Se trata de Sara Solarz de Osatinsky, esposa y madre de desaparecidos, quien estuvo alojada en este centro de detención clandestino. Ahora tuvo que prestar su testimonio ante la Justicia. Los detalles de un relato desgarrador.
Una ex prisionera del campo clandestino de detención que funcionaba en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura militar, reveló detalles de las torturas a las personas ilegalmente privadas de su libertad y aseguró haber visto allí a las monjas francesas Leonnie Duquet y Alice Domon y a mujeres embarazadas.
Se trata de Sara Solarz de Osatinsky, esposa y madre de desaparecidos, quien estuvo alojada en la ESMA y que viajó a la Argentina, para testimoniar ante la Justicia, desde Ginebra, Suiza, donde vive desde su liberación cuando obtuvo asilo político
A esos fines la testigo concurrió, días atrás, a los tribunales de Comodoro Py 2002, de esta Capital, donde declaró ante el juez Sergio Torres -con la intervención del fiscal Eduardo Taiano y el secretario Diego Slupski- y reveló que había prisioneras embarazadas que daban a luz en la "maternidad" clandestina que funcionaba en la ESMA.
Detalles estremecedores se desprenden de los dichos de Osatinsky quien refirió, por ejemplo, que el represor Jorge "el Tigre" Acosta (procesado con prisión preventiva confirmada por la Cámara Federal), decía que por las noches "hablaba con Jesucito" y le preguntaba a quién debía torturar al día siguiente.
La septuagenaria testigo recordó que estaba alojada en la celda "13" ubicada en un sitio perversa y cruelmente denominado "Avenida de la Felicidad" y que allí también vio, entre otras, a las monjas francesas cuyos cuerpos fueron arrojados desde los
"vuelos de la muerte".
Con lujo de detalles la mujer describió que la embarazada María Hilda de Pérez de Donda llegó al centro clandestino durante una guardia "Alfa", como se conocía a los turnos "buenos", ya que quienes integraban las guardias "Beta" y "Charlie" eran los
"malos" y los "terriblemente malos".
Contó que a la detenida le dieron para que su alimentación el "bife naval" (una mandarina) y que se la ofreció a ella, oportunidad en la que ambas -encadenadas- pudieron dialogar brevemente ya que, por entonces, aún no existía el "cuarto de las embarazadas".
Aseguró que Acosta "siempre afirmó que era el ’dueño’ de los traslados (eufemismo por la muerte de los prisioneros), es decir, tomaba decisiones al respecto. Que todas las noches iba a su habitación, se abrazaba a la almohada que para él era Jesús y que le pedía a ’Jesucito’ que le indicara a quién había que matar".
También explicó que en la ESMA "había un pañol donde se almacenaban los efectos que le habían robado a los secuestrados", que los captores "crearon una inmobiliaria para vender las propiedades" de las víctimas y que "el dinero y el botín de guerra les interesaba a todos".
Sobre las monjas francesas dijo que, en una oportunidad, Domon le preguntó "dónde está ese rubiecito qué le habrán hecho", en referencia al destituido ex capitán de la Armada Alfredo Astiz quien se infiltraba en las reuniones fingiendo ser familiar de desaparecidos.
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Posted by marga at Julio 2, 2007 7:01 PM | TrackBack