ANCLA

por Natalia Vinelli

 

 

Introducción

 

"Con una máquina de escribir y un papel
podés mover a la gente en grado incalculable.
No tengo la menor duda".

Rodolfo Walsh
Marzo de 1970

 

La Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) es, a nuestro entender, una de las experiencias de difusión clandestina más interesantes -y a la vez desconocidas- de nuestro país. De estructura artesanal y alimentada sobre la base de información Popular, ANCLA funcionó como una herramienta política ofensiva en el marco de la resistencia a la última dictadura militar (1976-1983).

La agencia dependió del Departamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros y como tal fue parte de una política integral, al margen de la cual no puede entenderse. Sin embargo, funcionó con una aparente autonomía respecto de la organización: en otras palabras, se encuadró en un criterio de subordinación estratégica y autonomía táctica que "le brindó un amplio margen de libertad de acción para actuar frente a la coyuntura. Los fundamentos de esa práctica política deben buscarse en su propia razón de ser, que responde, a su vez, a un triple objetivo: propiciar la participación popular en el proceso comunicacional en tanto fuentes y retransmisores de la información; oficiar como medio de contrainformación y, finalmente, funcionar como instrumento de acción psicológica contra el poder económico y militar.

El carácter ofensivo no solo está dado por la apuesta a la organización en una situación opresiva, sino también por su definición como herramienta de contrainteligencia. Es por eso que tanto Rodolfo Walsh como los integrantes de su ámbito (1) decidieron no "pegar" directamente la agencia a Montoneros, buscaron como nombre una sigla capaz de generar confusiones y cuidaron la redacción de los cables, de modo tal de mantener difusa su identidad política y proteger o generar suspicacias en torno a las fuentes.

Esta práctica recuerda un postulado de Paolo Fabbri, aquel que dice que "sabiendo que te controlo me darás indicios tales que harán ciertamente que semejante control no controle nada" (2). Por un lado, la agencia necesitaba de cierto margen para mantener sus servicios, dado que el Departamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros no escapaba a la atención de la represión. Por el otro, ANCLA necesitaba cubrirse con una identidad difusa para actuar dentro de los bloques de poder, tendiendo a romper su unidad coyuntural.

De todas formas hay que hacer una importante salvedad: Fabbri se refiere al caso de doble agente o espía y por ese motivo establece que el secreto estratégico es una escalada móvil ascendente que se rige por un código de apariencias permanentes, donde al fin de cuentas se pierde el objeto central que necesitó la cobertura del secreto (3). Como veremos a lo largo de esta investigación, en el caso que nos ocupa el recurso al secreto es totalmente a la inversa, puesto que es el objeto del secreto, la información, lo esencial y lo que nunca ha de perderse durante el funcionamiento de ANCLA.

Esa "obsesión por la verdad", tan presente en la figura de Rodolfo Walsh (en cierta forma el ideólogo de la agencia), recorre todo el trabajo de ANCLA. Walsh combatió a la dictadura hasta el último momento de su vida. No fue el único: muchos merecen ese lugar en la memoria. El 25 de marzo de 1977, un día después de enviar a las redacciones del país su "Carta de un escritor a la Junta Militar", cayó en una emboscada tendida por un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada. Tenía su pistola calibre 22 y se defendió hasta que las balas enemigas lo alcanzaron. El 9 de enero había cumplido 50 años.

Las bases programáticas de ANCLA, además, remiten a las anteriores experiencias de difusión popular donde Walsh participó. Todas ellas responden a un criterio amplio, síntesis de una prensa pensada como instrumento de combate en la tradición latinoamericana y como herramienta de información, discusión política y organización en la teoría leninista. Walsh era un apasionado lector y buscó, en la propia práctica, sistematizar un conocimiento a fin de cuentas colectivo.

En Prensa Latina y junto al periodista argentino Jorge Masetti (4), se empeñó en contrarrestar la "catarata de basura informativa" de los medios de comunicación transnacionales. El trabajo sostenido logró la colaboración de reconocidos políticos e intelectuales y la agencia cubana pudo, así, establecer numerosas corresponsalías. Asimismo, desde las páginas del Semanario CGT se desprendieron numerosos llamados a que cada fábrica cumpla con un corresponsal y a que trabajadores y organizaciones políticas se sumaran a las tareas de distribución, donde se destaca el rol organizador del periódico. Finalmente, el diario Noticias -perteneciente a Montoneros pero organizado como empresa periodística-, se presentó como una prensa independiente que, sin decirse claramente partidaria, apuntó a llegar masivamente al pueblo.

