Campanha por Mohamed Basir Desaparecidos Saharauis


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ANEXO NUMERO -5

Es copia literal del original que obra en el BOLETIN OFICIAL DE LAS CORTES ESPAÑOLAS número 1.042 de fecha 7 de Febrero de 1969.

ADHESIÓN DEL SÁHARA ESPAÑOL A NUESTRA PATRIA COMUN.

El Sr. Presidente: Tiene la palabra el Señor Saila Uld - Abeida Uld Sidahmed.

(Al dirigirse el orador a la tribuna es escogido con grandes aplausos. El Señor Saila Uld Abeida pronuncia su discurso en lengua hasania y al final de su intervención la Cámara vuelve a aplaudirle).

El Sr. Presidente: "Se va a proceder a la traducción del discurso."

Seguidamente el intérprete dio lectura a la siguiente traducción:

El Sr. Seila Uld Abeida Uld Sidahamed (interpretación del Hasania): "¡ Loor a Dios Único! Excelentísimo señor Presidente, Ilustrísimos señores Procuradores, me honra dirigirles la palabra para e xponerles cuánto afecto y lealtad les guarda el pueblo saharaui, tanto al respetado Gobierno español como al excelentísimo señor Jefe del Estado, Generalísimo Franco.

El pueblo del Sáhara Español ha experimentado en los últimos días una gran inquietud cuando oyó que algunas emisoras y partes de la prensa daban cuenta de lo acordado por las Naciones Unidas en rel ación con la cuestión del Sáhara Español, al término de la reunión de la 4ª Comisión de la dicha Organización, que decía que, previa aprobación de la citada Comisión, se acord&oa cute; enviar una misión internacional al Sáhara para supervisar otro Referéndum en nuestro país. (EL Sr. BELTRAN : ¡Que empiecen por Gibraltar! UN SEÑOR PROCURADOR: Sí, señor.) ( Muy bien).

El pueblo Saharaui afirma, como ha expresado con anterioridad muchas veces, que escogió la nación española por su exclusiva voluntad y que no permite a ninguna otra, porque así conviene a sus inter eses y a sus sentimientos de hermandad hacia el pueblo al que conoce desde hace largo tiempo y al que tanto tiene que agradecer. (Muy bien, muy bien. Grandes aplausos).

Este es el asunto del cual voy a hablaros y que no deseamos pueda enturbiar la atmósfera de nadie. Únicamente hablamos de una cuestión que solo interesa al pueblo saharaui y a España. (Muy bien, muy bien. Aplausos).

El pueblo del Sáhara Español no duda de las acciones del Gobierno Español y de cuantos compromisos nos unen mutuamente. El pueblo saharaui está y permanecerá estando, con toda lealtad y con todo denuedo, junto al pueblo español, su Gobierno y su Caudillo, el General Franco.

Los que hablan en nombre del Sáhara y lo reclaman, viven fuera. Nosotros no lo consideramos, ni nos importa lo que puedan decir, y si los tomamos en consideración, ello no pasa del simple reconocimiento d e que son ciudadanos de naciones extranjeras que nunca han tenido nada que ver con nosotros, ni deseamos que tengan nada que ver en lo sucesivo, pues nada tampoco tienen de común con nosotros más que la religión islámica, como unidad espiritual, pero no nacional. (Muy bien, muy bien.)

Por ello, a la O.N.U., que cada año viene interesándose en la cuestión del Sáhara y la incluye en el orden del día de sus trabajos, considerándola como un problema, quiere decirle, que nada está más lejos de la verdad y que esto es sólo un asunto que importa solamente a nuestros dos pueblos, el español y el saharaui. (Muy bien, muy bien. Aplausos). Debe saber la O.N.U. que éste es el deseo popular, que es el que ejerce influencia decisiva en todo, debiendo reconocer como válido, pues fue completamente legal y democrático el referéndum que el pueblo saharaui realizó libremente cuando las circunstancias acon sejaron que se hiciera, y cuyo resultado se elevó a dicho alto organismo, mediante una comisión de hombres del Sáhara, el 18 de Noviembre de 1.966. Señores Procuradores, os hablo en nombre de todos los saharauis como Pre sidente que soy del Cabildo Provincial y como Presidente de la Asamblea General, organización democrática, elegida libremente y que democrática y libremente me eligió, asimismo, su Presidente.

