Cayó Isabel. Cayó Lombardo

La Sombra de Campo de Mayo

  

Durante la madrugada de ayer fue derrocada la presidente María Estela Martínez viuda de Perón. El golpe, tan largamente anunciado, llegó. Todos los intendentes del Conurbano también fueron destituidos. José Lombardo, jefe comunal de General Sarmiento, recibió la comunicación del cese de sus funciones la noche del 23, aunque lo habría sabido días antes.


La asonada militar que conmueve el país se conoció oficialmente en el palacio municipal la noche del 23 de marzo. Aún la Presidente de la Nación no había sido destituida, pero el intendente ya tenía directivas de abandonar su cargo. Interinamente asumió el Teniente Coronel Héctor Horacio Hoffman hasta nuevo aviso. Aún no se registraron hechos de violencia.


El golpe en la Rosada

La jornada del 23 fue muy agitada en la Casa Rosada, el movimiento militar se preveía para cualquier momento y desde el gabinete nacional se hacían esfuerzos para impedirlo. A las 11 de la mañana los tres comandantes se reunieron con el ministro de Defensa José Deheza, quien habría propuesto salidas alternativas que preservara el orden constitucional. Esa reunión se repitió a las 19 horas hasta las 22:10. Las propuestas para los jefes militares eran desintegrar el gabinete, pronta convocatoria a elecciones y proponer un candidato potable para la cúpula militar. Los jefes de las tres armas se retiraron proponiendo seguir el diálogo durante el mediodía de la jornada siguiente junto con los comandantes de cuerpo en el edificio Libertador. 

Deheza con Isabel y todo el gabinete evaluaron las reuniones de la jornada. Pasada la medianoche se decidió continuar a la mañana siguiente. Isabel partió en helicóptero hacia Olivos, pero aterrizó por supuestas fallas mecánicas en Aeroparque. El comodoro Lami Dozo la invitó a tomar un café a su oficina. Allí la esperaban un brigadier, un almirante y un general quienes le comunican del levantamiento militar. Le propusieron firmar su renuncia y partir al exilio, o de lo contrario quedar detenida. A la 1 de la mañana del 24 decidió no firmar. 

En la Casa Rosada fueron detenidos todos los que quedaron allí después de la reunión de gabinete. A las 2:45 asumió oficialmente el control del país la Junta de Comandantes.



El golpe en la Comuna

El golpe más anunciado de la historia argentina inició sus primeros movimientos la noche del 23 de marzo. Por lo menos en San Miguel se supo del golpe cinco horas antes que en el resto del país.

Lombardo se encontraba en su despacho escuchando el mensaje de Oscar Allende que incitaba a evitar el golpe, tal como lo había hecho la semana anterior Ricardo Balbín. A las 21:35 sonó el teléfono, llamaban de parte del General Omar Riveros, responsable de Campo de Mayo, para comunicar al ejecutivo comunal que deben cesar en sus funciones los intendentes del Gran Buenos Aires; serían relevados y reemplazados por oficiales militares. El gabinete en pleno se encontraba en el municipio. Diversas fuentes aseguraron que en General Sarmiento el Intendente y su gabinete estaban enterados desde tiempo atrás del golpe. Sus habituales viajes y reuniones en la Escuela Lemos confirmarían la versión. Circularía una lista con nombres tentativos de civiles para ocupar el cargo de Intendente y quienes lo acompañarían en el gabinete. Estas reuniones se habrían llevado a cabo con quien fue designado interventor después del golpe.

El jefe de la Escuela Lemos, coronel Macedo, le comunicaba oficialmente sobre la hora en que llegaría la tropa al palacio municipal. El movimiento militar se empezó a registrar a las 2 de la mañana con la presencia de soldados, unimogs y tanquetas en las calles. A cargo del operativo en el área se encuentra el Coronel Macedo, y a cargo de las comisarías el teniente coronel Martelotti.

