Memorias enfrentadas. El voto a Bussi en Tucumán
por Emilio Ariel Crenzel
 


   

4. Los motivos del voto a Bussi

 

"Debe entenderse que una relación social es de lucha, cuando la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra la resistencia de la otra u otras partes... entre las formas de lucha, existen las más diversas transiciones sin solución de continuidad: desde aquella sangrienta, dirigida a la aniquilación de la vida del contrario y desligada de toda regla... hasta llegar a la competencia estrictamente ordenada como la artística o la lucha electoral".

Max Weber, "Economía y Sociedad",
Fondo de Cultura Económica, México, 1980, Página 31.

 


Las elecciones a gobernador del 2 de Julio de 1995.
 

A pocos más de un mes y medio del segundo triunfo de Menem en las elecciones nacionales a Presidente de la Nación, el 2 de Julio de 1995, se llevaron a cabo las elecciones a gobernador de la provincia de Tucumán.

Los candidatos principales a gobernar por un período de cuatro años la provincia eran: Rodolfo Campero por la Unión Cívica Radical (UCR) (54) , Olijela del Valle Rivas por el Partido Justicialista (PJ) (55), José Vitar por el FREnte PAís Solidario (FREPASO) (56), y Domingo Bussi por Fuerza Republicana (FR).

Como dato elocuente de la fragmentación "por abajo" de las identidades políticas tradicionales de la provincia y de la mercantilización de la actividad política, se constituyeron una multitud de grupos rivales en cada partido, excepto en Fuerza republicana, que luchaban entre sí por lograr algún cargo público como forma de acceder a un empleo y a cuotas relativas de poder clientelar. La competencia electoral provincial reconoció la postulación de más de 800 sublemas que competían para cargos locales en las elecciones provinciales (57).

No fue raro entonces que la provincia se viera inundada de propaganda electoral callejera, radial y televisiva. Por arriba de la maraña de carteles y pasacalles, de los lemas y sublemas, la campaña electoral reconoció el desenvolvimiento de varias y diferentes estrategias políticas.

El Partido Justicialista, inicialmente, intentó contener las profundas luchas intestinas internas, no menguadas por la posibilidad de presentar sublemas para los cargos electivos locales. Meses antes, el presidente Menem, había tratado de imponer sin éxito, debido a la falta de consenso en el Partido Justicialista local a Evangelina Salazar, esposa de Ramón Ortega, el gobernador saliente, como candidata del partido (58).

Consagrada Rivas como candidata, la campaña justicialista reconoció un lema central y cuasi excluyente: "No aislemos a Tucumán". Se trataba así de agitar el fantasma - por cierto centralista y antidemocrático- de que la elección de un gobernador de otro signo político, diferente al del gobierno nacional, debilitaría el apoyo de la administración central a la provincia. A la vez, esta consigna procuraba asociar la suerte de la fórmula Peronista provincial al reciente triunfo electoral del presidente Menem quien había sido reelecto dos meses antes.

Paralelamente, una legión de funcionarios nacionales recorría la provincia en apoyo a la formula justicialista que, a diferencia de lo ocurrido con Ortega en 1991 quien convocó la adhesión de amplios sectores políticos y sociales, no lograba trascender los menguados límites electorales de las fronteras sociales y políticas del voto Peronista (59).

Por otra parte, la UCR no atacó ni a la gobernación de Ortega por el devenir económico de su gobierno que estaba en consonancia con la ola privatizadora del gobierno nacional conducido por Carlos Menem, ni al bussismo por la historia de su líder e hizo campaña exaltando la gestión de Rodolfo Campero, ex rector de la Universidad Nacional de Tucumán y entonces diputado nacional.

Este tipo de campaña "por la positiva", tenía un público potencial más bien estrecho, las clases medias urbanas de perfil educativo medio y alto de la provincia.

El bussismo, a diferencia de otras elecciones donde hizo gala de austeridad, desarrolló esta vez su campaña con grandes solicitadas en los diarios locales, carteles callejeros y avisos publicitarios radiales y televisivos.

El domingo 18 de Junio, en "La Gaceta", el más importante de los periódicos locales, una solicitada de "Fuerza Republicana" presentaba a una familia, un matrimonio y tres hijos, cercada por un abismo, sobre la cuál surgían manos amenazantes con recibos de impuestos, cuotas, boletas de servicios, leyendas sobre sueldos impagos, etc. Al pie del dibujo, resaltaba la frase: "Tucumán y los tucumanos están mal. En los últimos doce años hemos tenido tres gobiernos del mismo signo político y con un sólo resultado, el fracaso. Hoy no podemos fracasar nuevamente. Necesitamos alguien como Bussi. Todos lo sabemos. Bussi gobernador, para los tiempos difíciles" (60).

Los destinatarios del aviso no eran individuos aislados. Por una parte, desde esta interpelación, se invocaba a entes supraindividuales, colectivos sociales indiferenciados capaces de convocar simbólicamente adhesiones de diferentes sectores y grupos sociales, tal el caso de las referencias a "Tucumán" o "los tucumanos".

