Centros Clandestinos de Detención

Informe de la Comisión Bicameral - Tucumán 1974-1983 (Anexo II)

 

2. Jefatura Central de Policía
de la provincia de Tucumán"


La permanencia clandestina de detenidos en la Jefatura de Policía en los años 1975 a 1978 aparece denunciada ante esta Comisión en numerosas causas. Hecho que por la impresión de veracidad que ofrecían los testimonios posteriormente verificados en el acto de reconocimiento practicado por la Comisión, se ve corroborado por la inexistencia de asiento sobre detenidos en los libros pertinentes que obran en dichas Repartición y cuya compulsa se efectuara conforme se explicita en el capítulo de este Informe que trata sobre “Investigaciones efectuadas por la Comisión Bicameral”.

Este centro clandestino de detención estaba ubicado en la propia central en Avenida Sarmiento al 800. Normalmente los detenidos eran introducidos por la calle Santa Fe. Se habilitaron en el campo dos áreas, pudiendo distinguirse la Sala de Interrogatorios continua a lo que se especifica como Museo de la Provincia. Los detenidos eran ubicados en un salón grande, obviamente que al igual que en otros campos estaban vendados, impedidos, por estar atados, de efectuar cualquier movimiento. En el salón se aplicaban la picana eléctrica, la tortura como método constante, a lo que se agrega el uso de submarino. Estos tratos inhumanos se practicaban en dos habitaciones continuas al salón. El área de calabozos: Estos fueron individuales, con capacidad aproximada de 15 personas. Dentro de la Policía, el grupo que comandaba todos los operativos de secuestro y su posterior etapa de permanencia en el centro clandestino, fue el SIC (Servicio de Información Confidencial).



2.1. Testimonios de Detenidos-desaparecidos, luego legalizados

“... lo llevan a la Jefatura de Policía, donde el señor Albornoz, sentado en un escritorio rodeado de otros policías le pasa un papel para que lo firme. El dicente que con sus quince años no sabía qué estaba sucediendo, lloraba y entonces Albornoz lo amenazaba (...) Al recorrer el resto de las instalaciones reconoce haber sido torturado en la sala que hoy se identifica como “Área restringida – Prohibido Pasar” (del actual Departamento de Personal)”. 

La primera parte pertenece a la denuncia por privación ilegítima de Libertad de Figueroa, Rolando Oscar y la segunda al Acta de Reconocimiento efectuado con el testigo por la Comisión – Leg. 292-F-84.



2.2. Otro testimonio de un liberado


“... son conducidos ante la Jefatura de Policía antes Brigada de Investigaciones (...) denuncia positivamente que el edificio corresponde a la Jefatura de Policía, a tal punto que reconoce haber ingresado al mismo por la calle Santa Fe, sigue sin vendas. El día lunes le vendan los ojos (...) lo conducen a la oficina de Albornoz, éste le preguntó si le habían golpeado los oídos, a lo que contestó que no, entonces recibió un fuerte golpe en los oídos (...) lo sentaron en un sillón cercano, con un ventilador al lado y lo golpearon en el estómago, lo introdujeron posteriormente en un bañito pues le brotaba sangre por la boca y la nariz, le tiraron un poco de agua y continuaron con los golpes, siempre dirigidos por Albornoz, ya en ese estado estaba deshecho, escuchó que Albornoz decía “éste ya está muerto, tírenlo”, lo llevaron y lo tiraron en un pasillo donde permaneció una semana (...) había muchos detenidos (...) el día 2 de mayo fueron conducidos en un auto el deponente, Carlos García e Irene Socorro González, desaparecida, con vendas en los ojos a Famaillá”. (Testimonio prestado ante la Comisión en la causa Fote, Juan Antonio, Leg. 291-F-84).



