Capítulo XV. La Patria es un botín absurdo.

CAMPO SANTO - Parte II

 

 

(Diálogo con el ex sargento Víctor Ibañez)

-¿Era frecuente que los Grupos de Tareas saquearan las casas de los detenidos?
-Desde el principio. Por ejemplo, con parte de los que se "secuestró", vamos a decir las alacenas, las heladeras, la vajilla y las cacerolas, se hizo un comedor en el campo. Una gran cocina, una gran sala de estar en el quincho y en el edificio grande donde yo estaba. 

-¿Se llevaban hasta las pequeñas cosas domésticas? 
-Todo lo que estaba a mano, cualquier cosa. 

-¿Quiénes estaban en condiciones de saquear y adónde iban a para las cosas robadas o, como usted dice, "secuestradas"? 
-Todo se lo quedaban lo interrogadores, o los de la patota. Cuando se repartía el botín, no eran como los indios, porque dicen que los indios eran justos para el reparto. Acá no. Ellos se apropiaban de las armas, la plata. Se agarraban esto, se agarraban lo otro y aquello. Un día nos llamó un oficial del arma de ingenieros, no llegaba a mayor, un capitán. "Eh, muchachos, vengan". Traía una bolsita y nos dijo: "Esto es para nosotros, lo recuperé yo. No puede ser que siempre se agarren todo ellos". Entonces nos juntamos alrededor de él. Pensábamos que sería plata, oro. En una bolsa tan chiquita, ¿qué otra cosa podía ser? La dio vuelta, y dejó caer todos los relojes que le había sacado a la gente, relojes viejos. Sacudió la bolsita y los tiró al pie de un árbol. "Miren, miren. Tomá vos, tomá vos; hay uno para cada uno". Eso era lo que nos daban a nosotros. ¡Qué lástima que no guardé ninguno! Tendría que haberme guardado alguno. 

-¿Usted nunca participó de un saqueo? 
-Nunca. A mí sí me llevaban cuando, por ejemplo, había que "hacer" (1) un auto. Los del Grupo de Tareas te decían que hacían falta tantos autos para un operativo. Además, había que elegirlos a su gusto. Te decían: "Yo quiero un Peugeot 504 -que en esa época estaban de onda-, de tal color". Así que había que ir a un garage, charlar con el sereno, chamuyarlo. Hacerle un verso para que nos mostrara los autos: "... que es de un cliente", "...que lo tiene en venta". "¿Cómo, no le avisó?" "¿Y este otro? ¿El dueño no lo querrá vender?" "¿Usted lo conoce? ¿Qué tal está, valdrá la pena?" Cualquier cosa, y salíamos con los autos. Todos eran para ellos y para nosotros nada. Después, Pantera (2) se afanó uno por su cuenta y lo chocó. Estuvo como dos meses internado. Pobre Pantera, ahora está medio loco. 

-¿Se robaban autos así nomás, sin apoyo operativo? 
-No siempre. Se pedía la zona libre a la policía, ya sea para un secuestro como para robar un auto en la calle o de un garage. Se hacía por cuestiones técnicas, porque como se operaba disfrazado, de civil, muchas veces se terminaban enfrentando entre las mismas fuerzas, fuerza contra fuerza. Entonces se avisaba que tal día, a tal hora, tal lugar era zona de operaciones y no debía circular por ahí ningún móvil policial. 

-Y si alguien llamaba a la policía, ¿qué pasaba? 
-No iba, no se daban por enterados. La ciudadanía estaba totalmente desprotegida. 

-Absoluta impunidad... 
-Yo me creía que era todopoderoso, porque con las cosas que uno hacía... Ir a una comisaría y pedir zona libre para robar un auto y que te la dieran. Eso te hacía sentir poderoso. La policía no podía hacer nada. 

-¿Eran habituales los robos de autos? 
-No. Los fabricantes entregaban gratuitamente autos al Ejército: Peugeot 504, Dodge 1500 y Falcon. Los famosos Falcon eran regalos de la Ford. 

-Pero se supone que eran para uso legal. 
-Claro. Los inscribían, le ponían patente, como corresponde. Todo bien asentado. Después le sacaban la patente o la cambiaban por la de un auto robado y los usaban para los operativos. Se podía hacer cualquier cosa. Más de una vez vi autos oficiales en enfrentamientos. 

-¿Por qué había que robar autos si tenían los propios? 
-No sé, sería para abaratar costos. 

-¿Qué pasaba después con esos autos? 
-Iban a parar a los grandes desarmaderos que tenían los gitanos en la ruta 8, como iban ahí también los coches que se traían como botín de los operativos. Había tantos autos. Ponían desarmaderos, venta de autos, hasta venta de armas. Una sola vez me regalaron una pistola; era una 22, que después vendí porque necesitaba guita. Fue cuando se hizo el allanamiento al ministerio de Bienestar Social, yo estuve. 