Esta convocatoria, poseía la particularidad de diluir, además, las identidades sociales en términos de ciudadanía y en cambio significarlas a partir de su clivaje territorial. Por otra parte, cuando el discurso interpela a personificaciones sociales concretas, los convocados son los "padres de familia", para quienes el mensaje es claro, se trata de resaltar "la capacidad" de Bussi de enfrentar esta situación a la vez que les recuerda que el General ya había sabido actuar en "tiempos difíciles".

El aviso citado, propone una periodización que en su datación localiza en correspondencia "el estado de malestar" con los doce años transcurridos entonces desde la restauración constitucional de 1983, convocando a la presencia excluyente y omnipresente de Bussi como único posible proveedor de las soluciones esperadas. El propio Bussi reproduciría esta dirección de sentido al señalar el 18 de Junio en tono amenazante que: "si pierdo las elecciones, Tucumán conocerá el infierno" (61).

Por otra parte, tanto en la televisión como en la vía pública se reiteraba otro slogan "Bussi en las escuelas", "Bussi en los hospitales", "Bussi en la administración". Esta consigna buscaba traer a la luz de la memoria social, las características de ejecutividad, visibilidad y presencia de Bussi en la vida pública y cotidiana durante su gobernación bajo la dictadura militar.

A la vez, desde otros slogans se remarcaba, desde un discurso machista, que "Bussi tiene, lo que hay que tener". La referencia de doble sentido, no sólo ponía el acento sobre las supuestas cualidades necesarias para gobernar, a la vez procuraba resaltar los dotes varoniles del candidato republicano, en contraste con la candidata mujer del Partido Justicialista.

A la vez, el bussismo no descuidó en su estrategia electoral exorcizar los fantasmas del aislamiento provincial en caso de resultar victorioso en las elecciones, que agitaba la propaganda del Peronismo, mostrándose decidido a acompañar al gobierno nacional para que la provincia no quedara "aislada" del resto del país en caso de triunfar en las elecciones.

En cuanto a su plan de gobierno, Bussi se manifestaba con una gran ambigüedad. Como política de reactivación de la economía, insistía en proponer el relanzamiento de la industria azucarera como eje de la vida productiva de Tucumán sentenciando en varias oportunidades desde una perspectiva que naturaliza el orden social que: "Dios quiso que Tucumán sea azúcar" (62).

Con relación a la política de privatizaciones impulsada por el gobierno nacional, Bussi señalaba que: "es una barbaridad transferir el banco de la provincia a la actividad privada", pero a la vez manifestaba su voluntad de revisar los contratos de privatizaciones de empresas provinciales que había llevado adelante el gobernador Ortega (63).

También en sus discursos y solicitadas criticaría al "gobierno empresarial" de Ortega y a "los excesos de la libertad económica" que desatienden las necesidades de la gente, a la par de manifestarse reiteradamente como "un buen amigo de Menem" y refrendar el plan económico llevado adelante por el gobierno nacional (64).

Más allá de la competencia electoral, pero aprovechando el "estado deliberativo" previo a las elecciones, los organismos de Derechos Humanos instrumentaron un "juicio ético" a Bussi con abogados, intelectuales, ex militantes, ex detenidos desaparecidos, sindicalistas y en el que también participó el ex gendarme Torres, quien declarara ante la CONADEP haber sido testigo de ejecuciones directas de prisioneros por parte del entonces General Bussi, dando su testimonio (65).

Pese a que el "juicio" se propusiera metas lejanas de poder materializarse, como pedir que el Vaticano excomulgue a Bussi, debió cambiar más de una vez de sitio de realización debido a las amenazas recibidas y el General se manifestó con dureza sobre el mismo señalando que dicho tribunal "le recordaba los tribunales populares de otra época que tanto daño causaron a nuestra sociedad" (66).

Pocos días después, en la noche del 2 de Julio, los partidarios de Bussi festejaban ruidosamente por su triunfo en las urnas por las calles de San Miguel de Tucumán. Habían triunfado con el 46% de los votos contra el 32% del Partido Justicialista, el 17% del candidato de la UCR y poco más del 1% del FREPASO. ¿Cuáles fueron los motivos del voto a Bussi?
 

Cuadro 1
Motivo del voto a gobernador en Tucumán, 1995,
según votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)

Motivo del voto Votantes a Bussi No votantes a Bussi Total
Porque pondrá orden, seguridad, mano dura 29 1 15

Por confianza/esperanza

23 14 18
Por las cualidades personales y su equipo 19 26 22
Por sus ideas y sus propuestas 18 31 24
Por oposición a otro candidato o partido 5 10 7
Otros 5 8 7
Tradición familiar/ Lealtad Partidaria 1 7 4
No contesta 0 3 2
Total 100 (111) 100 (93) 100 (204)

Fuente: Los datos de todos los cuadros presentados surgen de la encuesta de 222 casos
realizada entre el 16 y el 30 de Junio de 1995 en la provincia de Tucumán. Las cifras entre
paréntesis corresponden al número total de casos para cada una de las columnas.


