Memorias enfrentadas. El voto a Bussi en Tucumán
por Emilio Ariel Crenzel
11. Bussistas "Orgánicos" e "Intermitentes" y "no bussistas sistemáticos"
Hasta este momento, el análisis
de las respuestas de los entrevistados ha partido del trazado de una dicotomía,
entre aquellos que sufragaron por Bussi y los que no lo hicieron en las
elecciones del 2 de Julio de 1995, en las que este resultará electo gobernador
de Tucumán.
A partir de la misma, se verificaron aspectos constitutivos del núcleo central
que guiaba la hipótesis previa en torno a la localización de las diferencias
sustantivas que se establecen entre los votantes a Bussi y los que no lo votan.
La misma, suponía que el bussismo atravesaba, como identidad política,
verticalmente a la sociedad tucumana y que, esta fuerza política, expresaba de
manera predominante, una cultura autoritaria de masas.
Que si bien las raíces del origen de la adhesión al bussismo, no son ajenas y se
articulan con la presencia del autoritarismo en la cultura política del país, el
cariz distintivo y peculiar de este movimiento deviene del desenvolvimiento
dinámico de un autoritarismo de raíz moderna, cuya génesis se localizaba en la
adhesión y el recuerdo positivo de vastos sectores sociales a la gestión de
Bussi bajo la dictadura militar.
El retorno de Bussi al escenario político local, puso de manifiesto la
existencia y amplitud de esta subjetividad heterónoma, sostenida en una memoria
colectiva que valoriza positivamente la experiencia dictatorial y como, en otros
componentes de su electorado, las condiciones sociales y políticas de la
provincia facilitaron un trabajo de rememoración de lo actuado por Bussi durante
la dictadura militar, especialmente de la faz económica y en el estilo ejecutivo
de sus actos de gobierno.
Inicialmente, se suponía que la manera en que esta hipótesis se vería confirmada
o no, dependería de que, en las entrevistas a los partidarios del General Bussi,
aparecieran indicadores que dieran cuenta de la presencia de valores normativos
de carácter autoritario y en especial una valoración positiva de la
gestión de gobierno de Bussi, durante la dictadura militar en la provincia, que
se articularan con su decisión electoral en el presente.
Estas proposiciones y enunciados previos, se corresponden con los observables
construidos a lo largo de la investigación. Esto se revela así, especialmente al
atender al conjunto de afirmaciones sostenidas por sus votantes con relación a
los motivos de su voto, a su consideración acerca del pasado político de la
provincia, a la evaluación del mejor y el peor gobierno provincial y los motivos
de dicha evaluación; a la mirada y a las representaciones sociales acerca de los
sucesos institucionales y políticos más destacados de la historia reciente de
Tucumán, como el golpe de Estado de 1976 y la evaluación del mismo, a sus
nociones de democracia y autoritarismo y las maneras y personificaciones
sociales seleccionadas para resolver los problemas del presente provincial.
Otro tanto, ocurre al observar las formas sociales de las memorias colectivas
acerca del pasado de violaciones a los Derechos Humanos compartidas entre sus
votantes. Esto se observa, particularmente, en sus respuestas en torno a la
identidad de los desaparecidos, las causas de su desaparición y las
personificaciones de los perpetradores de las desapariciones; como así también
la representación que poseen acerca de la calidad de los enfrentamientos que se
libraron durante los "años de plomo" en la provincia y a la situación en que
quedó Tucumán luego de los mismos.
Asimismo, se pudo visualizar la presencia de ciertas formas diferenciadas del
recuerdo y la conceptualización del pasado reciente entre ambos grupos de
votantes, tanto entre aquellos que toman en consideración la actuación de Bussi
bajo la dictadura militar y la evalúan positivamente al momento de votarlo como
aquellos que miran ese período desde otra perspectiva para oponérsele
sistemáticamente en sucesivas confrontaciones electorales.
Las formas antagónicamente enfrentadas de entender y recordar el pasado político
reciente de la provincia y el país de ambos grupos de votantes, da crédito a la
imagen inicial que suponía a las memorias colectivas presentes en torno al golpe
de Estado de 1976, a la gestión de gobierno de Bussi bajo la dictadura militar y
al proceso social de la desaparición de personas, como puntos de partida, como
momento de génesis y clivaje inicial tanto del apoyo como del rechazo a Bussi.
Se visualiza también, a pesar de que la variable tipo de voto no es la que más
se asocia a este tipo de opiniones, que en los votantes a Bussi se expresa,
siempre en mayor grado que entre los que no lo votan, un universo de valores
autoritario de tipo tradicional que se manifiesta con relación a la vida
cotidiana, a las formas posibles de organización familiar, al prejuicio y
rechazo a un otro diferente y una sujeción mayor a la religión en sus diversas
formas.
Se podría objetar, sin embargo, que las diferencias halladas entre votantes y no
votantes a Bussi responden a un momento de quietud y reposo, a una fotografía,
que retrata un instante que recorta una parcialidad de la identidad de los
entrevistados como votantes, en la elección del 2 de Julio de 1995. Siguiendo
este razonamiento, esta fotografía carecería de la fluidez y movimiento de la
película, esto es, del proceso social en su desenvolvimiento diacrónico y por
ende, no delimitaría las identidades políticas reales que, en su dimensión
histórica, expresan ambos grupos (304).
Esta última proposición es parcialmente cierta. Acaso por ello, conviene
explorar la gradiente que describe el grado de consistencia del voto a Bussi
desde que este se presentara como candidato a gobernador en Tucumán en 1987, con
relación a los aspectos sustantivos de la hipótesis propuesta.
Para ello, se construyó la variable "grado de bussismo", diferenciando, a partir
de la misma, a los 222 entrevistados en tres grandes grupos. Como en cualquier
tipología, estos agregados expresan, en su interior, una homogeneidad importante
y decisiva en su universo de valores y sus representaciones sociales, aunque no
absoluta.
Por un lado, aquellos entrevistados que votaron siempre a Bussi en las sucesivas
confrontaciones electorales o que siempre, desde que iniciaron ejercieron el
derecho del voto, sufragaron por Bussi (305).
En segundo lugar, aquellos entrevistados que votaron a Bussi pero de manera
intermitente, votando en algunas oportunidades a otros candidatos y por último,
aquellos que nunca sufragaron por Bussi.
