Fernando Alberto Belizán

Analía Alicia Arriola


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Fernando fue asesinado el 18/8/76
Analía fue desaparecida el 9/2/77

Fernando Alberto Belizán y Analía Alicia Arriola
desaparecidos

Analía nació el 18 de noviembre de 1947 en Villa Cañas y en 1970 ingresó a la Escuela de Servicio Social. Era delegada del Banco Provincial de Santa Fe. Su militancia se relacionó con su condición de trabajadora, integrando lo que entonces se llamó la "Juventud Trabajadora Peronista".

Fernando fue fusilado en la Plaza Independencia de la ciudad de San Miguel de Tucum;an el 18 de agosto de 1976.

Analía fue secuestrada junto a sus dos pequeños hijos el 9 de febrero de 1977, al mediodía, en la ciudad de Córdoba. Fueron llevados al C.C.D. "La Perla". Los dos niños fueron devueltos a sus abuelos el 18 de febrero de 1977. Analía llevaba el seudónimo de Ana Gomes.

Estuve en La Perla desde el 9/12/76 al 1/11/78, de manera que recuerdo perfectamente el secuestro de Analía, que al momento de su caída tenía por alias el nombre de "Virginia". Fue secuestrada el día 9/2/77 en una cita en Córdoba (creo que en Bº Gral Paz Juniors, pero no estoy totalmente seguro) en compañía de sus dos hijos y de un querido amigo y compañero mío, el cabezón Eduardo Tonioli. Este compañero fue trasladado un tiempo después a Rosario y fue a dar a la Quinta de Funes, corriendo la misma suerte de todos sus compañeros del lugar cuando levantaron ese CCD.

Recuerdo haber visto a Analía en la cuadra de La Perla en esos días de febrero, pero sólo una o dos veces, ya que fue "trasladada" en la semana de carnaval de ese mes, es decir, entre 6 y 9 días después de su caída.

No recuerdo el día ni las circunstancias, pero esa semana hubo 3 "traslados" diarios los días 14, 15, 16, 17 y 18 de febrero si la memoria no me falla, en los que se llevaron además, entre otros, a Tomás Ditoffino, Mario Nivoli, Graciela Doldán, "Sapo" Ruffa, "Cacho" Álvarez, "Susana" Gómez de Avendaño, "Nina" González de Jensen, "Larguirucho" Reynoso, Walter Magallanes...

Tiempo después nos enteramos, con gran alivio, pese a las circunstancias, que sus dos hijos fueron entregados a familiares en Santa Fe. Eso es al menos lo que nos dijeron en su momento. Creo que permanecieron en el Hosp. Militar. Yo al menos no recuerdo que estuvieran en La Perla.

El único dato que puedo recordar ahora con absoluta fidelidad es que los hijos de puta de los milicos (no recuerdo si Barreiro y/o "Juan XXIII" González, entre otros) la acusaron (precisamente ellos!!!) de negligente e inconsciente porque había ido a cubrir la cita con sus dos hijos. Creo recordar que me comentaron que les contestó que vivía con ellos, no tenía a nadie en Córdoba y no tenía con quién dejarlos, o algo así.

Héctor Kunzmann

Así la recuerda el compañero Jorge Rodrigo.

"Creo recordarla como única mujer en el grupo de compañeros del gremio bancario. Ellos la quisieron, protegieron y valoraron, teniendo en cuenta que era un gremio de hombres.

Con Fernando formó una familia y quienes compartimos ese aspecto de su vida, podemos decir que se quisieron, respetándose, dándose su lugar para ellos y para los otros.

Su proyecto estaba con sus hijos a quienes se dedicaron con amor, en el cuidado, la protección, compartiendo sus juegos y conteniéndolos en sus llantos.

Recordamos con cuanta alegría esperaba la llegada de su mamá, cuando venía a visitarla desde Rafaela: "qué lindo el olor a comida de madre", decía y no confundía rico con lindo, para ella era lindo además de rico.

Como dirigente de la asociación Bancaria de aquellos tiempos me rodeé de una nutrida dirigencia juvenil, que llevaba el impulso, los ideales y los principios que se respiraban en aquellos años históricos. Hubo muchos, cuyos nombres permanecerán en el anonimato, por su fugaz protagonismo o por lo secundario de sus papeles en lo referente al sindicalismo.

Analía era mucho más joven que yo y por lo tanto no me aceptaba en casi nada los pocos consejos que pretendía darle, sobre todo para que bajara el pedal del acelerador de su vida.

La recuerdo así, alegre, llena de vida, desbordada, puteadora como para poner colorado a un camionero. Solidaria y activa en donde y cuando hiciera falta. Fue una dirigente y amiga de cuya nobleza siento todavía su ausencia.

