Memorias enfrentadas. El voto a Bussi en Tucumán
por Emilio Ariel Crenzel
 


   

11. Bussistas "Orgánicos" e "Intermitentes" y "no bussistas sistemáticos"

 

Hasta este momento, el análisis de las respuestas de los entrevistados ha partido del trazado de una dicotomía, entre aquellos que sufragaron por Bussi y los que no lo hicieron en las elecciones del 2 de Julio de 1995, en las que este resultará electo gobernador de Tucumán.

A partir de la misma, se verificaron aspectos constitutivos del núcleo central que guiaba la hipótesis previa en torno a la localización de las diferencias sustantivas que se establecen entre los votantes a Bussi y los que no lo votan.

La misma, suponía que el bussismo atravesaba, como identidad política, verticalmente a la sociedad tucumana y que, esta fuerza política, expresaba de manera predominante, una cultura autoritaria de masas.

Que si bien las raíces del origen de la adhesión al bussismo, no son ajenas y se articulan con la presencia del autoritarismo en la cultura política del país, el cariz distintivo y peculiar de este movimiento deviene del desenvolvimiento dinámico de un autoritarismo de raíz moderna, cuya génesis se localizaba en la adhesión y el recuerdo positivo de vastos sectores sociales a la gestión de Bussi bajo la dictadura militar.

El retorno de Bussi al escenario político local, puso de manifiesto la existencia y amplitud de esta subjetividad heterónoma, sostenida en una memoria colectiva que valoriza positivamente la experiencia dictatorial y como, en otros componentes de su electorado, las condiciones sociales y políticas de la provincia facilitaron un trabajo de rememoración de lo actuado por Bussi durante la dictadura militar, especialmente de la faz económica y en el estilo ejecutivo de sus actos de gobierno.

Inicialmente, se suponía que la manera en que esta hipótesis se vería confirmada o no, dependería de que, en las entrevistas a los partidarios del General Bussi, aparecieran indicadores que dieran cuenta de la presencia de valores normativos de carácter autoritario y en especial una valoración positiva de la gestión de gobierno de Bussi, durante la dictadura militar en la provincia, que se articularan con su decisión electoral en el presente.

Estas proposiciones y enunciados previos, se corresponden con los observables construidos a lo largo de la investigación. Esto se revela así, especialmente al atender al conjunto de afirmaciones sostenidas por sus votantes con relación a los motivos de su voto, a su consideración acerca del pasado político de la provincia, a la evaluación del mejor y el peor gobierno provincial y los motivos de dicha evaluación; a la mirada y a las representaciones sociales acerca de los sucesos institucionales y políticos más destacados de la historia reciente de Tucumán, como el golpe de Estado de 1976 y la evaluación del mismo, a sus nociones de democracia y autoritarismo y las maneras y personificaciones sociales seleccionadas para resolver los problemas del presente provincial.

Otro tanto, ocurre al observar las formas sociales de las memorias colectivas acerca del pasado de violaciones a los Derechos Humanos compartidas entre sus votantes. Esto se observa, particularmente, en sus respuestas en torno a la identidad de los desaparecidos, las causas de su desaparición y las personificaciones de los perpetradores de las desapariciones; como así también la representación que poseen acerca de la calidad de los enfrentamientos que se libraron durante los "años de plomo" en la provincia y a la situación en que quedó Tucumán luego de los mismos.

Asimismo, se pudo visualizar la presencia de ciertas formas diferenciadas del recuerdo y la conceptualización del pasado reciente entre ambos grupos de votantes, tanto entre aquellos que toman en consideración la actuación de Bussi bajo la dictadura militar y la evalúan positivamente al momento de votarlo como aquellos que miran ese período desde otra perspectiva para oponérsele sistemáticamente en sucesivas confrontaciones electorales.

Las formas antagónicamente enfrentadas de entender y recordar el pasado político reciente de la provincia y el país de ambos grupos de votantes, da crédito a la imagen inicial que suponía a las memorias colectivas presentes en torno al golpe de Estado de 1976, a la gestión de gobierno de Bussi bajo la dictadura militar y al proceso social de la desaparición de personas, como puntos de partida, como momento de génesis y clivaje inicial tanto del apoyo como del rechazo a Bussi.

Se visualiza también, a pesar de que la variable tipo de voto no es la que más se asocia a este tipo de opiniones, que en los votantes a Bussi se expresa, siempre en mayor grado que entre los que no lo votan, un universo de valores autoritario de tipo tradicional que se manifiesta con relación a la vida cotidiana, a las formas posibles de organización familiar, al prejuicio y rechazo a un otro diferente y una sujeción mayor a la religión en sus diversas formas.

Se podría objetar, sin embargo, que las diferencias halladas entre votantes y no votantes a Bussi responden a un momento de quietud y reposo, a una fotografía, que retrata un instante que recorta una parcialidad de la identidad de los entrevistados como votantes, en la elección del 2 de Julio de 1995. Siguiendo este razonamiento, esta fotografía carecería de la fluidez y movimiento de la película, esto es, del proceso social en su desenvolvimiento diacrónico y por ende, no delimitaría las identidades políticas reales que, en su dimensión histórica, expresan ambos grupos (304).

Esta última proposición es parcialmente cierta. Acaso por ello, conviene explorar la gradiente que describe el grado de consistencia del voto a Bussi desde que este se presentara como candidato a gobernador en Tucumán en 1987, con relación a los aspectos sustantivos de la hipótesis propuesta.

Para ello, se construyó la variable "grado de bussismo", diferenciando, a partir de la misma, a los 222 entrevistados en tres grandes grupos. Como en cualquier tipología, estos agregados expresan, en su interior, una homogeneidad importante y decisiva en su universo de valores y sus representaciones sociales, aunque no absoluta.

Por un lado, aquellos entrevistados que votaron siempre a Bussi en las sucesivas confrontaciones electorales o que siempre, desde que iniciaron ejercieron el derecho del voto, sufragaron por Bussi (305).

En segundo lugar, aquellos entrevistados que votaron a Bussi pero de manera intermitente, votando en algunas oportunidades a otros candidatos y por último, aquellos que nunca sufragaron por Bussi.

