Decretos y nombramientos

Memoria Debida

 

 

El 5 de febrero de 1975, por decreto N° 261, el Poder Ejecutivo dispuso: "Ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán". Y fue en Tucumán donde comenzó a funcionar el primer centro clandestino de detención-desaparición-torturas-muerte de personas indefensas, dentro del marco del "Operativo Independencia".

El general de brigada Adel Edgardo Vilas fue nombrado comandante del operativo y años después, en el número 73 de la revista "El Periodista de Buenos Aires", se publicó parte de un manuscrito inédito de Vilas. Algunos pasajes se reproducen a continuación:

"Mi intención fue la de suplantar, aún utilizando métodos que me estuvieran vedados, a la autoridad de la provincia de Tucumán, tratando de superar, aunando los esfuerzos civiles y militares, el brote guerrillero marxista que tenía en vilo a los tucumanos y amenazaba expandirse a otras provincias".
(...)
"Desde que comprobé la realidad de la justicia y la burla que significaba para mis soldados decidí cambiar la estrategia. Fue entonces cuando di órdenes expresas de clasificar a los prisioneros del ERP según su importancia y peligrosidad, de forma tal que sólo llegaran al juez los inofensivos, vale decir, aquellos que carecían de entidad dentro de los cuadros del enemigo".
(...)
"Haciendo caso omiso a órdenes por las cuales mi acción debía estar encaminada a combatir el brote guerrillero en la zona selvática, creí conveniente darle a la acción militar su importancia y a la política la suya".
(...)
"Reconozco, y lo digo con orgullo, que desde antiguo venía prestando atención a los trabajos sobre el particular editados en Francia -y traducidos en la Argentina o en España- debido a oficiales de la OAS y el ejército francés en Indochina y Argelia".
(...)
"En base a la experiencia recogida a través de estos clásicos del tema y al análisis de la situación argentina, comencé a impartir órdenes tratando, siempre, de preparar a mis subordinados. Porque, claro está, muchas veces las órdenes recibidas no se correspondían con lo que durante años habíamos aprendido en el Colegio Militar y en la Escuela Superior de Guerra. Demás está decir que no creía en la posibilidad de "traumas síquicos" o "trastornos emocionales", pero determinadas misiones -más siendo la primera vez que debían cumplirse- resultaban difíciles de asumir y llevar a cabo".
(...)
"No obstante tener sus grandes ventajas, los grupos especiales corrían dos riesgos:
1) si moría en el procedimiento alguno de mis hombres, ¿cómo justificar su deceso?
2) si llegábamos a una casa o un departamento sin uniforme, existía la posibilidad de ser recibidos a tiros por gente que, aterrorizada debido al propio enemigo, no trepidaría en defenderse al ver grupos armados sin uniforme".
(...)
"Hubo que olvidar por un instante -un instante que duró diez largos meses- las enseñanzas del Colegio Militar y las leyes de la guerra convencional donde los formalismos (el honor y la ética) son las partes sustanciales de la vida castrense, para consustanciarse con este nuevo tipo de lucha".
(...)
"Cuando en Tucumán nos pusimos a investigar las causas y efectos de la subversión llegamos a dos conclusiones ineludibles:
1- que entre otras causa, la cultura era verdaderamente motriz. La guerra a la cual nos veíamos enfrentados era una guerra eminentemente cultural.
2- que existía una perfecta continuidad entre la ideología marxista y la práctica subversiva, sea en su faceta militar armada, sea en la religiosa, institucional, educacional o económica. Por eso a la subversión había que herirla en lo más profundo, en su esencia, en su estructura, o sea, en su fundamento ideológico".
(...)
"Si los militares permitíamos la proliferación de elementos disolventes -psicoanalistas, psiquiatras, freudianos, etc.- soliviantando las conciencias y poniendo en tela de juicio las raíces nacionales y familiares, estábamos vencidos".
(...)
"El problema fundamental, pues, habiendo desestimado por las razones antes expuestas, el recambio de profesores y planes, era la destrucción física de quienes utilizaron los claustros para encubrir acciones subversivas. De ahí en más, todo profesor o alumno que demostrase estar enrolado en la causa marxista fue considerado subversivo, y, cual no podía ser de manera distinta, sobre él cayeron las sanciones militares de rigor".
(...)
"Si la lucha en la que estábamos empeñados dependía de la inteligencia, el Lugar de Reunión de Detenidos sería clave para el desenvolvimiento del Operativo Independencia".