Al igual que el sustento o anclaje de la diferenciación entre votantes y no
votantes a Bussi del 2 de Julio de 1995, las distancias entre estos tres grupos
de entrevistados provienen de un corte político e ideológico y se expresan, de
manera central, con relación a la consideración del pasado reciente de la
provincia en especial las referidas al período de violencia política de los años
setenta y a la actuación de Bussi durante la dictadura militar. En estas
variables, es donde "el grado de bussismo" presenta los más altos grados de
asociación con las opiniones de los entrevistados.
El grupo de votantes bussistas orgánicos, describe en su
composición, un perfil social que se corresponde con estudios previos acerca de
la composición social del voto a Bussi y con la localización espacial del voto
de esta fuerza en sucesivos resultados electorales obtenidos desde su fundación.
Es decir, un perfil policlasista, que atraviesa verticalmente a la sociedad
tucumana pero que, sin embargo, reconoce su base social principal en la clase
media de la capital provincial.
Este grupo, de 60 entrevistados, proviene en un 26% de los sectores más pobres,
en un 41% de las fracciones medias y en un 33% de los sectores más acomodados de
la sociedad (306).
Lo integran un 58% de mujeres y un 42% por hombres y lo componen, en igual
proporción, entrevistados menores de 30 años y mayores de esa edad. Un 65% de
los entrevistados del grupo habita en San Miguel de Tucumán y un 35% en el resto
de la provincia (307).
Un 27% de estos entrevistados sufragó por el partido de Bussi en las elecciones
presidenciales de 1995 y un 20%, declara ser militante del partido.
Los bussistas orgánicos, de temprano y consecuente alineamiento
electoral con Bussi, expresan el núcleo duro de esta fuerza política,
persistente en su conducta electoral y el más comprometido con los ejes
substantivos de su universo de valores.
Una genealogía de la trayectoria del voto de estos entrevistados, previa a la
aparición de Bussi en la escena política provincial, nos advierte que en la
elección provincial a gobernador de 1973, 1 de cada 5 entrevistados de este
grupo que estaban en condiciones de votar, lo hicieron entonces por partidos de
derecha, otro tanto por la Unión Cívica Radical y, en la mitad de los casos
dicen no recordar su preferencia electoral de entonces. En 1983 la orientación
de su voto expresaba una tendencia similar, un 20% había votado partidos de
derecha un 33% a los radicales un 14% al peronismo y otro tanto no recuerda el
partido por el cual sufragó en esa oportunidad.
Los "bussistas orgánicos" constituyen el conjunto de aquellos entrevistados que
manifiestan una convicción de carácter ideológico en su adhesión política. Esto
se pone de manifiesto en el alto grado de integración de diversas áreas
particulares de significado en sus opiniones que se traduce en un firme y
consistente alineamiento favorable a la política de la dictadura militar en la
provincia y a la más amplia legitimación, dentro de un proceso de significación
específica, de la misma.
Entre estos entrevistados se verifica la mayor proporción de entrevistados que
señalan al "orden y a la mano dura" como motivo de su voto. Un 37% de los
entrevistados de este grupo se manifiesta en este sentido. Un 60% de los
votantes "orgánicos" manifiestan además, una expectativa específica ante el
nuevo gobierno de Bussi; "que repita su gobierno anterior donde había
seguridad". Asimismo, entre los méritos de Bussi, rescatan preponderantemente
"su firmeza y su carácter". Estos aspectos, vuelven a poner de relieve el
carácter predominantemente ideológico del voto de este grupo de entrevistados.
Los mismos, revelan rememorar de manera positiva la gestión de Bussi en la
provincia bajo la dictadura militar. Como observables de este alineamiento, vale
mencionar que un 60% de los "orgánicos" argumenta recordar alguna acción de su
gobierno anterior para votarlo en 1995. En la abrumadora mayoría de los casos,
se trata específicamente de la participación de Bussi en la "lucha
antisubversiva", la puesta de "orden", la "restauración de la paz". Otro
indicador saliente en el mismo sentido es que un 55% de estos entrevistados,
considera al gobierno de Bussi bajo la dictadura militar como el mejor gobierno
de la historia reciente de la provincia.
Desde una perspectiva retrospectiva de mediano plazo, los motivos para
considerar al mejor gobierno de la historia reciente de la provincia, también
revelan el cariz de la mirada de este grupo sobre el pasado provincial. La
"erradicación de la subversión", como motivo de la selección del gobierno de
Bussi, crece en intensidad a mayor persistencia en la adhesión electoral al
militar. Esta apreciación, se corresponde con la selección que realizan este
grupo de entrevistados de este hecho como el más destacado de la historia
reciente de Tucumán (308).
La puesta de "orden", en el marco de la lucha antisubversiva, es evaluada por
estos entrevistados como beneficiosa para el conjunto de la sociedad. Desde una
mirada del orden social que privilegia el antagonismo contra la "minoría
subversiva", "los zurdos" en el leguaje compartido que utiliza este grupo de
manera frecuente para referirse a la misma, y el no antagonismo y el "bien
común" entre la mayoría de los ciudadanos "decentes", el grupo de bussistas
"orgánicos", en un 68% de los casos, manifiesta con convicción, su percepción de
que el gobierno de Bussi bajo la dictadura militar benefició a "todos por
igual".
Desde la mirada de este grupo, la guerra antisubversiva adquiere relevancia
histórica a partir de la consideración acerca de la identidad política de los
bandos en pugna. La victoria de las Fuerzas Armadas, evitó el deslizamiento del
país hacia un modelo socialista con el que estos entrevistados establecen una
distancia ideológica.
Como contrapartida, la mención referida a la vigencia de los Derechos Humanos,
como motivo de selección del mejor gobierno provincial, no es nombrada por
ningún votante a Bussi sea este orgánico o intermitente.
Por otra parte, el gobierno de Domato es considerado el peor de la historia
provincial por un 44% de los votantes orgánicos. Entre estos entrevistados,
prevalece la consideración de "la corrupción", 38%, y del "caos y del desorden",
28%, como los motivos para evaluar en pésimos términos a este gobierno.
Los votantes "orgánicos" no se diferencian de los "intermitentes" en la
evaluación positiva global del golpe de Estado, - el 22% de ambos grupos
responde que "Puso orden y mejoró la economía", sin embargo, prevalece en la
mirada de los primeros una "memoria del orden" al rememorar el golpe de Estado
de 1976 ya que son quienes consideran positivamente en mayor medida los aspectos
"ordenancistas" del golpe militar al rescatar la puesta del "orden", sea de
manera conjunta o separada con la gestión económica de la dictadura, en un 73%
de los casos.