Lombardo salió del palacio comunal a las 2:30, en La Positiva se encontró con otros dirigentes radicales que venían de una reunión en Moreno. Ya en ese momento se veían soldados en la estación de San Miguel, otros custodiaban el paso a nivel de la calle Italia y un grupo más importante había cerrado el acceso al municipio por la calle Sarmiento. El Intendente regresó, y a las 4 de la madrugada tomaron la comuna, haciéndose cargo interinamente el Teniente Coronel Hoffman, quien se presentó con otros oficiales que lo acompañarían en la gestión. Trascendió que la primera etapa sería meramente burocrática, para evitar desprolijidades en el traspaso administrativo.

Ni durante la noche, ni durante las primeras horas del día se registraron incidentes que demostraran resistencia en la ciudadanía. Se llevan adelante en todo el distrito controles de ruta, requisa de vehículos y detención de colectivos para identificar al pasaje.



Sin Concejo

Como consecuencia del golpe de Estado, el Concejo Deliberante de General Sarmiento fue disuelto. Su integración era atípica: mientras el justicialismo era mayoría en todos los cuerpos legislativos, aquí, paradójicamente, no tenía representación. Eran 10 concejales radicales, 8 de la Alianza Popular Revolucionaria y 6 del Partido Renovador. En las elecciones de 1973 el Frejuli no participó a nivel municipal por no presentar en término la lista de candidatos, debido a las desavenencias internas.



Los que se van

Junto al intendente Lombardo, dejó la administración municipal su gabinete, integrado por: comisario (R) Bruno (Gobierno); doctor Migliora (Bienestar Social); arquitecto Fourcade (Obras y Servicios); contador Alloni (Economía). La intervención militar ordenó su permanencia para colaborar en la organización de la comuna.



Los que vienen

Asumen con el intendente interino teniente coronel Héctor Hoffman: teniente coronel Carrizo (Gobierno); mayor Samper (Bienestar Social); teniente coronel Altieri (Obras y Servicios); y teniente coronel Valenti (Economía).



Desacuerdo

El jefe de la guarnición militar Campo de Mayo, general Santiago Riveros, no estaría de acuerdo con la intención de Hoffman de designar un intendente civil. Designaría al coronel Luis Antonio Ortelli, con un gabinete de civiles.



La represión en Sarmiento

Centros clandestinos de detención

Estaban clasificados como Lugar de Reunión de Detenidos (LRD) o Lugar de Tránsito (LT). En General Sarmiento todos fueron LRD.

“Casa del cilindro”. Ubicada en el predio de la Compañía de Comunicaciones 601, entre la ruta 197, la calle ingeniero Huergo y las vías del FFCC Mitre, a cuatro cuadras de la estación de Los Polvorines.

Características: Junto al acceso había un puesto de vigilancia con perros. En la construcción principal los detenidos permanecían acostados sobre el piso, esposados. En el centro había un eje cilíndrico de donde partían cadenas en forma radial, a las que estaban amarrados. 

Un testigo que declaró ante la CONADEP (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas), encuentra la plegaría “Dios mío ayúdame” que grabó en su celda cuando estuvo detenido en aquel lugar.

“Campo de Mayo”. Ubicada dentro de la guarnición, cerca de la Plaza de Tiro y las pistas del aeródromo y el campo de paracaidismo. Se accede por un camino que sale en forma perpendicular a la izquierda de la ruta que une por dentro la Guarnición.

Desde el lugar se visualizan los frentes de las Escuelas de Artillería y Comunicaciones.

Características: Entrando por un camino mejorado, antes del portón de acceso, hay un puesto de guardia; siguiendo el camino hacia el lado izquierdo se encontraba la primera edificación por donde pasaban los detenidos. Había dos salas de torturas, una bajo el control del Grupo de Tareas 2 (GT 2), dependiente de Ejército. Al lado, otra habitación que se utilizaba como enfermería para atención de torturados. También estaba la oficina del jefe de Campo, otra sala de interrogatorios del Grupo de Tareas 1 (GT 1) -Ejército-, un comedor, un baño y una cocina para uso del personal.

El otro centro clandestino, perteneciente a Inteligencia, estaba ubicado sobre la ruta 8, frente a la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral.

El primero albergó a mayor número de detenidos-desaparecidos y era conocido como el “Campito” o “Los Tordos”.

