ANCLA

por Natalia Vinelli

 

 

A modo de conclusión

A fines de 1975, cuando el golpe de Estado era sólo una cuestión de tiempo, Rodolfo Walsh comenzó a evaluar junto a otros compañeros la posibilidad de montar un plan de emergencia que dificultara el despliegue inicial de la nueva embestida militar. La propuesta tenía en cuenta, entre sus previsiones, el feroz bloqueo informativo que se iba a producir. Pero el golpe aceleró los tiempos y la represión obligó a adecuar el funcionamiento orgánico a la nueva etapa que se abría.

Fue en esos primeros y vertiginosos meses del autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" cuando la vieja idea de una prensa clandestina tomó cuerpo. Reunido con un grupo de cuatro compañeros de los cuales era responsable, Walsh ultimó los detalles de lo que sería ANCLA, la Agencia de Noticias Clandestina. Una vez puesta en funcionamiento se dedicó a otras tareas relacionadas al Departamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros, y ANCLA quedó bajo la responsabilidad de "Lidia".

En ese entonces, la agencia representó la necesidad de un medio eficaz no sólo en cuanto a la circulación de información, sino también en tanto instrumento político. ANCLA tenía que ser un espacio disimulado que, a la vez de informar, dirigiera buena parte de sus esfuerzos a actuar dentro del corazón mismo del poder. De ahí se desprende su doble rol, relacionado a contra información y a contra inteligencia; y su estructura comunicacional, que involucraba tanto la acción como la representación para tomar parte activa en la lucha de resistencia al régimen.

El funcionamiento de la agencia clandestina sirvió para estimular y promover contradicciones entre los grupos de poder; también para propiciar la participación popular en la información: de otra manera, no se hubiera podido pensar en una resistencia. A esto se sumó la posibilidad de iniciar una campaña contra la dictadura militar en el exterior, enviando sus despachos por correo a los corresponsales extranjeros. Así, ANCLA puso de manifiesto toda la información negada a los argentinos: las diferencias entre la Junta, los objetivos del plan económico, las expresiones de la resistencia popular y las violaciones a los derechos humanos.

Los testimonios recogidos permiten evaluar que los objetivos propuestos fueron relativamente cumplidos durante los primeros meses de funcionamiento: en cierta forma, el poder se vio enfrentado por un grupo de personas que hurgaban entre sus múltiples relaciones, buscando contradicciones o generándolas, a fin de debilitar su fuerza y romper su unicidad. Para lograrlo, ANCLA construyó una identidad propia difusa, lo cual le permitió durante ese período confundir a un enemigo preocupado por el carácter de una información supuestamente confidencial.

Asimismo, la agencia pudo plantarse como un instrumento de denuncia: con su trabajo acompañó muchas de las actividades encabezadas por los familiares de las víctimas, destinadas a lograr apoyo internacional. El insistente movimiento en el exterior hizo que la Junta se viera obligada a instalar el Centro Piloto en París y denunciar una campaña "anti-Argentina" para defenderse.

De todas formas, la divulgación a través de ANCLA presumiblemente quedó acotada a espacios específicos vinculados a militantes políticos e intelectuales, o incluso a miembros de las fuerzas represivas, aunque tampoco es menos cierto que el intento de la agencia de generar una multiplicidad de relaciones desde cada receptor-emisor hacia su entorno posibilitó la circulación de rumores en una Argentina marcada por el silencio. Porque el hecho de que ANCLA como vehículo pudiera quedar acotada no presupone necesariamente que sus fuentes optaran por volver al silencio después de haber hablado, sino todo lo contrario.

ANCLA, entonces, aparece como un organizador de la información a la que luego le da un soporte material para hacerla más confiable: busca que los individuos alcancen un conocimiento pleno de su entorno, completando y ordenando los datos parciales de cada uno de ellos. El planteo es el de una circulación del discurso multidireccional y plural, emanado de las bases mismas de la sociedad, donde la recepción no puede ser pasiva: está llamada a multiplicar, es decir, a generar acciones.

La estructura de la agencia como parte de un planteo de descentralización orgánica actuó en consonancia con una realidad de repliegue popular. Es decir, se trataba de una herramienta no "panfletaria" o "propagandística" con un discurso que, sin eufemismos, se presentaba como profesional y equilibrado. Por sus objetivos y por la situación concreta en que se desarrolló, ANCLA funcionó como un método de lucha donde la experiencia previa acumulada sirvió para orientarse en el trabajo. Walsh era conciente de que el retroceso hacia la resistencia significaba un importante paso atrás en el proceso de lucha popular, pero también tenía en cuenta que la única opción a esa alternativa era "el exterminio".

