Tiempo de Tranvías

Memoria Debida

 

 

Aparecieron cerca del mediodía, en formación, y picaron sobre la casa rosada y la plaza de Mayo. En las alas llevaban pintadas las anclas de la Armada y desde esas alas partía el fuego de ametralladoras. Una bomba cayó sobre la casa de gobierno y no explotó; otra detonó sobre un trolebús y una catarata de muertos y heridos cayó sobre la calle desde el interior del vehículo destrozado. Otra bomba explotó sobre el ministerio de Guerra mientras el fuego de las ametralladoras de los aviones mataba y hería gente desarmada.

La aviación naval, en su intento de matar a Perón, mataba civiles inermes desde la seguridad impune de aviones de combate.

Además del ataque aéreo, el ministerio de Guerra, donde se refugió Perón, fue atacado con fuego de fusiles y ametralladoras desde las inmediaciones del ministerio de Marina. A las 15.13 horas los marinos izaron bandera blanca con intención de parlamentar, pero los aviones continuaban el ataque sobre la plaza donde enfermeras y médicos retiraban muertos en camiones y heridos en ambulancias. Los generales Juan José Valle y Carlos Wirth se desplazaron hacia la bandera blanca del ministerio de Marina, pero ésta fue arriada velozmente y el fuego de fusiles los obligó a refugiarse primero y a regresar al ministerio de Guerra.

Continuó el combate entre la infantería de marina y tropas del ejército hasta las 17.03, hora en que los marinos se rindieron: 36 aviones aterrizaron en el Uruguay con 90 tripulantes.

Pese a la magnitud del acto subversivo y a que el Código de Justicia Militar disponía la pena de muerte para la "rebelión seguida de muerte", no hubo fusilamientos. Dijo Perón en su discurso de las 18,00 de ese día terrible: ..."Esos soldados que hoy combatieron por el pueblo argentino son los verdaderos soldados. Los que tiraron contra el pueblo no son ni han sido jamás soldados argentinos; porque los soldados argentinos no son ni traidores ni cobardes, y los que tiraron contra el pueblo son traidores y son cobardes."

Faltaba todavía más traición y más cobardía. En junio de 1956, durante el gobierno de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón, un levantamiento militar contrarrevolucionario con apoyo civil fue derrotado en pocas horas. Se dictó la ley marcial y fueron fusiladas 400 personas, de acuerdo al libro "Historia y presente de la pena de muerte", de Alfredo Bravo. Entre los asesinados militares estuvo el jefe del levantamiento, general Juan José Valle. Este hombre fue el oficial que concurriera a parlamentar con los marinos durante el alto el fuego del 16 de junio del año anterior. Valle había salvado su vida cuando los infantes de marina violaron la tregua y la perdió frente al pelotón de fusilamiento de un gobierno ilegítimo.

El general Pedro Eugenio Aramburu –asesinado 14 años después- presidente provisional y responsable de los fusilamientos, calificó a la intentona contrarrevolucionaria peronista como "de cabeza comunista y cuerpo aliancista-peronista" y dispuso que el 12 de junio a las cero horas cesara la aplicación de la pena de muerte. Pero los crímenes realizados desde ese gobierno ilegal serían un punto de partida para la violencia de los años siguientes.

Mientras tanto, en el Colegio Militar, los cadetes eran educados con manuales muy bien impresos en el extranjero y titulados "COMUNISMO O DEMOCRACIA". Desfilaban con la música de la "Marcha de la Libertad" y se los instruía en "combate en localidades" mediante películas norteamericanas dobladas al español. Algunas de las películas de "combate" enseñaban "cómo disolver manifestaciones". Estaba prohibido nombrar a Perón hasta en las clases de historia.

La mayor muestra de eficiencia militar de la época era la preparación para el plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado). Cada cadete, soldado, oficial y suboficial integraba un "plan de llamadas" que permitía la veloz conexión telefónica entre la red para reunir en cuarteles a quienes debían cumplir con "aislamiento".

Así, en poco tiempo, las unidades e institutos militares quedaban listos para salir. ¿A qué?. Pues a ocupar "objetivos": radios, antenas, servicios de teléfonos, electricidad, gas, y cada tanto intendencias y casas de gobierno.

Ya estaba en marcha la ideología de la seguridad y en algunas órdenes de operaciones se definía como enemigo al peronismo ortodoxo y al gremialismo combativo. Y sobre esa base falsa, bajo el techo internacional del comunismo, comenzó la instrucción de contrainsurgencia y la actividad preponderante de los servicios de inteligencia hacia el interior de la población.

A comienzos de la década del sesenta se utilizaba para la educación de cadetes, aspirantes, cuadros y tropas, un "Manual de Conducción Interior", cuyo contenido completo puede verse en el Cd-rom que acompaña esta edición.