.- No sé si la mencioné pero estaba en Arana, que fue la única oportunidad en la que yo estuve con ella.

Sr. PRESIDENTE.- Usted mencionó un traslado suyo con otra gente al pozo de Banfield. ¿Formó parte de ese traslado María Claudia Falcone?

SR. DOCTERS.- Tomó parte una cantidad grande de gente. No podría asegurarle cuántos. Anteriormente hubo otro traslado que después por comentarios supimos que era el Pozo de Banfield.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Estuvo poco tiempo?

SR. DOCTERS.- Estuve unas horas tirado en un pasillo vendado.

Sr. PRESIDENTE.- En ese poco ltiempo que estuvo, ¿puede dar nombres de alguien que estuvo con ustes?

SR. DOCTERS.- Pablo Díaz estuvo conmigo e incluso es trasladado al Pozo de Quilmes, antes de que nos legalicen en la tercera de Lanús.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Usted volvió a Arana?

SR. DOCTERS.- Estoy siendo torturado un tiempo más y luego voy al Pozo de Quilmes.

Sr. PRESIDENTE.- En Quilmes, ¿quién tomó conocimiento de que usted había sido detenido legalmente?

SR. DOCTERS.- En Quilmes estaba Gustavo Calotti, Osvaldo Busetto. Tengo acá una ayuda memoria.estaba Santiago Serviño, Víctor Treviño -con él estuve en Arana- , Juan Carlos Rummi, Ángela López Martín, que era la lcompañera de Busetto y fue trasladada a Quilmes. Estaba esta chica Enriquez, embarazada, y cuando tuvo pérdidas o algún tipo de inconvenientes, pidió ver un médico. La hicieron esperar más de un día, después vino el supuesto médico, la entrevistó y la revisó muy por arriba y le preguntó si estaba embarazada, y ésta le contestó que sí y este señor dijo: macanudo, te felicito. Esa fue toda la atención que le dió. Yo no la vi más, no sé si permanece desaparecida.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Tenía un embarazo avanzado, era notable el embarazo?

SR. DOCTERS.- No lo puedo asegurar. Luego estaba Patricia Miranda, en Quilmes, y otras personas que conocí por su sobrenombre, pero después no tuve ni el nombre ni el  apellido.

Sr. PRESIDENTE.- ¿El último destino de detención ilegal suyo fue en Lanus?

SR. DOCTERS.- Mitad ilegal y mitad legal. En la misma comisaría de Lanús nos trasladan ilegalmente.

Sr. PRESIDENTE.- ¿En Lanús estuvo con alguien más?

SR. DOCTERS.- En Lanús estuvo Pablo Díaz, Novielo, Miranda, Moller, Schaposnik,  y había un médico que en este momento no puedo recordar el nombre.

Sr. PRESIDENTE.- ¿Usted nos mencionó que podía ilustrarnos la metodología de la represión y que podría hacer, incluso, un relato anterior en cuanto a que sabía los métodos y demás?

SR. DOCTERS.- Yo digo que las cosas que ahí se manejaban, se conocían desde 1976. Nosotros sabíamos que en 1 y 60 había un centro clandestino de detención.Teníamos idea de que la comisaría 5? era utilizada como centro clandestino de detención. Sabíamos que las brigadas de investigaciones actuaban en la llamada represión policial. Por septiembre de 1976 yo trabajaba en la Escuela de Suboficiales y Tropa, y se hablaba que luego de 1976 las escuelas iban a ser usadas para "guardar" a los represores que más hayan actuado. Recuerdo que estando en el Comando, hacia fines de agosto de 1976, la guardia se encontraba comiendo y llaman para que fuéramos urgentemente ya que necesitaban apoyo por un enfrentamiento cerca de la torre de Radio Universidad. Hubo un revuelo bárbaro, distintas opiniones sobre lo que significaba para la Policía ir a un enfrentamiento, porque en realidad algunos decían que no era un problema policial. Recuerdo que algunos fueron -yo me quedé- y cuando volvieron, muchos estaban muy enojados. Recuerdo que el sargento estaba enojadísimo decía: "son los chantas de siempre! Por qué no nos dicen la verdad! Cuando llegamos estaban todos maniatados con alambre y muertos. Nos hicieron tirar como doscientos tiros al aire de gusto. Por qué no hacen el circo ellos!" Quiero decir que los centros clandestinos de detención no eran sorpresa para nadie que haya trabajado en la Policía en aquella época. Y no se podía estar en desacuerdo con lo que decían. Eso es seguro.

Sr. SCHIFFRIN.- ¿Nos puede aclarar las fechas de sus distintos traslados? ¿En qué fecha fue el secuestro?

Sr. DOCTERS.- El 20 de septiembre de 1976

Sr. SCHIFFRIN.- Cuando los llevan a Arana, están allí varios días?

Sr. DOCTERS.- No sé. Una hora podía parecer un día. No lo puedo precisar.

Dr. SCHIFFRIN.- Lo llevan a la Dirección de Investigación donde se encuentra con sus padres. De ahí lo llevan directamente .