Al igual que el sustento o anclaje de la diferenciación entre votantes y no votantes a Bussi del 2 de Julio de 1995, las distancias entre estos tres grupos de entrevistados provienen de un corte político e ideológico y se expresan, de manera central, con relación a la consideración del pasado reciente de la provincia en especial las referidas al período de violencia política de los años setenta y a la actuación de Bussi durante la dictadura militar. En estas variables, es donde "el grado de bussismo" presenta los más altos grados de asociación con las opiniones de los entrevistados.

El grupo de votantes bussistas orgánicos, describe en su composición, un perfil social que se corresponde con estudios previos acerca de la composición social del voto a Bussi y con la localización espacial del voto de esta fuerza en sucesivos resultados electorales obtenidos desde su fundación. Es decir, un perfil policlasista, que atraviesa verticalmente a la sociedad tucumana pero que, sin embargo, reconoce su base social principal en la clase media de la capital provincial.

Este grupo, de 60 entrevistados, proviene en un 26% de los sectores más pobres, en un 41% de las fracciones medias y en un 33% de los sectores más acomodados de la sociedad (306).

Lo integran un 58% de mujeres y un 42% por hombres y lo componen, en igual proporción, entrevistados menores de 30 años y mayores de esa edad. Un 65% de los entrevistados del grupo habita en San Miguel de Tucumán y un 35% en el resto de la provincia (307).

Un 27% de estos entrevistados sufragó por el partido de Bussi en las elecciones presidenciales de 1995 y un 20%, declara ser militante del partido.

Los bussistas orgánicos, de temprano y consecuente alineamiento electoral con Bussi, expresan el núcleo duro de esta fuerza política, persistente en su conducta electoral y el más comprometido con los ejes substantivos de su universo de valores.

Una genealogía de la trayectoria del voto de estos entrevistados, previa a la aparición de Bussi en la escena política provincial, nos advierte que en la elección provincial a gobernador de 1973, 1 de cada 5 entrevistados de este grupo que estaban en condiciones de votar, lo hicieron entonces por partidos de derecha, otro tanto por la Unión Cívica Radical y, en la mitad de los casos dicen no recordar su preferencia electoral de entonces. En 1983 la orientación de su voto expresaba una tendencia similar, un 20% había votado partidos de derecha un 33% a los radicales un 14% al peronismo y otro tanto no recuerda el partido por el cual sufragó en esa oportunidad.

Los "bussistas orgánicos" constituyen el conjunto de aquellos entrevistados que manifiestan una convicción de carácter ideológico en su adhesión política. Esto se pone de manifiesto en el alto grado de integración de diversas áreas particulares de significado en sus opiniones que se traduce en un firme y consistente alineamiento favorable a la política de la dictadura militar en la provincia y a la más amplia legitimación, dentro de un proceso de significación específica, de la misma.

Entre estos entrevistados se verifica la mayor proporción de entrevistados que señalan al "orden y a la mano dura" como motivo de su voto. Un 37% de los entrevistados de este grupo se manifiesta en este sentido. Un 60% de los votantes "orgánicos" manifiestan además, una expectativa específica ante el nuevo gobierno de Bussi; "que repita su gobierno anterior donde había seguridad". Asimismo, entre los méritos de Bussi, rescatan preponderantemente "su firmeza y su carácter". Estos aspectos, vuelven a poner de relieve el carácter predominantemente ideológico del voto de este grupo de entrevistados.

Los mismos, revelan rememorar de manera positiva la gestión de Bussi en la provincia bajo la dictadura militar. Como observables de este alineamiento, vale mencionar que un 60% de los "orgánicos" argumenta recordar alguna acción de su gobierno anterior para votarlo en 1995. En la abrumadora mayoría de los casos, se trata específicamente de la participación de Bussi en la "lucha antisubversiva", la puesta de "orden", la "restauración de la paz". Otro indicador saliente en el mismo sentido es que un 55% de estos entrevistados, considera al gobierno de Bussi bajo la dictadura militar como el mejor gobierno de la historia reciente de la provincia.

Desde una perspectiva retrospectiva de mediano plazo, los motivos para considerar al mejor gobierno de la historia reciente de la provincia, también revelan el cariz de la mirada de este grupo sobre el pasado provincial. La "erradicación de la subversión", como motivo de la selección del gobierno de Bussi, crece en intensidad a mayor persistencia en la adhesión electoral al militar. Esta apreciación, se corresponde con la selección que realizan este grupo de entrevistados de este hecho como el más destacado de la historia reciente de Tucumán (308).

La puesta de "orden", en el marco de la lucha antisubversiva, es evaluada por estos entrevistados como beneficiosa para el conjunto de la sociedad. Desde una mirada del orden social que privilegia el antagonismo contra la "minoría subversiva", "los zurdos" en el leguaje compartido que utiliza este grupo de manera frecuente para referirse a la misma, y el no antagonismo y el "bien común" entre la mayoría de los ciudadanos "decentes", el grupo de bussistas "orgánicos", en un 68% de los casos, manifiesta con convicción, su percepción de que el gobierno de Bussi bajo la dictadura militar benefició a "todos por igual".

Desde la mirada de este grupo, la guerra antisubversiva adquiere relevancia histórica a partir de la consideración acerca de la identidad política de los bandos en pugna. La victoria de las Fuerzas Armadas, evitó el deslizamiento del país hacia un modelo socialista con el que estos entrevistados establecen una distancia ideológica.

Como contrapartida, la mención referida a la vigencia de los Derechos Humanos, como motivo de selección del mejor gobierno provincial, no es nombrada por ningún votante a Bussi sea este orgánico o intermitente.

Por otra parte, el gobierno de Domato es considerado el peor de la historia provincial por un 44% de los votantes orgánicos. Entre estos entrevistados, prevalece la consideración de "la corrupción", 38%, y del "caos y del desorden", 28%, como los motivos para evaluar en pésimos términos a este gobierno.

Los votantes "orgánicos" no se diferencian de los "intermitentes" en la evaluación positiva global del golpe de Estado, - el 22% de ambos grupos responde que "Puso orden y mejoró la economía", sin embargo, prevalece en la mirada de los primeros una "memoria del orden" al rememorar el golpe de Estado de 1976 ya que son quienes consideran positivamente en mayor medida los aspectos "ordenancistas" del golpe militar al rescatar la puesta del "orden", sea de manera conjunta o separada con la gestión económica de la dictadura, en un 73% de los casos.