-¿Buscaban las armas de la Triple A? 
-Y las encontramos. De los sótanos del ministerio sacamos más o menos 1500 pistolas 9mm, las que había comprado López Rega (3), nuevas. También cargamos, entre otras cosas, las famosas ametralladoras Ingran, un fierrito hermoso, con silenciador. El general Santiago Riveros se quedó con una de ellas, y la llevaba permanentemente en el bolsillo. Era un déspota, un sinvergüenza. 

-Ibañez, usted mencionó que ciertas operaciones se hacían para obtener dinero. ¿Recuerda alguna de ellas? 
-Recuerdo a un empresario importante de la zona de Tigre. Se ve que tenía una distribuidora grande, sería de frutas, madera, no sé. Era un gran distribuidor, con mucha plata. Todo esto que te cuento es "oreja radar", por lo que se escuchaba que estos tipos hablaban. A mí no me decían nada, yo para ellos era una especie de sirviente. Bueno, se ve que a este hombre le inventaron alguna cosa, o lo habrán amenazado, porque había chequeras de él y de varios más que los de Inteligencia se pasaban entre ellos. 

-¿Se pasó del secuestro político al extorsivo? 
-Cuando se terminó con la subversión ya no importaba más si el secuestrado era cura, montonero, del ERP, empresario o militar. Se trataba de afanar, prenderse a los botines. ¡Cuánta gente salió parada de ahí, cuántos se hicieron millonarios! 

-Me preguntaron por una pareja de gente mayor, de unos 55 años, que pasó por el campo.
-No eran tan viejitos; había gente de más edad, hasta de 70 años calculo yo, aunque eran los menos. 

-¿Tenían alguna vinculación con la guerrilla? 
-Seguramente tendrían alguna vinculación. -Este matrimonio era de Caballito. Una patota fue a buscar a su hija y como no la encontraron se los llevaron a ellos. 

-¿Se los llevaron a los dos y no aparecieron más? 
-No aparecieron más. 

-¿Ellos sabían en qué andaba su hija? 
-No lo sé. -Mucha gente se perdió así, sin tener nada que ver. -Esta familia tenía una tintorería. A los dos días del secuestro llegaron unas personas que cargaron todas las instalaciones del negocio en un camión y se las llevaron. 

-Se llevaron toda la tintorería... ¿era un camión verde? 
-No sé, pero los secuestradores vestían uniforme verde, del Ejército. -No recuerdo ese episodio. -También se hicieron firmar autorizaciones de extracción bancaria y se llevaron todo el dinero que tenían en el banco. -Les intervinieron la cuenta del banco. -Después se llevaron los dos autos de la familia y todo lo que tenían adentro de su casa. 

-¿Qué autos eran? 
-Un Dodge 1500 y otro cuya marca desconozco. Al hombre también lo obligaron a firmar unos cheques. -Es lo que yo te contaba. Había oficiales que obligaban a los prisioneros que tenían auto a firmar el formulario de transferencia para quedarse legalmente con esos coches. Yo conocí a un tipo, al que después le dieron de baja, que en ese tiempo era teniente primero de ingenieros. Se hizo firmar la transferencia del auto de un detenido para quedárselo él. Creo que era un Renault 12 break de color verde metalizado. Eso lo sé. Con respecto a la tintorería, yo no me acuerdo... Pero hubiera habido ropa para todos. El botín menor era repartido. -Se llevaron las máquinas. -Seguramente. Esos tipos eran una verdadera banda de piratas. Era un descontrol total. Nadie podía para todo eso. Ni el presidente, hasta al mismo Videla se le escapó de las manos. 

-¿Se llevaba algún control del dinero secuestrado a las organizaciones guerrilleras? 
-Cuando cayó detenida la "Negra" (4), yo estaba de turno y la vi entrar. Estaba vestida con un jean y una camisa arremangada. Tenía el físico de un hombre; yo pensé que era un hombre. Y en el jean, que se usaba con una botamanga gruesa, tenía escondidos cuatro millones de pesos de esa época. ¿Te acordás? Esos billetes grandes, colorados como un tomate. De esos tenía cualquier cantidad. Creo que eran como cuarenta mil dólares, ¿puede ser? De esa plata nunca más se supo. Se la quedaron los interrogadores, como todo lo demás. La plata grande la manejaban Riveros y Verplaetsen. -Al final, lo importante era la plata. -Entre los Grupos de Tareas se robaban los blancos, para llegar antes que los otros al botín. 

 

 

 

 

 



(1) "Hacer" significaba robar. 


(2) Pantera era el apodo de un suboficial del Ejército que integró la dotación de personal militar asignado al centro de detención clandestino de Campo de Mayo. 


(3)
José López Rega, ex secretario privado de Juan Domingo Perón, asumió en 1973 como ministro de Bienestar Social. Fue uno de los fundadores e ideólogos de la organización ultraderechista conocida como Triple A, que tenía su base de operaciones en el subsuelo del ministerio que estaba a su cargo. 


(4)
Se trata de una prisionera. Ver capítulo 7: "Impunidad operativa".

 

 

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