Pese a estas consideraciones positivas del golpe militar, en el contexto de la
memoria social dominante en la provincia donde "la ignorancia" con relación a la
participación de Bussi en el mismo es considerable en el conjunto de
entrevistados, -39% del universo de entrevistados no logra precisarla -, son los
votantes "orgánicos" quienes sobresalen entre quienes más ignoran este hecho,
(57%).
Su mirada del pasado de enfrentamientos políticos, describe una caracterización
marcada intensamente por la convicción de que lo que vivió la provincia fue una
confrontación militar, una guerra, resultante de la cual hubo muertos y
desaparecidos. Es por ello, que la identidad de desaparecidos y perpetradores de
las desapariciones remiten en este grupo a las identidades que se hacen
presentes en ese tipo de enfrentamientos.
Así, un 40% de estos entrevistados caracterizan a los desaparecidos como
"guerrilleros y subversivos", como "culpables y delincuentes" o como
"guerrilleros, militares e inocentes", -10% en ambos casos-, y son quienes, en
menor medida los caracterizan en términos de "militantes políticos y sociales"
(12%).
Con relación a las causas de las desapariciones, un 43% de estos entrevistados
explica que se debieron a la existencia de una guerra o presentan una narrativa
justificadora de las mismas en función de la necesidad de "restaurar el orden"
en la sociedad. En el mismo sentido, es significativo el peso que adquiere,
entre los mismos, la atribución de un carácter delictivo a la identidad del
desaparecido como factor constituyente del motivo de su desaparición (20%). A la
vez, los "bussistas orgánicos", son quienes menos consideran como motivo de las
desapariciones el carácter de militantes políticos y sociales de los
desaparecidos (5%).
Con relación a la identidad de los perpetradores de las desapariciones, entre
los votantes orgánicos a Bussi, si bien una primera minoría le adjudica a los
militares esas acciones (37%), en segundo lugar le atribuyen en igual medida,
(25%) a los "guerrilleros y los militares" la responsabilidad en la desaparición
de personas. Esta dualidad en torno a la identidad de los perpetradores, en
realidad revela un mismo origen, una misma perspectiva acerca de este proceso
social.
Son las "prácticas de la guerra" con sus inevitables consecuencias, el origen,
la causa de las desapariciones y ambos bandos contendientes los ejecutores de
las mismas. Por último, quienes dicen ignorar quienes fueron los perpetradores
de las desapariciones registra, entre estos entrevistados, el porcentaje más
alto de respuestas dentro del universo de entrevistados (22%).
La importancia que asume en este grupo la manifestación de ignorancia acerca de
la identidad de los perpetradores de las desapariciones, se complementa con otro
dato. Son los votantes orgánicos quienes en mayor proporción manifiestan
"ignorar" la participación de Bussi en la desaparición de personas (46%).
A diferencia de los votantes a Bussi en 1995, la variable edad no diferencia al
universo de los que dicen desconocer su participación en la desaparición de
personas. Sí nuevamente, predominan los entrevistados de la clase media (65%) y
las mujeres (53%).
Pese a esta manifestación, el 56% de los "orgánicos que ignoran", toman en
consideración alguna acción del gobierno dictatorial de Bussi al votarlo en
1995. El carácter de estas acciones, en un tercio de los casos, remite a
acciones relativas al establecimiento del "orden". Un 60% de estos
entrevistados, consideran al gobierno de Bussi bajo la dictadura como el mejor
de la historia de la provincia, 52% en forma singular y otro 8% lo considera así
junto a otros gobiernos provinciales, todos porcentajes que no los diferencian
de manera significativa del conjunto de votantes "orgánicos" a Bussi.
Por otra parte, caracterizan a los desaparecidos centralmente como "guerrilleros
y subversivos" (37%), o "culpables y delincuentes" (10%), piensan que el motivo
de las desapariciones fue la situación de guerra (40%) y no pueden o no quieren
precisar la identidad de los perpetradores de las desapariciones en un 48%.
Cuando lo hacen, se inclinan por señalar, en primer término, que fueron "los
militares y guerrilleros" los autores de las mismas.
El 44% de estos entrevistados, se enteró de la existencia de desaparecidos
durante la dictadura militar y un 4% de estos entrevistados tiene amigos,
familiares y compañeros de trabajo desaparecidos, mientras otro 16% conoce
vecinos del barrio desaparecidos, datos que ilustran que este proceso social no
les ha sido en absoluto ajeno o extraño.
Es decir, la manifestación de "ignorancia" de estos entrevistados acerca de la
participación de Bussi en la desaparición de personas se contrasta con su
caracterización de un proceso social al que justifican en sus aspectos
centrales, que conocen por serles próximo en términos de su grado de afectación
y por el grado de apoyo, justificación o convicción que expresan ante el resto
de los interrogantes planteados sobre este tema. La "ignorancia" entonces,
parece asociada y orientada a servir, en forma retrospectiva, de respuesta
defensiva frente a un componente esencial de la identidad social del grupo.
Por otra parte, el grupo de votantes "orgánicos" a Bussi, registra dentro del
conjunto de entrevistados, los grados más bajos de participación política y
social en el período previo a la dictadura militar, a la vez que son renuentes a
participar, en la actualidad, en alguna forma de lucha, organización o
manifestación colectiva de demandas o reclamos (309).
A este rechazo de los votantes orgánicos a Bussi por asumir algún compromiso por
modificar las condiciones sociales de su existencia se articula una mayor
inclinación, de este grupo de entrevistados, por adherir a proposiciones o a
personificaciones autoritarias como manera de resolver los problemas
provinciales (310).
Dicha mirada del orden social y de las soluciones para resolver sus dilemas se
corresponde con las nociones de la democracia y el autoritarismo de las cuales
estos entrevistados son portadores. Si bien los mismos seleccionan como el
partido más autoritario del escenario político al Partido Justicialista (38%),
luego a la izquierda (25%), su elección, en un 22% de los casos del partido
conducido por Bussi como la identidad política más autoritaria de la provincia,
convoca a la sorpresa.