Más adelante Vilas se refiere a la selección e guardiacárceles del penal "General Urquiza", a la imposición de turnos rotativos para evitar la influencia de los detenidos y a la separación de éstos para que los más peligrosos no llegaran jamás al penal. Se los llevaba a la "Escuelita de Famaillá" y, según Vilas, 

"Desde el 10 de febrero de 1975 hasta el 18 de diciembre de ese año pasaron por ese lugar de reunión de detenidos 1.507 personas acusadas de mantener relación estrecha con el enemigo."
(...) 
"En cuanto a los interrogatorios, los interrogadores y los interrogados, hay un par de cosas que es hora de aclarar. En primera instancia, es falso de toda falsedad que los hombres encargados de tomar declaración, empleando muchas veces métodos no convencionales, quedaran traumatizados o con psicosis de guerra".
(...)
"En segundo lugar, es menester desmontar uno de los principales mitos del enemigo, referido precisamente a su capacidad de resistencia para soportar castigo físico o psicológico. Tarde o temprano su capacidad se agotaba y terminaba 'quebrándose', como se dice en el lenguaje operativo".


La narración del general Adel Vilas puede considerarse la más amplia confesión criminal de un comandante de tropas. Tiene la importancia de haber actuado durante un gobierno constitucional. Vilas admite:

1. Haberse apartado de las órdenes del gobierno en cuanto a aplicar el concepto de "aniquilar el accionar subversivo" como eliminación física de prisioneros detenidos por estar vinculados directamente o ideológicamente al oponente armado o simplemente a la ideología marxista.

2. Tomar como nutriente de su accionar militar las enseñanzas de militares franceses que actuaron en Argelia e Indochina, para aplicarlas en Tucumán.

3. No haber puesto a disposición del Poder Judicial a todos los detenidos y que 1507 prisioneros estuvieron en lugar de reunión o CCD "La Escuelita de Famaillá" entre el 10 de febrero de 1975 y el 18 de diciembre del mismo año, fecha ésta en la que Vilas entregó el mando al general Antonio Domingo Bussi.

4. Que "nos veíamos enfrentados a una guerra eminentemente cultural". A partir de semejante concepto la inteligencia militar, máxima responsable en la identificación, interrogatorio y torturas, clasificó a la población por ideologías, profesiones, vinculaciones y potencialidad para difundir ideas contrarias a "las raíces familiares y nacionales".

5. La tortura a los detenidos era una práctica que no dejaba secuelas psíquicas o "con psicosis de guerra" en los interrogadores. Y, sin eufemismos, relata que "tarde o temprano los detenidos se quebraban", lo que prueba que la tortura sistemática era tarea rutinaria.

6. El "honor y la ética" eran formalismos de la guerra convencional que en la contrainsurgencia debían dejarse de lado.


Lo relatado y admitido hasta con orgullo por Vilas, corregido y aumentado, se extendería a todo el país a partir del 24 de marzo de 1976. Tucumán fue, sin dudas, un campo de ensayo y entrenamiento para el terror de estado. Vilas y tantos otros mandos procesistas no habrían sido admitidos en el Ejército Libertador ni para desempeñarse en el honorable puesto de mozos de letrina.

El 6 de octubre de 1975, por decreto número 2722 el Poder Ejecutivo dispuso "Ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país". Así, el primero objetivo de los militares estaba logrado: tenían en sus manos el instrumento legal para accionar en todo el territorio nacional y usar los servicios de inteligencia en el armado de las listas de futuras víctimas.