Este CCD estaba dirigido por los “interrogadores”, quienes decidían las torturas, liberación o traslado de detenidos. La custodia la cubría personal de Gendarmería Nacional, y el lugar dependía del Comando de Institutos Militares, cuyo jefe era el general Santiago Omar Riveros y el jefe de Inteligencia, el coronel Ezequiel Verplaetsen.

También el hospital militar y la prisión de Campo de Mayo fueron utilizados como CCD, según denuncias ante la CONADEP. 



Detenidos desaparecidos


- Osvaldo Hernán Bartolini, 33 años, vivía en Martín Coronado, y fue secuestrado en una quinta de Del Viso el 26/3/76.

- Susana Gabelli de Bartolini, 33 años, vivía en Martín Coronado, y fue secuestrada en una quinta de Del Viso el 26/3/76.

- Jesús De La Rosa (32), secuestrado en su domicilio de Pablo Nogués, el 15/4/78.

- Gerardo De La Rosa (29), secuestrado en su domicilio de Pablo Nogués, el 27/7/76.

- Alicia Meroño (30), cursó estudios secundarios en el Instituto Angel D’Elía, secuestrada en Capital Federal.

- Ricardo Palazzo (21), cursó estudios secundarios en la Escuela General Lemos de Campo de Mayo, secuestrado en capital Federal el 16/9/76.

- Jorge Piedras (22), cursó estudios secundarios en el Instituto Angel D’Elía, secuestrado en la vía pública el 31/8/76.

- Laura Robles (21), secuestrada en Grand Bourg el 13/1/77.

- Susana Elba Traverso (26), cursó estudios secundarios en el colegio Nacional de San Miguel, secuestrada en Bahía Blanca el 3/6/77.

- Oscar Urra Ferrarese (34), secuestrado en una parada de colectivo de la línea 365, en San Miguel el 22/5/76.

- Susana Ossola de Urra Ferrarese (23), secuestrada en una parada de colectivo de la línea 365, en San Miguel el 22/5/76.

- Raúl Aragón (36), vivía en Los Polvorines, secuestrado en marzo de 1976.

- Héctor Rojas (23), Grand Bourg, secuestrado el 18/7/76.

- Juana Fernández de Rojas (23), Grand Bourg, secuestrada el 18/7/76.

- Samuel Aranda (23), Los Polvorines, secuestrado en agosto del ‘76.

- María Eva Duarte de Aranda (21), Los Polvorines, secuestrada en agosto del ‘76 (Embarazada de 3 meses, su parto se efectuó en el hospital militar de Campo de Mayo, en cautiverio. Se desconoce el destino de la criatura).

- Felipa Chazarreta (30), secuestrada de su domicilio en Grand Bourg el 16/6/76. (También secuestran a su hija de 15 años, Mirta Juárez).

- María Angélica “Bombón” Motto (30), vivía en San Miguel y fue secuestrada en Vicente López en septiembre del ‘76.

- Susana Pertierra, directora de la escuela Nº 54 de Grand Bourg, donde fue secuestrada en junio del ‘76.

- Simona Gómez (38), considerada peligrosa por reclamar la copa de leche para las escuelas de Grand Bourg. Secuestrada de la escuela Nº 54 en septiembre del ‘77 (tenía 7 hijos).

- Juan Gaetán (33), vivía en Grand Bourg, secuestrado en José C. Paz el 16/6/76. 

- José Gaetán (35), vivía en Grand Bourg, secuestrado en José C. Paz el 16/6/76. 

- Jorge Carrizo (35), secuestrado en su domicilio en José C. Paz el 16/6/76.

- Carlos (20) -novio de la hija de Jorge Carrizo-, secuestrado en José C. Paz el 16/6/76. 

Los cuerpos de José Gaetán y Carlos, aparecieron dinamitados en Pilar. De los demás no se tiene noticias a la fecha. Esta lista es incompleta.


Campo de Mayo

Personas vistas en el CCD de Campo de Mayo, al tiempo que se rechazaban los hábeas corpus presentados en su favor ante los Juzgados en lo Criminal de Instrucción de Capital Federal: Doménico Menna, Ana Lancilotto de Menna, Elena Barberis de Testa, Eduardo Merbilhaa Cortelezzi, María Eugenia López Calvo y Carlos Aranda.


