Memorias enfrentadas. El voto a Bussi en Tucumán
por Emilio Ariel Crenzel
7. Los desaparecidos
"No me arrepiento de nada. Conduje una guerra en la que estaban en juego las instituciones de la República y la gané. La opción última del hombre es matar para que no lo maten. Es defender un estilo de vida o convertirnos en una repúbliqueta socialista o de otras ideologías extrañas a nuestro pensar. Y las guerras, señora, las gana aquel que más muertes y más daño moral produce al adversario. De ahí en más, tiene que haber muertos y desaparecidos. Y esta guerra que yo gané, es el único patrimonio que le voy a legar a mis hijos. ¿Cómo puedo estar arrepentido?(...)
En Tucumán, los desaparecidos fueron muertos de guerra. Muertos por las armas de la patria o por las mismas gavillas y bandas que fusilaban a sus desertores y cobardes. (...) Sabe que los salvé de estar bajo el dominio de la hoz y el martillo. Gracias a mí, usted puede estar interrogándome sin que una bandera roja flamee sobre su cabeza".
Declaraciones de Antonio Bussi a la Revista "Gente", 22 de Diciembre de 1994.
"Incluso en plena guerra un príncipe justo se apodera en un país enemigo de todo lo que pertenece al Estado, pero respeta la persona y los bienes de los particulares; respeta los derechos sobre los que se fundamentan los suyos. Siendo el fin de la guerra la destrucción del Estado enemigo, es legítimo matar a los defensores en cuanto tienen las armas en la mano, pero en cuanto se entregan y se rinden, cesan de ser enemigos o instrumentos del enemigo, vuelven a ser simplemente hombres, y a partir de ese momento todo derecho sobre sus vidas desaparece".
Jean Jacques Rousseau "El Contrato Social", Editorial Altaya, Madrid, España, 1993, Página 11.
Desde principios de los años
setenta, en Argentina, comienzan a registrarse acciones clandestinas de carácter
armado por parte de integrantes de las fuerzas de seguridad del Estado cuya
resultante es el secuestro y la desaparición de personas (178).
Estas acciones se desencadenan posteriormente a los grandes movimientos de masas
que, como el "Cordobazo" o el "Tucumanazo", si bien con diferentes metas y
composición social, asumen por igual un carácter semi-insurreccional.
En este período se pone de manifiesto en la escena política, la emergencia de
una fuerza social de carácter popular y antidictatorial que, en varios de sus
fracciones, manifestaba una decisión revolucionaria por cambiar el orden social
existente (179).
La trayectoria que describían las acciones de esta fuerza social, expresaba una
tendencia a cuestionar, de manera creciente, el monopolio estatal del uso de la
fuerza (180).
Frente a esta situación política, la adopción de la desaparición de personas
como táctica en el combate contra lo que las fuerzas del régimen consideraban la
"subversión", expresó la incorporación de ciertas facetas de "experiencias
exitosas" en la materia, acumuladas en otras latitudes y confrontaciones contra
un "otro", un enemigo a quien ya no se busca reprimir sino aniquilar
(181).
Las desapariciones, producían un doble efecto. Por un lado, desarticulaban las
relaciones sociales de las cuáles el cuerpo desaparecido eran mediación y,
paralelamente, debido a su carácter clandestino, anónimo, preponderantemente
ejercido en horas de la noche y al posterior secreto oficial que las encubría,
esparcían el terror, la indefensión, la confusión y la incertidumbre en y más
allá del campo de relaciones sociales inmediatas del desaparecido
(182).
Este doble carácter de producción y reproducción de relaciones sociales
derivadas del secuestro y la desaparición, expresa una originalidad substantiva,
de carácter estratégico, con relación a otras políticas represivas o incluso de
eliminación física del disidente. Su matriz novedosa está fundada por la
búsqueda de escindir, de manera deliberada, la consumación de la muerte en
escala del conocimiento y la memoria de lo sucedido produciendo activamente el
"olvido" (183).
Esta política, queda reflejada, por un lado, en la elaboración e inscripción
social de un nuevo lenguaje (184), mientras que su contracara fue la configuración de
un lugar original para mantener prisioneros a los desaparecidos, destituirlos de
su identidad e instituir su muerte (185).
Cabe recordar que entre 1969-1974, el período político precedente a la
instrumentación del proceso de desaparición de personas de manera ampliada, los
velorios y los funerales, tras la muerte de un militante en hechos de represión
política, habían constituido momentos de rearticulación de fuerzas para quienes
enfrentaban al orden social vigente o a alguna de sus formas políticas de
dominación (186).
Por otra parte, el carácter clandestino que asumieron las desapariciones
evidenciaría la incapacidad inicial del régimen por conducir a buena parte de la
sociedad tras su política de aniquilamiento (187).
La historia de Tucumán no era un contexto ajeno a la existencia de la figura del
"desaparecido". La técnica de la desaparición de personas registra, en la
provincia, una historicidad previa al "Operativo Independencia" y al golpe de
Estado de 1976.
En el último cuarto del siglo XIX, paralelamente a la expansión de la industria
azucarera local, emerge la leyenda del "Familiar" entre los trabajadores del
azúcar. Según la creencia popular, se trataba de un monstruo que, surgido de un
pacto entre el diablo y el patrón del ingenio, devoraba por lo menos un obrero
por año, entregado por el patrón al diablo a cambio de que este le asegurase
acrecentar su riqueza (188).
Pero el "Familiar" era selectivo en su "dieta de obreros". Al respecto señala
Vessuri, que el monstruo se "comía" a determinados trabajadores; desaparecían
aquellos que se enfrentaban a los patrones o administradores de ingenios,
aquellos que: "son los más corajudos, tienen voz propia o son lieros"
(189).
Contemporáneamente, es en los primeros meses de 1974 cuando comienza a funcionar
en la provincia un grupo paramilitar denominado "Comando Nacionalista del Norte"
que asesinaba e intimidaba a opositores políticos. Este "Comando", luego se
integrará a las "Tres A" (190).
Paralelamente, estando Lucíano Benjamín Menéndez al Comando de la V Brigada de
Infantería con asiento en Tucumán, comienzan los operativos de detención de
personas en las localidades de Lules y Acheral (191).
En el mes de Mayo de ese año, a instancias del entonces Ministro de Bienestar
Social, José López Rega, conducción de la llamada "Triple A" (Alianza
Anticomunista Argentina), organización paramilitar de extrema derecha, es
enviado a la provincia el Jefe de la Policía Federal, Comisario Inspector
Alberto Villar (192) para dirigir la incursión contra la compañía de monte "Ramón Rosa
Jiménez" del "Ejército Revolucionario del Pueblo" en el monte tucumano
(193).
Al iniciarse el año 1975, decisión del Poder Ejecutivo mediante, comenzó el
"Operativo Independencia", operativo contrainsurgente que se desarrolló en la
Provincia desde Febrero de ese año hasta Marzo de 1976 (194).
Tuvo en el General Vilas a su primer conductor, quien se hace cargo de la V
Brigada de Infantería en reemplazo de Menéndez, desde su inicio hasta el 20 de
Diciembre de 1975 (195).
En esa fecha, fue reemplazado en el comando de las operaciones por el General
Domingo Bussi, quién luego sería el gobernador del territorio provincial a
partir del golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976 (196).
La llegada de Vilas a Tucumán, supuso un verdadero cambio cualitativo en los
modos de entender y enfrentar el problema subversivo (197).
Como una modalidad central del operativo contrainsurgente, comienzan a
registrarse aún antes del golpe de Estado de Marzo de 1976, casos de personas
detenidas y luego desaparecidas. Durante ese período en Tucumán, 118 personas
son secuestradas o detenidas y luego desaparecidas y 14 asesinadas
(198).
En este período, se inaugura el primer "Centro Clandestino de Detención" y
posterior eliminación de prisioneros del país, en la localidad de Famaillá en el
sudoeste de la provincia, Capital del Departamento homónimo
(199).
Así, los métodos de represión utilizados en Tucumán, se convirtieron en un
ensayo de lo que luego, hacia 1976, se extendería al conjunto del territorio
nacional: el terrorismo de Estado como sistema y el secuestro y desaparición de
personas como metodología (200).
Luego del golpe de Marzo de 1976, y ya durante el gobierno del General Bussi que
se extendió entre esa fecha y Diciembre de 1977, la desaparición de personas se
incrementa exponencialmente registrándose 322 nuevos casos denunciados
(201).
Estudiantes universitarios y secundarios, trabajadores azucareros, dirigentes
sindicales, abogados, periodistas, curas tercermundistas, militantes de diversas
expresiones políticas, armados materialmente o no, conformaron mayoritariamente
el universo de desaparecidos (202).
La envergadura del proceso de desaparición de personas en la provincia, queda
reflejada en la profundidad y extensión que adquirió el mismo entre los
estudiantes y los trabajadores.
Con relación a los estudiantes universitarios desaparecidos, el más reciente de
los registros cuantitativos estimaba en 2126 la cantidad de casos en el ámbito
nacional. Los estudiantes desaparecidos de la Universidad Nacional de Tucumán
representan en términos relativos, el porcentaje más alto de desaparecidos en el
conjunto de las Universidades Nacionales del país, el 1%
(203).