Antes de extender el estado de sitio a todo el país, junto con la orden de aniquilamiento del decreto 2722, el general de brigada Jorge Rafael Videla había sido nombrado Comandante General del Ejército por decreto número 2291.

El 28 de octubre de 1975 se distribuyeron 24 copias de un documento secreto: "Directiva del Comandante General del Ejército N° 404/75" (lucha contra la subversión)

Quien lea ese documento podrá apreciar la exageración, la ideología fundamentalista y la intencionalidad propagandística de la orden firmada por Videla y no vetada por el gobierno constitucional. Párrafos aparte merece el papel del Batallón de Inteligencia 601, como órgano ejecutivo de la Jefatura II Inteligencia del Estado Mayor General del Ejército. El "601" (llevaban ese número todas las unidades militares con dependencia directa del Comando General del Ejército) se convirtió en el receptor de todo cuanto ocurría en el país porque el Ejército tuvo la responsabilidad primaria en la lucha contra la subversión. La inteligencia militar fue el verdadero "sistema nervioso" que conectó los centros de tortura e interrogatorio con las máximas autoridades operacionales.

Jefes de la Jefatura II. Inteligencia - Ejército

Desde:
19-12-1975 General Martínez, Carlos Alberto
24-01-1978 General Valín, Alberto Alfredo
18-12-1979 General Davico, Mario Oscar (subjefe), General Sotera, Alfredo


Jefes del Batallón de Inteligencia 601

Desde

11-10-1974 Coronel Valín, Alberto Alfredo
27-10-1977 Coronel Tepedino, Carlos Alberto Roque
31-10-1979 Coronel Muzzio, Jorge Alberto
30-10-1981 Coronel Bellene, Julio César



El 23 de diciembre de 1975 un grupo guerrillero del ERP intentó tomar por asalto el Batallón Depósito de Arsenales 601, en Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires. Los asaltantes cayeron en una trampa montada por el Ejército y el intento fracasó a un costo de 85 muertos del ERP y 6 de las por entonces fuerzas legales.

Este intento guerrillero significó el fin de la capacidad militar del ERP porque en el ataque participaron hasta personas bajadas de Tucumán.

El 24 de diciembre, un día después del ataque a Monte Chingolo, el general Videla, en Tucumán, dio un ultimátum de noventa días al gobierno nacional para "llenar el vacío de poder y evitar la anarquía y la inmoralidad".

Mientras tanto, voces de la Iglesia católica decían lo suyo:

"En este contexto de escándalo, desorden y violencia, las Fuerzas Armadas han asumido la peligrosa, abnegada misión de combatir la subversión y de dar una imagen de austeridad ante la falta de ella en los cenáculos civiles. Pero esta patriótica tarea, que incumbe a su alta misión de defender la nacionalidad y la paz amenazadas por la guerrilla y el crimen cobarde, se contradice con la irresponsabilidad de los dirigentes políticos y se perjudica por la falencia del poder. Así nos encontramos con esta peligrosa perspectiva: el desgaste y la frustración del brazo armado de la Nación que ha de ser prenda de cohesión y de unidad en nuestra familia nacional". (Monseñor Antonio Plaza en el Día de la Paz. La Nación, 30-12-75).


Y el Vicario castrense, Monseñor Victorio Bonamín, expresaba en su sermón ante Videla y otros jefes militares reunidos en la iglesia Stella Maris el 5 de enero de 1976:

"Cerros de Tucumán, benditos seáis, porque en vosotros se abrió el año de gloria. La patria y la religión salieron ganando como para que su año fuera el año de la grandeza y el año de la sobrenaturalidad. La grandeza se salvó en Tucumán por el Ejército Argentino. Los pueblos podrían vivir sin riquezas, sin poder, y hasta veces pueden vivir forzosamente sin libertad. Pero nunca pueden vivir sin grandeza."