El miedo como sistema

Lo que siguió al golpe de Estado de 1976 no fue una sucesión de hechos fortuitos o improvisados, sino una campaña orquestada y armada para introducir el miedo en el cuerpo de la sociedad.

El sistema, que se extendió como una prolija y terrorífica metástasis a todos y cada uno de los puntos del país de igual forma, llegó y se implementó en General Sarmiento como en cualquier otra parte.

Militantes activistas, obreros, profesionales, estudiantes, vecinos, cualquiera era sospechoso y como tal perseguido, amenazado, secuestrado, torturado, desaparecido.

En General Sarmiento funcionaron tres centros clandestinos de detención (CCD), reconocidos por gente que estuvo detenida y luego quedó en libertad. 

Muchos detenidos pasaron por allí, algunos salvaron sus vidas y pudieron reconocer los lugares que, después, casi con la llegada de la democracia, los militares se encargaron de demoler, como el de Campo de Mayo.

La política fue la del miedo, lo que siguió fue su consecuencia.

(Suplemento Especial publicado el 25 de marzo del ´96)



La sombra de Campo de Mayo


De los centros clandestinos de detención, del que más se ocuparon los medios fue de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), por lo aberrante de los hechos ocurridos allí y por la importancia política de que el jefe de la Armada fuera el almirante Emilio Eduardo Massera.

Sin embargo, la guarnición militar de Campo de Mayo tuvo varios lugares de detención ilegal e incluso sectores con tumbas NN, aunque las crónicas periodísticas no elaboraron un análisis minucioso de lo sucedido allí.

No obstante, se trató de un sector militar de suma importancia durante la dictadura, en el que hubo miles de detenidos clandestinos que, tras ser torturados, fueron desaparecidos al igual que los que pasaron por allí como lugar de traslado antes de ser asesinados.


Centros clandestinos

Los Centros Clandestinos de Detención (CCD), estaban identificados como Lugar de Reunión de Detenidos (LRD) y Lugar Transitorio de Detención (LT). El de Campo de Mayo fue acondicionado en marzo del ‘76. 

La resolución de los problemas logísticos le fue encargada por orden del jefe de Inteligencia de Institutos Militares, coronel Ezequiel Verplaetsen, a Oscar Rodríguez, miembro del GT2 (Grupo de Tareas. Lo integraban oficiales, suboficiales y soldados que se encargaban de los operativos de detención ilegal de personas, que luego serían detenidos-desaparecidos).


Casa del Cilindro (LRD)

Estaba en el predio de la Compañía de Municiones 601, ubicado entre la Ruta 197, la calle Ingeniero Huergo y las vías del FFCC Belgrano, a 4 cuadras de la estación de Los Polvorines.

Junto al acceso había un puesto de vigilancia con perros. En la construcción principal, los detenidos permanecían acostados sobre el piso, esposados. En el centro había un eje cilíndrico de donde partían cadenas en forma radial, a las que estaban amarrados los detenidos.


El Campito (LRD)

Funcionó entre el ‘76 y el ‘80, estaba cerca de la Plaza de Tiro y las pistas del aeródromo y el campo de paracaidismo, de donde partían los “vuelos de la muerte”, que en abril de 1995 denunció el sargento retirado Víctor Ibáñez. Desde allí se veía el frente de la Escuela de Artillería y la de Comunicaciones.

Albergó la mayor cantidad de detenidos-desaparecidos -se estima que por allí pasaron cerca de 2.300 secuestrados-. También se lo conoció como “Los Tordos”, eran 3 edificaciones grandes y un galpón que ya no existen.

En dos estaban recluidos los detenidos y otro se usaba como sala de torturas. Hasta mediados del ‘77 los partos de las secuestradas embarazadas se realizaban en el galpón. Luego, por las malas condiciones del lugar, comenzaron a ser trasladadas al Hospital Militar.

La custodia de este CCD estaba a cargo de personal de Gendarmería Nacional y bajo dependencia del Comando de Institutos Militares. La prisión militar también fue utilizada como CCD, de acuerdo a las denuncias de varios detenidos que luego recuperaron su libertad.