Pese a estas consideraciones positivas del golpe militar, en el contexto de la memoria social dominante en la provincia donde "la ignorancia" con relación a la participación de Bussi en el mismo es considerable en el conjunto de entrevistados, -39% del universo de entrevistados no logra precisarla -, son los votantes "orgánicos" quienes sobresalen entre quienes más ignoran este hecho, (57%).

Su mirada del pasado de enfrentamientos políticos, describe una caracterización marcada intensamente por la convicción de que lo que vivió la provincia fue una confrontación militar, una guerra, resultante de la cual hubo muertos y desaparecidos. Es por ello, que la identidad de desaparecidos y perpetradores de las desapariciones remiten en este grupo a las identidades que se hacen presentes en ese tipo de enfrentamientos.

Así, un 40% de estos entrevistados caracterizan a los desaparecidos como "guerrilleros y subversivos", como "culpables y delincuentes" o como "guerrilleros, militares e inocentes", -10% en ambos casos-, y son quienes, en menor medida los caracterizan en términos de "militantes políticos y sociales" (12%).

Con relación a las causas de las desapariciones, un 43% de estos entrevistados explica que se debieron a la existencia de una guerra o presentan una narrativa justificadora de las mismas en función de la necesidad de "restaurar el orden" en la sociedad. En el mismo sentido, es significativo el peso que adquiere, entre los mismos, la atribución de un carácter delictivo a la identidad del desaparecido como factor constituyente del motivo de su desaparición (20%). A la vez, los "bussistas orgánicos", son quienes menos consideran como motivo de las desapariciones el carácter de militantes políticos y sociales de los desaparecidos (5%).

Con relación a la identidad de los perpetradores de las desapariciones, entre los votantes orgánicos a Bussi, si bien una primera minoría le adjudica a los militares esas acciones (37%), en segundo lugar le atribuyen en igual medida, (25%) a los "guerrilleros y los militares" la responsabilidad en la desaparición de personas. Esta dualidad en torno a la identidad de los perpetradores, en realidad revela un mismo origen, una misma perspectiva acerca de este proceso social.

Son las "prácticas de la guerra" con sus inevitables consecuencias, el origen, la causa de las desapariciones y ambos bandos contendientes los ejecutores de las mismas. Por último, quienes dicen ignorar quienes fueron los perpetradores de las desapariciones registra, entre estos entrevistados, el porcentaje más alto de respuestas dentro del universo de entrevistados (22%).

La importancia que asume en este grupo la manifestación de ignorancia acerca de la identidad de los perpetradores de las desapariciones, se complementa con otro dato. Son los votantes orgánicos quienes en mayor proporción manifiestan "ignorar" la participación de Bussi en la desaparición de personas (46%).

A diferencia de los votantes a Bussi en 1995, la variable edad no diferencia al universo de los que dicen desconocer su participación en la desaparición de personas. Sí nuevamente, predominan los entrevistados de la clase media (65%) y las mujeres (53%).

Pese a esta manifestación, el 56% de los "orgánicos que ignoran", toman en consideración alguna acción del gobierno dictatorial de Bussi al votarlo en 1995. El carácter de estas acciones, en un tercio de los casos, remite a acciones relativas al establecimiento del "orden". Un 60% de estos entrevistados, consideran al gobierno de Bussi bajo la dictadura como el mejor de la historia de la provincia, 52% en forma singular y otro 8% lo considera así junto a otros gobiernos provinciales, todos porcentajes que no los diferencian de manera significativa del conjunto de votantes "orgánicos" a Bussi.

Por otra parte, caracterizan a los desaparecidos centralmente como "guerrilleros y subversivos" (37%), o "culpables y delincuentes" (10%), piensan que el motivo de las desapariciones fue la situación de guerra (40%) y no pueden o no quieren precisar la identidad de los perpetradores de las desapariciones en un 48%. Cuando lo hacen, se inclinan por señalar, en primer término, que fueron "los militares y guerrilleros" los autores de las mismas.

El 44% de estos entrevistados, se enteró de la existencia de desaparecidos durante la dictadura militar y un 4% de estos entrevistados tiene amigos, familiares y compañeros de trabajo desaparecidos, mientras otro 16% conoce vecinos del barrio desaparecidos, datos que ilustran que este proceso social no les ha sido en absoluto ajeno o extraño.

Es decir, la manifestación de "ignorancia" de estos entrevistados acerca de la participación de Bussi en la desaparición de personas se contrasta con su caracterización de un proceso social al que justifican en sus aspectos centrales, que conocen por serles próximo en términos de su grado de afectación y por el grado de apoyo, justificación o convicción que expresan ante el resto de los interrogantes planteados sobre este tema. La "ignorancia" entonces, parece asociada y orientada a servir, en forma retrospectiva, de respuesta defensiva frente a un componente esencial de la identidad social del grupo.

Por otra parte, el grupo de votantes "orgánicos" a Bussi, registra dentro del conjunto de entrevistados, los grados más bajos de participación política y social en el período previo a la dictadura militar, a la vez que son renuentes a participar, en la actualidad, en alguna forma de lucha, organización o manifestación colectiva de demandas o reclamos (309).

A este rechazo de los votantes orgánicos a Bussi por asumir algún compromiso por modificar las condiciones sociales de su existencia se articula una mayor inclinación, de este grupo de entrevistados, por adherir a proposiciones o a personificaciones autoritarias como manera de resolver los problemas provinciales (310).

Dicha mirada del orden social y de las soluciones para resolver sus dilemas se corresponde con las nociones de la democracia y el autoritarismo de las cuales estos entrevistados son portadores. Si bien los mismos seleccionan como el partido más autoritario del escenario político al Partido Justicialista (38%), luego a la izquierda (25%), su elección, en un 22% de los casos del partido conducido por Bussi como la identidad política más autoritaria de la provincia, convoca a la sorpresa.