Los trabajadores combativos fueron un blanco central de la política de
aniquilamiento de la dictadura. Los asalariados tucumanos detenidos
desaparecidos denunciados representan el 10% de una muestra nacional de 2412
casos de desaparecidos con información sobre categoría ocupacional
(204).
Quizás debido a las dimensiones que adquirió la represión política en la
provincia, dentro de la particularidad en el tratamiento del pasado dictatorial
de violaciones a los Derechos Humanos que supuso el proceso de "Juicio a las
juntas militares" en Argentina, con relación al resto del cono sur de América
Latina, contrario sensu, la restauración democrática en la provincia de Tucumán
presentó una originalidad mayor aún (205).
Durante el período constitucional iniciado en 1983, casi paralelamente a la
creación de la CONADEP (206) en el ámbito nacional y del decreto presidencial
ordenando el enjuiciamiento de las tres primera juntas militares de la
dictadura, se constituye en Tucumán una Comisión Bicameral en el ámbito
legislativo, para investigar las violaciones a los Derechos Humanos. La creación
de esta comisión parlamentaria, era una instancia reclamada en el ámbito
nacional por los organismos de Derechos Humanos como ámbito de investigación y
condena política de las violaciones a los Derechos Humanos del período
dictatorial (207).
Esta comisión, no se limitó en el análisis de las violaciones ocurridas bajo la
dictadura militar, sino que tomó los años 1974 a 1983 por período de
investigación (208).
Las leyes llamadas de "Punto Final" (209) y "Obediencia Debida"
(210) esta última dictada
bajo la presión del levantamiento "Carapintada" de la semana santa de Abril de
1987, dejaron trunca, a partir de la extinción de la causa penal declarada por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la posibilidad de que los tribunales
federales trataran los cargos que pesaban sobre Antonio Bussi por las
violaciones a los Derechos Humanos ocurridas bajo su mandato de facto en el
territorio provincial (211).
La emergencia, desarrollo y expansión del bussismo desde las elecciones
parlamentarias de septiembre de 1987, planteaba una serie de interrogantes. Uno
de los mismos, consistía en saber qué conocimiento y recuerdo tienen sus
votantes del proceso de desaparición de personas del que Bussi formó parte como
conducción político-militar del territorio provincial.
Se desplegaron entonces diversas opiniones e imágenes desde las que disociaban a
los votantes a Bussi del conocimiento, la justificación y el apoyo a la
actuación de Bussi durante la desaparición y la matanza de opositores políticos,
hasta quienes no le prestaban a esta cuestión mayor atención.
Sin embargo todas estas opiniones, algunas vertidas bajo la forma de ensayos,
compartían dos comunes denominadores, a) no eran producto de una investigación
con su correspondiente anclaje empírico, b) ninguna le asignaba importancia al
conocimiento, caracterización y toma de posición de los votantes a Bussi frente
al problema de los desaparecidos (212).
Dos ejes de interrogantes guiaban la exploración de la mirada de votantes y no
votantes a Bussi con relación al pasado de represión política en Tucumán.
-¿Cuáles son los grados de conocimiento y las formas en que se expresan los
recuerdos y olvidos de los entrevistados con relación al proceso de desaparición
de personas en la provincia?
-¿Cómo se articula el conocimiento y las memorias colectivas de este proceso
social con su identidad política frente a la decisión electoral que involucra a
Bussi cómo candidato?
Cuadro 12
Conocimiento de la existencia de desaparecidos en Tucumán,
según
votantes y no votantes a Bussi en 1995 (en porcentajes)
Conocimiento de la existencia
de desaparecidos en Tucumán |
Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi |
Saben | 95 | 95 |
No saben | 5 | 4 |
No contestan | 0 | 1 |
Total | 100 (111) | 100 (93) |
Casi la totalidad de los entrevistados dice saber de la existencia de
desaparecidos en la provincia, con una tendencia idéntica entre votantes y no
votantes a Bussi. Por otra parte, no varía de manera significativa ya sean los
entrevistados hombres o mujeres, menores o mayores de treinta años, de
diferentes niveles económico sociales o vivan en la capital o el interior de la
provincia.
A partir de estas precisiones, es posible señalar que saber de la existencia de
desaparecidos adquiere en Tucumán, las características de un conocimiento social
universalizado (213).
En segundo término, el anclaje temporal de la génesis de este conocimiento no es
tardío, reflejándose una paridad, entre ambos conjuntos de votantes, con
relación al momento, al período en que los entrevistados dicen haberse enterado
de la existencia de desaparecidos.
El mismo se localiza, mayoritariamente durante el período de la dictadura
militar, período en el que se concentran el grueso de las desapariciones en la
provincia y el país (214).
Cuadro 13
Período en que se enteró de la existencia de desaparecidos
según
votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)
Período en que se enteró de la
existencia de desaparecidos en Tucumán |
Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
Entre 1975-1978 | 41 | 46 | 44 |
Entre 1979-1982 | 16 | 16 | 16 |
Entre 1983-1989 | 29 | 24 | 26 |
Después de 1989 | 13 | 13 | 13 |
No Sabe / No Contesta | 1 | 1 | 1 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
La variable que más asociación mantiene con el período en que los entrevistados
se enteraron de la existencia de desaparecidos, como podía preverse, es la edad.
Son los entrevistados de más de treinta años quienes registran un conocimiento
más temprano de este proceso (215).
Este dato, reafirma un aspecto ya destacado, la diferencia que media entre el
conocimiento directo del pasado y por ende la posibilidad de recordarlo y el
conocimiento adquirido de un pasado transmitido ya que los jóvenes "no podrían
recordar u olvidar un pasado que fue anterior a ellos"
(216).
Por tipo de alineamiento electoral, la paridad de conocimiento de la existencia
de desaparecidos en Tucumán entre ambos conjuntos vuelve a manifestarse con
relación al momento, al período, en que los entrevistados dicen haberse enterado
de la existencia de desaparecidos. En ambos grupos, un 60% de los entrevistados
dice haberse enterado durante el fin del período constitucional -1975- y el
período de la dictadura militar.
Más de un 40% de los entrevistados, se enteraron en el período en el cuál se
concentran el grueso de las desapariciones en la provincia y el país.
Tanto el conocimiento generalizado de este proceso social como el anclaje
temporal relativamente común de la génesis del conocimiento sobre el mismo,
advertirían que, para esta comunidad, el mismo ha formado parte de una
experiencia compartida.
Cuadro 14
Conocimiento de personas desaparecidas
según votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)
Conoce desaparecidos en Tucumán | Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
Sí | 20 | 26 | 23 |
No | 80 | 74 | 77 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
No solamente se registra un conocimiento generalizado de la existencia de
desaparecidos construido, en términos generales, en un período común. La porción
de entrevistados que manifiesta conocer directamente alguna persona desaparecida
es impactante. Casi un cuarto de los entrevistados dice haber conocido o tenido,
entre sus allegados, algún caso de desaparición de personas más allá del tipo de
voto.
Pero, ¿quienes eran los desaparecidos conocidos por los entrevistados?
¿Cómo afectó el proceso de desaparición de personas sus diferentes relaciones
sociales?
Cuadro 15
Personas que tienen o conocen familiares, amigos, compañeros de
trabajo
o vecinos del barrio desaparecidos según sean votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)
Tiene o conoce desaparecidos | Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
En su familia | 1 | 6 | 3 |
Entre sus amigos | 4 | 5 | 5 |
Entre sus compañeros de trabajo | 4 | 5 | 5 |
Entre los vecinos del barrio | 7 | 3 | 5 |
En varias de sus relaciones sociales | 4 | 7 | 5 |
No tiene o no conoce desaparecidos | 80 | 74 | 77 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
Si saber de la existencia de desaparecidos en Tucumán no distingue a votantes a
Bussi de los que no lo son, como tampoco substancialmente en que período
temporal supieron de este proceso, o el conocer o saber directamente de algún
desaparecido, se visualiza además que la desaparición de personas afectó de
manera levemente desigual las relaciones sociales de ambos grupos.
Los no votantes a Bussi fueron afectados más que los votantes a Bussi en su
relación social más próxima - la familia -, espacio de sociabilidad en el cual
la variable tipo de voto es la que más se asocia con la presencia o no de
desaparecidos. También los no votantes a Bussi registran un grado de afectación
múltiple, de sus relaciones sociales, por la política de desaparición.
Otra situación, en cambio, se presenta al examinar la paridad de votantes y no
votantes a Bussi en su conocimiento de desaparecidos entre "los compañeros de
trabajo" y el leve conocimiento mayor de parte de los votantes a Bussi de
personas desaparecidas en un conjunto de relaciones sociales de menor proximidad
afectiva, "los vecinos del barrio".
Esta distribución de la afectación sufrida, volvería a poner de manifiesto que
la desaparición de personas fue un proceso social que abarcó ampliamente las
relaciones sociales de los habitantes de la provincia, rasgo que, posiblemente,
diferencie a Tucumán cuantitativa y cualitativamente de otros territorios del
país donde se ejerció la desaparición de personas.