En primer término cabe señalar que, mayoritariamente, los entrevistados aseguran emitir su voto por motivos vinculados a las ideas y propuestas del candidato por el que sufragan.

Esto se desprende de considerar la proporción de respuestas que, sobre el total, hacen hincapié en significados y motivaciones de corte político e ideológico definido. En este conjunto, se incluyen tanto quienes sufragan teniendo en cuenta "la necesidad de orden, seguridad y mano dura", como quienes refieren a las "ideas y propuestas" como a la "oposición a otro candidato" como los motivos de su voto. Este grupo de entrevistados, basa su decisión en su universo simbólico que parte de consideraciones conceptuales, de orden político, más allá del grado de elaboración que este posea.

En segundo término, casi un cuarto de los entrevistados sostiene su decisión sobre la base de las características personales de los postulantes, generalmente relacionadas con "la capacidad", "la honestidad", "la firmeza" y "la experiencia" del candidato.

Otro grupo importante, manifiesta votar por su "confianza o esperanza" en el elegido. Estos últimos entrevistados, mayoritariamente expresan un deseo de que "las cosas cambien", "que la provincia este mejor". Por otra parte, es escaso el porcentaje de entrevistados que afirman basar su voto en razones de tipo tradicional, generalmente sustentadas en enraizadas conductas electorales y creencias políticas familiares.

Son los votantes a Bussi quienes más afirman su voto en creencias de corte más claramente político. 52% versus el 42% de quienes no sufragan por él. Esta diferencia se sostiene, se explica, en razón de la importancia que adquiere entre estos entrevistados la expectativa en que Bussi imponga: "orden, seguridad y mano dura".

Este reclamo, se personifica especialmente entre los entrevistados varones, de la capital provincial, mayores de treinta años, de las fracciones medias y bajas desde el punto de vista económico-social.

En cambio, los no votantes a Bussi hacen referencia centralmente a las "ideas y propuestas" de sus candidatos, generalmente referidas a la posibilidad de participación, a propuestas relativas al mejoramiento de la situación económica y social de la provincia y en una porción destacada, en un rechazo a Bussi por su historia de participación en la dictadura militar.

Estos últimos entrevistados, en general mayores de treinta años y localizados preponderantemente entre los sectores medios de la capital provincial, responden que "votan por la democracia contra el regreso del autoritarismo", "para poder elegir", "para no volver a tener miedo", etc.

Este tipo de respuestas se aproxima a las dadas por aquellos que sostienen claramente, en este mismo grupo de entrevistados, que votan a determinado candidato por oponerse a que Bussi gane las elecciones.

Los aspectos que se pueden distinguir inicialmente con relación a los motivos de voto de los entrevistados pueden sintetizarse a grandes rasgos en una tendencia mayoritaria, sea el entrevistado votante a Bussi o no, a expresar que el motivo de su voto es la coincidencia con las propuestas e ideas del candidato por el que sufragan (67).

Por otra parte, entre aquellos que sostienen este tipo de motivo de voto, se identifican una serie de valores que distinguen a votantes y no votantes a Bussi.

Entre los primeros, es notable la presencia de quienes argumentan votar a Bussi por ideas con una historicidad particular en la historia política argentina. "Por la seguridad, el orden, la mano dura", constituye el motivo singular más elegido por este grupo de votantes (68).

Siguiendo a Weber, los motivos centrales del voto a Bussi expresarían una subjetividad racional orientada de acuerdo a valores. Cabe recordar, que este "tipo ideal", es central, desde esta perspectiva teórica, para predecir e identificar ciertos componentes de la estructura ideológica, de las convicciones profundas de una persona o una porción de la sociedad (69).

Esta característica en los contenidos preponderantes del voto, se complementa con otro dato. Alrededor de un cuarto de los entrevistados, con menor presencia entre los votantes a Bussi, señaló como motivo de su voto las características personales del candidato.

Entre los no votantes a Bussi, aunque en menor medida, sobresale también la motivación de acuerdo "a valores" pero de corte más abstracto y genérico. Al interior de la misma, se expresan por un lado expectativas centradas en cambios económicos, el apoyo a las posibilidades de discusión de las diferentes ideas que posibilita la democracia y un rechazo a Bussi como candidato en tanto personificación social del golpe de Estado de 1976 y de su política violadora de los Derechos Humanos (70).

No solamente un pedido de orden dirigido hacia el presente se escucha tras los motivos del voto a Bussi. El recuerdo del pasado también se hace presente en la decisión electoral de quienes sufragan por él.

Seis de cada diez votantes a Bussi consultados, 62%, manifestaron tomar en cuenta acciones del gobierno anterior de Bussi al votarlo en 1995.

Son los entrevistados de más de treinta años, que vivieron más plenamente ese período, los que sobresalen entre aquellos que toman en cuenta para votarlo, acciones del gobierno instaurado en 1976. En este grupo, también se destacan los hombres y los entrevistados más pobres económica y socialmente.

