Tercera Parte
Las políticas económicas y sociales

Documento Santa Fe I

 

 

A.      Energía

 

Propuesta.

 

Estados Unidos debería alentar y ayudar a las naciones del Hemisferio Occidental para que desarrollen su potencia energético en materia petrolera, nuclear, agrícola e industrial. Debe revivirse la fórmula Eisenhower de "átomos para la paz" y de intercambio de capital y tecnología por energéticos.

 

Un alto consumo de energéticos y una tecnología de avanzada son características de las modernas sociedades industrializadas. La producción es la consigna para el progreso. Puesto que el avance y la modernización de América Latina son mutuamente ventajosos para todo el continente, Estados Unidos debería tomar el liderazgo en el intercambio de capital y tecnología por importaciones de energéticos.

Iberoamérica está dotada con un vasto potencial petrolero. México, Venezuela, Ecuador y Argentina se encuentran entre los principales productores del mundo. No obstante, esas reservas -vitales para el Mundo Libre en momentos en que los abastecimientos del Medio Oriente están en peligro- son limitadas. Por lo tanto, Estados Unidos debería ayudar en el desarrollo de fuentes alternativas de energéticos tales como la energía nuclear, la fusión, la geotérmica y la solar, ya que si Iberoamérica va a asumir su papel en la defensa de Occidente, debe modernizarse.

Las naciones recientemente industrializadas de América Latina ya están comprometidas en el desarrollo nuclear. Hay que satisfacer las necesidades de energía para el desarrollo actual y futuro. La oposición norteamericana por parte de las Administraciones Ford y Carter a las instalaciones atómicas de América Latina nohan detenido los proyectos y simplemente han empujado a Méixo, Brasil y Argentina a adquirir tecnología nuclear en Europa Occidental y Japón. Por consiguetne, Estados Unidos no simplemente perdió ingresos sino también influencia en estos programas nucleares. Los combustibles fósiles son finitos. Estados Unidos debe asumir el liderazgo en un programa de átomos para la paz que acelere la producción industrial y aún la agrícola.

Los alimentos son un arma en un mundo de guerra. Cuatro de los siete productors agrícolas con excedentes del mundo se encuentran en el Hemisferio Occidental: Canadá, Estados Unidos, Brasil y Argentina. Junto con los productores del Pacífico -Australia y Nueva Zelanda-, el continente americano podría ejercer una presión poderosa sobre Estados potencialmente hostiles, teniendo como rehenes a sus importaciones de alimentos, y así modificar el balance entre el Nuevo y el Viejo Mundo.

 

B.      AGRICULTURA

 

Propuesta Nº 1

 

Tanto la política comercial de Estados Unidos hacia los países de América Latina como los programas de ayuda para su sector agrícola, deberían intentar maximizar las ventajas comparativas en la producción y fomentar el desplazamiento hacia la producción de cultivos comerciales que incrementen el comercio recíproco.

 

Los mercados norteamericanos para furtas y verduras frescas de invierno constituyen el ejemplo más obvio de dónde una reducción de las barreras de importación a los mercados norteamericanos para los productos latinoamericanos podrían maximizar las ventajas comparativas para un beneficio mutuo.

El suelo, el clima y los costos relativos de la mano de obra en relación con la tecnología dan a Estados Unidos ventaja en el costo de producción para cereales y legumbres vis à vis México, América Central y el Caribe. De manera semejante, la Cuenca del Caribe posee ventajas en la producción de frutas de mesa, verduras y azúcar. Sin embargo, el maíz y el frijol son un producto básico en la dieta de mcuhos de estos países. Los minifundistas de Guatemala o Nicaragua podrían recibir un ingreso mayor convirtiéndose a la producción de cultivos comerciales tales como espárragos, frambuesas, etc., para vender al mercado norteamericano, y comprando a cambio maíz importado de Estados Unidos.

Consciente de la realidad eocnómica de las ventajas comparativas, la agricultura chilena está alejándose rápidamente de la producción de granos y expandiendo la producción de cultivos especializados para la exportación hacia Oriente, Europa y Estados Unidos. En general, el trigo puede comprarse más barato en la Argentina de lo que cuesta producirlo en Chile, mientras que los cultivos especializados pueden venderse a precios más altos en otros lugares.

