Los que no están

Desaparecidos y dictadura cívico-militar en Florencio Varela (1976 – 1983)
 

 

TARANTO de ALTAMIRANDA, ROSA LUJÁN – ALTAMIRANDA, HORACIO ANTONIO

Angel Alberto Taranto   Horacio Antonio Altamiranda
Taranto, Rosa Luján   Altamiranda, Horacio Antonio

 

 

      Rosa Luján nació en Florencio Varela el 13 de Diciembre de 1956, y vivía con su mamá y con sus hermanas en el barrio La Carolina, a unas cuadras de la Iglesia de Itatí. Horacio Antonio nació el 7 de Diciembre de 1954, y en el año 1969 sus padres (Irma y Eleodoro) se mudaron junto con sus nueve hijos (incluido Horacio) a San Francisco Solano.

 

     Horacio trabajó desde muy joven; a los 17 años se desempeñaba como soldador en una fábrica de Avellaneda. A esa edad decidió irse a vivir solo cerca del Kilómetro 26, en el partido de Florencio Varela.

 

     En 1972 Rosa y Horacio se conocieron en un baile, cerca de Florencio Varela, y enseguida se pusieron de novios. Horacio se fue a vivir a la casa de Rosa, se casaron y en 1973 tuvieron su primer hijo, Cristian. Para esa época Horacio ya trabajaba en la fábrica Peugeot, sobre la ruta 2, en la que llegó a ser delegado gremial. A los 2 años nació la segunda hija del matrimonio, Natalia; y al poco tiempo decidieron comprar un terreno y edificar su propia casa en el barrio ‘Villa Mónica’, cerca de la Escuela Nº3.

 

     Rosa y Horacio eran militantes del ERP; Irma, la mamá de Horacio, cuenta que: “ yo me acuerdo que una vez le dije ‘¿vos querés arreglar el país?’ Él me miró y me sonrió. Y después me contestó: ‘no mami, yo quiero que el día de mañana papá y vos tengan una vida digna, que no sufran la vejez, quiero un buen futuro, eso queremos nosotros. Por eso luchamos’. Y yo lo miraba, no pensaba que estaba tan metido, yo pensé que me decía por decir”[1].

 

     Una noche, la pareja estaba en su casa con sus 2 hijos y con Adriana, una hermana de Rosa, cuando ingresa un grupo de personas y secuestra a Horacio, a Rosa (que estaba embarazada de 7 meses) y a Adriana, quien fue liberada a las pocas horas. El relato de los hechos es realizado por Irma, la mamá de Horacio: “El 13 de Mayo de 1977, siendo aproximadamente las 2 horas, individuos fuertemente armados penetraron en el domicilio de mi hijo y luego de revisar y destrozar todos los muebles, fue sacado encapuchado junto a su esposa Rosa Luján Taranto y a su cuñada e introducidos en dos automóviles que partieron con rumbo desconocido. El matrimonio tiene dos hijos, Cristian Adrián y Natalia Vanesa, que tenían en el momento del secuestro de sus padres 3 y 2 años respectivamente. Los niños fueron testigos del secuestro de sus padres, fueron entregados a una vecina, quien luego los entregó a sus abuelos paternos. Dejo constancia que mi nuera al momento del secuestro se encontraba embarazada de 7 meses. Todo lo expuesto se ajusta a la verdad según mi conocimiento”[2].

 

     Adriana fue liberada a las pocas horas, y fue hasta la casa de su madre para avisar de lo sucedido. Gabriela, hermana de Rosa y Adriana, cuenta que: “a ella la largaron a la madrugada, para colmo en la parte de la Carolina, a 6 o 7 cuadras de la plaza, y bueno la soltaron a ella y nosotros sentimos a la madrugada que golpean la puerta, que era mi hermana que venía diciendo que los militares la habían raptado, que la habían secuestrado, que se quedaran en el molde...”[3].