Esta Asamblea que se ocupa de todos nuestros problemas políticos y económicos, que conoce las inversiones del dinero que tan generosamente nos entrega España, que asesora al Gobierno de la provincia, que le tran smite sus peticiones, que es siempre consultada y escuchada, que está compuesta exclusivamente por saharauis, sin ninguna intervención del Gobierno, es la que ha redactado un documento, del que somos portadores, dirigido a la O.N.U. y firmad o por todos sus componentes, que yo entregaré a las más altas jerarquías de la Nación. Es un documento que refleja nuestra voluntad y nuestra protesta.

Nuestro pueblo, señores Procuradores, está formado por hombres que se han forjado en una vida dura, haciendo frente a una naturaleza hostil, pero a pesar de ello, y quizá precisamente por esta causa, poseen un e norme tesoro de espiritualidad. Somos sensibles y soñadores, profundamente religiosos, caritativos y hospitalarios hasta la prodigalidad.

Pero somos también orgullosos e indómitos hasta la muerte, si se trata de defender nuestro honor y nuestra dignidad. (Muy bien, muy bien. Aplausos).

Cualidades tan semejantes a las vuestras, señores Procuradores, que explican mejor que nada la perfecta hermandad que existe entre españoles y saharauis.

Por eso creo que nos comprenderéis; espero que nos comprendáis, que creáis en mis palabras, que son el sentir de todo el pueblo saharaui.

Queremos a España, es nuestra madre y ninguna madre puede abandonar a sus hijos desvalidos e incapaces de alcanzar una vida decorosamente humana. (Muy bien. Aplausos).

¿Qué poder extraño, como no sea el de Dios Todopoderoso, puede arrancar a unos hijos de su madre contra la voluntad de ambos?

Pues bien, estos hijos, que, como os he dicho antes, son orgullosos e indómitos rechazan y rechazarán con todas sus fuerzas cualquier intromisión de esos extraños poderes que, consciente e inconscientemen te, quieren crear en nuestra pacífica tierra un Oriente Medio o un Vietnam, reduciéndonos a la miseria y a la esclavitud... (Muy bien. Grandes aplausos), pero estoy seguro de que no saben aquello de vuestro poeta: "Que no puede esclavo ser, pueblo que sabe morir". (Muy Bien.)

Y estamos seguros también de que la noble nación española, celosa de su honor, no aceptará esa tremenda responsabilidad ante la historia.

¿Qué razones pueden existir para la intervención de las Naciones Unidas?, ¿La hemos solicitado nosotros?, ¿Es que constituimos algún peligro para la paz?. Ni una cosa ni otra. La hemos rechazado públicame nte y solamente en Nueva York, en Noviembre de 1.966, ante el Comité de los Veinticuatro, y en Diciembre del mismo año, también en Nueva York, ante la IV Comisión de la O.N.U. (Comisión de Territorios no Autónomos ). Y como os dije antes, entregamos al Secretario de la Organización, el día 18 de Noviembre, las actas de nuestro referéndum, en el que votaron por la unión con España más del 90 por 100 de los hombres may ores de dieciocho año.

Tampoco somos un peligro para la paz. Por el contrario, somos un rincón del mundo de los pocos en que reina una tranquilidad y un orden perfecto, hasta el punto de que el robo es prácticamente inexistente y, en cuanto al homicidio, pasan muchos años sin que se registre un solo caso. (Muy bien.)

Vivimos en paz y tranquilidad, caminamos hacia el progreso con una velocidad que ya quisieran otros países mejor dotados; nuestro nivel económico y cultural crece de día en día; gozamos de un trato patern al y cariñoso por parte de nuestras autoridades y de todos nuestros hermanos españoles, civiles y militares, que aquí conviven con nosotros.