Es a partir de los motivos de dicha consideración que es posible entender la lógica de la misma. Dentro de este grupo, es predominante, 65%, la porción de entrevistados que señalan como motivo de esta caracterización que el partido por el que votan es autoritario porque "pone orden". Los contenidos involucrados en su noción de autoritarismo, son solidarios de otro dato. Los "bussistas orgánicos" son, dentro del universo de entrevistados, quienes se manifiesta en mayor medida favorable a la pena de muerte (63%).

Los votantes bussistas "intermitentes", son 65 entrevistados, 41% de los cuales provienen de las fracciones sociales más pobres, 30% de la clase media y un 29% de los grupos sociales más acomodados de la sociedad en términos materiales.

Es de destacar que, una porción de los entrevistados mayores de treinta años, provenientes de las clases medias y bajas de este grupo, registran una historia socio-ocupacional que describe una movilidad social descendente que involucra un empeoramiento de sus condiciones materiales de existencia producto de una dislocación de su posición social anterior.

Esto se pone de manifiesto de múltiples maneras, en el deterioro de la calificación de las tareas que desarrollan estos entrevistados en sus ocupaciones actuales con relación a la complejidad de las tareas que realizaban en su anterior inserción en el mercado de trabajo o, en otros casos, en la mayor proporción de desocupados existente entre los jefes de hogar del grupo.

Componen el grupo de votantes "intermitentes", por partes iguales, hombres y mujeres (51% y 49% respectivamente), predominan los entrevistados menores de 30 años, (60%), sobre los mayores de esa edad, (40%). En este grupo, se acentúa el perfil urbano y específicamente capitalino ya que el 74% de estos entrevistados mora en San Miguel de Tucumán y sólo el 25% en el resto de la provincia.

Los bussistas "intermitentes", son la "masa fluctuante" de esta fuerza política, su eslabón más débil. Como grupo, expresan una menor consistencia en sus proposiciones políticas que los "orgánicos", aunque manifiesten muchas de las veces un "estado de animo" afín a varios de los postulados del núcleo duro de la fuerza que integran (311).

La trayectoria de sus preferencias electorales, como es obvio, es más variada que la de los votantes bussistas "orgánicos". En 1973 repartían en igual proporción sus preferencias entre la UCR y el PJ, 25% en ambos casos, un 35% no recuerda la orientación de su sufragio en dicha elección, un 5% votó a partidos de derecha y un 2,5% a partidos de izquierda. Hacia 1983, la paridad entre la preferencia de estos entrevistados por la UCR y el PJ se mantiene, ahora en el 35% de los casos y un 25% no recuerda por quién votó.

Hacia 1987, en la primera elección donde Bussi compite como candidato, la mayoría de estos entrevistados votó por la Unión Cívica Radical 50%, 29% lo hizo por el Partido Justicialista, un 10% no recuerda la orientación de su voto y sólo un 5% lo hizo por Bussi.

Resulta claro que la inclinación de las preferencias de este grupo por el General marcan un salto cualitativo en la siguiente elección para gobernador de Tucumán. En 1991, mientras el 21% de estos entrevistados sufragó por el PJ, el 16% lo hizo por la UCR, y otros entrevistados, en un pequeño porcentaje, se inclinaban por el voto en blanco, el 55% de los votantes bussistas "intermitentes" había optado por votar a Bussi para gobernador de la provincia en esa oportunidad.

Pese a su "intermitencia" en su preferencia electoral por Bussi, desde esa confrontación electoral su adhesión a esta fuerza política se consolidará. Un 79% de estos entrevistados sufragó para gobernador de Tucumán por Bussi el 2 de Julio de 1995, un 15% por otros partidos, centralmente la UCR y en menor medida el PJ y un 6% votó en blanco.

Sin embargo, su conducta electoral en el ámbito nacional revela que su preferencia por Bussi se enmarca dentro de los límites de la geografía territorial y política de la provincia. Sólo el 6% de estos entrevistados sufragó por el bussismo en las elecciones a presidente del 14 de Mayo de 1995.

Estos votantes, manifiestan como motivo central de su voto por Bussi en 1995, coincidir con las "ideas y propuestas" de Bussi y, de manera específica, con sus proposiciones relativas a la reactivación de la economía provincial, la generación de empleo y la restauración de "la moral" en la dirección de los asuntos públicos (55%). Un 10% de los "bussistas intermitentes" declara ser militante del partido.

En esta fracción de votantes a Bussi, prevalece de otra manera la presencia del pasado en el presente, específicamente en lo relativo a la orientación de su conducta electoral.

Entre los mismos, se elabora un proceso de reconstrucción del recuerdo favorable del gobierno de Bussi bajo la dictadura militar, a través del cual determinadas cualidades del mismo son valorizadas, a partir de las condiciones sociales y políticas que experimentaba la provincia en el período 1987-1989, un período de inestabilidad institucional, de profunda crisis social y pérdida de legitimidad del gobierno local por los niveles de corrupción, de desigualdad social creciente, de vertiginoso empobrecimiento económico de amplias fracciones sociales en el ámbito provincial y nacional.

Entre los votantes "intermitentes", un 50% de los mismos menciona recordar alguna acción del gobierno anterior de Bussi, para votarlo en 1995.

Sin embargo, a diferencia de los aspectos predominantemente políticos que asumía el recuerdo del gobierno de Bussi bajo la dictadura entre los votantes "orgánicos", entre estos entrevistados, se visualiza que la evocación que emerge de ese período es más concreta y pragmática estando ligada a la materialidad visible de las obras públicas; escuelas, caminos, pueblos y hospitales realizados durante la dictadura los cuales ocupan un lugar en el imaginario simbólico colectivo y en el espacio material de la vida cotidiana de la provincia.

El grado de elaboración de su adhesión al bussismo se inscribe y se explica entonces, más que a partir de mediaciones indirectas, tales como enunciados elaborados o proposiciones teóricas acerca del desenvolvimiento del orden social, como resultado de su "experiencia directa" con relación a la evolución y a los cambios de las condiciones de su vida material.

Si bien una importante porción de estos entrevistados (22%), comparte la mirada positiva de los orgánicos acerca de los aspectos "ordenancistas" y de "restauración de la paz" que supuso para aquellos el golpe de Estado de 1976, el recuerdo del golpe de Estado adopta un perfil en el cual se acentúa la presencia de las menciones positivas referidas a las obras públicas y la gestión económica (58%).