 

     Tanto la mamá de Rosa como la mamá de Horacio empezaron a buscar a sus hijos y a su nieto/a en forma separada. Gabriela Taranto cuenta que: “(mi mamá) empezó todo el trabajo este de empezar a buscar por las comisarías, hospitales, mi mamá anduvo por Ezeiza, Campo de Mayo, la ESMA, (...) hizo Hábeas Corpus, fue a hablar con Novak. Cuando vieron que mi mamá se empezó a mover digamos, ya empezamos a tener vigilancia constante, un auto a una cuadra de mi casa (...) un auto teníamos permanente cuando mi mamá me llevaba al colegio, un auto tenía ella en el trabajo (...) y cuando yo salía del colegio un auto me seguía para ver quién era el que me venía a buscar, dónde me llevaba, con quién hablaba...”[4] La mamá de Rosa no descansaba, haciendo trámites que le pudieran permitir averiguar algo sobre su hija, hasta que en dos oportunidades entraron a su casa amenazando a ella y a sus otras hijas: “... y bueno, entraron una noche (...) entraron rompiendo puertas, ventanas, revolviendo los colchones, tirando toda la ropa de los placares, rompieron todo (...) y después entraron de nuevo y dijeron que se deje de romper las pelotas ‘dejate de joder porque te vamos a hacer desaparecer la que está con el padre (una hermana de Rosa) y la pendeja ésta (Gabriela Taranto) (...) olvidate que tenés una hija desaparecida, ella está muerta’”[5]. Por esas amenazas, y por esa sentencia, la mamá de Rosa empezó a tomar recaudos y a verse limitada por el temor. Al poco tiempo de esta segunda ‘visita’, el seguimiento con los autos empezó a disminuir, hasta desaparecer, al menos de la vista de la familia Taranto.

 

     Mientras tanto Irma, la mamá de Horacio, buscando a su hijo y a su nieto, conoció a otra mujer que tenía un hijo desaparecido, y juntas se acercaron a las Madres de Plaza de Mayo: “a Madres iba todos los días”[6] y luego empezó a visitar Abuelas, “cuando estaba en la calle Uruguay iba cuando podía, después empecé a ir dos veces por semana, y después casi todos los días. Hubo un tiempo en el que dejé de venir ( de acercarse a Abuelas de Plaza de Mayo), y hace poco empecé a venir todos los días de nuevo”[7].

 

     Rosa y Horacio fueron vistos en el centro clandestino de detención “El Vesubio” *, “según los testimonios de Elena Alfaro y Susana Reyes”[8], y Rosa fue trasladada de ahí a Campo de Mayo, donde le practicaron una cesárea. Susana Reyes declaró en el Juicio por la Verdad que “(...) yo no era la única embarazada había otras (...) bueno estaba Rosa Taranto de Altamiranda, Rosita ella estaba embarazada y tuvo a su bebé antes de que yo saliera... no supo que tuvo, no lo vio, la llevaron a un lugar... supongo ahora que sería campo de mayo, parece que es donde llevaban, la cuidaban monjas me dijo cuando volvió, (...) para ella fue un golpe terrible y nos dimos cuenta... que ninguna de nosotras lo iba a ver (a su bebé) (...) ella, Rosita, vino muy mal... muy deprimida (...)”[9]. Gabriela también está enterada de que su hermana fue vista en el Vesubio, “eso lo saqué de internet por un testimonio de una señora, están todos los testimonios de personas que estuvieron detenidas en el Vesubio, una señora que habla de ella, que siempre la vio a Rosa con el marido, que cuenta cómo era el lugar, que tenían como en cuchas a las personas (...) y contaba que a ella (a Rosa) se la llevaron a Campo de Mayo y tenía 8 meses de gestación o sea porque ochomesina nació (...) le practicaron una cesárea y la trajeron después que se recuperó bien, la trajeron, y dice que ella, Rosa, contaba que estaba muy deprimida, porque no la dejaron ver al bebé”[10].

 

     En el caso de Rosa y Horacio, a los  delitos de secuestro y desaparición se les suma otro, que es el robo de los bebés nacidos en cautiverio. En este sentido es invalorable el trabajo que están haciendo las Abuelas de Plaza de Mayo * para dar con el paradero de esos niños.

 

 

 

VÁZQUEZ, MARCOS AUGUSTO

 

     Fue secuestrado el día 2 de Diciembre de 1976[11].