 

Propuesta Nº 2

 

En la medida que Estados Unidos aliente la diersificación de la agricultura latinoamericana con el fin de maximizar las ventajas comparativas en la producción deberá permitir su acceso al mercado norteamericano.

Estados Unidos debería intentar expandir su demanda de la tradicional porducción azucarera de la cuenca del Caribe, por medio del desarrollo y la compra de combustibles alcohólicos fabricados sobre la base de azúcar.

 

El precio del petróleo dela OPEP y la dislocación que éste ha causado en las balanzas de pago de los países de este Hemisferio, hace que sea altamente deseable la introducción rápida de fuentes alternativas de energía que tengan un carácter renovable. Al mismo tiempo, Brasil, Jamaica y otras naciones del Caribe deficitarias en petróleo, pueden y deben producir recursos en su programa de combustible alcohólico. Estados Unidos debería sumarse a este esfuerzo, contribuyendo con toda la tecnología avanzada que esté disponible.

 

Propuesta nº 3

 

El congreso de Estados Unidos debería establecer, por medio de la Agencia para el Desarrollo Industrial -ADI- (sic. N.del E.), un programa de préstamos directos a la agricultura dirigidos a empresas cooperativas o comunidades tribales.

 

La propidad comunitaria tribal de la tierra es una tradición secular de las culturas indígenas. De la misma manera las cooperativas son una institución útil y eficaz para la acción solidaria y la propiedad conjunta del capital productivo para el desarrollo y la operación.

En Guatemala, donde el gobierno está abriendo enormes áreas de tierra virgen al asentamiento de indígenas cuyas propiedades en las zonas altas se han fraccionado progresivamente con el crecimiento demográfico de cada generación, principalmente, las nuevas tierras se asignan en propiedad comunitaria, si se asignan en forma privada, no pueden ser vendidas ni embargadas como consecuencia de su hipotecameinto. La provisión de recursos crediticios para estos campesinos es de vital importancia, y el gobierno está alentándolos inteligentemente a que desarrollen cultivos comerciales para la exportación en vez de producir el maíz y los frijoles traidiconales para su propio consumo.

Proporcionando capital para constituir nuevas instituciones de préstamo dirigidas a estas empresas de características únicas, que no tienen la garantía de tierras hipotecables, Estados Unidos podría estimular a los gobiernos que buscan ayudar a su población campesina pobre a escapar a la agricultura de subsistencia. Una acción por parte del Congreso publicitaría el compromiso de asistencia de Estados Unidos, y otorgaría la posibilidad de control para asegurar que la ayuda norteamericana se dirige a empresas libres y productivas, en vez de programas estatales no económicos.

 

Propuesta Nº 4

 

Es necesario aumentar el énfasis actual que Estados Unidos pone en el desarrollo de la infraestructura pública rural, estimulando empresas pequeñas creativas en la generación de utilidades y que habrán de reinvertir una porcións significativa de sus ganancias en el entrenamiento y en la asistencia técnica a campesinos locales, tanto en el transcurso de sus operaicones normales como a través de proyectos especiales orientados hacia la comunidad.

 

Desde 1974 la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (ADI), ha sido encargada de la tarea de concentrar sus recursos en ayudar a mejorar el destino de los segmentos más pobres de la población en los países menos desarrollados, que son, en la mayoría de los casos, los pobres del campo.

En la América Latina continental, tal vez la mayoría de la población muy pobre, agrícola y rural, son indígenas no europeizados que mantienen estilos de vida e idiomas tradicionales precolombinos. Demasiado frecuentemente, los esfuerzos para mejorar el nivel de vida de estas personas e integrarlos a la economía moderna de sus países parten de la premisa, latente o explícita, del imperialismo cultural. Esto es explícito cuando se parte de que es preciso erradicar los patrones culturales tradicionales para mejorar el nivel de vida de la población indígena; y latente cuando se introducen programas de desarrollo o asistencia que son inapropiados para el ambiente cultural que existe, y que podrían tener éxito solamente en la medida en que la gente abandone sus maneras y actitudes tradicionales.

La construcción de carreteras, plantas hidroeléctricas y altos hornos es incomparablemente menos útil, para esta gente, que la instalación de sistemas sencillos de agua potable, la introducción de nuevos cultivos capaces de mejorar sus dietas deficientes en vitaminas y proporcionar cultivos comerciales para vender, y la enseñanza de cómo cuidar a sus ovejas para aumentar así su abastecimiento de carne y de lana para el consumo o la venta. Para ayudarlos ahora y abrir el camino a la transformación cultural -si esto es lo que ellos deciden que quieren-, estas personas necesitan tecnologías y tecnologías sencillas que muestren resultados perceptibles y que sean fácilmente aplicables a su situación inmediata.

