Tercera Parte

Estrategia para trabajar con las instituciones permanentes
de las naciones latinoamericanas y fortalecer la cooperación regional


Documento Santa Fe II

 

Los principales pilares de los gobiernos permanentes de los regímenes latinoamericanos son las fuerzas armadas y el poder judicial. La política hacia un régimen pro-democrático debe reconocer que tanto las instituciones militares como judiciales soportan cargas pesadas al abordar los conflictos de Baja Intensidad (LIC) y los narcóticos mientras se acostumbran a las exigencias democráticas para la responsabilidad ante administraciones temporales. Las iniciativas bilaterales de EEUU en el fortalecimiento de estas instituciones deberán ser apoyadas multilateralmente a través de la OEA.

 

El problema del Conflicto de Baja Intensidad

 

Propuesta Nº 1

 

El Congreso de EEUU ha reconocido la creciente amenaza del conflicto de baja intensidad para los nacientes regímenes democráticos. El mismo ha ordenado el apoyo de EEUU a las fuerzas armadas de la región que enfrentan este reto. El poder ejecutivo deberá tomar medidas rigurosas para poner en práctica la presente legislación.

Muchos de los regímenes de América Latina están enfrentados a lo que ha sido identificado en Washington como conflicto de Baja Intensidad. Este término crecientemente omnipresente, es utilizado para describir una forma de guerra que incluye las operaciones psicológicas, la desinformación, la información errónea, el terrorismo y la subversión cultural y religiosa. El Congreso de EEUU ha establecido por ley una respuesta razonable a este problema ampliamente conocido. Sin embargo, la rama ejecutiva del gobierno ha sido extremadamente vacilante en la aplicación de la legislación.

En 1986 el Congreso aprobó y el Presidente firmó la Ley de Reorganización del Departamento de Defensa Goldwater-Nichols, de 1986. Esta ley fue aprobada porque el Departamento de Defensa no estaba apoyando adecuadamente las Operaciones Especiales (SO) ni estaba abordando plenamente las consecuencias del conflicto de baja intesidad. Además, fue añadida una enmienda que indicaba a EEUU la creación de un Comando de Operaciones Especiales. Esta ley requería un nuevo subsecretario de Defensa para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad. Fue creado además un nuevo comando unificado con amplias responsabilidades de adquisición, entrenamiento y promoción, único entre los comandos unificados. Al comando le fue conferido, en virtud de la ley, su propio Programa de Fuerza Importante en el Presupuesto para la Defensa, MDF-11. El Congreso deseaba que la planificacilón respecto a los conflictos de baja intensidad estuviera en pie de igualdad con la planificación estratégica global. Aunque se produjeron fuertes críticas a la ley, el Congreso la ha seguido apoyando. Esta nueva ley deberá brindar un mejor mecanismo para abordar otros problemas decisivos y conexos tales como el terrorismo, el narcotráfico y las operaciones hostiles psicológicas y de inteligencia. Los creadores de la ley reconocen que EEUU es vulnerable a otras formas de guerra aparte del principal conflicto armado.

 

 

 

 

Propuesta Nº 2

 

EEUU debe estar preparado para ampliar su programa de asistencia militar a las fuerzas armadas latinoamericanas como parte de su reconocimiento de que las insurgencias indígenas son explotadas y agravadas desde el exterior. La complejidad de este desafío requiere una respuesta global de parte de nuestra sociedad.

 

Propuesta Nº 3

 

Si las tendencias mantienen su curso actual, EEUU continuará enfrentando la exportación de la revolución desde Nicaragua hasta la década de 1990. Una política de contención no será poco costosa y a lo largo no será funcional. EEUU o bien tendrá que apoyar la democratización de Nicaragua o pagar costos elevadísimos para combatir la subversión de los vecinos de Nicaragua

 

Propuesta Nº 4

 

Una política de democratización de Nicaragua requerirá un desarrollo sumamente sofisticado de la doctrina del Conflicto de Baja Intensidad. El aspecto más importante de este desarrollo será la educación de los medios de difusión y la opinión pública norteamericana en cuanto a la propensión de los regímenes comunistas nacionales latinoamericanos para subvertir a sus vecinos con el apoyo encubierto de la Unión Soviética.

 

Propuesta Nº 5

 

La opinión pública y las instituciones privadas de EEUU deben emprender la educación de los medios de difusión y los dirigentes comunitarios, en cuanto a la naturaleza del conflicto marxista leninista según fue adaptada por los nacionalistas a los problemas del subdesarrollo. El casamiento del comunismo con el nacionalismo en América Latina, sin embargo, representa el mayor peligro para la región y para los intereses de los EEUU.

 

Propuesta Nº 6

 

Con el apoyo bipartidista entre el Congreso y el Poder Ejecutivo de EEUU, los propios latinoamericanos puede anular la comunización de sus tierras, instalar regímenes democráticos en la región y satisfacer su aspiración de lograr la autodeterminacilón.

El bloque soviétioc está proyectando exitosamente su poder en cada país de este Hemisferio y todo parece indicar que estas tendencias continuarán. Es lamentable pero cierto, que las principales potencias económicas del mundo libre democrático no están plenamente comprometidas a apoyar la libertad y la democracia en el Hemisferio occidental. EEUU debe marchar a la cabeza con más recursos para las amenazadas sociedades latinoamericanas. Es imperativo que los militares latinoamericanos se den cuenta de que los gobiernos electos pueden hacer frente a los desafíos de la subversión y el terrorismo.