¿Pero qué "acciones" estos entrevistados recuerdan a la hora de emitir su voto en favor de Bussi?
 

Cuadro 2
Acciones del gobierno anterior de Bussi
que toman en cuenta sus votantes para votarlo en 1995 (en porcentajes)

Tipo de acciones Votantes a Bussi que toman en cuenta acciones del gobierno anterior para votarlo
La seguridad el orden, y la situación económico-social 38
El orden, la seguridad, la lucha antisubversiva 28
Las obras públicas, la situación económica 16
Su ejecutividad, su honradez 10
No especifica acción 6
Por el orden y la honradez 2
Total 100 (69)


La primera minoría de los votantes a Bussi que toman en cuenta acciones de su gobierno anterior para votarlo en 1995, menciona "el establecimiento del orden" junto a "la realización de obras públicas" y "las mejoras en la economía".

En segundo término, otro grupo importante, destaca el establecimiento del "orden" y "la seguridad" y a la "lucha antisubversiva". "Puso orden", "había seguridad", y "venció a la subversión", integran este tipo de respuestas de manera mayoritaria.

El porcentaje de quienes mencionan que han tenido en cuenta aspectos ordenancistas de la gestión dictatorial de Bussi al votarlo en 1995 se torna más significativo, representa dos tercios de las respuestas, al considerar tanto aquellas que estrictamente refieren a la puesta de "orden" como aquellas que expresan "formas mixtas", combinando las referencias al orden, con la realización de obras públicas y las mejores condiciones económicas existentes entonces. "Había más trabajo, orden y moral", había "seguridad, trabajo, paz, libertad, tranquilidad y limpieza", "puso orden, venció a la subversión y mejoró la economía de la provincia", se destacan entre las respuestas de este último grupo de entrevistados (71).

Tanto entre quienes solamente mencionan favorablemente los aspectos ordenancistas del gobierno de Bussi, como entre aquellos que combinan estos aspectos con razones de índole económica, es la variable edad la que más se asocia con el tipo de acción elegida, vinculada a un nítido perfil social y a una localización espacial específica.

Son los votantes de sectores medios y altos de la pirámide social, de más de treinta años y que moran en la capital provincial, los que se destacan tanto entre los entrevistados que hacen hincapié en el "orden, la seguridad y la lucha antisubversiva" como entre quienes rescatan aspectos ordenancistas y económicos.

Este grupo de votantes, que recuerda de manera privilegiada el "orden", remite en sus verbalizaciones a una articulación temporal que cabe poner de manifiesto. Su recuerdo de la participación del pasado de Bussi en el combate antisubversivo se articula con ansiedades y temores provenientes del presente.

Así tienden a fundir, en un discurso único, la valoración de la noción de seguridad en el marco cognitivo del discurso antisubversivo, con el reclamo actual de restaurar ciertas formas de convivencia social, ahora alteradas. La creciente desocupación, la mendicidad callejera, el aumento de la delincuencia, la relativa aceleración del ritmo cotidiano, la inquietud que les provocan las barras de jóvenes reunidos en las esquinas de la ciudad y el incremento de la violencia urbana.

Es por ello, que la alteridad amenazante a la que refieren estos entrevistados en su discurso, no adquiere la personificación del subversivo, aunque la supone en potencia, ni siquiera, de manera exclusiva, la del delincuente. Más bien, parece identificarse con una difusa combinación de viejas y nuevas identidades urbanas, donde los jóvenes, los pobres y las variadas personificaciones que pueden asumir los ilegalismos se mimetizan.

Complementariamente, los votantes a Bussi expresan expectativas, esperanzas e ilusiones específicas frente a un eventual nuevo gobierno de Bussi.

Casi con porcentajes iguales, 24%, lo que manifiestan en primer término los votantes a Bussi como expectativa antes de que triunfara en las elecciones de Julio de 1995 es que "reactive la economía" y, con igual intensidad, que "dé trabajo" y "baje la desocupación".

Especialmente, son los entrevistados mayores de treinta años y los entrevistados más pobres económica y socialmente hablando los portadores de estas expectativas.

El enunciado más abstracto referido a la "reactivación económica", se particulariza y cobra especificidad en frases vinculadas a la esperanza de que Bussi logre reactivar la producción agroindustrial de la provincia, en especial su industria azucarera, y en la realización de obras públicas que impriman dinamismo a la economía local.

En segundo término, un 16% de los entrevistados reclaman que su gobierno establezca "orden y seguridad". Entre estos entrevistados, se destacan nuevamente los de las fracciones medias y más pobres, los que viven en San Miguel de Tucumán y los entrevistados mayores de treinta años, que vivieron activamente su período anterior como gobernador de facto.

Tanto las mujeres como los entrevistados de clase media hacen hincapié en que "atienda la educación y la salud". Un 14% del total de los votantes a Bussi menciona esta respuesta.