Un personal innovativo y adaptable que trabaje y viva con estos pueblos indígenas, y no enormes cantidades de dinero, es la clave para ayudarlos. El sistema existente para la asistencia al desarrollo no es apropiado para ayudar a que lag ente se ayude a sí misma en el contexto de su situación, ya que o bien opera a través de estructuras institucionales públicas remotas, demasiado sofisticadas e impersionales, o bien porque -como en el caso del Cuerpo de Paz- el personal es demasiado transitorio como para ganar la confianza de las personas a las que se dirige, o está inadecuadamente capacitado en las tecnologías más apropiadas. Se necesita, en cambio, un enfoque de largo plazo, localizado y altamente personalizado.

Las pequeñas empresas privadas, orientadas al lucro en un área determinada pueden ser el mecanismo uqe ayude a las poblaciones indígenas locales, particularmente, pequeñas mpresas agrícolas que estén comprometidas a usar las utilidades de forma tal que tengan un impacto social en el desarrollo de la comunidad.

 

C.      LA DEUDA

 

Propuesta

 

El Congreso de Estados Unidos debería llevar a cabo inversiones periódicas de los problemas de deuda de las naciones latinoamericanas, y orientar su política de desarrollo hacia el objetivo de crear un mercado latinoamericano autónomo de capitales.

Cojn el fin de complementar y coordinar el esfuerzo por establecer un mercado de capitales iberoamericano autónomo, el Congreso debería alentar la ivnersión extranjera privada directa.

 

Tal vez el obstáculo más grave para el desarrollo económico en América Latina en la actualidad es la creciente carga de la deuda. El crecimiento interno es y seguirá siendo reducido, a causa de la creciente necesidad de utilizar las escasas divisas para pagar el servicio de la deuda externa. La reciente experiencia de Perú proporciona un ejemplo de este problema regional.

En junio de 1978 se consideraba que Perú estaa al borde de la cesación de pagos. La deuda del gobierno peruano sumaba más de 5 mil millones de dólares, y si se hubieran hecho efectivos los interreses para 1978, estos pagos hubieran representado más del 55% de los ingresos totales de Perú por concepto de exportaciones. La regla general sobre la proporcionalidad entre la deuda y los ingresos de divisas es: el servicio de la deuda no deberá exceder el 25% del ingreso anual bruto de divisas. La deuda industrial (sic. N.del E) privada peruana añadió otros 2 mil millones de dólares a la deuda externa de Perú. Se evitó dejar de cumplir con esta deuda total de 7 mil millones de dólares gracias a que los bancos privados refinanciaron su pago y hubo un aporte de ayuda gubernamental norteamericana.

Los banqueros privados norteamericanos, europeos y japoneses propusieron pagos que se les debía efectuar en el año 1978. Además, la ADI otorgó a Perú un préstamo agrícola rural a un plazo de 20 años por un valor de 15 millones de dólares (a una tasa de itnerés del 2% para los primerso 7 años y del 3% para los restantes). Después del préstamo del gobierno norteamericano, los bancos privados hicieron un nuevo préstamo en diciembre de 1978, con plazos más largos para cubrir los pagos pospuestos.

Las propuestas acerca del problema de la deuda latinoamericana que se hacen en Estados Unidos, generalmente sugieren incrementar el flujo de fondos públicos estadounidenses a los bancos multinacionales (BMN), y renegociar o alargar los plazos de pago de la deuda privada. Además, piden al Congreso incrementar su contribución a los bancos multinacionales y proporcionar fondos directos en casos de cesación de pagos. Estados Unidos, bajo la dirección del Congreso, necesita revisar y desarrollar una política coherente para enfrentar los problemas de la deuda en América Latina, dentro del contexto de una política dirigida a estimular el desarrollo y a promover un mercado latinoamericano autónomo de capitales.

 

 

D. EL MOVIMIENTO SINDICAL LIBRE

 

Estados Unidos, trabajando con y a través de la AFL-CIO y de otras organizaciones sindicales independientes, debería formentar el movimiento sindical libre en América Latina, ya que los sindicatos autónomos son esenciales para el avance económico y la defensa de las instituciones democráticas.

