Informe sobre la situación de los 
detenidos-desaparecidos judíos durante 
el genocidio perpetrado en Argentina (continuación)

Elaborado por el Centro de Estudios Sociales de DAIA

 

Conclusiones

 

En función de todo lo expuesto, pueden inferirse, entonces, algunas conclusiones. La dictadura militar instaurada en el país entre 1976 y 1983 realizó un genocidio que afectó a diversas fracciones de la población argentina. Más allá del impacto general de esta práctica, puede señalarse sin lugar a dudas que la misma tuvo fuertes connotaciones antisemitas, que no pueden ser adjudicadas a la acción de algunos represores específicos sino que se trató de una acción institucional, con presencia en la mayor parte de los centros de detención y de los operativos de secuestro y con características peculiares (por ejemplo, la búsqueda de información sobre el funcionamiento de organizaciones judías) que devela un nivel de sistematicidad y planificación inimaginable como producto de la acción individual, y sólo comprensible como parte de una decisión institucional. 

Estas connotaciones antisemitas del proceso genocida se expresaron en las diversas modalidades de "tratamiento especial" a judíos (durante la detención, en las sesiones de tortura, en los interrogatorios), en el elevado número de víctimas judías y en la apropiación, por parte de los organismos de represión, de las prácticas, simbologías y emblemas del nacional-socialismo. 

Cabe dedicar un párrafo más a esta última cuestión. Resulta francamente sorprendente contrastar la metodología del genocidio desplegado por el nazismo con la metodología del genocidio en Argentina: en ambos casos, se buscó el ocultamiento de los cuerpos, la negación del nombre de las víctimas, la despersonalización durante el tiempo de detención, la búsqueda de deshumanizar y degradar a las víctimas, el intento por "quebrar" sus últimas resistencias físicas, psíquicas y morales como requisito para su destrucción. Pero esta apropiación de las prácticas del nazismo no sólo se observa en las características implícitas de la operatoria sino en la explicitación verbal o simbológica de esta apropiación. Los numerosos testimonios sobre la presencia de svásticas en algunas salas de tortura o centros de detención, la autoadjudicación de identidad "nazi" por parte de muchos de los represores, la constante referencia a los campos de exterminio nazis por parte de quienes reproducían sus prácticas, no hacen más que reafirmar que esta apropiación fue absolutamente intencional y explícita. 

Por último, la D.A.I.A. convoca, a través de este Informe, a todas aquellas personas y/o instituciones que cuenten con información que pudiera enriquecer el trabajo de investigación sobre esta temática o a todos aquellos que no hubieren presentado la denuncia ante otras instancias a hacerla llegar al Centro de Estudios Sociales de nuestra institución o a acercarse personalmente para dialogar con nuestros investigadores. 

Dice Josef Yerushalmi, investigador israelí, con respecto a la transmisión de la memoria que: " (...) cuando decimos que un pueblo recuerda, en realidad decimos primero que un pasado fue activamente transmitido a las generaciones contemporáneas a través de lo que en otro lugar llamamos ´los canales y receptáculos de la memoria´ y que Pierre Nora llama con acierto ´los lugares de memoria´, y que después ese pasado transmitido se recibió como cargado de un sentido propio. En consecuencia, un pueblo ´olvida´ cuando la generación poseedora del pasado no lo transmite a la siguiente, o cuando ésta rechaza lo que recibió o cesa de transmitirlo a su vez, lo que viene a ser lo mismo." 

Hacemos un llamado a todos aquellos que cuenten con información (por diversa que sea) sobre lo ocurrido en la Argentina de aquellos años, a ejercer su responsabilidad de transmitirlo, como herramienta indispensable para evitar y combatir su reiteración. 

 

 

Indice General del Informe