Lunes 22 de Octubre de 2001 

Juicio por la Verdad, Mar del Plata.

 

 

En la ciudad de Mar del Plata en fecha veintidós del mes de octubre de dos mil uno, siendo las 10 hs., en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata y ante sus integrantes Dres. Roberto Atilio Falcone y Néstor Rubén Parra, juntamente con el Sr. Secretario, Dr. Facundo Luis Capparelli prestaron declaración testimonial la Sra. Marta Ramella, y el Sr. Jorge Hugo Rodríguez.

 


Informe de la Secretaría de DDHH de A.D.U.M. 
y la Comisión del Juicio por la Verdad de Mar del Plata
 

 

Declaración testimonial de la Sra. Marta Ramella

La Sra. Marta Ramella manifestó que el 27 de julio de 1976 alrededor de las 23:30 horas circulaba en su auto camino a su casa cuando observó dos coches que la seguían. Al llegar a su domicilio en Solis 3430 de esta ciudad, un Falcon celeste y un Ford Fairline se detuvieron y de ambos vehículos descendieron entre ocho y nueve personas con los rostros tapados. La rodearon y subieron junto a ella a su departamento, revisaron todo y secuestraron libros. Luego la subieron al Fairline, le dijeron que se la llevaban por hacer política en clase. La llevaron a la delegación de Policía Federal, le tomaron los datos y la pusieron en una celda pequeña. Al día siguiente le tomaron las huellas y le tomaron fotos, luego la metieron en una celda más grande, contigua a otra en la que había detenido un joven. A los tres o cuatro días el delegado de la Federal, Meyorin, se acercó para conversar con ella. Luego de la segunda o tercera entrevista, aproximadamente el quinto día de detención, le avisaron a su familia que ella estaba ahí. 

Una noche escuchó a una chica que lloraba mucho. La joven hacía mucho tiempo que estaba encapuchada y había perdido la noción del tiempo, preguntaba en qué ciudad estaba. Sólo supo que era de Capital Federal.

A los quince días pudo ver a sus padres y al día siguiente de esa visita la llevaron a hacer un interrogatorio al primer piso, donde había una oficina con gente del ejército, que era la que había hecho el procedimiento en su casa. Le preguntaban por su filiación política, y le decían "nena pensá bien que vas a contestar, porque o salís o te vas para el sur". Quien la interrogaba era un sujeto de unos cuarenta años, de ojos muy celestes. Durante el interrogatorio le mostraba fotos de su familia, alegando estar haciendo todo eso por sus hijos. Finalmente, el 11 de agosto de 1976 la dejaron ir. Le entregaron un certificado como constancia para presentar en su trabajo (La Sra. Ramella hizo entrega de una copia y el original al Tribunal). 

Al poco tiempo de salir se encontró en el Restaurante del Club Peñarol con el militar que la había interrogado, quien se encontraba acompañado de toda su familia. 

En mayo de 1977 recibió un telegrama de cesantía de parte de las autoridades de la Provincia de Bs. As. (La Sra. Ramella hizo entrega de una copia y el original al Tribunal). 

La Sra. Ramella continuó su relato contando que el día 18 de diciembre de 1979, alrededor de las 14:30 horas, circulaba en su Fiat 600 cuando repentinamente se le atravesó un Ford Falcon por la calle Alberti. Bajaron tres o cuatro personas encapuchadas y la tiraron en el piso del Ford Falcon mientras le pegaron muy fuerte con un palo en la cabeza, golpe del que aún hoy sufre sus secuelas. La llevaron a un lugar con un portón grande y cuando descendió pudo ver un patio y un tingladito. La metieron en una habitación con una cama con elásticos, le sacaron la capucha, la desnudaron y la ataron a la cama. Mientras la interrogaban le mostraban biblioratos con fotos y fichas de personas, preguntándole si los conocía. Luego ingresaron tres o cuatro personas e iniciaron una sesión de tortura. La golpeaban y le preguntaban por diversa gente, entre otros por Zulema De Los Santos. Descansaban entre cinco y diez minutos y volvían con los biblioratos. Esta secuencia de preguntas y torturas se sucedió cinco o seis veces. Por otra parte sus secuestradores agarraron las llaves de su departamento e ingresaron al mismo robándose todo. En ese momento una chica a la que ella le daba clases particulares tocó el timbre y ante su insistencia le contestaron que ella no estaba y que ese día no atendía. Su alumna se dio cuenta que algo pasaba y le avisó a sus padres. Estos se comunicaron con su hermano, quien en ese momento trabajaba en el ámbito de prensa de la Municipalidad. 