 

La productividad es la clave del progreso. Los obreros, los ejecutivos y el capital comparten la responsabilidad de incrementar la producción industrial y agrícola. La empresa privada y la economía de libre mercado han demostrado de manera clara que son superiorers a las economías  controladas con capitalismo de Estado, en la tarea de producir las mercancías y los servicios que requieren los consumidores.

Un movimiento sindical libre, si está basado en la elección y en la asociación voluntaria, es fundamental para la filosofía de una economía de mercado libre. Además, el derecho de los trabajadores para organizarse en su propio interés, no solamente para asegurarse su protección económica, sino también una defensa política contra el poder monopólico, público o privado, nacional o inernacional, es de interés también para la libertad. Estados Unidos, uno de los pocos países que ha dado una oportunidad al trabajador, es el agente ideal para proteger y apoyar al movimiento sindical libre, el cual, por su propia supervivencia e interés, debe tener una postura firme contra el estatismo y el centralismo.

 

E. LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA

 

Propuesta Nº 1

 

Estados Unidos debería transferir tecnología para el continente americano, como parte de la renovación estratégica de este hemisferio. Los objetivos serían fortalecer los nexos hemisféricos y mejorar la seguridad a través de la construcción de sistemas políticos y económioos viables de libre empresa, aliviando así la pobreza, el hambre y la enfermedad, problemas críticos para muchos de los países del continente americano.

 

Durante la década pasada, la transferencia de tecnología ha sido una irritante constante de las relaciones hemisféricas. Particularmente en los últimos tres años, los aliados de Estados Unidos han presenciado cómo se transfería tecnología norteamericana a los soviéticos y a las Naciones de Europa Oriental, mientras que al mismo tiempo la Administración Carter les negaba esta posibilidad. Como otro ejemplo crítico del uso cínico e hipócrita de los derechos humanos como arma política, los amigos de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental están confundidos y molestos por esta discriminación ultrajante e indebida en la transferencia de tecnología.

El impacto es total y devastador, condenando a millones de personas alfabetizadas y capaces a una existencia de pobreza o semipobreza. Para las poblaciones indígenas el futuro es aún más funesto. La retórica de la extrema izquierda acerca de los derechos humnos y la dignidad no tiene significado alguno para las familias hambrientas, estén en los Andes o en la isla de Cuba.

Al adoptar una política que aliente la transferencia de tecnología como sólo uno de nuestros instrumentos estratégicos, Estados Unidos no solamente realzaría su propia reputación como líder responsable del Mundo Libre, sino que contribuiría de manera sustancial a la mejora de los derechos humanos en el continente americano.

Como una contribución recíproca a nuestra cultura común, nuestra seguridad, nuestro sistema económico y social conjuntos, la transferencia de tecnología tiene el mayor potencial para el futuro de un contintente americano libre y fuerte.

 

Propuesta Nº 2

 

Como parte de una nueva política hacia este Hemisferio, Estados Unidos debería adoptar una estrategia de transferencia de tecnología semejante a la que actualmente está en vigencia con Israel. Esta política reconocería que el Mundo Libre combine los recursos humanos con la tecnología de Estados Undios para mejorar la red económica, política y social de los países individuales. Constituiría una respuesta importante y positiva a los problemas de la pobreza, el desempleo y la miseria económica que son los viveros del comunismo y del terrorismo urbano. Evidentemente, esta política debería ser diseñada para satisfacer las necesidades de cada país individual.

 

Históricamente ha existido cierta renuencia por parte de Estados Unidos hacia la transferencia de tecnología a América Latina. Las razones de esto son múltiples y variadas. Basta decir que esta renuencia ha producido frustración y hostilidad por parte de los latinoamericanos, en la medida que han presenciado a Estados Unidos transferencia de tecnología a otras áreas del mundo, inclusive del bloque comunista. En la opinión de algunos de ellos, esto fue parte integral de la “agresión económica” de Estados Unidos al resto del Hemisferio. Este tema fue repetido y amplificado por los movmientos comunistas en el continente americano.

