La dimensión cuantitativa.

INFORME CO.SO.FAM BARCELONA, MARZO DE 1999

  

 

En el apartado anterior la dimensión cualitativa es evidente que la mayoría de las instituciones e individuos preocupados por el tema, destacan sin ningún género de duda, la actitud discriminatoria en el tipo de represión sufrido por las víctimas judías. Esto se debe, sin duda, a lo masivo e irrefutable de los testimonios de las víctimas supervivientes y de los protagonistas que han vivido de cerca este proceso. Para ello se ha considerado exclusivamente a la percepción objetiva de los efectos concretos sobre las víctimas, superando incluso los temores o la influencia circunstancial de intereses políticos o de grupo. 

A la hora de analizar la sobrerrepresentación de las víctimas judías, subyace la históricamente reiterada actitud de determinados grupos judíos y no judíos que se niegan a "creer" y luego aceptar las realidades específicas de la situación de los judíos durante la dictadura. Al hacerlo olvidan el desarrollo de los últimos cien años de historia argentina y mundial, teñida de una constante de cíclicos rebrotes de expresiones y de actos de antisemitismo mas o menos violentos. Son muchas las digresiones posibles respecto de esta sobrerrepresentación pero, a los efectos de la presentación a la justicia española, es conveniente remitirse a los datos más concretos. 

Como es sabido existen diferentes análisis respecto del número total de víctimas judías de la represión. En cualquier caso, no cabe duda que el porcentaje de afectados de ese origen está en proporción mucho más alta a la de la comunidad judía respecto de la totalidad de la población del país. De acuerdo a estudios demográficos llevados a cabo por la Universidad Hebrea, su número habría descendido del año 1975 a 1980 de 265.000 a 245.000, no incluyendo esta cifra los posibles casos de desaparecidos. Es decir, que en su totalidad representarían el 0,98% de la población argentina, estimada para 1976 en 26.140.000 de personas.

Si bien el número total de desaparecidos no puede definirse en términos exactos, el análisis de COSOFAM Barcelona proporciona un listado provisional e incompleto, basado exclusivamente en la información de la CONADEP a setiembre de 1984, de 1.296 casos de judíos víctimas de la represión, que sobre los 10.424 casos denunciados ante esta Comisión, representan el 12,43%. El informe NUNCA MAS menciona en su Anexo casos de detenidos desaparecidos no resueltos del orden de 8.956 personas, lo que representaría una proporción de judíos desaparecidos del orden del 12,47% y además, un 15,62% de las victimas consideradas como muertos al momento de presentación del informe de la CONADEP, en 1984. De acuerdo con las estimaciones de algunas organizaciones de derechos humanos, el número total de casos de este tipo que afectaron a la población en general habría llegado a cifras entre 15.000 y 30.000 personas. En una conversación con un miembro de la CONADEP, éste transmite su estimación personal e informal de que todos aquellos desaparecidos o muertos en distintas acciones militares (confrontaciones, "ley de fuga", etc.) cuyos cadáveres fueron entregados a los familiares, se elevaría a un total de 12.000 a 15.000. Por su parte, Timerman relata en su libro ("Preso sin Nombre....) una conversación con un oficial de la marina, a las pocas semanas del golpe militar. El marino, al hacer referencia a la estrategia represiva decía...


--"Si exterminamos a todos (los terroristas), habría miedo por varias generaciones.
-- ¿Que quiere decir todos?
--Todos.....unos 20.000. Y además sus familiares. Hay que borrarlos a ellos y a quienes puedan llegar a acordarse de sus nombres." 


COSOFAM Barcelona por su parte coincide con otras asociaciones de derechos humanos en que la cifra total de desaparecidos se aproxima e incluso supera las 30.000 personas.

Dentro de esas cifras, determinar el número de aquellos de origen judío es sumamente complejo. En algunos casos las listas publicadas fueron basadas en denuncias de familiares, en otros, simplemente se tomaron de otras listas generales aquellos apellidos similares a los comunes dentro de la comunidad judía. También ha habido muchos casos de descendientes de matrimonios mixtos, que sólo han podido ser contabilizados cuando el conocimiento del apellido materno indicaba su condición de judío. En la preparación de este Informe no han podido ser considerados los expedientes individuales de la CONADEP, aunque sí algunos de los testimonios realizados ante el propio juzgado de instrucción de la Audiencia Nacional . Tampoco se ha dispuesto de los miles de expedientes de las causas archivadas en los tribunales argentinos por la vigencia de las leyes de obediencia debida y punto final, ni de las posibles revelaciones que se hayan producido durante el transcurso del proceso a la cúpula militar argentina. Además, seguramente en el contenido de la instrucción del juez Bagnasco, referida al secuestro de niños durante la dictadura militar, se podría encontrar información de interés en relación con los niños de madres judías nacidos en cautiverio.