Sr. DOCTERS.- Me llevan y me traen. Es decir, me llevan pero no me bajan, estuve unas horas y vuelvo a Arana.

Dr. SCHIFFRIN.- Estaríamos en octubre de 1976. Luego lo llevan a la brigada de Quilmes. Allí está más tiempo, tres meses.

Sr. DOCTERS.- Estoy concretamente hasta el 23 de diciembre de 1976.

Dr. SCHIFFRIN.- Luego está en la comisaría de Lanús y el 28 de diciembre de 1976 lo legalicen.

Sr. DOCTERS.- Si, en los papeles. La legalización formal fue antes cuando yo tengo comunicación con mis familiares. Estaba legalmente detenido y después estuve a disposición del Poder Ejecutivo nacional.

Dr. SCHIFFRIN.- ¿En qué establecimiento quedó?

Sr. DOCTERS.- Quedé ahí. Estuve aproximadamente un mes, luego fui trasladado a la Unidad 9 de La Plata. Ahí comencé un recorrido de cárceles durante siete años donde quedé a disposición del Poder Ejecutivo nacional. Nunca tuve causa ni proceso.

Dr. SCHIFFRIN.- Quedó aclarado lo del recorrido. Usted nos decía acerca del punto de conciencia policial respecto al mecanismo de represión ilícita. Me queda preguntar respecto a abril de 1976 hasta setiembre de ese mismo año donde usted fue testigo desde adentro. ¿Qué es lo que sucedió?

Sr. DOCTERS.- Interpreto que hubo una planificación y una organización específica. Yo entré estando eso armado. Esto lo tengo perfectamente en claro. A veces me sorprende escuchar a gente que también estuvo asociada a la Policía que se sorprenda y diga que no, que todo era legal. Nosotros teníamos en claro que todo el manejo era absolutamente ilegal. En eso había una separación importante de la policía. Había una gran cantidad de gente que entendía que la Policía era una institución independiente y yo a esto le doy en llamar una asociación ilícita creada por el general Camps. Operativamente estaba perfectamente diagramado, organizado. Repito que cuando en setiembre estaba ahí, que después que yo hablé a un grupo de aspirantes diciéndoles que a mi juicio y a mi entender la Policía era una entidad independiente y por eso no debían ser delincuentes al servicio de los militares. El director de la Escuela de Oficiales y Tropa me llama, esto fue un viernes, y me dice: "te tendría que arrestar, pero no te voy a arrestar. Andate"

Esto significa que tengo franco. Significa -y entiéndame bien-:" andate". Esto me lo dijo el  viernes y el lunes a las seis y media de la mañana fui secuestrado. Digamos que el lunes a las seis y media me di cuenta lo que significaba esa frase "andate"; significaba otra cosa. Esta misma persona es la que termina pidiendo mi desafectación de policía después  que yo estoy secuestrado. Me hicieron firmar los papeles adentro; me refiero en Arana pidiendo mi desafectación por falta de espíritu policial, cosa que efectivamente creo que no tenía.

Dr. BUGALLO.- Señor Buceto...

Sr. DOCTERS.- Soy Docters.

Dr. BUGALLO.- Disculpe.

Sr. DOCTERS.- Me honra que me compare con Osvaldo Buceto que permanece desaparecido, pero no soy yo.

Dr. BUGALLO.- Con referencia al señor Buceto usted relató ante la Cámara Federal de la Capital que lo había visto, que estaba enyesado y que en una oportunidad el señor Buceto le comentó que había sido operado en una operación compleja.

Sr. DOCTERS.- En el Hospital Naval le habían puesto unos clavos de platino. Le habían hecho una operación -según él- compleja porque supuestamente él era parte, entre comillas, de una especie de negociación respecto de lo que entendían los militares que era  gente fuera de la ley que estaba trabajando relacionada con la Policía de la Provincia. Esto es lo que relató, que habían hecho una operación compleja y que se había entrevistado con algunos militares de alta jerarquía. Esto me lo relató Buceto a mí.

Dr. BUGALLO.- ¿Recuerda en qué fecha?

Sr. DOCTERS.- Las fechas son aproximadas. Más que octubre, yo diría noviembre del  ‘76, estando en la Brigada de Investigaciones de Quilmes. Ahí compartí una celda con Osvaldo Buceto.

Dr. BUGALLO.- También en su declaración menciona a otra persona que era Ana Teresa Diego que no relató en este momento.

Sr. DOCTERS.- Como una mujer desaparecida allí.

Dr. BUGALLO.- Usted mencionó también al padre y a la hermana de Jorge Carminatti.

Sr. DOCTERS.- En el caso de Jorge Carminatti estaban detenidos el padre y la hermana como rehenes. Ellos estaban aclarados -por decirlo de alguna manera- en condición de rehenes hasta que se presentara Jorge Carminatti al que habían ido a secuestrar pero no lo habían encontrado.

Dr. BUGALLO.- En algún momento usted menciona a una persona con un gran estado de debilidad que era Horacio Matoso .