Otro sector, que pertenecía a Inteligencia, estaba ubicado sobre Ruta 8 frente a la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral.


Hospital Militar

Entre los lugares donde parían las embarazadas en cautiverio, se encontraba el Hospital Militar. En el Servicio de Epidemiología se alojaban detenidas cuyo ingreso no era registrado.

En la mayoría de los casos se les practicaba cesáreas y luego el destino de la madre y el hijo se bifurcaba sin conocerse el paradero de ninguno.

El jefe de la Unidad de Ginecología y Obstetricia era el mayor médico Julio César Caserotto y los directores del hospital fueron el general médico Agatino Dibenedetto y coroneles médicos Ramón Vicente Posse y Mario Antonio Remis.

Según denuncias formuladas a la CONADEP, en distintas oportunidades llevaron numerosos grupos de personas, con los ojos vendados y atados de pies y manos, a la sala general de Epidemiología del pabellón de hombres.

Esto coincidía con los vuelos que, casi 20 años después, denunciara Ibáñez y en los que esa gente era arrojada al mar.

En el Comando de Institutos Militares se formaban los GT. Algunos de incluían enfermeros para brindar asistencia a los integrantes de dichos grupos.



¿Silencio cómplice?


- ¿Cuál es su opinión a 22 años del golpe de Estado?
- No tengo ninguna opinión, no le estoy dando ningún reportaje.

- ¿Cuál fue su actuación en la lucha contra la subversión?
- No quiero hablar del tema.

Esas declaraciones fueron tomadas al intendente de San Miguel por este medio el viernes último, al finalizar el acto de arrío de la bandera en la plaza Bartolomé Mitre.

Durante el transcurso de la semana pasada, La Hoja gestionó una entrevista con Rico para hablar exclusivamente de su accionar durante los años de plomo en la Argentina, pero el intendente se negó.


Contradicción

No obstante, cuando en 1995 se instaló en el ámbito político nacional la posibilidad de derogar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final (a partir de las denuncias del ex sargento Víctor Ibáñez y coincidiendo con la autocrítica del general Martín Balza), Rico -por ese entonces diputado nacional-, declaró que había combatido contra la subversión, pero negó haber torturado. 

También agregó: “nunca recibí una orden ilegítima, seguramente porque sabían que no la iba a cumplir” (La Nación, 3 de mayo de 1995).

Sin embargo, con su alzamiento carapintada de Semana Santa del ‘87, forzó al establishment político a que aprobara la ley de Obediencia Debida, una suerte de absolución para los militares de menor jerarquía que participaron de la guerra sucia y no aceptaban ser enjuiciados.

(del Suplemento especial publicado en la edición Nº 430 del lunes 23 de marzo del ´98)

 



Las paredes de la memoria


Dos proyectos urbanos harían ‘desaparecer’ las huellas de la represión y el terrorismo de estado en la zona.

Los terrenos donde funcionó el Batallón de Municiones 601 en Los Polvorines y la unidad militar de Campo de Mayo fueron escenarios donde las Fuerzas Armadas montaron centros clandestinos de detención. No hay proyectos que permitan mantener esos lugares como testimonio edilicio del terror vivido en la Argentina, aunque los intendentes Cariglino y Rico tienen proyectos urbanísticos e industriales.


Muros que hablan

Mientras jueces federales sostienen que demoler la ESMA sería borrar pruebas para las causas abiertas contra militares que durante el Proceso usaron al estado como máquina de aniquilar personas, en el viejo General Sarmiento nadie se preocupó por detener los proyectos oficiales que demolerían edificios de innegable valor histórico y testimonial.

El municipio de Malvinas Argentinas compró al Ejército los terrenos donde, según testimonio de secuestrados-desaparecidos y la investigación llevada a cabo por la Conadep, funcionó ‘la casa del Cilindro’. Ubicada a pocas cuadras de la estación de Los Polvorines, con uno de sus sectores lindando con la ruta 197, la avenida Huergo y las vías del ferrocarril Belgrano. Según el testimonio brindado por quienes estuvieron secuestrados allí por el gobierno militar, junto al acceso había un puesto de vigilancia con perros, y en la construcción principal los detenidos permanecían acostados sobre el piso, esposados. En el centro había un eje cilíndrico de donde partían cadenas en forma radial, a las que estaban amarrados. Un testigo que declaró ante la Conadep (Comisión Nacional sobre Desaparición de Persona) encontró la plegaria ‘Dios mío, ayúdame’, que grabó en su celda cuando estuvo detenido en el lugar.