Es a partir de los motivos de dicha consideración que es posible entender la
lógica de la misma. Dentro de este grupo, es predominante, 65%, la porción de
entrevistados que señalan como motivo de esta caracterización que el partido por
el que votan es autoritario porque "pone orden". Los contenidos involucrados en
su noción de autoritarismo, son solidarios de otro dato. Los "bussistas
orgánicos" son, dentro del universo de entrevistados, quienes se manifiesta en
mayor medida favorable a la pena de muerte (63%).
Los votantes bussistas "intermitentes", son 65 entrevistados, 41%
de los cuales provienen de las fracciones sociales más pobres, 30% de la clase
media y un 29% de los grupos sociales más acomodados de la sociedad en términos
materiales.
Es de destacar que, una porción de los entrevistados mayores de treinta años,
provenientes de las clases medias y bajas de este grupo, registran una historia
socio-ocupacional que describe una movilidad social descendente que involucra un
empeoramiento de sus condiciones materiales de existencia producto de una
dislocación de su posición social anterior.
Esto se pone de manifiesto de múltiples maneras, en el deterioro de la
calificación de las tareas que desarrollan estos entrevistados en sus
ocupaciones actuales con relación a la complejidad de las tareas que realizaban
en su anterior inserción en el mercado de trabajo o, en otros casos, en la mayor
proporción de desocupados existente entre los jefes de hogar del grupo.
Componen el grupo de votantes "intermitentes", por partes iguales, hombres y
mujeres (51% y 49% respectivamente), predominan los entrevistados menores de 30
años, (60%), sobre los mayores de esa edad, (40%). En este grupo, se acentúa el
perfil urbano y específicamente capitalino ya que el 74% de estos entrevistados
mora en San Miguel de Tucumán y sólo el 25% en el resto de la provincia.
Los bussistas "intermitentes", son la "masa fluctuante" de esta
fuerza política, su eslabón más débil. Como grupo, expresan una menor
consistencia en sus proposiciones políticas que los "orgánicos", aunque
manifiesten muchas de las veces un "estado de animo" afín a varios de los
postulados del núcleo duro de la fuerza que integran (311).
La trayectoria de sus preferencias electorales, como es obvio, es más variada
que la de los votantes bussistas "orgánicos". En 1973 repartían en igual
proporción sus preferencias entre la UCR y el PJ, 25% en ambos casos, un 35% no
recuerda la orientación de su sufragio en dicha elección, un 5% votó a partidos
de derecha y un 2,5% a partidos de izquierda. Hacia 1983, la paridad entre la
preferencia de estos entrevistados por la UCR y el PJ se mantiene, ahora en el
35% de los casos y un 25% no recuerda por quién votó.
Hacia 1987, en la primera elección donde Bussi compite como candidato, la
mayoría de estos entrevistados votó por la Unión Cívica Radical 50%, 29% lo hizo
por el Partido Justicialista, un 10% no recuerda la orientación de su voto y
sólo un 5% lo hizo por Bussi.
Resulta claro que la inclinación de las preferencias de este grupo por el
General marcan un salto cualitativo en la siguiente elección para gobernador de
Tucumán. En 1991, mientras el 21% de estos entrevistados sufragó por el PJ, el
16% lo hizo por la UCR, y otros entrevistados, en un pequeño porcentaje, se
inclinaban por el voto en blanco, el 55% de los votantes bussistas
"intermitentes" había optado por votar a Bussi para gobernador de la provincia
en esa oportunidad.
Pese a su "intermitencia" en su preferencia electoral por Bussi, desde esa
confrontación electoral su adhesión a esta fuerza política se consolidará. Un
79% de estos entrevistados sufragó para gobernador de Tucumán por Bussi el 2 de
Julio de 1995, un 15% por otros partidos, centralmente la UCR y en menor medida
el PJ y un 6% votó en blanco.
Sin embargo, su conducta electoral en el ámbito nacional revela que su
preferencia por Bussi se enmarca dentro de los límites de la geografía
territorial y política de la provincia. Sólo el 6% de estos entrevistados
sufragó por el bussismo en las elecciones a presidente del 14 de Mayo de 1995.
Estos votantes, manifiestan como motivo central de su voto por Bussi en 1995,
coincidir con las "ideas y propuestas" de Bussi y, de manera específica, con sus
proposiciones relativas a la reactivación de la economía provincial, la
generación de empleo y la restauración de "la moral" en la dirección de los
asuntos públicos (55%). Un 10% de los "bussistas intermitentes" declara ser
militante del partido.
En esta fracción de votantes a Bussi, prevalece de otra manera la presencia del
pasado en el presente, específicamente en lo relativo a la orientación de su
conducta electoral.
Entre los mismos, se elabora un proceso de reconstrucción del recuerdo favorable
del gobierno de Bussi bajo la dictadura militar, a través del cual determinadas
cualidades del mismo son valorizadas, a partir de las condiciones sociales y
políticas que experimentaba la provincia en el período 1987-1989, un período de
inestabilidad institucional, de profunda crisis social y pérdida de legitimidad
del gobierno local por los niveles de corrupción, de desigualdad social
creciente, de vertiginoso empobrecimiento económico de amplias fracciones
sociales en el ámbito provincial y nacional.
Entre los votantes "intermitentes", un 50% de los mismos menciona recordar
alguna acción del gobierno anterior de Bussi, para votarlo en 1995.
Sin embargo, a diferencia de los aspectos predominantemente políticos que asumía
el recuerdo del gobierno de Bussi bajo la dictadura entre los votantes
"orgánicos", entre estos entrevistados, se visualiza que la evocación que emerge
de ese período es más concreta y pragmática estando ligada a la materialidad
visible de las obras públicas; escuelas, caminos, pueblos y hospitales
realizados durante la dictadura los cuales ocupan un lugar en el imaginario
simbólico colectivo y en el espacio material de la vida cotidiana de la
provincia.
El grado de elaboración de su adhesión al bussismo se inscribe y se explica
entonces, más que a partir de mediaciones indirectas, tales como enunciados
elaborados o proposiciones teóricas acerca del desenvolvimiento del orden
social, como resultado de su "experiencia directa" con relación a la evolución y
a los cambios de las condiciones de su vida material.
Si bien una importante porción de estos entrevistados (22%), comparte la mirada
positiva de los orgánicos acerca de los aspectos "ordenancistas" y de
"restauración de la paz" que supuso para aquellos el golpe de Estado de 1976, el
recuerdo del golpe de Estado adopta un perfil en el cual se acentúa la presencia
de las menciones positivas referidas a las obras públicas y la gestión económica
(58%).
