¿De qué estará hecho el mañana?
Los caminos de la memoria en una sociedad de frontera

por Diana Arellano, Silvia Waskiewicz y Yolanda Urquiza

 

 

Los hechos, los sujetos y el tiempo
I. "La masacre de Oberá" (1936)

 

Oberá es en la actualidad la segunda ciudad en importancia de la Provincia; su poblamiento, realizado de modo casi excluyente con colonos de origen europeo, es resultado de la ampliación del frente agrícola durante las primeras décadas del siglo XX.

El 15 de marzo de 1936, un grupo de estos colonos, en su mayoría ucranianos, rusos y polacos -muchos de ellos ocupantes de tierras fiscales, dedicados a la explotación del tabaco en unidades productivas pequeñas, con la participación de todos los miembros de la familia- realizaron una marcha de protesta hacia el pueblo de Oberá. Reclamaban un único precio de 6 pesos por arroba de tabaco, la distribución equitativa y mensura de las tierras, y la anulación del impuesto sobre las nuevas plantaciones de yerba. La protesta culminó con el enfrentamiento de estos colonos con la policía y comerciantes del pueblo.

Existen varias versiones acerca del enfrentamiento. La presencia de mujeres y niños hace suponer que se trataba de una marcha pacífica y no preveían la magnitud de la violencia que se desataría. Tampoco parecían existir razones para sostener la versión de un intento de asalto al pueblo. No obstante, en un contexto espacial distante de centros urbanos y en un tiempo signado por el nacionalismo antiliberal los sujetos que participaron de este hecho fueron calificados de "sospechosos", "extranjeros", "portadores de ideologías extrañas" , teniendo en cuenta su proveniencia de países que estaban bajo la órbita del comunismo. Terminada la represión, muchos de ellos se escondieron en los montes circundantes durante varios días, por temor a ser hallados por la policía; el enfrentamiento y la represión policial dejaron como resultado personas muertas y heridos, cuyo número no es posible precisar.

La masacre de Oberá, es mencionada solo de forma marginal en los relatos historiográficos y parece estar olvidada por la propia sociedad local. Las huellas existentes se agotan en un tratamiento anecdótico, sin explorar demasiado en sus vinculaciones con los procesos socioeconómicos y el clima ideológico de esa época. La masacre, si bien forma parte de la memoria social, no está reconocida como parte del sistema cognitivo de referencia en la historiografía local y sobre ella existe un significativo silencio. Este silencio se rompe y se transforma en un pliegue de memoria cuando frente a nuestras preguntas respecto de la masacre del 36, los colonos comienzan de relatar ¡la represión del 76!.

Esta "confusión" con un hecho ocurrido cuarenta años después no podría explicarse únicamente en términos de las características de una memoria traumática. Es mucho más que eso; porque la dictadura del 76 volvió a marcar los cuerpos de los descendientes de aquellos colonos que protestaron en 1936 y las organizaciones agrarias registran -durante la última dictadura- un número aún no determinado claramente de víctimas. Por estas razones, para nosotros la masacre del 36 es un umbral necesario para el estudio de la última dictadura militar en la Provincia de Misiones.

 

 

    

  
   

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