Matar para robar, luchar para vivir
por Carlos del Frade
II Parte - Desaparecedores, Resistentes e Impunidades
Capítulo 14 - Sangre y dinero
"Sepa la ciudadanía detectar a quienes quieren regir la vida del universo y sólo
han demostrado que no saben regir la de su propia persona", decía la increíble
prosa que advertía sobre la necesidad de no alquilar departamentos a probables
subversivos a principios de 1977.
En el Día de Reyes, en ocasión de otro informe sobre muertos, se repetía la
consigna: "Sepa el pueblo distinguir al hombre civilizado que no sabe vivir en
sociedad y que pese a sus manifestaciones elabora doctrinas y regímenes donde no
dejan espacio para Dios. Proteja su familia, denúncielos, pues no saben vivir en
una sociedad en orden y libertad".
El 18 de enero, el ministro de Educación, Orlando Pérez Cobo, visitó la Bolsa de
Comercio de Santa Fe, cuando su titular era José Pisatnik. Entre otros
empresarios que manifestaron su apoyo a la gestión estaba Angel Malvicino, del
Centro Comercial de la ciudad capital. Diez días después, Pérez Cobo, Adela
Acevedo y Jorge Rivarola, presidenta y consejero de Acindar, firmaron un acuerdo
para concretar un complejo educativo.
Una editorial de "La Capital" sumaba su grano de arena para incentivar la
delación: "Poco a poco va cerrándose el cerco sobre quienes pretendieron
conducir al país al caos precursor de la toma del poder marxista y va lográndose
un clima de mayor seguridad pública. Para alcanzar la victoria que
indudablemente obtendrá la república es necesario operar en todos los campos. Es
necesario no caer en confusión y mantener una vigilia que no es obligación
exclusiva de las fuerzas del orden, sino de la ciudadanía toda".
A principios de febrero de 1977 se anunciaba la privatización de empresas del
estado provincial como la cristalería rosarina San Vicente, y se llamaba a
licitación pública internacional por el frigorífico Swift.
El 26 de febrero se intervino la Biblioteca Vigil en el corazón del barrio La
Tablada, en Rosario, obra comunitaria de varios años.
A un año del golpe, la Confederación de Asociaciones Rurales de la Zona Rosafé (CARZOR)
sostuvo que "cuando el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se hicieron cargo
del gobierno de la república, por imperio de los principios de orden y moral,
una sensación de esperanzada fe se manifestó en la ciudadanía argentina. A un
año de aquella fecha es evidente lo mucho logrado en bien del país. Se ha
erradicado la demagogia... el sindicalismo cegetista con vocación de poder
totalitario... Nos hemos apartado del tercer mundo... se ha implantado el orden
en la universidad... la nación Argentina continúa siendo atacada desde el
exterior, voceros que se han infiltrado en la nación líder de Occidente", decía
la nota firmada por su presidente, José Marull.
La Sociedad Rural, por su parte, "adhiere a tan fausto acontecimiento. Las
Fuerzas Armadas debieron por fuerza y en contra de sus propios deseos llenar un
vacío de poder. La lucha contra la subversión ha sido llenada con alto valor y
éxito creciente... Se han puesto en marcha las acciones que conducen a la
Argentina a un destino de orden, progreso y felicidad". Cuatro días después del
primer aniversario de la Junta Militar, Videla estuvo en Santa Fe conversando
con los representantes de las bolsas de comercio de Rosario y de la capital
provincial, CARCLO, CARZOR, industriales de la región, y luego visitó la planta
de Sancor, en Sunchales.
"Padres argentinos: ¿conocen las actividades y a los amigos de sus hijos?
¿Conocen los lugares donde se reúnen y los temas que tratan? ¿Salen a menudo con
ellos? ¿Participan de sus inquietudes? ¿Mantienen la necesaria comunicación con
ellos? ¿Se sienten verdaderamente padres?", decía un aviso en abril de aquel año
1977.
El arzobispo rosarino se sintió emocionado en la celebración del día del
ejército: "Hoy con su plegaria, sus soldados, que son también tus soldados,
vienen a pedirte señor fuerzas... para afrontar la dura lucha que han provocado
los enemigos internos y externos de la patria... han asumido la conducción del
país, en salvaguarda de los valores morales y espirituales que hacen al ser
nacional".
Le tocó, entonces, a Galtieri el turno de agradecer al pueblo rosarino. "Con su
nutrida concurrencia dio el marco de brillo necesario en los festejos del día
del ejército. También agradezco a los señores propietarios, directores,
periodistas, técnicos y obreros del periodismo escrito, oral y televisivo por la
desinteresada y sobresaliente colaboración prestada".
Cuando llegó el día del periodista, el general insistió en que "el periodismo
está en una tarea valiente y positiva. He viajado por todo el país... y leo
mucho. Puedo asegurarles, con la sinceridad que me caracteriza, que el nivel de
nuestro periodismo es óptimo. El periodismo argentino ha alcanzado los
pantalones largos. La labor desarrollada por los medios en el Día del Ejército
fue una verdadera inyección de patria".
A fines de junio se adjudicó la obra para la construcción del Centro de Prensa
para el Mundial de 1978. Las empresas elegidas fueron Ambrós Palmegiani SA y
Genaro y Fernández SA.
En una de sus habituales recorridas por Corrientes y Chaco, Galtieri, una vez
más, habló de la confluencia entre medios de comunicación y la dictadura.