Como se señalo anteriormente, la ignorancia con relación a la participación de
Bussi en el golpe de Estado es considerable en el universo de entrevistados
encuestados (39%). En este grupo, la "ignorancia" alcanza un porcentaje cercano
al promedio del universo, (34%).
Su relación con la historia pasada de la provincia revela una dualidad. Por un
lado, comparten con los "orgánicos" la mención de la "guerra antisubversiva"
como el hecho principal de la historia reciente de Tucumán, aunque en menor
medida que estos 15% versus 25%, al mismo tiempo, otro cuarto de los
entrevistados de este grupo, refiere al "regreso de la democracia" como el hecho
histórico más relevante.
Un 42% de los votantes bussistas "intermitentes", considera al gobierno anterior
de Bussi como el mejor gobierno de la historia reciente de la provincia. A su
vez, en un 38%, señalan a los gobiernos Peronistas de Aráoz y en menor medida al
de Palito Ortega como los mejores. En todos los casos, privilegian la mención de
las mejoras económicas y la realización de obras públicas en la evaluación que
realizan de las gestiones de los gobiernos provinciales.
Este dato se complementa con otro, son los "bussistas intermitentes" los que
consideran en mayor medida (46%), al gobierno de Domato, que asumió tras las
elecciones de 1987 en las que Bussi retorna a la arena política local, como el
peor de la historia provincial.
Es también la "corrupción" al igual que entre los bussistas "orgánicos" (41%) el
principal motivo de esta consideración pero el "desastre económico" (28%) ocupa
una importante porción de las referencias predominantes de este grupo para
evaluar en pésimos términos al gobierno de Domato.
Como contrapartida, la "generación de empleo" y la "reactivación económica",
(45%) son los aspectos centrales de las expectativas de este grupo frente a un
eventual gobierno de Bussi. Esta expectativa es solidaria, en sus términos, con
los aspectos del desenvolvimiento del orden social que estos entrevistados
privilegian al evaluar la gestión de gobierno y con las que determinan sus
preferencias electorales.
Son a su vez, entre quienes votan a Bussi, el grupo de entrevistados que menos
puede identificar méritos específicos en la persona de Bussi (19%). Cuando lo
hacen, a diferencia de los "orgánicos", no privilegian su "firmeza o su
carácter" sino su "capacidad y su honestidad" (40%).
Su mirada del proceso de desaparición de personas no revela, como entre los "bussistas
orgánicos" una orientación de sentido homogénea.
Mientras en su caracterización de la identidad de los desaparecidos, se
aproximan, por un lado, a la perspectiva dominante entre los "bussistas
orgánicos", que los identificaban de manera dominante como "guerrilleros y
subversivos" (37%), se distancian de los mismos cuando decrece su
caracterización de los desaparecidos en términos delictivos (6%), en tanto
"guerrilleros, militares e inocentes" (6%) o cuando aumenta entre los mismos la
atribución a los desaparecidos de una identidad política, en tanto "militantes
políticos y sociales" (20%).
Con relación a las causas de las desapariciones, si bien un 22% le atribuye a la
existencia de una guerra el origen de las mismas y otro 15% a la identidad
delictiva del desaparecido, la explicación "bélica" decrece substancialmente a
favor de un mayor porcentaje de entrevistados que al interior del grupo le
atribuye a la identidad militante del desaparecido, entendida en términos de
"militantes políticos y sociales", el motivo de la desaparición (26%).
Con relación a la identidad de los perpetradores de las desapariciones, el grupo
se distancia claramente de la consideración de los "orgánicos". Casi dos tercios
de los bussistas "intermitentes" le adjudica a "los militares" esas acciones.
Por otra parte, la atribución en igual medida a "guerrilleros y militares" de la
responsabilidad en la política de desaparición de personas alcanza al 11% de
entrevistados del grupo y en igual medida se manifiestan aquellos que dicen
ignorar quienes fueron los perpetradores de las desapariciones representando, en
ambos casos, la mitad de los porcentajes que estas respuestas alcanzaban entre
los votantes "orgánicos".
Es decir, entre estos entrevistados, la desaparición de personas pierde el
carácter de un "hecho de guerra", de acciones sociales atribuibles a las partes
combatientes, a favor de una mirada que hace presente el monopolio de esta
política de negación del adversario por parte de las Fuerzas Armadas estatales
contra la disidencia política y social que enfrentaba a su régimen.
Es importante subrayar, por su relevancia, las diferencias que se manifiestan
entre los jóvenes de ambos grupos de votantes a Bussi, ya que las mismas se
concentran especialmente en torno a la evaluación del pasado dictatorial.
Estas diferencias revelan que, pese a tener en común el carácter construido de
sus interpretaciones acerca del pasado reciente, se reflejan perspectivas
disímiles acerca del mismo según sean los jóvenes votantes a Bussi "orgánicos" o
"intermitentes".
Los jóvenes "bussistas orgánicos", en todos los casos, manifiestan una mayor
proximidad de perspectivas con las posiciones de los adultos del grupo con
relación a los enfrentamientos políticos del pasado provincial que los
"intermitentes" con respecto a los adultos de su grupo. Estos, por el contrario,
manifiestan una mayor ignorancia con respecto a la participación de Bussi en el
golpe o con respecto a su participación en la desaparición de personas.
Este dato no es menor, ya que el peso de los jóvenes votantes a Bussi
"intermitentes" entre los que manifiestan ignorar estos hechos explica, en buena
medida, el mayor distanciamiento de los votantes "intermitentes" con respecto a
los valores y perspectivas de los votantes "orgánicos" con respecto al pasado
dictatorial.
La heterogeneidad de la mirada del grupo de bussistas "intermitentes" con
relación a este proceso social, cede a una alta homogeneidad al interior de este
grupo con respecto a otros valores que componen su universo simbólico que los
distinguen fuertemente de los bussistas "orgánicos".
A diferencia de estos últimos, las representaciones sociales del grupo de
entrevistados votantes a Bussi "intermitentes" se caracterizan, de manera
saliente, por combinar manifestaciones autoritarias de corte tradicional.
