El “Rincón de Campana” no era una isla

Sobre ausencias y exilios

 

La “representatividad social”

“...-¿Qué enseñanzas dejó el exilio?...
...-Nos enseña sobre todo que el tiempo histórico no coincide necesariamente con el de nuestra vida personal, que el ritmo del pueblo no es necesariamente el que uno quisiera, que la historia se toma su tiempo para cambiar... Creo que te enseña a reubicarte, aprendés que vos sos un pedacito nomás de una cosa mucho más grande que vos...”
(reportaje de Juan José Salinas a Eduardo Galeano en revista “El Porteño”:junio de 1984)

“¿Por qué lucha el Ejército Argentino?... Para poder vivir en LIBERTAD... Para que se practique la AMISTAD sin desconfianza...”
(fragmento de comunicado en “La Defensa Popular” del Grupo de Artillería 101 del 01-09-77

 

Disueltos los cuerpos deliberativos de la democracia,tanto como la prohibición de la actividad política en todo el país (Campana, ”la isla”, incluída), la necesidad de interlocutores en el campo social no se hizo esperar por parte del gobierno “de facto” municipal  para lo que  comienzan a  adquirir relieve y significación el “Club de Leones” o el “Rotary Club”, tanto como las sociedades de fomento,indispensables para concretar las políticas municipales hacia nuestros vecinos barriales, creciendo entre las instituciones intermedias de sectores medios la “Asociación Dante Alighieri”, a través de un rol socio-cultural con el cual su presidente, Bin Turi, consolida también la figura empresarial de su esposo, que detentara un estrecho contacto con el poder político-institucional a nivel local durante la gestión Amor; adonde confluye también la ascendencia que el CUCI (hoy CUCEI) tiene a nivel comunitario, al ser la institución que nuclea a empresarios y comerciantes locales.

Mientras el poder militar “poblaba” la actividad comunitaria,no sólo a través de comunicados y proclamas en la prensa (que figuran en el “Apéndice”), sino que también daban “charlas disciplinarias” (13) en escuelas del distrito a cargo del Área Conjunta 400; otro de los sectores hegemónicos locales brindaba explicaciones (a través del Obispo Espósito Castro)públicas en “La Defensa Popular” por la presencia del padre Jorge Breazú (de significativa trayectoria en la ciudad de Zárate), en la medida que su concurrencia  provocó que en “carteles y panfletos anónimos” (14), se lo sindicara como “subversivo”, en momentos en que visitaba la ciudad vecina proveniente del destino que le habían dado en la Diócesis de San  Nicolás;destacando el Obispo, entre otros puntos, que en lo referido al calificativo de “subversivo” que atribuían al sacerdote, ”...El Padre Jorge Breazú ha sido acusado algunas veces ante este Obispado de cargos o sospechas similares de la índole referida anteriormente,pero nunca se lo hizo en forma fehaciente y actual de modo que justificara una sanción eclesiástica. Por eso mismo dicho sacerdote no ha sido penitenciado, ni sancionado canónicamente...” (15), lo que contribuye a ocultar las desaveniencias y/o controversias que  suscitaba la actividad pastoral de alguien que no era ajeno a los postulados de una Iglesia que no era igual en la base y en la cúpula. Y es en función de las excepciones a las diferencias dentro de las autoridades ecleciásticas que no resulta descabellado hipotetizar en lo referido a la discutible actitud de la Iglesia durante el Proceso, que la conducta de los obispos  en sus diócesis presentaba matices más que significativos,sobre todo en el caso del Obispo de la vecina ciudad de San Nicolás (en la que estaba asignado el padre Breazú), Monseñor Carlos Ponce de León, que era responsable en una región mentada como “Cordón Rojo de la Ribera del Paraná”; lo que no fue impedimento para que su actitud fuera de compromiso y defensa ante las atrocidades de la dictadura; a punto tal que la oscuridad en torno al accidente fatal en el que, el 11 de julio de 1977, perdiera la vida ha sido rescatado del libro “Nunca más” por el Dr. Emilio F. Mignone: ”...El prelado se dirigía a la capital federal con su colaborador Víctor Martínez con el objeto de llevar documentación a la nunciatura relativa a la represión ilegal (secuestros y torturas) implemantadas en la diócesis de San Nicolás y también en Villa Constitución, provincia de Santa Fe.... Víctor Martínez recuerda que el obispo de San Nicolás después de asistir al entierro de monseñor Angelelli, obispo de La Rioja, había comentado en una reunión: 'ahora me toca a mí'.” (16)

En otro sentido, el exilio que en Campana significó la ida de unos y la venida de otros que urgidos por los tiempos políticos que acotaba el Proceso retornaron al pago chico en busca de un lugar en el mundo que estaba siendo arrasado por el aparato represivo en los sindicatos o en las universidades.Otros “campaneros” partieron al exilio y a su llegada se pusieron a trabajar en comités de exiliados políticos; buscando mantener la memoria de la desmemoria colectiva que imponía el Proceso y sus representantes locales para los que Campana seguía siendo una “isla”.