Por su parte, los entrevistados de mejor situación económico-social ponen predominantemente de relieve el reclamo de "reactivación de la producción", - en este grupo es la mención que concentra más casos -. Entre los jóvenes votantes, se destaca la esperanza de que Bussi efectúe el "pago al día de los salarios", mientras que los votantes del interior provincial se destacan levemente por su esperanza en que Bussi sea "honesto y combata la corrupción".

Atendiendo a las frecuencias acumuladas de las menciones dadas por los votantes a Bussi en primer, segundo y tercer término son cuatro las respuestas que concentran la mayor cantidad de casos.

Por un lado, la expectativa de sus votantes frente al ejercicio de Bussi de la gobernación estuvo centralmente concentrada en la reactivación de la producción y de la actividad económica provincial, especialmente de su industria azucarera de la que, a pesar de su declive histórico desde mediados de los sesenta como industria dinámica de la economía tucumana, todavía se espera que "derrame" bienestar y genere empleo y, a partir de ello, mejore las condiciones materiales de vida de la población.

Asimismo, dentro de esta expectativa, son frecuentes las menciones directas a que Bussi, como gobernador, lleve a cabo la realización de obras públicas, una de las características de su gobierno bajo la dictadura militar iniciada en 1976.

En segundo término, las expectativas de sus electores estaban condensadas en que su gobierno atienda los problemas de trabajo, salud y educación de la población. Es decir, necesidades básicas que son esenciales para la reproducción simple de la vida y para la posibilidad de que su reproducción a futuro no sea el retrato exacto de su imagen presente.

Compartiendo el segundo lugar en importancia, la "esperanza en Bussi" se cifra en el establecimiento de la seguridad, de la puesta de "orden", del establecimiento de un orden abarcador, minucioso y reticular, que penetre en la administración pública, en la disciplina obrera, en la limpieza de paseos y plazas, en el tránsito vehicular. Un orden constituido y constitutivo del poder, pero no de cualquier tipo, de un poder microfísico y omnipresente (72).

"Que controle la atención en los hospitales", "que haga trabajar a los empleados públicos", "que Tucumán vuelva a ser el jardín de la República", "que haga respetar las normas de tránsito", "que haya seguridad en la ciudad", "que los haga aca a los políticos" (73) le reclaman estos entrevistados.

Es decir, el reclamo de "orden", que traduce al lenguaje popular la mirada del poder, supone un par articulado que incluye, por una parte, una fuerte exigencia por aumentar la disciplina y la productividad de los cuerpos en términos económicos y, a la vez, el incremento de la sujeción y la obediencia de esos sujetos a través de una sumisión estricta a la autoridad.

Complementariamente, las frases rescatadas en la encuesta y en variadas entrevistas individuales en las que se reclama el "regreso del orden" manifiestan una yuxtaposición de temporalidades que vale la pena poner de manifiesto.

En una porción importante de entrevistados, es a partir de la evaluación de las circunstancias presentes que vive la provincia que el recuerdo del primer gobierno de Bussi se reconstituye y adapta, con nitidez y potencia política, en función de las necesidades que plantea la actualidad. En su gran mayoría, aquellos entrevistados que manifiestan recordar el ejercicio del mando y la puesta de orden durante el gobierno dictatorial por parte de Bussi como un valor substantivo para votarlo en 1995, son aquellos que centran su expectativa en que el General lo restablezca en su nuevo gobierno.

Como contrapartida, los no votantes a Bussi, presentan otro tipo de homogeneidad. Esta consiste en un persistente rechazo a sufragar por Bussi. Entre los entrevistados que no lo votaban en 1995, el 85% nunca había votado a Bussi en las sucesivas elecciones en las que este se presentó (74).
 

Cuadro 3
Motivos de los no votantes a Bussi
para no haberlo votado nunca (en porcentajes)

Motivos No votantes a Bussi
Por ser dictador/ genocida/ autoritario /represor/violó los Derechos Humanos 68
Por sus características personales 18
No coincide con sus ideas políticas/ propuestas 4
Porque es militar 4
No Sabe/No Contesta 4
Otros motivos 2
Total 100 (79)


Esta sistemática oposición a Bussi, es expresión de una memoria colectiva de contenidos opuestos a la descripta anteriormente.

A la consistencia del votante no bussista con relación a los motivos de su rechazo a Bussi en sucesivas elecciones, se le agrega la fuerte homogeneidad en los motivos de este rechazo. Siete de cada diez entrevistados de este grupo, hacen hincapié en la violación a los Derechos Humanos, el carácter dictatorial del gobierno anterior de Bussi, y en su participación en la desaparición de personas, para no votarlo.

"Porque es un asesino", "porque es autoritario", "porque es un represor de la democracia", "porque es un asesino, genocida, milico", "porque para mí es un asesino además de haber representado a un gobierno autoritario de facto" son las respuestas de los no votantes a Bussi que componen este grupo.