Por una parte, los entrevistados votantes a Bussi "intermitentes" son los que
manifiestan los más altos porcentajes de rechazo y actitudes discriminatorias
contra los indígenas, judíos, rockeros, sindicalistas y "turcos" todas
personificaciones de lo diferente, siempre en mayor proporción que los votantes
bussistas "orgánicos". También, estos entrevistados, expresan opiniones más
rígidas y autoritarias con respecto a las atribuciones y roles del hombre, la
mujer y los hijos en las relaciones familiares, a la vez que manifiestan más
prejuicios y son más discriminatorios en sus verbalizadores con respecto a los
homosexuales y enfermos de SIDA.
Lo sistemático y amplio de sus verbalizaciones discriminatorias nos conducen a
pensar que esta tendencia no es aleatoria sino que forma parte de patrones
simbólicos profundamente sumergidos en el grupo y, por ende, sólidamente
establecidos en la subjetividad de los entrevistados "intermitentes".
Complementariamente constituyen, al interior de los votantes a Bussi, quienes en
mayor medida se inclinan por formas de resolver los problemas provinciales que
hacen hincapié en la eliminación de la política de partidos, lo eficaz de la
conducción de la sociedad por parte de lideres fuertes, la necesidad de la ayuda
divina para asegurar ese éxito, la selección de valores como "el trabajo, el
rigor y la limpieza" como atributos de la buena gestión de gobierno y la
atribución a los extranjeros de parte de la responsabilidad por las dificultades
que encuentran de conseguir empleo.
El grupo de entrevistados que nunca votaron por Bussi, expresa el
"no bussismo sistemático". Son 97 entrevistados, que provienen en
un 25% de los sectores pobres, en un 37% de las clases medias y en un 38% de los
sectores más acomodados socialmente.
En este grupo de entrevistados, los hombres superan a las mujeres, -54% versus
46%-, otro tanto y en la misma proporción se distribuyen los jóvenes respecto a
los mayores de 30 años.
Este grupo de votantes registra, de manera predominante, una localización urbana
y específicamente capitalina, un 64% de estos entrevistados residen en San
Miguel de Tucumán, pero la presencia de los que habitan en el interior
provincial registra, entre los mismos, su porcentaje más elevado (36%).
Los "no bussistas sistemáticos", se nutren de dos identidades político
partidarias claramente diferenciadas. Mientras el grupo urbano tiene tradición
radical, la fracción que reside en el interior provincial se identifica, en su
identidad política, con una larga tradición de adhesión al Peronismo.
Del conjunto de estos entrevistados que nunca votó por Bussi, el 94% votó el 2
de Julio de 1995 por otros partidos y el resto votó en blanco en dicha elección.
Ningún entrevistado de este conjunto sufragó por el bussismo en las elecciones a
presidente del 14 de Mayo de 1995.
Al interior del grupo de votantes no bussistas sistemáticos es
posible diferenciar dos subgrupos a partir de la orientación de los significados
por los cuales estos entrevistados manifiestan su rechazo a Bussi.
Un primer grupo, de 65 entrevistados, se compone especialmente por
hombres (55%), mayores de treinta años (55%), en el cual predominan sectores
medios y altos (40%) respectivamente y cuya localización geográfica se
distribuye en forma pareja entre moradores de la capital y el interior
provincial.
Este grupo revela, en sus manifestaciones, un alto grado de homogeneidad y una
"intención hostil", una convicción de carácter antagónico con la dictadura
militar y la política de desaparición implementada durante ese período y con
respecto a Bussi, en tanto personificación política de la misma en la provincia
(312).
Su composición política, describe hacia 1973 una paridad entre sus preferencias
por la UCR y el PJ en el orden del 30%, otro tanto no recuerda por quien votó en
esa oportunidad y un 10% lo hizo por partidos de izquierda o reformistas. Hacia
1983, este grupo de entrevistados optó centralmente por la UCR en un 42% y el
peronismo 45% y en menor medida por partidos de izquierda 5%. En 1987, la mitad
se inclinaba por la Unión Cívica Radical, el 40% por el Partido Justicialista y
un 5% por el voto en blanco, mientras que en la elección a gobernador de 1991,
en el marco de la aguda polarización electoral entre Palito Ortega y Bussi,
estos entrevistados optan por la candidatura de Ortega en el 66% de los casos,
por la UCR en un 28% y en un 5% por el voto en blanco.
En la elección de 1995 la orientación de su voto refleja el predominio de
votantes peronistas del interior provincial por un lado y radicales y en menor
medida votantes al FREPASO, a partidos de izquierda o votantes en blanco de San
Miguel de Tucumán
Los motivos del voto de estos entrevistados por estos diferentes partidos u
opciones electorales estaban centralmente vinculados a su adhesión a las ideas y
propuestas de los diferentes candidatos (50%) entre las cuales sobresale la
"necesidad de cambio", "la defensa de la democracia" y "trabajo y mejoras en la
economía".
El motivo central que señalan para no haber votado nunca a Bussi es el carácter
genocida, dictatorial, de violación a los derechos humanos de su anterior
gobierno. Su oposición entonces, tiene por anclaje una memoria del pasado que
prolonga en el presente la confrontación con las manifestaciones aberrantes del
ejercicio dictatorial del poder.
A este anclaje de su rechazo a Bussi como opción electoral, se le corresponde
una lectura particular del proceso social de desaparición de personas y del
carácter social y político de la dictadura militar.
La mirada de estos entrevistados con relación al proceso de desaparición de
personas es relativamente homogénea. Un poco más del 50% de los mismos refiere a
la identidad de los desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" y
otro 14% los evoca como "gente que pensaba diferente" o perteneciente a
determinadas franjas de edad, actividad o profesiones. Sólo el 5% en este grupo
se inclina por caracterizarlos en tanto "guerrilleros y subversivos".
Con relación a las causas del proceso de desaparición, sólo un 6% de los
entrevistados de este grupo las explica a partir de la existencia de una guerra,
mientras que la mayoría, (52%), considera como motivo de las desapariciones el
carácter de "militantes políticos y sociales" de los desaparecidos o explica
estas acciones por las características intolerantes y autoritarias del gobierno
dictatorial, (16%).
El 65% de los entrevistados del grupo, le asigna a "los militares" la
responsabilidad por las desapariciones. Sólo un 9%, con el porcentaje menos
significativo en comparación a los otros dos agrupamientos, le atribuye
responsabilidad, en igual medida, a "guerrilleros y militares" y sólo un 6% de
estos entrevistados dicen ignorar quienes fueron los perpetradores de las
desapariciones.
