desaparecidos

Sin Marcos


Laura Bonaparte: Reflexiones






Artistas Plásticos, Ausentes por Desaparición Forzada
Presentes en sus nombres y en su obra.

Recoleta, martes 15 de Agosto de 1999.

Berardo Remo, Bruschtein Bonaparte de Ginzberg Irene Mónica, Lapacó Aguiar Alejandra, Minervini Cecilia Laura, Sabino María del Carmen.

Entre masacres y fusilamientos, a partir del 55, surge una prohibición inédita en la Argentina: la prohibición de la palabra. Y fue un golpe militar, absolutamente ilegal, que solo dió desde el comienzo excusas para el golpe, las matanzas, los fusilamientos. Nunca hubo muertos en el bombardeo a la plaza, sino donde están los nombres, no de uno, porque no fué uno solo el asesinado desde el aire. El bombardeo a la plaza quedó ausente de los libros de la historia, silenciado durante muchos años. No se silencia una palabra sino todo lo que tiene que ver con ese hecho histórico, que la palabra nombra. El discurso se quiebra y la coherencia de la cultura desaparece..

Ellos actúan, no dan explicaciones y menos aún dudan. Gracias a la resistencia esa prohibición se va borrando por consignas musitadas.

"Desaparecidos" es el término creado por las ffaa y sus cómplices durante el terrorismo de estado para referirse al secuestro - detención , apropiación ilegal de personas, que ellos llevaron a cabo con total impunidad, desde antes aún del 76. Siempre que tuvieron poder, manotearon la justicia y el tesoro público, asesinaron opositores políticos y mintieron sobre sus crímenes. Esta conducta aberrante, la falta de juzgamiento y castigo, crearon el monstruo de la impunidad, histórica por otra parte, que ha tallado de distintas maneras la subjetividad de todos los habitantes de este país. La justicia desaparecida, el saber desaparecido. Solo preguntas, ninguna respuesta. La imposibilidad de hablar de actos donde la crueldad humana se despliega, produce efectos siniestros en la educación, en la política, en las diferentes clases sociales. No hay construcción colectiva de la historia. Se dá sí una, autoritaria y falsa. Como van a ser juzgados si aquí no hay cuerpos que los señalen en su conducta criminal. Desgajadas las familias, apropiados ilegalmente sus miembros,"desaparecidos" en la terminología del genocida, los N.N. inauguran en su masividad, un nuevo estilo de represión brutal. Fuimos madres. Somos madres de los hijos que quedaron con vida, por diferentes circunstancias que nada tienen que ver con algún rasgo de generosidad del genocida ni con la supuesta espiritualidad de la jerarquía eclesiástica. Pero los nombres hablan a otras y otros no solo a nosotras.

La impunidad anida en la indiferencia.

La verdad asusta, suma dolor al espanto, obnubila, enceguece, la razón flaquea y la violencia verbal y física de los unos contra los otros sumerge al país en la desesperanza. No hay alternativa si elegimos la esperanza. Para un futuro, tiempo habitado por el deseo, con justicia legal y social, y aunque duela, solo cabe la verdad, única base para una justicia real. No es fácil sostenerla. Y nunca será completa. Y sin embargo es esta incompletud lo que nos impulsa a buscarla. Y nos hace valientes y a toda la ciudadanía, solidaria.

No hemos podido construir en la realidad una justicia plena. Es imprescindible hacerla existir. La justicia es ciega para poder escuchar solo el dolor. Y si hay alguien que sufre, el que produce dolor será juzgado y condenado. Es insuficiente nombrarla y generar códigos y leyes. Es imprescindible practicarla.

La impunidad destruye referentes imprescindibles para la estructuración de una cultura. Es probable que en este país nuestro nunca hayamos construído una verdadera cultura de los DDHH. No hay opción o privilegiamos la solidaridad o nos quedamos instalados en el protagonismmo hueco y solitario. Tal vez tememos todavía ser veraces con lo personal de cada quien, como cada quien se enfrenta a su verdad y a la verdad colectiva. Creer para Saber decía San Anselmo. Saber para Creer.

Porque CREO que la apropiación ilegal de personas existe, es que exijo SABER. Así lo sostiene Carmen Lapacó para exigir la verdad sobre el destino de su hija Alejandra, artista plástica, en juicio abierto en Tribunales nacionales e internacionales.

Es inexplicabe que esta crueldad quede impune, deja un precedente dificil de superar para todo intento de organización civilizada.

La legalidad de la función pública es arte en política.

Es cierto que la democracia "hace aguas" pero es deber de todas y todos impedir que se hunda. Aún con las enormes limitaciones manifestamos y exigimos verdad y justicia para los 30.000 y para los 500 desaparecidos y asesinados en democracia. Denunciamos la corrupción, la instalación de la pobreza en este país de tierra tan fértil y tan mal repartida, la falta de trabajo, el desbarajuste en salud. Una puede llegar a entender por momentos la desesperanza. Nos ha quedado como un dejo amargo darnos cuenta que nadie que se entrega por amor al ser humano, en la que arriesga su vida y renuncia al bienestar, alguien tan generoso, como los 30.000, nunca, desde la generosidad, se puede llegar a evaluar la crueldad del represor. Y este ha sido un duro aprendizaje. Tomémoslo en cuenta en estos momentos difíciles donde se propone una "justicia " por mano propia. Y que sus abanderados tienen mucho que ver con lo que todavía permanece en penumbras sobre los crímenes militares.