Son parejos los niveles de asociación entre varias variables con relación a los motivos por los cuales este grupo de no votantes a Bussi nunca sufragó por este candidato. Estos fundamentos del rechazo se acentúan entre los hombres de clase media del interior provincial y los mayores de treinta años.

Es la referencia a un mismo pasado, el que traen a la memoria tanto votantes como no votantes a Bussi. Un mismo pasado el que, sin embargo, a partir de diferentes conceptualizaciones y esquemas de asimilación, es recordado y valorado de manera contrapuesta, demarcando posicionamientos políticos antagónicos en el presente, expresados en una diferente orientación en la conducta electoral.

Otra forma en que se manifiesta la relación diferente con el pasado y el presente provincial entre ambos grupos de votantes, es a través de la evaluación que realizan los entrevistados de importantes figuras de la dirigencia política local y nacional.

Si bien las analogías siempre son parciales, involucran una evaluación de parte de quien las traza, el establecimiento de una escala, una comparación de similitudes y diferencias entre dos o más sujetos, objetos o situaciones, permitiendo demarcar distancias y proximidades a partir de las cuales se manifiestan distintas sensibilidades. Las comparaciones remiten a la capacidad por establecer distinciones al interior de la dirigencia política y construir analogías. Nos hablan del mapa que los entrevistados poseen para interpretar las perspectivas políticas, la orientación de sus miradas con respecto a las mismas y a sus personificaciones.

Se les propuso a los entrevistados un listado de nombres de personalidades políticas locales y nacionales y ellos debían responder si las propuestas de los mencionados se parecían a las de Bussi (75).

Con relación a Ortega, Vilas, Campero, Videla y Perón es el tipo de voto la variable que más se asocia a considerarlos o no parecidos en sus propuestas a las de Bussi. Es con respecto al parecido entre Bussi y Videla donde la asociación entre tipo de voto y la consideración de semejanza en las propuestas, es más fuerte. No ocurre lo mismo con respecto a la comparación de las propuestas de Bussi con las de Menem y Alfonsín donde la variable que se asocia con mayor fuerza a la consideración de sus propuestas como similares es el nivel económico social del entrevistado.

Para los votantes a Bussi quienes concentran más respuestas afirmativas en cuanto al parecido de sus propuestas con respecto a las de Bussi, son Perón y Videla, 31%, 23% respectivamente, mientras que entre los no votantes a Bussi es claramente el ex presidente de facto en un 55% de los casos.

En cuanto a las respuestas que expresan el rechazo de semejanza entre las propuestas de Bussi y la de los políticos mencionados en el listado, entre los votantes a Bussi se destacan Ramón Ortega y Raúl Alfonsín, sólo un 10% y 8% respectivamente considera similares sus propuestas a las de Bussi, mientras que entre los no votantes a Bussi se destacan Alfonsín y Campero, 4% y 5% respectivamente.

Votantes y no votantes a Bussi también se diferencian entre sí en su consideración del parecido entre Bussi y el General Acdel Vilas quien, en 1975, precediera a Bussi en el comando del operativo contrainsurgente "Independencia" siendo los no votantes a Bussi quienes más los asocian entre sí (22% versus 5%).

Entre los votantes a Bussi sólo un 10% agrega otros políticos al listado propuesto, haciéndolo con una gran dispersión en sus respuestas dentro de las cuales, la mayor cantidad de personas, menciona a Celestino Gelsi, gobernador provincial en la década del sesenta y a Arturo Illia, el ex presidente de la Nación por el radicalismo. Entre los no votantes a Bussi que mencionan a algún otro político, visualizándolo semejante en sus propuestas a las de Bussi, - en un 80% de los casos- lo hacen mencionando políticos nacionales o extranjeros vinculados a diferentes experiencias autoritarias, o directamente genocidas, señalando a Hitler, a militares del proceso y militares "carapintadas" (76).

Esta última selección, refuerza la perspectiva de sentido trazada por quienes no lo votan con respecto al perfil político de Bussi y la manera en que lo localizan, preponderantemente, dentro del arco político-ideológico.

Al conjunto de motivaciones y representaciones sociales expresadas por los votantes a Bussi, cabe agregar un aspecto destacable en torno a las características con que se manifiesta su identidad política. Pese a expresar dominantemente una exteriorización de la misma en las sucesivas confrontaciones electorales, afirman participar de manera relativamente activa en formas orgánicas de militancia partidaria y en formas inorgánicas de adhesión al partido.

Si bien cabe matizar estas respuestas, pues la encuesta se efectuó en un período pre electoral donde las filas de quienes participan en política o la presión social para manifestarse en este sentido aumenta, casi dos de cada diez entrevistados votantes a Bussi en 1995 declaran ser "militantes" del partido y un tercio manifiesta realizar alguna tarea que involucra algún grado de práctica o participación activa - como asistir a actos o a conferencias del partido- destacándose, por estas afirmaciones, los entrevistados provenientes de fracciones sociales medias y los mayores de treinta años.