En el mismo sentido de la tendencia anterior, entre este primer grupo de "no
bussistas sistemáticos", es abrumadora la localización de Bussi como
desaparecedor. El 91% de los entrevistados de este grupo afirman su
participación en este proceso social.
Asimismo consideran, en casi la mitad de los casos, al gobierno de Bussi bajo la
dictadura como el peor de la historia provincial, sumando la mención singular
del mismo y la que realizan junto a la de otros gobernadores. Esto los
contrapone, claramente, a la valoración de los votantes "bussistas orgánicos",
entre quienes Bussi no aparece nunca mencionado como el peor gobierno de la
historia de Tucumán y de los "bussistas intermitentes" entre quienes, -sólo un
3%-, lo considera de tal manera siempre acompañando de la mención de otro
gobernador provincial.
Entre los motivos de la consideración de Bussi como el peor gobierno de la
historia de Tucumán, un 65% de estos entrevistados menciona la violación de los
Derechos Humanos como razón excluyente de esta decisión.
Si bien los entrevistados de este subgrupo consideran al gobierno de Domato en
una importante proporción, -25%-, como el peor de los gobiernos de la historia
de Tucumán, se diferencian en las razones de esta selección de los dos grupos
anteriores de entrevistados, ya que hacen hincapié no sólo en la "corrupción" o
el "caos" o aún "la situación económica", sino que también ponen como razones
relevantes de su caracterización "la situación social y política" que la
provincia vivía bajo ese gobierno.
Los "no bussistas sistemáticos", tanto aquellos que asumen una perspectiva
antagónica como aquellos que fundan su rechazo a Bussi en otros motivos, señala
como el mejor gobierno de la historia provincial centralmente (42%) al
encabezado por el interventor federal Aráoz y, en menor medida (25%) al de
Palito Ortega, señalando a la "situación económica" y el "respecto a los
Derechos Humanos" como los motivos centrales de tal elección. Otro cuarto de los
"no bussistas sistemáticos" no localiza ningún gobierno como merecedor de esa
consideración.
La mirada de la historia de los "no bussistas sistemáticos antagónicos", refleja
la importancia que este grupo de entrevistados le asigna a los cambios de
régimen institucional. Señalan casi en igual proporción a la "dictadura militar"
(20%) y "el regreso a la democracia" (19%), como los dos hechos salientes de la
historia provincial reciente y son quienes, en el universo de entrevistados
señalan, en mayor proporción, con ese grado de importancia luchas populares
previas al golpe de Estado (10%).
Los motivos de esta selección, se fundan en argumentos que expresan no sólo el
marco cognitivo de estos entrevistados, donde la democracia es valorada por el
ejercicio de las libertades públicas y por la posibilidad de luchar por los
derechos propios y de grupo sino, también, por una afectividad que pone de
relieve lo traumático que fue el advenimiento de la dictadura militar en la vida
de estas personas y por la apertura que significó, en su sociabilidad, la
restauración democrática.
Con relación a la dictadura militar iniciada en 1976, este grupo de
entrevistados conforma el núcleo de sus más resueltos opositores en términos
globales, (88%), poniendo de relieve su carácter represivo y su política de
incremento del endeudamiento externo.
Si bien una importante proporción de los mismos "no sabe" si Bussi participó del
golpe de Estado (28%), constituyen el grupo de entrevistados que más afirman su
participación (68%) y quienes visualizan más claramente el carácter de clase que
la dictadura militar asumió. Un poco más de la mitad de los mismos, localiza en
los "más ricos" al sector de la sociedad beneficiado por la misma.
Un segundo grupo de "no bussistas sistemáticos", compuesto de 31
entrevistados, conformado principalmente por jóvenes menores de 30 años (66%),
mujeres (52%) de la capital provincial (66%) y de los extremos de la gradiente
de la escala socioeconómica (38% en ambos casos), fundan su sistemático rechazo
a Bussi en otros motivos que los expuestos por el subgrupo anterior.
Entre estos entrevistados, predomina un "sentimiento hostil", un estado de ánimo
contrario a Bussi en tanto gobernador posible de la provincia, pero ajeno a la
identificación que los "no bussistas sistemáticos" del primer grupo establecen
entre Bussi y la dictadura militar.
Entre los entrevistados de este grupo, los motivos de su sistemático rechazo a
Bussi se fundan en sus "características personales" (48%), en que "no coinciden
con sus ideas políticas", (22%) o en su falta de "capacidad o honestidad" (13%).
Su voto en la elección de 1995, estuvo orientado predominantemente a la Unión
Cívica Radical y en segundo lugar al voto en blanco.
A diferencia de los entrevistados del primer subgrupo, los motivos centrales de
su voto se repartían entre la adhesión a las propuestas e ideas de los
candidatos, (43%), la "esperanza y la confianza" en los mismos, 46% y, entre
quienes votaban en blanco los motivos de su voto se concentraban en una mirada
escéptica con respecto a la dirigencia política y a la utilidad del sufragio
como medio para la modificación de las circunstancias sociales y económicas que
vive la provincia.
La mirada de estos entrevistados con relación al proceso de desaparición de
personas es heterogénea. Si bien el 20% de los mismos caracteriza la identidad
de los desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" y un 16% en
tanto "gente que pensaba diferente o tenía otras ideas", otro 20% los
caracteriza como "guerrilleros y subversivos".
Con relación a los motivos que originaron este proceso, si bien la primera
minoría, (32%), atribuye la causa de las desapariciones a la identidad de los
desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" otros dos grupos, (22%)
en cada caso, manifiestan ignorar los motivos que originaron este proceso o
señalan que fueron la consecuencia de una guerra.
A diferencia de los "no bussistas antagónicos" si bien este grupo en su mayoría
(45%) le asigna a "los militares" la responsabilidad por las desapariciones, en
otra importante proporción descarga la responsabilidad de las mismas en los
"guerrilleros y militares" (16%) y otro 12% dicen ignorar quienes fueron los
perpetradores de las desapariciones.
Si bien la gran mayoría de los entrevistados de este grupo (71%) localiza a
Bussi como partícipe del proceso de desaparición de personas, una importante
fracción, 1 de cada 4 entrevistados, ignora si el militar participó de este
proceso social.