Con estas salvedades, COSOFAM Barcelona ha realizado el refundido y la elaboración de una lista provisional e incompleta de víctimas judías, en base a las listas de la ADL, de la revista ecuménica Clamor, de la DAIA, del Comité de Familiares Víctimas de la Represión, de Israel, de listados de víctimas entre estudiantes y profesores del colegio nacional Buenos Aires, de la confeccionada por la Federación Universitaria Argentina, de la Comisión Nacional de Energía Atómica e información extraída de testimonios a los que se ha tenido acceso, de listados y de información directa de familiares y conocidos de víctimas que no figuraban en la fuentes anteriormente citadas. El resultado provisional y sujeto a una revisión más exhaustiva se situa en torno de las 1.900 víctimas, que en algún momento han pasado por los campos clandestinos de detención de la dictadura, cuya situación de vivo, muerto o desparecido, se desconoce. El listado de 1.296 víctimas judías tomado de la relación de la CONADEP es el que permite evaluar con gran fiabilidad el impacto de la represión antisemita. Está mayoritariamente integrado por víctimas con apellidos de origen centroeuropeo -ashkenazis- a los que se han agregado aquellos manifiestamente sefardíes, ya que -salvo informaciones directas- los apellidos de origen español más comunes utilizados en algunos casos por los sefardíes, no se han podido -por lo menos momentáneamente- determinar y tomar en consideración.

Como evidencia indirecta, puede mencionarse un testimonio de Punta Chica donde el porcentaje de los judíos detenidos se calculaba en un 8%. Un recuento de los nombres de las víctimas detenidas desaparecidas que fueran vistas por última vez en el campo de La Perla incluye a posible 14 nombres judíos de un total de 83 (22%); otro informe sobre el campo el Vesubio incluiría 12 nombres sobre un total de 46 (26%). Una lista de periodistas desaparecidos presentaba 8 posibles nombres judíos sobre 71 (11% ). 

En el propio sumario que instruye el juez Garzón, del listado provisional e incompleto incorporado por la Federación Universitaria Argentina confeccionado con nombre de estudiantes y docentes universitarios, que asciende a 2.125 víctimas, COSOFAM Barcelona ha podido identificar a 244 víctimas judías, un 11,48% , porcentaje sensiblemente próximo al deducido de los listados de la CONADEP.

Recientemente, la Comisión de Ex Presos Políticos de la ciudad de Rosario, ha confeccionado una lista de muertos y desaparecidos de esa ciudad y su entorno inmediato, en base a la consulta de archivos y entrevistas a familiares. En esta lista figuran 520 personas de las que COSOFAM Barcelona ha identificado a 58 víctimas de origen judío, un 11,15% del total. (*)

En líneas generales, se ha destacado que la estrategia misma de las desapariciones ha tenido un poder paralizante en las familias, postergando o evitando la presentación de denuncias. En ese contexto, puede asumirse que el número relativo de judíos que no hayan oficializado su denuncia no haya sido menor en proporción al del resto de la población afectada. De aplicarse esta consideración a las 30.000 víctimas estimadas, el número real de víctimas judías podría ascender a 3.726 personas, que para las 261.660 estimadas como de orígen judío en 1976, representan un 1,42%. Si se toman las estimaciones de 235.000 personas de origen judío al final de la dictadura, en 1983, este valor asciende al 1.59%.

Con las anteriores observaciones y salvedades, podría concluirse que el total en las cifras generales de las víctimas de la represión se situaría en un nivel siempre superior al 10%, que en el caso altamente fiable de las listas de la CONADEP, se deja provisionalmente fijado en el 12,43%.

El número desmedidamente alto de víctimas de origen judío, que multiplica en más de 12 veces su proporción en la población tomada sobre la proyección del censo general al año 1976, ha sido objeto de distintas argumentaciones.

Algunas hacen referencia a la presencia judía en las diferentes profesiones y en el estudiantado universitario. Otras, a la mayor concentración de población judía en los grandes centros urbanos, supuestos focos de un mayor activismo político y social. También ha podido especularse sobre una tradicional sensibilidad e implicación judía en las cuestiones sociales, que haya resultado en una mayor proporción dentro de grupos progresistas.