Campo del horror

La información que existe sobre Campo de Mayo determina que el lugar clandestino de detención se encontraba cerca del polígono de tiro, la pista del aeródromo y el campo de paracaidismo. Se accede por un camino que sale en forma perpendicular a la izquierda de la ruta que une por dentro la guarnición. Desde el lugar se visualizan los frentes de las escuelas de Artillería y Comunicaciones. El lugar tenía dos salas de torturas, una bajo control del Grupo de Tareas 2, dependiente del Ejército; al lado había otra habitación que se utilizaba como enfermería para atención de torturados (!?). Además de la oficina del jefe, había otra sala de torturas utilizada por el Grupo de Tareas 1, un comedor, un baño y una cocina para uso del personal.

El tercer centro clandestino sería una edificación utilizada por la Inteligencia del Ejército, ubicada sobre la ruta 8, frente a la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral. El hospital militar de la guarnición y la prisión de Campo de Mayo también fueron usados como centros de detención.

Según promesas de campaña del intendente Rico, realizaría la gestión para que Campo de Mayo pase a ser el eje industrial del distrito. De cumplirse esto, habría lugares históricos que serían destruidos y pruebas que serían borradas.

(Publicado en la edición Nº 410 del miércoles 4 de febrero del ´98)




Noticias clandestinas. La información como arma


Una agencia informó del terrorismo de estado a los medios nacionales e internacionales. Los partes sobre Campo de Mayo.

La Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) fue creada en junio del ‘76 por el escritor, periodista y militante montonero Rodolfo J. Walsh. El objetivo era “proporcionar información fidedigna y con un alto grado de elaboración”, según se señala en uno de sus partes, en un país donde la prohibición de informar libremente, la clausura de diarios, revistas, radios y canales de televisión, además del exilio, en el mejor de los casos, o el secuestro, tortura y muerte de periodistas era algo común. 

Walsh no trabajó solo sino que tenía una amplia red de periodistas e informantes trabajando con él desde la clandestinidad. El nombre ANCLA fue una humorada que creo ‘Esteban’, tal el nombre de guerra del escritor, y que confundió a los integrantes de las fuerzas armadas que llegaron a creer en un primer momento que la información era proporcionada por la inteligencia naval, por el Ejército o por los responsables de la ESMA.


Fragmento

Buenos Aires, 20 de agosto (ANCLA) “...cabe consignar, según otra fuente no militar pero digna de crédito, que en la prisión militar de encausados de Campo de Mayo habría - hasta la redacción de este cable - 38 detenidos pero el Comando General del Ejército tiene registrado el ingreso de 206 personas”.


Los despachos de la agencia eran distribuidos por correo en el país y en el exterior, y sus partes adelantaron en siete años lo que la Comisión Sábato daría a conocer en el Informe Nunca Más, a través de la Conadep.

Las internas de las Fuerzas Armadas en el poder, los procedimientos clandestinos, secuestros, torturas y ejecución de rehenes, la reacción del movimiento obrero, las irregularidades administrativas, la timba financiera, los desmanes de la política económica, fueron algunos de los temas de los partes que llegaban periódicamente a las redacciones del país y del mundo, para informar lo que ocurría en la Argentina que los militares no permitían que se mostrara. La primer descripción del siniestro campo de concentración que fue la ESMA se realizó a través de la agencia en octubre del ‘76 y hoy, 22 años más tarde, esa información es corroborada por los mismo asesinos.