Como se señalo anteriormente, la ignorancia con relación a la participación de Bussi en el golpe de Estado es considerable en el universo de entrevistados encuestados (39%). En este grupo, la "ignorancia" alcanza un porcentaje cercano al promedio del universo, (34%).

Su relación con la historia pasada de la provincia revela una dualidad. Por un lado, comparten con los "orgánicos" la mención de la "guerra antisubversiva" como el hecho principal de la historia reciente de Tucumán, aunque en menor medida que estos 15% versus 25%, al mismo tiempo, otro cuarto de los entrevistados de este grupo, refiere al "regreso de la democracia" como el hecho histórico más relevante.

Un 42% de los votantes bussistas "intermitentes", considera al gobierno anterior de Bussi como el mejor gobierno de la historia reciente de la provincia. A su vez, en un 38%, señalan a los gobiernos Peronistas de Aráoz y en menor medida al de Palito Ortega como los mejores. En todos los casos, privilegian la mención de las mejoras económicas y la realización de obras públicas en la evaluación que realizan de las gestiones de los gobiernos provinciales.

Este dato se complementa con otro, son los "bussistas intermitentes" los que consideran en mayor medida (46%), al gobierno de Domato, que asumió tras las elecciones de 1987 en las que Bussi retorna a la arena política local, como el peor de la historia provincial.

Es también la "corrupción" al igual que entre los bussistas "orgánicos" (41%) el principal motivo de esta consideración pero el "desastre económico" (28%) ocupa una importante porción de las referencias predominantes de este grupo para evaluar en pésimos términos al gobierno de Domato.

Como contrapartida, la "generación de empleo" y la "reactivación económica", (45%) son los aspectos centrales de las expectativas de este grupo frente a un eventual gobierno de Bussi. Esta expectativa es solidaria, en sus términos, con los aspectos del desenvolvimiento del orden social que estos entrevistados privilegian al evaluar la gestión de gobierno y con las que determinan sus preferencias electorales.

Son a su vez, entre quienes votan a Bussi, el grupo de entrevistados que menos puede identificar méritos específicos en la persona de Bussi (19%). Cuando lo hacen, a diferencia de los "orgánicos", no privilegian su "firmeza o su carácter" sino su "capacidad y su honestidad" (40%).

Su mirada del proceso de desaparición de personas no revela, como entre los "bussistas orgánicos" una orientación de sentido homogénea.

Mientras en su caracterización de la identidad de los desaparecidos, se aproximan, por un lado, a la perspectiva dominante entre los "bussistas orgánicos", que los identificaban de manera dominante como "guerrilleros y subversivos" (37%), se distancian de los mismos cuando decrece su caracterización de los desaparecidos en términos delictivos (6%), en tanto "guerrilleros, militares e inocentes" (6%) o cuando aumenta entre los mismos la atribución a los desaparecidos de una identidad política, en tanto "militantes políticos y sociales" (20%).

Con relación a las causas de las desapariciones, si bien un 22% le atribuye a la existencia de una guerra el origen de las mismas y otro 15% a la identidad delictiva del desaparecido, la explicación "bélica" decrece substancialmente a favor de un mayor porcentaje de entrevistados que al interior del grupo le atribuye a la identidad militante del desaparecido, entendida en términos de "militantes políticos y sociales", el motivo de la desaparición (26%).

Con relación a la identidad de los perpetradores de las desapariciones, el grupo se distancia claramente de la consideración de los "orgánicos". Casi dos tercios de los bussistas "intermitentes" le adjudica a "los militares" esas acciones. Por otra parte, la atribución en igual medida a "guerrilleros y militares" de la responsabilidad en la política de desaparición de personas alcanza al 11% de entrevistados del grupo y en igual medida se manifiestan aquellos que dicen ignorar quienes fueron los perpetradores de las desapariciones representando, en ambos casos, la mitad de los porcentajes que estas respuestas alcanzaban entre los votantes "orgánicos".

Es decir, entre estos entrevistados, la desaparición de personas pierde el carácter de un "hecho de guerra", de acciones sociales atribuibles a las partes combatientes, a favor de una mirada que hace presente el monopolio de esta política de negación del adversario por parte de las Fuerzas Armadas estatales contra la disidencia política y social que enfrentaba a su régimen.

Es importante subrayar, por su relevancia, las diferencias que se manifiestan entre los jóvenes de ambos grupos de votantes a Bussi, ya que las mismas se concentran especialmente en torno a la evaluación del pasado dictatorial.

Estas diferencias revelan que, pese a tener en común el carácter construido de sus interpretaciones acerca del pasado reciente, se reflejan perspectivas disímiles acerca del mismo según sean los jóvenes votantes a Bussi "orgánicos" o "intermitentes".

Los jóvenes "bussistas orgánicos", en todos los casos, manifiestan una mayor proximidad de perspectivas con las posiciones de los adultos del grupo con relación a los enfrentamientos políticos del pasado provincial que los "intermitentes" con respecto a los adultos de su grupo. Estos, por el contrario, manifiestan una mayor ignorancia con respecto a la participación de Bussi en el golpe o con respecto a su participación en la desaparición de personas.

Este dato no es menor, ya que el peso de los jóvenes votantes a Bussi "intermitentes" entre los que manifiestan ignorar estos hechos explica, en buena medida, el mayor distanciamiento de los votantes "intermitentes" con respecto a los valores y perspectivas de los votantes "orgánicos" con respecto al pasado dictatorial.

La heterogeneidad de la mirada del grupo de bussistas "intermitentes" con relación a este proceso social, cede a una alta homogeneidad al interior de este grupo con respecto a otros valores que componen su universo simbólico que los distinguen fuertemente de los bussistas "orgánicos".

A diferencia de estos últimos, las representaciones sociales del grupo de entrevistados votantes a Bussi "intermitentes" se caracterizan, de manera saliente, por combinar manifestaciones autoritarias de corte tradicional.