Este amplio grado de afectación colectiva ha dejado una impronta, una "huella"
en la memoria de su población, constituida a través de una experiencia vivida o
relatada relacionada al suceso evocado.
Pese a ello, el grado de afectación por el proceso de desaparición de personas
no diferencia substancialmente a ambos grupos de entrevistados, poniéndose
también en evidencia que dicha huella, a pesar de su carácter traumático, no
deviene directamente en un alineamiento unívoco, en una conceptualización
uniforme del recuerdo acerca de las desapariciones.
Al parecer, otros son los factores que intervienen en la diferenciación de estos
dos grupos de votantes con relación a un pasado que se les hace presente en las
actuales circunstancias políticas de la provincia en la que viven.
Esta distinción, se instala a partir de selectividades contrapuestas,
diferentes, que intervienen en la construcción cognoscitiva- afectiva que
implica el acto de rememoración del pasado en cada grupo y que conforma
orientaciones de sentido acerca del pasado más o menos compartidas al interior
de los mismos y contrapuestos entre sí.
Cuadro 16
Caracterización de los desaparecidos
según votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)
Quienes eran los desaparecidos | Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
Guerrilleros/subversivos o vinculados a estos | 43 | 11 | 27 |
Militantes políticos y sociales | 16 | 33 | 24 |
Militantes políticos e inocentes | 11 | 10 | 10 |
Culpables, delincuentes | 9 | 1 | 5 |
Militares y guerrilleros | 6 | 3 | 5 |
No Sabe / No Contesta | 5 | 5 | 5 |
De determinadas edades o profesiones, gente con otras ideas | 5 | 16 | 10 |
Subversivos/guerrilleros y militantes políticos | 2 | 3 | 3 |
Inocentes y culpables | 2 | 8 | 5 |
Guerrilleros e inocentes | 1 | 4 | 3 |
Otros | 0 | 3 | 1 |
Inocentes | 0 | 3 | 1 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
En primer término cabe resaltar que dos tercios de los entrevistados le asignan
claramente una identidad política o político-militar a la identidad de los
desaparecidos, o "guerrilleros y subversivos", "militantes políticos y
sociales", "guerrilleros y subversivos y militantes políticos y sociales" y
"militares y guerrilleros" (217).
Pese a ello, ambos grupos de entrevistados no se distribuyen de forma similar en
la caracterización que realizan de la identidad de los desaparecidos.
Para los votantes a Bussi el desaparecido adquiere, en casi la mitad de los
casos, la personificación del guerrillero, el combatiente armado materialmente.
La mirada del votante a Bussi hace hincapié en un supuesto; quienes fueron
desaparecidos estaban pertrechados con "armas de fuego", capaces de poder dar
muerte o eran quienes colaboraban con estos.
En cambio, para los no votantes a Bussi, en primer término la identidad del
desaparecido tiene el perfil del luchador político, sindical, estudiantil. Su
identidad refiere a alguien que lucha armado de convicción, ideas, opositor al
estado de cosas existente, pero no a través de la manipulación de armas
materiales.
Siguiendo el análisis del conjunto de entrevistados, en segundo término lejos de
la primera conceptualización, otro importante grupo de entrevistados describe a
los desaparecidos tanto como aquellos que lucharon por motivos políticos con los
que sufrieron la desaparición por circunstancias fortuitas del enfrentamiento
armado o por "error" de las fuerzas desaparecedoras.
Al interior de esta conceptualización, aparecen diferencias que refuerzan la
anterior divisoria de aguas entre ambos grupos. Entre los votantes a Bussi, un
11% los califica como "guerrilleros/militantes políticos e inocentes" mientras
que sólo un 1% restante los recuerda como "militantes políticos e inocentes".
Entre los no votantes a Bussi que manifiestan este esquema conceptual, el 10%
caracterizan a los desaparecidos como "militantes políticos e inocentes" y el 4%
como "guerrilleros/subversivos e inocentes".
En el conjunto de entrevistados le sigue en orden de importancia, la que se
podría denominar una mirada jurídica del proceso político. La génesis de la
misma, surge desde una de las posibles miradas del régimen, la legalidad o
ilegalidad, desde el orden jurídico establecido, de las acciones de los sujetos
o fuerzas sociales que se le enfrentan (218).
Esta conceptualización deriva en el binomio ideológico "delito-exceso" que a)
expresa una repolitización del enfrentamiento desde el punto de vista del orden
jurídico establecido b) torna inobservable el carácter político de los que se
enfrentan y al enfrentamiento mismo c) le resta inteligibilidad a la política de
desaparición de personas d) se constituye en una de las formas que adopta la
justificación de la misma (219).
Los votantes a Bussi superan levemente a los que no lo votan en esta forma de
recordar la identidad de los desaparecidos sumando las tres formas que despliega
la misma -"inocentes", "Inocentes y culpables" y "culpables, delincuentes"-. Al
interior de esta mirada, mientras los votantes a Bussi de manera preponderante
culpabilizan a los desaparecidos son "culpables o delincuentes", 9%, los no
votantes a Bussi son los únicos que, dentro de este tipo de mirada, le asignan
un carácter de "inocencia" a los desaparecidos y son quienes más seleccionan la
caracterización "mixta" que combina "inocentes con culpables" 8% versus 2%.
Complementando lo señalado, dos aspectos más a nivel genérico, distinguen a
ambos grupos de entrevistados.
Por una parte, el peso levemente mayor que en los votantes a Bussi recibe la
descripción que articula en la identidad de los desaparecidos a militantes de
organizaciones armadas insurgentes y a representantes de las fuerzas armadas del
Estado.
Esta imagen, vuelve a remite a una situación de combate armado donde la política
de desaparición es una forma de lucha que es atributo de ambas fuerzas en
enfrentamiento y no patrimonio exclusivo de una (220).
Como contrapartida, entre los no votantes a Bussi adquiere mayor peso la
caracterización de la identidad de los desaparecidos como "personas que pensaban
diferente" o la evaluación de su identidad en términos etarios o ocupacionales,
eran "jóvenes, estudiantes, obreros", atributos que, en definitiva, hacen a una
porción de la identidad de la mayoría de los desaparecidos.
Estas caracterizaciones refuerzan la más sostenida en este conjunto,
-"militantes políticos y sociales"-, pues remiten, aunque menos directamente, a
la noción de que los desaparecidos eran cuerpos indóciles en el plano de la
acción y de la reflexión pero que no expresaban un quebrantamiento del monopolio
estatal de la fuerza material.
Se torna significativo, por lo parejamente escaso, el porcentaje de
entrevistados que en ambos grupos dice "no saber" o que "no responde" acerca de
su caracterización de la identidad de los desaparecidos.
Por último, también son pocos en los dos conjuntos de entrevistados, quienes
combinan, en su caracterización de la identidad de los desaparecidos, a
portadores de convicción junto a portadores de armamento moral y material.
Ahora bien, ¿qué explicación dan los entrevistados sobre las razones, las causas
de las desapariciones?
Cuadro 17
Caracterización de las causas de las desapariciones
según votantes y
no votantes a Bussi (en porcentajes)
Causas de las desapariciones | Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
Porque era una guerra | 37 | 9 | 23 |
Por ser delincuentes y para restablecer o preservar el orden | 19 | 5 | 12 |
No Sabe - No Contesta | 17 | 11 | 14 |
Porque eran opositores, militantes políticos, para sembrar el terror y acabar con estos | 13 | 48 | 30 |
Otros | 5 | 5 | 5 |
Porque pensaban diferente | 3 | 14 | 8 |
Por error, ignorancia | 3 | 2 | 3 |
Porque eran guerrilleros y militantes políticos/opositores | 2 | 3 | 3 |
Por ser opositores, guerrilleros o por error | 1 | 3 | 2 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
La concentración y agrupamiento diferencial de los entrevistados pone de
manifiesto el alineamiento de votantes y no votantes a Bussi con relación a la
explicación de las causas de las desapariciones.
Mientras para los votantes a Bussi la causa primera de la desaparición de
personas fue el "estado de guerra", una situación donde dos fuerzas armadas se
enfrentan y como consecuencia de ese enfrentamiento se producen las
desapariciones; en los no votantes a Bussi el origen y causa de las
desapariciones es el "Estado sembrando el terror y ejerciendo la desaparición de
opositores", en su carácter de militantes políticos desarmados materialmente.
Como contrapartida, si para los votantes a Bussi la segunda razón de importancia
que utilizan para explicar la desaparición de personas parte de una mirada
jurídica desde el campo de la ideología del orden establecido -"porque eran
delincuentes"- o por la necesidad de restaurar el "orden", entre los no votantes
a Bussi vuelve a emerger la idea de un "estado del Estado" en el que no se
admite no solamente opositores, sino tampoco personas que "piensen diferente".
Se observa también, que el "espacio de la ignorancia" crece con relación al peso
que este tenía al preguntar sobre la identidad de los desaparecidos, siendo en
las respuestas de los votantes a Bussi donde el mismo aumenta más entre las dos
preguntas.
