Primera Parte
Una estrategia para el regimen democrático
Documento
Santa Fe II
Bases
para una política democrática
Los
norteamericanos han tendido a creer que las elecciones democráticas son
suficientes para establecer actitudes democráticas en el gobierno permanente y
promover una mejoría en las relaciones entre EEUU y América Latina. Sin
embargo, es convincente el hecho de que aun cuando se hayan instalado formas
democráticas en América Latina, el patrón del estatismo no ha sido alterado.
De hecho, EEUU se enfrenta a dificultades crecientes para conducir sus
relaciones políticas, económicas y diplomáticas con muchas de estas
democracias, al tiempo que es testigo también del aumento de la influencia y la
visibilidad soviéticas.
Los
soviéticos hacen una clara difrenciación entre estar en el gobierno y estar en
el poder. Esta diferenciación significa abordar cuál es la esencia del régimen;
es decir, si la forma gubernamental está acorde con la estructura gubernamental
permanente. Esta diferenciación, por ejemplo, explica la razón por la cual
para los soviéticos, los comunistas locales del gobierno no tienen poder hasta
que tienen el control de las fuerzas armadas. Estados Unidos necesita ser tan
realista como ellos. Estados Unidos debe procurar una cultura prodemocrática en
el gobierno permanente, al igual que en el temporal.
El
régimen democrático requiere que el mecanismo político permanente, es decir,
las estructuras burocráticas para mantener el orden y administrar la justicia,
así como el gobierno temporal, es decir, el gobierno electo, sirvan a los
intereses de la sociedad. El régimen democrático tiene el objetivo de
preservar la independencia de la sociedad, convertir la sociedad en una
comunidad más verdadera y rendir cuentas de su responsabilidad ante la
sociedad.
Los
elementos más significativos de este objetivo de la política de los EEUU
incluyen que los gobernantes latinoamericanos acepten verificación del poder
político y mantengan una diferenciación entre el régimen y la
sociedad. La tendencia en EEUU es hacer centro excesivo en los procesos
electorales. Con lo importante que es esto, existe un entendimiento limitado en
cuanto al problema del establecimiento de un régimen democrático y
constitucional funcional en Latinoamérica.
Haití
brinda un ejemplo dramático. Los funcionarios norteamericanos después de la
huida de la familia Duvalier estaban ansiosos por establecer una democracia, o
que significaba efectuar elecciones. Resultado: el sangriento fracaso del pasado
noviembre, que demostró que Haití -tanto la sociedad como el régimen- no
estaba preparado en lo absoluto para un gobierno democrático. Este estrecho
enfoque demuestra que los funcionarios norteamericanos no han entendido el
profundo conflicto cultural que está teniendo lugar en los países
latinoamericanos. Aun cuando se celebren elecciones, el propio régimen podría
seguir siendo profundamente estatista y aún se seguiría moviendo
inexorablemente hacia un poder absolutista en una sociedad sostenidamente
debilitada. (3)
En
este sentido político, el estatismo incluye estatismo y nacionalismo integral.
Existen tendencias hacia el control centralizado de la actividad económica y la
no clara distinción entre la sociedad y régimen. Si los que son electos para
el gobierno mantienen puntos de vista estatistas del régimen, entonces el
proceso hacia el estatismo y de ahí hacia un régimen antidemocrático, no podrá
ser reversible con las elecciones.
La
ofensiva cultural marxista
El
importante e innovador teórico marxista que reconoció la relación de los
valores que la gente observa en la creación del régimen estatista fue Antonio
Gramsci (1881-1937). Gramsci afirmaba que la cultura o el conjunto de valores de
la sociedad mantienen primacía sobre la economía. Según Gramsci, los
trabajadores no conquistarían el régimen democrático, pero los intelectuales
sí. Para Gramsci, la mayoría de los hombres tiene los valores comunes de su
sociedad, pero no están consientes de por qué sostienen sus puntos de vista o
de cómo los adquirieron en primera instancia. De este análisis se desprendía
que era posible controlar o dar forma al régimen a través del proceso democrático
si los marxistas podían crear los valores comunes dominantes de la nación. Los
métodos marxistas y los intelectuales marxistas podían lograrlo mediante la
dominación de la cultura de la nación, un proceos que requería una fuerte
influencia en su religión, escuelas, medios de difusión masiva y
universidades. Para los teóricos marxistas, el método más prometedor para
crear un régimen estatista en un ambiente democrático era a través de la
conquista de la cultura de la nación. Conforme a este patrón, los movmientos
marxistas en América Latina han sido encabezados por intelectuales y
estudiantes y no por trabajadores.
Es
en este contexto que debe entenderse la Teología de la Liberación: es una
doctrina política disfrazada de creencia religiosa con un significado
antilibreempresa y antipapal, para debilitar la independencia de la sociedad del
control estatista. Es un retroceso
al galicanismo del Siglo XVII donde los reyes que gobernaban según los derechos
divinos, trataban de subordinar a la Iglesia tradicionalmente intedependiente.
Así vemos la innovación de la doctrina marxista vinculada a un viejo fenómeno
religioso y cultural.
El
ataque no abarca solamente uno o dos componentes de la cultura. Es efectivo en
un amplio frente que trata de redefinir toda la cultura en una nueva terminología,
de manera que, de la misma forma que el catolicismo es redefinido por los teólogos
de la liberación, se transforma el arte, los libros son reinterpretados y los
curriculums son reacondicionados. El impulso de la penetración cultural en América
Latina es seguido por diferentes teóricos educacionales marxistas en escuelas y
universidades. El control del Estado sobre la educación está aumentando a través
de los libros de texto y manuales y las burocracias educacionales exigen más.