Por una parte, los entrevistados votantes a Bussi "intermitentes" son los que manifiestan los más altos porcentajes de rechazo y actitudes discriminatorias contra los indígenas, judíos, rockeros, sindicalistas y "turcos" todas personificaciones de lo diferente, siempre en mayor proporción que los votantes bussistas "orgánicos". También, estos entrevistados, expresan opiniones más rígidas y autoritarias con respecto a las atribuciones y roles del hombre, la mujer y los hijos en las relaciones familiares, a la vez que manifiestan más prejuicios y son más discriminatorios en sus verbalizadores con respecto a los homosexuales y enfermos de SIDA.

Lo sistemático y amplio de sus verbalizaciones discriminatorias nos conducen a pensar que esta tendencia no es aleatoria sino que forma parte de patrones simbólicos profundamente sumergidos en el grupo y, por ende, sólidamente establecidos en la subjetividad de los entrevistados "intermitentes".

Complementariamente constituyen, al interior de los votantes a Bussi, quienes en mayor medida se inclinan por formas de resolver los problemas provinciales que hacen hincapié en la eliminación de la política de partidos, lo eficaz de la conducción de la sociedad por parte de lideres fuertes, la necesidad de la ayuda divina para asegurar ese éxito, la selección de valores como "el trabajo, el rigor y la limpieza" como atributos de la buena gestión de gobierno y la atribución a los extranjeros de parte de la responsabilidad por las dificultades que encuentran de conseguir empleo.

El grupo de entrevistados que nunca votaron por Bussi, expresa el "no bussismo sistemático". Son 97 entrevistados, que provienen en un 25% de los sectores pobres, en un 37% de las clases medias y en un 38% de los sectores más acomodados socialmente.

En este grupo de entrevistados, los hombres superan a las mujeres, -54% versus 46%-, otro tanto y en la misma proporción se distribuyen los jóvenes respecto a los mayores de 30 años.

Este grupo de votantes registra, de manera predominante, una localización urbana y específicamente capitalina, un 64% de estos entrevistados residen en San Miguel de Tucumán, pero la presencia de los que habitan en el interior provincial registra, entre los mismos, su porcentaje más elevado (36%).

Los "no bussistas sistemáticos", se nutren de dos identidades político partidarias claramente diferenciadas. Mientras el grupo urbano tiene tradición radical, la fracción que reside en el interior provincial se identifica, en su identidad política, con una larga tradición de adhesión al Peronismo.

Del conjunto de estos entrevistados que nunca votó por Bussi, el 94% votó el 2 de Julio de 1995 por otros partidos y el resto votó en blanco en dicha elección. Ningún entrevistado de este conjunto sufragó por el bussismo en las elecciones a presidente del 14 de Mayo de 1995.

Al interior del grupo de votantes no bussistas sistemáticos es posible diferenciar dos subgrupos a partir de la orientación de los significados por los cuales estos entrevistados manifiestan su rechazo a Bussi.

Un primer grupo, de 65 entrevistados, se compone especialmente por hombres (55%), mayores de treinta años (55%), en el cual predominan sectores medios y altos (40%) respectivamente y cuya localización geográfica se distribuye en forma pareja entre moradores de la capital y el interior provincial.

Este grupo revela, en sus manifestaciones, un alto grado de homogeneidad y una "intención hostil", una convicción de carácter antagónico con la dictadura militar y la política de desaparición implementada durante ese período y con respecto a Bussi, en tanto personificación política de la misma en la provincia (312).

Su composición política, describe hacia 1973 una paridad entre sus preferencias por la UCR y el PJ en el orden del 30%, otro tanto no recuerda por quien votó en esa oportunidad y un 10% lo hizo por partidos de izquierda o reformistas. Hacia 1983, este grupo de entrevistados optó centralmente por la UCR en un 42% y el peronismo 45% y en menor medida por partidos de izquierda 5%. En 1987, la mitad se inclinaba por la Unión Cívica Radical, el 40% por el Partido Justicialista y un 5% por el voto en blanco, mientras que en la elección a gobernador de 1991, en el marco de la aguda polarización electoral entre Palito Ortega y Bussi, estos entrevistados optan por la candidatura de Ortega en el 66% de los casos, por la UCR en un 28% y en un 5% por el voto en blanco.

En la elección de 1995 la orientación de su voto refleja el predominio de votantes peronistas del interior provincial por un lado y radicales y en menor medida votantes al FREPASO, a partidos de izquierda o votantes en blanco de San Miguel de Tucumán

Los motivos del voto de estos entrevistados por estos diferentes partidos u opciones electorales estaban centralmente vinculados a su adhesión a las ideas y propuestas de los diferentes candidatos (50%) entre las cuales sobresale la "necesidad de cambio", "la defensa de la democracia" y "trabajo y mejoras en la economía".

El motivo central que señalan para no haber votado nunca a Bussi es el carácter genocida, dictatorial, de violación a los derechos humanos de su anterior gobierno. Su oposición entonces, tiene por anclaje una memoria del pasado que prolonga en el presente la confrontación con las manifestaciones aberrantes del ejercicio dictatorial del poder.

A este anclaje de su rechazo a Bussi como opción electoral, se le corresponde una lectura particular del proceso social de desaparición de personas y del carácter social y político de la dictadura militar.

La mirada de estos entrevistados con relación al proceso de desaparición de personas es relativamente homogénea. Un poco más del 50% de los mismos refiere a la identidad de los desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" y otro 14% los evoca como "gente que pensaba diferente" o perteneciente a determinadas franjas de edad, actividad o profesiones. Sólo el 5% en este grupo se inclina por caracterizarlos en tanto "guerrilleros y subversivos".

Con relación a las causas del proceso de desaparición, sólo un 6% de los entrevistados de este grupo las explica a partir de la existencia de una guerra, mientras que la mayoría, (52%), considera como motivo de las desapariciones el carácter de "militantes políticos y sociales" de los desaparecidos o explica estas acciones por las características intolerantes y autoritarias del gobierno dictatorial, (16%).

El 65% de los entrevistados del grupo, le asigna a "los militares" la responsabilidad por las desapariciones. Sólo un 9%, con el porcentaje menos significativo en comparación a los otros dos agrupamientos, le atribuye responsabilidad, en igual medida, a "guerrilleros y militares" y sólo un 6% de estos entrevistados dicen ignorar quienes fueron los perpetradores de las desapariciones.