Como otra forma de conceptualizar el origen de las desapariciones, la idea de
que estas se debieran al "error", o la "ignorancia" de los perpetradores de las
mismas es parejamente débil en ambos grupos. También, son pocos los que
atribuyen la causa de las desapariciones a una combinación entre el carácter
opositor armado o no armado del desaparecido y al "error" de los perpetradores
de las desapariciones, o quienes le asignan la causa de las desapariciones a una
identidad que articula, como atributo, la convicción política y el uso de
armamento material.
Cuadro 18
Caracterización de los ejecutores de las desapariciones
según
votantes y no votantes a Bussi (en porcentajes)
Caracterización de los ejecutores de las desapariciones | Votantes a Bussi |
No votantes a Bussi | Total |
Los militares | 50 | 64 | 57 |
Los militares y los Subversivos | 20 | 10 | 15 |
No Sabe - No Contesta | 19 | 8 | 14 |
Las Fuerzas Armadas y el gobierno | 7 | 12 | 9 |
Los subversivos | 3 | 1 | 2 |
Otros | 1 | 3 | 2 |
Personas irracionales | 0 | 2 | 1 |
Total | 100 (105) | 100 (85) | 100 (190) |
Al caracterizar la identidad de los perpetradores de las desapariciones, más de
la mitad de los entrevistados se concentran en una identidad específica, "los
militares", siendo los no votantes a Bussi quienes señalan en mayor medida a la
fuerza armada del Estado como los ejecutores de las mismas.
Más allá de esta diferencia, lejos de cualquier actitud de negación, la mitad de
los votantes a Bussi no vacila en identificar a los militares como ejecutores de
las desapariciones (222).
A pesar de ello, es significativo el peso en el grupo de quienes votan por Bussi
de quienes cargan la responsabilidad de las desapariciones de manera compartida
entre "militares y guerrilleros o subversivos" y aunque pocos, resaltan también
quienes le asignan a los propios "subversivos" la responsabilidad por la
ejecución de la desaparición de personas. Ambas conceptualizaciones devienen de
considerar que la guerra, o las consecuencias resultantes de las condiciones del
enfrentamiento armado, son las causas de las desapariciones.
Por otra parte, es bajo el porcentaje de entrevistados que le asignan un
carácter "irracional", cercano a la "locura" y lejos de toda identidad y
motivación política, a los ejecutores de las desapariciones. Los que lo hacen,
se concentran todos en el campo del no bussismo (223).
También es considerable, entre los votantes a Bussi, la proporción de
entrevistados que dicen "ignorar" la identidad o perfil de los ejecutores de las
desapariciones.
Votantes y no votantes a Bussi revelan además, formas y prácticas sociales
disímiles para reproducir y transmitir las miradas acerca del pasado de
violencia, de las cuales ambos grupos son portadores y los valores que estas
perspectivas incluyen y excluyen.
Esto se torna observable, al analizar el subuniverso de entrevistados incluidos
en el tramo etario comprendido entre los 18 y 30 años, entre quienes es posible
rastrear en sus respuestas los modos de transmisión del pasado, la forma en que
el conocimiento de estos sucesos del pasado se expresan en ellos como un
conocimiento adquirido.
En principio, cabe recordar, que el grupo de entrevistados jóvenes no se
distinguía del grupo de los adultos en el porcentaje que señalaba conocer la
existencia de desaparecidos en Tucumán, pero manifestaba haberse enterado
centralmente durante el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, 39% y, en
segundo término, con igual porcentaje, 21% de los casos, durante la dictadura
militar y durante el primer gobierno de Menem.
Sin embargo, no todos los jóvenes se enteraron en el mismo período de la
existencia de desaparecidos. Los no votantes a Bussi, en una importante
proporción, manifiestan haberse enterado de las desapariciones durante la
dictadura militar, es decir, más tempranamente que los jóvenes votantes al
militar.
Los jóvenes no votantes a Bussi señalan predominantemente a la familia, y dentro
de ella a sus padres, como la fuente de transmisión del origen de su
conocimiento acerca de la existencia de desaparecidos (224).
Al correlacionar este último dato con el período en que estos jóvenes tomaron
conocimiento de la existencia de desaparecidos, queda al descubierto que la
transmisión familiar de lo sucedido explica, en una importante proporción, que
estos jóvenes se enteraran más tempranamente de la existencia de desaparecidos
aún durante la misma dictadura militar, cuando por sus edades eran niños o
adolescentes.
Al parecer, en el seno de estas familias se habría producido un quiebre frente
al sometimiento a la norma de silencio impuesta por el terror y el discurso
dictatorial y su prescripción de que fueran los padres de familia los encargados
de vigilar las conductas de sus hijos y mantenerlos alejados de toda relación
con la política.
En este grupo, tres cuartas partes de los jóvenes dicen hablar periódicamente en
el presente con su familia de este tema, lo que les permitiría la posibilidad de
elaborar y reelaborar de manera compartida, cara a cara, lo sucedido. Este dato,
volvería a alertarnos sobre el papel en este grupo de la familia como medio de
la transmisión de estos eventos.
Por otra parte, los jóvenes votantes a Bussi, señalan a los medios de
comunicación de masas en primer término, como la forma en que conocieron de la
existencia de desaparecidos. Son los diarios, pero fundamentalmente la
televisión a través de la cual estos jóvenes recibieron su primera aproximación
a estos acontecimientos (225).
En segundo lugar, refieren haberse enterado a través de "rumores y comentarios"
sin especificar el sujeto social portador y transmisor del suceso histórico.
Acaso la referencia al "rumor" pareciera revelar como es vívido el tema por
estos jóvenes. De características difusas, no sólo la identidad del transmisor
queda diluida en el anonimato, sino que el receptor permanece a distancia, como
si escuchara una conversación ajena, librado de responsabilidad frente a la
gravedad de los hechos de los que toma conocimiento. En este contexto dialógico,
el contenido de la veracidad de lo transmitido queda entre paréntesis, en
suspenso, lejos de la certeza que caracteriza a los relatos legitimados.
Paralelamente, pocos son en este grupo los jóvenes que manifiestan hablar
periódicamente, en la actualidad, con su familia del tema de los desaparecidos.
El rumor, aquí se torna silencio, ausencia (226).
En ambos grupos de jóvenes, llama la atención el poco peso de quienes responden
que se enteraron de la existencia de desaparecidos a través del sistema
educativo, por medio de sus profesores o cursos de enseñanza. La poca incidencia
de la educación formal en la emergencia del conocimiento de la desaparición de
personas entre estos entrevistados se complementa con otro dato, un porcentaje
significativamente bajo de los jóvenes consultados manifestó haber leído algún
libro acerca del tema de los desaparecidos o la dictadura
(227).
Asimismo, la recepción en este grupo de historias o relatos a través de la
pantalla cinematográfica, apenas supera la mención de las lecturas realizadas
(228).
Las características de la relación con el pasado de violaciones a los Derechos
Humanos que manifiestan ambos grupos de jóvenes, nos advierten que los mismos en
este caso ni revelan poseer una autonomía cultural plena con relación a los
valores y creencias de los adultos como tampoco su modo de conocer y
relacionarse con ese pasado es idéntico al de los mayores. También ratifica que
el "ser joven", es una condición que no se traduce automáticamente en una
homogeneidad de sentido y de valores, en un isomorfismo cultural, por más que
detentar esta condición pueda tornar posible compartir una serie de códigos y
experiencias vitales comunes.
(178) Duhalde, 1983 y Marín,
1984.
(179) El concepto político de "fuerza social" surge del trazado de una analogía
con el concepto de "fuerza social productiva" desarrollado por Marx, en los
capítulos XI, XII y XIII de "El Capital", donde analiza el proceso de
constitución de la cooperación capitalista. Una fuerza social, es la
articulación en una alianza de clases, cuya resultante expresa una potencia
social de fuerzas no reducible ni equivalente a la suma mecánica de las partes
que la componen.
(180) Sobre los diferentes "azos", puede consultarse: Sobre el "Cordobazo":
Jacoby, 1978; Delich, 1970 (b); Cuadernos de Marcha, Número 27, 1969, Balve,
Marín, y otros, 1973; Balve, 1989. Sobre el "Viborazo": Balve, Marín, y otros:
1973. Sobre el "Rosariazo": Balve y Balve, 1985; Balve, y Balve, 1989. Sobre el
"Casildazo" y el "Cipolettazo": Aufgang, 1979. Sobre el Mendozazo: Marianetti,
1972. Sobre el "Tucumanazo" Crenzel, 1991 y 1997. Sobre el "Quintazo" Crenzel,
1991 y 1997 y Aldonate y Font, 1992. Para entender la perspectiva que tenía la
fracción más lúcida de la burguesía acerca del período, es conveniente leer a
Lanusse, 1977.