Un ejemplo típico fue expresado verbalmente en el gobierno de Lázaro Cárdenas
en México, en la década de 1930. González Vázquez Vela, ministro de educación
del gobierno de Cárdenas afirmó que el "materialismo dialéctico era la
base filosófica de la educación mexicana".
El
predominio de la izquierda en gran parte de los medios de difusión en toda América
Latina, también debe entenderse en este contexto. Ningunas elecciones democráticas
pueden modificar la continua inclinación hacia el régimen estatista, si la
"industria de elevación de la conciencia" está en manos de
intelectuales estatistas. Los medios de difusión, las iglesias y las escuelas
continuarán desviando las formas democráticas hacia el estatismo si EEUU y los
nuevos gobiernos deomcráticos no reconocen esto como una lucha del régimen. La
cultura social y el régimen deben estar concebidos para proteger una sociedad
democrática.
Una
respuesta institucional
Propuesta
Nº 1
Estados
Unidos no puede interesarse sólo por proceso democráticos formales, sino que
debe establecer programas para apoyar la deomcracia entre la burocracia
permanente, incluidas las Fuerzas Armadas y la cultura política.
Propuesta
Nº 2
Estados
Unidos debe reconocer la necesidad de la existencia de gobiernos que traten de
crear regímenes democráticos para refrenar a partidos antidemocráticos.
El
hecho de centrar la atención en el régimen democrático requerirá ir más allá
de la forma de democracia (es deicri, las elecciones) y proporcionar, cuando sea
posible, los medios para fortalecer las instituciones democráticas locales,
tales coom los sindicatos, grupos empresariales independientes, asociaciones
comerciales y organizaciones educacionales. La Alemania poshitleriana brinda un
ejemplo instructivo. Sólo mediante el fortalecimiento de grupos autónomos como
los grupos empresariales de México o la prensa independiente de Perú, la
sociedad puede desarrollar la voluntad democrática para vencer el autoritarismo
estatista.
Los
estrategas políticos norteamericanos no deben dejar de la mano los intereses de
los gobernantes políticos relacionados con la puesta en práctica de la
democracia en sus países respectivos. Lo que podría no parecer una completa
democratización a primera vista, podría probar ser en realidad una respuesta
precisa a las necesidades particulares de un país. A las democracias
latinoamericanas se les debe dar la oportunidad de desarrollar sus instituciones
políticas hasta el punto en que sea discernible alguna medida de estabilidad.
Para que esto se cumpla cuanto antes se deben disminuir, cuanto sea posible, las
fuerzas opuestas al dessarrollo. Esta propuesta no es sólo importante porque
apoya el derecho de los regímenes latinoamericanos a establecer los límites
constitucionales del quehacer político democrático, isno tamibén porque
reafirma el apoyo de EEUU a la autonomía latinoamericana.
De
acuerdo con nustro respaldo a la autodeterminación latinoamericana, debemos
aceptar el hecho de que en la mayoría de los regímenes latinoamericanos va a
haber una mayor concentración de poder en la rama ejecutiva y no en la
legislativa. La proclividad latinoamericana de maniobrar en torno a la
legislatura por decreto ejecutivo tiene una larga historia y en países como México
y Perú, esto significa que el verdadero control del poder de la rama ejecutiva
proviene del aparato partidista o del electorado. El elemento importante lo
constituye el hecho de si el régimen rinde cuenta de su responsabilidad al
pueblo o no.
Propuesta
Nº 3
Estados
Unidos debe fortalecer su capacidad para cultivar valores de un régimen democrático
con las fuerzas armadas de la región. Con esta comprensión, no se reduciría
el programa de Entrenamiento y Educación Militares iInternacionales (IMET) por
razones tales como la imposibilidad de pago de las deudas a la AID.
Propuesta
Nº 4
Estados
Unidos debería aumentar el presupuesto de la USIA (Agencia de Información de
Estados Unidos) y fortalecer la Oficina de Diplomacia Pública.
En
la lucha por mantener los pasos que están siendo dados por América Latina para
lograr un régimen democrático, Estados Unidos tiene que mantener y desarrollar
programas que cultiven los valores democráticos dentro del gobierno permanente.
En este sentido, el programa IMET es de extraordinario valor en cuanto a dar
forma al régimen democrático, haciendo que los militares norteamericanos
compartan sus conocimientos sobre la democracia. El impacto de este programa,
por tanto, no puede verse exclusivamente en términos de sus beneficios
militares, sino también en cuanto a su contribución a los esfuerzos por la
democratización. La vinculación del programa con otros programas
norteamericanos es contraproducente porque impide el desarrollo de la
iniciativa.
En
lugar de perjudicar los diferentes programas de esta manera, los formuladores de
política de Estados Unidos deberían reconocer el potencial dinámico que
tienen esots tipos de programas para producir un impacto en las apreciaciones
institucionales y sociales de los regímenes latinoamericanos. El desarrollo de
una política cultural es decisivo para el apoyo de EEUU a la gestión
latinoamericana encaminada a mejorar la cultura democrática. El esfuerzo
gramsciano por socavar y destruir la tradición democrática mediante la
subversión o corrupción de las instituciones que contienen o mantienen esa
tradición debe ser combatido. El aumento del presupuesto de la USIA con este
problema particular en mente, debe tener la prioridad número uno. La USÍA es
nuestra agencia para llevar a cabo la guerra cultural.
Propuesta
Nº 5
Para
promover realmente los derechos humanos, EEUU debería ayudar a fortalecer los
sistemas judiciales en la región. También debería diferenciar entre los
grupos de los derechos humanos que apoyan al régimen democrático y los que
apoyan al estatismo.