En el mismo sentido de la tendencia anterior, entre este primer grupo de "no bussistas sistemáticos", es abrumadora la localización de Bussi como desaparecedor. El 91% de los entrevistados de este grupo afirman su participación en este proceso social.

Asimismo consideran, en casi la mitad de los casos, al gobierno de Bussi bajo la dictadura como el peor de la historia provincial, sumando la mención singular del mismo y la que realizan junto a la de otros gobernadores. Esto los contrapone, claramente, a la valoración de los votantes "bussistas orgánicos", entre quienes Bussi no aparece nunca mencionado como el peor gobierno de la historia de Tucumán y de los "bussistas intermitentes" entre quienes, -sólo un 3%-, lo considera de tal manera siempre acompañando de la mención de otro gobernador provincial.

Entre los motivos de la consideración de Bussi como el peor gobierno de la historia de Tucumán, un 65% de estos entrevistados menciona la violación de los Derechos Humanos como razón excluyente de esta decisión.

Si bien los entrevistados de este subgrupo consideran al gobierno de Domato en una importante proporción, -25%-, como el peor de los gobiernos de la historia de Tucumán, se diferencian en las razones de esta selección de los dos grupos anteriores de entrevistados, ya que hacen hincapié no sólo en la "corrupción" o el "caos" o aún "la situación económica", sino que también ponen como razones relevantes de su caracterización "la situación social y política" que la provincia vivía bajo ese gobierno.

Los "no bussistas sistemáticos", tanto aquellos que asumen una perspectiva antagónica como aquellos que fundan su rechazo a Bussi en otros motivos, señala como el mejor gobierno de la historia provincial centralmente (42%) al encabezado por el interventor federal Aráoz y, en menor medida (25%) al de Palito Ortega, señalando a la "situación económica" y el "respecto a los Derechos Humanos" como los motivos centrales de tal elección. Otro cuarto de los "no bussistas sistemáticos" no localiza ningún gobierno como merecedor de esa consideración.

La mirada de la historia de los "no bussistas sistemáticos antagónicos", refleja la importancia que este grupo de entrevistados le asigna a los cambios de régimen institucional. Señalan casi en igual proporción a la "dictadura militar" (20%) y "el regreso a la democracia" (19%), como los dos hechos salientes de la historia provincial reciente y son quienes, en el universo de entrevistados señalan, en mayor proporción, con ese grado de importancia luchas populares previas al golpe de Estado (10%).

Los motivos de esta selección, se fundan en argumentos que expresan no sólo el marco cognitivo de estos entrevistados, donde la democracia es valorada por el ejercicio de las libertades públicas y por la posibilidad de luchar por los derechos propios y de grupo sino, también, por una afectividad que pone de relieve lo traumático que fue el advenimiento de la dictadura militar en la vida de estas personas y por la apertura que significó, en su sociabilidad, la restauración democrática.

Con relación a la dictadura militar iniciada en 1976, este grupo de entrevistados conforma el núcleo de sus más resueltos opositores en términos globales, (88%), poniendo de relieve su carácter represivo y su política de incremento del endeudamiento externo.

Si bien una importante proporción de los mismos "no sabe" si Bussi participó del golpe de Estado (28%), constituyen el grupo de entrevistados que más afirman su participación (68%) y quienes visualizan más claramente el carácter de clase que la dictadura militar asumió. Un poco más de la mitad de los mismos, localiza en los "más ricos" al sector de la sociedad beneficiado por la misma.

Un segundo grupo de "no bussistas sistemáticos", compuesto de 31 entrevistados, conformado principalmente por jóvenes menores de 30 años (66%), mujeres (52%) de la capital provincial (66%) y de los extremos de la gradiente de la escala socioeconómica (38% en ambos casos), fundan su sistemático rechazo a Bussi en otros motivos que los expuestos por el subgrupo anterior.

Entre estos entrevistados, predomina un "sentimiento hostil", un estado de ánimo contrario a Bussi en tanto gobernador posible de la provincia, pero ajeno a la identificación que los "no bussistas sistemáticos" del primer grupo establecen entre Bussi y la dictadura militar.

Entre los entrevistados de este grupo, los motivos de su sistemático rechazo a Bussi se fundan en sus "características personales" (48%), en que "no coinciden con sus ideas políticas", (22%) o en su falta de "capacidad o honestidad" (13%).

Su voto en la elección de 1995, estuvo orientado predominantemente a la Unión Cívica Radical y en segundo lugar al voto en blanco.

A diferencia de los entrevistados del primer subgrupo, los motivos centrales de su voto se repartían entre la adhesión a las propuestas e ideas de los candidatos, (43%), la "esperanza y la confianza" en los mismos, 46% y, entre quienes votaban en blanco los motivos de su voto se concentraban en una mirada escéptica con respecto a la dirigencia política y a la utilidad del sufragio como medio para la modificación de las circunstancias sociales y económicas que vive la provincia.

La mirada de estos entrevistados con relación al proceso de desaparición de personas es heterogénea. Si bien el 20% de los mismos caracteriza la identidad de los desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" y un 16% en tanto "gente que pensaba diferente o tenía otras ideas", otro 20% los caracteriza como "guerrilleros y subversivos".

Con relación a los motivos que originaron este proceso, si bien la primera minoría, (32%), atribuye la causa de las desapariciones a la identidad de los desaparecidos en tanto "militantes políticos y sociales" otros dos grupos, (22%) en cada caso, manifiestan ignorar los motivos que originaron este proceso o señalan que fueron la consecuencia de una guerra.

A diferencia de los "no bussistas antagónicos" si bien este grupo en su mayoría (45%) le asigna a "los militares" la responsabilidad por las desapariciones, en otra importante proporción descarga la responsabilidad de las mismas en los "guerrilleros y militares" (16%) y otro 12% dicen ignorar quienes fueron los perpetradores de las desapariciones.

Si bien la gran mayoría de los entrevistados de este grupo (71%) localiza a Bussi como partícipe del proceso de desaparición de personas, una importante fracción, 1 de cada 4 entrevistados, ignora si el militar participó de este proceso social.