La transferencia de tecnología es un problema muy complejo y complicado que involucra a varias áreas, algunas de las cuales son inmediatas y sencillas, tales como la presencia de científicos en instalaciones de alta tecnología norteamericana. Otras son más difíciles y requieren de más tiempo, tales como el entrenamiento de ejecutivos y programadores en instalaciones de Estados Unidos y en el país receptor. Lo que es más, algunas áreas están complicadas por diversas leyes que gobiernan las regalías y las patentes. Ejemplo de esto son los paquetes técnicos que se transfieren a un país para permitir que en él se fabrique un producto determinado. Esto último requiere de un alto nivel de capacidad técnica o de una ayuda sustancial de alguna otra fuente.

Ya es hora de que Estados Unidos, como parte de una nueva política hacia nuestros vecinos en este Hemisferio, adopte una política más esclarecida y estratégicamente más sensata en relación con la transferencia de tecnología.

 

F. EDUCACIÓN

 

Propuesta

 

Estados Unidos debe tomar la iniciativa ideológic. Es esencial el estímulo a un sistema de educación en América Latina que ponga el énfasis en la herencia intelectual común del continente americano. La educación debe inculcar el idealismo que habrá de servir como un instrumento para la supervivencia.

 

El objetivo de la guerra lo constituyen las mentes de la humanidad. La ideopolítica habrá de prevalecer. Estados Unidos ha fracasado de manera especial en proyectar los ideales de la libertad  política, la iniciativa privada, el decentralismo dogmático y el patriotismo prudente que el pueblo norteamericano sostiene. A pesar de las diferencias regionales, estos mismos conceptos heredados de la cultura griega, la ley romana y la moralidad judeocristiana son comunes tanto a la América ingesa como a la América Latina. Así, mientras que el entrenamiento técnico es necesario para el progreso material, la educación filosófica es primordial. Las dosgrandes preguntas de cualquier época: “¿quién soy yo?” y “¿qué hago aquí?”, siguen presentes en la actualidad. Las respuestas son múltiples y variadas, y armonizan bien con la diversidad del continente americano. Pero, con la excepción de los Estados marxistas totalitarios del Hemisferio

Occidental, las naciones independientes comparten una tradición común.

La educación es el medio por el cual las culturas retienen, transmiten y hasta promueven su pasado. Así quien controla el sistema de educación determina el pasado o cómo se ve a este tanto como el futuro. El mañana está en las manos y en las mentes de quieens hoy están siendo educados.

Estados Unidos no debería tratar de imponer su propia imagen a Iberoamérica. Ni el pluralismo liberal ni la democracia wilsoniana se han exportado existosamente. Sin embargo, deberíamos exportar ideas e imágenes que alienten la libertad individual, la responsabilidad política y el respeto a la propiedad privada. Debe iniciarse una campaña para captar a la élite intelectual iberoamericana a través de medios de comunicación tales como la radio, la televisión, libros, artículos y folletos, y también debe fomentarse la concesión de becas y premios. Puesto que la consideración y el reconocimiento son lo que más desean los intelectuales, tal programa los atraería. El esfuerzo norteamericano debe reflejar los verdaderos sentimientos del pueblo norteamericano, y no el estrecho espectro de Nueva York y de Hollywood: si la imagen no es genuina fracasará. Estados Unidos debe proporcionar la voluntad y la filosofía que se hallan detrás de las políticas cocnretas, si es que el continente americano va a sobrevivir y a prosperar.

 

G. LAS  POLÍTICAS ECONÓMICAS, COMERCIALES Y DE INVERSIÓN

 

Propuesta Nº 1

 

Estados Unidos debería promover una política favorable al capitalismo privado, el libre comercio y la inversión directa interna y extranjera en empresas productivas en América Latina.

 

El capitalismo está dirigido hacia la producción. El socialismo se concentra en la distribución: hay que tener algo que dar, en primer lugar. De los dos tipos de capitalismo -el privado y el estatal-, el capitalismo privado ha sido tradicionalmente el más productivo. De ahí que Estados Unidos debería, por el bien común tanto de la América Latina como de la América inglesa, promover la empresa privada.

El comercio y la ayuda son esenciales. La reducción de las barreras arancelarias entre las naciones independientes del continente americano facilitará el intercambio de bienes y servicios. Mientras que Estados Unidos debería dar un tratamiento arancelario preferencial a todos los productos agrícolas y a algunos productos industriales latinoamericanos. Iberoamérica debería responder con reciprocidad. La importación liberal por parte de Estados Unidos de productos agrícolas y bienes industriales claves para América Latina, estabilizaría los ingresos de divisas de Iberoamérica, ayudando de esta manera al pago de sus servicios de la deuda, y aliviando la necesidad de préstamos del gobierno norteamericano.