Stella Maris Druetta conoció a Analía en el otoño del 70, cuando ingresaban a la Escuela de Servicio Social. Cuenta que

era vital y alegre. Planteaba las cosas con energía e inteligencia: convocaba.

Sus grandes ojos negros se ponían serios y duros cuando algo la contradecía o reían luminosos cuando la rozaba el amor, que ella tomaba a borbotones sin saciarse.

La recuerdo en esas mágicas tardes de mateadas, locuaz, discutidora, casi altanera cuando peleaba sus ideas. Era una trabajadora y militante comprometida con la causa del pueblo que ella creía justa; intransigente con sus convicciones, irreverente, desprejuiciada, idealista.

Un día debió irse de esta ciudad (que caminamos y quisimos tanto) y al tiempo la noticia más triste: la habían matado.

Yo la había visto poco antes en Rosario, charlamos largo y tendido, tomamos algo, conocí a Nicolás, su hijito, nos despedimos. Al poco tiempo nacía mi segunda hija: se llama Analía.

Su hijo Mauricio está buscando cualquier información sobre ellos.

Homenaje de la La Asociación Bancaria Seccional Santa Fe

Un recuerdo sobre Fernando:

Conocí a Fernando en los años 60. Éramos vecinos, amigos y compañeros en la quinta división de rugby de universitario de Rosario. Era un tipo entrañable, cariñoso, alegre, gran amigo de sus amigos y un excelente ser humano. Formaba parte de una numerosa y linda familia y estaba especialmente unido a su hermana, la "Mona" Belizán, única mujer entre cuatro hermanos varones y mayores que ella. La tragedia que después asoló a nuestro país hizo que nos perdiéramos la pista y, muchos años más tarde, en España, me enteré de que lo habían matado en Tucumán. Lo recuerdo con mucho cariño y me gustaría añadir este testimonio sobre todo para sus hijos, para que sepan que su padre vive en la memoria inclaudicable de muchos de nosotros.

Recuerdo de su amigo Negro

Con Fernando fuimos amigos desde que nacimos, nuestros padres fueron amigos y nosotros inseparables.

Fuimos juntos al colegio, en la primaria estábamos en el mismo curso y en la secundaria el cursó nacional y yo comercial, todos nuestros compañeros creían que eramos primos, estábamos siempre juntos.

Los domingos nuestras salidas eran ir al cine, después a tomar algo, pasear por calle Córdoba, y en general por las noche cenábamos con nuestras familias en el Rich.

Sólo una vez fuimos juntos de vacaciones, fué a La Falda, y lo recuerdo siempre en una cabalgata arriba de un matungo alquilado que se llamaba 82, pobre Fer, nunca lo pudo hacer galopar. Otra vez fuimos a Buenos Aires al departamento de su tía Tina.

Después vinieron las fiestas en la casa de algún amigo o amiga, alguna fiesta de quince, alguna fiesta del Nórmal 2.

Cuando terminamos 5º año Fernando se fué a estudiar a Santa Fé y yo me quedé en Rosario, pero siempre nos veíamos. Compartimos la militancia aunque no el grado de compromiso, Fernando entregó su vida, yo me fuí a España.

Si hay una imagen presente en mí, es la de la última vez que lo vi a Fernando. Fué en la compañía de Seguros donde yo trabajaba, San Cristobal, me dijeron que alguien me buscaba en el mostrador, me arrimé y era Fernando.

No duró mucho la conversación, me preguntó ¿Negro te vas a España?.

"Sí", le contesté, "dentro de tres días".

Me dijo "me parece bien, yo vine a despedirme, no nos vamos a ver más".

Nos abrazamos y se nos cayeron algunas lágrimas, lo acompañé a la puerta y no lo volví a ver. En Pamplona, una tarde en casa de una amiga argentina que recibía a un matrimonio de Rosario, me enteré de su muerte.

Han pasado más de treinta años de aquel día y no puedo ni quiero olvidarlo. Cada tanto sueño y me encuentro charlando con él como tantas veces lo hicimos.

La foto que está en esta página la saqué yo en su casamiento, se la dí a Mauricio en un CD y la puse en un cartel el día que plantamos un timbó para recordarlos a él y a Analía en el parque de la memoria en Rosario. Al árbol lo regaló su compañero de colegio Gorosito, y está junto al que regaló para otro compañero de colegio, el Chango Traverso. No eran los únicos, ese día se plantaron mas de 80 árboles en memoria de otros tantos compañeros desaparecidos.

El árbol está lindísimo, simpre paso a verlo y me quedo un rato recordando a mi amigo de siempre, que muchas veces extraño tanto.

Negro Pérez Cortés




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Si conociste a Fernando Belizán y/o a Analía Arriola y querés compartir tus memorias o cualquier información sobre ellos - o si sabés que les pasó luego de su desaparición -, por favor escribinos.




Desaparecidos en Córdoba , Desaparecidos en Tucumán



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