Como contrapartida de estas acciones que expresan un fuerte grado de compromiso y adhesión al partido, pocos son los entrevistados que, habiendo votado a Bussi en otros comicios, deciden votar a otro candidato en 1995 (77).

Los motivos por los cuáles estos entrevistados dejan de votar a Bussi son variados y dispersa la distribución de las respuestas, no distinguiéndose la predominancia de razones coyunturales o de orden estratégico entre estas defecciones (78).

 


Notas

(54) Rodolfo Campero, había sido rector de la Universidad Nacional de Tucumán. Desde este cargo, impulsó la publicación del Informe de la Comisión Investigadora de las Violaciones a los Derechos Humanos en la Provincia y la realización de diversos actos recordatorios de los estudiantes universitarios desaparecidos en Tucumán. Fue Diputado Nacional por Tucumán entre 1991 y 1994 por la Unión Cívica Radical. Sus críticos le endilgan una baja asistencia y productividad en su desempeño como legislador.

(55) Olijela Rivas forma parte de la conducción política del Peronismo tradicional de la provincia. Es Senadora Nacional por Tucumán desde el año 1983 a la fecha. (Marzo de 1998).

(56) Vitar había sido electo Diputado Nacional por el Partido Justicialista de Tucumán en las elecciones legislativas de Octubre de 1993. Seis meses más tarde, en Marzo de 1994, abandona el PJ y se incorpora directamente a la conducción del Frente Grande de Tucumán, organización liderada en el ámbito nacional por Carlos Alvarez, otrora diputado por el Partido Justicialista y luego fundador del "Grupo de los ocho" desprendimiento del Peronismo. El ingreso de Vitar al Frente Grande local y a su conducción bajo la influencia de Alvarez, produjo una escisión en el mismo, con la renuncia de sus fundadores locales. Vitar ha sido un intransigente opositor a Bussi.

(57) Según el diario provincial "La Gaceta", se imprimieron para la elección cerca de 100 millones de boletas electorales cifra superior a la impresa para la elección presidencial del 14 de Mayo de ese año.


(58) La esposa de Ortega, presidía la "Fundación Esperanza" que realizaba actividades de asistencia social en la provincia.

(59) El ministro Cavallo, el entonces vicepresidente Ruckauf, el Senador Nacional Eduardo Menem y el ex interventor Aráoz, entre otros, formaron parte de la campaña electoral.

(60) Diario "La Gaceta", 18 de Junio, página 11.

(61) "El Periódico", San Miguel de Tucumán, 18 de Junio de 1995, página 3.

(62) Declaraciones de Bussi en el programa "Las peras del Olmo" Canal 8 de prensa, provincia de Tucumán, Junio de 1995. Agradezco al periodista Vicente Gussi haberme facilitado copia del mismo.

(63) Declaraciones de Bussi en el programa "Las peras del Olmo" Canal 8 de prensa, provincia de Tucumán, Junio de 1995.


(64) "El Periódico", San Miguel de Tucumán, 18 de Junio de 1995, página 3.

(65) Participaron entre otros, el escritor David Viñas, el filósofo León Rozichtner, José Luna, militante estudiantil tucumano de los años sesenta y setenta, los abogados Juan Robles y Carlos Zamorano, este último presidente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, Carlos "Perro" Santillán, sindicalista combativo jujeño y el ex gendarme Omar Torres. En el "juicio", Torres esencialmente repitió su testimonio presente en el "Nunca Más", 1986, páginas 216 y 217 Legajo CONADEP, Número 6667, donde señalaba": ...Dos veces presencié fusilamientos en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuenaga. El que efectuaba el primer disparo era el General Antonio Bussi. Después, hacia participar a todos los oficiales de mayor jerarquía".

(66) Diario "La Tarde", San Miguel de Tucumán, 20 de Junio de 1995.

(67) Estos datos se contraponen a las opiniones de Novaro, 1994, quien considera que el voto a Bussi forma parte de un proceso político más general, que abarca la realidad política y original desde 1989 en Argentina, que expresa el desplazamiento del voto caracterizado por la adhesión ideológico-política por un tipo de voto centrado en las cualidades personales de los candidatos, a este proceso denomina "personalización de la política", del que Bussi, según el autor, formaría parte. Este tipo de alineamiento, para Novaro, no posee dirección política alguna, es un voto "siempre disponible", maleable según las características de los candidatos y su relación con el electorado. El mismo, tendría características aleatorias, esto es, estaría desprovisto de memoria o de coincidencia. Asumiendo el postulado general del autor como válido, el carácter novedoso de esta proceso es altamente discutible ya que: a) desconoce las formas personalistas y basadas en liderazgos carismáticos que asumió la política en Argentina por lo menos desde 1916. b) considera virtualmente excluyentes la coexistencia de adhesiones de acuerdo a valores con la adhesión a determinados dirigentes políticos o líderes carismáticos c) inadvertidamente, torna ininteligible la comprensión de las tendencias que asume la orientación política de los electores a partir de las políticas y programas que propugnan las opciones electorales por las que los mismos se inclinan. Para Adorno, en cambio, el fenómeno de la "personalización", expresaría uno de los rasgos de la personalidad autoritaria y de las formas que adquieren los procesos políticos en las democracias presidencialistas. Adorno, 1965, páginas 623 y 626-632. Estas salvedades, no equivalen a negar el proceso de pérdida de centralidad de la política en la vida cotidiana o que el partido que conduce Bussi sea de características verticalistas, fundado alrededor del carisma y el "prestigio" de su conductor. Para ello ver Weber, 1980, página 229. Bussi, casi siempre encabezó la lista de candidatos de su partido. Solamente no lo hizo en la elección presidencial del 14 de Mayo de 1995 y ya siendo gobernador de Tucumán, en la elección a diputados nacionales de Octubre de 1997 donde el candidato fue uno de sus hijos al igual que en la elección a gobernador de 1999 para sucederle en el cargo.