Fragmento

Buenos Aires, 27 de agosto (ANCLA) “...un grupo de obreros de la planta industrial de Terrabusi S.A. de General Pacheco, provincia de Buenos Aires, una empresa de productos alimenticios con establecimientos fabriles en distintos puntos del país, elevó una nota al subjefe del área Tigre de las fuerzas militares que combaten a la guerrilla, y que tienen su asiento en el acantonamiento militar de Campo de Mayo, en las afueras de Buenos Aires. La nota obrera reclama la libertad de Juan Esteban Ferreyra, delegado gremial del personal de esa planta industrial, ‘para que se restituya a su trabajo y el seno de su familia’. ‘Nos creemos en el deber moral de dirigirnos al señor jefe testimoniando sobre la rectitud del comportamiento del compañero de trabajo Ferreyra, no solamente como trabajador sino como representante gremial nuestro’, dice la nota de los trabajadores argentinos”.


Oficiales de alto rango de la Armada y del Ejército manifestaron su preocupación y malestar para con la agencia a la que señalaban como parte de la ‘campaña internacional de desprestigio de la Argentina’, mientras que directores de algunas revistas señalaban que los partes de ANCLA eran más confiables que la información que suministraba el gobierno. La persecución a los periodistas e intelectuales que se creía vinculados con la agencia fue una constante, pero las fuerzas de seguridad nunca pudieron encontrar la oficina encubierta tras la fachada de negocio, donde una docena de personas, encabezadas por el escritor, trabajaban con sus máquinas de escribir, un pequeño pero sustancioso archivo y un sencillo equipo de impresión.


Fragmento

Buenos Aires, 4 de octubre (ANCLA) “Fuentes militares revelaron extraoficialmente la identidad de quince de las personas asesinadas el 20 del pasado mes de agosto en la localidad bonaerense de Pilar. Ese día fueron dinamitados treinta cadáveres y, a pesar de las promesas oficiales, nunca se reveló la identidad de las víctimas. La lista siguiente corresponde a la mitad de los mismos, consignando sus nombres y la edad aproximada: Pablo Jorge Rivera (21), Carlos Alberto Etelbaum (25), Graciela Rodríguez (25), Mariano Quiroga (20), José Antonio Draco (30), Ricardo Petrocelli (30), Magdalena De Santis (23), Rolando Raúl Menéndez (25), Ricardo Alejandro Ameijenda (23), Rosa María Pezzano (25), Jesús Manuel Escobar (33), Jorge Raúl Carvajal (40), María Dolores García Moritan (25), Daniel Alejandro Albero (20), Jorgelina Douzon (25). Las versiones que circularon en su momento consignaban que las víctimas eran recluidos en el establecimiento militar de Campo de Mayo, y obreros secuestrados horas antes”.


Rodolfo Walsh buscó romper el cerco de la desinformación, abandonar el mesianismo del fusil y replegarse a resistir junto al pueblo con el mimeógrafo como arma. Además de la experiencia de ANCLA, el periodista también desarrolló Cadena Informativa, otra agencia de circulación más restringida, pero igual de informada. 


Síntesis de un cable

Buenos Aires, 9 de marzo (ANCLA). Un extenso parte sintetiza la carpeta firmada por la Comisión Argentina de Derechos Humanos y entregada a miembros del Senado de Estados Unidos y asesores de Paulo VI. El testimonio de detención, tortura de cinco personas en Campo de Mayo y la fuga de uno de ellos cuando lo llevaron a mostrar la casa de un activista es uno de los relatos. El fugado se esconde varias horas en los fondos de una casa, perdiéndose luego por las calles de Muñiz hasta llegar, caminando por las vías, a la estación San Miguel y de allí a refugiarse en la clandestinidad de la casa de un amigo.


ANCLA dejó de emitir comunicados en el año ‘78. Walsh había sido asesinado el 25 de marzo del ‘77, el día después que salió de la clandestinidad con su Carta Abierta a la Junta Militar.


Batallón de Municiones 601

Sangre bajo las bancas

En la apertura de sesiones ordinarias de Malvinas Argentinas, ante las 2.000 personas presentes, sólo un concejal hizo alusión a que esa sede militar se utilizó como centro clandestino de detenidos-desaparecidos durante la dictadura.

El festivo ambiente y el acondicionado galpón del ex Batallón de Municiones 601 de Los Polvorines, en el que se realizó el acto de apertura del 4º período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante de Malvinas Argentinas, pareció borrar de la memoria de los funcionarios municipales que el lugar fue un centro clandestino de detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar.