 

 

VENTURA, VICTOR

Víctor Ventura

 

     Víctor tenía 27 años, trabajaba en la fábrica Mercedes Benz y vivía en la calle Alvarado, de Florencio Varela. Integraba, junto con otros ocho compañeros, una comisión de delegados que se oponía a la comisión del SMATA, ya que consideraban que no estaban representando los verdaderos intereses de los trabajadores. En ocasión de un reclamo por el despido de algunos compañeros, “esta comisión, conocida como ‘la comisión de los 9’ (...) es convocada a una reunión el día 4 de Enero de 1977 a la central de Mercedes Benz en la Av. Figueroa Alcorta”[12]. Dentro de esa comisión se encontraba, además de Víctor Ventura, Esteban Reimer, quien también se encuentra desaparecido; en una declaración, su esposa (María Lujan Ramos de Reimer) cuenta que: “llega ese día cansado, el día 4, viene a ser el día 4/1/77 y le digo, ‘¿cómo les fue?’, ‘mirá me llamó la atención que dijeran todo que sí, pero había un ambiente muy, muy raro, pero de todas maneras nos sacaron aparte, al fondo, a Ventura y a mí (Esteban Reimer) y nos dieron una apretada, así como para que nos fuéramos, que saliéramos de ese movimiento de los 9, como que había plata suficiente’”[13].

 

     A los dos meses de este hecho, tanto Esteban Reimer como Víctor Ventura son secuestrados en la casa de este último, según denuncia Antonia Ventura (madre de Víctor): “el día 5 de marzo de 1977 un grupo autotitulándose policías detuvieron a mi hijo”[14]; esto también es contado por maría Luján Ramos de Reimer en su declaración: “me entero (en la fábrica) que había sido levantado (...) en Florencio Varela en el domicilio de otro compañero de los representantes, que era el más cercano a mi esposo, que es Víctor Ventura, allí me entero, que lo habían levantado a la misma hora en Florencio Varela”[15].

 

     Al día de la fecha no se ha vuelto a saber del paradero de Víctor Ventura ni del de Esteban Reimer.

 

 

 

ZURITA, SERGIO – ZURITA, ALEJO – ZURITA, CLAUDIO

Sergio Zurita Alejo Zurita Claudio Zurita
Zurita, Sergio Zurita, Alejo Zurita, Claudio

 

     Los integrantes de la familia Zurita fueron reconocidos vecinos de Florencio Varela. Sobre la calle Bocuzzi vivía el matrimonio del Doctor Mariano José Zurita y la maestra Lea Blanca Brochi, quienes tuvieron cuatro hijos: Gustavo, Sergio, Alejo y Claudio. El doctor Mariano Zurita fue un destacado pediatra, por cuyo consultorio pasaron cientos de niños; también, a principios de la década de 1970, por un tiempo, fue director del Hospital Municipal.

 

     Los cuatro hermanos tuvieron, desde adolescentes, militancia y compromiso político; esto provocó que la DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) comenzara a realizar seguimientos y averiguaciones sobre la familia. En un informe de la DIPPBA,  del año 1974,  se lee lo siguiente: “En la finca ubicada en Nicolás Bocuzzi (...) de Florencio Varela, se domicilia el Dr. MARIANO JOSÉ ZURITA, especialista en niños, con consultorio en el mismo lugar. El mencionado ZURITA es casado, tiene cuatro hijos Alejo (...) Claudio (...) Sergio de aproximadamente 19 ó 20 años y otro cuyo nombre no fue logrado. Según versiones de vecinos, Claudio trabajaría en los talleres ADABOR, ubicado sobre ruta 1 / 2, que se dedica a la fabricación de silos y anexos. El mencionado está sindicado como marxista. Sergio trabaja en FIFA, laboratorios ubicados en la Planta urbana de Florencio Varela y dedicados a la manufactura de elementos de fotografía y radiografía. Es activista marxista y se ha jactado de pertenecer al ERP. Fue asiduo concurrente al comité o Unidad Básica Peronista en Florencio Varela, donde desplegó una gran actividad como “MONTONERO” (...). Respecto a los otros hermanos no se ha logrado información fehaciente que permita catalogarlos en su ideología, pero no serían ajenos a esta actividad. El Dr. Zurita está sindicado como comunista – marxista – trotskista y también como cabeza del ERP en la zona (...). 17 de Diciembre de 1974”[16]. Sobre este informe, Gustavo Zurita (único sobreviviente de esta familia) ha dicho que es “falso y contradictorio”[17], lo cual también se pudo comprobar ya que Claudio, si bien tenía militancia en una organización política, nunca  perteneció al ERP, ni fue Montonero.