(68) En contraste con esta mirada, Novaro, 1994, página 131, sostiene que los votantes a Bussi esperaban centralmente una alternativa política que fortaleciera la democracia y las instituciones, un "cambio en la forma de actuar y gobernar" en la provincia. A Bussi, según este autor, lo habrían elegido por su perfil de "jefe de una refundación republicana de la sociedad" y por sus "propuestas de moralizar y racionalizar la gestión pública, controlar el clientelismo y la corrupción y disciplinar a los sectores políticos y sociales en conflicto".

(69) Weber, 1980, página 20.

(70) El concepto de personificación social remite a Marx, para quien "la persona" suponía una articulación y expresión de determinadas relaciones sociales. En el capitalismo y la generalización del proceso de producción, distribución y consumo de mercancías se asiste a un doble proceso de personificación de las cosas y cosificación de las personas. Marx, 1983, Tomo I, páginas 8, 104, 138 y 198.

(71) Bussi realizó en su gestión bajo la dictadura, con el fuerte apoyo de la junta militar dado el carácter de epicentro de Tucumán durante la lucha antisubversiva, una serie de obras públicas, escuelas, hospitales y centros deportivos. Por otra parte, ordenó limpiar paseos y parques además de pintar los tanques de agua y las aceras de celeste y blanco, los colores de la bandera nacional. Asimismo, erradicó a los mendigos y pordioseros de San Miguel de Tucumán, abandonándolos a su suerte, en el desierto de la Provincia de Catamarca. Sobre esta última medida, ver la pieza teatral de Alsina, 1988.


(72) Foucault, 1979.

(73) "Aca" es un modismo utilizado en el noroeste argentino para referirse al excremento.

(74) Previamente a las elecciones a gobernador de 1995, Bussi se presentó en las elecciones de 1987 a gobernador y diputado nacional, en 1989 a Presidente de la Nación y a diputado nacional, en 1991 a gobernador provincial y 1993 a diputado nacional. En 1990 y 1994 su partido compitió en las elecciones constituyentes provinciales y nacionales respectivamente.

(75) Integraron el listado propuesto: Raúl Alfonsín, Ramón Ortega, el General Acdel Vilas, Olijela del Valle Rivas, Rodolfo Campero, Carlos Menem y Juan Domingo Peron.


(76) "Carapintadas" se denominó, por sus caras pintadas con betún y camufladas para el combate, a la fracción militar que se levantó en tres oportunidades contra el poder constitucional en reclamo de la amnistía para los militares comprometidos en causas por violaciones a los Derechos Humanos bajo la dictadura militar. De tendencia fascista, esta corriente criticaba, además, la supuesta pasividad del generalato en la defensa de la institución militar. En dos oportunidades, este grupo de oficiales depuso su actitud a cambio de concesiones del gobierno radical de Raúl Alfonsin (en la semana santa de 1987 y en Enero de 1988). En oportunidad del tercer levantamiento, ocurrido en Diciembre de 1990 durante el primer gobierno Peronista de Carlos Menem, fueron derrotados militarmente por la fracción mayoritaria de las Fuerzas Armadas.

(77) Se trata de 15 entrevistados, de los cuales el 60% son hombres, otro tanto proviene de las fracciones medias, el 80% son jóvenes y en la misma proporción son habitantes de la capital de la provincia.

(78) Estos entrevistados esgrimen argumentos disímiles. Desde "preferir a otro candidato", pensar que en esta oportunidad "no va a ganar", debido a "la relación con el gobierno nacional" hasta "haber tomado conciencia". Como hipótesis, dada la escasez de casos, quienes señalan razones vinculadas a motivos coyunturales, específicos de la elección de 1995 para no votarlo son los hombres, los jóvenes y los más pobres. No es posible distinguir, por la escasez de casos, el perfil de los que señalan razones más estratégicas, vinculadas a un giro en su pensamiento, a una ruptura más acabada con Bussi o su partido. Desconocemos la existencia de estudios o investigaciones sobre las defecciones de votantes a Bussi en la contienda electoral para gobernador de la provincia en 1998.

 

   

 

"Memorias enfrentadas"  

   

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