Memoria y Nombre

La preocupación por la memoria es ancestral, base de identidad de un pueblo, de una nación.

La Biblia, además de un libro fundador de religiones, es la inscripción de los orígenes de un pueblo, que de esa manera pudo dispersarse por el mundo sin perder su identidad. Todas las religiones tienen su libro que es libro de registro de acontecimientos , de nombres , de genealogía. Los que no adherimos a ninguna religión tenemos también un registro de nombre en los registros civiles. El que no está registrado en templos o civilmente, no nació. Pero si está en contacto con otras personas debe indefectiblemente llevar un nombre, para poder ser nombrado y reconocido como existente. Toda persona lleva un nombre, real o supuesto. Es necesario el Nombre. Vivo, testimonia su existencia y su paternidad. Muerto o desaparecido que no es lo mismo, comprueba que en el pasado existió. En la herencia de lo reproducido, el ser humano produce cuerpos que es imposible que desaparezcan. Los cuerpos entran a la genealogía y a la sociedad a través de la inscripción del nombre. La paternidad, el nombre del padre es doble, la propia y la del estado.

El genocida Videla desconoció la existencia de su hijo, internado y abandonado por él en el Open Door. Ojalá hubiéramos encontrado a nuestras hijas e hijos en el Open door, poder abrazarlas, ese contacto cuerpo a cuerpo que se dan entre los que se aman. ¿Cómo nos va a parecer extraño que alguien que niega la existencia de su propio hijo, niegue la existencia de una generación de hijos?

Nuestros hijos arrancados . y desaparecido el lugar . y contado el tiempo suspendido instante a instante, sin minutos ni segundos. Para los hebreos lo sagrado es el tiempo. El libro habla de un tiempo que es historia y de un tiempo presente que se juega, que se puede contar, este sí segundo a segundo cruel o feliz pero verídico el genocida los tienen ausentes de nuestra mirada Que pasó en ese tiempo y en ese tiempo, donde, que lugar?

Es necesaria una historia veraz para el Saber. Será leída por otros y si hay falsedades en ella no está garantizado el desarrollo ético. La historia de las ffaa es un ejemplo, con tantos crímenes negados en el pasado y en el presente.

Solo nuestros hijos nos resignifican cuando pueden nombrarnos. Y ellos ya no pueden hacerlo. Pero nosotras a ellos sí. Y los compañeros de escuela, de universidad y de trabajo y los amigos del barrio y los sobrevivientes que los conocieron podrán hablar de esa multitud de nombres , a solas o con todas y todos. Ello y ellas fueron mis hijas, mi hijo, los suyos, sus hijos. Porque la experiencia del parir sigue siendo un hecho absolutamente individual. Nadie puede apoderarse de sus nombres pateno-maternode mis hijas e hijos que los identifican, así como yo tampoco puedo hacerlo con el nombre del hijo de otra mujer. Es como volver a apropiarse y hacer desaparecer a alguien que no puede defenderse porque le han quitado la existencia. Y la existencia de personas es un hecho social y lo político lo es por antonomasia.

Un acontecimiento político sin los nombres de los participantes puede convertirse en anécdota y ser borrado como hecho histórico. Es quitar de la memoria un acontecimiento que aunque brutal, afirma una identidad sin soberbia, permite conocer al enemigo interno, incorpora además a su lengua viva la muerte con la palabra genocida.. Si no hay nombres inscriptos en la piedra o en el hierro, en el material que perdure mas allá de nuestra memoria y de nuestra vida ,no hay genocida.

A veces dan ganas de salvarle a la fuerza, el Nombre del hijo, salvarles la existencia, aún de hijos de otra mujer. Porque NO EXISTE LA INEXISTENCIA (San Anselmo). El nombre es reconocimiento de paternidades y maternidades. Me pregunto porqué negar ahora la existencia que el nombre le da al hijo, con el pico o con la picana, si puede hacerlo en democracia, con la palabra?. Pero aún así, con el pico o la picana el Nombre advendrá en el recuerdo de su propio trazo.

Discriminar la categoría "ser genocida". Ellos se apropiaron de la vida de nuestros familiares. ¿Cómo parloteaba de nuestros hijos e hijas esa "clase genocida"? Digo clase como nombre de cosa, en el sentido aristoteliano del término. Decían "por algo será". ¿Porqué no los juzgaron por ese "algo"?. Y es esto lo que separa a un estado de genocidas de un Estado de Derecho. Es esto lo que queda inscripto con los nombres en el Monumento Plaza de la memoria, y también en el proyectado Museo. Es que los nombres denuncian al genocida. Si no hay nombre no hay genocida. Pero si existe alguien que quiera borrar el nombre de sus hijos, no podría negarles ese impulso, porque, y es necesario entenderlo, la verdad es difícil de aceptar para algunas personas.