Dado que no es posible medir la incidencia de estos factores, estas argumentaciones, que no toman en consideración los elementos relevantes del análisis de COSOFAM Barcelona, no han podido ser sustentadas por grupos, incluso judíos, que inicialmente se negaron a aceptar las evidencias de una actitud discriminatoria que derivó en el genocidio comprobado de más de 1200 judíos.

Al haber quedado establecido en este Informe el trato discriminatorio hacia los judíos detenidos, en primer lugar se puede afirmar que las mismas actitudes fueron las practicadas dentro del proceso de la selección de las víctimas y el procedimiento de detención. A este respecto, es importante destacar que los aparatos que tomaban a su cargo las distintas etapas de la represión no tenían diferenciación interna significativa. Los que procedían a llevar a cabo los arrestos no eran intrínsecamente distintos de los torturadores y en muchos casos eran intercambiables. Los mismos elementos que protagonizaron los secuestros, en muchos casos fueron responsables por el interrogatorio y eventual asesinato de desaparecidos. En el caso argentino, queda comprobado que la acción represiva ha sido planificada operativamente de forma muy extendida, explícitamente programada en forma descentralizada para poder implicar directamente al mayor número posible de componentes de las fuerzas armadas y la policía. A diferencia de otros países -caso Chile- en donde las acciones de ese tipo quedan monopolizadas por una agencia especializada en la seguridad de estado, el gobierno militar en Argentina utilizó sus distintas ramas, aun operando en las mismas zonas.

El conocimiento previo del destinatario de la detención y el conocimiento anticipado de su presumible condición de judío, en primer lugar por la identificación de su apellido, explica el anticipo de actitudes antisemitas en los procedimientos, que luego se sistematizarían en los centros de detención. No sólo se trata de militares sirviendo en las mismas unidades y establecimientos, sino también contando con una similar mentalidad fanatizada. En algunos casos, humillaciones verbales, inscripciones racistas, svásticas, etc., en el momento de la detención ponen en claro que los captores tenían conocimiento del origen judío de la víctima.

En segundo lugar, asumido el hecho de que la tendencia antisemita ha incrementado el número de detenidos judíos, se puede establecer ya sin lugar a dudas que, en las decisiones de eliminar a las víctimas ese origen había sido en la mayoría de los casos, un factor determinante. Del análisis de los listados de la CONADEP, surge --como ya se ha mencionado-- el dato incontestable de que del total de los registrados como muertos, el 15.62% eran de origen judío. De acuerdo a la ADL, los judíos tenían menos chance de ser liberados que el resto. En nuestra referencia a la humillación verbal, repetidamente se da cuenta de las amenazas de matar a los de origen judío como prevalente dentro del proceso represivo. El rabino Morton M. Rosenthal de la División Latinoamericana de la ADL explícitamente manifiesta que "los judíos estarán bajo un peligro mayor por la prevalencia de sentimietos antisemitas dentro de los miembros de los cuerpos de seguridad" y esta actitud es simplemente coherente con la mentalidad de los ejecutores. Más específicamente, han habido testimonios en donde se amenaza de muerte a un judío por su raza. En un caso ... "respecto al joven Osvaldo Levín, aunque carecía de antecedentes fue detenido y posteriormente 'trasladado' porque para los militares el simple hecho de que fuera judío ya era un delito" segun testimonio de Graciela Geuna, que también hace referencia a los "traslados" declarando que: "Si bien en el campo "La Perla" casi toda la totalidad de los secuestrados fueron trasladados y hoy figuran como 'desaparecidos', solo hubo una liberada de origen judío y fue absolutamente determinante en esa decisión el hecho de que su madre no era judía. Como los militares sostenían que el judaísmo se transmite por el vientre materno y no por el padre, a ella no la consideraban judía. De lo contrario hubiera corrido la misma suerte en dicho campo que los demás judíos" . Sofía Eppelbaum, cuyos tres hijos se encuentran entre los desaparecidos, cuenta que le recomendaron ir a ver a un abogado conocido por sus conexiones con los militares. Al contarle de la desaparición de Luis Marcelo, uno de sus hijos, el abogado le preguntó si él era judío. La madre preguntó qué tenía que ver su origen. El abogado no volvió a interesarse en su caso.

La práctica de la tortura no tiene límites y los militares argentinos lo demostraron en la generalidad de los ciudadanos que pasaron y quedaron en las mesas de tortura de los centros de detención. Pero con los judíos --siguiendo a Timerman-- "A los judíos querían borrarlos. El interrogatorio a los enemigos era un trabajo; un placer o una maldición. La tortura a un prisionero judío traía siempre un momento de divertimento a las fuerzas de seguridad argentinas, un cierto momento de ocio gozoso"........."...el odio al judío era visceral, un estallido,....".........."A un prisionero político se le podía odiar porque estaba en el otro campo, pero también se podía intentar convencerlo, darlo vuelta,......hacerlo cambiar de bando, ...." " ¿Pero cómo se puede cambiar a un judío?..."