ANCLA no fue una excepción a estos criterios, como tampoco lo fue la otra herramienta que Walsh creó durante 1976, la Cadena Informativa. Ambas eran estructuras políticas que respondían a una línea, pero que -al mismo tiempo- no se presentaban como órganos oficialmente partidarios ni se circunscribían al éxito de una operación. Esa tarea le correspondía a Evita Montonera y a El Montonero. Eran ellos los responsables de propagandizar la línea del partido, "Ia única empresa regular que haga el balance de toda la actividad en sus aspectos más variados" (5). La agencia, más bien, daba batalla en el terreno de las apariencias.

Para especificar tanto forma como función, ANCLA necesitó una evaluación de la etapa política que funcionara como anclaje de sentido. Ese lugar de reconocimiento fueron los documentos internos de Walsh, "papeles de la resistencia", presentados para el debate a la dirección de Montoneros y que representaban la postura crítica de un sector de la organización. Si bien no se trata de una derivación cronológica, los documentos actuaron como su matriz ideológica y de su análisis de la realidad se desprendieron los métodos de lucha más adecuados para enfrentarla: en este caso, la construcción de órganos descentralizados de difusión clandestina que permitieron sobresaltar a las Fuerzas Armadas y a los grupos económicos, gracias a un análisis exhaustivo de la prensa legal, a las "escuchas" por interferencias a las redes de comunicación del aparato represivo y, fundamentalmente, a que muchas personas superaron el terror para contar lo que habían visto u oído.

La agencia, entonces, se enmarcó en una convocatoria a la resistencia contra el régimen. Según Rodolfo Walsh, se habla de resistencia cuando se "cuestionan los efectos inmediatos del orden social, incluso por la violencia, pero al interrogarse por el poder, responde negativamente porque no está en condiciones de apostar por él. El punto principal en su orden del día es la preservación de las fuerzas populares hasta que aparezca una nueva posibilidad de apostar al poder. La obtención de ese objetivo de supervivencia está ligada a la desaceleración del enfrentamiento militar y a la aceleración del enfrentamiento político".

En cambio, también en palabras de Walsh, la guerra es "centralizada, homogeneizada a través del funcionamiento partidario y dependiente de un aparato especializado. La organización de la resistencia se basa en grupos reducidos e independientes cuyo nexo principal es la unidad por la doctrina" (6). Para Daniel James, por otra parte, la resistencia es "una heterogénea mezcla de actividades de distintos tipos (...) un variado conjunto de respuestas que iban de la protesta individual en el plano público hasta el sabotaje individualmente efectuado y la actividad clandestina (...) La motivación general que impulsaba estas diferentes formas de resistencia al régimen militar puede ser entendida como un rechazo del nuevo régimen político y lo que implicaba en materia social y política. Sin embargo, acciones como la colocación de bombas y el sabotaje eran inspiradas también por un abrumador sentimiento de desesperación" (7).

En ese sentido, la agencia buscó romper la tradicional polaridad donde un emisor fuerte se dirige en forma unidireccional a una masa anónima de receptores pasivos: a partir de la distribución de sus cables apeló a que cada receptor se convierta en un nuevo emisor, generando una cadena de información que sin duda desafió al silencio. Esta práctica es parte de la discusión sobre medios alternativos de comunicación presente en aquellos años en toda Latinoamérica."

Pero la política de información de ANCLA tampoco fue ajena a los llamamientos a la participación publicados en forma de artículos o consignas en la prensa oficial de Montoneros. En muchas ediciones de Evita Montonera se resalta que "hay que ganar la batalla de la información y la propaganda", y se caracteriza a la gran prensa diaria como un espacio de "periodistas venales y corruptos (que) nos someten todos los días a un cúmulo de informaciones falsas. Esas informaciones falsas o tergiversadas responden a los intereses de los oligarcas y grandes capitalistas" (8).

A la manera de las octavillas clandestinas presentes en los textos de Lenin o de los pasquines ilegales que surgían con el descontento popular durante la época colonial de la América Hispana, el trabajo de información y propaganda intentó abrir medios de comunicación donde "el pueblo empieza a escribir sus propias noticias, y a ordenar la información que llega a sus oídos". De lectura fácil y rápida, estas "octavillas" alentaron "su reproducción por cualquier medio y de cualquier forma".

Lo cierto es que Walsh participó durante algún tiempo de la estructura de prensa de Montoneros (junto a su amigo el poeta y militante Francisco Urondo). Más tarde, en Informaciones e Inteligencia, encaró proyectos que incluían la comunicación y contó con espacios en las páginas de Evita Montonera para plantear vías de acción. A esto se debe la semejanza en tanto modelo comunicacional entre ANCLA, Cadena Informativa y algunos de los espacios recreados desde la Secretaría de Propaganda, que incluyeron hojas zona les, cintas grabadas e interferencias a los canales de TV y radio.