Con el pico y cortafierros, desde lo policial y desde el orden de lo público, estas personas establecen una jerarquía como los nazis. Pero quien no toque ni mis nombres ni los otros nombres. A esto nunca tendrán derecho. El Nombre, Todo Nombre es reconocimiento desde lo social y pertenece a la inscripción desde la historia.

Asesinar nombres de esa generación de hijos apropiados clandestinamente, robados, y lloro no solo como madre el ataque a mis hijas e hijos. Lloro también porque perdemos la república, al estado de derechos que debe tener en los libros y en la piedra, en el metal, Todos los nombres. Y volver a darles existencia como personas. Porque sabemos de las consecuencias desastrosas de pensar a las personas como cosa. Estaríamos afectando las relaciones jurídicas mismas, y desvalorizando al ser humano, llevándolo a ser esa "cosa" que aparece y desaparece. Y sabemos también de las consecuencias funestas de pensar al hombre como mercancía. La desaparición del cuerpo, el desconocimiento del lugar, el borramiento del nombre. Y el tejido y destejido del tiempo. Otra vez NN que es como el terrorismo de estado ,la clase genocida, quiso borrar la vida de 30.000 personas nacidas. Otra vez la palabra impedida. No Nunca mas.

Porque hay cuerpos hay arte

Así como el cuadro es el sostén de la obra , el cuerpo es el sostén del nombre. Y del baile Y del canto.

El arte es imprescindible para la memoria. Ocupa todos los sentidos, libera a significaciones otras, le gana a la palabra y la transforma en complemento. Entra por ojos y oídos y la sensibilidad del tacto. Recorrer con la yema de los dedos esa forma, meterse en el cuadro, empaparse en colores, recordar la música de la poesía que una va leyendo en silencio, y ese eco solidario con la que una quisiera aturdirse por momentos, tal es la necesidad que también por momentos ,acucia.

Por primera vez en la historia argentina, habrá un lugar para la memoria, expresada esta vez en obras de arte, gestionado por la mayoría de los organismos de DDHH. Y que fija para el futuro que aquí en este país se resistió a la intolerancia, a la injusticia social provocada por una propuesta económica que nos empujó de narices al sometimiento político total de una potencia extranjera.

Esa gesta de recuperación de la participación, nos dio identidad, y quedará inscripta en el monumento, y en el museo que proyectamos, gracias a sus nombres, por primera vez repito en la historia argentina. En la audiencia pública de la Legislatura, se anotaron para hablar, un número de personas, no solamente familiares, dando la razón de su consentimiento, o de su rechazo. Y se escuchó a todos. Hubo un tiempo suplementario, para hablar, después que los anteriores lo hubiesen hecho.

Alguna que otra madre anotada, se retiró, perdiendo la oportunidad de dar su opinión y debatirla. Yo me quedé y mi propuesta fue todos los siete miembros de mi familia, apropiados ilegalmente, algunos asesinados, figurasen juntos como la familia Bruschtein-Bonaparte. Y fue aceptada y votada allí en ejercicio pleno de una institución pluralista, en un gobierno democrático.

Mi hija Aída Leonora era la mezzosoprano del coro de Castelar dirigido por Schultis. Trabajaba como maestra alfabetizadora. Enseñaba a leer a través del canto, aprendían de memoria las canciones cubanas, las de la revolución española, luego las escribía en el pizarrón y en menos de un mes las mujeres leían y escribían. Y hablaban en verso. Pero ella también era una excelente pianista. Fué secuestrada el 24 de diciembre de 1975 y asesinada junto con otras siete mujeres de la villa en la noche de navidad antes de la misa de gallo.

Cuando me enteré de la noticia y reclamé la verdad, me ofrecieron entregarme las manos cortadas de mi hija en el frasco n% 28. Ciega, y loca, exigí su cuerpo entero. Me dijeron que era secreto militar. Entonces en mi delirio hice allí mismo en el juzgado Nº 8 de La Plata el juicio por asesinato a las ffaa.

El genocida construye laberintos donde la razón se pierde.

Mi hija Irene, la menor de todas, obtuvo la mención especial en la primera exposición internacional de cerámica que se hizo en la ciudad de Buenos Aires. Su escultura se llamaba "El Despertar" . Ella todavía era alumna de la escuela de cerámica. Tenía en ese entonces 16 años. Prometía mucho. Su manera de trabajar los planos llamaba la atención. Cuando secuestraron a ella y a su marido, Mario Ginzberg se llevaron además de las fotos, sus trabajos. Lo único que me quedó de sus trabajos fue el dibujo que me mandó en la que fue su última carta, antes que la secuestraran. Cuando secuestran a su padre, también se llevan la escultura premiada.

De ellas y de mis otros cinco familiares mas, me quedan solo sus nombres. Estos nombres son

Adrían Saidón, marido de Aída Bruschtein Bonaparte
Mario Ginzberg, marido de Irenita Bruschtein Bonaparte
Victor Bruschtein Bonaparte y Jacinta Levi
Dr. Santiago Bruschtein


Laura Bonaparte
Madres Plaza de Mayo Línea Fundadora
lbonaparte@arnet.com.ar





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