 

     Luego del golpe militar de 1976 los hermanos Zurita dejaron de vivir en Florencio Varela, para residir en distintos lugares de la provincia de Buenos Aires. Como acción anticipatoria al secuestro y desaparición de los hermanos, su mamá Lea Brochi sufrió un allanamiento en su casa; el episodio es contado por Gustavo Zurita en el Juicio por la Verdad: “(...) a fines de 1977 o comienzos de 1978, ocasión en que mi madre vivía sola en la Ciudad de La Plata, sufrió el allanamiento de su domicilio por parte de un grupo numeroso de personas, identificadas como miembros de las Fuerzas de Seguridad, que portaban armas y que allanaron y tomaron su domicilio por sorpresa en un anoche de verano; estas personas se dividieron en dos grupos, uno interrogaba a mi madre y otro se dedicaba a revisar el resto de la casa buscando datos, buscando cosas, como acostumbraban a hacerlo en aquella época. Lo que surge del recuerdo que yo tengo sobre lo que me reveló mi madre acerca del interrogatorio, es que a estas personas les interesaba conocer el destino, paradero, lugar de trabajo o alguna actividad que estuvieran desarrollando en ese momento mis hermanos Sergio, Alejo y Claudio, a quienes ellos estaban buscando. Ante la negativa de mi madre o ante el desconocimiento de sus respectivos domicilios, esta gente le pregunta que les llamaba la atención que desconociera los domicilios correspondientes y les manifiesta que ellos se habían ido y que por lo tanto no tenían un domicilio al cual ella podía darlos como certero. Mientras tanto el otro grupo revisaba el resto de la casa, y lo único que pudieron encontrar es fotos familiares, como conclusión de esto hallaron varias fotos, entre ellas fotos familiares en las cuales una de ellas precisamente estamos los cuatro hermanos juntos con mi padre, entonces le iban preguntando a quien, a quien correspondía, el nombre da cada uno en las figuras, y los señalaban con un círculo (...)”[18]

     El primero de los hermanos Zurita en ser secuestrado fue Sergio. El hecho se produjo en la localidad de Berisso, en la calle 129 entre 62 y 63, el 1 de febrero de 1978, a las 19:30 Hs.; en el expediente se lee la siguiente declaración: “Según testimonios de vecinos (Sergio) fue detenido en su domicilio por una comisión que se identificó como pertenecientes a las fuerzas de seguridad y según trascendió fue llevado en un vehículo oficial de la comisaría 8ª de Berisso, con el joven Ariel Ricetti, vecinos del lugar afirman el hecho; pero fueron obligados a guardarse en sus domicilios, manteniéndose la guardia toda la noche; en el informe “Amnistía Internacional” Oscar González y Horacio Cid de la Paz, afirman que Sergio en el período comprendido entre febrero y marzo de 1978 se encontraba detenido en el BIM 3 (Batallón de Infantería de Marina) de La Plata. Posteriormente según informe de personas detenidas y luego liberadas, certifican haber visto a Sergio en el período comprendido entre Marzo y Junio de 1978 en el campo de concentración “La Cacha”, ubicado en Olmos, cerca de la torre de radio provincia desde donde fue trasladado en junio de 1978, sin tener otro tipo de información”[19]. La mamá de Sergio se enteró del episodio por un llamado anónimo que recibió en su domicilio.

 

     Poco más de tres meses después de la desaparición de Sergio, se produjo la de su hermano Alejo; sobre este episodio, su hermano Gustavo declaró en el Juicio por la Verdad: “Mi hermano Alejo fue detenido a los 25 años de edad (...) en Capital Federal en la dirección de la calle Velez Sarsfield al 2100 que era su lugar de trabajo, el día 26 de Mayo de 1978, a las ocho y treinta horas por un grupo operativo de Fuerzas de Seguridad. Mi madre realiza las presentaciones pertinentes, correspondiente de lo que, ante la urgencia se podía realizar en aquella época, presentación de Hábeas Corpus, consultas ante el Episcopado, etc, y no tuvimos ninguna información hasta que logramos conocer a través de una persona que fue detenida y liberada, justamente el mismo día que él, que es la Señorita María Cristina Tortti, que ya brindó testimonio ante este Tribunal. Fue detenida también el 26 de Mayo de 1978 y liberada creo que en Agosto de 1978, ella describe que vio a mi hermano mientras ella estuvo en el Campo de Concentración El Barco.”[20].

