Capítulo V. La guerra menos semejante.

CAMPO SANTO - Parte II

 

(Diálogo con el ex sargento Víctor Ibañez)


Soldado sin guerra


-¿Usted creyó que la Argentina estaba en guerra? 
-Sí. Existía un enemigo que estaba haciendo estragos en el país. Todos los días caía un compañero nuestro en Rosario, Tucumán, Buenos Aires. Era Sallustro (1), eran militares, policías, civiles. Había una guerra, indudablemente se tenía que parar a esta mala gente. 


-¿Qué le sucedió cuando se encontró por primera vez con los prisioneros, sus enemigos en esta guerra? 
-Cuando los ví por primera vez me dije eso mismo: "Estos son mis enemigos". Me mentalicé así: que eran mis enemigos. Entonces me envalentoné, parecía un gallito pigmeo. Como 'Cortina Metálica', el dibujito que salía en un diario viejo. El personaje era un guapo que sacaba pecho, se envalentonaba, pero siempre peleaba cerca del hospital por si lo lastimaban. 


-¿Sus compañeros de logística en el campo también estaban convencidos de que había una guerra? 
-Claro, porque fue la época más brava. Todos pensábamos que ellos eran nuestros enemigos y que nuestro deber era combatirlos. Aniquilarlos. 


-Cuando murió Lucas, ¿para usted murió un enemigo? 
-Sí, en principio fue así. No te olvides que yo venía de un lavado de cabeza de más de dos años. Cuando hice la colimba, la guerrilla ya estaba operando. Después pasé por la Escuela de Suboficiales. Creía que ellos eran el diablo.


-¿En qué consistió ese lavado de cabeza? 
-Nos arengaban todos los días. Era como en la película 'No habrá más penas ni olvido', donde Rodolfo Ranni hacía de comisario y le daba esas arengas estúpidas a la tropa. Nos decían: "Hay que aniquilar al enemigo apátrida, cobarde y solapado..." Así todos los días. También recibíamos clases de adoctrinamiento más profundas, que yo no captaba mucho. Asistía por obligación. Pero no me interesaba, no le prestaba demasiada atención. 


-¿Quiénes se ocupaban de arengar a la tropa? 
-...Hicimos un acuerdo: nada de nombres. 


-Salvo los de los oficiales superiores. A ellos me refiero. 
-Bien. Entre los jefes militares, al que tengo presente es al entonces coronel Fernando Verplaetsen. Una vuelta nos juntó a todos en el patio de armas y nos dijo: "Cristo ha muerto en Tucumán". Hizo un pausa larga y después siguió: "¿Cómo que Cristo ha muerto? Así es, hemos descubierto en un campamento de los Montoneros una estampita de Cristo, vestido de guerrillero y con un fusil. Ese Cristo ha muerto". Y sacó la estampita, que le entregó a un soldado que estaba primero en la formación para que la pasáramos en mano y todos pudiéramos verla. 


-¿Cómo le decían que se debía combatir al enemigo? 
-Hasta el exterminio total. Muerte, sangre. Los argumentos eran que esos tipos, los subversivos, querían destruir la familia, imponer un gobierno totalitario, una bandera roja. Que planeaban acabar con nuestras tradiciones, con el ser nacional, la Iglesia y las instituciones para imponer otra doctrina, una forma de vida extranjera, antinacional, foránea. La Patria estaba en peligro, eso nos decían. 


-¿Qué era para usted la Patria? 
-Para mí, la Patria era la defensa de mi territorio; eso es lo que yo creía. Era nuestro estilo de vida: el tradicional, católico, occidental. Esto lo vas a escuchar en todos los discursos del Ejército. Defender el estilo de vida que siempre fue nuestro sistema de vida. Del prójimo no se hablaba. Yo no me dí cuenta de que no era dueño de nada. ¿Qué defendía? No lo sé, si yo no tenía nada. Hoy me doy cuenta de que no son así las cosas. Hoy para mí la Patria son pequeñas patrias. Mi vieja, mi casita, los chicos que no son míos pero que lo son. (2) También es servir a la Patria esto que estamos haciendo ahora, porque nos estamos defendiendo de algo que no queremos que se vuelva a repetir. 


-No le pregunto sobre lo que opina hoy, sino qué pensaba usted en aquel momento. 
-Había una guerra, sí. Y yo me había preparado para ella. Estaba entrenado para combatir en Tucumán, quería ir a Tucumán a combatir a la guerrilla. De uniforme, frente a un enemigo visible que también te tira. Pero en cambio me mandaron a 'El Campito'. Con el tiempo ya no estaba tan convencido de que así se defendiera a la Patria. 


La organización secreta 


-¿Quién comandaba el campo? 
-Todas las operaciones estaban centralizadas por el general Riveros. (3) El era el jefe del Comando Institutos Militares, un destino importante para cualquier oficial. Funcionaba como un cuerpo del Ejército más, con las mismas facultades que cualquier otro cuerpo; pero bajo la forma de un Comando Escuela. 


-¿Quiénes le seguían a Riveros en orden jerárquico? 
-Todas las unidades tenían un Estado Mayor que se integraba con los jefes de los departamentos del cuerpo: Personal, Inteligencia, Operaciones, Logística y Finanzas. Eran todos coroneles. No recuerdo sus nombres. Pero cada uno, en su área, estaba relacionado con el funcionamiento del campo.


-¿Qué tarea cumplía el departamento de Personal? 
-Todas las listas en las que figuraban los detenidos y su destino iban a parar al departamento de Personal, después de pasar por Inteligencia. Ahora, cómo las centralizaban, adónde las elevaban, si las microfilmaban o no, yo no lo sé.