(181) La desaparición de personas y la clandestinidad en los procedimientos de
su ejecución se ve reflejada en el decreto secreto de Hitler del 7 de Diciembre
de 1941 denominado "Nacht und Nebel" ("Noche y Niebla") operación que cubrió el
territorio oeste de la Europa ocupada por los nazis. Quedaban comprendidas en el
decreto "todas las personas peligrosas para la seguridad de los alemanes".
Centralmente, este decreto establecía que a) Los prisioneros deben desaparecer
sin dejar rastro, b) No se podrán dar informes sobre el lugar donde se
encuentran ni sobre su suerte. Frescaroli, 1969, página 487.
Sin embargo, cabe destacar una diferencia sustantiva entre la desaparición de
personas y el exterminio judío. Este último, se realizaba desde una mirada "escencialista".
El judío, para los nazis, debía ser negado de manera absoluta por su condición
"racial". Por esto último, el ser judío era parte de una identidad inmodificable
y abarcadora de todos los miembros del pueblo. El "subversivo", era en cambio -
para la perspectiva de los Fuerzas Armadas argentinas -, un portador de valores
que por ende podía ser "recuperado". A modo de ejemplo, una consecuencia de
ello, fue el tratamiento dado a los hijos de los subversivos, que podían ser
apropiados y criados en otros valores por familias "decentes". Otro el intento
de lograr la colaboración de determinados prisioneros para la causa de las
Fuerzas Armadas como ocurrió en la Escuela de Mecánica de la Armada. Agradezco
esta importante sugerencia al Dr José Nun.
(182) Izaguirre, 1990, páginas 21-22 y Vega Martínez, 1997, páginas 190-193.
(183) Lo novedoso y peculiar del proceso de secuestro y desaparición determinó
la configuración de una temporalidad propia, en el trabajoso y arduo proceso de
toma de conciencia de la magnitud, los alcances y las características que asumía
la represión política por parte de los familiares y los organismos de Derechos
Humanos, distante de la conciencia más acabada, acerca del mismo, de los
perpetradores.
(184) En el término "desaparecido", se expresa la voluntad encubridora del acto
del secuestro y el objetivo de esparcir el terror y la incertidumbre más allá
del campo de relaciones sociales inmediatas del desaparecido. Como advierte
Schmucler en el prólogo al texto de Vidal-Naquet, 1996, página 8, "las palabras
que designan la matanza, la muerte, no se pronuncian, y el arma del crimen
permanece desconocida". Arendt, 1967, página 124, señala una construcción
similar al detallar las "normas del lenguaje" que debían observar los oficiales
nazis involucrados en la planificación y ejecución del genocidio judío, a fin de
encubrir sus actos. Debía hablarse de "cambio de residencia" y "trabajo en el
este" en vez de deportación y "solución final", "tratamiento especial" o
"evacuación" en vez de exterminio.
(185) Como señala Arendt, 1982, página 585, el "universo concentracionario", "No
es solamente la institucionalización de la muerte anticipada, sino también la
organización del olvido [...] Los campos de concentración, volvieron anónima la
misma muerte [...] la despojaron de su significación [...] una muerte de esta
naturaleza no hace más que confirmar el hecho de que el individuo nunca ha
existido". Para un análisis de los Centros Clandestinos de Detención en
Argentina, ver Calveiro, 1995. Este trabajo fue publicado en parte por la
Revista "El Caminante", Número 2, Buenos Aires, Junio- Julio de 1995 y publicado
luego por Editorial Colihue, Buenos Aires, 1998. Agradezco a la autora haberme
facilitado copia de su tesis de Maestría antes de su publicación. A propósito de
las relaciones sociales que se establecían en los Centros Clandestinos de
Detención en Argentina ver también Di Tella, 1999.
(186) "El 24 de Agosto de 1972 a las 17 horas entierran en el Cementerio del
Oeste a Clarisa Lea Place (guerrillera fusilada en el penal de Rawson, Provincia
de Chubut). El cuerpo de Lea Place, fue trasladado desde el domicilio de Alberdi
928 (San Miguel de Tucumán) donde se congregaron temprano estudiantes y obreros.
Marchan llevando el cuerpo a pulso acompañado por una impresionante cantidad de
público que caminan con el puño en alto y coreando estribillos, mientras el
féretro va envuelto en una bandera del ERP. Hubo discursos antes de ser
enterrada". Bonavena, (b). Ocurre otro tanto, a pesar del rápido traslado del
cadáver a Salta, con el estudiante de esa provincia Víctor Villalba, de 20 años,
asesinado por el Ejército en el transcurso de los enfrentamientos callejeros, en
el "Quintazo", lucha callejera ocurrida en San Miguel de Tucumán en 1972.
Crenzel, 1997, páginas 126 y 127 y Aldonate; Font, 1992, página 34. Otro tanto
sucedió en Córdoba, durante el levantamiento popular llamado "Viborazo" en Marzo
de 1971. Balve, Marín, Murmis y otros, 1973, página 55.
(187) Lanusse, 1977, páginas 133-134.
(188) El término "Familiar" aparece por primera vez usado en un documento de la
inquisición, en el que se tacha de herejes a quienes "tengan o hayan tenido
Familiares, invocando demonios". Valentie, 1973, página 1. En los relatos
orales, el "Familiar" es descripto como un perro negro, con los ojos inyectados
en sangre, arrastrando una cadena. Al parecer, la leyenda del "Familiar" habría
surgido en inmediaciones del ingenio "Santa Ana", propiedad de la familia
Hileret, quienes habían traído los perros de raza "Doberman", desconocidos para
los habitantes de la zona. Junto con los perros, los Hileret, habrían
introducido el secuestro y la desaparición de obreros. Datos sobre esta leyenda
me fueron dados también por Isaías Nougués, sobrino del fundador del partido
provincial "Bandera Blanca" en varias conversaciones mantenidas durante Agosto
de 1996 en Buenos Aires. Rosenzvaig, 1986, Tomo II, página 248, refiere también
al "Familiar" en su estudio sobre la historia social del azúcar en Tucumán y
relata la existencia de leyendas similares en otras zonas azucareras de América
Latina.
(189) Vessuri, 1971, página 40. Otros análisis del mito del "Familiar" pueden
hallarse en Canal Feijoo, 1951, Fernández, 1972; Valentie, 1973; Coluccio, 1990
y Colombres, 1992.
(190) Duhalde, 1983, página 48. Según Jaeger, 1995, página 5, este Comando tuvo
por jefe al Inspector Roberto Heriberto Albornoz (a) "El Tuerto", sindicado por
graves violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura militar y
posteriormente diputado provincial por "Fuerza Republicana".
(191) En su declaración ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos el día 8
de Marzo de 1983, en Ginebra, Suiza, el ex miembro de las "Tres A", Peregrino
Fernández, relata haber participado junto a oficiales, suboficiales y tropa de
la Dirección de Orden Urbano al mando de Alberto Villar, Jefe de la Policía
Federal y de la tristemente célebre "Triple A", en rastrillajes en el monte y en
las zonas cercanas a Acheral y Lules y de haber colaborado con fuerzas militares
en procedimientos de allanamientos de domicilios particulares. "En oportunidad
de desempeñarse el General Menéndez como Jefe de la V Brigada (con asiento en
Tucumán), los operativos de represión ilegal eran realizados por personal de
Inteligencia militar (se trataba del destacamento de inteligencia 142)
dependiente del mando militar". Fernández, 1983, página 18. La presencia de la
policía Federal en la provincia, motivó en ese entonces repudios por parte de
parlamentarios provinciales en la legislatura y del movimiento estudiantil de la
Universidad Nacional de Tucumán.
(192) Alberto Villar, tenía ya una historia de participación en el combate a los
movimientos populares en Tucumán. En Noviembre de 1970, durante el llamado
"Tucumanazo" en el que estudiantes universitarios y obreros del azúcar tomaron
prácticamente la ciudad capital de la provincia en reclamo de libertades
públicas y de mejoras en las condiciones de vida y de estudio, comandó un
contingente de la Policía Federal creado especialmente para condiciones de lucha
urbana "antiguerrillera", la "Brigada Azul" que hizo su estreno como tal en esa
oportunidad. Cabe recordar, que quien comandaba la V Brigada de Infantería y
encabeza la represión en el "Tucumanazo" era el entonces Coronel Jorge Rafael
Videla, posteriormente miembro de la Junta Militar que tomó el gobierno tras el
golpe de Estado de Marzo de 1976 y presidente de facto en el marco de dicho
golpe. Crenzel, 1997, páginas 14 y 96.
(193) El 5 de Junio, en una editorial de "El combatiente", periódico del ERP,
Santucho anuncia el surgimiento de la guerrilla rural y emite un comunicado
sobre la operación sobre Acheral. El objetivo del lanzamiento de la guerrilla
dice, es "Poder disputarle al enemigo la zona, primero durante la noche, y
después también de día, liberar zonas más adelante y hacer posible la
construcción de bases de apoyo, formidable e imprescindible sostén, para la
construcción de un poderoso ejército revolucionario de carácter regular, en
condiciones de sostener victoriosamente con sus armas la insurrección general
del pueblo argentino, que llevará al triunfo de la revolución nacional y social
de nuestra patria, abriendo un luminoso porvenir socialista, fin de la
explotación y los sufrimientos y comienzo de una era de justicia y felicidad
colectiva para los 26 millones de argentinos ". Sobre la guerrilla rural en el
monte tucumano ver Seoane, 1991, páginas 253 a 287.