No tememos la presencia en nuestro territorio de ninguna comisión para supervisar un referéndum, pues estamos bien seguros de su resultado, pero la rechazamos, vuelvo a repetir, porque es atentatorio a nuestro honor y a nuestra dignidad. No somos mercancía, ni ganado, sino criaturas humanas, dignas de respeto. (Muy bien, muy bien. Grandes aplausos). El Referéndum ya se hizo con absoluta legalidad y sus resultados los conoce sobradamente la O.N.U.

Nuestros destinos permanecerán ligados a España, quiéranlo o no por esos mundos, mientras no seamos capaces de dirigir nuestros propios asuntos por nosotros mismos. Este es el pacto sagrado que tenemos co n España y que sellaron nuestros mayores. Por nuestra parte estad seguros de que sabremos hacer honor a él. (Aplauso).

Señores Procuradores, os rogamos que, como representantes que sois de la nación hagáis llegar a vuestros representados, y hasta el último rincón de nuestra madre España, la verdad de nuestra causa, de nuestros anhelos y de nuestras inquietudes.

Finalmente, acepten, excelentísimos señor Presidente y señores Procuradores de estas Cortes Españolas, los saludos y el agradecimiento del pueblo del Sáhara.

Y la paz.- (Los señores Procuradores, puestos en pié, tributan al orador y a la representación saharaui una gran ovación.)

El Sr. PRESIDENTE : Señores Procuradores: las sinceras y emotivas manifestaciones que, en nombre de nuestros hermanos saharauis, acabamos de escuchar al Procurador en Cortes señor Saila Uld Abeida Uld Sidahamed, Presid ente del Cabildo Provincial y de la Asamblea General del Sáhara, han conmovido nuestros más hondos sentimientos.

Con la claridad y el recio temperamento que caracteriza al entrañable pueblo del Sáhara español, se nos ha invocado su lealtad y amor a España, nuestra madre común; se nos ha dicho que ellos no son un peligro para la paz y que han demostrado su inequívoca y rotunda voluntad de mantenerse unidos a España y quieren vivir nuestros comunes destinos mientras no adquieran la madurez necesaria para actuar y decidir por su propia determinaci&oacu te;n, y nos piden que creamos en sus palabras, que son el sentir de todo el pueblo saharaui.

España, bien lo sabéis, hermanos saharauis, es y ha sido siempre madre prolífica y amantisima, conocedora de sus deberes y del gozo y el dolor de su fecundidad, a la que en todo trance ha servido con honor y sacrifi cio. Y así os servirá a vosotros, hermanos saharauis. ¡No lo dudéis!

Habéis venido a ratificar, una vez más, las vitales y entrañables vínculos de nuestra convivencia solidaria, política y moral, propia de una Patria común, y la afirmación de que Espa& ntilde;a está en el Sáhara por voluntad libérrima del pueblo saharaui. Y España os responde, con emoción y amor, que está firmemente dispuesta a cumplir los deberes que para con vosotros ha contraído. Y, ad emás, porque lo merecéis por vuestra espiritualidad e hidalguía y la confianza que en vuestra madre España depositáis.

Nuestros comunes afanes son garantía de paz, libertad, seguridad y prosperidad para el pueblo saharaui, que ve acrecentado el nivel de su cultura e impulsados sus estructuras sociales y económicas, base de su bienestar y progreso. Misión recíproca ésta que requiere un fuerte espíritu. Ese espíritu que hoy está vibrando en estas Cortes Españolas, para dar fé de su fraterna solidaridad con esos comunes afanes y expr esar su adhesión ferviente a nuestro Caudillo y a la legítima causa del Sáhara.

Decídselo así al pueblo saharaui. Y contad siempre con la firmeza y el amor de esta España que compartimos, en apoyo de vuestra paz, libertad y prometedor futuro. (Aplausos).