 

     En Julio del año 1979 se produjo la desaparición de Claudio Zurita (el chapa). Gustavo cuenta que “el tercer hermano, mi tercer hermano desaparecido cronológicamente y también por edad biológica, se llamaba Claudio Zurita y tenía 24 años. Mi hermano claudio que había tenido, había estudiado y también tenía actividad política, tenía conocimiento a través de comunicación que mantenía con mi familia, con mi padre fundamentalmente que mis dos hermanos habían desaparecido, por lo tanto se había mantenido a resguardo durante un tiempo bastante prolongado en la Ciudad de La Plata, en una casa donde permaneció encerrado y no salió a la calle durante varios meses, estoy hablando del año 1979. (...). (en) Abril de 1979, por sugerencia y recomendación de mis padres, mi hermano se traslada a la ciudad de Mar del Plata, no conocemos su domicilio, pero ahí también comienza a trabajar en un lugar que también desconocemos y mantiene comunicaciones periódicas con mi madre por vía telefónica hasta el día 20/07/79, que es la última comunicación que mantuvo y que nosotros la tomamos como fecha clave a partir de la cual (...) consideramos que fue detenido y desaparecido, desde ese momento nunca más pudimos obtener dato alguno por, por vinculación directa o por terceras personas de haberlo visto de haber sabido, en que situación fue detenido o fue desaparecido...”[21].

 

     Numerosos fueron los trámites que la familia Zurita realizó en la búsqueda de sus hijos, “Hábeas Corpus en el Juzgado en lo Penal Nº 4; Juzgado Federal Nº 1; Juzgado Federal Nº 2; Ministerio del Interior; OEA (expediente Nº 3574); Cruz Roja Internacional; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (...)”[22]. En una carta al secretario ejecutivo de la OEA, en marzo de 1980, Lea Brochi comenzaba diciendo que “A menos de un año de mi anterior referente a la desaparición de dos de mis hijos(...), debo molestarlo nuevamente con terrible dolor, al no tener noticias de un tercer hijo, el menor de nombre Claudio Zurita nacido el 25 de Abril de 1955(...)”[23].

 

     También en Marzo de 1980 envían una carta al Nuncio Apostólico Pío Laghi. La sucesión de pedidos, cartas y reclamos judiciales se continuó sin ninguna noticia concreta de los hermanos Zurita, salvo por ex detenidos que declaraban haber compartido con ellos la detención en un centro clandestino. “La verdad es que mi familia fue amputada totalmente”[24], confiesa Gustavo, “Mi padre murió de tristeza con un coma hipoglucémico en el Hospital Rossi, con lesiones neurológicas irreversibles, y el año pasado falleció mi mamá”[25].

 

     Ya no quedan integrantes de la familia Zurita en Florencio Varela. Gustavo, el único sobreviviente, vive en la ciudad de Dolores y, al igual que los demás familiares de desaparecidos, no tiene odio ni pide venganza, solamente justicia (la justicia que le negaron a sus hermanos). “A pesar de que mi familia quedó amputada, pienso que hay que mirar para adelante, que tenemos que construir sobre la memoria. Muchas sociedades eligen el olvido y después suceden cosas similares. (...) La justicia va a servir para que nunca más esto vuelva a suceder en nuestro país (...)”[26].

 

 

 

 

 

CUENTO DE VIDA, AMOR Y LIBERTAD

 Escrito por Lea Blanca Brocchi de Zurita en 1982

 

 

     Mis hijos desarrollaron su infancia en felicidad y se formaron en un hogar ejemplar que se consagró a ellos.

     Su padre, médico pediatra, y yo, maestra, les brindamos una educación humanista basada en el amor al prójimo.

     Tuvieron como rasgos característicos la bondad y la generosidad.

     Fueron buenos alumnos, cumplidores y estudiosos.

     Así fue corriendo su infancia y adolescencia.

     En la escuela secundaria hicieron un culto a la amistad; siempre apoyaron al que más lo precisaba, brindándole la ayuda necesaria del tipo que fuere.