(194) Decreto 265 del 5 de Febrero de 1975 firmado por la Presidente Isabel
Perón e Italo Luder, Presidente provisional del senado y sus ministros. Los
puntos centrales de dicho decreto eran: Artículo 1) El Comando General del
Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a
efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos
que actúan en la provincia de Tucumán. Artículo 2) El Ministerio del Interior
pondrá a disposición y bajo control operacional del Comando General del Ejército
los efectivos y medios de la Policía Federal que le sean requeridos a través del
Ministerio de Defensa para su empleo en las operaciones a que se hace referencia
en el artículo 1. En el Artículo 5to, se señala que: "El Ministerio de Bienestar
Social desarrollará en coordinación con el Ministerio de Defensa (Comando
General del Ejército), las operaciones y la acción cívica que sean necesarias
sobre la población afectada por las operaciones y Artículo 6) La Secretaría de
Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación desarrollará a indicación del
Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones de acción
Psicológicas concurrentes que le sean requeridas.
(195) Sobre el "Operativo Independencia" puede consultarse Vilas, 1977. Este
manuscrito fue prohibido por la entonces conducción del Ejército ya que admitía
prácticas que eran desmentidas por la dictadura militar. Por ejemplo, al reseñar
las características de la V Brigada que comandaba señala Vilas que: "La V
Brigada de alrededor de 1500 hombres, estaba compuesta por las siguientes
unidades: Compañía de Comando y Servicio de San Miguel de Tucumán; Compañía de
Comunicaciones, anexa a la Brigada, Compañía de Arsenales 5 de la capital
provincial, el Regimiento Semi motorizado 19, el Regimiento 28 de Monte de
Tartagal (Salta), el Regimiento 20 de Infantería de Montaña y el Grupo 5 de
artillería de montaña. Es decir, era una Brigada de llanura, montaña y monte,
que contaba con muy pocos vehículos disponibles para entrar en el tipo de guerra
que iniciábamos... pues se hizo necesario contar también con autos civiles que
sirvieran para las tareas de inteligencia y las operaciones no convencionales",
Vilas, Primera Parte, "Dios lo quiso", 1977, página 44. (El subrayado es mío).
Para un análisis crítico de este manuscrito puede leerse Crenzel, 1997 (b).
(196) El modelo teórico del cual el General Vilas, comandante del Operativo
contrainsurgente "Independencia" extrae las enseñanzas más sustantivas para la
lucha en Tucumán eran "los trabajos que sobre el particular fueran editados en
Francia, debidos a oficiales de la OAS y del Ejército francés que luchó en
Argelia e Indochina". Vilas, 1977. Fundamentalmente el texto del Coronel del
Ejército Francés Roger Trinquier, 1975. Un retrato de la táctica desarrollada
por el Ejército Francés, bajo estas directivas, en el enfrentamiento con el
Frente de Liberación Nacional de Argelia puede apreciarse en el Film "La Batalla
de Argel" de Gilo Pontecorvo (1966) rodado en Italia y prohibido en Francia
hasta 1981, y pueden sintetizarse en a) La meta de aislar al enemigo para
aniquilarlo, b) El enemigo puede hallarse en cualquier ámbito, c) El uso
sistemático de la tortura en los interrogatorios como método de inteligencia
central para identificar rápidamente y destruir las células guerrilleras antes
que se reorganicen y, por ende, la necesidad de transponer la legalidad jurídica
vigente que se convierte en un obstáculo dadas las características de la lucha,
d) El desarrollo de tareas de "acción cívica" para neutralizar el apoyo de la
población a la guerrilla y ganarla para las fuerzas legales, e) Un férreo
control social a través de tareas permanentes de clasificación de la población,
de los detenidos y de toda circunstancia que puede tornarse un indicador de la
acción o presencia enemiga.
(197) Dice Vilas: "Se insistía en sostener que el meollo del problema estaba en
el monte y que, consecuentemente, adoptando los medios necesarios para la lucha
contra la guerrilla en la selva, el brote subversivo sería aniquilado". Pero
Vilas entendía que la guerrilla era sólo la manifestación armada de un fenómeno
más complejo y de mayor alcance, "la subversión" y que si el Ejército subía al
monte a buscar a las fuerzas del E.R.P no hacía más que facilitar la táctica
guerrillera de atacar, mediante emboscadas sorpresivas, a los contingentes de
las Fuerzas Armadas legales. Asimismo, encontraba tanto en las autoridades
políticas provinciales "incomprensión de la necesidad de la lucha
antisubversiva" y en los cuadros policiales y militares una escasa preparación
para enfrentar "un nuevo tipo de lucha", "Una guerra sucia, de desgaste, una
guerra tenebrosa y solapada, sin límites de tiempo, que se gana con decisión y
cálculo, donde la ayuda de la población civil es imprescindible. Todo intento de
querer prescindir de ella, tratándose de encasillarse en la autonomía militar
está condenada al fracaso" Vilas, Ob. cit., Primera Parte, "Dios lo Quiso",
página 20.
(198) Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán, 1991, página 292.
(199) Allí, se aplicó la tortura sistemática a los prisioneros. Fermín Nuñez,
quien estuvo detenido en este Centro Clandestino de Detención describe que: "En
la "Escuelita", los prisioneros eran enterrados vivos hasta el cuello, colgados
de los testículos, apaleados y hasta sufrieron el seccionamiento de las orejas".
Diario de las Madres de Plaza de Mayo, Año 2, Número 18, Mayo de 1986.También
pueden hallarse testimonios sobre las condiciones de vida de los prisioneros y
sobre las técnicas empleadas en los interrogatorios en la "Escuelita" en CONADEP,
1986, página 213 y 214 y Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán, 1991,
página 98. El propio General Vilas reconoce que: "Desde el 10 de Febrero hasta
el 18 de Diciembre de 1975, pasaron por la "Escuelita de Famaillá" (Centro
Clandestino de detención) 1507 personas acusadas de mantener relación estrecha
con el enemigo". Vilas, Ob. cit., "Plan Táctico Número 1", página 11.
(200) Esta metodología, como los nuevos conocimientos en aplicación de tormentos
y en técnicas de interrogatorio, sería materia de exportación argentina a otros
escenarios de confrontaciones político-militares. Asesores de las fuerzas de
seguridad argentinas, participaron del entrenamiento a los "contras" en
Centroamérica, Andersen, 1993, página 150, en la formación de grupos
paramilitares y parapoliciales en España conocidos como "Grupos Antiterroristas
de Liberación" (GAL) a principios de los ochenta, Jansen, 1986, página 102 y
denuncia del Coronel español Amadeo Inglés, Diario "Clarín", 3 de Mayo de
1998.Asesoraron además, en estas "técnicas" a las Fuerzas Armadas peruanas
durante los ochenta y a las Fuerzas Armadas Mexicanas a partir de 1994, con la
emergencia de la rebelión Zapatista en el estado de Chiapas, en el sudeste de
ese país.
(201) CONADEP, 1986, páginas 213 y 214. La CONADEP, registra en total 536
desaparecidos en Tucumán, que representan el 5,5% de los 8.960 desaparecidos
registrados por dicha comisión.
(202) Solamente, a modo ilustrativo, mencionaremos a Benito Romano y a Leandro
Fote, dirigentes sindicales azucareros, Peronista el primero, ligado al Partido
Revolucionario de los Trabajadores el segundo, a Francisco Isauro Arancibia
dirigente del gremio docente, al cura tercermundista René Nieva, al dirigente
estudiantil Víctor Noé, al abogado radical defensor de presos políticos Ángel
Pisarello y al Presidente de la Cámara de Diputados provinciales por el Partido
Justicialista, Raúl Mauricio Lechesi, quién fuera presidente de una comisión
investigadora de crímenes políticos ocurridos durante el período 1955-1973.
Sobre la historia personal y pública de Francisco Isauro Arancibia dirigente de
los maestros tucumanos, ver Rosenzvaig, 1993.
(203) Izaguirre y equipo, 1998. Este material de investigación fue entregado por
miembros de la Federación Universitaria Argentina al Juez español Baltazar
Garzón, quien conduce el proceso judicial a los responsables de la desaparición
de ciudadanos españoles durante la última dictadura militar argentina. La fuente
de la cantidad de alumnos de Universidades Nacionales para los años 1975-1977
sobre los cuales se realizo esta estimación es INDEC, 1980 b. También puede
consultarse Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán, 1991 y Bonavena,
Inédito (a). Sobre las modalidades de la cruzada antisubversiva en la
Universidad Nacional de Tucumán, conviene leer Comisión Bicameral de la
Provincia de Tucumán, 1991 y Frente Unidad L.A.Z.I, 1986.