Un relato publicado en el libro de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), destaca cuál era la ubicación de 'la Casa del Cilindro', tal como se conoció al centro clandestino del Batallón 601, y dice que estaba: "...dentro de la Compañía de Comunicaciones 601 (sic), ubicado entre la ruta 197, la calle Ingeniero Huergo y las vías del F.C.G.M.B".

Más adelante detalla que "... junto al acceso (había) un puesto de vigilancia con perros. En la construcción principal, los detenidos permanecían acostados sobre el piso, esposados. En el centro había un eje cilíndrico de donde partían cadenas en forma radial, a las que estaban amarrados los detenidos".

También destaca que un detenido, que luego declaró ante esa Comisión, encontró la plegaria "Dios mío ayúdame", que había grabado en su celda, mientras permaneció desaparecido.


Las voces de la desmemoria

La documentación que certifica que el Batallón de Municiones 601 fue uno de los tantos centros clandestinos de detención del gobierno militar, es más que probatoria.

Sin embargo, varios concejales de Malvinas consultados por La Hoja sobre lo que significaba para ellos iniciar su período de sesiones en un lugar tan emblemático, comentaron:

Walter Arce (PJ): "Yo no esperaba que sea acá, pero el presidente del Concejo Deliberante así lo dispuso porque está facultado y estamos apoyando todo esto, porque en realidad es una gran fiesta para todos los malvinenses. Seguro que quedará en la historia este evento".

Luis Vivona (PJ): "Sin ninguna duda este es el fuego de la democracia, haber logrado objetivos que nos propusimos desde el primer momento. Hoy lograr esto es extraordinario. Se nota en la cara de la gente la felicidad de casi el 80 % de los presentes que no conocían este lugar".

Alberto Moreira: "Eso yo no lo puedo corroborar porque tendría que haberlo visto con mis propios ojos, por eso no me arriesgo a afirmar lo que dice usted. Lo que veo es que aquí hoy está el pueblo y si es como usted dice, entonces es un triunfo de la democracia".

Mari Gervasoni: "Realmente es un hecho histórico, porque de toda la historia que este predio ha tenido, hoy pasa a ser municipal y para uso del vecino con todos los proyectos programados para este lugar".

Los memoriosos

El único concejal que, desde su banca, recordó dónde estaban sesionando fue Reynaldo Ferrau (PJ), quien, ante la misma pregunta que a sus pares, le respondió a La Hoja: "Este es un acontecimiento importante porque cierra una parte de la historia Argentina que, estoy seguro, nunca más va a volver. Sin dejar de mirar hacia adelante, no hay que olvidarse, como concejales y pueblo del distrito hay que impedir que hechos como los vividos aquí vuelvan a ocurrir. Es importante recordar, siempre, lo que significa estar en democracia y las vidas que eso costó".

Más cauto, el precandidato a vicegobernador bonaerense, Felipe Solá, dijo: "Yo les creo si ustedes me dicen que ha ocurrido eso, porque ocurrió en muchos lugares del país y de Campo de Mayo. Me parece todo un símbolo de la madurez de la Argentina y de la democracia, esto nos compromete a todos en avanzar para que la democracia le dé mejores cosas al pueblo, pero en avanzar también en la tolerancia que exige esa democracia".


La memoria

En "la noche de gala", que la concejal Gervasoni aseguró que se trataba esa apertura de sesiones, el gobierno municipal perdió la posibilidad histórica de posicionarse ante las 2.000 personas que fueron al acto.

Hablaron de las obras, de los proyectos, de la "necesaria continuidad" de Cariglino al frente del municipio y de la importancia de que el Batallón se convierta en un lugar de esparcimiento público. Pero ninguno, salvo Ferrau, atinó a recordar dónde estaban, a repudiar su pasado, a apelar a la memoria, a marcar un luctuoso hecho histórico para demostrar, verdaderamente, que abrir ese predio a la comunidad puede ser una nueva pulseada que la democracia le gana al autoritarismo.

(Publicado en la edición Nº 589 del viernes 9 de abril del ´99)