     Naturalmente alegres, participaban de distracciones estudiantiles, bailes, paseos al aire libre, excursiones, partidos de fútbol y otros deportes; formaban grupos para leer, estudiar o escuchar música, realizaron con naturalidad las actividades normales de su edad y de la época que les tocó vivir.

     Al finalizar sus estudios secundarios, ingresaron en distintas carreras, que luego abandonaron porque sufrieron desengaños; la universidad, elitista, los defraudó, porque en ella percibieron las profundas diferencias sociales y así fue que se determinaron, resignando su porvenir, a luchar por un ideal de igualdad social, donde a todos se les den las mismas oportunidades.

     Escucharon el clamor y las angustias de los pobres, los obreros, los estudiantes, los olvidados de todos; la voz de quien no puede hablar o es silenciado.

     El avance económico que ha experimentado nuestra sociedad les demostró que sería imposible desarraigar la extrema pobreza y mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.

     Se forjaron en una recia personalidad, íntegros, nobles de espíritu, incorruptibles, de una profunda sensibilidad. No les interesaba el dinero, ni los lujos, solamente crecieron sus alas en ideas de profunda humanidad.

     Ellos pudieron irse del país, porque así se los pedimos, pero entendieron que no hacían nada malo y se quedaron.

     Se sacrificaron por sus ideales y compañeros, corriendo su misma suerte,

 

                                        DESAPARECIDOS ...

 

 

 

 

 

 

      En Varela hubo 5 menores secuestrados, algunos de ellos nacidos en cautiverio. Ellos son los mellizos del matrimonio Tolosa–Reggiardo; el/la hijo/a del matrimonio Taranto-Altamiranda; el/la hijo/a del matrimonio Shand-Iula; y una niña llamada Hernández Amaral, quien fue secuestrada y liberada. Al día de hoy sólo han sido recuperados los mellizos Tolosa Reggiardo y la niña Hernández Amaral; los otros siguen siendo buscados por sus familiares.

 

 


 

Notas


[1] Abuelas de Plaza de Mayo. Buenos Aires. Enero 2004. Nº 28. Pág. 3.

[2] Testimonio de Irma Rojas de Altamiranda. Buenos Aires. Abril 1982 (En APDH, La Plata. Expediente Nº 2305)

[3] Entrevista de los autores a Gabriela Taranto. 05/06/2004

[4] Ibidem.

[5] Ibídem

[6] Abuelas de Plaza de Mayo. Op. Cit

[7] Ibidem

* Sobre El Vesubio, véase Parte II.

[8] Solicitud de apertura de causa. La Plata. 08/06/2004. En APDH. Op. Cit

 

[9]  Declaración testimonial de Susana Reyes. Cámara Federal de Apelaciones. Juicio por la Verdad. La Plata. 4/8/1999. En APDH. Op Cit.

[10]Entrevista de los autores a Gabriela Taranto. Op. Cit..

* Sobre Abuelas de Plaza de Mayo, véase Parte IV.

[11] Internet. Página www.nuncamas.org

[12] Declaración testimonial de María Luján Ramos. Cámara Federal. La Plata. 23/08/2000. (En APDH, La Plata. En Causa Esteban Reimer)

[13] Ibídem

[14] Ibídem

[15] Ibídem

[16] Informe de la DIPPBA. Buenos Aires. 17/12/1974. (En APDH, La Plata. Expediente Nº 832)

[17] Mi Ciudad. Mayo 2004. Pág. 2

[18] Declaración testimonial de Gustavo Zurita. Cámara Federal de Apelaciones. Juicio por la Verdad. La Plata. 29/10/2003. En APDH. Op. Cit.

[19] Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, testimonio. Buenos Aires. s / fecha. En APDH. Op. Cit.

[20] Declaración testimonial de Gustavo Zurita. Op. Cit

[21] Ibídem

[22] Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas. Op. Cit

[23] Carta al Secretario Ejecutivo de la OEA, Eduardo Vargas Carreño. La Plata, 19/03/1980. En APDH. Op. Cit.

[24] Mi Ciudad. Mayo 2004

[25] Ibídem

[26] Ibídem

 

 

 

 

 
   
Indice  general  del  libro  

 

 


 

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