Sr. DOCTERS.- Horacio Matoso llegó a la Comisaría 3a de Valentín Alsina y su estado era deplorable: Horacio era un esqueleto que caminaba. En realidad nosotros, los demás detenidos le pedíamos prudencia al comer porque venía de mucho tiempo sin comer y realmente estaba en muy mal estado de salud así que le pedíamos que comiera de a poco.

Dr. BUGALLO.- Mencionó también que había otras personas de las que recordaba solamente sus sobrenombres, ¿puede recordarlos?

Sr. DOCTERS.- "El gallego", "el zapatero" y "el hachero".

Dr. BUGALLO.- ¿Podría el Tribunal exhibirle la carpeta de fotografías?

Sr. PRESIDENTE.- Señor Docters, ¿podría usted reconocer fotografías de personas que eventualmente siguen desaparecidas?

Sr. DOCTERS.- No tengo ningún inconveniente en revisar la carpeta, pero no creo que pueda aportar más de los que aporté.

-Se procede a la exhibición de la carpeta de fotografías.

Sr. DOCTERS.- He revisado el archivo de fotografías cuando se formó la CONADEP. Lo que sí quiero es que alguna vez la declaración sirva para algo. Me presento porque creo y confío en las instituciones y en la Justicia, pero declaré en el juicio a las juntas, en el juicio a Camps y en 32 causas individuales. Luego, en virtud de la ley de obediencia debida y punto final, sólo tuve inconvenientes, ningún beneficio, ni siquiera el resarcimiento moral de ver a algunos de los torturadores o asesinos confesos, detenidos.

Sr. PRESIDENTE.- Comprendo lo que usted dice, nos está brindando un invalorable aporte a esta investigación, desde ya le agradecemos el esfuerzo que está realizando en este momento. Comprendemos perfectamente lo que acaba de mencionar, pero le aseguro que su aporte es muy valioso.

Dr. BUGALLO.- Compartimos los sentimientos del señor Docters. En el caso de las mujeres embarazadas, usted mencionó una señora de apellido Enriquez.

Sr. DOCTERS.- Mencioné a una, pero en realidad tenía conocimiento de dos porque en Arana había una chica que también estaba embarazada pero no sé el nombre. Era muy joven.

Dr. BUGALLO.- ¿Puede dar una precisión de esta segunda persona?

Sr. DOCTERS.- No puedo dar ninguna precisión porque ella estaba en la celda que estaba debajo nuestro. La celda era como una ele y yo no estaba frente a ella, por lo tanto no puedo dar precisiones.

Dr. GLUZMANN.- Quisiera solicitarle al testigo que realice una descripción del lugar  donde estuvo detenido en Arana, si recuerda las celdas, el lugar donde se torturaba.

Sr. DOCTERS.- Esa explicación se la podría pedir a mi padre porque fue quien la construyó. Por un lado había una entrada de autos, una especie de pasillo con una celda grande, dos o tres calabozos un poco más pequeños y también había otro pasillo donde se trasladaban oficinas y en una de ellas estaba el lugar de torturas.

Dr. GLUZMANN.- ¿Usted recuerda dónde quedaba el Comando Radioeléctrico en La Plata?

Sr. DOCTERS.- En ese momento estaba en la calle 12 entre 60 y 61. La entrada era por la calle 12.

Dr. GLUZMANN.- Usted hizo referencia a dos hermanos de apellido Badel que fueron asesinados ¿podría precisar las circunstancias en que sucedió ese hecho?¿podría también precisarnos los nombres?

Sr. DOCTERS.- Recuerdo haber estado en Arana con uno de ellos. A todos aquellos que teníamos una relación directa con la Policía por trabajar en la institución, nos daban un tratamiento especial. Los nombres eran Julio Aníbal y Esteban Badelli. Supuestamente, uno de ellos se suicidó tirándose del tercer piso del Departamento de Policía y el otro se ahorcó en la celda. Esto es materialmente imposible. Yo estaba con Badelli en Arana y creo que era imposible ahorcarse porque no teníamos ningún elemento como para hacerlo, salvo que nos pudiéramos sacar la venda y tirarnos. Tampoco había vocación de suicidio sino de sobrevivir al horror.

Dr. BUGALLO.- Uste dijo que en aquel momento pudo reconocer a Vides y a Noguera ¿de quienes más tiene conocimiento que estuvieron en esos centros clandestinos?

Sr. DOCTERS.- No tengo otro conocimiento.

Dr. BUGALLO.- ¿No pudo reconocer a nadie más?

Sr. DOCTERS.- No.

 Que no tiene nada más que agregar con lo que se da por finalizado el acto, previa íntegra lectura que el Sr Secretario da de la presente, ratificándola en un todo por ser el fiel reflejo de sus dichos, luego del  Señor Presidente, Dr. Antonio  Pacilio, y los Señores Jueces Julio V. Reboredo, Dr. Leopoldo H. Schiffrin y Dr. Carlos A. Nogueira; al igual que los demás intervinientes en el acto y  mencionados al comienzo de ésta y por ante mí, de lo que doy fe.-



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