También se diferencian de los "no bussitas antagónicos" en su evaluación de los gobiernos provinciales. Los entrevistados de este grupo, seleccionan en un 60% a los gobiernos peronistas como los peores de la historia de Tucumán y dentro de los mismos centralmente mencionan al gobierno de Domato. Mientras que sólo el 15% de los mismos evalúa de esa manera al gobierno de Bussi bajo la dictadura militar.

Esta consideración, como se señaló, los diferencia de los antagónicos y los acerca en su perspectiva de la historia política de la provincia a la mirada de los "bussistas intermitentes" quienes realizaban una evaluación similar de los gobiernos provinciales. Otro tanto, ocurre con los motivos de la consideración del peor gobierno, ya que las razones privilegiadas se vinculan a la ineficacia en la gestión de gobierno, la corrupción o la crisis económica y sólo el 3% de los entrevistados de este grupo, menciona la violación de los Derechos Humanos como razón de tal evaluación.

Su mirada de la historia, revela un par articulado de aspectos privilegiados por este grupo a la hora de subrayar los hechos considerados más trascendentes. Un 16% señala el retorno a la democracia en 1983, mientras que otro 13% hechos vinculados o sucedidos durante las gestiones de los gobernadores peronistas tras la restauración constitucional referidos, en especial, a los conflictos sociales o a la ineficacia y corrupción de la gestión del gobierno encabezado por Domato.

Estas consideraciones, ponen de manifiesto que su perspectiva histórica asume un alcance menor, con relación al subgrupo de "no bussistas antagónicos", ya que estos entrevistados privilegian en su selección, en todos los casos eventos posteriores a 1983 como los hechos históricos más salientes de la historia de Tucumán.

Complementariamente, su memoria de más largo plazo desplaza del centro de atención la consideración de eventos políticos a favor del registro de los cambios en las condiciones de vida material. Así, decrece entre los mismos la selección de la dictadura militar como el hecho más trascendente (10%) y privilegian, en cambio, las obras públicas realizadas por Bussi o el cierre de ingenios azucareros, ocurrido en la provincia bajo la dictadura militar del General Onganía.

Su evaluación de la dictadura militar iniciada en 1976, refleja que si bien comparten mayoritariamente la mirada antagónica con respecto a la misma, (61%) considera que el golpe de Estado "sembró el terror y endeudó al país", crece en este grupo la presencia favorable a los aspectos "ordenacistas" del golpe de Estado. Un 20%, considera que la dictadura militar estableció el "orden" y también se incrementa la proporción de entrevistados que no la puede o no la quiere evaluar desde una perspectiva histórica (16%).

La proporción de entrevistados que "no sabe" si Bussi participó del golpe de Estado es abrumadora en este grupo. Un 60% de estos entrevistados no puede establecer este hecho, a la vez que la consideración de que la dictadura militar benefició a "los más ricos" se iguala, entre los mismos, con quienes consideran que ese gobierno benefició "a todos por igual" (30% en ambos casos).

Con respecto a la consideración del partido más autoritario, no se establecen diferencias entre ambos subgrupos de "no bussistas sistemáticos". En igual proporción, visualizan al partido que conduce el militar como el que expresa en mayor medida esta característica (59%). Tampoco en su selección de la Unión Cívica Radical (46%) y en menor medida el peronismo (20%) como las fuerzas políticas más democráticas no eligiendo, en caso alguno, al partido encabezado por Bussi en tal sentido.

Sin embargo los motivos de esta consideración difieren entre los entrevistados del primer grupo "los antagónicos" y los del segundo. Mientras los primeros ponen de relieve las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo la dictadura militar, presidida en la provincia por Bussi, los segundos señalan en mayor proporción el "autoritarismo y la imposición de las ideas" como características de Bussi y su partido.

Esta diferenciación pone nuevamente de manifiesto nuevamente las características más inmediatas y generales de las representaciones sociales de este segundo grupo de entrevistados "no bussistas sistemáticos" ya que la localización temporal de los eventos que mencionan para justificar los motivos de su caracterización se ubican, en todos los casos, con posterioridad al retorno de Bussi a la escena política de la provincia.

 


Notas

(304) Elías, 1987, páginas 17 y 18. El autor, critica las miradas acerca del cambio social que lo suponen como una perturbación casual, externa a un sistema social en equilibrio. A partir de ello, "los datos sociales son elaborados conceptualmente como si se encontraran en situación de reposo". Elías, remarca la necesidad de disponer de una mirada del cambio social que parta de la noción de proceso, de cambio continuo, donde intervienen desplazamientos y modificaciones cuya génesis se sitúan no solamente en los procesos inmediatos sino también en procesos de larga duración.

(305) Se tomó en cuenta las elecciones a gobernador de 1987, 1991 y 1995 como así también la elección a diputados constituyentes de 1994 y la relación con el voto a presidente de 1995.

(306) El perfil social de estos votantes se asemeja al descripto por Adrogué, 1993, quien realizó la investigación más destacada acerca del perfil social del votante bussista verificando que Bussi conducía la fuerza política más policlasista de todas las expresiones políticas que tenían a ex militares como candidatos a cargos electivos. Un perfil similar, con relación a la base electoral bussista, traza una encuesta realizada por el diario "página 12" del 12 de Noviembre de 1991 referida a las elecciones para gobernador de Tucumán de Septiembre de ese año.

(307) Este dato se corresponde con el anclaje electoral preponderantemente urbano del voto a Bussi desde 1987.

(308) Los votantes bussistas orgánicos mencionan en un 45% de los casos a "la lucha antisubversiva" como el principal hecho histórico de la provincia de las últimas dos décadas.

(309) Participaron políticamente en el pasado pre dictatorial sólo un 3% de los bussistas orgánicos, el 8% de los intermitentes y el 18% de los que nunca votaron por Bussi. Por otra parte, el 63% de los votantes bussistas orgánicos no participó desde 1983 de ninguna forma de lucha, contra el 67% de los intermitentes y el 43% de los que nunca votaron por Bussi.

(310) Un 30% de los entrevistados de este grupo se inclina por elegir dichas alternativas.

(311) Sobre la noción de "masa fluctuante" ver Jacoby, 1986 a, página 97 y siugientes.

(312) Sobre las nociones de "sentimiento hostil" e "intención hostil", ver Clausewitz, 1983, Capítulo 2, página 77.

 

   

 

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