Su hermano fue a la Federal pero le negaron que ella estuviera ahí. Cuando se retiraba, un tal Rosales le dijo "busque por la marina, porque la zona la pidió la marina". Su hermano fue a la Marina a ver al Capitán Martínez, interventor de LU6. 

Ramella recordó que durante la sesión de tortura todas las amenazas eran en contra su hermano, por lo que dedujo que sus torturadores estaban al tanto de que su hermano estaba haciendo averiguaciones acerca de su paradero. 

El que comandaba el grupo era físicamente muy grande, morocho, de entre treinta y cinco y cuarenta años, de expresiones provincianas. A las cinco de la mañana la llevaron hasta la casa de su hermana, en Avellaneda y Córdoba, el trayecto fue corto por lo que está segura que el lugar en el cual había sido torturada estaba en medio de la ciudad. 

Le recomendaron que no tomara agua y le advirtieron que su hermano no molestara más porque sino lo iban a matar. 

Ni bien entró llamó por teléfono a su hermano y le pidió que no se moviera más porque sino lo iban a ir a buscar a él. 

Como ella no estaba en condiciones de manejar al ser liberada, el auto se lo habían quedado sus secuestradores. Al segundo día de haberla liberado le avisaron por teléfono que su coche estaba en Libertad y la Costa. 

En marzo de 1980 la persona que describió que comandaba el grupo que la secuestró tocó la puerta en la casa de su hermana, preguntó por su madre y la interrogó acerca del paradero de la Sra. De Los Santos. 



Declaración del Sr. Jorge Hugo Rodríguez

Concluida la declaración de la Sra. Marta Ramella, el Sr. Presidente convocó a prestar declaración testimonial al Sr. Jorge Hugo Rodríguez, de profesión artesano, quien manifestó que a mediados de 1976 se enteró por el diario que un amigo suyo, Edgardo Fuentes, tenía orden de captura. Temiendo que lo fueran a buscar a él consultó al abogado Tomás Fresneda, quien le aconsejó que no saliera mucho de noche pero que seguramente, dado que su compromiso político no era importante, podían ir a buscarlo a su casa para darle una paliza.

El 27 de octubre de 1976 a las cuatro treinta horas tocaron el timbre en su casa, en Brown 1628 3º "B", y al intentar abrir la puerta irrumpieron cuatro personas con pasamontañas. Lo secuestraron y le dijeron "si gritás, te limpiamos arriba del ascensor". Lo subieron a un camión, y lo llevaron a Chaco y 11 de Septiembre haciéndole reconocer el lugar donde había vivido un tiempo con Edgardo Fuentes. Luego lo llevaron a la Comisaría Cuarta, donde se encontró con Daniel Marcet, Graciela Datto, Héctor Ferrecio, Antonio Daguzan, Ricardo Danta, El Piraña, Jaime Starita, Jorge Porthé y Julio Dauro.

Al día siguiente lo taparon con una bolsa, lo esposaron y lo llevaron en el baúl de un auto a un lugar distante, a veinticinco minutos de la Cuarta. Al llegar levantaron una persiana de chapa, lo ingresaron por un pasillo de unos diez metros con piso liso, lo tiraron sobre un catre de metal, lo ataron con alambre y lo torturaron con picana eléctrica durante dos sesiones de una media hora cada una. Fue interrogado por una persona con acento provinciano que no pronunciaba la "erre". Le preguntaron por Edgardo Fuentes y otra gente. En el lugar había, al menos dos torturadores y escuchaba gente gimiendo.

Luego lo regresaron a la Cuarta donde estuvo veinte días. Su esposa fue a la cuarta y negaron que él estuviera allí. También mandó una nota al GADA 601, que fue contestada a los tres o cuatro días por el Coronel Barda (cuya copia fue entregada al Tribunal).

A los veinte días exactos lo liberaron y en ese trámite estaba presente el Oficial Mendoza, el Cabo Galban, Héctor Baez y un tal "Guiligan".

 

Ver el acta original de esta audiencia

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