2.3. Un mensaje – Una bomba

“...Agrega que está absolutamente seguro que el lugar de secuestro fue la Jefatura de Policía de la Provincia de Tucumán, ingresando los vehículos por calle Santa Fe, que en el momento en que bajaban de los vehículos eran sometidos a golpes y tormentos sin ninguna explicación (...) a continuación sintió unos quejidos y mediante el movimiento de cejas pudo levantar un poco la venda y ver a una persona envuelta en una cobija, que por sus cuadros verdes y negros le era familiar, suponiendo que se trataba de Toledo, que al interrogarlo por su sobrenombre “Chuschín” le respondió con un gemido (...) Que aproximadamente a las 23 horas preguntaron quién era Mauvecín y vendado los ojos todavía lo llevan a un cuarto donde fue interrogado sobre sus actividades estudiantiles y laborales, que al decirle que era secretario del Estudio Jurídico del doctor Arturo Ponsatti, le dieron un mensaje para él en el que lo prevenían “que se quedara en el molde, caso contrario le pondrían una bomba” (...) que la amenaza se cumplió ya que pusieron una bomba en el domicilio del citado letrado a los 20 o 25 días aproximadamente, el mismo día que salió publicada una solicitada en los diarios, de quien en ese momento ejercía la Vicepresidencia del Partido Demócrata Cristiano”. (Testimonio prestado ante la Comisión Bicameral en la causa por la desaparición de Oscar Alfredo Toledo Torres, Leg. 32-T-84)



2.4. Testimonio de Juan Martín

“Este campo funcionó hasta diciembre de 1977, fecha en la cual son trasladados los detenidos allí recluidos y desmontada la infraestructura de la zona de interrogatorios. Desde mi secuestro hasta diciembre de 1977 el personal responsable de este campo de concentración pertenece al Departamento de Inteligencia (D2) de la Policía Provincial de Tucumán, bajo las órdenes de un teniente primero del Ejército, que se desempeñaba bajo la denominación de “supervisor militar”. Tanto el jefe como el subjefe de Policía provincial eras además dos oficiales del Ejército quienes obviamente tenían conocimiento del campo y participación directa en lo que allí ocurría. Durante los meses que estuve en este campo en el año 1976 fue frecuente que tanto el General Antonio Domingo Bussi, gobernador de la Provincia y Jefe de la 5ta. Brigada, como el teniente coronel Arrechea, visitaran el campo de concentración para ver a los detenidos, así como para interrogarlos en algunas oportunidades (...) había dos oficinas ambas utilizadas como salas de torturas. En una de ellas, denominada “la sala del teléfono” se aplicaba la picana eléctrica. En la otra se practicaban otros tormentos, desde palizas con palos hasta la práctica del submarino húmedo y el submarino “seco” (que consiste en introducir la cabeza de la víctima en una bolsa de plástico) (...) las torturas se realizaban bajo supervisión del médico Ricardo Galdeano (...) El personal estaba integrado por alrededor de 50 personas, todos miembros del SIC (...) en 1975 se creó el SIC (...) bajo el mando del Inspector General Marcos Fidencio Hidalgo y del Inspector Mayor Roberto Heriberto Albornoz, conocido por su apodo de “El Tuerto” (...) el SIC estaba bajo control y supervisión de la 5ta. Brigada de Infantería. El primer oficial a tales efectos fue el teniente primero Lazarte, que luego fue sucedido por el teniente primero Félix González Naya, posiblemente desde abril de 1976 hasta mayo de 1977. Provisoriamente en ese cargo y hasta fines de 1977, se desempeñó también el teniente Luis Ocaranza, del Regimiento 19 de Infantería. Pese a que el SIC es disuelto en diciembre de 1977, continuó la supervisión militar del D2, que ejerció desde esa fecha hasta fines de 1978, el teniente primero Mario Miguel D’Ursi”. (Testimonio del ex detenido Juan Martín, con quien la Policía de la Provincia de Tucumán se dio una política de “recuperación” según manifestara a esta Comisión el denunciante).



Los testimonios que ejemplifican el funcionamiento de este Centro de Detención Clandestina son coincidentes. En este lugar permanecieron numerosos detenidos actualmente desaparecidos, según denuncias recibidas en la Comisión.

 

 

 

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