También se diferencian de los "no bussitas antagónicos" en su evaluación de los
gobiernos provinciales. Los entrevistados de este grupo, seleccionan en un 60% a
los gobiernos peronistas como los peores de la historia de Tucumán y dentro de
los mismos centralmente mencionan al gobierno de Domato. Mientras que sólo el
15% de los mismos evalúa de esa manera al gobierno de Bussi bajo la dictadura
militar.
Esta consideración, como se señaló, los diferencia de los antagónicos y los
acerca en su perspectiva de la historia política de la provincia a la mirada de
los "bussistas intermitentes" quienes realizaban una evaluación similar de los
gobiernos provinciales. Otro tanto, ocurre con los motivos de la consideración
del peor gobierno, ya que las razones privilegiadas se vinculan a la ineficacia
en la gestión de gobierno, la corrupción o la crisis económica y sólo el 3% de
los entrevistados de este grupo, menciona la violación de los Derechos Humanos
como razón de tal evaluación.
Su mirada de la historia, revela un par articulado de aspectos privilegiados por
este grupo a la hora de subrayar los hechos considerados más trascendentes. Un
16% señala el retorno a la democracia en 1983, mientras que otro 13% hechos
vinculados o sucedidos durante las gestiones de los gobernadores peronistas tras
la restauración constitucional referidos, en especial, a los conflictos sociales
o a la ineficacia y corrupción de la gestión del gobierno encabezado por Domato.
Estas consideraciones, ponen de manifiesto que su perspectiva histórica asume un
alcance menor, con relación al subgrupo de "no bussistas antagónicos", ya que
estos entrevistados privilegian en su selección, en todos los casos eventos
posteriores a 1983 como los hechos históricos más salientes de la historia de
Tucumán.
Complementariamente, su memoria de más largo plazo desplaza del centro de
atención la consideración de eventos políticos a favor del registro de los
cambios en las condiciones de vida material. Así, decrece entre los mismos la
selección de la dictadura militar como el hecho más trascendente (10%) y
privilegian, en cambio, las obras públicas realizadas por Bussi o el cierre de
ingenios azucareros, ocurrido en la provincia bajo la dictadura militar del
General Onganía.
Su evaluación de la dictadura militar iniciada en 1976, refleja que si bien
comparten mayoritariamente la mirada antagónica con respecto a la misma, (61%)
considera que el golpe de Estado "sembró el terror y endeudó al país", crece en
este grupo la presencia favorable a los aspectos "ordenacistas" del golpe de
Estado. Un 20%, considera que la dictadura militar estableció el "orden" y
también se incrementa la proporción de entrevistados que no la puede o no la
quiere evaluar desde una perspectiva histórica (16%).
La proporción de entrevistados que "no sabe" si Bussi participó del golpe de
Estado es abrumadora en este grupo. Un 60% de estos entrevistados no puede
establecer este hecho, a la vez que la consideración de que la dictadura militar
benefició a "los más ricos" se iguala, entre los mismos, con quienes consideran
que ese gobierno benefició "a todos por igual" (30% en ambos casos).
Con respecto a la consideración del partido más autoritario, no se establecen
diferencias entre ambos subgrupos de "no bussistas sistemáticos". En igual
proporción, visualizan al partido que conduce el militar como el que expresa en
mayor medida esta característica (59%). Tampoco en su selección de la Unión
Cívica Radical (46%) y en menor medida el peronismo (20%) como las fuerzas
políticas más democráticas no eligiendo, en caso alguno, al partido encabezado
por Bussi en tal sentido.
Sin embargo los motivos de esta consideración difieren entre los entrevistados
del primer grupo "los antagónicos" y los del segundo. Mientras los primeros
ponen de relieve las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo la
dictadura militar, presidida en la provincia por Bussi, los segundos señalan en
mayor proporción el "autoritarismo y la imposición de las ideas" como
características de Bussi y su partido.
Esta diferenciación pone nuevamente de manifiesto nuevamente las características
más inmediatas y generales de las representaciones sociales de este segundo
grupo de entrevistados "no bussistas sistemáticos" ya que la localización
temporal de los eventos que mencionan para justificar los motivos de su
caracterización se ubican, en todos los casos, con posterioridad al retorno de
Bussi a la escena política de la provincia.
(304) Elías, 1987, páginas 17 y
18. El autor, critica las miradas acerca del cambio social que lo suponen como
una perturbación casual, externa a un sistema social en equilibrio. A partir de
ello, "los datos sociales son elaborados conceptualmente como si se encontraran
en situación de reposo". Elías, remarca la necesidad de disponer de una mirada
del cambio social que parta de la noción de proceso, de cambio continuo, donde
intervienen desplazamientos y modificaciones cuya génesis se sitúan no solamente
en los procesos inmediatos sino también en procesos de larga duración.
(305) Se tomó en cuenta las elecciones a gobernador de 1987, 1991 y 1995 como
así también la elección a diputados constituyentes de 1994 y la relación con el
voto a presidente de 1995.
(306) El perfil social de estos votantes se asemeja al descripto por Adrogué,
1993, quien realizó la investigación más destacada acerca del perfil social del
votante bussista verificando que Bussi conducía la fuerza política más
policlasista de todas las expresiones políticas que tenían a ex militares como
candidatos a cargos electivos. Un perfil similar, con relación a la base
electoral bussista, traza una encuesta realizada por el diario "página 12" del
12 de Noviembre de 1991 referida a las elecciones para gobernador de Tucumán de
Septiembre de ese año.
(307) Este dato se corresponde con el anclaje electoral preponderantemente
urbano del voto a Bussi desde 1987.
(308) Los votantes bussistas orgánicos mencionan en un 45% de los casos a "la
lucha antisubversiva" como el principal hecho histórico de la provincia de las
últimas dos décadas.
(309) Participaron políticamente en el pasado pre dictatorial sólo un 3% de los
bussistas orgánicos, el 8% de los intermitentes y el 18% de los que nunca
votaron por Bussi. Por otra parte, el 63% de los votantes bussistas orgánicos no
participó desde 1983 de ninguna forma de lucha, contra el 67% de los
intermitentes y el 43% de los que nunca votaron por Bussi.
(310) Un 30% de los entrevistados de este grupo se inclina por elegir dichas
alternativas.
(311) Sobre la noción de "masa fluctuante" ver Jacoby, 1986 a, página 97 y
siugientes.
(312) Sobre las nociones de "sentimiento hostil" e "intención hostil", ver
Clausewitz, 1983, Capítulo 2, página 77.