Cabe destacar, que el movimiento estudiantil tucumano estaba compuesto, hacia
1970, en un 60% por estudiantes cuyos padres eran en su mayoría obreros no
manuales o empleados y en menor proporción obreros manuales, en un 10% pequeños
patrones (de 1 a 5 asalariados a su cargo) 21% capataces, jefes, intermedios y
altos directivos, gerentes administradores y Profesionales universitarios. La
información consigna un 10% de casos sin especificar. Fuente: Comisión Bicameral
de la Provincia de Tucumán, 1970.
(204) Fuente: Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, 1988. Los
trabajadores del azúcar, para 1969, ocupaban el tercer lugar en el ámbito
nacional, en el conjunto de las horas no trabajadas a causa de conflicto obrero,
dentro del conjunto de los obreros de 30 ramas y productos de la industria con
196.254 horas, luego de los trabajadores de la industria del automotor y los de
papel cartón, cartulina y pastas de papel. Las horas no trabajadas promedio por
obrero, en ese año en la industria azucarera, fueron 21. La cuarta detrás de los
trabajadores de las dos ramas antes mencionadas y de los trabajadores de la
producción de máquinas de coser. Fuente: Ministerio de Trabajo, 1970.
(205) En Uruguay, la llamada "Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del
Estado" (1989) votada en un plebiscito nacional, estableció la caducidad de las
causas penales por violaciones a los Derechos Humanos contra los militares. En
Chile, en 1978, por decreto 2191 se consagró la amnistía para los sucesos
posteriores al 11 de septiembre de 1973 y Pinochet, el jefe golpista, es senador
vitalicio. Estos procesos de desculpabilización, se sucedieron prácticamente en
todos los países de América Latina. Además de los casos mencionados, en Bolivia,
Brasil, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Perú, entre las décadas del
80 y 90, se dictaron diferentes leyes o decretos de amnistía. Servicio de Paz y
Justicia, 1995.
(206) Comisión Nacional de Desaparición de Personas, creada por decreto 158/83
del Presidente Raúl Alfonsín de Diciembre de 1983, a días de haber asumido la
presidencia de la Nación. Entregó nueve meses después de su constitución, el
informe "Nunca Más" donde se describe la metodología y el andamiaje
institucional del proceso de desaparición de personas.
(207) La comisión investigadora fue creada a instancias del entonces gobernador
Peronista Fernando Riera, por Ley Número 5.599 del 22 de Febrero de 1984. El
mensaje del Poder ejecutivo provincial, que acompañaba el proyecto de Ley de
creación de la Comisión Investigadora, comenzaba diciendo: "Es deber inexcusable
del gobierno popular y democrático, posibilitar la investigación, y en su caso,
el castigo de los responsables y culpables, de los excesos cometidos so pretexto
de la represión y el terrorismo". La comisión finalizó sus tareas el día 20 de
Mayo de 1985, sin embargo, la publicación de la investigación demoró siete años.
Vio la luz pública a instancias de las autoridades de la Universidad Nacional de
Tucumán, en Agosto de 1991 y con el aporte valioso del Instituto de Estudios
Políticos para América Latina y África con sede en Madrid, España.
(208) Entre las precisiones que brinda el Informe, se indica que: a) casi 300
secuestros y desapariciones ocurrieron entre 1976-1977, durante el gobierno de
facto encabezado por Domingo Bussi, b) el intervalo de edad de 18-35 años
concentra el 58,4% de los casos de desaparecidos y el 75% de los asesinados, c)
El 86% de los secuestrados fueron varones y el 14% mujeres d) Las ocupaciones o
actividades dominantes de los secuestrados eran obreros (de fábrica, rurales, de
la construcción), 36%; estudiantes (secundarios y universitarios) 19% y
"empleados" el 16%, e) El 42% de los secuestros se desarrollaron en San Miguel
de Tucumán, el 27% en Famaillá, Monteros y Concepción, el 13% en Yerba Buena y
Tafí Viejo, el 12% en Cruz Alta, el 3% fuera de la provincia y registran un 3%
de casos en que se ignora el lugar del secuestro. Comisión Bicameral de la
Provincia de Tucumán, 1991, páginas 290 a 298. Por otra parte, Tucumán es la
jurisdicción político-territorial que, detrás de la Capital Federal y el Gran
Buenos Aires, concentra el mayor porcentaje de soldados conscriptos detenidos
desaparecidos del país 7,7%. Elaboración propia en base a D'Andrea Mohr, 1998,
páginas 182-221.
(209) Ley Número 23.492 de Diciembre de 1986. Establecía un plazo tope para la
presentación de causas penales por violaciones a los Derechos Humanos. Fue
derogada, por decisión parlamentaria, el 24 de Marzo de 1998.
(210) Ley Número 23.521 de Mayo de 1987. Establecía niveles de responsabilidad
que determinaban que sólo las cúpulas militares que condujeron la represión
política fueran susceptibles de ser juzgadas por violaciones a los Derechos
Humanos, desprocesando así, al resto de los inculpados. Fue derogada, por
decisión parlamentaria, el 24 de Marzo de 1998.
(211) Carrizo, 1994, analiza la expansión del bussismo como un proceso derivado
de la falta de castigo a los responsables de las violaciones a los Derechos
Humanos. Esta perspectiva, también es compartida por miembros de los organismos
de Derechos Humanos. Según la mirada de este autor, la ausencia de pena
produciría un efecto de "inculpabilidad" a nivel social que se traduciría en una
desorganización de los sujetos producto de la pérdida de referencia y status de
la ley, debido a la variación en su aplicación de acuerdo a la institución o
sujeto inculpado, perdiendo sus características igualadoras. Es indudable que la
disolución de la referencia a una ética objetiva y compartida socialmente
produce los efectos sociales mencionados. También es indudable que de no mediar
las sucesivas leyes de desprocesamiento de los inculpados, Bussi no hubiese
podido presentarse en comicio alguno, pero es relevante señalar que la falta de
castigo o ley no necesariamente se traduce en una memoria y voluntad favorable
hacia quien se encuentra inculpado. El proceso inverso, la efectivización del
castigo puede ser condición necesaria, pero no suficiente, para el
desencadenamiento de un proceso de toma de conciencia acerca del carácter social
de las acciones del inculpado o el desenvolvimiento de una organización de lo
social donde estas prácticas y la voluntad de apoyo a personificaciones de las
mismas queden excluidos del universo de valores dominantes.
(212) En los años posteriores a la restauración constitucional de 1983, se
soslayo el apoyo de parte de la
sociedad argentina a la dictadura militar, a la vez que se maximizó la
resistencia a la misma. La tendencia a disociar a la población de regímenes
aberrantes, basados en el terror, es comentada para el caso de la Francia de
posguerra por Finkielkraut, 1990, página 44. Sobre el proceso genocida en la
Francia ocupada y la participación de la sociedad civil, ver Vidal Naquet, 1996.
Por su parte, Ferro, 1995, Capítulo X, página 130, señala procesos análogos en
el tratamiento del régimen nazi por parte del cine norteamericano. Claude
Lanzmann, en su sobresaliente film "Shoa", retrata la complejidad que involucró
el genocidio nazi y la participación de la población del centroeste europeo en
el mismo. También de Lanzmann puede consultarse su lapidaria nota a propósito
del film "La lista de Schindler", "Porqué Spilberg ha tergiversado la verdad?"
Diario "Le Monde", París, 3 de Abril de 1994. Más recientemente, Goldhagen, 1997
reabrió la polémica sobre los alcances de las responsabilidades colectivas del
pueblo alemán en el genocidio judío.
(213) Las características masivas y la amplitud de la política de secuestro y
desaparición de personas en Tucumán hacen que salvo desde una perspectiva
negadora de lo sucedido se diga desconocer la existencia de desaparecidos.
Existieron treinta y tres Centros Clandestinos de Detención distribuidos en la
geografía provincial. Además de los localizados en dependencias policiales o de
las Fuerzas Armadas, seis estaban ubicados en establecimientos educativos y
otros siete en dependencias de ingenios azucareros algunos cerrados y otros en
funcionamiento. CONADEP, 1986 y Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán,
1991, páginas 97 y 98. Además, con sólo 22.524 kilómetros cuadrados de
superficie y siendo la provincia más pequeña del país, Tucumán alcanzaba para
1970, la cifra de 766.000 habitantes. Era la jurisdicción político territorial
más densamente poblada del país con 34,4 habitantes por km2. Estos datos
demográficos se constituyen en condiciones sociales de posibilidad que pudieron
facilitar la transmisión, entre la población local, de información acerca de la
existencia de desaparecidos. La fuente de los datos demográficos es: INDEC, 1970
a.
(214) Entre el año 1975 y el año 1977 se producen en todo el territorio nacional
el 71% de las desapariciones. Fuente: CONADEP, 1986. En la provincia de Tucumán,
se registra un porcentaje idéntico al nacional ya que el 72% de las
desapariciones ocurren entre 1975 y 1977. Su distribución en cambio para cada
año de ese período manifiesta diferencias sustantivas con la distribución
nacional para esos años.