"Destaco la identificación de las fuerzas armadas con el periodismo en la tarea
de llevar adelante el Proceso de Reorganización Nacional, que tiene objetivos y
no plazos". La presencia del general en la capital chaqueña también tenía otro
interés, ver la evolución de un negocio de tierras provinciales que pasarían a
manos particulares. Se trataba de cuatro millones de hectáreas de tierras
fiscales "con el 90 por ciento de cobertura boscosa" que serían privatizadas
porque, según una solicitada de la intervención militar a cargo del gobierno del
Chaco, "esperan ser conquistadas para convertirse en tierra fértil, productiva y
habitable. Sus conquistadores deberán emplear armas distintas, las de antaño
serán reemplazadas por topadoras, arados y alambrados".
A principios de agosto de 1977 Galtieri, frente al consejo directivo de CARCLO,
destacó que "las fuerzas armadas necesitan intercambiar ideas con la gente que
desde abajo pisa la tierra todos los días. Nosotros estamos en la conducción de
la gran cosa, pero los protagonistas son ustedes y el resto de los argentinos".
El 22 de agosto Acindar pedía guardias de seguridad para su complejo industrial
en Villa Constitución. Las características solicitadas no dejan dudas sobre el
perfil de la empresa: buscaban "retirados de las fuerzas armadas y/o de
seguridad provincial o nacional".
Un mes después, José Alfredo Martínez de Hoz visitaba la ciudad en compañía de
Horacio Tomás Liendo en ocasión de presidir las II Jornadas de Comercialización
Cerealista organizadas por la Bolsa de Comercio. El ex presidente de Acindar
dijo sentir "una gran satisfacción" por estar en "esta institución tan
tradicional, tan útil al país como es la Bolsa de Comercio de Rosario".
"El empresariado argentino ha crecido y está decidido a aceptar el desafío que
significa la reconstrucción de la república. Por ello estamos aquí reunidos,
para conocer el pensamiento de las fuerzas armadas y poder así reflexionar sobre
la naturaleza de sus designios, determinando la dimensión exacta de nuestra
responsabilidad empresarial", dijo un exultante representante de la Federación
Gremial de la Industria y Comercio de Rosario, José Luis Pinasco, en octubre de
1977 al recibir a Díaz Bessone.
El militar no se quedó atrás: "Los empresarios forman uno de los primeros
sectores que constituyen la nación día a día. Acaso por eso fueron uno de los
blancos predilectos de la agresión criminal de las hordas marxistas. Por eso la
responsabilidad moral es la otra gran vertiente de esta eminente función social,
y comienza dentro de la misma empresa. Allí los derechos ceden su lugar a los
deberes. Defender la empresa y la propiedad privada contra agresores de toda
índole es el primer deber", sostuvo en una clara conciencia del rol de los
militares como celadores del gran capital.
El 15 de octubre Swift pasó a manos privadas al ser vendido a Carnes Argentinas
SA, y ese mismo día, por esas extrañas coincidencias del destino, aumentaba el
precio de la carne.
El inefable periodista rosarino Evaristo Giordano "Monti", en su columna
"Imágenes deportivas", en el diario "La Capital", presentaba una nota de opinión
de Galtieri. "Las Fuerzas Armadas no ocuparon el poder para mandar, sino para
gobernar, y la función del gobierno implica la visualización de todo el
acontecer nacional. ¿Qué imagen daremos a mediados de 1978? Dos años atrás,
nadie arriesgaba un pronóstico favorable a la Argentina para el Mundial. ¿Cómo
íbamos a desembarazarnos del azote subversivo? En círculos internacionales se
expuso el peligro que entrañaba la furia subversiva. Hoy ese tema ha sido
sepultado. Hemos entendido el Mundial como la demostración de encarar una
gigantesca obra en lo material y en lo espiritual", escribió alguien en nombre
del general.
"¿De qué valdría tanto costo y tanto ardor si mil periodistas y cincuenta mil
turistas se llevan una impresión negativa? Tal vez sea un exceso de prevención,
pero sospechamos que no faltan quienes piensen que el Mundial será un breve
período apto para enriquecerse. En mi carácter de comandante del II Cuerpo y
como un argentino más, interpretando el sentimiento y vocación argentinista de
mis subordinados, me permito exhortar a todos los hombres y mujeres de mi
jurisdicción a crear conciencia, disuadir a los desaprensivos, fortalecer la fe
en la nación, sentir con profunda espiritualidad que esta ocasión es propicia
para mostrarnos como somos realmente y no como pueden deformarnos pequeños
ambiciosos. Miles de periodistas divulgaron la buena noticia: los argentinos son
los de siempre y toda infiltración espuria está desterrada", remataba Galtieri.
Monti comentaba que "esta página recoge con especial orgullo el mensaje de
Galtieri, agradeciendo su cortesía. No sólo el trabajo del alto jefe militar nos
honra, sino que hará escuela".
El primero de diciembre asumió como segundo jefe del Segundo Cuerpo de Ejército
el general de brigada Luciano Jáuregui en reemplazo del general Aníbal Andrés
Ferrero, quien fue agasajado en los salones del Jockey Club de Rosario.
"Venimos a despedir a un amigo. Los militares vienen, desarrollan sus
actividades, se vinculan al medio, traban amistades y se van... En la república
el caos era absoluto. Solamente las Fuerzas Armadas tenían el poder suficiente
para frenar la caída, para poner orden a las cosas y para poner orden en los
hombres. Y en esto, nuestros generales, nuestros almirantes y nuestros
brigadieres toman las previsiones para que por siempre rija el orden supremo: el
orden moral", dijo, entonces, el eufórico doctor Máximo Soto, a quien escuchaban
Galtieri, Desimoni, Feced, Cristiani, el doctor Juan Castagnino, entre otras
"egregias" presencias en el Jockey.
En el agasajo a la prensa de fin de año, Galtieri dijo que "la subversión en su
forma armada había sido casi completamente derrotada, pero que había otras
formas con las que pretendía infiltrarse para producir el descontento y el caos
y arrasar con todo lo que lucharon los ilustres antecesores".