Isla que fagocitó cualquier alternativa progresista que pudiese ser encarnada por ciudadanos comprometidos con la militancia política o social residieran o no en nuestra ciudad;para lo cual ya narramos suscitamente lo ocurrido a vecinos del ámbito profesional que en el ’75 fueron detenidos, producto (según hipótesis) de figurar en una “lista” que circuló por aquellos años y que motivara la publicación de una carta en la que se reafirmaba la calidad ética y moral de los ciudadanos detenidos y que fuera refrendado y promovido, entre otros,por el trágicamente fallecido escritor y poeta Ernesto Francica y firmada también por el polémico y apreciado dirigente Esteban “Bocha” Yaquemé, recientemente fallecido.

Sin dudas, la espiral represiva se intensificó desde el golpe,a punto tal que militantes o dirigentes políticos de Campana que realizaban su actividad en Buenos Aires u otro lugar,recibieron en sus casas familiares la “visita” de los servicios que los buscaban, para lo cual también debía existir una estrategia de salvaguarda que incluyera a los familiares (padres, tíos, primos, etc.) del “buscado”, ya que debían manejar una situación que se salía de todo cauce en la que les iban a pedir información sobre la persona buscada,por lo cual todos debían atenerse a dar la misma versión a los servicios; sumado a lo cual debían poner en conocimiento al “buscado” sobre lo ocurrido, producido el allanamiento de la casa familiar, recurriendo a la utilización de contraseñas que alertaban sobre el hecho; valiendo como ejemplo una de las contraseñas utilizadas para que alguien resolviera cómo continuaría su vida: ”¿Fuiste a París...?, ¿...subiste la escalera del «Jorobadito»?”, significó que un campanense siguiera con vida y pudiera, con el tiempo, retornar con su gente.

En el ámbito gremial, el retiro de la actividadad por parte de R.A. Luque como Secretario General de la UOM/Campana, no impidió que la actividad sindical siguiera centrádose en los aspectos sociales, que se mantuvieron con la conducción de otros integrantes de la Directiva (Riedel, Fernández, Villanueva, entre otros), que contrastaba con lo ocurrido en otro gremio en donde se registra la desaparición del dirigente gremial Rómulo “el Cholo”  Moreno (20/09/77),quien en la década del ’60 desarrollara una intensa actividad gremial ,en la denominada “comisión de Gestión” de la planta de la Esso, y  sindical, como Secretario General de los Petroleros de Campana y que perfilara un modelo de gestión gremial diferenciado del que tenía vigencia en ese momento, sustentado en la militancia sindical identificada con el justicialismo; trabajo gremial el de Moreno que implicaba cumplir con su turno de trabajo en fábrica y marcar tarjeta para luego sí, dedicarse a la actividad en el gremio petrolero.

Desde ya tales características no impidieron su despido y de los otros trabajadores de la “comisión de Gestión” porque “no eran ninguna garantía para la empresa” (17) en el año 1968 y si bien Moreno se dedicaba en los ’70 a la actividad de seguros en la ciudad de Zárate,mantenía (con mayor o menor frecuencia) relación con ex-compañeros de trabajo que conocían de su solidaridad y hombría de bien, tal como lo patentizara con su actividad gremial que resulta paradigmática de evocar en estas breves líneas.

El año 1977 en sus postrimerías asiste a la inauguración del Complejo ferrovial Zárate-Brazo Largo, para lo cual no falta quien haga votos por el Proceso, ”... pues ante todo somos argentinos y a pesar de haber sido víctimas de una subversión ya exterminada por los guardianes de la Patria, somos un pueblo de paz,que espera,que cree fervientemente en el proceso que ha encarado el actual gobierno, que tiene fe en Usted, teniente general Videla,por ser el hombre elegido para la conducción de dicho proceso, como así también en todos los hombres y mujeres que diariamente trabajan para una Patria grande y poderosa...” (18).

Patria chica y no tan poderosa la nuestra,que seguía hegemonizada por un “bloque civil” que se expresaba desde las instituciones que consignáramos y que, en contados casos,cobijaban inquietudes progresistas que de otra forma se hubieran dado de bruces con un poder político en el que la hipótesis de que  desconocía lo que ocurría con los hechos de las desapariciones resultaba falsa,en la medida que, según hipótesis, se prohijaba el asentamiento y continuidad de individuos de la comunidad gitana que “reducían” el botín que los servicios lograban en sus depredaciones;lo que resulta difícil fuera desconocido por funcionarios municipales que autorizaban o denegaban la permanencia de las distintas tribus que componían una comunidad con una historia de persecuciones y desarraigos que si bien resulta válido se integrara a la comunidad campanense, seguía despertando recelos en algunos sectores que, paradógicamente, aceptaban el nomadismo gitano según convenga a sus intereses.

 

 


Notas

(13) Diario “La Defensa Popular” del 20/10/77: pág. 9

(14) Diario “La Defensa Popular” del 16/09/77: pág. 3

(15) Idem (12)

(16) En “Iglesia y Dictadura” -pág.208: cit. en Bibl. gral.

(17) Afirmación atribuida al responsable de anunciar los despidos (el Ing. Oppicci) a la “comisión de Gestión” de la planta Esso (testimonio oral registrado para el presente trabajo)

(18) Diario “La Defensa Popular” del 14/12/77: pág. 3.

  

  

 

   

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