En tercer lugar, podría plantearse que una percepción exagerada del carácter subversivo del judío lleve también a que se produzca una exageración numérica. Kovadloff menciona su contacto con un militar de alto grado que consideraba que posiblemente un 60% de los guerrilleros era de origen judío. Un estudiante relata, después de escapar a Israel, que cuando entran las fuerzas de seguridad a su colegio secundario en Buenos Aires, a fin de buscar a los miembros de una presunta célula política clandestina, al no saber quiénes eran sus componentes, pensaron originalmente detener a un determinado porcentaje de alumnos de los grados superiores, y someterlos a interrogación. Al recibir la lista de nombres, finalmente se llevaron a aquellos de apellido judío, notoriamente ashkenazis. Si el prejuicio y la expectativa que de él deriva, es que un porcentaje más alto de judíos estén involucrados en actividades políticas, ello llevó a decidir preferencialmente a arrestar a aquellos de ese origen. En este caso, la decisión "lógica" había sido llevarse a todos aquellos de origen judío. Es así que puede observarse un punto de ligazón con una actitud antijudía a priori. También puede agregarse que no es necesario plantear en forma dicotómica si el arresto se ha debido a razones de índole político o étnica, ya que aún sin haber contradicción, en el proceso de selección se detecta que se ha dado prioridad --para mal-- a aquellas víctimas de origen judío.

En el caso de otras personas a las que también se acusaba de ilícitos económicos, es evidente que se han seleccionado prioritariamente a aquellos de origen judío. Más aún, en el mismo informe de la DAIA de enero de 1984 se reproduce en una lista de casos de judíos desaparecidos, detalles de la presunta actividad política. Sobre un total de 195 nombres, solo 30 (15%) caen dentro de esa categoría (9, actividad estudiantil; 3, actividad gremial; 18, actividad política); dentro de la "presunta actividad económica" se encontrarían sólo 5. Dos casos serían de abogados involucrados en el campo de derechos humanos. Eso deja un total de 158 (81%) registrados sin actividad específica, y entre ellos 6 sin información alguna. 

En otras palabras, más de tres cuartas partes de la lista mencionada no nos permiten llegar a conclusiones sobre un activismo destacado de uno u otro tipo, lo que refuerza la tesis de la existencia manifiesta de un apriorismo antisemita.

Finalmente, se han mencionado repetidamente casos donde la razón principal para la detención parece haber sido ligada a la vida institucional judía en Argentina. Entre ellos, individuos como Daniel Najmanovich, en donde sólo se menciona su militancia en el movimiento sionista, la detención de Jaime Pompas (ex-presidente de la DAIA en Córdoba) y Jaime Lockman en la misma ciudad. La detención temporaria de 5 israelíes en Córdoba, sospechosos de subversión por haber participado en un seminario sobre el Sionismo ; el caso del joven Horacio Oscar Saragovi, acusado de haber tirado una botella incendiaria cuando iba al club judío y el de dos israelíes, emisarios del Movimiento Juvenil Sionista del Hashomer Hatsair, arrestados tambien en Córdoba en búsqueda de un grupo de miembros juveniles de esa organización sionista que fueron arrestados previamente. Entre los acontecimientos más dramáticos y con mayor repercusión mediática, encontramos los secuestros del hijo e hija de los presidentes de la DAIA en Buenos Aires y Córdoba. En el primer caso, tras raptar al hijo del domicilio y luego amenazar a la familia se retiran los intrusos armados. Después de cuatro intensos días de gestiones se produce la liberación del joven, previo extenso interrogatorio.

A pesar de que el hijo parte hacia Israel, queda su padre en su posición oficial de la comunidad judía, quien al mantener ese cargo lleva a distintas especulaciones sobre una posible relación entre la liberación y un posible compromiso. Por otro lado, la desaparición de la hija de 16 años del presidente de la DAIA de Córdoba -secuestrada con otra amiga no judía que reaparece pocos días más tarde- lleva a su padre a renunciar a su posición comunitaria, tanto a fin de poder dedicarse enteramente a la búsqueda de la misma como asimismo no comprometer a la comunidad por los presuntos actos de su familiar. En este caso, la búsqueda ha sido infructuosa, y la hija pertenece a aquellos que fueron trasladados a un destino incierto, desde el campo de "La Perla". 

 

 

Indice General del Informe