En el año 1975 se producen en Tucumán el 20% del total de las desapariciones,
mientras que en el ámbito nacional el 4%, en 1976 el 52%, mientras que en el
ámbito nacional el 39% y en el año 1977 el 21%, mientras que en el ámbito
nacional el 29%. Fuentes: Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán, 1991,
página 292 y CONADEP página 298. Cabe destacar, que esta comparación se ve
limitada ya que la propia Comisión Bicameral de la provincia, reconoce sólo
consignar los casos que fueron ratificados por los denunciantes. Es por ello que
"La CONADEP registra en su informe 206 casos más de secuestrados desaparecidos
que esta comisión". Comisión Bicameral de la Provincia de Tucumán, 1991, página
290. Pese a lo señalado, aquí se tomó la decisión de comparar los datos de
CONADEP, con los de la Comisión Bicameral por tratarse de registros sincrónicos.
Por otra parte, cabe destacar que se agregaron nuevas denuncias en oportunidades
diversas; a) luego de la decisión gubernamental de otorgar pensiones e
indemnizaciones a familiares de desaparecidos a modo de "reparación económica"
(Enero de 1995, leyes 24.043, 24.321 y 24.411), se presentaron en el ámbito
nacional 1000 casos más, b) al cumplirse el vigésimo aniversario del golpe de
Estado de 1976, donde muchos familiares de desaparecidos presentaron denuncias
no registradas precedentemente. Por ejemplo el registro del universo de
estudiantes universitarios desaparecidos en todo el país reconoció un incrementó
de un 27%. Izaguirre, 1998.
(215) El 81% de los entrevistados mayores de 30 años se enteraron entre 1975 y
1982. El 65% de estos entrevistados manifiesta haber tomado conocimiento durante
el primer tramo temporal, (1975-1978).
(216) Yerushalmi, 1989, página 17.
(217) Un esbozo explicativo del desarrollo y expansión del bussismo minimizaba
la capacidad de los tucumanos, debido a la gran emigración que se sucede en la
provincia entre finales de los sesenta y principios de los setenta, de
caracterizar la identidad de los desaparecidos en términos políticos.
Según esta opinión, sobre todo en el medio rural donde muchos hijos de las
familias de esas zonas emigran en búsqueda de trabajo hacia centros urbanos
alejados de su lugar de nacimiento u origen no regresando o no restableciendo
contacto con sus familias, se construía la idea de que habían desaparecido. Esa
naturalización, a partir de una percepción cultural diferente de las pérdidas
familiares, tornaría inobservable o restaría importancia a la desaparición de
personas por razones políticas. De una conversación del autor de estas líneas
mantenida con Jacobo Lacks en San Miguel de Tucumán en Julio de 1991.
(218) La relación entre legalidad, poder y saber y los modos en que la misma se
fue desenvolviendo históricamente, fue estudiada por Foucault, 1987.
Sintéticamente, diremos que Foucault articula la emergencia de la legalidad
moderna, a través del régimen disciplinario que individualiza lo "anormal", las
"desviaciones", la "enfermedad", la "delincuencia", con la consolidación de la
burguesía como clase dominante.
(219) "Aún resta detectar y destruir a los grandes responsables de la subversión
desatada. Aquellos que desde la luz o desde la sombra, valiéndose de las
jerarquías, cargos o funciones logrados, atentan, día y noche contra las
estructuras del Estado. A aquellos otros que, con su hacer o no hacer, encubren,
cuando no protegen, a estos delincuentes que hoy combatimos (...) Porque
entiendo que sólo el saneamiento moral y físico total, y hasta las últimas
consecuencias, de la República, nos permitirá erradicar de una vez para siempre
esta subversión que nos repugna..." palabras de Domingo Bussi, al asumir como
Jefe del "Operativo Independencia" La Gaceta de Tucumán, 20 de diciembre de
1975.
(220) Esta, es también una de las formas discursivas "justificatorias" de las
Fuerzas Armadas de su empleo de la desaparición de personas durante los años
setenta.
(221) Consideramos a la ideología en tanto visión de la realidad de un grupo o
sector de la sociedad en tanto esté articulada a la defensa de intereses
materiales concretos. Al respecto ver Lenk, 1967.
(222) Isla y Taylor, 1995, página 312, consideran que la imagen que la población
tucumana tiene de la identidad de los perpetradores de las desapariciones, está
marcada por la persistencia en la memoria colectiva entre los "sectores
populares de los andes centrales" de la leyenda del "Familiar" y su supuesta
actualización durante la dictadura militar a través de la desaparición de
personas. Además de atribuirle erróneamente a la represión política un carácter
esencialmente étnico, Ob. cit., página 318, los autores, no explican con
claridad la relación de esta memoria del "Familiar" y su relación con la
adhesión a Bussi.
Cabe destacar, que ningún entrevistado, le atribuyó espontáneamente al
"Familiar" la desaparición de personas, como tampoco hay referencia alguna al
"Familiar" como sujeto desaparecedor en los testimonios de casi 500 denuncias de
desaparición de personas en Tucumán obrantes en la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos, (APDH).
En la encuesta realizada, un 85% de los entrevistados oyó hablar del "Familiar",
lo que aludiría a la existencia de una extendida y continuada transmisión oral,
a través de las generaciones, de la leyenda a más de un siglo de su aparición.
Lo describen como una "Leyenda popular o mito", 26%, en un 20% como "Fruto de la
creación social de un mito por parte de los dueños de ingenio" respuestas que
hacen explícita una consideración del "Familiar" como producto social. Otro 18%,
lo caracteriza en términos descriptivos "Es un Animal, es un Perro", un 16%
señala "Es un animal, un perro que representa al diablo, un fantasma, un
espanto", un 8% lo caracteriza como "El diablo, el demonio, Satanás", un 2% "no
saben o no contestan", otro 2% señala "otras respuestas". Sólo un 3% de los
entrevistados afirma que "El Familiar" participó en la desaparición de personas
al caracterizarlo como "Un animal que se llevaba gente, se la come, la castiga o
la asusta", pero no establecen relación alguna entre el "Familiar" como
desaparecedor con la figura de Bussi como partícipe de las desapariciones o con
los militares. Por todo esto considero que la "teoría del Familiar" carece de
cualquier sustento empírico y explicativo para entender la adhesión a Bussi.
(223) Una caracterización bastante difundida de los enfrentamientos
político-militares de los setenta, consistió en negar toda lógica a las fuerzas
sociales en pugna; caracterizando a quienes se enfrentaron como irracionales y
al enfrentamiento mismo en términos de "locura". Esta manera de definir el
problema y de mirar el período, la expresa el historiador Félix Luna en el
prólogo al libro de Gillespie, 1987, página 7.
Llamativamente, Bettelheim, 1981, página 169, señala que tras la toma de
conocimiento en forma masiva del horror y el exterminio acaecido en los campos
de concentración nazis, uno de los mecanismos psicológicos que con mayor
frecuencia emergió para afrontar el impacto de estos relatos, fue atribuir el
genocidio a un grupo reducido de locos o pervertidos.
(224) La familia, expresa el conjunto de relaciones sociales, el círculo de
sociabilidad a partir del cual se ejerce una de las formas más antiguas de
transmisión del pasado intergeneracional. En la tradición judía, esto sucede
claramente en la noche de Pesaj, (Pascua) donde la familia reunida lee la Hagadá
(Libro del éxodo). Esta lectura se inicia con una serie de preguntas del miembro
más joven al más viejo, acerca del significado de esa noche y de los motivos de
los rituales específicos de la conmemoración que reactualiza, en la memoria
social del pueblo judío, a través de una articulación emotiva particular entre
el pasado y el presente, la zaga del éxodo de Egipto. Yerushalmi, 1982, páginas
44 y 45 y Boorstin, 1986, Tomo II, página 543.
(225) Mongin, 1994, página 25, caracteriza las narraciones habituales de los
medios masivos acerca del pasado histórico como "golpes sucesivos sin relación
histórica entre ellos" cuya resultante es un pasado comprimido en un presente
perpetuo. Feld, 1997, páginas 339-345, nos advierte en su investigación, acerca
de la fragmentación, frivolización y naturalización del proceso de desaparición
de personas, a propósito del tratamiento televisivo del reconocimiento de ex
oficiales de las Fuerzas Armadas de su participación en los "vuelos" en los
cuales se arrojaban al mar prisioneros secuestrados-desaparecidos desde aviones
de la armada argentina.
(226) "También en lo no hablado, en lo que expresan las lagunas discursivas, es
donde es posible escuchar el sonido que produce la continua marcha de la
ideología". Billing, 1992, página 94.
(227) Los pocos que lo hacen, nombran centralmente el informe "Nunca Más" de la
CONADEP.
(228) El film más mencionado es "La noche de los lápices" que, dirigido por
Héctor Olivera, narra la desaparición de militantes secundarios de la ciudad de
La Plata, en la provincia de Buenos Aires, que luchaban por conseguir el boleto
de transporte estudiantil. Dicha película, tuvo además difusión televisiva. Otra
película mencionada, aunque en menor medida, es "La historia oficial" dirigida
por Luis Puenzo, que logró el premio "Oscar" de la academia de Hollywood a la
mejor película extranjera y también fue pasada por televisión.