-¿Quiénes impartían las órdenes de captura y se ocupaban de elaborar la información obtenida de los prisioneros mediante los tormentos? 
-Todo lo relacionado con los detenidos y las declaraciones de los torturados iba a Inteligencia. Los interrogadores reportaban únicamente a Inteligencia, que se ocupaba de dar las órdenes para que Operaciones saliera a mover las patotas. 


-¿Cómo se transmitían esas órdenes? 
-En esa época no corrían órdenes oficiales escritas, ni de Operaciones, ni de ningún otro departamento. Era todo clandestino, solamente funcionaban los métodos que imponía el jefe de Inteligencia, que era el general Verplaetsen. 

-¿De dónde salía el dinero para financiar las actividades de los Grupos de Tareas? 
-Una parte salía del presupuesto del Ejército, pero la mayoría de los gastos se financiaba con los botines que se obtenían en los operativos. Se autofinanciaban. 


-¿Cómo se justificaban oficialmente los gastos que demandaba el movimiento de los vehículos y la comida para los prisioneros? 
-En los partes se decía que era "Para Destacamento Los Tordos-Vivac", como si se tratara de tropas en maniobras. No te olvides que en esa época todos sabían, los oficiales entraban en Jefe de Turno en la guarnición y tenían que patrullar por esa zona. ¿Por qué tenían que patrullar en el medio del campo? ¿Para vigilar a los pajaritos? Esto lo sabían todos, hasta el último soldado. El jefe de Logística lo sabía, pero él nunca te lo va a decir. El te va a mostrar los partes de racionamiento en los que figura "Vivac" como destino. 


-¿Los jefes del CIM (4) visitaban el Campo? 
-Por ese lugar pasaron muchos. En más de una oportunidad me llamaban desde la jefatura de Inteligencia del Comando para que acompañara a ciertos tipos hasta el campo. Eran amigos o personas autorizadas por ellos, gente que yo no conocía. Miraban, hablaban con el personal del campo, escuchaban alguna exposición, y se iban. En una de esas visitas los ví por primera vez a Bussi (5) y a Bignone (6). Verplaetsen, como era el jefe del lugar, lo visitaba más seguido. Todos ellos se comportaban como si fueran dioses, como cuando tenés una hormiga al alcance del pie: si querés la matás y si no querés, no. 


-¿A quién designó Verplaetsen como jefe directo del campo? 
-A un coronel de Caballería ya fallecido, de apellido Schettini, que en esa época era mayor. Tenía la voz gruesa. Andaba siempre con botas de montar y una fusta en la mano. 


-¿Había efectivos de otras fuerzas trabajando en el campo?
-Sí. La Gendarmería se ocupaba de la seguridad exterior, con una guardia legal de veinte hombres rotativos. Entre los interrogadores había gente de la policía de la provincia, de la Federal y de la Prefectura. 


-¿Cómo estaba integrada su sección de Logística?
-Eramos siempre los mismos, nueve hombres. Un oficial, cuatro suboficiales y cuatro soldados, colimbas rasos. 


-¿Qué tareas cumplían los soldados?
-Eran Policía Militar y se encargaban de cuidar a los perros de guerra. 


-¿Cómo estaba formado el equipo de los interrogadores? 
-Eran tres grupos, con más de cuatro hombres por cada uno. Había gente de todas las fuerzas, incluso civiles. Gente de mierda. 


-¿Cómo funcionaban las patotas?
-Cada patota era una célula, exactamente igual a como se manejaban las organizaciones guerrilleras: por células cerradas. Tenían un jefe de grupo y cuatro hombres que se movilizaban en dos vehículos. 


-¿Todos militares?
-Del Ejército. Los jefes de grupo eran tenientes primeros o capitanes, el resto de los hombres eran suboficiales. A veces entraba un subteniente. Esa gente se la jugaba. 

-¿Quiénes participaban en los operativos de secuestro? 
-La patota y los interrogadores. Yo salí con ellos varias veces, pero no a chupar gente, sino cuando tenían que "hacer un blanco" (7) en el que se suponía que podía haber enfrentamiento. Cuando, por ejemplo, se trataba de un guerrillero del brazo militar de Montoneros, no del político. Eran combatientes. Entonces llevaban un refuerzo. Si yo estaba de turno, me pedían junto con otros más. Ibamos de apoyo, ¿me entendés? 


-¿Salían uniformados? 
-La patota salía siempre de civil, en autos truchos, (8) también civiles. A los refuerzos generalmente nos decían que fuéramos de civil. Si las cosas eran muy a la vista de todos, íbamos de verde, para darle un marco legal. 


-¿Qué otro grupo participaba? 
-Estaba el grupo que venía para los "vuelos". Separados de todos los demás. Ellos no pertenecían a nada, estaban afuera de todo, tenían el verdadero poder. Más adelante te vas a dar cuenta de por qué digo esto. 

 




(1) Se refiere al empresario industrial Oberdan Sallustro, director general de la empresa Fiat, secuestrado por el ERP el 21 de marzo de 1972 y asesinado el 10 de abril de ese año.


(2) Ibañez crió a los tres hijos de su hermano.


(3) Ver Anexo. 


( 4)
Abreviatura de Comando de Institutos Militares, en cuya jurisdicción funcionó el Centro Clandestino de Detención "El Campito"


(5)
General (RE) Antonio Domingo Bussi.


(6)
General (RE) Benito Reynaldo Bignone.


(7)
Se denominaba "blanco" a la persona o personas que serían secuestradas por los Grupos de Tareas. "Hacer un blanco" significaba concretar el secuestro, la acción del operativo.


(8)
Vehículos robados al azar en la vía pública o que pertenecían a las personas secuestradas.

 

 

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