 

 

 

La Crisis de los Narcóticos

 

Propuesta Nº 7

 

Para ayudar a las sociedades latinoamericanas a combatir el narcotráfico y el terrorismo, EEUU debe apoyar con asistencia financiera y técnica el desarrollo de un sistema judicial independiente. EEUU necesita dar un ejemplo mediante la reducción también de la demanda interna.

Mediante el apoyo a un poder judicial independiente, EEUU puede ayudar a los países latinoamericanos a hacer frente a los delitos relacionados con los narcóticos y le terrorismo. Si las autoridades judiciales tienen los medios para reaccionar rápida y eficazmente ante estos delitos, pueden evitar que el crecimiento de estos amenacen la legitimidad de sus democracias en lucha.

Además, EEUU necesita dar una lección con su propio sistema de aplicación del poder judicial mediante la reducción de la demanda interna. En EEUU la promulgación y compulsión de la ley debe reducir las ganancias para los vendedores y aumentar sustancialmente los riesgos para los compradores. En esta forma, EEUU puede constituir un modelo tanto para la reducción de la demanda como para la aplicación judicial. La posesión debe dar lugar a una sentencia en prisión la declaración de culpabilidad por venta, debe dar lugar a severas penas sin libertad condicional. Después de la creación de un fuerte ambiente de promulgación y compulsión podría explorarse e iniciarse un limitado programa de legalización unido a la rehabilitación y educación.

 

Renovando la OEA

 

Propuesta Nº 8

 

EEUU debería conceder mucho más énfasis al trabajo con los miembros de la OEA sobre los problemas compartidos de la seguridad militar (conflictos de baja intensidad), el narcotráfico, la inmigración y la deuda.

Mediante el trabajo con la OEA sobre las propuestas relacionadas con la deuda conjuntamente con el Banco Interamericano para el Desarrollo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Departamenteo del Tesoro, EEUU dará muestras de su sensibilidad ante los problemas económicos al contribuir a la emigración de los latinos/inmigración en EEUU.

Los debates relacionados con la OEA usualmente provocan bostezos en el seno del personal de este país que tiene a su cargo la política exterior. No debería ser así. La falta de interés de facto de la Administración de Reagan en esta institución ha sido un grave error. Su promesa de satisfacer plenamente los compromisos financieros para con la organización y su posterior negativa a hacerlo, ha dañado seriamente la confianza de los norteamericanos.

En contrate con las Naciones Unidas, la OEA ha demostrado ser una organización mucho más amistosa. Aun cuando EEUU ha recibido sus castigos allí, especialmente a raíz de la crisis de las Malvinas, que sigue resonando en todo el Hemisferio, hay menos antagonismo y más cooperación en la OEA que en las Naciones Unidas.

 

Propuesta Nº 9

 

El embajador de EEUU ante la OEA debería estar encargado de coordinar las iniciativas multilaterales de EEUU en las esferas mencionadas más arriba, con los representantes latinoamericanos de la OEA en Washington. Como primera medida, EEUU debe ofrecer a la OEA su contribución, a fin de demostrar que toma en serio dichas responsabilidades.

 

Propuesta Nº 10

 

La participación de la OEA en asuntos relacionados con la seguridad y el narcotráfico proporciona a EEUU los medios idóneos para librar una guerra cooperativa y exitosa contra los imperios delictivos que amenazan a todo el Hemisferio.

La próxima Administración necesita poner en orden sus prioridades. Nuestra agenda y la de los latinoamericanos no necesariamente son incompatibles. La OEA, debidamente financiada y encaminada por la senda correcta, puede ser útil para nuestros intereses mutuos.

Es de especial interés lograr que se fortalezca aún más el papel de la OEA en la promoción de una mayor cooperación entre sus miembros para combatir el narcotráfico internacional. La Conferencia de Río de Janeiro y el creciente reconocimiento de que el tráfico de drogas constituye un problema para la región, indican la disposición de las naciones miembros a participar en operaicones internacionales conjuntas.

Las operaciones de paz de la OEA en América Central son preferible en grado sumo a los esfuerzos no alineados u hostiles que serían emprendidos por las Naciones Unidas en esta sensible área. Con la participación de la OEA, los Estados miembros se percatarán mejor de la amenaza externa que enfrenta la región, y la cooperación multinacional contribuirá a la legitimidad y comprensión internacional de los esfuerzos de paz. Por otra parte, un esfuerzo de la OEA requeriría dinero, del que en estos momentos tiene una escasez desesperada.

Evidentemente, la nueva Administración tendrá que tomar una decisión básica respecto a lo que desea obtener de su apoyo a organizaciones internacionales. Dicha decisión determinará el futuro de la OEA. EEUU necesita fomentar la cooperación en todas las cuestiones que afectan a la comunidad del Hemisferio. Siempre que sea posible, EEUU necesita subrayar su adhesión a la cooperaicón, la autodeterminación y las responsabildades comunes para enfrentar el narcotráfico, el alivio de la carga de la deuda y las presiones padecidas por las poblaciones latinoamericanas que escapan de la pobreza, el crimen, el terrorismo y la guerra. La OEA es un foro donde EEUU puede lograr que sus puntos de vista se comprendan siempre con claridad en toda la región.

 

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