La proclamación del triunfo de Tucumán adelantada por Bonamín en su sermón estilo Torquemada fue confirmada el 9 de febrero de 1976 por el general Videla, en ocasión de conmemorarse el primer aniversario del Operativo Independencia. Sin embargo Tucumán seguiría, con el general Antonio Domingo Bussi, la cacería humana incalificable como guerra.

Pese a que el 17 de diciembre de 1975 la presidenta María Estela Martínez de Perón había anunciado que el 17 de octubre de 1976 habría elecciones nacionales, provinciales y municipales, la marcha del golpe de estado no se detuvo.

Los argumentos de vacío de poder, deuda exterior y la subversión fueron las banderas de la irrupción militar del 24 de marzo de 1976.

Aquí es oportuno detallar que la deuda exterior llegaba a 8.085 millones de dólares, que la guerrilla armada no superaba los 600 miembros en todo el país y que hasta se podrían haber adelantado las elecciones. Claro que ningún gobierno civil habría llevado adelante un programa económico como el procesista. Al menos en aquella época.

En cuanto a las muertes atribuidas a la guerrilla desde el asesinato del general Aramburu en adelante, el cuadro que sigue demuestra que a partir del 24 de marzo de 1976 los irregulares carecieron de capacidad para acciones importantes y que jamás tuvieron la más mínima posibilidad de tomar el poder.

Muertes atribuidas a la guerrilla

Desde el 29 de mayo de 1970 hasta el 20 de diciembre de 1978

Militares Oficiales  Suboficiales  Tropa  Totales
Ejército 55 26 36 117
Armada 8 9  -  17
Fuerza Aérea  8 5  -  13
Gendarmería  3 2 6 11
Prefectura  - 2 2 2
Pol. Federal  23 58 85 166
Pol. Bs As  32 89 39 160
Pol. Catamarca  11 14 26 51
Pol. Corrientes - 1 - 1
Pol. Chaco - 1 - 1
Pol. Formosa  - 2 - 2
Pol Mendoza  - - 4 4
Pol. Jujuy  3 1 - 4
Pol. Sta Fe  14 10 12 36
Pol Tucumán  4 7 5 16
Serv. Penitenciario  - 7 7 14
Pol Ferroviaria  - 4 - 4

Se entiende por "Tropa": soldados, agentes, gendarmes o guardiacárceles, según la fuerza de que se trate.

Civiles Hombres Mujeres Menores Totales
87 23 4 114

Total general:  734

 



Muertes atribuidas a la guerrilla

Desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 20 de diciembre de 1978

- En tres atentados con explosivos: 39
- Personas secuestradas (1) 3
- En emboscasdas 16
Total:  58

(1) Se atribuyó el secuestro de la señora Elena Holmberg y del embajador Felipe Hidalgo Solá a la guerrilla.



En cuanto a la desaparición forzada de personas en la Argentina desde 1971 a 1983 el cuadro siguiente da cuenta de la evolución de ese delito de lesa humanidad. Se han tomado los casos en los que pudo establecerse fecha y lugar de secuestro y no otros.

La razón es que con esos datos fue posible asignar, a partir de 1975, las responsabilidades de los comandantes de zonas y subzonas y jefaturas de áreas.

1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
11 20 11 98 485 3525 2746 797 137 58 23 8 8


Los datos precedentes no incluyen personas fallecidas. En modo alguno representa la totalidad de desaparecidos de nuestro país.

En febrero de 1976 estuvo terminado un documento extensísimo denominado "Plan del Ejército (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional)". Al cuerpo del plan se agregaban quince anexos y llevó todo la firma del general Jorge Rafael Videla, Comandante General del Ejército, acompañada de la del general Roberto Eduardo Viola.

El punto I "Situación", comunicaba una resolución adoptada:

"La JCG (Junta de Comandantes Generales) ante el grave deterioro que sufre la Nación ha resuelto adoptar las previsiones para el caso de tener que destituir al Gobierno Nacional y constituir un Gobierno Militar".