 

 

 

 

Propuesta Nº 2

 

Estados Unidos, con el fin de facilitar el comercio interamericano, debería no solamente buscar un vínculo más estrecho con la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) sino que debería también solicitar su asociación  a estas dos organizaciones. Sería factible que Estados Unidos tuviera una participación plena en la ALALC y en el SELA una vez que se estableciera un mercado de capitales autónomo latinoamericano.

 

Propuesta Nº 3

 

La política económica exterior de Estados Unidos debería consistir en influir sobre los bancos multinacionales para que cooperen con Estados Unidos en el control de la inflación, en el apoyo a esquemas de autofinanciamiento en sectores productivos, en el estímulo al desarrollo energético -hidroeléctrico, nuclear y de gas-, y en el financiammiento de proectos tales como la electrificación rural.

 

Propuesta Nº 4

 

Estados Unidos debería apoyar la reforma institucional de los bancos multinacionales y dirigir aportes del Congreso al Banco Interamericano de Desarrollo para programas de desarrollo específico, tal como hizo Venezuela en 1975. El Congreso debería considerar la idea de un Fondo Monetario Latinoamericano, con el propósito de ayudar al desarrollo de las capacidades de formación autónoma de capital dentro de América Latina para propósitos productivos.

 

Todas las empresas multinacionales son asuntos importantes para quienes están preocupados  por el desarrollo económico. Pero los bancos multilaterales de desarrollo son elementos críticos de una  política norteamericana dirigida a estimular la autonomía y la cooperación entre las naciones americanas. El Banco Mundial ofrece una gran cantidad de dinero a muchos países. Pero su preocupación principal no es América Latina. El Congreso debería seguir utilizando su inflencia, e instando al Banco Mundial a que apoye a las naciones hispanoamericanas que buscan la autonomía la cooperación con Estados Unidos.

Establecido en 1959 con un capital autorizado de mil millones de dólares, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue fundado para responder a las demandas latinoamericanas de una agencia de préstamos que financiara exclusivamente a los Estados latinoamericanos sobre una base flexible. La gran mayoría del capital del BID fue asignada para respaldar operaciones bancarias regulares mientras que el 15 por ciento se destinó a operacines especiales apra conceder préstamos suaves, Estados Unidos tomó el 41 por ciento de las acciones regulares y el 66 por ciento del Fondo para Operaciones Especiales (FOE). El BID ha operado sobre las bases del principio de la autoayuda entre sus  miembros. En julio de 1976 nueve naciones no americanas se integraron al BID, que ahora se ha convertido en un banco multirregional.

El Congreso ha mostrado una creciente preocupación acerca de la falta de supervisión, la apertura de las operaciones y la responsabilidad de los bancos multinacionales. Una reafirmación del Congreso en estos asuntos sería bien acogida, no simplemente porque es el causante norteamericano quien proporciona fondos sustanciales para estas instituciones, sino también porque el Congreso necesita evaluar la eficiencia general de estos programas y coordinar las políticas económicas directas e indirectas de Estados Unidos.

 

Propuesta Nº 5

 

Estados Unidos debería ayudar a proteger a las industrias medianas latinoamericanas de la amenaza de destrucción que implican las empresas multinacionales.

 

Latinoamérica está industrializándose. Aunque la mayoría de sus líderes han abonado la tesis de Raúl Presbhich (respecto de que mientras los precios industriales tienden a incrementarse los precios de los productos agrícolas tienden a disminuir) y, por consiguiente, lanzado un programa demasiado ambicioso de industralización y abandono de los campos y granjas por la fábrica, existen muchas medianas que son económicamente viables. Estas industrias pueden competir en el mercado abierto si no son estranguladas y ahogadas por el dumping de las empresas multinacionales que aspiran a mantener un monopolio. La integración del Pacto del Amazonas y del Pacto Andino en diciembre de 1979, así como el fortalecimiento del SELA (Sistema Económico Latinoamericano) indican que los iberoamericanos son conscientes del problema. Estados Unidos, en cooperación con la ALALC y el SELA para la reducción de aranceles y el establecimiento de una supervisión a las empresas multinacionales con base en Estados Unidos, puede contribuir a rescatar a estas industrias del grupo mediano.

 

Indice General del Documento Santa Fe I