26. Discusión sobre héroes

Los laberintos de la memoria, por José Ernesto Schulman

 

 

En el libro de Julius Fucik del que les hablé, Reportaje al pie del patíbulo, una especie de biblia del preso político, se incluye un articulo interesantísimo suyo sobre los héroes. 

No lo voy a transcribir ahora, pero comparando actitudes de héroes  de la burguesía y de los revolucionarios, Fucik llega a la conclusión que el heroísmo es hacer lo necesario, en el momento decisivo, a favor de la humanidad.

Que simplemente es hacer lo que hay que hacer, sea el momento que sea, a favor de la lucha por el fin de la prehistoria humana, es decir por la abolición del capitalismo entendido como una civilización.

Que no hay ningún heroísmo en las acciones de la derecha  por más audaces o impactantes que puedan mostrarse en televisión; y que pocas veces el heroísmo tiene esa impronta cinematográfica que tratan de inducir como el único modo de existencia del heroísmo. Y que a veces hasta nosotros aceptamos como veraces.

Lo que intento es separar el heroísmo de algunas idealizaciones que se han hecho sobre el propio Che. Porque si recuerdo bien, es el mismísimo Che quien grita no me maten, soy el Che y les valgo más vivo que muerto en una conducta que los dogmáticos dirían impropia de un revolucionario guevarista.

Pero es que el Che no quería ser un héroe, sino simplemente ser útil a la revolución, pasara lo que pasara. Pero era un hombre y tenía miedo de morir. 

Como todos, pero como muchos revolucionarios, seguro que más que ningún otro, sabía superponerse al miedo y por eso, transcurrido el primer momento de sorpresa que todos tienen al caer en manos del enemigo, va a enfrentar su muerte con una entereza tal que aterroriza a quienes lo deben asesinar.

Algunos entendimos que hacer lo necesario a favor de la humanidad era sobrevivir dignamente, manteniéndonos útiles para la lucha revolucionaria. 

Física, pero sobre todo psíquicamente.

Política, culturalmente.

Y tomamos cada minuto de cautiverio como un gesto de militancia, pero de una militancia entendida como autodefensa frente a las agresiones del enemigo que quería el arrepentimiento, el abandono de la lucha, la traición a la identidad política que era nuestra propia identidad humana.

Y lo logramos.

Pero hubo otros, en el mismo Partido, que entendieron que su deber era salir del cautiverio, y volver sin pausa a la lucha abierta.

Yo creo que esos sí fueron héroes revolucionarios, comunistas dignos de Fucik o del Che.

 

   

 

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