Del Anexo I "Inteligencia" merece destacarse lo siguiente:

(...)
a. Determinación del oponente

Se considera oponente a todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes en el país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se opongan a la toma del poder y/u obstaculicen el normal desenvolvimiento del Gobierno Militar a establecer.

b. Características del oponente

1. Composición
Dentro del encuadramiento puntualizado en a. Determinación del oponente, se deben visualizar dos tipos de categorías, una que denominaremos activo y otra potencial.

A continuación la orden distinguía como de "prioridad I" (oponente activo), a las siguientes organizaciones "Político-Militares":

- Partido Revolucionario de los Trabajadores / Ejército Revolucionario del Pueblo.
- Partido Auténtico / Montoneros.
- Junta Coordinadora Revolucionaria.
- Ejército Revolucionario del Pueblo "Franja Roja"
- Ejército Revolucionario del Pueblo "22 de Agosto"
- Brigadas Rojas - Poder Obrero
- Fuerzas Argentinas de Liberación
- Fuerzas Armadas Peronistas
- Fuerzas Armadas de Liberación "22 de Agosto"
- Movimiento de Izquierda Revolucionaria (de origen chileno)
- Ejército de Liberación Nacional "Tupamaros", de origen uruguayo.

c. Organizaciones políticas y colaterales
- Partido Comunista y Revolucionario
- Partido Socialista de los Trabajadores
- Partido Política Obrera
- Partido Obrero Trotskista
- Partido Comunista Marxista Leninista
- Partido Vanguardia Comunista
- Frente Antiimperialista y por el Socialismo
- Liga Argentina por los Derechos del Hombre
- Unión de Mujeres Argentinas
- Tendencia Revolucionaria Peronista
- Juventudes Políticas Argentinas

d. Organizaciones gremiales
- Comisión Nacional Intersindical
- Ex CGT de los argentinos
- Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical
- Juventud Trabajadora Peronista
- Agrupaciones de Base
- Movimiento Sindical de Base
- Movimiento Sindical Combativo
- Coordinadora Nacional de Gremios Combativos y Trabajadores en Lucha

e. Organizaciones estudiantiles
- Movimiento de Orientación Reformista
- Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combativa
- Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda
- Juventud Universitaria Socialista de Avanzada
- Tendencia Antiimperialista Revolucionaria
- Juventud Guevarista
- Movimiento Nacional Reformista
- Agrupación Universitaria Nacional
- Juventud Universitaria Peronista
- Frente Estudiantil Nacional
- Concentración Nacional Universitaria
- Unión de Estudiantes Secundarios
- Franja Morada


La orden incluía, además, a oponentes potenciales de todos los ámbitos, clasificados como I y II. Sería imposible para este trabajo trascribir todo el "Plan del Golpe", pero merece conocerse lo referido al "Apéndice 1 (Ejecución Variante 1) al ANEXO 11 (Detención del PEN) al PLAN DEL EJERCITO (Contribuyente al Plan de Seguridad Nacional). Ese anexo daba al Comando del Cuerpo de Ejército I la siguiente misión:

"Operará a partir del Día D hora H-2, con efectivos equivalentes a una FT con elementos blindados, para bloquear y eventualmente atacar la Casa Rosada con la finalidad de lograr la detención del PEN y posibilitar su posterior traslado al lugar que determine el Gobierno Militar."


El plan preveía las variantes "Olivos", "Chapadmalal" y "Ascochinga", según el lugar donde se encontrara el Día D hora H el PEN, léase María Estela Martínez de Perón. Y entre un cúmulo de instrucciones a las fuerzas rebeldes se ordenaba custodiar los cadáveres de "Juan D. Perón y de Eva Duarte". A Perón la orden no le daba grado de general yretrotae la memoria a épocas de su exilio y del misterioso lugar de sepultura del cadáver robado de Evita.

Con el complot preparado y el plan económico listo sólo faltaba ponerle fecha al día D.

El 24 de marzo de 1976, noventa días después del ultimátum de Navidad, los militares usurparon el poder.