ANCLA, en síntesis, venía a representar la necesidad de contar con un medio eficaz para la circulación de información en un momento de tenaz bloqueo informativo. También, la necesidad de un instrumento político de contrainteligencia: un espacio disimulado que, a la vez de informar, dirigiera buena parte de sus esfuerzos a actuar dentro del corazón mismo del poder. En otras palabras, se trató de una estructura comunicacional que involucró tanto la representación como la acción, tomando parte activa en la lucha de resistencia al régimen.

En la construcción de una identidad diferenciada se dejan entrever, también, sus objetivos: ya en el Plan de Operaciones (9) de 1810, escrito por el secretario de la Primera Junta Mariano Moreno y con la colaboración del vocal Manuel Belgrano, estaba presente el recurso a la comunicación como forma de lucha psicológica contra el enemigo. El texto dice: es necesario montar una oficina de "seis u ocho sujetos que escriban cartas anónimas, fingiendo o suplantando nombres y firmas (...) y (aunque) protesten que son imposturas (... y) por muchos alegatos que impongan, nunca podrá dejar el gobierno (...) de mirarlos como sospechosos (... Así) podremos sacar mucho fruto, sembrando entre ellos mismos la semilla de la discordia y la desconfianza"  (10).

Por último, queremos aclarar que este trabajo no pretende agotar el tema sino, por el contrario, comenzar a abordarlo. La investigación, que en muchas de ocasiones pareció un rompecabezas con piezas difíciles de encontrar, varió sus hipótesis a medida que los testimonios de los actores de aquellos años aportaban mayor información. Por ese motivo, en principio partimos de la base de una agencia noticiosa que desde la clandestinidad denunciaba las violaciones a los derechos humanos; mientras que a poco de comenzar nos encontramos con una verdadera estructura política que estaba en relación con un llamamiento a la resistencia para combatir a la dictadura, tanto en el terreno político como en el militar.

Este trabajo es un intento de reconstrucción de una parte de la historia que aún no está saldada y que se proyecta sobre el presente en sus logros y fracasos. De ahí que los testimonios estén irremediablemente mediados por la reflexión y los posicionamientos políticos actuales de cada uno de los actores de aquella época, tras 25 años de la derrota de la experiencia revolucionaria de los años '70 en nuestro país. Por lo tanto, no es extraño que abunden contradicciones en el recuerdo de un período tormentoso y que éstas se traduzcan, a la vez, en errores de tiempo o forma que no supimos apreciar durante la investigación: ANCLA, en tanto elaboración colectiva, ofrece entonces múltiples miradas. Esta no es más que un intento de síntesis de algunas de ellas. 

 

 

   

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Notas

1 Estructura organizacional de Montoneros. Walsh era el responsable del ámbito que llevó adelante ANCLA, entre otras tareas militantes relacionadas a información e inteligencia.

2 Cfr. Fabbri, Paolo (1995).

3 El autor plantea que un espía disimula su condición. El que lo descubre, a su vez, deberá aparentar que no maneja ese dato. Pero si el espía toma conocimiento de esa realidad, deberá manejarse dando datos falsos sin que el otro se de cuenta. Y así sucesivamente en una escalada ascendente y móvil en la que el objeto inicial se pierde, porque a partir de aquí, lo que va a importar son las apariencias.

4 Jorge Masetti llegó a Cuba para trabajar una nota periodística sobre la guerrilla castrista. En el curso de su investigación entrevistó a Ernesto Guevara y a Fidel Castro en Sierra Maestra. A poco de regresar a la Argentina decidió que su rol de periodista no podía estar escindido de la lucha por la liberación latinoamericana. Volvió a Cuba y prestó sus servicios en la dirección de Prensa Latina. En ese entonces fue cuando surgió la idea, discutida con Guevara, de instalar un foco guerrillero en Salta. AIIí, con el nombre de Comandante Segundo, lideró el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP). En 1964, acorralado por las fuerzas represivas, Masetti desapareció en la espesura de la selva.

5 Cfr. Lenin (1972).

6 Cfr. Rodolfo Walsh. En Baschetti (1994).

7 Cfr. Daniel James (1990). El autor se refiere a la primera resistencia peronista.

8 Cfr. Evita Montonera, año II, nro. 17, abril de 1977.

9 Belgrano fue elegido por la Junta para redactar, "en comisión secreta", un plan de acción revolucionaria. Hacia el 15 de julio de 1810 presenta un borrador, con aspectos básicamente económicos. EI 18 de julio, en votación secreta, la Junta encomienda a Moreno la elaboración de un Plano de Operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia. El informe se conoce por copias encontradas en el Archivo de las Indias de Sevilla, y dado su impactante contenido inició una polémica acerca de su autenticidad.

10 Mariano Moreno: Plan de Operaciones. En Augusto Fernández Diaz: "El supuesto plan de Mariano Moreno", artículo publicado en el Anuario del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional del Litoral número 4: De la Colonia a la Emancipación, Rosario, 1960. El párrafo citado refiere al plan de toma de Montevideo.

 

   

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