La búsqueda de formas nuevas para romper el silencio probablemente tuvo que ver con la formación político-ideológica de Walsh, quien, parafraseándolo, se hizo revolucionario en la lucha misma. Todas las experiencias de comunicación en las que participó se caracterizaron por no responder a recetas establecidas: desde Prensa Latina hasta Cadena Informativa lo que resalta es la creatividad, la conciliación de diferentes elementos en propuestas abarcadoras de la realidad.

Al mismo tiempo, su participación en la construcción de la Cuba socialista le sirvió como escuela: después de su trabajo sobre los fusilamientos de José León Suárez en 1956 y de su práctica en la agencia cubana, comprendió cabalmente la necesidad de la información como factor de organización popular. De ahí que la tradición de formas comunicacionales contestatarias en Latinoamérica y el concepto leninista de la prensa estén presentes en todas las experiencias que a lo largo de esos vertiginosos años Walsh llevó adelante, dando respuestas concretas ante planteos concretos.

Su destreza en "Operación Masacre", "Quién mató a Rosendo" y "El caso Satanowsky" señaló un camino en el periodismo de investigación. Ese periodismo comprometido, la búsqueda permanente de la verdad, el respeto por los destinatarios populares, fueron las bases mismas de ANCLA. Allí puso a prueba todo su ingenio para dar una batalla psicológica contra la dictadura militar. Cuando la agencia empezaba a encontrarse cercada por la represión, apeló a otros métodos todavía mucho más artesanales. No se detuvo ni aún en las horas más terribles. La consecuencia de sus planteos lo llevó a retratar la realidad hasta el último momento. Nunca abandonó su empresa, su compromiso ni su ideal. Pero, por sobre todas las cosas, Walsh supo fundir su propia identidad en el colectivo. De ahí que sus aciertos y sus errores sean compartidos con muchos otros militantes de la época que, también, pusieron toda su energía y hasta la vida en función del cambio.

La idea de comunicación que expresa ANCLA tampoco es extraña a otras experiencias a nivel latinoamericano que se multiplicaron en aquella época: las radios mineras bolivianas y los periódicos de los cordones industriales de Santiago (Chile), entre otros, muestran que la discusión acerca de la alternatividad estaba presente a lo largo de todo el continente. En la actualidad, enseña un camino la estrategia de prensa llevada adelante por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), gracias a la cual logró apoyo a escala internacional. También, los numerosos medios y agencias alternativas de noticias, independientes o vinculadas a organizaciones políticas revolucionarias, que nutren de información a infinidad de personas y apuestan por la organización popular y el cambio social.

Por otra parte, la calidad del trabajo realizado por el grupo que llevó adelante la agencia permite inferir que el bloqueo informativo no era un cerco imposible de sortear. En los medios de comunicación se publicó mucha más información de la que se asume, por lo menos entre líneas o a través de información oficial acerca de algún operativo. Y es por este motivo que no es creíble, a nuestro entender, el recurso a la ignorancia que algunos esgrimen a la hora de hacer un balance de lo sucedido durante aquellos años.

De no haber existido un mínimo de información o un mínimo de personas informadas, ANCLA no hubiese sido posible.

La regularidad en la entrega de los cables demuestra que en las redacciones se manejaba cierta información, lo cual hace pensar en una reproducción del material de boca en boca al menos en este ámbito, así como también en los ámbitos de pertinencia de aquellas personas que recibieron información por esta vía o a través de la Cadena Informativa. Al mismo tiempo, quienes no hallaban espacio para la verdad en sus propios medios podían recurrir a ANCLA para "sacudirnos un poco la indignidad que nos cubría", como escribió el periodista Alberto de Arriba.

Finalmente, queremos agregar que a lo largo de este trabajo intentamos develar algunas incógnitas acerca del funcionamiento y los objetivos de la Agencia de Noticias Clandestina, creada por Rodolfo Walsh, Lila Pastoriza, Lucila Pagliai, Eduardo Suárez y Carlos Aznárez en 1976. En principio sostuvimos la idea de una agencia destinada a denunciar en el extranjero las violaciones a los derechos humanos. Como dijeron muchos de los entrevistados, ese fue el objetivo -recortado, ascético- que quedó "para la historia".

Posiblemente todavía quede mucho por averiguar.

 

     

 

Indice de ANCLA

  
  

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